𝐭𝐫𝐞𝐢𝐧𝐭𝐚 𝐲 𝐭𝐫𝐞𝐬

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Una pelea, una elección.

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El plan era claro, llevamos semanas arduas educándonos sobre esto, al pie de cada letra, teníamos claro lo que debíamos hacer sin fallas. Los caballos avanzaban, íbamos a toda marcha con la adrenalina colgando del corazón. Aquellos muros estaban delante, ya habíamos llegado a lo que parecía imposible para estos soldados, y más los veteranos, era como un sueño que veían lejos de hacerse real. Miraba los puntos importantes, mi postura seria siempre central. Pertenecía al grupo de Levi, era usual que estaría alrededor del escuadrón como líder que me habían elegido, pero en la postura que estaba, no iban a correr por mis instrucciones en su ausencia, no a menos que use la fría compostura e intimidante que tanto odiaban ver de mi. Habían dos entradas al muro María, la exterior y la del interior. La primera que Eren debía sellar, era la del exterior, que quedaba al otro extremo de donde estábamos. Era por esa entrada que los titanes seguían avanzando hasta la interior, por eso, esta zona era de titanes pero pese a eso, no veía ninguno y me extrañaba con un mal presentimiento. La capucha ante el viento, se me salió, mostrando mi rostro, lo cual sería una gran ventaja para el enemigo, que estábamos seguro que debían rondar por ahí.

Tape mi cabeza nuevamente con la capucha, pues una de las ideas del comandante era mantenernos bajo perfil, así, podía disminuir en que el enemigo encontrara a Eren, para cuando decidieran buscarlo, las puertas deberían estar selladas con su habilidad de cristalización. Las líneas estaban divididas, los novatos y reclutas a penas habían entrado a la legión, deberán cuidar y guiar a los caballos. Creíamos que sería menos riesgos para ellos o que perdieran la vida, si no se enfrentaban. En cambio nosotros, los que hemos llevado la batuta estos meses junto a los más veteranos, estaríamos adentrándonos a un gran infierno. Me eleve en mi caballo, como todos los de adelante, sabiendo que era el momento. Mantuve el balance, frente a mi estaba el capitán Levi, y como mandató suyo, no tarde en elevarme en el cielo con mi equipo de maniobras tridimensionales. Mi gancho se enganchó en el muro, quebrando un poco la textura de este, pero con eso, me impulsé más en el aire para llegar a tocar el suelo de la muralla. Caí junto a los demás, pero la acción era rápida y precisa, así que observe cómo Eren en el cielo, se impulsaba junto a Mikasa, y los líderes, se dirigían a la puerta exterior, sería la primera.

Los soldados empezaban a desplegarse, éramos más de cien, pero no sabía si bastaría. Me detuve en seco en aquella muralla, observando todo aquel abandonado distrito. Había un gran desierto de almas perdidas. Algo se sintió en mi, un sentimiento de culpabilidad cuando observe a Armin pasar por mi lado. Él no miraba, era como si no tuviera el valor. Las casas, la mayoría estaban hechas añicos. Podía ver muchas rocas en el suelo, muchos bloques e inclusive sangre seca manchada en esas rocas. Era como si no hubiera pasado tanto tiempo, cuando pasaron cinco años que este distrito, quedó fuera de alcance, pero para muchos, era un anhelo volver a recuperar. Me preguntaba cuál eran sus casas, en donde salían a jugar. Todo parecía triste y vacío, pero sus recuerdos debían estar volando perdidamente en sus mentes con cada visualización que vieran de las estructuras quebradas en mil pedazos. Apreté mis nudillos, el remordimiento de las acciones que llevaron a esto me comían. Podía observar e imaginar en mi mente la escena hace cinco años, imaginaba cómo Reiner debió haber roto esta puerta, en cuestión de segundos con un brusco movimiento. Quería imaginar los gritos de las personas cuando observaron a un titán de la altura de este muro, rompiendo su puerta interior.

-Amaya.-Armin me llamo, a lo que no tarde en girar mi vista hacia él, observaba detenidamente algo en el suelo, pero él lanzó rápidamente una bengala negativa, la conocía; habían enemigos.

-¿Qué hay?-le pregunté acercándome a él, para ver el suelo manchado, como si fuera carbón.-Está manchado... -susurré, colocándome de cuclillas para llevar mis dedos al suelo, sabiendo que era carbón.

-¿Un tipo fogata?-me preguntó, a lo que yo asentí, y él no tardó en irse un momento de mi lado, como si hubiera visto algo más.-Debía haber cerca un tipo de campamento.-musito él, a lo que observe en el cielo, una bengala verde, Eren había iniciado con la cristalización de la puerta exterior, debió haber tenido éxito.

-Deben estar cerca, es por eso que no hay titanes, los está controlando ese maldito.-susurre para mi misma, observando cómo Armin llegaba a mi lado, tirándome tres latas a mi lado, a lo que Erwin estaba cerca, observándonos.-Armin cree haber encontrado un campamento.-le conté a él.

-¿Te hace extraño que no hayan titanes alrededor?-me preguntó él, a lo que yo asentí, observando a un soldado a su lado mirar.-Si, parece extraño.-comentó, a lo que vimos a Armin volver al muro con sus equipos.

-Hay rastros de un campamento, la tetera estaba fría y las antorchas tiradas en el suelo. Encontré una especie de té negro muy extraño, las tazas también tenían esa bebida.-nos comentaba, a lo que me levante del suelo, viendo como él también.-Habían al menos, ¡tres personas!-expreso, seguro.

-¿Entonces la tetera metálica estaba fría?-preguntó el comandante, por lo cual Armin asentía.-Eso es extraño.-decían ambos.

-¿Por qué la tetera?-preguntó el soldado atrás suyo, curioso por las expresiones del comandante.

-Llegamos lo más rápido posible con los caballos, y usamos el equipo de maniobras.-le explicaba Erwin.-Si estaban aquí arriba cuando entramos, pudieron vernos con toda la claridad. De eso no han pasado ni dos minutos, es imposible que una tetera llegue a enfriarse en ese tiempo. Significa que ellos lograron vernos unos cinco o diez minutos antes. Por lo tanto, tuvieron el tiempo suficiente para prepararse.-terminaba de detallar, mientras que Armin analizaba.

-Deben tener otro soldado además de los tres que estaban en la muralla.-indicó, y yo no tarde en abrumarme, abriendo un poco la poca ante una expresión de sorpresa e inquietud.-O quizás todo un escuadrón escondido en los alrededores, comandante.-avisaba Armin.

-Entonces nuestra prioridad es localizarlos a todos.-le respondió el comandante, mirándolo detenidamente.-Arlert, tu gran inteligencia ya nos ha salvado a todos en más de una ocasión. Úsala ahora, te necesitamos una vez más.-le pedía al joven delante de él, quien lo miraba asombrado.-Utiliza a todos los soldados que quieras, ¡quiero que averigües si los enemigos se ocultan en la puerta interior.-le pedía en una orden con libertades, Armin aún estaba asombrado -¡Soldados, obedezcan las instrucciones del soldado Arlert, encuentren a los enemigos!-les indicaba Erwin a los soldados más cercanos, quienes se acercaban.

-¡Entendido señor!-dijeron todos a la vez, acercándose para abrumar a Armin con preguntas.

-Otra vez una apuesta arriesgada.-comentó el soldado que permanecía aún lado de Erwin.

-No, lo he visto actuar en acción.-le intervenía Erwin ante ese comentario, a lo que yo no tarde en querer avanzar para revisar, pero la mano de Erwin apretó mi hombro.-Tú no vas.-indicó, a lo que me detuve en seco, y bufé.-Esa expresión que hiciste tiene una respuesta a nuestras dudas. ¿Quién crees que sea el nuevo enemigo que se ha añadido?-me preguntó, y su imagen se esclareció en mi mente.

-Es mi hermana.-musité, recordándola.-De seguro está aquí para buscarme. Su titán es muy eficaz, no dudó que haya sido ella quien delató que veníamos en camino.-le explicaba. -Su titán se mantiene en cuatro patas, es utilizado para recipientes, deben estar alerta.-detallaba, a lo que vimos en el aire una bengala, era de Armin.-Es ágil, puede hacernos perder ventaja en muchas cosas.-continué diciéndole.

-¿Ya los ha localizado señor Arlert?-pregunto una de los soldados delante de Armin, a lo que me quede observando cómo él estaba abrumado, me acerqué.

-¡Aún no, debemos revisar la muralla una vez más!-pidió Armin, a lo que pareció confundir.

-¡Pero ya la hemos revisado!-indicaron varios soldados, en desacuerdo.

-¡Busquen por dentro!-pidió, y yo quede sorprendida por su masiva inteligencia.-Debe haber una grieta donde alguien pueda esconderse durante un largo tiempo.-explicaba, no se nos hubiera ocurrido eso ni en mil años.

-¿Como está tan seguro de eso?-le preguntó un soldado agitado, a lo que vi como tomó de sorpresa a Armin por su capucha -¡No podemos perder tiempo en corazonada!-le grito, por lo cual gruñí.

-¡Amaya!-Erwin me llamo cuando mis manos atraparon de espalda a ese soldado, distanciándolo de Armin con brusquedad.

-No lo toques.-le pedí, viendo como este me miraba de manera fulminante.

-¡Piénselo, el enemigo siempre utiliza esos poderes de titán con tácticas que no entendemos! Si no seguimos nuestro instinto, y nos guiamos por la lógica jamás vamos a poder tener la ventaja sobre ellos.-les grito, explicándole, pero Erwin había lanzado la bengala rojiza, abandonábamos la misión.

-A veces hay que ser firmes, otras flexibles. Aférrense al juramento que hicieron, obedezca la cadena de mando. Vinimos hasta aquí para alcanzar la victoria.-nos decía, mirándonos a todos.

-¡Divídanse en dos equipos, y revisen la muralla otra vez! ¡En especial sobre la puerta interior!-pidió a todos los soldados inmóviles a su alrededor.

-¡Ha sido una orden!-exclame yo, para prepararme, iba ayudar, podía detener esto.

Saque mis cuchillas de mi estuche, con nuevas hojas, afiladas para cualquier ataque sorpresa, pero no sabía si reaccionaría a uno. Me lance al vacío, delante de la puerta interior. Sosteniéndome con mi equipo de maniobras tridimensionales, viendo como los demás soldados se lanzaban, divididos en dos grupos. Armin yacía a unos centímetros de mi, sus azulosos puros ojos me miraron, me asintió. Era de una mirada llena de gratitud, a lo que asentí. Le debía más que eso, y él lo sabía más que nadie. Veía detenidamente el sedoso cemento delante de mi, no podía negar que mi corazón latía más rápido que antes. No sabía si era adrenalina, o temor de lo que encontraría. Empecé a tocar con suavidad el muro, esperando encontrar un sonido hueco que me alertara de donde podían estar. Temía con quien me encontraría, pero era más valiente estar aquí y enfrentar a lo que no quería adentrarme, nunca más. Quería acabar esta pelea, sea viva o no, quería que se terminara. Muchos soldados nos miraban, la mayoría había llegado de las divisiones que tenían como tarea. Los suspiros sobresalían de mi boca, era como si el aire me faltara. Nadie encontraba nada, no había un hueco, pero era cosas del destino que yo estuviera sintiendo que este espacio estaba hueco, hasta que lo toque, una vez más.

Como pude, enganchada y sosteniendo mis espadas, atrapé el arma de bengalas para lanzar la pólvora que avisaría sobre el hallazgo de lo que posiblemente sería un escondite. Todos me miraron y se alertaron de mi posición, pero había sido ingenua en pensar que nada podría pasar. Me sobresalte cuando dirigí mi mirada al hueco, y como se deslizaba un tipo de fracción como entrada, para verlo. Sus ojos color café claro me miraron, mil suspiros se me fueron cuando vi esa expresión en su rostro, la furia prevaleció más que su comprensión, pero para mi, ya no quedaban sentimientos y mucho menos un perdón. Me quede entre abierta cuando su afilada hoja se enterró en mi abdomen, se enterró por completo. Me quede sosteniéndola, los gritos de Armin llamando mi nombre para alertar lo que sucedía alarmaron a los demás. Impedía el movimiento de Reiner hasta que le ví lanzarse a quien vendría por él, así que puse mis piernas en el muro y me empujé, jadeando. La hoja sobresalió de mi abdomen, derramando un charco de sangre que cayó al suelo, mientras que aquel viento fugaz convertido en un rayo, se aferró a Reiner en un ataque. El capitán Levi le sostenía, y yo estaba sostenida del muro, sintiendo el aire faltarme.

Veía borroso, pero fuertemente sentí como me sujetaron. Me aferré al cuerpo, cuando sentí como me recostaron en el suelo, mientras que retomaba aire de manera entrecortada. Intente de inclinarme, para quedar sentada. Los azulados ojos de Erwin me miraban, pero sabía que había sido Eren quien se atrevió a desafiar las órdenes de que no se expusiera para traerme aquí. Mis ojos no pudieron verlo, pero reconocía el calor de su cuerpo cuando se unía con el mío. Mikasa estaba doblada, mirándome detenidamente, pero mi expresión era una serena, el vapor empezaría a sobresalir, sanaría, pero con lentitud por no querer gastar energías. El capitán Levi había subido el muro, sólo podía escuchar tantas voces, estábamos inconsciente de lo que pasaría hasta que los rayos cayeron del cielo, y no solo para mostrar la forma del titán acorazado, si no del titán bestia y más de cienes de titanes alrededor. Quedamos boquiabiertos, pero quede agrietada cuando me quede arrodillada, observando más allá de los titanes, aquel titán cuadrúpedo aún lado del titán bestia. Sentí algo en mi corazón, una leve sonora cardíaca. Empecé abrumarme, era innegable que Pieck Finger estuviera en esta pelea, todo, absolutamente todo cambiaba para mi, para nosotros.

-¿Qué? ¿Ya te dignaste en decir algo?-le pregunto Levi al comandante ante el desespero de ver la situación, y en cómo Reiner subiría a la muralla en cuestión de minutos.-Mejor hubiera desayunado en lo que esperaba.-comentó, sarcástico.

-¡Atención! ¡Los escuadrones de Dick y Marlene deberán proteger a los caballos junto al escuadrón de Claus!-ordenaba el comandante Erwin, mirando a los escuadrones. -¡Escuadrón de Hange y Levi, se unirán! ¡Ustedes pelearán contra el acorazado!-indico, refiriéndose a mi escuadrón, pero este me miró arrodillada desde el suelo. -Pero esta vez, ¡tú serás nuestro escudo!-aviso, a lo que abrí los ojos grandemente, sabía a lo que se refería.-¡Tienes permiso de defendernos con tu poder titánico!-accedió, logrando que la mayoría quedaran aturdidos ante su expresión, inclusive yo.-Si consideran necesario un ataque mayor, ¡usen los lanza relámpagos! ¡Cumplan con su misión, cueste lo que cueste!-nos pedía, en un leve grito de inspiración.-¡En este mundo, toda la humanidad dependerá del resultado de esta batalla! Se los pido una vez más, ¡consagren sus corazones!-grito fuertemente, logrando que los escuadrones se esparcieran, para cumplir sus órdenes.-Levi, Armin, Amaya, esperen.-nos pidió, pero yo lo miré fulminante, pues ni me había movido junto a los demás.-A diferencia de tu escuadrón, tu debes quedarte aquí Levi.-pidió, haciendo que Levi alzara una ceja.

-¿Quieres que proteja a los caballos en vez de a Eren?-le preguntó al comandante, sin entender su próxima postura.

-Así es.-afirmó Erwin.-Si tienes la oportunidad, quiero que lo mates a él, el titán bestia. Se que solo tú puedes hacerte cargo.-expresó, dándole la orden, pero yo, no estaba segura si Levi podría combatirlo; era un tipo sabio, uno muy sabio.

-Bien comandante, ya que no pude acabar con el estúpido titán acorazado. Traeré la cabeza de esa bestia.-accedió Levi Ackerman.-Amaya, hagamos apuestas.-sonreí ante eso, viendo como él se lanzó al vacío.

-Armin. Tengo un plan, necesito que Hange sepa.-le decía a mi compañero, aún lado de mi.-Usaremos a Eren como carnada para atrapar al titán acorazado, si distraeremos a Reiner, no irá por los caballos, tendríamos una alternativa de escapar en caso de que fallemos.-explicaba detalladamente.-Amaya convertida en titán no permitirá que se lleven a Eren, son dentro de la muralla dos contra dos hasta que sepamos donde está Berthold.-asentía ante eso.-Eren se convertirá primero, te quedarás aquí a mi lado agachada, cuando Reiner lo pensará, pero morderá el anzuelo y cuando lo haga, él bajará de aquí, así que lo atacarás de espalda.-asentí.-Ve.-le pidió a Armin, quien no tardó en acceder.

-Parece estar muy tranquilo.-opine, viendo como Erwin se ponía a mi lado, como si quisiera cubrirme.

-No lo estoy.-expresó.-Muchos no saldremos de aquí vivos, y tengo un mal presentimiento.-musitaba cabizbajo para poder mirarme, a lo que yo me quede mirándolo detenidamente.-¿Tú que opinas?-me preguntó.

-Que de seguro asistirás a mi boda como padrino.-dije en una sonrisa corta, a lo que él me miró curioso.

-Solo si se trata de Eren.-expresó, a lo que deje de mirarle, pasmando mi sonrisa por completo a una entristecida, pese a que Eren me haya ayudado anteriormente, no cambiaba nuestro estado.-Amaya, en caso de cualquier pérdida, tú y Armin quedarán a cargo, tratarás de que Eren no tenga que exponerse tanto con su poder de titán, supongo que ambos, juntos; podrán pelear con el acorazado.-opinaba, mientras que la muralla empezaba a tambalearse, y fragmentarse.-¿Queda claro?-me preguntó, a lo que asentí, viendo como Reiner subía completamente al muro.

-No iba a matarme, quería que Eren perdiera la cabeza para que atacara.-musité, observando cómo aquel titán nos miraba, pero de seguro no me reconocería, estaba arrodillada y Erwin cubría mi cuerpo.

-Casi lo logra.-comentó Erwin en cuánto vimos los rayos caer del cielo, Eren se había convertido, el plan iría en marcha.-Mikasa le quitó las hojas antes de que bajara por ti, por eso se tardo tanto.-expresó, pero poco a poco fui levantándome.-Es hora de que decidas dónde quedará tu lealtad, donde quedará tu corazón.-me decía cuando vio cómo Eren emprendía una corrida, y el titán acorazado, empezaba a moverse.-No importa lo que elijas, mi agradecimiento por ser parte de esta legión, y consagrar tu corazón, estará inclusive aunque muera aquí hoy.-saque mi capa, mostrando mi identidad en cuanto Reiner se lanzó al vacío para ir por Eren.

-Gracias, comandante Erwin.-agradecí, distanciándome de él para llegar al borde del muro.

Mi cabello estaba bien amarrado, pero mi capa se iría volando, así que por respeto a ella, la quite para doblarla y entregársela al comandante Erwin. Le mire, llevando mi mano derecha a mi corazón, viendo como él asentía. Me distancié con cuidado, y le sonreí. Me giré, tomando impulso para correr y lanzarme. El viento me atrapó, sabía lo que vendría, y estaba llena de adrenalina por lo que sucedería próximamente. Moví el dedo del anillo, para sacar la pequeña aguja, la cual rasgó parte de mi dedo. Sacándome sangre, y quitándome piel. El cielo se nubló por completo, y sentí como los rayos trascendió entre mi cuerpo, elevando mi transformación. Sentía como todo cambiaba en cuestión de segundos, como mi cuerpo se cubría en capas por capas, repleta de músculos y pieles. Caí al suelo, removiéndolo, e inclusive rompiéndolo. Levantando mi vista, observando desde el interior de mi titán, a Reiner detenido en seco, dándome la espalda, mientras que Eren estaba parado más adelante. Ellos parecían haber iniciado una pelea, la cual detuvieron ante mi transformación. Debían estar impresionados ante la aparición de mi titán, por primera vez estas tierras presenciarían mi poder. Mis brazos se cristalizaron, automáticamente mi nuca también.

Todo estaba tenso, todos estábamos detenidos. No había un movimiento hasta que Reiner gruñó levemente, en un tono audible. Raspo el suelo, empezando a correr hacia mi, esto empezaría aquí, la batalla que tanto querían, era ahora. Gruñí fuertemente, pero era porque desde mi interior llamaba a Reiner a que continuara hacia mi. Empecé a correr, el suelo debía temblar para los que permanecían en el, pero no me detuve en lo absoluto, él alzó su mano, sus nudillos acorazados iban a golpearme, pero no pudo. Me deslicé entre medio de sus piernas, girándome con velocidad, mi titán era pesado, pero ágil como mi cuerpo humano. Me trepé en su espalda, de mis codos salían cristales, intentaba de perforar la coraza con ellos. Reiner se movía bruscamente, lanzándome en el tejado de un hogar. Para trascender en atacar a Eren, quien se dirigió hacia él con varios golpes. No tenía mucha movilidad, hace mucho que no me convertía, pero debía ayudar esta vez, debía ser útil. La fundadora Ymir me había creado desde el hielo, era fría, pero tenebrosa con los cristales que lanzaba, podía romper su coraza, cómo proteger la mía. Confiaban en mi, por eso estaban aquí conmigo.

Me levante con brusquedad del tejado para ver cómo Reiner se colocaba en medio, viéndome a mi y a Eren, no sabía a cuál atacar primero, pero espero a que ambos corriéramos, queríamos derruirlo, pero no matarlo. Acercándome, abrace a Reiner de espalda con fuerza, para así lanzarme al suelo de espalda y que él cayera. Solté uno de brazos, llevándolo atrás de su nuca, debía romperlo con mis cristales, debía hacerlo, pero utilizaba mucha fuerza y gastaría mi energía. Con facilidad, Eren se abalanzó sobre él, aunque me aplastaran, debía aguantar. Los nudillos de Eren se cristalizaron, golpeó con tanta brutalidad a Reiner, que fragmentó parte de su coraza en el rostro. Aún así, obtuvo la fuerza para elevarse con fuerza, y empujar a Eren. Intente de apretarle, pero golpeó varias veces mi cuerpo con su espalda acorazada, logrando levantarse. Maldije, apretó mi tobillo fuertemente, y sentí que me elevó. Tenía más fuerza, iba a lanzarme contra Eren, y así lo hizo. Mi cuerpo empujó brusco el de Eren, y ambos caíamos encima de un tejado, rompiéndolo en mil fragmentos. Me levante, observando a Reiner arrodillado desde el suelo, y yo, no podía sostener mi aire, estaba falta de aire.

-Mierda... -fue lo que dije ante suspirar por la falta de aire, sobresaliendo por la nuca de mi titán, para observar a Eren en su forma de titán estar parado aún lado de mi, mirándome.-No me había convertido hace tiempo, casi no se como moverme.-exprese, viendo como vapor salía de su nariz, bufaba.

-¡Amaya! ¡Eso fue increíble!-alce mi mirada en el aire, observando a Hange con el escuadrón de Levi, ella me miraba con ese brillo en sus ojos.-¡Te veías genial!-expreso, pasando por mi lado, se dirigían a Reiner con esas armas.-¡Ahora, ataquen!-grito ella, ordenando, por lo cual, miré a Reiner y cerré mis ojos.

-Amaya, ¿qué haces aquí?-su voz, su inocente e infantil sonó en mis oídos, abrí mis ojos, y observe a Reiner sentarse a mi lado en el césped de aquella colina.-Nadie tampoco quiere jugar conmigo... -comentó entristecido.

-Yo no quiero jugar. Me gusta siempre mirar.-comenté.-Así aprendo más. O quizás acepto cosas que no se aceptar, siempre es bueno ser un espectador.-le decía, pasándole mi pequeño plato con frutas frescas, las cuales él aceptó.

-Gracias.-agradeció.-Me encanta como tú mamá decora tu plato de frutas, quisiera que la mía también lo hiciera.-me sonrió expresándose, saboreando las frutas en su boca.

-Ella siempre hace demás para que comparta con ustedes.-le comente, viendo como él continuaba cogiendo frutas.-Ella los quiere mucho, dice que siempre deseo poder tener un varón, pero ya no pudo.-contaba.

-Yo también la quiero mucho. Quisiera que fuera mi mamá.-musito en un tono bajo que creyó que no escucharía, pero baje la cabeza, sabía cómo era la familia de Reiner, vacía.-¿Quieres que juguemos más tarde?-me preguntó.

-Si.-le respondí serena, viendo como él observaba afligido aquellos quienes jugaban, a lo que veíamos a Berthold subir por la colina.-A mi me gusta jugar contigo Reiner.-le anime.-Siempre que soy de tu equipo haces que todos seamos campeones, sabes jugar sin trampas.-le halagaba, pero aún así se veía triste.

-Yo quiero frutas. ¿Puedo coger?-me preguntó Berthold sentándose en el otro extremo, haciéndome quedar en medio, yo asentí.-Reiner a mi también me gusta jugar contigo, no le hagas caso, se creen que como son grandes pueden hacernos sentir inútil.-opinaba él, comiendo frutas.-Además, no lo necesitamos, somos buenos amigos. Nosotros tres, siempre podremos juntos.-musito Berthold, a lo que ellos se acercaron a mi, y nos abrazamos a través de los hombros.

-Ustedes son los únicos que creen en mi.-expreso Reiner, sus ojos estaban húmedos, parecía querer llorar.-Son mis únicos amigos.-expreso cabizbajo, sonriendo.

-Si, ustedes también lo son.-le indicó Berthold, mirándole aún con su poca llena de frutas, se veía gracioso, pero a la vez asqueroso.

-¿Qué nos esperará en la vida?-se preguntaba Reiner, mirando el atardecer.-¿A donde iremos?-continuaba preguntándose.

-No importa a donde, lo que importa es, si estamos juntos.-Berthold se aferró más a nosotros, a lo que sonreímos levantándonos para correr abajo de la colina, juntos.

Mis ojos se humedecían, viendo como el titán de Reiner quedó destrozado por los lanza relámpagos que Hange había ingeniado con la última tecnología que tenían en la isla. La tecnología que compone a las lanzas relámpago está basada en el armamento usado por la Policía Militar Central. El mecanismo fue modificado y adaptado para la lucha contra el Titán Acorazado. No obstante, continúa funcionando de manera similar a los arpones y armas del Equipo de Maniobras Tridimensionales Anti-persona, aunque reemplazando este armamento por largas lanzas explosivas. Específicamente querían utilizarlas con él, y yo veía agriamente la fría imagen en donde Reiner ya no se levantaba, ya no peleaba. Festejaban, pero no era la única que estaba aturdida ante prescindir que él moría. Mi corazón empezó a palpitar con velocidad, como si algo se estuviera vaciando en mi interior. Quizás por eso recordaba esas memorias, porque había olvidado algo, Reiner siempre estuvo ahí en la colina conmigo. Me quede cabizbaja, suspirando gruesamente. La pelea no había acabado, no aún cuando pude ver en el cielo aquel barril. Esto no acaba aquí, a penas empezaba. ¿No es así, Berthold?

-Amaya, ¡levántate!-me pedía Armin, sabía que de seguro se avecinaría una explosión, estaba consiente y clara sobre eso, pero no podía moverme sin hacer una acción que decida todo.

-¡Hay que acabar esto!-me expreso Hange, viéndome como sobresalía en la nuca de mi titán, con mis labios temblorosos, ¿me daba un ataque de pánico en este momento?

-Aún no acaba. Porque aún no he elegido... -musité para mi misma, creyendo que en cualquier momento, aquel barril explotaría ilustrando al titán de la destrucción.-No he elegido si ellos, o ustedes... -exprese llevando mi mano a mi cabeza, cerrando los ojos con brusquedad, deseando que todo esto, terminara.

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Próximo capítulo: Abandona un sueño.
La decisión final, se decidirá. Amaya debe elegir a último momento algo que cambiará la historia.

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