𝐯𝐞𝐢𝐧𝐭𝐢𝐮𝐧𝐨

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A donde ir.

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Mis pies eran mojados por el mar, sintiendo su tibia agua, continué metiéndome más profundo, hasta mojar mis tobillos. La brisa movía mi cabello, y podía ver el atardecer. Este sueño era hermoso, y no deseaba despertarme de él, quería permanecer ahí un largo tiempo, hasta que pudiera volver a la realidad, sin aquel dolor y vacío que sentía. Veía la borrosa imagen de mi madre atrás de mi, abrazándome con una gran sonrisa. Ella me hablaba, me educaba a su manera, una llena de amor. Apretaba sus brazos contra los míos, pero todo se volvió oscuro, y ya no podía sentirla. Cuando mire mis manos, estaban manchadas de sangre, y perpleja recordé aquel momento. Nuevamente estaba en esa noche, en cómo me levante con cuidado del suelo, y caminé lentamente hacia ella, viéndola sin vida. Había mucha sangre en el suelo, su bata blanca estaba manchada, y sus ojos estaban cerrados. Con miedo, y con mis ojos llorosos me baje, para recostarme aún lado de ella, con el anhelo de volver a sentir su pecho subir y bajar, o que sus manos acariciaran mi cabello, pero nunca fue así. Las lágrimas bajaban por mis mejillas, apretaba su bata con fuerza, y manchaba la mía.

Abrí mis párpados con pesadez, sentía aún así la humedad, y como mis lágrimas caían desprendidas por mi rostro. Vi aquel techo, y una iluminación anaranjada adornando por las paredes. Parpadeaba para que mis lágrimas continuaran cayendo, aquella pesadilla parecía seguirme durante todos estos años, en el duelo de no poder superar la muerta de la mujer que me trajo a este vida. Con cuidado me intente incorporar, pero no pude, cuando mire aún lado quede asombrada ante ver en una silla sentado a Armin. Se veía incómodo, pero estaba totalmente dormido. Aún lado de aquella mesa de noche, podía ver el adorno de unas hermosas flores colocadas allí en un jarrón. Sonreí de lado, pero con dificultad cuando me intente acomodar con el espaldar de aquella cama. Aún lloraba, así que me mantuve cabizbaja, viendo varios vendajes en mi mano, llevando a mi rostro, sintiendo muchos más. De seguro me había hecho varios golpes, pero no recordaba mucho de lo que había pasado, aún estaba desorientada. Eleve mi mirada, viendo como aquella puerta se abría con lentitud, pero aún así provocó un leve ruido, y me quede observando a Mikasa adentrarse, mirándome detenidamente mientras que Armin, se levantaba.

-Amaya.-me llamo soñoliento, acercándose a mi preocupado, mientras que Mikasa se sentaba en el borde de la cama, tocando mis piernas las cuales estaban tapadas por la sabana.-¿Como estás?-me preguntó rápidamente, mientras que yo procesaba.

-No recuerdo muy bien lo qué pasó.-les decía, cabizbaja, y con mi voz bastante ronca.-Solo a Erwin cargarme hasta el caballo... ¿él murió?-pregunté inquieta ante recordar la cantidad de sangre que brotaba en mi uniforme por cargarle, la extremidad en su lado derecho se veía ausente en mis recuerdos.

-No, gracias a Dios no.-exclamó Armin, suspirando aliviado, mientras que yo me enfocaba en recordar.-Perdió su brazo, pero logró resistir hasta cumplir el objetivo. Eren sufrió algunos golpes, y emocionalmente está devastado, pero está estable y descansando.-me contaba Armin, y yo le miraba confusa, pero no recordaba haberle visto salir de la batalla.

-Hannes murió.-musitó Mikasa cabizbaja, y un gran silencio se formó en la habitación, uno amargo y sumamente triste, donde yo aún estando aturdida sentí la tristeza de la noticia.-Luego de eso, Eren logró controlar a los titanes en su forma humana, fue por lo único que pudimos escapar.-seguía contándome, pero yo aún procesaba lo de Hannes.

-Lamentó lo de Hannes... -susurre entristecida por la noticia, pero tanto Armin cómo Mikasa, eran fuertes.-Se que era importante para ustedes.-continuaba diciéndoles, recordando como él hablaba sobre los muros, sentado a nuestro lado, esperanzado de que aquellos días de paz volvieran.

-De seguro debe estar más en paz.-comentó Armin, mirándome, mientras me sonreía de lado.-Tú sí que diste una buena pelea.-me decía él.-Un titán casi te aplasta, pero Jean logró ayudarte, duraste hasta el final.-Armin acariciaba mi cabello, mientras que me sonreía, como si estuviese grato de que estaba ahí, pero una enorme avalancha de imágenes llegó hasta mi.

-¿Lograron escapar?-pregunte inquieta, recordando a Reiner y Berthold, incluso a Ymir.-¿Verdad?-pregunte, y frustrada me estremecí cuando vi cómo Mikasa asintió.

-Creen que su objetivo es llegar al muro María y sobrepasarlo, para escapar.-hablaba Mikasa.-Su misión, era llevarse a Eren, pero aún no entendemos porque.-decía ella.

-Ahora tenemos a la policía militar encima, por las grandes bajas que hubieron en esta expedición de recuperar a Eren. Hay rumores de que quieren quitarle el cargo a Erwin, y también, tumbar por completa el cuerpo de exploración.-comentaba, mientras que la puerta atrás se abría con suavidad.

-No son rumores.-la voz gruesa de aquel capitán, quien llevaba ausente en los últimos días, nos hizo girar nuestro enfoque en él.-Es lo que pasará.-afirmó Levi, caminando hacia nosotros.

-Capitán.-le llamó Armin, mientras que Levi con lentitud se sentó en otra silla, un poco aislada.

-Erwin ha decidido recrear el escuadrón especial, el cual era dirigido por mi. Debemos prepararnos para cualquier tipo de baja que la policía militar quiera hacer, puedo apostar que una pelea civil se verá envuelta, todo lo que se aproximará es un desastre; querrán acabar con Eren también.-nos contaba, con una serena voz.

-¿Qué haremos para detener esto?-preguntó Armin, inquieto.-Y espera, ¿quienes formarán parte del nuevo escuadrón especial?-le preguntaba de manera ansiosa, mientras que Levi lo miraba seriamente.

-Lo único que haremos es confiar en Erwin, y en sus movimientos.-respondió el capitán Levi, mirando a Armin.-Confío en él, y en su elección porque ustedes tres, junto a Eren, Jean, Connie, Sasha y Historia, sean parte del nuevo equipo.-Armin, Mikasa y yo nos miramos asombrados ante esto.-Que no se les suba a la cabeza.-nos dijo él, cruzándose de brazos.

-Muy tarde.-exclamé sonriendo, mientras que él acercaba la silla más a nosotros.

-Armin, Mikasa, denme un momento con Amaya. Hay ciertas cosas que quisiera preguntarle, sobre el escuadrón especial y la manera en la que los dirigirá.-dijo Levi, abrí los ojos como plato ante eso, viendo como Armin y Mikasa me miraban orgullosos.

-Claro, estaremos rondando por los pasillos.-aviso Armin, caminando con Mikasa junto a la puerta, saliendo y cerrándola, creando un gran hueco de silencio entre Levi y yo.

-¿Era un tape no?-pregunte desilusionada, pero me dejo asombrada cuando denegó.

-Erwin ha decidido que serás una de mis subordinadas principales, serás la líder de ellos cuando no está presente, deberán confiar en ti, y seguirte ciegamente.-me contaba.-Antes de que preguntes, he aceptado que sea así.-añadió.

-Pero...

-No te precipites.-me pidió.-Confiamos en ti, porque sabemos qué hay algo más grande que esto que está sucediendo. Esperaremos que pase la rebelión que la policía militar cometerá en contra de nosotros, porque luego, nuestro objetivo será recuperar el muro María.-me contaba, mientras que le miraba detenidamente.-Cuando eso pase, podremos saber que escondía Grisha Jeager en el sótano, y finalizaremos contigo. Haremos una reunión, y deberás contar cada detalle que sepas, y qué hacían ustedes aquí.-cabizbaja me quede en silencio, sin saber que responder ante eso.-Se que es difícil, pero no permitiremos que hayan represalias, y estamos queriendo evitar una guerra que desconocemos que había, necesitamos tu ayuda, como tú necesitas la de nosotros.-

-Traicionaré a mi nación, por salvar a otro.-musitaba cabizbaja.-No sé si eso sea digno, o sea deshonrá, lo único que quiero es paz, y libertad.-le dije, mirándole detenidamente a los ojos.

-Erwin dijo algo una vez, algo que me dejo inquieto y no supe entenderlo hasta mucho después.-él decía, como si quisiese recordar.-Dijo, "aquellos incapaces de sacrificar algo, nunca podrán cambiar nada".-Levi se levantó con cuidado de la silla, mientras me miraba.-No importa el dolor que traiga, sin eso, nunca seremos capaces de avanzar.-musitó, abriendo la puerta.-Nos vemos.-se despidió, cerrando la puerta con suavidad.

Un silencio invadió la habitación, el atardecer caía por aquella ventaja. Me senté en el borde, cabizbaja, respirando y levantándome con cuidado para estirarme, pero mis huesos dolían. Tome de aquel vaso de agua tibio que estaba en la mesa de noche, y veía a través de la ventana varios soldados caminar juntos. Ellos sabían a donde ir, sabían donde se dirigían, y yo aún desconocía a donde debía ir. Aunque mi corazón estuviera aquí, y mi respiro en Marley, no podía esclarecer dónde pertenecía mi alma. Sentados en aquella plazoleta, veía a Armin y Mikasa juntos. Sonreían, y hablaban plácidamente. Sus corazones eran puros, eran honestos, y me dolía saber que al final, una parte de ellos siempre se defraudarían por saber quien era yo realmente; quien era Amaya Finger. Me senté en el borde de la cama nuevamente, devastada. Todo se decaía en mis hombros, todo pesaba, desde la muerte de Marco, como la traición que le di a Annie, y él abandonar a Reiner y Berthold. No quería imaginar como pensaban, mi conciencia no me dejaba dormir desde el primer día que llegue aquí. Restregué mi rostro, sintiéndome con ese extraño sentimiento de confusión, tristeza e impotencia.

La noche caía, y aún no podía cerrar mis ojos en paz nuevamente. Podía ser capaz de escuchar los gritos de Marco, de recordar cómo moría con dolor, uno que se inyectó en mi corazón como una raíz que era imposible arrancar. Su mirada, sus pecas y esa sonrisa, no podía olvidarlo. Jamás sentí algo más allá, pero esa manera en la que él era, me hacía quererle. Recuerdo la última vez que lo vi, que estaba tan vivo, quería sobrevivir ese día, él quería ser recordado como uno de los nuevos cadetes que logró sobrevivir, pero le habíamos quitado todas las posibilidades. Quizás había recordado que Jean me salvó para no sentirme tan mal en recordar que, él no pudo salvar a Marco, como yo no pude ayudarlo, pues no quería imaginar su rostro al saber la verdad de ese frío día. Lleve mis manos a mi oído, negando y recordando sus gritos, como sus huesos sonaban al romperse en la boca de aquel titán. Negué y negué, hasta que me sobresalté de la cama cuando la puerta se abrió con lentitud, y abrí mis ojos cuando le vi. Su cabello estaba revuelto, tenía ojeras, y tenía varios vendajes en su rostro, pero esos verdosos azulados ojos me miraron de manera detenida, y pareció como si el aire le volviera.

-Eren... -lo llame en un suspiro, pero no podía negar que todas mis energías volvieron.-¿Qué haces? Debes descansar.-le reprendí en un tono suave.

-Si no venía a verte, me iba volver loco... -musitó vagamente, cerrando la puerta a sus espaldas, mientras que caminaba lentamente hacia mi.-Y créeme, no quiero volverme más loco de lo que estoy.-sonrío de lado, sentándose en el borde de la cama, acercándose a mi.

-No sé cuál de los dos está más jodido.-dije sonriendo, acercándome a él, para darle un cálido abrazo.-Pero estoy segura que no soy la única que se siente con vida cuando tenemos tacto.-él acaricio mi espalda con suavidad, y le escuchaba suspirar.

-Perdí a Hannes, Amaya, lo perdí... -decía en un suspiro lleno de tristeza, una que podía entender.-No pude salvarlo, no puedo sacarlo de mi cabeza. Lo dejé morir, como un completo cobarde.-sentía su cuerpo estremecer, como si quisiera llorar, y mi corazón se agrietaba ante eso.-Nunca podré perdonarme el no poder haber hecho nada por él, cuando él fue quien nos cuido, protegió y defendió luego de que perdiéramos todo. Le debíamos todo, y nunca podré decirle... "gracias Hannes, gracias".-un sollozo sobresalió, y mis ojos se abrieron ante escucharle llorar.-¡No pude hacer nada maldición, vi como moría, igual que mi madre! ¡Sigo estando en el mismo lado, no he cambiado nada!-sollozaba, mientras que le escuchaba respirar entrecortadamente, acaricié su espalda y lo aferré a mi.

-Eren, nada de eso fue tu culpa.-le decía, intentando calmarle, pero él parecía querer explotar, y conmigo se le hizo más fácil.-¿Cómo podríamos ser que la vida sería así?-le preguntaba.-Solo somos unos críos, unos críos que intentan salvar a la humanidad para sanar nuestro rencor con el mundo, pero si nos quedamos aquí, y lloramos, no podremos resolver nada. Debemos aguantar nuestro dolor, no importa cuán grande y frío sea, pero es lo único que nos ayudará a continuar con nuestros objetivos.-él se suavizaba, mientras que yo procesaba mis propias palabras.

-Lo sé... -susurro, aislándose de mi, mientras que se limpiaba las lágrimas.-Joder, lo lamento.-se disculpaba de manera avergonzada, mientras que yo negué.

-Eren, no importa que tan grande sea tu dolor, yo jamás dejaré que decaigas en él.-lleve mi mano a su mejilla, y limpie sus lágrimas, sabía que en el futuro, había defraudado a mi palabra, porque Eren fue consumido por su dolor; y parte de él, fue por mi culpa.

-¿Por qué me haces sentir así?-me preguntó, yo confusa alce mi ceja, y él sonrió de lado.-Me haces sentir vivo, es como si tu energía me hiciera sentir fuerte.-me contaba, y yo sonrojada le miraba.-Estoy tan enamorado de ti, que ayer mientras te traían hacia acá, me imaginaba cómo sería perderte, y joder, es un vacío que no quiero volver a sentir.-mi sonrojo se fue, y mi sonrisa también ante eso.

-Eren.-le llame, y él no pudo dejar que tú hablara, tan solo sentí sus labios rozar con los míos en un suave beso.

-No digas nada, solo, déjame estar contigo; por favor.-me pidió, de esa manera tan sensible que él era, tan fuerte y a la vez frágil.

Me beso con suavidad, mientras que mis manos se enredaron con delicadeza en su cabello. Era delicado, me acariciaba los muslos, y me tumbaba en la cama de una manera gentil. La manera en la que mi corazón latía, no era normal, era un amor que jamás fui capaz de sentir o experimentar en Marley, pero esta conexión que tenía con Eren Jeager, era una fuera de este mundo. De un momento a otro, su piel y la mía rozaban, sus ojos me miraban como si yo fuera una estrella fugaz que él nunca había visto. Beso cada parte de mi cuerpo, como si le perteneciera. Mi espalda, mis piernas. Sus carnosos y rosados labios, creaban cálidos tactos en mi, que me provocaban escalofríos. La luna podía ser testigo de como dos almas, se volvían una, con una promesa de amor que no se volvería a encontrar en otras vidas, ni con otras personas. Exploró todo de mi, como yo de él. Quizás sabíamos que desde el primer día, nos habíamos pertenecido. Lo sabía ahora, y lo supe luego de que aún con el pasar de los años, cuando Eren y yo volvimos a encontrarnos de una manera inesperada, y mi cuerpo tambaleó como la primera vez que mis ojos y los suyos cruzaron. Fue en una montaña de nieve que me había enamorado de él, pero fue desde el primer día en que lo vi.

Entonces entendí, Eren era a donde siempre debí ir. Desde que veía el mar desde Marley, podía sentir que más allá, estaba mi camino, el de la libertad, el de esperanza, pero más que eso, el camino del verdadero amor. No era coincidencia, todo estaba escrito, y era así como debía pasar. Él era mi camino, mi elección, y mi lugar. Estaba segura que se sentía igual, lo sabía joder, lo sabía cada vez que Eren me buscaba con su mirada, o deseaba tenerme solamente cerca suyo, como si perdiera todo energía como yo cuando él no estaba, como cuando creí que había muerto. Las sábanas tapaban nuestras pieles, y podía verle dormir, su pecho subía y bajaba, mientras que yo estaba viendo las estrellas a través de esa ventana, sabiendo que aunque él fuera a donde debía ir, y estar, nunca podríamos tener la posibilidad de ser feliz, sabía en ese entonces que nuestras vidas no serían largas, y que nuestro amor se perdería en un gran abismo que nunca podríamos volver a tener. Veía su rostro, y nuevamente había vuelto a la realidad, porque aún no podía moverme, y veía a Eren sentado en aquel banco de Marley, esperando una respuesta de mi parte, pero ni siquiera las lágrimas podían salir ante después de tanto tiempo, volver a encontrarme.

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Próximo capítulo: Un escuadrón especial.
Los chicos continúan después de los sucesos ocurridos en las afuera de los muros; mientras que una bajada al cuerpo de exploración, los acechará.

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