𝐧𝐮𝐞𝐯𝐞

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Ahora.

───

Y ahí estaba, sentada a su lado en algún tipo de transe. Los recuerdos habían invadido mi mente como una estrella fugaz en todo su apogeo. Pude recordar y sentir cada parte de la vida donde él estuvo, desde el principio, hasta ahora. Miraba alrededor a los demás enfermos, los cuales estaban sentados y acompañados por familiares, o otros reclutas del hospital, inclusive muchos hablaban con enfermeros, pero aquí estaba yo, sentada con mi carga más pesada del pasado. Estábamos en un gran silencio, muchas cosas habían cambiado desde la última vez que nos vimos. No solo implicaba que mentalmente ya no éramos igual, pero Eren se veía como un joven adulto. La fría expresión de su rostro era la misma que de la última vez, cuando lo vi frente a mi hogar, hace dos años. Pero sus cualidades físicas se veían más desarrolladas, más maduras, y lo mismo debía pensar de mi. No tenía las palabras adecuadas para empezar a expresarme, mucho menos la valentía de mirarle. Solo estábamos sentados uno al lado del otro, como si el tiempo no hubiera pasado, pero así fue, se nos fue de las manos, como nunca creímos que se iría. Mis manos estaban colocadas en mis rodillas, pero aún así sentía que sudaban por su presencia, porque sabía que algo andaría rondando cerca de aquí, quizás un grave problema, o algo más grande, solo se que no sentía paz y me mortifica, todo era diferente, tenía alguien a quien proteger.

-¿Qué estás haciendo aquí, Eren?-tuve el valor de preguntar, sin ni siquiera mirarlo, solo era un avance de lo asombrada que me sentí por su presencia, y a la vez, atemorizada.

-Lo sabes.-afirmó con seguridad, haciéndome suspirar gruesamente.-Pero antes que todo, necesitaba verte.-añadió, sintiendo como me miraba, pero yo aún no lo podía hacer.-Fue fácil encontrarte cuando Falco me habló de su cuñada, y como era ella.-contaba, debió haberlo recordado aquella noche, antes de tomarme por sorpresa cuando veía a Falco irse con su padre luego del altercado en el festival.-Debo admitir que es un niño con un alma genuina.-añadió.

-Involucraste a un niño para tus planes que van a destruirle las esperanzas e ilusiones que viven en su corazón, Eren.-le decía, no lo reprendía, pero lo hacía lamentar.

-Veo que te casaste.-me tense en cuanto su mano rozó la mía, queriendo tocar el hermoso anillo que adornaba mi dedo.-Debo decir que me alegra en parte que hayas podido seguir con tu vida, justo como te lo pedí.-añadió, en un tono suave, como si le afectara.

-Es fácil decirlo cuando quisiste darme de mi propia medicina, e irte, dejándome con el amargo dolor que de seguro comparto ahora contigo.-alce la mirada, viéndolo fijamente, él no supo que decirme ante eso.-Pero no importa. Ha pasado mucho de eso.-comente, queriendo verme firme ante su presencia.

-Amaya, te necesito. Necesito tu ayuda.-expresó Eren, yendo al grano, su mirada no era desesperante, pero se veía la honestidad en ella, no había manipulación, era transparente.

-No puedo ayudarte a destruir mi hogar para crear una guerra, Eren.-le dije, en un tono bajo, para que así nadie nos escuchara.-Se lo que planean hacer tú y Zeke, se lo que quieren hacer. Se todo sobre la eutanasia, inclusive sobre el retumbar. Su sangre real y tú poder del fundador destruirán todo a su paso, no puedo permitirlo, porque dudo mucho Eren que estés de acuerdo con la eutanasia de los Eldianos.-expresé entre dientes.-Tienes un haz bajo la manga, y lo sé, porque aún a estás alturas puedo sentir tu vibra, te reconozco hasta las entrañas.-añadí, viendo como miró a otro lado.

-Es por eso que necesito tu ayuda para liberar a mi isla de la guerra, de la esclavitud y de la condena que sobrelleva el no ser libres.-explicaba, mirando algún horizonte.-Te necesito. Nos los debes, tú más que nadie lo puedes entender.-decía, y yo denegué ante eso.

-Aún lo entiendo, pero tengo gente que me importa aquí, no puedo llevarlos a la deriva, no puedo destruirlos o traicionarlos para salvarlos, Eren.-decía cabizbaja, sabiendo todo lo que ellos habían pasado, sabiendo toda la destrucción que le trajimos desde años anteriores, era evidente que se revelaran algún día, pero jamás pensé que la persona a mi lado fuera la clave.-Ya no puedo arriesgarme a perderlo todo.-musité sin suspiro cuando veía a Falco caminar hacia acá, con cuidado y agarrando en su mano aquella pequeña manita, guiándolo en su andar hacia mi.

-¿Por qué?-pregunto Eren, confundido y a la vez fulminante, anhelaba mis fuerzas como nadie, mi ayudaba podría ser útil, pero todo cambiaba ahora cuando esos ojitos color avellana me miraban cada día, cada noche.

-Porque tengo un hijo.-musité, levantándome de la banca, para así observar cómo Noah estrechaba sus brazos con una sonrisa en cuanto me vio, sonreí, y lo alcancé en mis brazos, para así girarme y observar aquel rostro petrificado en asombro.-Su nombre es Noah.-le conté a Eren, viendo como miraba detenidamente a mi hijo, pero es que en sus ojos yo veía un profundo dolor.

-Lo vi con Colt y no dejaba de llorar hasta que le dije "te llevaré con mamá".-musitó Falco, sonriendo mientras que veía a Noah, él era locura con su sobrino.-Regresare con Colt.-afirmó Falco, a lo que asentí sonriéndole, de manera grata por haber traído a Noah hasta acá.

-¿Colt es tu esposo?-pregunto Eren, mientras que yo me sentaba nuevamente a su lado, mientras que Noah estaba en mi falda, jugando con algún botón que de seguro rompió de la camisa de Colt, se veía grande.

-Si.-asentí, mirando como Eren estaba fijado en Noah, y ya no en mi.-Lo sé, no tiene nada de mi. Ni siquiera un poco.-añadí, sonriendo.-Es un clon pequeño de su padre, con toques de su sobrino, no hay nada mío.-continuaba detallando, a lo que Eren seguía examinándolo.

-Lo tiene.-expresó Eren, veía su mirada nublada, era como si quisiera llorar.-Tiene tu mirada.-afirmó, a lo que me quede mirándole detenidamente, quería llorar, pero aguanto.-Me alegra saber que realmente si seguiste adelante.-comentó, mientras que Noah empezaba a tocar los botones de su atuendo, Eren se tensó ante su cercanía.-Es precioso.-halagaba, y yo, cabizbaja sonreí agradecida.

-Aún no es fácil seguir adelante.-interferí, observando cómo él toco el cabello de Noah, con respeto, pero mi hijo reaccionó a su toque con otro toque de su parte en la mano de Eren.

-Para mi tampoco lo ha sido. Desde que te fuiste, desde que te dejé atrás aquel día.-musitó.-Y más cuando nunca deje de amarte, ni tan solo un poco, ni intentándolo pude, solo se que aún se siente reciente.-suspiro, viendo como Noah tocaba continuamente sus manos, sonreí ante eso, como si quisiera llorar, ya no éramos unos niños.-Amaya, necesito tu ayuda, por favor.-volvió a expresar, pero con un tono suave.-Siempre quisiste ayudarnos, tú viste nuestra realidad, la que el mundo nunca ha querido ver. Se lo que quieres proteger, yo también tengo que salvar a muchas personas, pero por favor, te prometo que cuando todo acabe, la gente que amas, estarán respirando aún.-decía, mientras que llevo su mano a mi mano, estremeciéndome, a lo cual me quede mirándolo fijo.

-¿A qué costo?-pregunte, viendo como él se distanciaba, como si se rindiera.

-Se lo que esto va costar.-comentó, pero no parecía hacerme sentir que lo entendía.-Pero cada sacrificio, tiene algo atrás, y lo sabes.-decía.-Aquellos incapaces de sacrificar algo, nunca podrán cambiar nada.-un suspiro se me fue, y lo miré detenidamente.

-Erwin... -susurré aquel nombre ante recordar esas vagas y viejas palabras, como si se hubieran abierto en mi caja de pandora, pero aún parecía aquel hombre vivir en mi corazón.

-¡Amaya!-alce la mirada, observando a Colt mirarme desde el portón de la entrada con una sonrisa, a lo cual supe que en esta posición, debía levantarme e irme.

-Lo siento Eren, ya debo irme.-lamenté, levantándome con cuidado, pero veía a Noah sentado tiernamente aún lado de Eren.-No metas más a Falco en esto, por favor.-le pedí, viendo como él miraba a Noah bajarse del banco, quería caminar, y lo dejaría.

-Amaya, sigo siendo la misma persona que conociste.-musitó, mirándome detenidamente, con esa misma mirada de hace años.

-Pero muy en el fondo, Eren.-añadí, para así girarme.-Por favor, cuídate.-le pedí, queriendo algún tacto, un abrazo, pero simplemente seguí adelante, sin mirar atrás como aquel día en que él se fue.

Continué caminando aún lado de Noah, debía admitir que se veía tan tierno, tan pequeño caminando como si quisiera ser grande, pero daría lo que fuera por detener el tiempo en este momento. Llego a las piernas de Colt con prisa, y se aferró a ellas con una sonrisa. Era inocente, como todo niño que llegaba a este mundo, pero lo más que hacía era estar en silencio. Sabía decir palabras cortas, inclusive de manera fluida, pero él disfrutaba más jugar con cualquier cosa que lo entretejiera, y claramente, dormir. Colt lo alzó, sosteniéndolo en los brazos mientras salíamos de ese hospital. La puesta del sol nos danzaba en el rostro con sus reflejos, podía ver a Colt sonreír sintiendo como Noah acariciaba su cabello, esto ante Colt colocarlo en su espalda. Me quede aún lado de ellos, sintiendo a Colt abrazarme con su brazo libre, mientras que dirigía un beso a mi cabeza. Éramos una hermosa y humilde familia, respetada y querida por muchos, pero dentro de todos, había amor, y esperanza de que nuestro linaje proseguirá nuestros pasos, pero fue en ese pensamiento que me detuve en medio de la cena que preparaba en mi hogar, mientras que de fondo escuchaba a mi papá hablar con los padres de Colt, y con este mismo.

Pieck estaba a mi lado, charlando, pero me enfoqué en ese tan sólo pensar, mirando a Noah jugar en el suelo con Falco. No quería para Noah lo que Colt y yo tuvimos que vivir, no quería que siguiera nuestros pasos, que sus manos se mancharan de sangre y aprendiera a conformarse a vivir en un círculo. Amargamente recordé en cómo Falco fue tratado aquel día en el festival, como lo menospreciaron y mi corazón se rompió cuando le vi llorar, no podía desear un sufrimiento tan grande para mi hijo. Verlo ahí jugar, sintiéndose libre, sin tener idea de lo que sucedía me alteraba cada nervio. Restregué mi rostro con agua fría, encerrada en mi baño mientras que todos comían aquel plato delicioso de espagueti que había preparado con mucho amor. Seque mi rostro, mirándome en el espejo. Jamás me sentí más libre que creer haber hecho lo correcto, y nunca pude hacerlo de una manera completa, siempre fue a plazo, y con obstáculos. Me senté en el borde de la cama, mirando mis manos. Suspire, calmándome. Sabía que la presencia de Eren me había hecho adentrarme en un estado de presión que no quería sentir, pero quizás este era el momento que hemos estado esperando mucho tiempo, una revolución para buscar la libertad de nuestra gente. No sabía si tenía razón, si podría salvar a todos los que amo, pero si podía salvar el futuro de mi hijo en unos años, podría arriesgarme a perderlo todo, solo por él.

Sonreía en medio de la sala de estar, bromeando con Pieck, viendo a Noah quedarse dormido encima de mi padre o como Falco estaba babeando mientras dormía encima del sofá porque sus padres aún no querían irse. Eran momentos de calidad, unos que se quedaban plasmados en mi mente. Inclusive cuando tocaba despedirse, recoger la mesa, ordenar todo para un nuevo día, se quedaba con uno. Acaricié a Falco, poniéndole una manta. Amaba quedarse aquí con nosotros, no había nada que pudiera quitarle esa unión con Colt, creo que inclusive ni la muerte pudiera separarlos si es posible. Acompañe a mi padre al cuarto de Noah, para que así pudiese acostarlo. Le dio un beso a su nieto, siendo fruto de un gran amor, pero él le daba vida a mi padre. Lo veía sano, pese a que aún seguíamos con sus tratamientos, Noah le había devuelto mil años de vida que jamás supo cómo obtener en el tiempo que sus hijas estuvieron fuera, o cuando mi madre partió. Me colocaba la chaqueta, hacía frío, no del todo, pero era mejor estar cálido y abrigado para evitar resfríos. Me despedí de Colt con un beso en la boca, y salí de mi hogar, para acompañar a mi hermana por la acera de camino a su casa. Ella estaba a mi lado, en silencio, pero algo parecía rondarle por la cabeza.

-¿Qué piensas Pieck?-le pregunté mientras mi padre iba más adelante, solitario.-¿Estás bien?-preocupada la miré, y ella asintió.

-Porcco quiere que vivamos juntos.-me contó, a lo que sonreí mirándola, pero lo había dicho en un tono bajo.-¿Crees que es correcto?-me preguntó, sabiendo que en si, mi padre quedaría solo en la casa donde crecimos.

-Creo que es correcto seguir hacia adelante. Seguir avanzando, Pieck.-aconseje, viendo como ella asentía, y como esas palabras sacudían mi mente, una y otra vez en cuanto veía aquel hospital de Liberio a penas cerrando.

-Quizás es lo que mamá siempre quiso. Que siguiéramos avanzando sin importar que.-hablaba ella, recordando algo que quizás yo no.-A eso tal vez se refería con conseguir la libertad, avanzar.-musitó, y yo me detuve firmemente en la acera, frente a ese hospital.-¿Qué?-me preguntó ella cuando vio que me detuve.

-Creo que volveré a casa. Podrán seguir desde aquí.-les dije, viendo como ella asentía y mi papá miraba detenido más adelante.

-Ve con cuidado.-me pidió él, mientras que se despedía con su mano, al igual que yo, viendo como Pieck se adelantaba a seguir con él.

-¿Entonces nos ayudarás?-continué observando a Pieck yéndose con mi padre, mientras que escuché aquella voz, y en mis fosas nasales se adentro el olor a cigarro.

-Si no mal recuerdo, la sangre real con la del fundador no pueden tener un tipo de contacto. ¿O me equivoco?-pregunte, mirando de reojo.-¿Zeke?-me giré, observándolo, mientras que él botaba el cigarro aún lado de mi.

-Él sabía que vendrías. Así que me quede fielmente esperando, parece conocerte más que cualquiera.-musitó, a lo que simplemente me acerqué.

-Tengo dos condiciones antes de que traicionemos a nuestra nación, Zeke. Las quiero dejar muy claras, antes de todo.-le expresaba.

-Amaya, tienes que comprender que nos vamos a ver en deshonra para Marley. Seremos traidores. Nuestras familia podrían correr riesgo.-me advertía, a lo que asentía.-Niños morirán, adultos, cualquier persona que conozcamos. Será una masacre. ¿Quieres ser parte de esto realmente?-me preguntaba.-No niego que te necesito de mi lado, pero tampoco puedo obligarte a que te lances a esto.-decía.

-He pensado en todo.-afirme, para en si, suspirar.-Estoy segura que el ataque no se llevará aquí en esta parte de Liberio, es por eso que mi hijo y mi familia estarán a salvo, a toda costa.-le indicaba.-No es casualidad que la familia Tybur venga mañana, y que Eren me haya pedido ayuda, soy consiente de lo que han podido estar tramando, pero si quieren que los ayude, tienen que ponerme al tanto de todo, y no tan solo eso, si comprometen a mi familia para los riesgos, romperé cualquier pacto, y los traicionaré.-Zeke me miraba, asintiendo, mientras que continuamos ahí en medio de l noche.-Somos los únicos, nos quita ventaja.-añadí, aunque sabía que Zeke tenía a su propia gente, pero atrás de mi no había nadie más, solo yo.

-No vamos a estar solos.-me quede mirando a Zeke, sabiendo que atrás de él, venía nada más y nada menos que, Eren Jeager entre las sombras.-Le legión de exploración está con nosotros. Y se que ellos vendrán mañana.-afirmó, saliendo de la oscuridad, para quedarnos los tres ahí, mirándonos de manera fija. La guerra venía.

───

Próximo capítulo: Asalto.
Amaya se mueve entre las tinieblas de Marley para reencontrarse con la nación de Paradis, y tomar una difícil decisión.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro