𝐬𝐞𝐢𝐬

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Tú vida y la mía.

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Sentía como me removía, de un momento a otro mis pesados párpados se reabrían luego de una larga noche dormida profundamente. Acaricie las sábanas con las yemas de mis dedos, observando la ventana tapada por aquellas cortinas, prohibiendo levemente la iluminación del día soleado que iniciaba. Suspire, estirándome un poco, quedando aún acostada y soñolienta. Las sábanas se sentían suaves, se sentían pegadas a mi cuerpo, hace mucho no había dormido tan llena de paz, me sentía aliviada. Mi vista se esclarecía, haciendo que me levantara para quedar sentada, tapando mi desnudo cuerpo con las sábanas, observando aquel lado de la cama vacío. Una inquietud me recorrió por el silencio que había, con cuidado y con frío en mi cuerpo por la temperatura baja, me levante de la cama. Observe en el suelo mi ropa, toda regada mientras que pasaba por el espejo viendo mi cabello despeinado. La puerta estaba entre abierta, por lo cual termine de abrirla para observar alrededor, pero el silencio seguía siendo más vacío que el interior. Camine con prisa por los pasillos, sintiendo que se me iban los suspiros, bajando por las escaleras con prisa, observando todo a mi alrededor. Su nombre salió de mis labios en un hilo, en uno adolorida, sabiendo que Eren se había ido, me había dejado.

Observe cada rincón, sabía que él no estaba, pero era una esperanza, un deseo de un regreso confortable con una amarga despedida, sabiendo que no deseaba despedirme, deseaba huir a su lado lejos del mundo, lejos de todos, pero no entendía porque una parte de mi, tampoco quería abandonar lo que he construido aquí. Lleve mi mano a mi pecho, sintiendo un profundo hueco por el vacío repentino de mi hogar. Su nombre sonó en un ego, uno que no obtuvo respuesta. Anhelaba escuchar pasos, o esa gruesa voz diciéndome que estaba ahí, pero nada paso, nada se escucho. Mi corazón palpitaba velozmente, sosteniendo la sabana blanca con fuerza contra mi cuerpo. Me quede detenida en medio de aquel silencio abrumador, y el vacío de ese hogar donde solo mi esencia permanecía, esfumándose poco a poco por ser consumida en el dolor. Mi mirada se quedó en la mesa de comedor, viéndola limpia y recogida, recordando el desastre que habíamos hecho la noche anterior, pero en esa deslumbres podía ver dos papeles doblados. Curiosa me acerqué, viendo la hermosa letra que las marcaba, ambas decían mi nombre, pero provenían de personas diferentes. Me senté en el suelo, recogiendo la más llamativa, la más ansiosa por la cual deseaba leer. La abrí, viendo las letras plasmadas en el papel.

Querida Amaya:

"Aún no sé cómo empezar a escribir todo lo que mi mente procede en el día, creí que Armin enloquecía en decir que la mejor manera de escribir nuestros sentimientos, es un papel, justo como tú lo hacías tiempo atrás. Me es difícil, pero he tomado la decisión de que lo mejor para nosotros, es dejarnos ir. No es por mi ignorancia, o temor de la corta vida que llevamos, solo siento que es lo correcto. Aunque llega un punto en donde no sabes si está bien o mal, solo lo sientes con el corazón, como tú lo sentirte aquel día en que te fuiste. Ese día, no supe cómo sentirme, ni se cómo concilie el sueño, solo tenia esas amargas ansias de llorar hasta creer que sanaría, pero solo aprendí a vivir con tu ausencia, sin olvidar todo lo que algún día llegue a sentir. Es imposible olvidar a las personas que te marcan, que dejan una huella en ti, hasta lo más profundo de tu alma, al punto de que solo cambias por esa persona, al punto de que como yo, quiera hacer todo lo que haré, para una libertad que te mereces, como todos los demás. Me cambiaste la vida, al igual que me la destruiste, pero no estaba en tus manos la guía ignorancia por la cual te llevaron los adultos de tu nación, no nacimos para vivir la guerra, nacimos para ser libres y amar.

Nací en este mundo, y al igual que tú, soy especial, porque soy yo quien debe resolver todo lo que nadie se ha atrevido, soy yo el que no desea vivir encerrado como el ganado. No sé qué conlleve eso para ti, pero solo se que a mi lado, te retengo a no ser feliz, y quiero que lo seas. La idea de irnos juntos y lejos, me lleno de felicidad. Nos imagine en un campo, o en la orilla de una playa, solos tú y yo. Siempre me conforte con la idea de que así terminaríamos, antes de que te fueras, tenia mil ilusiones contigo, inclusive tener hijos además de casarnos, pero cuando te fuiste, todo se desvaneció para mi. Recordaba visualizarte en la orilla del mar, sonriéndome con tu cabello suelto, y un hermoso traje color blanco, eras el ángel que guiaba todo para mi, y se convirtió en un amargo abismo. Esa sortija que llevabas en tu dedo ayer, vale todo para que seas feliz, y es por eso que te dejo ir, hasta entonces. Porque aunque tu traición me dejo un dolor que no podría sanar, tú amor me dejo una huella de la que nunca me podría salvar, eso es lo que me mantiene en este andar, que me llevará hacia ti una vez más. Te deseo suerte y éxito en esta vida, mi gran y primer amor, Amaya".

-Eren

Estaba sentada en el suelo, sosteniendo la carta que marcaba las lagrimas que habían caído. Despacio me fui desvaneciendo, hasta quedar acostada en el suelo. Las sábanas cubrieron mi cuerpo, de momento, todo empezó a sentirse frío y solitario. La lagrimas se deslizaban por mis mejillas, y simplemente lloré, pero ya no podía llorar tan fuerte como antes, solo estaba ahí derramando mi dolor con cansancio. No podía levantarme, mi cuerpo se debilitó, y solo me abrace a mi misma en la soledad, recordando. Era una noción lenta en cómo sus labios besaban los míos con necesidad, no creía que fuera la despedidas, solo se que ahora si sentía lo que era que te rompieran el corazón. No podía victimizarme tanto, porque se que le había roto el corazón de igual manera, pero esta vez yo lo sentí más frío y doloroso. No había nada que pudiera abrazar más, que esa carta que estrujaba toda mi alma, pero lo único que quedaba de él en mi vacía vida, eran estas palabras y los recuerdos que aturdían mi vista. Mi cuerpo se sentía pesado, quizás así se sentía como cuando las ilusiones se iban al borde del vacío, pero solo se que pude levantarme, y dejar que la fría agua del grifo cayera en mi. Era una terapia ducharte, y dejar que la tristeza se vaya junto al agua que camuflaba las lágrimas. Quite las sábanas, limpie las corchas y coloqué unas nuevas. Era como si quisiera eliminar su olor, su huella.

Me quede sentada y vacía por días en aquella cama, en una esquina arropada, hasta que mi vida pareció volver a tener sentido cuando alguien tocó el timbre de mi hogar. Me levante de la cama, aún en mi bata para dormir, con lentitud para abrir la puerta. Baje las escaleras, toda la casa estaba oscura, solo se reflejaba la luz del sol entre medio de las cortinas cerradas. Suspire, llevando mi mano a la manecilla para abrir la puerta, dejando que una gran iluminación se adentrara a mi hogar, y mi vida. Mis ojos se humedecieron en cuanto le vi, tenía la esperanza que fuera él, que volviera por mi y me rescatara de este vacío, y así fue. Sostenía en sus manos un hermoso ramo de rosas que no merecía, pero que le dieron brillo a mi opaca sonrisa. Él sonreía ampliamente, pero su sonrisa se esparció en tristeza en cuanto vio cómo mis labios temblaron de lo llorosa que estaba, para así abrazar a Colt con culpa en su regreso. Él entendió, creyendo que no, lo hizo. Me abrazo más fuerte, y se culpo por haberse ido, pero me amo mucho más de lo que lo hacía, y todo parecía iluminar mi vida con el paso del tiempo. Sonreí, lanzando aquel ramo de espalda, viendo como era Pieck quien lo sostenía.

Todos reímos, y observamos cómo Porcco pasmado escupió todo el alcohol, para levantarse de la silla y querer escapar, pero solo sonrió pasmado en cuanto mi padre se colocó delante de él. El día de mi vida fue mágico, como nunca antes lo había imaginado, fue un día de emociones, de uniones, aunque a la vez de cerrar capítulos dolorosos, pero aún así, era lo que debía ser. La vida pasaba en un pestañeo, me abría más, y la abrazaba, dejando de contar lo poco que me quedaba de ella, solo la vivía, aunque fuera con culpa y debilidad. Mi hermoso traje blanco resplandecía en la estrellada velada, donde mi ropa interior quedaba en una fila tela. Colt sonreía sonrojado, como si fuera la primera vez, él estaba ebrio, pero disfrutó todo de mi, como yo de él. Éramos felices, lo intentábamos, y realmente funcionaba. Las mañanas eran cómodas, siempre sentía su calor. Se que anhelaba con tener una familia, pero aún dudaba si era lo correcto, aunque mi corazón también lo anhelaba, siempre acariciaba mi abdomen, imaginando que algún día alguien pudiera nacer ahí, alguien podría ser más mío que cualquiera, una pequeña vida dentro de mi, pero se que el tiempo me dirá si es lo correcto.

-¿Qué haces?-gire la mirada, observando a Colt con sus manos en el bolsillo, mirándome.-He hecho la comida, hice tu favorita.-me indicó, a lo que sonreí de lado.

-¿Crees que te merezco?-le pregunté, dejando de mirarle, para sentir su mano acariciar mi hombro con suavidad.

-Que me amas, me hace ser merecedor de ti.-expresó, dándome un beso en la mejilla, mientras sonreí sonrojada.-Tú eres lo único que pido, te elegí, sin importar que, así que, no importa si creas eso o no, para mi, es más que suficiente que estés aquí, y seas mi esposa.-añadió.

-Gracias, Colt.-agradecí sonriendo.-No importa que, estaré a tu lado.-musité, sintiendo como se distanciaba de mi lado.

-¿Estás lista?-mire a Colt, mientras que yo estaba sujetándome en la baranda del puerto, sentía la cálida brisa de la noche, mientras veía el barco en el que seríamos transportado en unos meses, para un combate con el Medio Oriente.

-Hace mucho que empecé a estarlo.-le expresé en cuanto sentí su mano tocar la mía.

-Vámonos a casa, mi amor.-me pidió, despegándose del la baranda, para estrechar su mano, esperando que la recibiera, y así fue.

Sus ojos color avellana me miraron detenidamente, y esa sonrisa me hizo pasmar, era tan pues y genuina, limpiaba todas mis impurezas. Me quede detenida observándolo, era hermoso, era mágico tenerlo. Mi mano se entrelazó con la de Colt, pero por una fuerte presión en mi pecho, me detuve. Mis ojos miraban más allá, a través de la oscuridad, aún se podía ver el hermoso paisaje de la naturaleza en esta parte de Liberio, era mi favorita, el único lugar que me proporcionaba más paz de la que deseaba. Observe detenidamente el mar, podía escuchar las olas llegar a la orilla, besando la arena. Siempre se alejaban, pero era inevitable no volver a la arena, como su primer hogar. No podía dejarlo ir, pero si podía soltarlo, hasta que fuera el momento de volver, pero mi mente y corazón descansaban en este momento, Eren, era momento de dejarte partir, hasta que la vida quisiera volvernos a unir, pero no anhelo tanto tú regreso, porque que ahora que te fuiste, solo quiero ser feliz. Apreté la mano de Colt con fuerza, mientras que deje mi cabeza en su brazo, nuestros anillos relucían en nuestra unión de amor. No esperábamos un para siempre, solo esperábamos amarnos hasta el final de nuestras vidas, sin importar donde terminemos en un futuro.

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Próximo capítulo: Después.
Han pasado cuatro años en total desde que Amaya dejó Paradis, ahora se ajunta a su nueva vida, sin imaginar que su antigua vida podría regresar.
Nota: Este capítulo fue corto, y sin diálogo, pues refleja como quien dice el reinicio de la novela, porque es aquí donde empieza todo desde el primer capítulo de la primera novela.

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