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Eleanora suspiró mientras miraba hacia abajo, contemplando el suelo nevado y resbaladizo. Se despertó con un buen paisaje de árboles cubiertos de nieve, creando una vista fantástica y hermosa. Mejor cuando vives en el bosque.

Sintió ojos en ella otra vez y miró a Edward mirándola abiertamente de nuevo, en lugar de tener esa mirada dura que tenía cuando miraba a Bella, era suave, ¿tal vez un toque de amor?

Ella le sonrió mientras miraba alrededor del estacionamiento, escuchó un sonido extraño. Era un chillido agudo, y era rápido, dolorosamente fuerte para los oídos. Sobre todo con los sensibles.

Miró la fuente y se levantó de la posición inclinada de su auto. Una furgoneta azul oscuro derrapaba, con los neumáticos trabados y chirriando contra los frenos, girando salvajemente sobre el hielo del aparcamiento. Iba a golpear la esquina trasera de la camioneta de Bella y ella estaba parada entre ellos.

Sin pensarlo, Eleanora corrió hacia Bella, estando allí en un instante y la inmovilizó contra el suelo, cubriéndola, haciendo que aún se golpeara la cabeza. Levantó la mano cuando la furgoneta hizo contacto con ella, abollando profundamente el lateral de la carrocería de la furgoneta.

Eleanora miró en estado de shock cuando se detuvo, todavía golpeando el camión, haciendo una pequeña abolladura reparable. Miró a Bella antes de ponerse de pie rápidamente y trepar por encima de la cama del camión y escapar con éxito antes de que la notaran. Sin embargo, los ojos dorados la observaron. Cada movimiento que hizo, con expresiones de asombro. Edward estaba a un metro del camión y estaba a punto de salvar a Bella, sin embargo, se detuvo cuando se detuvo de repente. Atrapó a Eleanora huyendo presa del pánico.

Eleanora entró en su coche y lo cerró. Observó cómo se desarrollaba toda la escena, mientras Edward ayudaba a Bella, recibiendo elogios por ayudar. Incluso si ella hizo más.

Observó cómo subían a Bella a una ambulancia que llegaba, el vehículo se dirigía al hospital cercano. Ella suspiró mientras encendía su motor, decidiendo saltarse todo el día escolar y dejar los terrenos de la escuela.

Se pasó una mano por el cabello mientras giraba hacia la entrada de su casa, salió, cerró el auto y dejó sus cosas allí. Estaba estresada.

"¿Por qué la salvé?" murmuró mientras jugueteaba con las llaves de su casa.

Ni siquiera la conozco. susurró mientras abría la puerta y la cerraba detrás de ella.

Corrió hacia su pecera y miró a Orange, que solo estaba nadando, "¿Qué debo hacer, Orange?" le preguntó al pez. Sacó una silla y la arrastró hacia el tanque y se sentó.

"¿Por qué casi me atrapan para ayudarla?" asó a la parrilla los peces que seguían nadando. Ella suspiró, estresada, "¿Por qué estoy hablando con un pez?" se preguntó mientras se levantaba y subía las escaleras. Entró en su dormitorio y se lanzó sobre su cama hinchable, metiendo la cabeza en las pilas de mantas y gritó.

En lugar de ser improductiva, Eleanora se sentó y suspiró, decidiendo liberar su estrés en algo mejor que gritar. Se levantó, bajó la escalera y entró en la cocina. Decidió hornear. Para hornear un pastel de calabaza y galletas de calabaza.

En medio de amasar la masa para galletas, escuchó un golpe en la puerta principal. Detuvo lo que estaba haciendo y caminó hacia él, "Pase". dijo mientras se levantaba recogiendo la masa que se le pegaba a las manos.

Se abrió a quien no esperaba, "¿Cómo sabes que vivo aquí?" instantáneamente preguntó mientras jugaba con la masa que reunió y entrecerró los ojos.

Edward se rió entre dientes mientras observaba su apariencia. Su cabello atado en una cola de caballo baja, todavía cubriendo sus orejas, sus ojos azules, un tono desconocido de azul, mirándolo con curiosidad, la harina le corría por la mejilla mientras jugaba con la masa en sus manos y un delantal, cubriendo la ropa que llevaba. llevaba a la escuela.

"Acabo de preguntarle al director". él respondió. Si estaba siendo honesto, había estado siguiendo a la chica. Le sorprendió que viviera tan lejos. Sin embargo, estaba feliz de que también fuera tan pacífico.

Ella asintió con la cabeza lentamente y se dio la vuelta, "Entra si quieres". concedió ella mientras se dirigía de regreso a la cocina.

Entró y miró a su alrededor. Era realmente hogareño y muy cálido. Le gustó. Era su estilo. Una chimenea en el salón, con sofás, junto con estanterías que contenían libros que parecían viejos y una ventana en el medio, una pared con una ventana abierta que la separaba de la cocina, donde la vio moldeando la masa en corazones con un corazón- cortador de galletas con forma.

Había un tanque de agua que contenía un pez dorado debajo de las escaleras que conducía a más habitaciones para explorar y ver. Luego, a su izquierda, había puertas de vidrio que conducían a su jardín, que crecía principalmente con vegetación y muy pocas flores.

"Entonces, ¿qué querías?" preguntó mientras ponía la masa en una bandeja para galletas. Él la miró antes de responder: "¿Cómo llegaste tan rápido?"

Se congeló por un segundo antes de responder: "Estaba parada justo a su lado".

Edward negó con la cabeza, "No, no lo estabas. Estabas al otro lado del estacionamiento. Eso tampoco explica la abolladura que dejaste en el camión". él respondió.

Ella se puso rígida y él se dio cuenta, ella suspiró mientras se apoyaba en el mostrador y lo miraba, de una manera suplicante, "Te diré la verdad, cuando llegue el momento. Necesito confiar en ti primero". ella dijo. Él asintió y sonrió.

Caminó hacia el frente del mostrador de mármol y sonrió, "Hola, soy Edward Cullen. Encantado de conocerte". el introdujo.

Ella sonrió y soltó una pequeña risita, haciendo que el corazón de Edward saltara, "Hola. Soy Eleanora Rosé Delacroix. Es un placer conocerte".

De repente tomó su mano harinosa y la estrechó. Ella lo miró desconcertada antes de tocarse la nariz, dejando una mancha blanca.

Esa tarde, tuvieron una larga conversación, compartida con golosinas y tragos. Estaban tan distraídos que era casi medianoche.

Una amistad que empezó. Una relación que floreció.

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