Era inefable el silencio
gritando en rincones de mi mente,
susurrando con tu risa
aunque no la conocía.
Me torturó tu mirada
desde aquella mañana concurrida,
y no supe si era magia;
no supe qué era.
Hasta que te cruzaste
otra vez entre mis pasos.
En la misma calle,
en el mismo cambio de luces.
Y podía ser destino,
casualidad o capricho,
pero tus ojos pardos
volvieron a sonreír.
Yo no dejaría de hacerlo.
Y, aunque no éramos magia,
alguna chispa salió
volando entre nosotros.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro