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Las despedidas no son el final.

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Observe cada detalle de ella, estando aquí detenido en la misma esquina donde me encontré en la tarde, observe su cuerpo estar tapado con una sabana azul que me pertenecía, totalmente dormida y con fracciones de su cabello tapando su rostro. Su espalda descubierta, y su pierna derecha también. Sintiendo mi corazón latir mientras que mis manos temblaban, mi vista dejo de observarla, llevando así a lo que mi mano sostenía temblorosamente y es que el temor de ver todo oscuro para siempre me sofoco, después de la muerte todo era absolutamente incierto. Lleve mis labios a la fotografía que miraba cada mañana al despertar, y cada noche al dormir, la fotografía que fue mi consuelo ante la ausencia de Aliana. Levantándome de aquella esquina y enfocándome en el bulto que ella tenía preparado en caso de emergencia y ahí, metí la fotografía al igual que la nota de papá. Me quede detenido, observando a Aliana estar completamente dormida y como hasta dormida para mi, era lo más espectacular del mundo. Me fui acercando a ella, doblándome y sin hacer mucho ruido dándole un beso en su frente, un largo beso que se volvió amargo ante la inquietud y cansancio que sentía, pronto sería hora. Acaricié su cabello y sus mejillas, y si para mi era posible, me quedaría aquí con ella hasta que llegara la hora. Pero no podía, habían personas de las cuales debía despedirme y estaba esperando con inquietud, la llegada del más importante, de Rick Grimes.

Me levante de aún lado de ella y la observe fijamente, doliéndome dejarla con la duda del por qué estaba extraño; porque ella sabía que algo andaba mal y no pude hacerlo, no pude decirle. Abrí la puerta de mi habitación con lentitud y de esa misma forma la cerré, observando los oscuros pasillos de mi casa y como un silencio abrumador me consumió. Se que podrás vencer este mundo, se que lo harás. Lleve mi cabeza a la pared y suspire gruesamente, esas palabras, esas palabras provenir de la última vez que hablé con mi mamá me torturaban. El día en que me dispararon cuando era solo un niño, cuando estuve apunto de morir. El día en que la perdí, el día en que empecé a afrontar consecuencias solo. El día en que perdí un ojo, el día en que empecé a perder a mis amigos, el día en que me destrozaron mentalmente, y hoy, el día en que todo acabaría. ¿Qué más debía vencer? Ya había hecho todo lo que hice a mi alcance, y así se supone que fuera, y ahora me tocaba dejar a mi el camino. Cansado y observando la habitación del cuarto de mi hermana, me vi obligado a entrar, con este corazón bombardeándome y no de pánico, si no de tristeza e impotencia, no quería morir; no quería marchar. Abrí la puerta silenciosamente entrando y notando la oscuridad en su cuarto, solamente una pequeña luz color rosa que alumbraba un poco la mitad de su pequeño cuarto. Observe la silueta de mi hermana estar profundamente dormida en su cuna, con varios peluches aún lado y con su cabello dorado resuelto.

—Nunca sabrás cuánto te ame.—un beso fue plasmado en la cabeza de Judith, y me quede un rato así, como si le estuviese transmitiendo todo el amor del mundo que estuviera a mi alcance. Acaricié su cabello y la contemplé, hasta que pude encargarme de irme. Hasta que escuche una puerta abrirse y cerrarse, sabia quien se había levantado y solo me enfoqué en salir, quería salir de esta casa.

Mire a Judith una vez más antes de cerrar su puerta, y el triste e amargo recuerdo que llegó a mi cabeza me hizo quedarme un rato más. El día en que llegó, el día en que mamá dejó una sola cosa de ella que debíamos cuidar y al menos me iría sabiendo que todos se encargarían de cuidar una parte de Lori Grimes como siempre hicieron desde que llegó. Cerré la puerta de su cuarto, silenciosamente, y dirigí mi vista a la puerta del baño que estaba media abierta. Gire mi vista a la puerta de mi habitación y también estaba abierta, Aliana también se había despertado. Baje la cabeza y restregué mi rostro, viéndome envuelto en mis amargos pensamientos y es que la noche había caído y aún nada, estaba inquieto y es que tenía el más mínimo miedo de cerrar mi ojo y no volver a abrirlo en lo absoluto. Fui bajando las escaleras silenciosamente, dejando de observar todo a mi alrededor, dejando de pensar y enfocándome en lo que me quedaba de la noche en ir a revisar a Siddiq. Abrí y cerré la puerta principal con lentitud, y no dude en detenerme al sentir mi herida rasparse con el vendaje, sentí un terrible ardor.

—Estaba buscándote.—la voz de Michonne resonó en mis oídos, y no pude sentirme más ido ante su presencia.—Algunos residentes se acercaron a mi, me dijeron que les avisaste sobre un posible ataque.—me comentó, asentí.

—No pude conciliar bien el sueño pensando en el momento en que vienen, hay que estar preparados.—le dije, observando cómo ella se acercaba a mi, estaba aun lado de las alcantarillas en donde escondía a mi amigo.

—Todo estará bien, Carl.—mire a aquella morena mirarme con una sonrisa, una sonrisa que me estrujo, todo estaría bien para ella en un tiempo en donde sané el vacío de mi pérdida.—¿Donde esta Aliana? ¿Está bien?—me pregunto ella curiosa, asentí.

—Está mejor que nunca, descansando y descansando, parece que no dormía allá.—le dije, recordando el cuerpo de Aliana dormir plácidamente en mi colchón.—Quiero que la cuiden, que la protejan, es lo único que pido si algo llegase a pasar.—le comenté a Michonne, ella me sonrió.

—Tú siempre la protegerás, mejor que cualquiera de nosotros, no tengo duda.—ella llevo su mano a mi hombro, lleve mi mano libre hasta su mano, agarrándola; me reconfortaba.—Me has enorgullecido, y a tu padre más que nunca, cuando vuelva verá todo lo que has creado. Los residentes están preparados para cualquier cosa, gracias a ti.—me dijo ella, alentándome a sentirme bien, me reconfortaba en estos momentos en donde me sentía perdido en mis pensamientos.—Ahora le pregunta es, ¿qué diablos haces en el alcantarillado?—dio rumbo a otra pregunta, a lo que simplemente me enfoque en decirle la verdad ante mi llegada aquí a las alcantarillas.

—Ayudó a alguien, un aventurero pero estas alcantarillas están seguras para cualquier ataque.—le confesé, refiriéndome a Siddiq, a quien he estado cuidando estas noches y días a tempranas horas de la mañana, excepto hoy...

—En el alcantarillado.—hablo ella, algo burlona y un agudo ardor provenir de mi herida me hizo reaccionar en un aspecto, notando su sonrisa y su amor por mi, me hizo sentir un desbarajuste en el estómago y con ganas de decirle, de que me ayudara. Hasta que sentí mi piel ponerse de gallina al escuchar esa gruesa voz, resonar por toda la comunidad.

—Se estarán preguntando por qué los vigías no hicieron sonar la alarma. Verán, somos educados. Es decir, no sé cuándo van a despertarse con este tipo de disparo, pero deberían despertarse. Así que vayamos al grano, perdieron. Se acabó. Así que se pararán frente a sus pequeñas casas y empezarán a formular unas disculpas. La persona que diga la más aburrida de todas morirá. Luego, mataré a Rick frente a todos y continuaremos. Tienen siete minutos, cuéntenlos, para abrir este portón, o comenzaremos a bombardearlos a todos.—mire detenidamente a Michonne, asombrado ante escuchar la gruesa voz de Negan afuera de los portones de Alexandria, la noche no podía terminar peor y es que se veía venir, pero debía ser hoy, cuando yo estoy así.

—Lograron salir.—susurró Michonne, dejándome ver confuso ante tal comentario en el cual se vio atemorizada, mientras que me enfoqué en lo que dijo él, en el poco tiempo que nos quedaba para alinear a todos y más atemorizado no me podía encontrar yo.

—Vamos, debemos buscar a Judith.—le hablé a Michonne con algo de prisa, mientras que ella se quedó observando a los muros y es que también me sentí impotente, este era nuestro hogar. —¡Michonne, ve por Aliana y Judith!—le grite, dejándola salir de su estado mientras que sofocantes silbidos se hicieron presente.

Empecé a correr como pude por la acera de la comunidad, mientras que Michonne corría detrás de mi empecé a buscar con la mirada el auto en donde Rosita y yo habíamos puesto las bombas de humo que ella misma creo, e incluso las granadas que no íbamos a poder usar; era a nosotros a quien iban a bombardear. Me detuve delante del auto que rápidamente lo reconocí, observe una mochila que había ahí y no tarde en sostenerla para llevarla a mi hombro y encargarme de llenarla. Pero en mi campo visual las primeras dos que aparecieron delante de mi, fueron Tara y Rosita, y pude imaginar que simplemente habían escuchado lo que Negan había anunciado y me vi inquieto, mientras que Michonne había desparecido de mi campo visual y estaba delante de estas dos chicas y atrás, algunos residentes observarme confusos ante la situación.

—Lo que nos faltaba.—hablo Rosita, mirándome con inquietud y como se quedó mirando a la nada, mientras que Tara aún lado se veía también inquieta y simplemente, reaccioné ante el plan.—Todos están saliendo, todos lo escucharon.—comentó Rosita mientras que observe a montones de residentes empezar a salir de sus casas.

—Deben avisar el plan de emergencia, vamos a ser atacados, intentaré de distraerlo como pueda pero ustedes deben ayudarme.—ordene, mientras que Tara empezó a irse a la calle y resonando su grito de alerta para que empezaran a rumorearlo ante los demás y empezaran a alojar sus casas al igual que Rosita con los que estaban alrededor.

—¿Cual será el plan, Carl?—me pregunto Rosita, mientras que en mi campo visual había aparecido Daryl, quien avanzó hacia nosotros con algo de prisa, mientras que me veía envuelto en poco tiempo.

—Carl.—no tarde en dirigir mi vista atrás, en cómo Aliana apareció en mi campo visual, despierta, ella quien sostenía a Judith en sus brazos. Aliana dirigió su mirada en todo momento a mi, la observe, mientras que portaba una camisa crema corta que le dejaba ver un poco de su piel, unos mahones cargo color negro y su cabello suelto, e húmedo.—Michonne nos aviso, los escuche desde la casa, van explotar el lugar.—dijo, al acercarse a mi, mientras que no podía perder el tiempo y empecé a reaccionar ante eso.

—Tienen que hacerles parecer que hemos escapado por atrás, vayan a los bosques, escóndanse y mátenlos, usen las bombas de humo. Vuelvan aquí, saben donde estaremos, todos en los alcantarillados.—empecé a explicar, llenado el bolso que sostenía de bombas de humo, empezando a crear un plan en mi cabeza.

—¡Ocho minutos gente! ¡Quiero que las disculpas sean memorables, daré puntos de bonos a las que sean creativas! ¡Un poema o una canción!—mientras que observaba a mi alrededor a los residentes empezar a salir de sus cosas, me veía estancado con el poco tiempo que me quedaba, mientras que me puse por encima la mochila y observe a mi grupo, mirarme y esperando más ordenes.

—Cabrón, hijo de puta... no puedo creer que haya salido.—Natasha aún lado de Daryl dejaba notar su molestia, la decepción en que él plan que ellos junto a Michonne crearon, había fallido y estas eran las consecuencias.

—Aliana no puede caminar por su herida, debemos llevarte ahora con Judith y los demás a los alcantarillados.—la gruesa voz de Daryl se dirigió hacia Aliana, quien estaba delante de mi, observando cómo manejaba la situación desesperante y esta le negó a Daryl.

—No lo dejare solo.—le dijo Aliana a Daryl, negándose ante la opinión del arquero, pero no era algo que íbamos a discutir, no hoy, no había tiempo.—Natasha.—Ella llamó a su hermana, quien negó primordialmente lo que Aliana pedía.

—Tenemos las armas suficientes para combatirlos.—Tara también resonó entre las voces que mantenían opiniones a mi alrededor, pero rápidamente negué ante eso, era mi plan no el de ellos.

—Las tenemos pero no lo haremos, Carl tiene razón, avancemos y avisemos a los que podamos que se dirigían a las alcantarillas con sus familia y bultos de emergencias que creamos.—agradecí con mi mirada el apoyo que Rosita hizo ante la opinión de Tara, y me quede fijamente aún observando a varios residentes empezar a salir, empezando el plan de emergencia que había creado con Michonne.

—Carl, no podemos dejarlos tener este lugar.—Michonne apareció en mi campo visual, mientras que su mano sostenía un bulto, y reconocí que era el que había preparado con Aliana, en donde estaba la fotografía y la carta de papá. Observe cómo ella se lo pasó a Aliana quien con rapidez se lo pasó a Rachel, la niñera de Judith que aguantaba también a mi pequeña hermana en brazos.

—No nos queda alternativa, El Reino y Hilltop deben estar igual.—entre el comentario de Michonne, Aliana salió a la defensiva, no de una forma malcriada hacia ella si no de forma inquieta ante los pocos tiempo que nos quedaba.—Tenemos que avanzar, nos queda poco tiempo.—musitó ella.

—Todos empiecen a marchar, de camino saquen a quien puedan de las casas. Aliana sigue con Judith a las alcantarillas, guiadas a las personas.—le dije, viendo cómo Tara con rapidez aliento a los demás a moverse, dándole más facilidad a Aliana. Michonne inconforme me miro.—Solo tenemos que sobrevivir esta noche, este es mi escenario, tu lo dijiste. Este es mi plan y así es como funcionará. Todos lo harán. ¡Vamos!—les grite, viendo cómo se empezaron a mover, menos Aliana; quien se quedó detenida delante de mi con mi hermana en brazos, atrás Daryl esperando por ella y por Natasha.

—¿Por qué quieres hacerlo solo?—me pregunto, mientras que evadí su pregunta para acercarme a ella, abracé a mi chica con algo de fuerza y me encargué de hacerla sentir segura ante mi salida contra Negan, mientras que le dirigí un beso en su frente y observe a Daryl mirarnos.—Siento que te estás despidiéndome de mi.—me dijo, algo inquieta mientras que su cabello se veía húmedo, y le negué ante su comentario.

—Las despedidas no son el final.—le dije, llevando mi mano a su cintura y observándola fijamente, con miedo a no volver a verla de esa forma.—Necesito que protejas a Judith, ya no nos queda tiempo, no discutiré esto contigo, vete.—le pedí, mientras que ella pareció no querer irse, pero Daryl me miro asintiéndome, mientras que observe como él le obligó a avanzar y como empezaron a mezclarse entre los residentes que empezaban a irse.

—¡Un minuto!—no me había percatado de lo rápido qué pasó el tiempo, y con algo de rapidez decidí correr con algo de ardor en mi herida, y ágilmente empecé a avanzar hacia las escaleras del puesto de vigilancia. —¡Lo único que tenías que hacer era seguir unas simples reglas! ¿Ahora? Ahora veo que tendrás que irte.—deje el bolso tirado aún lado de la escalera, y empecé a subir nerviosamente las escaleras que se tambaleaban ante mi brusca subida.

—Él no está en casa.—fue lo único que salió de mi boca, agitado y algo nervioso ante mi corto tiempo, debí haber estirado antes de correr, porque me sentía fatigado o quizás era eso, la mordida.

—¡Oh mierda! Todos bajen sus armas, es Carl. Mírate, respondiendo a la puerta como un niño grande. Estoy muy orgulloso.—me quede mirando el semblante de asombro que Negan mostró ante mi presencia, mientras que mire atrás y observe aún a los residentes salir de sus hogares. —¿Papá no está en casa? Bueno, supongo que él volverá.—volví a dirigir mi mirada a él, y como hacía ademanes con las manos mientras que sostenía su bate de púas.

—Hay familias aquí, niños... mi pequeña hermana.—hablé, intentando de sonar algo comprensible ante la situación, y inquieto ante la amenaza de bombas.

—Eso rompe mi corazón. En el santuario también habían niños, creo que los viste. Incluso tenían una bebé en el puesto de vigilancia, quisiera saber qué pasó con ella.—me respondió, haciéndose pasar él entristecido, con burla.—Ninguna de esta mierda es justa, niño. Maldición lo sabes, tuviste que matar a tu propia mamá.—baje la cabeza ante ese comentario, mientras que sentí aún mi corazón bombardear por la tensión que sentía en esos momentos.—Espera, antes de que se me esfume de la mente. Quiero a mi Aliana de vuelta, no sé si ya la disfrutaste, si te la cogiste... realmente no me sorprende que haya sido así, ¿quien no quiere a un chico rudo como tú? El punto es, la quiero de vuelta o me veré obligado a sacarle un ojo para que hagan una extraordinaria pareja.—sonreí ante eso, y simplemente me encogí de hombros, jamás permitiría que se la hubiese llevado otra vez; y si. Si que me la disfrute.

—Ella no está aquí.—hablé, esfumando mi sonrisa y dando un semblante de seriedad. Mientras que olvide eso por un momento y me enfoqué en lo que dije anteriormente.—Podemos arreglar esto, podemos detener esto.—le sugerí.

—¿Ahora quieres hablar? Mira, tu papá piensa que moriré no importa que. Le dio a mi gente opciones, pero no a mi. Ahora debemos tener un nuevo entendimiento. Disculpas y someter algunas cosas.—hablo, negándose ante mi pedido y simplemente accedí.

—Mátame.—le pedí, de un instante fue lo único que mi mente programó para decir y es que su semblante de burla había cambiado, cesando todo.

—¿Qué acabas de decir?—pregunto con una seriedad que jamás había visto de él, una que me causó escalofrío y incluso intimidación.

—Si tienes que matar a alguien, si tiene que haber castigos, mátame a mí.—hablé seriamente, porque jamás había hablado tan serio en mi vida y sentí miedo en pedirle algo así.—Hablo en serio.

—¿Quieres morir?—me pregunto, confuso y algo aún serio ante mi propuesta.

—No. Pero moriré. Es inevitable. Si mi muerte puede detener esto, si cambiará las cosas para nosotros, para ustedes, para esos niños, valdrá la pena entonces.—hablé, sintiendo una tristeza invadirme, si morir así era mejor que morir como un caminante, lo haría; aguantaría.

—¿Dejarías a todo lo que amas para morir por ellos?—ante su pregunta se me hizo difícil, había sido una pregunta que jamás me habían hecho y simplemente pensé en algo futurista, Rick Grimes sentado en un balcón viendo la puesta del sol, con Judith más grande recostada en la falda de Michonne y Aliana observándolos. Diablos.

—Si.—acepte—Son lo único que me quedan y no quiero que se queden sin un hogar.—le confesé, mientras que él me miro totalmente serio.

No supo que decirme, y me había dado cuenta que ese hijo de perra y yo teníamos algo en común, éramos demasiado valientes para este mundo. Me percaté de una conexión que teníamos y es que ambos también teníamos otra cosa en común, matar sin misericordia con tal de sobrevivir. Los segundos pasaron ante ambos, él no tenía respuesta y a mí no me quedaba nada de tiempo en este cruel mundo. Me percaté y supe que era el momento, vi como se distrajo ante un sonido resonar a lo lejos, como algo caerse y sabía que los demás estaban prosiguiendo el plan desde atrás de la comunidad para distraerlos. Noté como su semblante cambió y al yo escuchar la voz de una mujer femenina resonar por los altavoces de un walkie-talkie supe que era él momento. Con algo de cuidado me giré para empezar a irme ante el semblante de seriedad que Negan puso ante lo que le habían anunciado, este se iba a poner feo.

—¡Hijo de puta, Carl! ¡Pensé que estábamos teniendo un momento! ¡Exploten!—fue lo único que escuche cuando empecé a resbalarme por las escaleras para avanzar más rápido.

Con rapidez empecé a bajar las escaleras, pero sentí como se sacudió ante el momento de las bombas, sintiendo el calor provenir de ellas. Sentí un agudo dolor en mi costado, y viéndome tembloroso ante la situación y el poco tiempo que me quedaba, empecé a moverme pero el sonido de las explosiones y de las personas que no pudieron lograr salir de sus casas me sofoco. Me levante con rapidez, recogiendo la mochila y ajustándome el sombrero para abrir la bomba de humo y empezar a desvanecerme entre las calles, dejando cero de rastros. Note la soledad entre las calles, y en cómo me enfocaba avanzar para llegar hasta el alcantarillado, las explosiones interrumpían mis pensamientos, entre la soledad y la desesperación dejaba caer las bombas de humos, caminando con dolor en el costado. Hasta que sentí mi corazón bombardear y recibir aquel impacto ante tal explosión hacerse presente.

Me incorporé rápidamente del suelo, y es que sentía fuertes presiones en el pecho, el miedo y el impacto de las explosiones cerca de mí no eran de mi gusto. Dirigí mi vista al suelo, escupiendo al sentir un mal sabor en mi boca, y dirigí mi vista a los portones tumbados de la comunidad; no, fue lo único que pensé al ver cómo empezaron a filtrarse y sentía el tiempo pasar demasiado rápido para mi gusto. Agarre la mochila y empecé a caminar tambaleado por la comunidad, entre la iluminación de los fuegos empecé a ver las casas explotadas, dándome un apretón en el corazón; lo presentía, y es que algunos aún seguían en sus casas. Aguante mi costado y empecé a caminar, con rapidez y algo cojo ante mi dolor en mi herida. Mientras que desesperado no veía con claridad ante el humo, debía encontrar simplemente el alcantarillado y quedarme allí hasta que todo esto pasara.

Mi vista se empezó a tornar borrosa, y es que sentía como mi cuerpo quería desvanecerse ante tal explosivo cerca de mi, que logró simplemente tumbarme por completo al suelo y hacerme quedar ahí, sin poder levantarme; sentía poca fuerza. Fue un momento de desespero, no poder levantarme y querer avanzar al escuchar voces, voces lejos de mí y incluso nombrarme. Pero no era quien creía y era a quien necesitaba, mi tímpano resonaba un zumbido ante la explosión que me dejó caer al suelo. Y es que mi poca claridad me dejaba ver los verdosos ojos de Aliana delante de mí y como ella sacudía mi rostro, me quede confuso y es que pude imaginarme que ella iba a volver por mi, pude imaginarlo. Sentí como empecé a levantarme sin yo tener que esforzarme y al darme cuenta que ella me ayudaba, reaccioné. Mi claridad volvió a la normalidad y mis tímpanos también, vi su rostro empañetado de ese color gris que provenía del humo y como se veía agitada. Ella pasó mi mano por sus hombros y me percaté en que empezábamos a avanzar más rápidos ella me ayudaba, y era ella quien podía caminar.

—¿Qué diablos haces aquí?—fue lo primero que dije agitadamente ante detenernos en una de las casas, con mi corazón apunto de salirse de mi boca, mientras que ella tenía sus manos agarradas a mis brazos y se balanceaba de ella ante el colapso de otra casa delante de nosotros, mientras que empecé a escuchar un tipo de zumbido dentro de le ventana. Y mi vista estaba pegada a ella, viendo su pecho subir y bajar también.

—¿Estas bien?—me pregunto y simplemente me había quedado nuevamente aturdido, sintiendo mi mordida arder y eso me obligó a incorporarme. Pero empezaba a escuchar ese zumbido otra vez, ese maldito zumbido.

—La alcantarilla, vamos, vamos.—le pedí, para que avanzáramos, y en ese instante, sentí mi corazón detenerse ante tal sonido provenir dentro de la casa.

Jale con fuerza el brazo de Aliana, sin revisarla y sin saber si estaba bien, porque si nos hubiésemos quedado ambos hubiésemos explotado con todo y casa. Sentí mi cuerpo tambalearse, pero no me había caído y ella tampoco, ambos nos reforzamos de ambos y empezamos a caminar entre la capa de humo encima de la comunidad y que nos atacaba. Dirigí mi mano a su cintura, haciendo que ella permaneciera cerca de mí ante los sonidos abrumadores de las casas explotar y es que entre la poca iluminación veía Aliana estar tan dolida como yo al ver la comunidad estar así, destruida. Me detuve ante tal dolor en mi costado, y es que ella nuevamente me obligó a incorporarme y empezar a avanzar, tenía razón y siempre la tiene; no podía hacer esto solo. Me reforcé de ella y observe tan solo la alcantarilla donde debíamos escondernos, pero la presencia de salvadores estar tan cerca de nosotros nos tenso. Rápidamente le hice una señal para que abriera la alcantarilla y así ella lo hizo, mientras que la solté y deje que se arrodillara para que abriera la pesada tapa de la alcantarilla, yo me encargué en crear una nube de humo entre nosotros con las ultimas bombas de humo que me quedaban. Viendo cómo Aliana se encargó de entrar primero, y luego yo. Ajustando la tapa y esperando a que el humo pasara, sintiendo las manos de Aliana apretar con fuerza mi pantalón al momento en que los salvadores pasaron por encima de la tapa y se alejaron, sintiéndome más que aliviado ante eso.

Sentí mi cuerpo haber sido consumido por el cansancio e incluso por la misma tensión de todo lo qué pasó allá afuera y de todo lo que me estaba pasando, sentí haberme desvanecido y como Aliana entre su nerviosismo me llamo. Sentí sus manos acariciar mis mejillas y como su voz se escuchaba tan lejos, me había ido ante los pensamientos, mis recuerdos que pasaron por mi cabeza. Volviendo a la realidad, escuchando su voz y como me llamaba delante de mi algo desesperada y asustada. Ella llevo mis brazos a sus hombros, enfocándome en que no debía darle mucho peso empecé a caminar a su ritmo dificultoso y es que su tobillo flaqueaba, pero me ayudaba a caminar al verme tan mal y sin saber que era lo que verdaderamente estaba sucediendo. Empezamos a caminar por los pasillos de esta mugrosa alcantarilla y es que la luz que reflejó mi ojo azul pudo ver a mis compañeros, a mis amigos, sanos y salvo. Sintiendo con ganas de desvanecerme y cansado, pude ver el esfuerzo de Aliana en avanzar y pensar en que estaba herido o cansando con tanto bombardeo allá afuera. Escuchaba su respiración agitada y supuse que era por la agitación, y susto que pasamos allá afuera y agradecí haber llegado aquí con ella, y que ella haya salido a buscarme.

La vista de muchos rostros conocidos me observaron con preocupación e incluso se levantaron para ayudarme con la chica que me sostenía, pero ella al parecer no permitió que fuera a su alcance. Mi aspecto de cansancio les había preocupado a todos, a cada uno que se encontraba aquí y yo solo no podía imaginarme sus rostros cuando supieran que realmente sucedía. Ante todos esos rostros pude visualizar a mi hermana, mi pequeña hermana que me reconoció y que en su semblante se mantuvo una sonrisa, una sonrisa inocente. La inquietud me volvió a invadir a no ver a Michonne aquí, a no verla junto a los demás y supuse que había salido a buscarme o inquieta por que la comunidad estaba siendo bombardeada. El rostro de Siddiq pasó rápidamente por mi visualización pero de un instante caí sentado en una esquina, y no por que Aliana me haya dejado tirado; es que me había desvanecido, por el mismo cansancio, el síntoma de la mordida; o al menos uno de ellos que me estaba causando incluso hasta fiebre, y me encontraba envuelto en una capa de sudor. Delante de mi se encontraba ella, arrodillada y con su pecho subir y bajar, mientras que sus ojos me observaban detenidamente, y pude sentirlo, su preocupación.

—¿Carl?—me llamo, llevando sus manos a mi frente y tocándola, confusa ante sentir el calor provenir de mi frente y no era el calentón que el fuego provocó.—¿Qué pasa?—pregunto inquieta, y confusa, quitándome de la cabeza mi sombrero y dejándolo aún lado.

Me quede observándola detenidamente sin mucho que decir, y es que no sabía que decirle; sentía miradas ante nosotros y es que muchos ante m aspecto y repentina llegada con ayuda de Aliana creó preocupación, pero eso no me importó. Me fui acercando a ella, y ella a mi igual sabiendo las intenciones que tenía ante tal acercamiento. La bese cortantemente, mientras que mis manos acariciaron sus mejillas y ya estaba totalmente confusa, sin entender y viéndome con un semblante de inquietud. Observe sus ojos verdosos, los cuales observe con pena y no me quedo remedio, simplemente con lentitud dirigí mi vista a mi costado, y alce un poco la camiseta mientras que ella también observaba detenidamente me tocó alzarme el vendaje y ver la reacción más dolorosa que pude haber visto en vida. Había dejado mi mordida al aire y pude ver sus expresiones, las de muchos de los que estaban observando y como algunos llevaron sus manos a sus bocas para tapar su impresión. Solo una una expresión me sacudió hasta el más mínimo sentimiento, y es que ella delante de mi estaba ida, mirando a donde estaba mi herida con su boca media abierta y con una respiración entrecortada. Acomode el vendaje amargamente y baje mi camisa, observando detenidamente cómo Aliana se quedó en un total silencio y su rostro se veía aturdido, y dolió.

—Lamentó no haberte pedido que fueras mi novia a tiempo, tenías razón en que debí hacerlo antes.—le dije con un hilo en mi voz, apagado y como si no pudiera hablar bien. Mientras que ella seguía cabizbaja y pude escuchar una risa, una risa envuelta de un sollozo que salió de su garganta y como negó ante mis palabras, apretando mi pantalón y quedándose cabizbaja sin observarme.—Mírame, por favor.—lleve mi mano a su mano, y con lentitud pude sentir como ella sacó su mano, la cual estaba debajo de la mía y la llevo para restregar su rostro y ni siquiera poder hacer un contacto visual conmigo y cuando lo hizo, sus ojos verdosos estaban llorosos.

—Dios, ahora tu.—fue lo único que pudo expresar con aquella voz apagada y totalmente entrecortada, mantuvo sus manos en mis muslos y con la cabeza baja, sin despegarse de mí y notándose ida.—Ahora tu... —volvió a repetir en negación, maldita sea.

Yo, necesito que me mires, Aliana.—le pedí, mientras que sentía los segundos totalmente eternos, en cómo ella tenía la cabeza baja y negaba. Sus manos apretaban mi mahón, y como ella se acercaba más a mi, poniendo su cabeza en mi pecho. Lleve mis manos ahí, y acaricié su cabeza, Dios, esto realmente no era como lo imaginé; era peor, es que jamás imaginé que esto me sucedería.—Por favor.—le musité, mientras que vi como ella alzó la cabeza lentamente, y como sus ojos llorosos me miraron.—Estarás bien, sé que lo estarás.—le dije, llevando mi mano a su mejilla y acariciándola.

—Dime por favor, que no fue por mi culpa, no me mientas.—cerró sus ojos y llevo su mano a la mía que estaba puesta en la mejilla, sintiendo como mi corazón se estrujó ante su duda. Fue algo que sucedió, algo que debí hacer, así es como se supone que pasará.—Nathan... —masculló ella.

—Aliana, no fue tu culpa y jamás lo hubiese sido, eras tú o yo, y preferiría mil veces salvarte.—ella apretó mi mano, mientras que fue bajándola lentamente hasta que llegaron nuevamente a mi pantalón y las apretó con fuerza, bajando nuevamente la cabeza, mientras que giré mi vista a otro lado para no mirarla, se me hacía difícil.—Se que estarás bien, se que lo estarás.—hablé, mirando a la nada y viéndome obligado a mirarla al momento en que escuche un silencioso sollozo.

—¿Cómo podré hacerlo sin ti?—mire cómo las primeras lágrimas empezaron a salir, como se resbalaron por sus mejillas y ella apretaba mis manos con fuerza, apretando sus labios para que más sollozos no se le escapará. Maldición...No puedo hacerlo sin ti.—negó, mirándome fijamente y viendo cómo lágrimas salían disparadas de sus ojos, pero aún no, aún ella no explotaba del todo; lo estaba acumulando, estaba aguantándolo.

—Necesito que me escuches, que me mires, por favor.—le pedí, simplemente ella me miraba y volvía a bajar la mirada, mientras que sus lágrimas tuvieron una pausa, pero sus ojos húmedos aún estaban.—Tú, eres y siempre serás una de las mejores personas que pude haber conocido, y no quiero irme de aquí sin hacerte entender que eres lo mejor que pudo haberme pasado.—susurre.

—Sabía que te estabas despidiendo, lo sabía.—susurró ella, mirándome y dejando caer lágrimas.—No puedo perderte también, eres la única persona por la cual sigo aquí, siempre eras tú.—me quede observando fijamente al suelo, sin querer mirarla y escucharla de esa forma, no podía, no podía.—No puedo creer que te vaya a perder...

—Nunca imaginé que realmente fuera a enamorarme de ti en el momento en que te conocí, llegue a pensar que si no llegábamos a ser buenos amigos, morirías. Me demostraste todo lo contrario, aquí estás delante de mi, viva y aquí estoy yo totalmente enamorado de ti.—dije, calmado, intentando de calmarla a ella en este proceso, en distraerla de los peores pensamientos pero no podía; era inevitable. Sostuve sus manos y las apreté con fuerza, mientras que visualicé mi vista nublada ante las ansias de llorar. Lleve sus manos a mis labios y plasme unos cortos besos allí, observando cómo ella me miraba, como me contemplaba.—Se que lograrás vencer todo esto, que saldrás de aquí y estarás bien.—hablé, algo entrecortado y sintiendo nuevamente el cansancio mientras que ella negó con la cabeza y apartó sus manos de las mías, y me vi obligado nuevamente a mirar a otro lado, porque mirarla así dolía.

—No mientas, sabes que nada estará bien, lo sabes.—dijo con una voz tan apagada, mientras que dirigí mi mirada a su aspecto. Nuevamente apretó sus labios y decidió ella no mirarme también, esto se hacía difícil, no era bueno para esto; para las despedidas y más para esto. Sentí tanto calentón en un instante que no evite hacer una expresión de adolorido, tanto que ella me miro fijamente, y sus lágrimas estaban cesando, y no podía ni siquiera quedarse mirándome sin derramarlas.

—Te amo.—le susurre con una voz tan apagada, mirándola fijamente y como ella tenía la vista al contrario de mi, no me miraba y yo si. Observando su cabello castaño oscuro, que empezaba a crecerle con rapidez. Sus pecas, sus labios rosados y los cuales estaban algo húmedo por las lágrimas que bajaban de sus verdosos ojos, ¿era un buen momento para admirar lo hermosa que era?

Cambió su mirada, y me miro. Me quede recostado de la pared, con mi vista en ella y en cómo ella también me miraba, como si ambos estuviésemos recordando cada buen momento y que ahora, era hora de decir adiós y nos encontrábamos estancados sin saber cómo despedirnos porque era algo que jamás planeamos; que jamás pensamos que sucedería. Mientras que los efectos del cansancio se hacían más fuertes, ella se fue acercando lentamente a mi y es que no pude evitar coger su rostro entre mis manos y acercarlo a mi rostro cubierto en una pequeña capa de sudor ante la fiebre que me atacaba. Lleve mis manos a su espalda, y la acaricia con suavidad mientras que ella se quedaba pegada a mi y como su respiración chocaba con mi respiración entrecortada. Mi vista se tornó oscura para sentir luego sus húmedos labios en los míos, siguiéndole un beso que ella decidió darme y es que yo lo deseaba en estos momentos, como mis manos subieron a su rostro y no querían apartarlo del mío pero ella no pudo, era mucho y de un instante apartó sus labios de los míos para verse obligada abrazarme ante tal abrumador momento y es que lo repetía una y otra vez, esa frase.

Observe su rostro húmedo cabizbajo, como estaba cerca de mí y sus labios siendo apretados con fuerza, y como sus manos se encontraban nuevamente en mis muslo, ella distiendo su peso de ahí y aturdida. Un aspecto que dejaba ver la negación de esto. Lleve mis manos a su rostro alzándolo un poco, viéndole sus ojos verdosos llorosos y como sus mejillas estaban tornadas de un color rojo ante su silencioso llanto. Ella me miro fijamente y yo igual, dándole una delicada sonrisa que ella había sufrido tanto en los pocos segundos que duro porque su rostro de dolor se había reflejado aún más. Lleve mis secos labios a su frente, plasmándole un largo beso allí y como en ese transcurso ella alzó más la cabeza para que mis labios fueran provocados por los suyos y no evite sentir nuevamente esa sensación de saborear sus labios, y así lo hice. Plasmándole nuevamente un beso allí, mientras que se separó un poco de mí y se me quedó mirando atentamente.

También te amo.—susurró con un hilo en su voz, en cómo esa palabra había hecho que al menos el miedo que sentía por dejarla aquí se fuera, y es que mientras que me encontraba recostado y observándola, sentí un miedo atacarme que ceso al instante de escuchar esas palabras.—No puedo creer que te vaya a perder en serio... —musitó, restregando su rostro con sus manos y desapareciendo sus ojos llorosos. Y ahí, era yo quien empezaba a sentirse lloroso.

—Prométeme algo, lo último que te pediré.—le dije, mientras que ella se me quede mirando fijamente, esperando a que continuara pero empezaba a hacérseme difícil hablar ante tal nudo en la garganta que se me formó en mirarla, y es que no pude imaginarme una vida de Aliana sin mí y viceversa.—Prométeme que jamás me olvidarías, se que continuarás y se que en un futuro vayas a encontrar a alguien que llene el vacío que vaya a dejar, pero Prométeme por favor que jamás me olvidaras. Prométeme que sobrevivirás como sea, porque yo te prometo que si tú no me olvidas yo te cuido.—dije, viendo su rostro pálido y como se quedó estancada mirándome, ida y sin saber que decirme mientras que bajo la cabeza y asintió.

Sentí el tacto de sus manos en mi mano, y en cómo las apretó con fuerza, mientras que sus lágrimas bajaban pude sentir sus labios plasmarle besos a mis manos y como ella las llevo hasta su pecho. Sentir su corazón bombardear con fuerza mientras que su rostro se encontraba húmedo de tanta lágrima y como no podía respirar por tanto sollozo que aguantaba, hizo que mis lágrimas bajaran por mi rostro sudado, y solo baje la cabeza con tanta impotencia dentro de ella. Lleve mi mano a su espalda y la obligue a acercarse a mi, acostándola en mi pecho y como fue ella quien también se vio obligada a escuchar mi corazón bombardear. Mis manos acariciaron su cabello y ella se acomodó para yo poder acorralarla con mis brazos y así lo hice. Quedándome en esa posición un largo rato con ella, entre un silencio abrumador que se empezaron a escuchar unos pasos, unos pasos que me alarmaron y me dejaron sin aire unos largos segundos. Observe detenidamente cómo papá me miraba tan abrumado, aún lado lo acompañaba Michonne quien también lució un semblante asustadiza al verme de esa manera y tan lloroso. Mi aspecto debía lucir horrible, porque me miraban abrumados y pude sentirlo también, sentir el miedo atacarlos ante mi aspecto.

Sus pasos alarmaron a Aliana, haciéndole sentir la presencia de ellos ante mi, en cómo miraron fijamente a Siddiq de quien me había olvidado por un instante en que ahí estaba mirándonos y es que él también me miraba apenado. Mantuve un semblante de seriedad, mientras que Aliana se despegó de mí y se quedó detenida delante de mi, bajando la cabeza para que ni papá, ni Michonne se percataran del aspecto de ella pero el ambiente era tan tenso; que supe que papá podía presentir que algo grave me estaba ocurriendo. Ellos se fueron acercando a nosotros, mientras que se mantenían mirándome fijamente. Y observe cómo papá aún lado de Aliana se fue arrodillando, mirándome con sus ojos azules, unos que había heredado y como me miro fijamente. Había llegado, y no pude sentirme más impotente ante su presencia delante de mi. Mirándome, mirando a Aliana y buscando respuestas del por qué estaba así y no quise hacerlo esperar, no quise hacerlo sufrir con tanta curiosidad encima pero había sentido tan seguridad de su presencia delante de mi que no sentí miedo en lo absoluto al tenerlo ya conmigo. Sudado, y con su cabello húmedo por lo mismo, Rick Grimes estaba arrodillado delante de mi, mirándome fijamente mientras que aún lado, la chica que más adoraba ni siquiera alzó la vista.

—Lo siento, papá.—susurre, mientras que él pareció más confuso ante mi terrible habla hacia él, y es que mientras me miro, dirigí mi mano a mi costado mientras que él me siguió la vista y decidió observar la terrible herida que Aliana se vio obligada ser la primera en ver.

Observe cómo dejó ver una expresión que había sido peor que la de Aliana, y había sido una gran sincronización al instante en que le deje ver a él lo sucedido. No despegue la mirada de sus ojos, incluso cuando Michonne cayó de rodillas aún lado de Aliana ante presenciar tan abrumadora mordida, tampoco la despegue al escuchar un pequeño sollozo salir de la garganta de Aliana. Simplemente me quede mirando fijamente como mi papá tampoco dejaba de mirarme, en cómo giró su vista a Michonne para buscar fortaleza pero yo era su fortaleza, y había caído. Sentí como mi vista se nubló llorosa y mientras derrame mis lagrimas, mi rostro le dejo a él una sonrisa de lado, de estas que intentan confortarte pero su expresión era tan aturdida que ni siquiera pudo soltar una lagrima sin poder creer lo que yo le había enseñado. Sentí sus manos sostenerme y apretarme con fuerza, intentando de mantener tanta fortaleza delante de mi que mientras dejaba yo salir mi impotencia, tristeza y miedo entre mis lágrimas él se la consumió.

No rompió ningún tipo de contacto conmigo ante tal inesperada noticia, y es que mientras que él apretaba mi mano, Michonne lloraba en un corto silencio, y Aliana estaba recostada de mis piernas y veía su pecho subir y bajar, intentando de calmar la tensión que se había creado entre los tres. Las personas que más amaba en el mundo, estaban aquí delante de mi demostrando cuán afectados estaban ante esto y no quería imaginarme cuán más afectados estarían ante tal abrumadora idea de que me quedaban horas, minutos y quien sabe si segundos para ver todo oscuro. Pero no sentía miedo, me aferré a ellos y me aferré a aquellas imágenes que llegaron a mi cabeza como películas, como recuerdos y frases que me habían marcado empezaron a aparecer, soltando lágrimas y aferrándome a todo eso. Todo lo que viví con ellos, pasó rápidamente por mi imaginación y mientras que todos nos encontrábamos esperando agotadamente mi hora de partida, me quede fijamente observando cada detalles de ellos, sin saber cuando me iría y es que hoy, era mi último día en la tierra y es que así debía ser, pero las despedidas no son el final.

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#ImSorry
#NoMoreChaptersAfterFebruary
#WeWantCarlGrimesBack
Capituló dedicado a KookElSabroson ya que averiguo una buena conclusión sobre la novela, disculpa no haberlo puesto al principio y te agradezco por apreciar esta novela.❤️

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