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No puedo sin ti.

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Las zancadas que el grupo daba y el chasqueo que hizo Daryl con su boca, provocando un ruido que nos alertó a seguir, me hizo volver a la realidad y verme abrumada ante pleno sol de la mañana sofocarme. Intente seguir caminando, el dolor que sentía en el costado no era nada comparado al que estaba sintiendo mentalmente, pero me mantenía en silencio. Empecé a caminar a un ritmo más lento, además, el peso de Judith puesta en mi mochila no me favorecía en caminar mejor, pero quería tenerla cerca... me sentía aliviada, o al menos eso creía. La luz del sol era molesta para mis ojos, estábamos tomando un camino por la carretera, y estaba ansiosa de que pudiéramos introducirnos al bosque para al menos tener sombra. Y es que realmente la luz del sol molestaba en mis ojos, hacían que ardieran, incluso las lágrimas tenían consecuencias.

Todos se mantenían en un terrible silencio, solo queríamos llegar a Hilltop, mientras que algunos se habían quedado atrás, enterrando su dolor; y a su hijo. Rick y Michonne se habían quedado y de tan sólo no verlos aquí me hacía sentir mi tajo abrirse más, sintiéndome mal; teniendo las imágenes de hace unas horas, en mi maldita cabeza. No pude quedarme, no tan solo porque Natasha me esperaba, no tuve la fuerza, ya estaba muy agotada de la terrible noche que pasamos. Baje la vista, cesando mis pensamientos ante las zancadas de alguien a mi lado, y es que pude reconocer a Rosita embarcar su caminata a mi lado. Alce mi vista y note su rostro apagado, como si estuviese pensativa y estuviese pensando en lo mal que debería sentirme por haber perdido algo que ella perdió, el amor. No obstante, cruce miradas con un Dwight callado, y herido del brazo, veía una expresión de adolorido en su rostro que él intentaba de manejar, pero el dolor de mi tobillo daba más molestias que mis pensamientos.

—Déjame ayudarte.—la gruesa y apagada voz de Natasha se interpuso en mis oídos, mientras que seguí caminando detrás de los residentes, no me inmuté en detenerme.—Aliana.

—No quiero ayuda.—hable, sonando repugnante y viendo cómo simplemente, algunos dirigieron una mirada hacia mi, de lastima; lo que me irritó. Giré mi vista, al igual que todos al escuchar el estruendo gruñido de un caminante... lo que me hizo recordar.

—Yo me ocupo.—Tara hablo rápidamente al momento en que el caminante se cruzo en nuestro camino, y pude ver cómo quiso manejarlo.

—Te cubriré.—por mi lado Dwight pasó, intentando de ayudar con una gran dificultad en su brazo, pero lo que vi luego fue molestoso para mi.

—¡Tara!—Rosita transformó su rostro al momento en que Tara decidió abalanzarle el podrido caminante a Dwight, quien se vio en problemas y nadie interfirió.

—¿Qué? Se escapó, él puede manejarlo.—Tara se defendió de la reprocha de Rosita, pero me vi tan cegada, que aún estando con Judith en mi espalda, agarré mi navaja y con molestia fui ayudar a Dwight. Le di un leve empujón, mientras que al ver al caminante, la vida parecía recordarme lo que hace unas horas sucedió y ver sus dientes queriendo morder... me hizo pensar en Carl, y cuando me di cuenta ya le había explotado la cabeza con mi talón.

—Manéjalo tú con un maldito brazo herido a ver si podrás manejarlo sola.—dije en voz, rozando mi talón con el césped para sacar las viseras del caminante y viendo cómo Tara me miro con incomodidad, y simplemente observe a Dwight quien me asintió agradecido.

—Aliana.—Natasha me llamo, vi en su rostro la actitud de molestia que sintió ante ver cómo reaccioné en contra de Tara, incluso cómo le hable.

Esta me observo, mientras que los demás empezaban a sentarse en la grama seca del suelo y yo aferraba a Judith a mi cuerpo. Alce mi vista, mirando el cielo gris y como parecía estar así desde que la luz del sol nos había alumbrado cuando decidimos salir de Alexandria... nuestro hogar el cual habían destrozado. Quede aferrada a Judith mientras que miraba a la nada y me quedaba totalmente con un semblante de seriedad sintiendo esa presión en el pecho y como mi mente quería traicionarme. Fue solo fuerza de voluntad, aguante las lágrimas que estaban optando por querer salir de mi, las aguante con fuerza y abrace mucho más fuerte a Judith para no sentirme peor. Aunque tenía en mi oído el pitido de aquella arma, lo tenía en mi mente y su imagen, su cuerpo sin vida y a mi tirada llorando a su lado. Sentí mis ojos arder cuando una lagrima pareció bajar por mi mejilla y con rapidez me fui acercando a algunos residentes quienes me miraban con tristeza, pues mi rostro reflejó lo que había sentido horas antes de haberme ido de allá.

—Me harte de esperar, ¿cuando lo haremos?—me quede fijamente mirando a Tara, mientras que Judith se deslizaba por mis brazos para pasar a los de Toby, pues encontraba mis manos ya con calambre. Lleve mis manos con rapidez a mi rostro y limpié cada rastro de lágrimas que bajaban.

—Aún no.—Daryl respondió algo serio, y intentando de verse sigiloso, y empezaba a sospechar de que hablaban o de quien, pues no disimulaban y miraban a Dwight.—Ahora no.

—No vamos hablar sobre esto, no ahora y mucho menos aquí.—pude ver cómo mi hermana interfería en esa conversación, pude ver en su rostro el cansancio, la tristeza.

—Dwight quizás sabe algo que ignoramos, podría ayudar. Él quiere hacerlo. No podemos renunciar a eso aún.—empecé a caminar con dificultad cerca de ellos, encontrándome así con la fija mirada de Dwight en mi. —Acabamos de perder al niño... detengámonos.—observe a Rosita y en cómo ante sus propias palabras, me miro, percatándose de que escuchaba la conversación que ellos tres mantenían; y lo que planeaban. Enfurecí, estaba furiosa.

—No van a matar a nadie, ustedes no tienen esa autoridad.—les reproche, viendo cómo ambas mujeres me miraron, me miraron con un rostro de seriedad; como si no quisieran llevarme la contraria por la situación.—Él es una ventaja, una salida.—fue lo único que dije, antes de que empezara a tomar rumbo a otro lado sin escucharlas a ellas.

—Debemos escoger una ruta, nos pueden acorralar.—no tarde en acercarme a Rosita quien se encontraba algo aislada e incómoda ante mi actitud hacia ellos y observe cómo apuntaba el mapa desgastado en donde Daryl no tardó en acercarse para averiguar qué sucedía.

—Si son listos, vigilarán los pasos entre acá y la cumbre.—observe cómo Daryl apuntaba los caminos por donde quizás deberíamos pasar, mientras que sentía mi cabeza querer explotar.

—Debemos continuar, nos arriesgaremos.—supuso Tara, observando así a Daryl quien solo evadió la mirada de ella, para mirarme a mi.

—Quizás no haga falta.—deje de observar a Daryl, enfocándome en cómo Dwight interfirió en la conversación y tan solo se acercó a nosotros. —Negan no enviará su gente al pantano. No si no lo necesita.—me cruce de brazos, mirando a Daryl quien se quedó mirando a Dwight, desconfiado.

—¿Si? ¿Como sabes eso?—pregunto Tara, totalmente sarcástica, haciendo chillidos en mi cabeza.

—Negan quería hacer un mapa de las mejores rutas protegidas desde el Santuario a Hilltop. Decidió que el pantano era muy peligroso. Pensó que no valía la pena el riesgo.—Dwight le respondió a esta con respeto, y en un tono bajo, defendiéndose. Mientras que pareció convencer a la misma Rosita e incluso a Daryl.—Es la oeste qué hay, esta justo ahí detrás de esos arbustos.—señaló él a lo que había mencionado.

—Puedo verlo.—susurre, ya que sentía mi garganta quemarme al hablar, fueron tantos los sollozos y solo lo que pude hacer fue señalar el pantano detrás de aquellos arbustos.

—¿Le prestarán atención?—fulmine a Tara con la mirada, pues sus expresiones hacia Dwight eran a la defensiva y eso parecía molestarme.—Es riesgoso para los salvadores ¿y nos enviarán a nosotros?—pregunto, mirando a Daryl.

—Nos tienen acorralados.—comentó Rosita, observando cómo su amiga parecía molestarle la idea de hacerle caso a él, a Dwight. Mi hermana no parecía interferir, parecía estar aturdida.

—Tara tiene razón, ¿Por qué debemos confiar en él?—hablo Toby, mientras que este sostenía a Judith, a quien le había pasado por el calambre que sentía en mis manos.

—Podría engañarlos como engaño a su gente.—comentó otro, que no se me hacía reconocido, o tan solo el dolor de cabeza era tan fuerte que no me dejaba pensar.

—No solo los engañe. Los mate.—dijo, con una voz de inhumación.—Daryl lo vio. Rosita lo vio. Tú lo viste.—hablo, refiriéndose a Tara al ultimo comentario que dijo.—Pero uno de ellos escapó y si me encuentran. Negan pondrá mi cabeza en una pica. No trabajo para ellos, elegí mi lado y es este. Estoy para ayudarlos a vencer a Negan y después de eso, bueno, sé cómo termina.

—Entonces no confiaras en mi.—dije, viendo los rostros de desconfianza de todos, pero me dirigía más a Tara.—Estuve con él y no está mintiendo, si quieren prueben suerte, y arriésguense pero yo me iré por el pantano.—dije,

—Muy bien.—Daryl me miro, levantándose del suelo y viendo a todos los que estaban tirados allí en la grama.—Intentaremos con el pantano.—dijo, señalando algunos arbustos que tapaban el horrible pantano.

—Debemos tener cuidado.—sometió Rosita, mirando a Daryl a quien no tardó en asentirle, y sentí como este camino acercándose a mi mientras que Rosita tan solo pasó por mi lado.

—Quédate con Dwight.—puso su mano en mi hombro y me vi obligada a bajar la cabeza, negué ante eso, ante su propuesta de quedarme.

—No.—dije, en voz baja y intentando de resonar con firmeza, me encontraba en un estado de sedentaria. Alce mi vista, alcanzando los ojazos de Daryl y como este suspiro, jamás lo había visto de esa forma, tan pasivo.—Ayudaré, por favor.—pedí.

—Déjala, deja que ayude.—le dijo Natasha, interrumpiendo la preocupación de Daryl ante mi, ante ver como me veía.

—Tiene una herida casi abierta, incluso un tobillo hinchado y ni siquiera se ha dado cuenta de que no puede caminar.—mire mi tobillo, mire que lo que decía era verdad pero el dolor que sentía en mi corazón no me había hecho percatarme del dolor que estaba sintiendo físicamente.

—¿Cuando ha habido algo que no sepa manejar?—pregunté, alejándome un poco y sacando de mi cinturón, mi navaja.

—Ahora... —fue la respuesta de mi hermana, en un tono bajo con aquella voz gruesa, la había escuchado... pero no le dije nada y tan solo empecé a ver cómo, formábamos líneas para adentrarnos al pantano.

—¿Vendrás?—pregunto Rosita, mirándome algo confusa ante verme aún lado de ella, y tan solo me mantuve en silencio.

Observe el pantano y en mis fosas nasales pude sentir el asqueroso olor que salía de ahí. Cerré mis ojos frustrada ante mis fosas no poder soportar tan pesado óleo que porvenir de ahí, abrí mis ojos, observando así como tan solo en compañía de Rosita, Siddiq y Daryl, podríamos crearle un camino a los residentes hacia Hilltop; estos, quienes se encontraban descansando y siendo cuidados por Tara. Mordí mi labio al empezar a caminar, sintiendo así mi adolorido tobillo, parecía palpitar; alertándome de que debía detenerme. Sostuve mi navaja con fuerza y empecé a sentir la mocosa agua del pantano, mojar mi mahón y mis botas de montaña. Observe algo temerosa a Rosita y está me observo con un rostro de seguridad, haciéndome adentrar a ella. Daryl y Siddiq empezaron a separarse de nosotras, para crear dos caminos sencillos y despejarlos para los residentes. Sentía como si pisara algo, como si pisara cabezas.

La viscosidad del pantano me creaba dificultad para emprender caminata detrás de Rosita y más cuando mi tobillo parecía estar molestándome justo ahora. Me alerté y sentí mi corazón asustarse al momento de ver cómo Rosita pareció encajarse, y más cuando los gruñidos de aquel podrido caminante resonaron. Pude calmarme, mientras que Rosita pareció verse en apuros y en cinco segundos pareció resolverse sola. Seguí detrás de ella mientras que trague saliva y intentaba de calmarme, pues mis pensamientos ante los gruñidos hacían que en mi mente aparecieran las imágenes de Carl siendo mordido. Cerré los ojos por un instante, pero al instante de escuchar el gruñido de Daryl pareció alertarme ante las circunstancias. Empecé a caminar con algo de rapidez en el agua viscosa, para ayudar a Rosita quien se encontró en apuros ante los caminantes podridos empezar a salir del agua viscosa. Sentí un agarrón en mi pierna y al girarme me encontré con un caminante tan asquerosa que sentí mi estomago revolcarse.

Lleve mi mano derecha la cual tenía mi navaja a su podrido cráneo, pero me detuve al instante de sentir mi tobillo, como si sintiera mi hueso removerse ante quedarse estancado en alguna cosa que estuviera en esa podrida agua. Di un grito de ayuda, pues mi corazón empezó a palpitar con fuerza al sentir como un caminante del lado de donde mi tobillo estaba estancado, salió. El sonido de los gruñidos parecía estar afectándome, pues las imágenes de Carl en mi mente no querían salirse, y parecían molestarme. Hasta que sentí como podridas manos tomaron mi camisa y empezaban a reprenderla obligando mi cuerpo a irse poco a poco para atrás, perdiendo balance. Y sentía como toda mi vida empezaba a correr peligro y solo me tocó gritar, hasta que mi rostro llegó hasta debajo de aquella podrida agua. Empecé a forjar, logrando varias veces salir debajo del agua pero mi cuerpo cayó completamente dentro al igual que los caminantes que querían morderme.

Estaba tan asustada que solo gritaba, y al gritar la boca se me adentraba y tan solo sentía mi cuerpo temblar del miedo. Pero mis ojos se fueron en blanco, como si pareciera escuchar voces que no lograba escuchar desde hace mucho tiempo. No comprendía la situación, pues era como si me hubiese ido a otro escenario, como si todo hubiese dado pausa. Las imágenes de aquellas vías del tren se interpusieron en mi camino de poder salir de aquella podrida agua, pero tan solo sentía manos jalarme y gritos desesperados de afuera. Los ojos azules de Carl me apuntaban, al igual que su arma y supe que escenario estaba al instante saber que fue la primera vez que conocí al chico con el sombrero de alguacil, y sentía mi corazón romperse en mil pedazos al recordar como él había muerto horas atrás. Mi mente se fue justamente en blanco al instante en que fuertes brazos lograron sacarme del agua, tenia mis ojos abiertos, pero parecía estar en algún tipo de shock que no me dejaba mover.

Supe quien me cargaba y es que Daryl parecía verme desesperado ante ver mi estado. Parecía haber quedado inmóvil ante el terrible susto que me lleve delante del pantano, y mi vida no podía estar peor. Escuchaba los gritos de Natasha resonar en mis oídos, ss escuchaba lejos pero podía verla allí a mi lado con sus ojos llorosos, pero a quien sentía sostenerme con fuerza era a Daryl. Veía sus ojos, pero también veía el cielo gris que me sofocaba la vista y creaba que realmente no pudiera percatarme de lo que estaba sucediendo. Cuando cerré los ojos, no capté nada de lo que pasaba, nada. Retome el aire, y sentí como aún seguía cargándome y como lo hacía con fuerza para que no me cayera. Veía los árboles mientras que lagrimas se desprendían sola de mis ojos ¿acaso esto era normal? No sabía que me sucedía o qué le sucedía a mi cuerpo que se sentía tan cansado que ni siquiera podía caminar sin que Daryl Dixon me socorriera. Me sentía inmóvil, ni siquiera sabía por qué lloraba, o si lo sabía pero no quería seguir torturándome con esas imágenes en mi cabeza. Las voces de él, de Daryl y algunos, como Rosita, resonaban en mis oídos como si estuvieran tan lejos pero ellos estaban ahí tan cerca de mi. Podía visualizar a Rosita estar al frente y era como si hubiésemos logrado salir del pantano. Pero de un instante a otro, todo se borro.

—¿Aliana? ¿Aliana?—observe el rostro de ella, de la persona quien me amo y me vio crecer; quien me crió a mi y a mis hermanos, mi tía. Temblorosa al igual que yo, escondiéndonos detrás de unos arbustos, a plena noche. Observe sus ojos castaños, como ella aguantaba mis hombros y hablaba en voz baja.

—Tengo miedo... —susurre, porque realmente lo sentía. Ella me asintió y apretó mis hombros, mientras que parecía derramar lágrimas y voces afuera se escuchaban.—No veo a Nathan, no lo veo.—le dije a ella.

—Escúchame con atención, por favor, debo hacer algo y debo salir, y tú tendrás que correr muy pero muy veloz.—dijo, haciéndome entender lo que estaría apunto de pasar y tan solo me quede callada mientras que su mano acariciaba mi mejilla.—Debo salir porque debe ayudar a otras personas Aliana, no puedo asegurarte que volveré pero debo decirte que si no lo hago, debes tener en mente lo que es la supervivencia, la confianza y el amor.—se fue arrodillando, quedando delante de mi mientras que sus manos luego sujetaron las mías con fuerza y sentí mis ojos ojos cristalizarse.—Cuando salgas corriendo de aquí, debes entender el sacrificio que debí hacer por Natasha, por Nathan, y más por ti. Debes entender que mamá no tuvo elección y que así se supone que fueran las cosas, y un futuro comprenderás que todo, Aliana, todo tiene una razón del por qué se supone que sea así.—dijo, llorando en un tono bajo mientras que se escuchaban tiros y tiros.

—¿Qué haré sola allá afuera?—pregunté, sollozando mientras que esperaba que Natasha apareciera, o Nathan.

—Sobrevivirás como lo has hecho todo este tiempo, pero será más difícil porque quizás yo no esté o Natasha no esté, Nathan tampoco. Pero se supone que sea así y tú estarás bien, y harás siempre lo que es correcto. Encontrarás a una familia nueva y perderás personas, tendrás que hacer sacrificios, muchos y tomar decisiones que te romperán el corazón. Serás una niña grande, oh, se que si lo serás. Serás una hermosa mujer con una fuerza de voluntad tremenda, aprenderás a manejar tus sentimientos y saber que el sacrificio crea la salvación para los que están a tu alrededor. Mi niña, no tengas nunca miedo de sacrificarte por otro, pero no dejes que el mundo te destruya. Tu sobrevivirás, crearás esperanza para que otros sobrevivan y sientan una salvación, tú deberás ayudar y encontrar maneras para que los otros sobrevivan como tú. Amaras a personas a nuevas, quizás incluso tengas novio y estarás muy feliz, recuerda que si lo pierdes a él o alguien más que ames, recuerda que se supone que sea así. Nunca olvides que el sacrificio, crea la salvación, nunca olvides que mamá te ama y que me perdones por cada cosas que te oculte y no te dije, pero era por tu bien.—sentí mis lágrimas resbalarse con un miedo tremendo, sentía sus brazos apretarme con fuerza y como estaba temblorosa, pues ella ni siquiera fue capaz de poder ponerme mi mochila bien.

—¿Qué hay de Natasha?—pregunté llorando, gritando al instante de escuchar tiros y más tiros, ella tan solo puso en mi mano una arma y me detenidamente.—¿De Nathan?—le volví a preguntar.

—Sabrás cuando debes correr, y no mirar atrás.—dijo, llevando a sus brazos una de esas Armas grandes y como ella me miro sonriente, con lágrimas en sus ojos y cómo se salió de los arbustos.

Sentí miedo, oh si, sentí más que miedo en ese instante de quedarme sola. Me quede arrodillada detrás de los arbustos, viendo residentes de mi comunidad gritar y siendo disparados. Soltaba lágrimas al escuchar llantos y gritos, me sentía asustada en cómo los disparos e incluso bombardeos no se detenían. Observe detalladamente cómo mi mamá emprendía viaje a ayudar a algunos de los residentes caídos, y sentí alivio en cómo ví a mi hermana llegar. Natasha estaba llena de sangre y parecía estar en shock, con un arma y poniéndose al lado de mi mamá. Pero todo pareció pasar muy rápido, como en segundos mi hermana era jalada por aquellos hombres y como mi mamá fue a socorrerla. Disparando sin piedad al hombre que la sostuvo porque sabía que la matarían, y ahí surgió, mi mamá cayó al suelo llena de hoyos y con caminantes abalanzándose encima de ella mientras que sentía sus gritos. Mis ojos soltaban lágrimas y ver a Natasha gritar y estallar de furia, me alertó, me alertó a correr. Aunque no viera a Nathan a nuestro alrededor me rompí en miles de pedazos, solo corrí.

—Tráeme una toalla y ropa nueva, por favor.—sentí que mis ojos no podían abrirse, y una voz femenina se me hizo bastante recorrida en ese instante.

—¿Y Rick, Michonne?—mi cabeza quería estallar y tan solo me sentía llena de frío, como voces femeninas convertidas en un eco resonaban en mis tímpanos.

Sentí como la fría agua caía sobre mi y como mi cuerpo empezaba a temblar al sentirla y justamente mis ojos se abrieron, me lleve una impresión y confusión al ver los ojos verdosos de Maggie Greene mirarme, unos ojos aguados y soltando lágrimas mientras que ella parecía querer limpiarme de aquella agua podrida que tenía encima de mi. Me percaté que no tenía ropa, y al ver a Maggie ahí ni siquiera me importo. Me percaté de la presencia de Rosita y al ver a alguien más allí, me hizo llevar una grata sorpresa. Carol, ella me miraba y sentí un tipo de felicidad en ella al verla, pero ver sus lágrimas caer también me hicieron entrar en un tipo de realidad. Sabía porque lloraban y ni siquiera me preocupaba que me vieran desnuda allí tirada en aquel baño que conocía muy bien de dónde era. Sentí mi garganta empezar a tener ese calentón al momento de sentir en mi mente una imagen de Carl tirado en el suelo de la iglesia con un hoyo en su cabeza, verme allí tirada encima de él abrazándolo y rogándole que despertara. Mi hermana me sostenía, ella me sostenía pero ni siquiera ella podía con el dolor que estaba sintiendo en su interior.

Se sentía tan real como lo estrujaba para que se despertara y ya no estaba, mi mente parecía mostrarme ese recuerdo una y otra vez, tuve que llorar a cántaros delante de esas mujeres que me estaban viendo sin ropa alguna. Mientras que el agua caía y se mezclaba con mis lágrimas no evite llevar mis manos a mi rostro para intentar tapar aquellos sollozos, que día tan triste. Sentía un dolor inmenso en mi pecho que me dolía demasiado tan solo llorar, mientras que los brazos de Maggie se aferraron a mi, intentando levantarme mientras que veía sus expresiones de llanto que quería detener para demostrarme fuerza y consolación. Una toalla tan suave fue envuelta en mi cuerpo por ella, me sentía limpia, pero sucia y destrozada por dentro. Ni siquiera podía levantarme sin que ellas me ayudaran, pero tan solo recuerdo haberme caído encima de Maggie y quedarme sollozando con ella, mientras que esas mujeres en silencio lloraban la pedida del niño más querido de ese grupo que había conocido, lloraban al hijo de su líder... a Carl, con mi hermana tirada en el suelo siendo recorrida por Carol mientras ella lloraba. Jure una cosa, una sola cosa. Iba a matarlo, iba matar a Nathan Johnson.

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