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La amenaza.

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Sostenía a Alanna en mi falda, mientras que escuchaba como Negan le leía un cuento de fantasía a Caleb. Estábamos sentados en el césped de uno de los patios de Alexandria, un día a la semana le daban libertad a Negan solo para que compartiera con sus nietos, y sus hijas. Veía el entusiasmo de este hombre al compartir con sus nietos, era alguien que no reconocía, era un nuevo hombre. Su semblante no portaba tristeza, no portaba enojo, portaba felicidad y agradecimiento. Era difícil para mí acostumbrarme a él, acostumbrarme a el hecho de que llevábamos la misma sangre pero era un vínculo que me unía a él, que nunca tuve y aunque fuera tarde, ahora lo tendría. Caleb, quien parecía estar desarrollando más su cuerpo al igual que Alanna estaba en silencio, a veces balbuceaban, sentía que el tiempo pasaba rápido. Mientras Negan le leía a mi primogénito varón, yo a acariciaba el cabello castaño claro de Alanna. También, Judith Grimes se encontraba presente, escuchando a Negan, ella solía pasar tiempo con él.

—¿En qué piensas?—Negan cerró el libro, el cual no había terminado y se dirigió a mi, como estaba haciendo de costumbre estas últimas semanas.

—Pienso en muchas cosas.—le respondí, no de manera cortante, estaba algo pensativa y arisca últimamente.—Aún estoy pensando en Arat, suplico por su vida.—le comenté a Negan, quien bajó la mirada ante recordarle a su ex compañera, quien murió a manos de Oceanside días atrás.—Estoy enojada aún.—añadí, mirando a Negan fijamente.

—No todos serán como Rick, no todos perdonarán y dejaran ir, no todos serán así. Siempre tendremos una parte animal dentro de nosotros.—me respondió él con una voz pasiva, la cual me sorprendió.—Puedo parecer tranquilo, pero siempre seré el mismo demonio que conociste, las personas no cambiamos; mejóranos.—ahí estaba esa mirada malévola, pero era de broma; sonreí.—Estar aquí, estar encerrado me ha hecho pensar muchas cosas, reflexionar sobre mi vida y lo que pude haber tenido si no hubiese cometido tantos errores.—me comentó.

—¿Quieres mejorar como persona?—le pregunté, y él asintió.—¿Por qué?—volví a preguntarle llena de curiosidad mientras que ambos estábamos sentados en el césped, sujetando a los niños en nuestros brazos.

—Sabes, cuando supe que Nathan murió, mi mundo se fue abajo por un momento. Sentía culpa por haberlo convertirlo en un monstruo, sólo quería que sobreviviera pero no quería llevarlo al lado oscuro en donde estaba. Sentí que una parte de mi se había ido, y sé que fui una de las razones que lo llevo hasta su muerte. Era mi hijo, y aún recuerdo cuando llego al santuario, lo reconocí al instante y la conexión que tuvimos fue increíble. Cuando le dije, cuando lo supo, él no me juzgó; me amo.—sonrió, como si recordara esos momentos. Algo nostálgica pero entristecida sonreí.—Tenía a mi hijo en mis brazos pero como mismo lo tuve, lo perdí. Me hablaba de ti, me hablaba de Natasha pero cuando empezó a ver mi interés en ti como padre, pareció agobiarse ante perder mi atención. Quería acercarte a mi de la forma en la que lo hice con él, pero eres diferente, eras dura al igual que Natasha.—comentaba, halagándome a mi y a su otra hija.—Cuando supe que Carl había muerto, no dejaba de pensar en cómo Rick como padre debía sentirse, en cómo tú debías sentirte respecto a él. Quería acabar todo, quería terminar pero sabía que Rick estaba ardiendo en sed de venganza que decidí continuar para demostrarle a mi hijo que no nos caeríamos, hasta que lo perdí. Ahí entendí el dolor de Rick, ahí entendí el sufrimiento y la sed de venganza, mi hijo había llevado al suyo a la muerte, pero mi hijo pagó.—las imágenes del día en que provoqué la muerte de mi hermano me revolcaron las emociones, mi semblante había cambiado por completo.

—Se que Carl hubiese sido un buen padre y Nathan un buen tío.—sonreí, intentando de evadir la conversación nostálgica que teníamos.—Nathan Caleb, debido a tu tío y padre.—le sonreí a mi pequeño, quien estaba en brazos de su abuelo, quien sonreía.—Además de que Nathan salió de Negan, así que también es referencia a tu abuelo.—añadí, con una sonrisa, la cual él parecía contemplar.

—Negan, es hora.—detrás de mi parecía estar la figura de Michonne, alertando de que Negan ya había pasado su hora con sus nietos y conmigo, él pareció entristecerse pero tenía felicidad en su rostro.—La próxima semana podrás dar un paseo por la comunidad si así lo deseas.—le sonrió Michonne con amabilidad, mientras que Negan y yo nos levantamos y este, le pasó el bebé a Michonne, quien con rapidez lo acepto.

—Bueno pequeño alguacil, es hora de irme.—vi una imagen encantadora cuando Negan se acercó a Caleb, dándole un beso en la frente.—Adiós para ti también pequeña princesa guerrera.—Negan beso el pequeño pie de Alanna, sonriéndole a ellos para luego mirarme a mi y llevar su mano a mi hombro.—Adiós, Aliana.—se despidió, mientras que lo mire fijamente siendo cautelosa ante Michonne pasarme a Caleb para ella llevarse a Negan.—Judith, cuida los libros pequeños.—Judith con una sonrisa agarro los libros, mirando a Michonne quien le sonrió.

—Adiós señor.—Judith con una sonrisa se despidió de él, colocándose detrás de mí.

—Adiós Negan, mañana saldré con Rick pero mandaré a Natasha a que te lleve a los niños.—le sonreí amablemente y él no tardó en asentir, con ese brillo en sus ojos.

Aguanté a mis bebés en brazos, mientras que veía a Negan irse con Michonne, incluso veía como ellos parecían hablar tranquilamente. Camine con mis bebés en brazos, tranquilamente por las aceras y sintiéndome bastante tranquila, me sentía llena de paz. No tarde en sentarme aún lado del pequeño lago restaurado en la comunidad, la cual recordaba que había sido lleno de gasolina y causando fuego. Fue el día en que los caminantes invadieron Alexandria, el día en que murió la familia Anderson y incluso Camila. El tiempo había pasado de una manera tan rápida. Me senté en el césped nuevamente, poniendo a mis bebés en el, era un césped limpio y no tarde en ponerles la manta que Alanna sostenía en su mano. La coloqué en el suelo y los coloqué a ellos encima, mientras que Judith se sentó a mi lado con los cuentos. Esta los abrió, mientras que miraba a los pequeños y parecía intentar de leer. Sonreí ante ver el esfuerzo de Judith por copiar inocentemente las acciones de Negan, ella intentaba leerles un cuento a sus pequeños sobrinos. Parecía trabarse pero leía las palabras como Nega le estaba enseñando, incluso la misma Michonne pero Negan era quien en sus tiempos libre le leí a Judith cuando Michonne la llevaba para que él no se sintiera solo. Acaricié el cabello de Judith, alentándola a corregir sus errores para mejorar, ella sonriendo volvió a leer.

Veía en sus fracciones algún parecido con Carl, pero no tenía duda de que Judith era una imagen viviente de la mamá de ambos, a quien nunca conocí y mucho menos me la imaginaba. Sentía la brisa en mi cabello, dándome tranquilidad ante los terribles días que estaba teniendo. No dormía bien pero al menos no me sentía tan metida en ese hoyo de tristeza como antes, todo desde que llegue aquí. Sentí una presencia cerca y al abrir los ojos me encontré a Jayden caminando por las aceras, parecía entristecido aún por la reciente muerte de su compañera, en presencia de Daryl y Maggie, quienes no lo prohibieron. El enojo y el rencor que sentía hacia ellos dos era grande, tanto, que ni siquiera le dirigía la palabra a mi hermana ante no reaccionar por las acciones de su pareja. Las súplicas de Arat rondaban una y otra vez en mi cabeza, esto no era lo que Carl quería, esto no era lo que yo quería para mis hijos, un futuro en donde la venganza sea más que el sentimiento de paz. Mire fijamente como Jayden se acercaba a mí este aún así con una sonrisa en rostro ante ver a mis pequeños y a Judith yo sé aire fresco.

—Sigue pensando y se te quemará el cerebro.—dijo, tirándose aún lado de mi en el césped.—Maldición mira a esa hembra... —mire como Jayden pícaramente parecía observar a su presa, sonreí burlona al ver a Rosita caminar cerca de nosotros esta quien nos sonrió y saludó con un gesto con su mano.—Ayer pase la guardia con ella completamente, se hace la difícil pero sé que le gusta aunque aún parezca un mocoso.—sonrió él, decepcionado.—Mira, ahí viene la samurai. Como me pida nuevamente limpiar las armas la mandaré al carajo sin piedad.—reí ante ver como Jayden miraba fulminante a Michonne, esta se acercaba a nosotros.

Aliana, Aliana necesito tu asistencia.—abrí los ojos como platos confundida ante escuchar por mi radio la voz de Rick Grimes agitada y entrecortada, Jayden me miro curioso ante el llamado de Rick a través de mi radio.

—¿Rick? ¿Me escuchas? Cambio y fuera.—sostuve mi walkie-talkie en manos, mientras que Michonne me miro curiosa al llegar a mi lado, esta se paró delante de los niños, mientras que esperábamos con ansiosas la respuesta de Rick.—Se escuchaba algo agitado.–dije, preocupada.

Maggie, Magg-Maggie está en camino a Alexandria, no permitas que vea a Negan, Aliana responde.—Rick se transmitió por la línea de la radio, se escuchaba entrecortado pero pudimos entender lo que dijo, no tarde en levantarme bruscamente del suelo, notando como incluso Judith se asustó.

—Rick, ¿donde estás? Cambio y fuera.—desvíe lo que dijo, quería saber dónde estaba y como sabía esa información, además de que se escuchaba bastante agitado.—la línea de Rick continuaba escuchándose entrecortada, dejándome ansiosa.

Prohíbanle la entrada, has-hasta que yo llegue, Aliana no dejes que... —mordí mis labios ante no tener entendimiento de las palabras de Rick Grimes a través de la línea de walkie-talkie.

—¿Qué está sucediendo?—me pregunto Michonne, obteniendo su radio y llevándolo a la misma línea donde estaba Rick, escuchando todo entrecortado.

—Dijo que Maggie venía en camino, y creo que se refería a que vendría a por Negan.—explicó Jayden, mirando cómo Michonne y yo nos mirábamos sin saber qué hacer ante no tener tanto conocimiento.

—Jayden, llévate a los niños a casa con Natasha, infórmale lo que está pasando y dirígete con Rosita al puerto de vigilancia. Que le prohiban la entrada a Maggie.—Michonne le dio las órdenes a Jayden, este quien asintió. No tarde en ayudarle para que aguantara a los bebés.—De suceder algo, comunícate conmigo.—le dijo Michonne, antes de que este avanzara a caminar hacia allá.

No tarde en dirigir mi mirada a los portones de Alexandria, a los que se podían ver desde aquí abriéndose. Michonne y yo abrimos grandemente los ojos ante observar que era ella, era Maggie Greene. La noticia a Rosita no le había llegado, Rick nos informó tarde. Sin esperar respuesta de Michonne, quien parecía confusa a lo que estaba pasando, alce mi camiseta dejando ver mi arma. La lleve a mis manos y le señalé a donde debíamos ir, hacia Negan. Empecé a correr ante mi habilidad de agilidad, corría hacia el apartamento donde establecíamos a Negan. Yo no iba permitir que ella le hiciera más daño a las personas por cesar el dolor que nunca sería capaz de olvidar, aunque ella sanará, ella nunca olvidaría a Glenn; yo tampoco, nunca olvidaría a quienes cayeron en esta guerra. Corría con rapidez por las aceras, pensando en un nuevo enfrentamiento con ella, sin importarme el cariño o respeto que le sentía. Ella misma desvanecía ese amor inquebrantable que habíamos creado cuando nos conocimos, cuando empezamos a cuidarnos mutuamente.

Me paré justo delante del apartamento en donde se establecía la pequeña cárcel en la que Negan se encontraba encerrado, tomando aire y bajando los escalones. Metí mi mano en mi bolsillo, buscando la copia de las llaves que Michonne me había dado para cada vez que quisiera acercarme a Negan. Algo ansiosa la abrí, abrí la puerta con cautela. Entré con cuidado y la cerré de igual forma, cerrándola con el mismo seguro. Me quedé parada viendo la puerta, sabiendo que estaba en presencia de Negan y que este estaría confundido ante verme. Mire por la ventana que la puerta ya tenía, intentando de observar si alguien se acercaba pero aún no detectaba la presencia de Maggie por aquí. Aunque Rick no haya argumentado mucho sobre lo que estaba pasando, sabía las intenciones de Maggie Greene en venir acá. Ella acabaría lo que Oceanside empezó. Me aparte de la puerta, mirando fijamente a Negan, quien estaba recostado de su camilla y me miraba algo confuso, esperando que yo reaccionara.

—¿Quien quiere matarme?—pregunto él, levantándose de su camilla. Lo mire fijamente sin saber qué responderle, Negan se asomo por su ventanilla, sonriendo.—Claro, la viuda.—este se alejó de la ventana, mientras que me aleje de la puerta ante ver la presencia de Maggie Greene delante de ella.

—Va tener que matarme primero.—susurre, viendo la mancilla de la puerta a la cual Maggie intentaba de abrir con brusquedad.

—¡Abre, Aliana!—escuchaba la voz de Maggie bastante agitada, mientras la veía a través de la ventana de la puerta. Veía en ella la rabia, veía como intentaba de forzar la cerradura de la puerta.—Michonne, abre esta puerta.—detrás de ella pude apreciar a Michonne, quien parecía llena de tranquilidad y pude notarlo en su semblante.

—¿A que te llevara esto Maggie?—pude escuchar a Michonne, viendo cómo Maggie le daba la espalda a la puerta y parecía estar frente a frente con Michonne.—Todo quedó atrás, sólo debes continuar y aferrarte a eso. Matando a cada salvador que se te cruce con las de Oceanside no les brindará paz o seguridad, siempre más adelante habrá alguien peor, tendremos siempre un costo por cada precio.—Negan al igual que yo escuchábamos atentos la conversación.

—Todo lo que hago es por Glenn, por lo que ese hombre nos hizo. Tengo a un hijo que no crecerá con su padre, un hijo que nunca conocerá quien fue su padre porque Glenn a penas vivía. Perdonarlo no traerá de vuelta la paz y felicidad que sentíamos antes. Fue un error de Rick darles una oportunidad a estos animales.—la voz de Maggie se escuchaba alterada, a diferencia de la de Michonne que se expresaba de forma tranquila.

—Matando a mi padre no hará que te devuelvan a Glenn, o a Sasha. Porque matando a su gente junto con Daryl no hará que su paz vuelva jamás, porque todos perdimos algo. Esto nos costó algo a cada uno y debemos vivir con eso.—a través de la ventana de la puerta pude escuchar la voz entrecortada de mi hermana, viéndola ahí y con un arma, viendo cómo ella le apuntaba a Maggie Greene, a quien ella también sintió cómo una figura materna.—No me importa si debo ponerme en contra tuya, en contra de Daryl o de esas malditas mujeres que están a su lado, pero te haré entender que esto no es lo correcto. Tú no fuiste la única que perdió algo, no fuiste la única que sufrió. Perdí a mi hermano en esta guerra, por más malo que haya sido, merecía vivir, al igual que Carl, al igual que todos los que perdimos y si quieres matar a Negan, créeme que no vas a sentir tranquilidad y mucho menos si dejas a tu hijo huérfano porque mi bala cruzará por tu cabeza, sin excepción.—no podía estar mas sorprendida ante las palabras de mi hermana, ante ver cómo defendía la postura de Negan y balanceaba lo que era gusto.

—Maggie, estamos contigo. Somos un equipo, no deberíamos estar en esta postura. Estamos juntas en esto, estamos con Rick, como siempre ha sido.—podía escuchar la voz entrecortada de Michonne y como toda esta conversación parecía ponerse emocional.—Nunca podré soportar la idea de que Carl no esté, o de que los demás tampoco estén pero así deben ser las cosas, así son ahora y debemos continuar con lo que tenemos.—abrí la manecilla de la puerta con suavidad, encontrándome con la espalda de Maggie, quien giró su cuerpo y me miro, veía sus lagrimas resbalarse por sus mejillas mientras me miraba.—No podemos crear entre nosotros una guerra que nunca empezamos, aunque ellos no estén debemos darle al mundo lo que ellos querían dar, lo que siempre quisieron. Debes darle a Hershel Jr lo que Glenn le hubiese dado.—Maggie continuaba mirándome mientras Michonne parecía calmar sus emociones, la chica de ojos verdosos bajo su mirada y incluso, guardó su arma.—Solo debes dejarlo ir.—le añadió Michonne, mientras que Negan parecía mirar la situación entristecido.

—Entra.—le pedí a Maggie, quien me miro al igual que todos los demás ante mi petición.—Acaba lo que empezaste.—le aconsejé, mientras que mire a Negan, viendo cómo este me asentía con la mirada.

—Aliana.—Natasha me miro, mientras que salí por la puerta pasándole por un lado a Maggie, subiendo los escalones y dirigiéndome a la acera, tomando aire ante esta situación.—Aliana, esto no es un puto juego.—mi hermana parecía enojada, parecía ansiosa en ver qué Maggie le haría a Negan.

—No le hará nada, confíen en ella aunque sientan que no deban.—susurre, viendo de reojo cómo Maggie cerraba la puerta del apartamento, mientras que Michonne se quedaba afuera, teniendo su radio en mano.

—¿Qué pasa?—le pregunté cuando juré haber escuchado la voz de Carol a través de su línea, Michonne me miro fijamente a los ojos.

—Los salvadores atacaron a la gente del reino en el campamento, necesitan soporte.—me respondió ella, no tarde en mirar fijamente a mi hermana y sonreír, si, esto era lo que quería hace mucho; poner orden.

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