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El caos en él.

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Aliana Johnson

Sentía como la respiración me faltaba, sentía mis manos sudadas y tenía un inmenso dolor en el pecho. Tenía una gran ansiedad sofocándome, tanto que podía sentir como sudaba, como tenía el deseo de arrancarme incluso las uñas. Los gritos de Nathan me alteraban más aunque lo escuchara lejos, él estaba ahí pero yo no estaba concentrada en lo que me decía. Solo pensaba en cómo él apuntó directamente hacia donde estaba ella, hacía donde estaba Natasha escondiéndose detrás de un auto junto a Daryl. Después de mucho tiempo pude verla, pude ver esa valentía que siempre portaba y se había desvanecido cuando vi su cuerpo caer al suelo. Mi corazón aún latía con rapidez, aún sentía la adrenalina inocente en mi. Ignoraba los gritos de Nathan, como parecía haber disfrutado lo que había pasado; lo que él mismo había planeado. Veía su rostro, veía cómo parecía tranquilo con lo que había pasado; era un monstruo.

Agarraba mi arma mientras que se movía al ritmo de mi mano temblorosa, no quería mirar a nadie. No quería ni siquiera mirar a Arath o Dwight. Solo pensaba en lo que había sucedido, en las ráfagas de tiros, en todos los hombres que murieron allá o en los que yo había matado inocentemente. Ver el rostro de Maggie horrorizada ante verme ahí, ante ver cómo disparaba a sus hombres y los mataba, no podía dejar de pensar en ella; no quería lastimarla, no quería lastimar a lo que estaba creciendo en su vientre. Tampoco podía evitar en mis amigos, en Rosita intentando de cubrirse para que esta gente no la lastimara, no quería hacer eso, yo no quería estar ahí. Respira entrecortadamente, las emociones se me habían venido arriba, todo se había mezclado dentro de mi. Quería arrancarme la cabeza y dejar de pensar en cómo Carl Grimes había abierto fuego en contra de mi, en cómo me disparo a los pies respondiéndome cuando abrí fuego obligadamente hasta donde él estaba.

Sentía esas náuseas, sentía esas ganas de vomitar y como mi estómago se revolcaba. Veía cómo nos acercábamos al santuario, veía a muchos salvadores afueran; entrenaban, se preparaban para la guerra que se aproximaba. Habíamos ido con cuatro camiones, volvimos con tres y con 8 en total, incluyéndome. No veía el momento en que el camión se detuviera, en respirar aire fresco lejos de estas personas, quería estar distante y reflexionar cómo me gustaba hacer. Mis manos temblaban aún más cuando en mi mente se repetían esos momentos de hace una hora aproximadamente, aún no podía asimilar que quizás mi hermana haya muerto, ni siquiera sé si vivió; no sé nada y eso me carcomía. El camión se detuvo, se detuvo y no tarde en bajarme del camión, no tarde en llevar mis manos hasta mis rodillas respiré y luego me descargué, vomité en una de las aceras del santuario sintiendo muchas miradas en mi en cómo simplemente me limpié la boca y agotada empecé a caminar.

—¿Vas a seguir ignorándome?—sentí como mi cuerpo se movió con brusquedad ante el agarre de Nathan en mi brazo, deteniéndome y tan solo suspire agotada.

—Suéltame Nathan, esta vez no respondo.—vi cómo en su rostro se formó una sonrisa ante mi comentario respecto a su agarre con brusquedad.

—¿Está vez vas a matarme?—me pregunto, mientras que pude observar su brazo izquierdo el cual le había disparado con mejoría.—¿Ah?—me llamo ante mi silencio.

—Rétame.—le dije entre dientes, mientras que sentí como con delicadeza soltó mi brazo, notando como algunos salvadores seguían en lo suyo pero algunos, observaban la escena. Dwight se acercó a nosotros, este quien nos observaba desde que se bajó del camión.

—Nathan, esta cansada, todos los estamos; déjala ir.—


Arath dejó de mirarme y incluso se alejó de mi campo de vista, baje la cabeza y lleve mis manos a ella mientras que respiraba con frustración. Estaba metida en un callejón sin salida y solo rogaba poder salir de aquí con vida, o ni siquiera eso me importaba, ya nada me importaba. Ya me han golpeado y intentado de matar en esta comunidad, solo estoy intentando de vivir en paz y nadie me deja. Suspiré y suspiré con mi mente en blanco, sentí mis ojos húmedos con tan solo pensar en que tuve la oportunidad de irme de aquí y no la acepte. No sabía que sucedía conmigo, me sentía extraña o vacía, abandonada, pero si había un Dios allá arriba solo le pedía que me salvará y sacara de aquí. Mi mente se fue hacia atrás, hacia aquel día en donde me pusieron delante de dos hombres arrodillados que me suplicaban que no los asesinara. De tanto presión había jalado el gatillo y los había matado asquerosamente, me perturbó tanto ver aquel hoyo en sus cabezas sangrientas que corrí. Tanto así que de la furia, le disparé a Negan por el hombro. Alcé mi cabeza y la eche para atrás del espaldar mientras que cerré los ojos y me aferré al último recuerdo lindo que tuve.

Carl, Dios, han pasado tantos meses que ni siquiera me acordaba de su rostro y eso dolía por completo. Lucia diferente, hermoso y cuidado como siempre pero no sentí la misma emoción que sentía cada vez que lo veía; sentí miedo y incluso atemorizada al verlo. No sabía que estaba sucediendo conmigo, solo quería jalarme las greñas y llorar de la frustración. Me sentía en una telenovela, cuando estás siendo secuestrada y lo único que deseas es volver con tu chico, en este caso no era así. Yo no deseaba volver, deseaba alejarme de cada uno de ellos. De tan solo pensar en lo que he hecho y en el monstruo que me he convertido, no quiero ni aparecer por las puertas de aquella comunidad hasta que mi conciencia este sumamente limpia pero ni siquiera eso bastaba.

Me preguntaba qué pensaría Rick Grimes de mi, verme ahí disparándole sin consideración alguna y que incluso le di a mi propia hermana. Me sentí fatal, tanto así que hice un aguaje de llorar pero me contuve, hasta Maggie Greene estuvo ahí y ni siquiera me detuve por ella o su bebé. No me detuve por nadie, ya no tenía consideración y eso me estaba matando, estaba siendo alguien que no soy. Sentí mis vellos erizarse al ver aquel portón del santuario estar delante de la ventana del camión, arquee la espalda mientras que acomodé mi cabello de lo nerviosa que estaba. Sabría qué Negan estaría esperando noticias y querrá saber dónde diablos está Anthony y Danna, y que había sucedido con ellos. No quiero estar ahí para saberlo y deseaba que no hubieran consecuencias, pero las habrían y eso era lo que me atemorizaba.

El camión se detuvo, me empezaba a preparar mentalmente para los problemas que se provocarían hoy, en un solo día tenía más de tres problemas encima. No había salido durante una semana y cuando salgo, todo se ha arruinado, simplemente por mi culpa. Me baje con brusquedad del camión como si estuviera tan molesta por lo sucedido, solo estaba frustrada y sin saber que salida encontrar. Sentí miradas en mi, frías y extrañas miradas las cuales aún no me acostumbro a que me miren, ni siquiera me detuve cuando Dwight empezó a llamarme. No quería enfrentarme a nada, a nadie y mucho menos a él, a Negan. Aunque al mirar atrás, pude ver cómo Simón apareció en mi campo de vista y no tan solo eso, vi como Arath se acercó a él. Sentí una mala vibra que no me dejo caminar más, pero con aquella mala vibra abrí la puerta para adentrarme dentro del santuario. Camine por los largos pasillos, pensando en las consecuencias que tendría por haber matado a dos de sus hombres y no tenía excusa alguna, Arath y otros salvadores habían visto a Rick, a Daryl, a Maggie, a Natasha y habían visto a Carl.

Me detuve en uno de los pasillos, recostándome en la pared y pensando su nombre miles de veces, Carl Grimes. Extrañaba tanto ver su rostro, ver su cabello largo castaño y aquel sombrero de alguacil que lo definía, su mirada penetrante en mi que logró hacer que mis ojos se humedecieran. No pude describir la felicidad que sentí cuando sus cálidos y labios rosados tocaron los míos después de mucho, no pude expresarme ni siquiera, ni una palabra pude decirle y solo huí de ahí, me fui y más cuando pude haberme ido con él. Pero no lo hice, y eso me torturo mentalmente.

Negué miles de veces, respirando profundo y intentando asimilar que sucedería y que pasaría tanto aquí, como en Alexandria conmigo. ¿Qué pensarían de mi? Maldije en voz alta mientras que me levante del suelo, se escucharon gritos provenir de afuera. La curiosidad era peor que mi situación ahora, me dirigí a caminar por donde vine para averiguar qué eran esos gritos afuera. Salí por la puerta, yéndome hacia la entrada principal y encontrándome con las personas en un círculo. Se escucho la voz de Dwight gritar y incluso la voz de Simón, me acerqué pasando a través de las personas quienes me dieron espacio y pude verlos discutir de un lado a otro, y mi nombre se vio envuelto; lo que me hizo tensar.

–Ella no los mato, intentaron atacarla y se asusto. No lo hizo por querer hacerlo, tenía miedo es solo una niña, maldita sea una niña.–grito Dwight señalándome al verme llegar, baje la cabeza con frustración; este sería otro problema sin resolver, y creado por mi. Sabía que se referían a los dos hombres que mate en el bosque para que no lastimaran a Carl.

–Claro.–hablo sarcásticamente Simón, alce mi vista y él dirigió su mirada en mí y se rió.–¿Crees que no lo sé? ¿A quienes se encontraron allí alrededor que no les dieron el pasó hacia acá?–pregunto, un silencio se creo. Mire a Dwight con preocupación, acabamos de llegar hace unos quince minutos, imposible que le hayan dicho tan rápido todo y que le hayan informado.–¿O no es cierto Arath?–cruce miradas con todos hasta encontrarla, no tarde en fruncir el ceño y mirarla con molestia.

–Si, señor.–respondió ella, observándome pero no con malicia en sus ojos, pero no evite sentirme desilusionada. Ella había visto a Carl, pero no pensé que fuera a ir argumentar.

–Dwight, no me concuerda que ellos hayan querido lastimarla. ¿O quizás ello quizo lastimarlos a ellos para que no lastimaran al chico?–en ese instante de el preguntar eso me vi en una rabia que mi cuerpo pedía golpearlo.

Sentí un impulso y simplemente sucedió. Lleve mis nudillos a la mejilla de Nathan, lo golpee tan fuerza que sentí dolor en mis nudillos. Alcé mi vista y ni siquiera le di tiempo a que me respondiera el golpe, lo empuje nuevamente como me había enseñado Arath, como él había obligado a que me enseñaran. Escuche el sonido de mi arma caer al suelo, no me preocupe por eso. Escuche los murmullos y las voces agitando a que lo golpeara nuevamente y lo hice. Nadie se opuso y crearon un círculo del cual no saldría hasta descargar mi rabia. Él me golpeó el rostro justamente en el labio, caí en él suelo y sentí mis rodillas rasparse con el cemente. Todo se puso lento cuando lleve mis dedos a mis labios y sentí la sangre resbalarse por mis yemas, no pensé cuando sentí las manos de Nathan agarrarme con brusquedad por mi chaqueta. Me alzó y caí nuevamente en el cemento, gruñendo mientras que me vi obligada a levantarme para defenderme.

Lo mire y pude ver su sonrisa, esa sonrisa de burla que me llenaba de rabia. Su mano agarro con mucha agresividad mi cabello y sentí un inmenso dolor en mi cráneo, gemí y intenté golpearlo, hasta que le di justamente en su hombro izquierdo en donde le había disparado. Este gimió, soltándome. Al volver a intentar atacarlo me enredé con sus pies al igual que él con los míos y ambos caímos al suelo. Sentí mi mejilla rasparse con el cemento, me dolía el cuerpo y las rodillas, más de lo que sentía en estos días. Sentí los nudillos de Nathan golpearme con fuerza, ya me sentía débil y intenté golpearlo o evitar que él lo hiciera. Pero mientras me golpeaba me fui ida, escuchaba las voces agitadas de todos pidiendo mucho más y mientras eso sucedía mi mente se iba en blanco. Mis ojos se nublaron por el dolor de los golpes, además de que mi mente estuviera cargada sentí rabia y mi enojo querer salir. Lleve mi mano hacia el cemento arrastrándola y buscando mi arma que había caído.

Sentí mi arma en ese momento, no tarde en agarrarla con fuerza y con un rápido movimiento, golpeé a Nathan con ella en la cabeza. Cayó al otro lado de mi, adolorida intenté levantarme pero el dolor de mi cabeza era inmenso. Con la poca fuerza que tuve me trepé encima de él golpeándola con mis doloridos nudillos y sintiéndome mucho más superior que él. Aunque lo peor para él fue cuando lleve el mango de mi arma hasta su hombro aún en recuperación, le di justamente en la herida viendo cómo él se retorció y gimió adolorido. Volví a golpearlo, sintiendo sombra ante las personas, miraba el rostro de mi hermano, sus mejillas coloradas y como incluso de sus labios salía sangre pero aún así él no dejaba de reírse de burlarse. Sentía esas ansias de borrarle esa sonrisa de su rostro, golpearlo no me llenaba la rabia y el vacío que él me provocaba. Sentí mis ojos humedecerse, él era mi hermano y parecía mi peor enemigo, sentía que lo odiaba pero todo había acabado cuando un bate lleno de púas que se interpuso en mi rostro.

—Se acabó el teatro.—escuche aquella gruesa voz llena de sierras, me sentía aliviada de que él hubiera llegado porque no sabía lo que sería capaz de hacer si me dejaban más tiempo con él.—Esto no es un circo para entretener a los payasos.—Negan observaba a Nathan en el suelo, este quien con dificultad se levantó, observando cómo Negan lo miraba con enfado.

—Puedo explicarlo, señor.—Nathan se arregló su camisa estrujada mientras le hablaba a Negan, yo observaba cómo habían muchas personas alrededor de nosotros observando la escena.

—No quiero explicaciones, quiero silencio y atención.—dijo Negan, creando un inmenso silencio delante de todos esas personas delante de nosotros.—Tenemos a tres comunidades encima de nosotros, tenemos a esa gente atacándonos y acechándonos. No quiero niñerías, no quiero más salidas para emboscarlos sin mi permiso.—al decir eso Negan no tardó en mirar a Nathan, este quien miraba al suelo sin mirar a Negan a los ojos.—Quiero que se preparan para pelear, quiero que demostremos lo inteligentes que somos. Quiero que hagamos miedo y respeto como siempre, quiero que respeten esta comunidad. No quiero que nadie jamás nos vuelva a enfrentar porque somos los salvadores y vivimos de la orden mundial, vivimos de las reglas y es por eso que estamos aquí.—todos asintieron ante las palabras de Negan quien pareció poner la calma ante la escena llena de drama hace unos segundos.

—Señor deben darle el informe de hoy.—Simón aún lado de Negan hablo, mientras que Nathan aún permanecía con la cabeza baja, los demás parecían irse a sus posiciones anteriores.

—No, me darán el informe después. Jayden y Arath, vayan a la armería, hagan su trabajo; Connor dejo un desastre allí.—Jayden y Arath asintieron ante la petición de Negan, estos sin decir más simplemente se fueron.—Dwight y Nathan, se van a quedar aquí afuera, sacarán a los prisioneros de la jaula de caminantes y los llevaran a los nuevos dormitorios, empezarán a trabajar enseguida.—Nathan más calmado ante la presencia de Negan este simplemente se fue aún lado de Dwight, quien se marchó en silencio.

—¿Puedo irme?—pregunté ante verme sola con él, Negan llevo su mano a mi espalda, alentándome a caminar junto a él.—Eso es un no... —suspire caminando a su lado y en silencio, sintiendo algunas miradas en mi mientras caminaba junto a Negan.

—Me preocupas, niña.—mire a Negan sorprendida ante lo que había dicho mientras que caminaba a su lado con cuidado ante sentirme adolorida, este me abrió la puerta principal para entrar al santuario mientras observe algunos residentes trabajando como siempre.

—No somos amigos, no debes preocuparte por mi, yo no me preocupo por ti; por mi que te maten.—dije con total honestidad, viendo en el rostro de Negan una pequeña risa la cual pude escuchar mientras caminaba con él, este sujetaba su bate.

—Vaya, de verdad que tú imagen no me defrauda.—hablo este halagándome, caminábamos por los pasillos hacia su habitación, en donde Negan solía hablar con las personas que quería reunirse a solas.—Yo comprendo que estés molesta conmigo pero realmente no comprendo el por qué con Nathan, lo que vi y lo que he visto, definitivamente no me está agradando.—caminé con cuidado a su lado pues él abdomen cada vez me dolía más.

—No lo defiendas, es igual de imbécil que tú.—respondí con mi voz cortante, dándole espacio a Negan para que abriera la puerta de su habitación.—No se quien de los dos es más imbécil.—añadí a mi comentario mientras que entré a la habitación de Negan, enfocando mi vista en aquel cómodo sofá.

—¿Crees que soy un imbécil?—pregunto él sorprendido ante mi ofensa, me senté en el sofá y tan solo observe cómo él dejaba su bate aún lado de la puerta la cual dejo media abierta.

—Los malos a veces son los más inteligentes, no te subestimo, solo me pareces un poco imbécil por tus acciones.—corregí lo que había dicho.—Nathan no es con quien crecí, su influencia aquí lo ha cegado.—me acomode en el sofá, recostándome mientras que Negan se sentaba en el sofá delante de mí y me pasaba una botella de agua.

—Ja, no... —él suspiró con una risa, mientras que no tarde en abrir la botella de agua y darle un sorbo.—Nathan llegó siendo así, él llegó demostrándome ese liderazgo, demostrándome esa valentía; no le importaba enfrentarse al peor enemigo, él lo hacía y ya.—comentó, recostándose también en el sofá.—¿Sus padres lo dejaron ser así de agresivo?—él me miró, me miró muy curioso como si esperara mi respuesta con ansias.

—No crecimos con nuestros padres.—le confesé, me acomode nuevamente en el sofá y me recosté mirando al techo mientras tenía una charla psicológica con Negan.—Nos crío nuestra tía materna, quizás por esa razón él sea así, no crecimos un padre que nos enseñara a no sobrepasar nuestros límites.—dije, sintiéndome algo aliviada de los dolores.

—Lo golpeaste como si fueras un hombre, me quedé sorprendido. Buena defensa para ser mujer. Humillaste a mi mejor hombre.—sonreí ante el halago burlón de Negan.—Cuando Nathan llegó aquí no tenia nada que enseñarle, él sabía lo suficiente, se lo que es capaz de hacer pero es lo que ha visto, es cómo ha aprendido a sobrevivir.—susurro él, aunque me gire un poco para observarlo.—¿Por qué lo golpeaste de esa forma? ¿No te basto con dispararle?—pregunto él curioso, suspire, calmando mis emociones para así responderle de forma neutral.

—Nathan le disparó a Natasha, es nuestra hermana mayor, yo lo vi y fue él, él le disparó. Solo la ví caer al suelo y Arath agarro mi brazo, me llevo hasta el camión y nos fuimos minutos después. Por eso lo golpeé porque no le importo, porque lo hizo con toda la intención, Negan.—le conteste, notando como se sentó y parecía enfadado con lo que le dije, parecía no poder creerlo.

—¿Querías matar a tu hermano?—me pregunto él, negué con rapidez.—Aliana, yo no te estoy reteniendo aquí. El día en que fuimos a Alexandria tuviste la oportunidad de quedarte, te demostré que yo no soy el malo, si te quedaste aquí fue por Nathan, fue tu elección porque eres una niña y por más monstruo que sea, no te haría daño. Me caes bien y serás también una futura asesina en serie.—me quedé mirando fijamente a Negan mientras que este me halagaba.—Pero tú marcaste tu destino cuando pensabas que podías ser una salvación para tu hermano, yo lo intenté pero te juro que él mismo me causa miedo, lo respeto.—dijo este levantándose de su sofá y observándome.—Si no te has ido de aquí, ha sido por Nathan.—él no tardo en darme la espalda mientras que tan solo me quedé recostada en su sofá, observando el techo y en todo lo que había pasado hoy.

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