Lo primero que noto al despertar es la cómoda cama en la que me encuentro y el delicioso olor a colonia que desprende de ella, entonces caigo en cuenta que está no es mi habitación cuando veo a Jimin salir de la ducha con sólo una toalla cubriendo su masculinidad mientras las gotas se deslizan por su torso desnudo.

—Puedes tomar una foto —Dice llamando mi atención.— Dura más

Jimin me dió una sonrisa y se encaminó hacia su armario, sabía que estaba mal mirarlo pero no podía dejar de hacerlo, quería acariciar su espalda mientras el susurraba mi nombre en mi oído ¿Por qué era tan sexy? Los pensamientos morbosos se detuvieron al ver unas extrañas marcas en la parte baja de su espalda justo antes de la toalla, no las había visto aquella vez en mi departamento, tal vez por la oscuridad pero ahora eran más que notables. Tenía en total 6 marcas iguales pero la pregunta aquí era: ¿A qué se debían?

—Secretaria Kim —Me llamó.— No quiero arruinar su momento de fantasía pero necesito cambiarme

—Ah si... Lo siento señor

Me puse de pie rápidamente y entré al baño, estaba segura de que justo ahora era un desastre andante y realmente tenía ganas de una ducha. Yo era la clase de personas que no podía estar un día sin bañarse y me sentía extremadamente sucia, debido a eso solía ducharme dos veces al día.

—Secretaria Kim

—¿Si, señor?

—Puedes tomar una ducha —Dijo.— Se que odias no hacerlo, dejé un cambio de ropa para ti sobre la cama.  Estaré a bajo preparando el desayuno

—Muchas gracias, señor Park

[...]

Mientras descendía las escaleras el delicioso aroma de comida inundó mis fosas nasales, si había algo que realmente me sorprendía de mi jefe era su gran talento para la cocina.

—¿Terminaste?

—Si, muchas gracias por la ropa. Se la devolveré después

—No hace falta —Dijo negando con la cabeza.— Puedes quedarte la

—¿Cómo? —Dije arqueando una ceja.

—Oh, no, no es lo que piensas. Ya no suelo usarla porque me queda demasiada ajustada y a ti se te ve mejor que a mi

Su repentino comentario me hizo sonrojar ¿Qué demonios? Nunca antes lo había hecho con mi jefe, ¿entonces porque de repente? Al igual que yo, Jimin vestía ropa deportiva que le quedaba de maravilla

—¿No vas a desayunar?

—No, no suelo desayunar por las mañanas

—¿Por que no?

—Simplemente no me gusta, haz lo tú.

Asentí con la cabeza y me dispuse a comer o al menos lo intenté, Jimin no dejaba de mirarme mientras lo hacía y me ponía incómoda.

—¿Te pongo nerviosa?

—¡No, para nada! —Negué.— Estoy bien

—Quiero agradecerte por haberte hecho cargo de mi pero también quiero ofrecerte una disculpa si me porte mal contigo

—Estaba muy sorprendida cuando el vicepresidente Jeon me llamó. Nunca antes lo había visto en tal estado

—Lo sé, normalmente suelo moderar me a la hora de beber pero si le soy sincero, soy más tolerante al alcohol de lo que usted piensa.

Un silencio se formó en el comedor, Jimin tenía la mirada perdida como si estuviera intentando recordar lo sucedido ayer por la noche. Dejé de mirarlo y seguí terminando con mi desayuno, debía volver pronto a casa, el sábado era mi día de lavado y limpieza por lo que me esperaban muchas tareas en casa por hacer. Además de eso tenía una cena con mi padre y hermano dentro de unas horas, no quería que siguieran haciéndose ideas que no eran respecto a mi jefe

—Haerin...

—¿Si?

—¿Qué fue exactamente lo que te dije ayer?

—Yo... —Dije nerviosa.— Me pidió que me quedará con usted y... Nada más

—¿Estás segura?

No sabía si debía decirle que me había contado sobre su novia fallecida, ayer por la noche lucía realmente destrozado por el simple recuerdo, que me fue imposible no llorar junto a él. No quería verlo triste una vez más, mi corazón no soportaría verlo una vez más pero la mirada que me estaba dando esperaba que yo le fuera completamente sincera.

—Me hablaste sobre Hye Sun

—¿Hye Sun? ¿Te dije... todo?

—Si

—Entiendo.

Ahí estaba de nuevo esa mirada, sin poder evitarlo me puse de pie y lo abracé. Sentí como se tensaba ante mi acto pero lentamente se fue relajando hasta sujetarse de mis brazos como si fuera una especie de muro en el que podía sentir se seguro de cualquiera peligro. Conocía el dolor de perder a un ser querido, mi madre murió de cáncer hace un par de años y fue lo peor que nos hubiera sucedido, siempre fui cercana a ella y saber que nunca más la vería me destrozó por completo, por lo que después de fallecer me mudé a un departamento cerca de la empresa. No podría soportar estar ahí y no verla hacer cualquier cosa por toda la casa, sonreír, reír y cantar como a ella le gustaba

—¿Puedo pedirte un favor? —Dijo Jimin apartándose de mi.

—Por supuesto

—¿Podrías mantenerlo en secreto? Nadie sabe sobre ella además de mi familia y Jungkook

—¡No te preocupes! —Exclamé con una sonrisa.— Soy una tumba, nada saldrá de mi boca aún si me vida depende de ello

—Gracias —Sonrió.— ¿Has terminado? Te llevaré a casa

—No hace falta, tomaré un taxi

—Insisto.

—No, de verdad, no hay necesidad pero gracias por la oferta

—Entonces puedes llevarte mi auto

—¡Imposible! —Grité.— No podría después de que gracias a mi le robaron uno

—Está bien. Si eso llega a suceder, esta vez sí te cobraré por ello

Jimin tomó mi mano llevando a rastras hacía su cochera dónde había una respetable cantidad de autos que en mi vida podría tener. Depositó sobre mis manos las llaves de su BMW después de pedirme que cuidara de su hijo cómo le gustaba llamarle a sus autos

—Te veré el lunes en la empresa —Dijo.— Recuerda llegar temprano, haremos la revisión del avance de las propuestas

—Está bien, le llevaré el auto

—Quedate lo —Me interrumpió.— Casi no lo utilizo

—¡¿Qué?! No puedo aceptarlo —Negué rápidamente.— ¡Se lo devolveré!

—Te he dicho que está bien, acéptalo como un regalo de disculpa por todas las molestias que te he causado

—Pero...

—Date prisa, también tengo muchas cosas que hacer hoy

Aturdida asentí y encendí el auto... Mi nuevo auto ¿Cómo le explicaría a mi padre y a mi hermano sobre ello? No podría decirle que mi jefe me lo había regalado, ningún jefe te regala un auto tan lujoso como el BMW eso sólo podría suceder en los dramas o novelas para adolescentes y este no era para nada mi caso. Por el retrovisor pude observarlo despedirme con una sonrisa para después comenzar a trotar de lado contrario en una de sus rutinas de cada fin de semana. Una extraña calidez y felicidad me invadió ante el recuerdo de Jimin y yo abrazados

—Yo nunca te dejaré solo, siempre estaré contigo —Murmuré con una sonrisa.