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CAPÍTULO 3

▬▬( ❝ EL GIRO DE LA VIDA ❞  )▬▬










Por la mañana Kaylee se despertó acurrucada con las mantas cubriendo su cuerpo con ellas, Domino tenía su espalda apoyada con la de ella y podía sentir el calor que transmitía, la luz del día se colaba por debajo de la larga cortina oscura qué casi tocaba el suelo.

El despertador aún no sonaba, había despertado siete minutos antes de las seis de la mañana, Domino movió su cabeza y ella se giro para poder mirarlo.

"Hola precioso", saludó ella besando su cabeza peluda. "¿A que hora llegaste? Pensé que dormías con Mike"

Domino solo movía su rabito contra la cama golpeando las cobijas una y otra vez con emoción.

"A mi también me gusta despertar con tu carita toda preciosa", espetó besando su nariz.

Entonces la puerta fue golpeada sutilmente antes de ser abierta, Camille Newton entraba a la habitación con una sonrisa.

"Buenos días amor", saludo ella con alegría entrando por completo a la habitación.

"Hola mami".

"Ah hola cielo. Pensé que seguías dormida", saludo mirando de reojo a su hija mientras Domino se tiraba para mostrar su panza. "Ahí esta mi niño favorito, mi consen".

Kaylee miró a su madre con una ceja arqueada antes de incorporarse en la cama con ayuda de sus codos.

"Eso sin duda no nos causará daños a futuro", espetó.

"Vamos, es hora de levantarse cariño", dijo Camille acercándose a la ventana para correr las cortinas.

"Ya oíste Domino, levántate".

"Esta vez si te hablaba a ti", respondió ella con diversión viendo como su hija volvía a recostarse. "Vamos cielo, aún debo de despertar a tu hermano".

Y Mike entró con el cabello revuelto, ojos adormilados, su pie izquierdo había perdido el calcetín qué lo cubría.

"Que bueno que despertaste cariño", habló Camille con una sonrisa que se desvaneció lentamente al ver como Mike se dejaba caer del otro lado de la cama de Kaylee. "Oigan ustedes dos, tienen que ir al colegio".

"Cinco minutos ma", habló Mike contra la almohada mientras se ponía boca abajo.

Camille puso los ojos en blanco, Domino caminó por encima de Mike hasta llegar al medio de ambos para dejarse caer y colocar su cabeza en la espalda de Mike.

"No me ayudes", espetó la mujer al can.

Unos diez minutos más tarde Mike salía de la ducha un poco más despierto que antes, pero si tenía la oportunidad de volver a la cama la tomaría. Kaylee entró al baño después de él, su hermano siempre dejaba todo acomodado para ella, así que solo debía moverse de una silla a otra.

Veinte minutos después ella salía del baño con el cabello recogido en una toalla de color morada en dirección a su habitación, donde su ropa ya estaba lista en la cama. Ella no había notado que había nevado durante la noche y ahora todo el jardín estaba cubierto por una capa de nieve que se extendía hasta la calle principal, entonces se acercó a su armario y sacó un suéter extra de lana y un chaleco para su espalda de color blanco, además de un gorro para cubrir su cabeza y sus orejas.

Había sido misión de Kaylee no depender tanto de sus padres con respecto a cosas como vestirse o ir al baño, entonces si lograba cambiarse de ropa en menos de 10 minutos ya era una ganancia. Después de vestirse iba el maquillaje, Kaylee solo cubría sus ojeras y ponía brillo labial en sus labios, sombra de un color neutral en sus ojos, además de algo de máscara de pestañas de color negra, y mientras aplicaba una generosa capa de brillo en sus párpados Mike entró a la habitación, estaba descalzo y su camisa arrugada, ¿Qué importa? De todas formas no se quitaría la chamarra el día de hoy, el joven peinó su cabello al mirarse en el espejo por unos segundos, después salió dejando la puerta abierta.

Kaylee puso los ojos en blanco y comenzó a mover la silla hasta su escritorio donde la noche anterior había hecho tarea, solo así pudo salir de su habitación e ir hasta las escaleras.

"¿Lista bicho?", preguntó Alexander con una sonrisa al salir de su habitación, se estaba abrochando la manga de la camisa.

"Sip".

"Mike, bajas la silla!", exclamó Alexander tomando a Kaylee en sus brazos para comenzar a bajar.

"¿Crees que el sótano quede listo pronto?", preguntó Kaylee.

"Están arreglando la luz cielo, además me gustaría que hubiera un baño allá abajo para ti".

"¿Mi propio baño? Estás diciendo que ya no vete los calzones de Mike en el suelo?", preguntó con asombro y diversión, su padre ríe.

"Si, es exactamente lo que dije..."

Y así llegan al piso de abajo, desde el accidente de Kaylee su padre o Mike la bajaban cargando, pero en los últimos tres años ella había crecido un poco más y entonces la idea de restaurar el sótano para convertirlo en su habitación se puso sobre la mesa.

En el comedor ya estaba servido el desayuno, esa mañana había un enorme plato de tocino en el centro, jugo de naranja, café, pan tostado y huevos revueltos.

Kaylee ocupó su lugar habitual, su padre comenzó a pasar los platos, cubiertos y vasos cuando Mike bajó con la silla de ruedas en sus manos y su mochila en su hombro, Domino bajó junto a él con su calceta entre los dientes.

"Domino eso es fuchi", regañó Kaylee arrugando la nariz. "En esa cosa hay hongos bebé".

Mike la miró con severidad.

"Es su culpa que hoy no iré con calcetines del mismo par".

"Yo jamás uso calcetines del mismo par", señaló Kaylee dándole una mordida a su tira de tocino. "Come tocino hermano, se feliz".

Mike tomó un puñado de tocino y lo puso en su plato.

Quince minutos después la familia Newton salía de su cálido hogar, incluido Domino, quien llevaba un chaleco de color azul con el logotipo de la tienda de los Newton.

"Les puse cadenas a los autos para que avancen en la carretera sin resbalar", explicó el señor Newton a la familia y te extendió las llaves a Mike en el aire, cuando él las iba a tomar las retrajo y miró a Mike a los ojos. "Pero conduzcan con cuidado", advirtió, el señor Newton no necesitaba otro accidente.

Mike asintió con la cabeza y tomó las llaves antes de empezar a empujar la silla de Kaylee por la resbalosa acera.

"¿No podrías conseguir unas cadenas para su carrito chocon?", preguntó Mike pisando con fuerza para que sus zapatos no se resbalaran.

"No es mala idea!", exclamó Kaylee cuando subía al auto con ayuda de Mike.

El señor Newton puso los ojos en blanco mientras abría la puerta del copiloto y la del asiento trasero de la camioneta, Domino entró de un salto y la señora Newton se tuvo que agarrar de la puerta para poder subir sin caer.

Era una suerte que en la escuela hubieran rampas pues así era más fácil transportar a Kaylee, ella nunca pensó que terminaría usado esas rampas por el resto de su vida, pero el destino le demostró que en un segundo la vida puede cambiar para siempre y sobre todo cuando menos lo esperas.

Así que Kaylee empezaba a disfrutar de su vida, sentía que después de ese accidente tenía una oportunidad más para poder ver la vida desde un punto quizás más humano, tal vez más humilde, Kaylee estaba aprendiendo a vivir y pensaba que aún así lo tenía todo, esa era una nueva perspectiva en su vida.

Mientras Mike empujaba la silla por la rampa cuando un sonido extraño llegó a los oídos de ambos, fue un chirrido fuerte que solo se podía describir como el sonido de unas llantas derrapandose por el estacionamiento, Kaylee giró su cabeza al igual que Mike, en ese instante todos miraban con horror como la camioneta azul de Tyler iba a chocar directamente contra la camioneta de Bella, con ella en el medio de ambos vehículos.

Kaylee podía escuchar los gritos de horror de sus compañeros, dudaba qué algún estrepitoso grito no hubiera escapado desde lo más profundo de su garganta en ese momento. Entonces el impacto llegó, Kaylee cerró sus ojos con fuerza y apartó la mirada.

"Ay mierda...", maldijo Mike llevando ambas manos a su cabeza.

La silla comenzó a descender.

"Mike...", llamó Kaylee. "Mike, Mike, MIKE!", llamó ella con fuerza cerrando los ojos cuando la silla comenzó a bajar con rapidez hasta el estacionamiento, esta escuela no necesitaba otro accidente por la mañana.

Y mientras la silla descendia Kaylee abrió los ojos al darse cuenta que se había detenido de golpe, frente a ella los consternados —aunque furiosos ojos de Jasper Hale la miraban, ella sentía su corazón latir con fuerza, ambas manos pálidas estaban ceñidas con fuerza al reposa brazos de la silla, Kaylee respiraba con lentitud mientras parecía encontrar refugio en aquellos ojos dorados.

Las manos de Jasper dejaron de apretar con fuerza la silla para soltarla, la mirada intensa de Jasper pareció perforar su alma hasta lo profundo antes de alejarse.

"Mierda! Kaylee!", exclamó Mike llegando a su lado casi derrapandose por la resbalosa rampa por la que Kaylee hubiera terminado estampandose contra algún coche de no ser por Jasper Hale.

"Ten más cuidado", musito el rubio entre dientes, Mike casi resbala al retroceder por la agresividad con la que Jasper le había hablado, entonces se alejó con el resto de su familia.

Las ambulancias habían llegado, fueron necesarios seis de los paramedicos y dos profesores para mover la van de Tyler y así poder meter las camillas, Kaylee miro a Edward Cullen, él no se veía lastimado o herido, se veía tenso, sus hermanos no se veían preocupados por él, Kaylee veia las miradas de desaprobación, incluso ira, pero no preocupación, entonces todos se arrinconaron contra el volvo de Edward.

"¿Bella esta bien?", preguntó Kaylee estirando su cuello para alcanzar a ver lo que ocurría.

"La están subiendo a la camilla. Tyler también", contestó Mike.

El resto del día Kaylee se dio cuenta que gran parte del alumnado de Forks —incluido su hermano, habían abandonado el colegio para ir a visitar a Bella en hospital. Los Cullen no permanecieron en el colegio después del incidente, pero algo le hacía creer que no irían a ver por Bella o su propio hermano al hospital, entonces fue el día escolar más aburrido del día.

A las 5:30 la silla de Kaylee era empujada por su padre por la acera hasta la residencia del sheriff, Kaylee llevaba en su regazo los deberes del día siguiente para dárselos a Bella, y un gran plato de galletas qué había horneado después de la comida. Cuando el timbre sonó el jefe Swan abrió la puerta, asombrado de ver a ambos.

"Charlie", saludó extendiendo su mano al hombre con una sonrisa.

"Alexander, pasen, pasen", invitó haciéndose a un lado. "Kaylee, que gusto verte de nuevo".

La rubia sonríe mientras su padre empuja la silla hasta la sala.

"Quería ver a Bella, y traerle los deberes y galletas", expresó Kaylee señalando lo que había en su regazo, Charlie asintió con la cabeza y una sonrisa comprensiva

"Yo traje cerveza", señaló Alexander el six pack qué había sacado del bolsillo de la parte trasera de la silla de Kaylee.

"Tu si me entiendes", Dijo Charlie antes de acercarse a las escaleras. "BELLA! BAJA POR FAVOR!", llamó alzando la voz, en otra situación Kaylee subiera las escaleras.

Bella tardó unos cuantos minutos en bajar, y cuando lo hizo no esperaba ver a Kaylee en medio de su sala, no había visto a la rubia en todo el día, y por alguna razón su presencia no la incomodaba tanto como la del resto de sus compañeros.

"Hola Kay", saludó Bella acercándose hasta el sofá.

"Oh Bella! Hola!", saludo de regreso. "Lamento no haber ido a verte al hospital, los hospitales me ponen nerviosa", espetó con timidez y Bella le restó importancia mientras tomaba asiento en el sofá frente a Kaylee. "Te traje galletas y los deberes, los maestros dicen que te darán hasta el Viernes para completarlos", señaló ella con una sonrisa.

"Gracias, huelen muy bien", señaló cuando Kaylee paso el plato de su regalo al suyo.

"No se cuales sean tus favoritas, así que hornee varias, así no me podía equivocar", señaló ella encogiendose de hombros. "¿Cómo te encuentras?"

Bella asintió con la cabeza.

"Pudo haber sido peor si Edward no hubiera estado ahí", respondió Bella encogiendose de hombros, entonces se detuvo y añadió. "¿Tu lo viste a mi lado?"

Kaylee negó.

"Mientras todo pasaba Mike dejó ir mi silla por la rampa, me hubiera estampado contra un auto de no ser por Jasper", responde Kaylee con media sonrisa. "¿Por qué preguntas?"

Bella lo dudo por un momento, pero tenía mucha confianza en Kaylee.

"Estoy segura que Edward estaba al otro lado del estacionamiento y de repente estaba a mi lado!", exclamó ella sin poder creerlo, agarró una galleta de mantequilla antes de morderla. "Dios que rico!"

Kaylee ríe.

"Pues no vi a Edward, Bella. Pero sus hermanos estaban muy molestos", recordó Kaylee. "Después de que la ambulancia los llevó ellos también se fueron".

"Solo Rosalie estaba en el hospital", añadió Bella dándole otra mordida a su galleta. "Cualquiera diría que estarían preocupados por su hermano".

Kaylee se encogió de hombros y suspiró sin nada más que decir.

Para cuando el reloj marcó las 8:30, los Newton abandonaron la casa de los Swan, Bella y Kaylee habían entablado una conversación que estuvo completamente alejada de los sucesos del día, las galletas se habían terminado y las cervezas también, entonces ambos volvieron a casa bajo una delicada ventisca qué caía sobre sus hombros al llegar al auto estacionado detrás de la patrulla del jefe de policías.

Lejos del estrés del día, Kaylee se sentía tranquila, había terminado sus deberes a tiempo y había tomado un vaso de leche tibia con chocolate antes de ir a lavar sus dientes, Domino había robado otro par de calcetas de Mike y los había ocultado mientras su hermano se daba de topes contra el escritorio porque no podía terminar su reporte de la práctica de biología —a la que no había asistido.

Las cortinas de su habitación permanecieron abiertas, solo la luz de la luna entraba por su ventana, entonces destendio la cama y tiro de las cobijas antes de poner el freno en la silla y poder moverse a la cama, Domino entro a la habitación y subió a la cama de un buen salto para hacerse bolita a su lado, Kaylee lo cubrió con las sábanas igual y le dio la espalda a la ventana.

Kaylee no quería pensar mucho en lo que había ocurrido esa mañana, no sabía cómo Bella estaba tan tranquila después de algo así, ¿Qué hubiera pasado si...? Sacudió su cabeza y apartó la mirada de la mesa de noche, no valía la pena pensar en las cosas que pudieron haber sido.

"Buenas noches a ti también", dijo ella dejando un pequeño beso en su lomo antes de pegarse por completo a él, sabía que por la madrugada abandonaría la habitación para ir de un cuarto a otro.

Esa era la rutina de la rutina de la familia Newton.

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