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CAPÍTULO 5

▬▬( ❝ AM I ALLOWED
TO CRY? ❞  )▬▬









La ansiedad de Kaylee se podía palpar en el aire, por alguna razón que todos conocían en aquella mesa en el centro de la cafetería, Kaylee Newton tenía los hombros tan tensos que comenzaba a ser doloroso, se había mantenido con la mirada en la envoltura de galletas que su madre había echado por ella para el desayuno, había intentado abrir el paquete sin éxito alguno y tampoco permitía que alguien la ayudara a abrirlo.

Bella no pasó por alto la mirada que Angela y Jessica enviaron a Kaylee cuando los chicos hablaron del plan para el fin de semana —La Push, entonces Kaylee se rehuso a mirar a sus amigas e incluso a su hermano, apretaba los dientes y sus labios habían formado una línea recta al ser oprimidos con tanta fuerza mientras sus dedos nerviosos peleaban con el paquete de galletas.

"Será un buen día, el del clima anunció un día soleado", dijo Mike mirando a sus amigos, había omitido ver que su hermana no se sentía nada cómoda.

"Oye! La Push, nena, ¿quieres ir?", exclamó Eric junto a Angela con ánimo.

"¿Debo saber lo que eso significa?", preguntó ella con el ceño fruncido.

"La Push en la reservacion, tiene una oleada enorme", señaló Mike. "Iremos mañana, ¿Verdad Kay?", preguntó golpeando su brazo sutilmente, pero Bella miró el pálido rostro de Kay.

"Paso", comentó cortamente dejando el empaque de galletas casi triturado en la mesa.

"Vamos! Hará un buen clima!", animó su hermano apretando gentilmente su brazo.

"Mike, dije que no iré", espetó Kaylee con más dureza de la que le hubiera gustado, Bella dudaba qué alguna vez la haya escuchado hablarle así a alguien.

Pero si había algo que Bella había aprendido de Mike Newton en todo este tiempo de conocerlo, era lo insistente que podía llegar a ser.

"Habrán ballenas. Te puedes quedar con Angela en la van", continuó mientras le daba una mordida a una papa frita en sus dedos.

"Quiero quedarme en casa", respondió Kaylee.

"Sabes, algún día deberás de superarlo".

Entonces Kaylee golpeó la mesa con su mano con la intención de querer ponerse de pie, nunca se había sentido tan molesta, logró sobresaltar a todos en la mesa, sus dulces facciones estaban endurecidas, Mike había derramado su agua.

"Lo superare el día en el que pueda volver a caminar, Mike, pero oh! ¿Qué crees?!", pregunta ella con una amarga sonrisa. "No puedo hacerlo! Y oh, adivina de quien es la culpa!".

Mike miró a su hermana con la misma manera en la que lo había hecho ya tres años atrás, los ojos tristes de Mike no encontraron unos ojos que lo miraran dispuesto a perdonarlo esta vez, Mike tragó en seco, la mesa se quedó en completo silencio y Kaylee no se atrevió a mirar a sus amigos en la mesa, respiró hondo un par de veces e hizo que la silla de ruedas se moviera para retroceder y así poder alejarse de la mesa en la que nadie sabía que hacer o decir.

Bella no era la única incomoda en aquella mesa, miro a Kaylee marcharse sin mirar atrás, sus ojos se desviaron a la mesa de los Cullen por alguna razón, los ojos oscuros de Jasper no se habían despegado de la figura de Kaylee, pero no era el único. La lluvia había comenzado a caer cuando el timbre qué anunciaba la siguiente clase sonó, Jasper Hale se paró de su silla y salió de la cafetería antes de que la salida se abarrotara de estudiantes.

Kaylee se había refugiado en la parte trasera de la escuela que daba a las mesas de la cafetería en el exterior donde nadie se atrevía a ir por el mal clima, el pequeño techo inclinado la protegía de la lluvia, moría de frío, pero no se atrevía a volver a encarar a su hermano o a sus amigos, entonces rodeó su cuerpo con sus brazos y miró la tormenta caer, inhalo en aroma del asfalto mojado, la tierra y el bosque a su alrededor, su corazón aún latía con fuerza, como si toda la adrenalina se hubiera acumulado y estuviera esperando a salir de su cuerpo de alguna forma.

La puerta de la cafetería se abrió y ella supuso qué sería algún maestro diciendo que debía volver a clases, pero eso no pasó, los pasos se detuvieron a su lado y ella no miró de quien se trataba, sólo sintió una cálida manta cubrir sus hombros, Jasper Hale se agachó a su altura y pudo ver como una pequeña lagrima se deslizaba por su mejilla lentamente hasta su barbilla, Kaylee la limpió rápidamente.

"Gracias", dijo ella cuando se atrevió a hablar, aunque era evidente el nudo en su garganta, nudo qué comenzaba a sofocarla y le impedía respirar con libertad.

Jasper le resto importancia y ella no lo miró jamás, sus ojos estaban demasiado enfocados en la lluvia que caía a cantaros afuera del pequeño techo que ahora los cubría a ambos.

"Hoy se cumplen tres años de mi accidente", dijo Kaylee con una voz pesada qué intentaba ocultar la tristeza que eso aún les causaba. "Ustedes llegaron por estas fechas también".

"Lo recuerdo", comentó Jasper con un ligero asentimiento de cabeza, jamás olvidaría la primera vez que había visto a Kaylee Newton bajar del auto de su padre aquel día.

"Unas semanas antes, los chicos y yo habíamos planeado un viaje a La Push, lo empezamos a hacer desde que el primero de nosotros consiguió su licencia de conducir", recordó ella con una melancólica sonrisa. "Me gustaba mucho nadar, aunque amaba surfear", le dijo ella, sus ojos aún estaban centrados en el agua que jamás se detuvo.

Jasper escuchaba atento, cada palabra la acercaba a liberar ese nudo que la estaba asfixiando en su garganta.

"Ese día habíamos visto a unos chicos de La Push lanzarse desde el acantilado hacía el mar, decidimos subir e intentarlo", negó con la cabeza, como si ahora no pudiera creer lo estúpido que había sido eso. "Al principio fue una adrenalina de querer hacerlo, pero cuando llegamos a la cima, me aterre y retrocedí", relató ella y sus manos se aferraron con fuerza a la silla, Jasper veía sus nudillo hacerse blancos por la fuerza con la que se sujetaba a la silla, como si estuviera asustada de volver a caer. "Tyler fue el primero en saltar, le dije a Mike que no quería hacerlo, que tenia miedo", contó ella y fue cuando las lágrimas volvieron a salir, pero se mantuvieron nublando sus ojos. "Me dijo que no fuera una cobarde, me sujeto del brazo y me empujó".

La última palabra abandonó sus labios como un susurro.

"Me estrellé contra el agua, ¿Sabías que lanzarse desde esa altura al agua sin romper primero la barrera, es como caer al concreto?", preguntó ella, Jasper no respondió. "Me me fracture la columna... y mi pulmón se porforo con una de mis costillas", relató ella.

Entonces comenzó a llorar, a Jasper le partió el corazón verla llorar de esa forma, la lluvia empezó a caer con más fuerza, pero no fue suficiente para ahogar los sollozos de Kaylee qué le provocaban un nudo en la garganta, Jasper puso su mano sobre la suya y la apretó ligeramente.

Kaylee lloró por los próximos cinco minutos sin detenerse, cuando parecía perder el aire él se acercaba un poco más a ella, quizás en su presencia podría ayudar a calmar su dolor, pero no se atrevía a influenciar en su pena, ella necesitaba desahogarse.

"Jamás culpe a Mike", dijo ella pasando el dorso de su mano por su rostro para secar sus lágrimas. "Ni siquiera cuando me desperté en el hospital y yo estaba ahí sin siquiera poder mover los dedos".

Se detuvo un momento y respiró pesadamente.

"Pero creo que una parte de mi lo hace", confesó. "Sobre todo cuando hay lluvia y no puedo salir a bailar", sus ojos se volvieron a encontrar con la lluvia. "Me encantaba salir a caminar en la lluvia y terminar bailando en el jardín o en el medio de la calle, porque los autos y el mundo se detiene cuando todos prefieren quedarse en casa", sonrió con tristeza. "O cuando todo se reduce a simples tareas como subir a mi habitación".

Kaylee miró a su regazo y suspiró antes de mirar a Jasper, quien no había pronunciado una sola palabra desde que llegó a su lado, y de repente Kaylee se sintió como una tonta por contarle sus problemas.

"Lo lamento, se que no viniste aquí afuera a escuchar mis problemas", espetó ella intentando aliviar el momento entre ambos, en el que ella mostró otra parte de si misma, una que era vulnerable, una que no era perfecta.

Jasper negó con la cabeza ligeramente.

"Vine aquí porque necesitabas desahogarte con alguien. Porque no debes de sufrir en silencio, y mucho menos sola", dijo él con una pequeña sonrisa, su pulgar frotaba suavemente el dorso de la mano de Kaylee.

Kaylee sonrió.

"¿Crees que esta bien sentir odio por mi hermano?", preguntó ella.

Jasper asintió.

"Tus sentimientos son válidos Kaylee, esta bien si sientes tristeza, enojo o odio hacía Mike", aseguró él. "Incluso si eliges culparlo. Es una respuesta natural a tu dolor, no importa cuanto tiempo pasara".

Jasper sabía que lo que Kaylee buscaba era un poco de validación por sus emociones tan negativas ese día, por la manera en la que eligió responder a su dolor.

"Puedes amar a Mike y preocuparte por él, aún después de lo que pasó. Las emociones son complicadas, pero son reales, y tienes todo derecho a sentirlas sin sentirte culpable", aseguró él con una dulce sonrisa. "Es lo que te hace humana, Kay".

Ella asintió en silencio, la lluvia se había detenido y ahora una fresca brisa la saludaba acariciando su rostro, no había sentido aquella paz.

Por otro lado, las cosas en la casa de los Newton se había vuelto incomoda cuando todos se sentaron en la mesa a comer, Camille y Alexander compartieron miradas por un momento, ambos se debatian en quien debía ser el primero en romper ese silencio que los hacía querer huir del comedor de la cocina, la lluvia había comenzado a caer una vez más, solo se escuchaban los cubiertos golpear de vez en cuando los platos o los vasos de agua siendo dejados en la mesa. Ninguno se atrevió a decir nada y la cena transcurrió en silencio hasta que todos terminaron, ese día les tocaba a los chicos lavar los platos, comúnmente Mike los lavaba y Kaylee los secaba para dejarlos en el lugar dentro de los cabinetes de la parte de abajo donde ella los tenía más cerca.

Ambos padres miraron desde el marco de la cocina como era la interacción entre ambos, ninguno dijo nada, no se dirigieron la mirada en ningún momento, Kaylee secaba los platos para guardarlos, Mike continuaba lavando, podían ver sus hombros tensos y la incomodidad de Kaylee al estar con su hermano, simplemente era una imagen difícil de digerir.

Kaylee se retira de la cocina, Mike solo escucha el sonido de su silla de ruedas al alejarse, sus padres la están esperando en el pie de la escalera, entonces los pensamientos que salieron expulsados de sus labios durante el almuerzo en la cafetería se hicieron presentes una vez más, de no ser por Mike, su padre no tendría que cargarla todas las noches y las mañanas para llevarla de su habitación a la sala, había perdido control de su vida, había perdido el privilegio de vivir en libertad, y esa era culpa de Mike.

Ni siquiera cuando su padre la tomó en brazos se atrevió a decir algo y ella no quería que lo hiciera, no quería porqué sabía que no sería justo hacerlo, no sería justo desquitarse con su padre, él no tenía la culpa de nada y solo estaba ayudandola. Cuando llegaron a la habitación él la dejó con cuidado en la cama, le deseó las buenas noches con una sonrisa cansada y salió de la habitación, Kaylee se refugio en sus cobijas y se dio la vuelta dándole la espalda a la puerta, sus ojos no habían dejado de arder en todo el día.

Pasaron unos cinco minutos antes de que el lado a su cama se hundiera, unos delgados brazos la rodearon y sus ojos se llenaron por completo de lágrimas esta vez.

"Mike te lo dijo", afirmó ella, por supuesto que lo había hecho, pues en cuanto subieron a la habitación, su madre se dirigió a la cocina.

"Lo hizo", señaló con una voz tranquila, entonces Kaylee sollozo. "Te habías tardado cielo".

"¿En culpar a mi hermano?", preguntó ella con la vi temblorosa.

Camille negó con la cabeza, aunque Kaylee no podía verla, pero se mantuvo en silencio un momento antes de decir algo más.

"En desahogarte".

Desde el día del accidente Kaylee actuó y siguió con su vida sin parecer realmente afectada por ello, aseguró que no culpaba a Mike por lo sucedido, fingía que no le molestaba estar en una silla de ruedas por el resto de vida y haría carteritas con quien se cruzara en su camino y estuviera en una situación similar, se mostró compasiva, pero Kaylee no estaba afrontando la situación, ella solo se refugio en sus propias mentiras, porque el dolor que le producía el no caminar era tan fuerte que la asfixiaba cada que pensaba en ello.

"Te ocultaste de tu dolor por tres años cielo", murmuró Camille, en algún momento del silencio sus ojos también se llenaron de lágrimas y peinó con gentileza su cabello. "Que algún día todo iba a estallar".

Kaylee se dio la vuelta y colocó su cabeza en su pecho, podía escuchar el corazón de su madre latiendo lentamente con un estruendoso dolor que se hacía cada vez más intenso por el dolor que ella sentía en ese momento.

Entonces ambas se quedaron en silencio, Kaylee lloró en los brazos de su madre hasta que se quedó dormida y Camille no tuvo corazón para soltarla esa noche.

Cuando la mañana llegó, Kaylee no tuvo valor para ponerse de pie, era una mañana preciosa, el cielo estaba nublado, pero las nubes grises eran atravesadas por los rayos del sol que se colaban por su ventana, pero el sol seguía sin salir por completo, era el fin de semana perfecto para todos, menos para ella. Había escuchado la camioneta de Mike salir desde de temprano con su padre, su madre y ella se quedarían en casa solas con Domino, quien había llegado en la noche y no se despegó de ella en ningún momento.

El desayuno había estado delicioso, al menos lo que Kaylee soportó comer, se había dado cuenta de que no tenía ni siquiera ánimos de masticar la comida que su madre con mucho cariño había preparado, así que en cuanto salió del cuarto, Kaylee le dio la mitad de su sandwich a Domino y gran parte de la fruta que había sido servida en un bowl.

Pasó el resto de su mañana mirando por la ventana, el clima cambió en todo el tiempo que ella estuvo ahí, la lluvia se detuvo, después continuó con más fuerza, el cielo se despejó por un momento y continuó lloviendo para el momento en el que el reloj marcó las 2:30 de la tarde.

Fue que su puerta se abrió ligeramente, su madre entró con un pequeño arreglo de girasoles rodeados por flor de nube que resaltaban entre los pétalos amarillos de los girasoles.

"No sabía que tenías girasoles en tu invernadero", habló Kaylee, había sido más de lo que la había escuchado decir estas últimas horas.

Camille ríe.

"Mmm, no tengo girasoles", respondió con una sonrisa poniendo el arreglo en su mesa de noche. "Alguien las envío para ti".

Kaylee se incorpora en la silla y la mueve hasta la mesa de noche.

"¿Quién las envía?", preguntó sintiendo un ligero calor en su corazón.

"No tiene tarjeta", respondió Camille levantando ligeramente sus cejas.

La joven miró los girasoles frente a ella, eran hermosos, entonces sus ojos se desviaron ligeramente al pequeño cactus en su mesa de estudio y su corazón se aceleró.






























Nota del autor.
Me emociona mucho esta historia, creo que realmente me gusta mucho por donde esta yendo, y es una lástima que todos los que leen no se tomen la más mínima molestia por votar, realmente no cuesta nada.
Uno se desanima tanto viendo tantas lecturas y tan pocos votos, es deprimente.

Y lamento el ultimátum, sobre todo por los que si votan y se toman la molestia de dejar un comentario, ustedes los tqm❤️.

Los que no, sáquense alv a otra historia donde puedan ser lectores fantasmas, con todo el amor del mundo, pero si no aprecian el esfuerzo que uno pone en una historia, mejor no se molesten en seguir aquí👍🏻

250 votos y subo el siguiente

Like y les llegan unas flores anónimas a sus casas 🥺👍🏻💐

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