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CAPÍTULO 8

▬▬( ❝ WE SURVIVED THE
GREAT WAR❞  )▬▬












Era uno de esos escasos días soleados en Forks, un día soleado era algo fuera de lo normal para las personas que estaban acostumbrados a la lluvia gran parte del año, un día soleado significaba qué los alumnos del instituto podían almorzar en las sillas que se situaban afuera de la cafetería, también significaba qué los Cullen no estarían ese día en el colegio y que Kaylee no tendría su sesión de terapia esa tarde.

Había pasado un semana aproximadamente en la que Kaylee se había sometido a pasar dos horas en terapia con la Dra. Cullen y si bien eso no le había recuperado la movilidad en las piernas, le había regresado un poco de alegría. En el almuerzo Kaylee se sentó sola en la mesa qué ahora ya era suya, muy pocas personas se habían quedado dentro pues todos preferían disfrutar de los rayos de sol de esa mañana, había estado mirando el almuerzo sobre la bandeja de plástico, la lechuga había remojado el pan y las papas fritas estaban frías. Entonces la silla frente a su lado se arrastró y ella apartó la mirada, una sonrisa tímida escapó de los labios de Bella quien se había sentido lo bastante mal de ver a Kaylee sentada en medio de la cafetería completamente sola.

Bella actuaba con precaución, esperaba que algún gesto en el leguaje corporal de Kaylee le dijera que no era bienvenida, entonces ella se levantaría incomoda y volvería afuera con las chicas, pero en los ojos de Kaylee ya no había esa frialdad y desinterés qué había estado ahogandola el último mes, a decir verdad se veía feliz de ver que alguien de su círculo de amigos —qué no fuera Jasper, se sentara con ella.

"Hola Bells...", saludó ella y Bella creyó que se trataba de la misma Kaylee qué le había dado la bienvenida al colegio a inicio de año, Bella sintió alivio y sonríe.

"Hola Kay...", responde ella. "¿Cómo has estado?"

"Mejor", respondió ella con tranquilidad. Kaylee no podía decir que estaba bien, no lo estaba, pero estaba mejor que ayer y eso era un progreso enorme. "¿Y tú? Lamento que no haya podido ser una mejor compañía estos últimos días... Mes... No he sido una persona agradable".

Bella le resto importancia.

"No puedo imaginar lo que debes de estar sintiendo, pero no debes disculparte".

Kaylee suspira y mira por la ventana donde Jessica y Angela están tomando el sol.

"¿Del 1 al 5 qué tanto me odian?", interrogó con una sonrisa triste antes de suspirar y mirar a Bella quien apretó los labios.

Bella no quería ser honesta, Jessica se había mostrado bastante molesta después de aquella mañana con Kaylee y constantemente decía que ella se había buscado el quedarse sola, a lo que nadie la corregia.

"No creo que estén molestas... Angela te extraña mucho, los chicos también", explicó Bella con media sonrisa.

"Realmente no tengo el valor para ir y pedir disculpas por como me he comportado...", admite Kaylee.

Bella miró por encima de su hombro.

"¿Por qué no vienes con nosotras a Port Angeles? Vamos a ver vestidos para el baile...".

"¿Tu, Bella Swan? ¿Vestidos de graduación?", preguntó Kaylee con diversión, Bella negó del mismo modo.

" Ellas quieren mi opinión, y yo quiero ir a una biblioteca por un libro ", admite ella y para Kaylee todo eso tomo más sentido.

" No creo estar lista para ello", admite Kaylee con media sonrisa. "Siempre me gustaron los bailes... Comprar vestidos bonitos y brillantes... No creo estar preparada para ver a mis amigas buscar sus vestidos para un baile en el que yo—bueno...", Kaylee sacudió la cabeza y miró a Bella.

"Yo tampoco pienso ir al baile".

"Lo se, Mike no dejó de quejarse en todo el camino a casa", recordó ella, y entonces pareció extrañar a su hermano, habían pasado semanas desde la última vez que hablaron y ciertamente estaban más lejos de compartir unas simples palabras más allá de un "buenos días o hasta mañana".

"Todo se resolverá", prometió Bella apretando ligeramente su mano.

"Eso espero...", respondió Kaylee agradeciendo el gesto.

Entonces el timbre sonó, el día escolar se había terminado, Bella le dijo a Jessica que las vería en el estacionamiento, acompañaría a Kaylee para esperar a su padre ya que ella y Mike no se sentían tan cómodos dentro de un auto y era completamente entendible en este punto el porque preferían estar distanciados, Bella y Kaylee hablaron de mucho de las cosas que habían pasado con los Cullen y lo mucho que Edward la hacía enojar, a veces parecía que lo hacía apropósito, en cambio Bella parecía feliz de saber que Jasper era un buen amigo y que nunca trató mal a Kaylee, quizás Edward podría aprender algo.

Fueron unos minutos más tarde que un automóvil de color azul marino se detuvo en el estacionamiento, nadie reconocía de quien se trataba, todos conocían los coches de todos y los lugares que ocupaban en el amplio lugar, entonces la puerta del conductor se abrió y del auto salió un joven en no mayor de 30 años con el cabello rubio corto y una escasa barba qué hizo que las mujeres del estacionamiento se detuvieran a mirar de más como la camisa negra se abrazaba a los músculos de sus brazos. El joven avanzó hasta Kaylee y Bella quien apartó la mirada al notar que se dirigía a ellas, al estar cerca se agachó a la altura de Kaylee, tenía una sonrisa impecable.

"Cualquiera diría que estarías más feliz de verme".

"Hola Neil...", saludó Kaylee con una pequeña sonrisa.

"Esperaba más. Pero lo acepto", respondió él con una media sonrisa antes de que Kaylee extendiera sus brazos hacía él y él se colocará de rodillas para abrazar a su hermana por al menos unos segundos de más.

"Neil, ella es Bella", presentó en cuanto se separaron y Neil se colocó de pie, Neil era bastante alto, se parecía bastate al padre de Kaylee, no hacía falta decir que era sumamente atractivo. "Bella, él es Neil, mi hermano mayor".

Neil le ofreció una cálida sonrisa a Bella y extendió su mano hacía ella, con timidez Bella hizo lo mismo, hubo un ligero apretón de manos.

"Es un placer Bella", dijo Neil.

"Igual", responde ella.

"¿Qué haces aquí?".

"Auch, bueno le dije a papá y a mamá que vendría a visitarlos, pasaría por ti. Hoy es el día de lleva a tu hermana al trabajo".

"¿Por qué no llevas a Mike? Él también es tu hermano".

Bella se removio un poco y se apartó de detrás de la silla de Kaylee.

"Y-yo debo irme, las chicas me están esperando, pero te llamaré más tarde", prometió Bella.

"Claro. Que se diviertan", le dice Kaylee con media sonrisa, Bella se despide agitando su mano ligeramente como despedida antes de alejarse dejando a ambos hermanos solos.

"Bien. Vamos, nos espera un largo viaje en carretera", señala Neil tomando los mangos de la silla de ruedas para acercarla al auto.

Kaylee suspiró, no había forma en la que ella se pudiera escapar de esta situación, estaba segura de que su madre había tenido que ver en hacer que su hermano viajará desde el otro extremo del país para esta pequeña intervención, aún así su hermano mayor no dudo en darle pequeñas sonrisas de aliento que le había estado dando desde el día 1 de su accidente.

Cuando el auto salió de Forks la misma canción seguía sonando en la radio, por un momento ambos se quedaron en silencio, Kaylee observó a su hermano.

"¿Dónde está Maggie?", cuestionó ella, las manos de Neil apretaron el volante con fuerza, sus nudillos se volvieron blancos, sus hombros estaban tensos, su sortija no estaba en su dedo.

"Tenía mucho trabajo. No pudo venir", respondió él sin mucho disimulo de lo amargo que eso sonó en sus labios. "¿Por qué no estabas con tus amigas?"

"Bella es mi amiga", respondió ella.

"Hablo de Jessica y Angela", aclaró él.

"Responde tu primero", lo retó y él suspiró quedándose en silencio. "¿A dónde vamos?"

"Te lo dije, es día de lleva a tu hermana al trabajo", le recordó él y ella apoyó su codo en el repozabrazos. "Bien, tengo un trabajo que hacer en Bremerton, en el hospital naval", aclaró él.

"¿Y tu idea de hacerme sentir mejor es llevarme a un hospital?  Sabes lo mucho que detesto los hospitales Neil", respondió ella mostrando su desagrado por el destino al cual se dirigían.

Neil se quedó en silencio, sabía que no era buena idea decirle nada a su hermana, ella buscaba pelear con él para que le diera la vuelta el vehículo y fueran a casa, en su lugar solo le subió el volumen a la música. Al llegar a Port Angeles Neil había pedido comida rápida para ambos, quizás el mal humor de su hermana se debía a que no había comido nada y Kaylee jamás lo admitiria en voz alta, pero si había sido suficiente para calmar su mal humor en el carro, el ambiente se aligero bastante cuando cruzaron el puente colgante del canal Hood, el resto del camino el auto condujo cerca del océano y Kaylee disfrutó cada minuto del trayecto.

Cuando el auto se detuvo en el estacionamiento del hospital Naval, Neil fue el primer en bajar, estiró las piernas unos segundos antes de sacar la silla de ruedas de Kaylee de la cajuela. El hospital estaba justo frente al mar, el edificio era grande y estaba compuesto de ventanales por una parte, la puerta se abrió y Neil se inclinó para sostener a su hermana en brazos y así dejarla en su silla, Kaylee se colocó la manta en las piernas, hacía más frío y el cielo se había nublado momentáneamente.

Neil avanzó con ella hasta la puerta principal, ambos siguieron un trayecto recto hasta uno de los ascensores, sala de espera estaba llena y Kaylee solo pensó en el motivo del porque todas esas personas estarían ahí, las puertas del ascensor se cerraron.

"¿Siempre hay mucha gente?", preguntó ella.

"No la mayor parte del tiempo", respondió él. "Están aquí esperando buenas noticias, hace una semana  llegó un avión de Irak con muchos soldados heridos. Se recuperaron algunos cuerpos, algunos otros estan heridos, así que estas personas están aquí esperando que sus familiares sean de los pocos que se encuentran peleando por sus vidas en algún quirofano", aclaró él, la puerta se detuvo.

La silla se movió por el pasillo con ayuda de Neil mientras Kaylee intentaba ubicarse en el lugar, pero todas las paredes y los corredores parecían ser los mismos, entonces se detuvieron frente a dos puertas, Kaylee abrió sus ojos cuando entraron a la habitación, era amplia, la reconocía aunque era bastante distinta a la del pequeño hospital de Forks, era una sala de rehabilitación.

"Ahora, Lee", llamó él en cuanto los ojos de los que estaban en esa habitación dejaron de fijarse en ella. "Tengo que trabajar, pero serán solo unas horas", le aclaró él con media sonrisa, Kaylee sentía que su hermano le estaba jugando una broma cruel al dejarla ahí. "Trabajare en unas prótesis para algunos de estos hombres, así que se amable, ¿si?", pidió él dejando un beso en su frente antes de alejarse.

Kaylee quiso gritarle qué volviera, pero no quería armar un espectáculo en medio de una sala de rehabilitación y descanso donde habían personas que la estaban pasando mucho peor que ella, entonces movió sus manos a las ruedas de la silla para avanzar, cada persona que veía le horrorizaba cada vez más, entonces encontró un espacio para su silla de ruedas donde no estorbaria, cerca de la ventana, le parecía horrible tener una vista tan hermosa afuera de ese cristal que los separaba del exterior.

"¿Le molesta si me quedó aquí?", preguntó ella al hombre que también estaba en una silla de ruedas al otro lado, el hombre no se veía más grande que su hermano, tenía el cabello de color castaño oscuro.

Kaylee no pudo disimular la expresión en su rostro al ver al hombre, no solo había perdido ambos piernas, sino que también tenía algunas quemaduras en su rostro, el hombre asintió en silencio, por una parte sentía curiosidad de preguntar que le había ocurrido, por otra parte sentía que eso sería cruel de preguntar, ¿Por qué le recordaría al hombre el horror que sufrió?, sus ojos sin embargo no podían apartar la mirada de vez en cuando, se sentía como una pequeña niña curiosa, entonces el hombre habló.

" Una granada activa", habló él llamando su atención. "Cuando vi que la habían lanzado ya era muy tarde, no pude hacer nada".

Kaylee se quedo en silencio.

"En medio de un ataque uno de mis compañeros se coló entre balas al aire para sacarme del fuego cruzado, de no ser por él yo me hubiera desangrado y muerto en ese lugar. Los doctores me dijeron que no había nada que hacer, cuando desperté ya no tenía ambas piernas".

"Lamento mucho escucharlo...", señaló ella con tristeza, entonces Kaylee miro a su alrededor, sabía que todos aquellos hombres debían tener una historia similar a la de ese soldado que miraba por la ventana.

"¿A ti que te ocurrió?"

"Caí desde una gran altura al mar y mi columna se lesionó... Estábamos intentando saltos desde acantilados ", respondió ella con una pequeña sonrisa y el hombre niega con la cabeza, casi con una sonrisa llena de incredulidad.

"¿Por qué harías algo así? ¿Por qué arriesgarías tu vida de esa forma?", la manera en la que lo preguntó parecía casi acusatoria, entonces Kaylee borró su sonrisa.

"¿Por qué elegiste unirte al ejército?", preguntó ella y el la miró con severidad borrando la sonrisa incrédula en sus labios. "¿Por qué arriesgar tu vida de esa forma?"

Kaylee puso las manos sobre las ruedas de su silla y retrocedió, sabía que la intención de su hermano era hacerle saber que quizás había alguien que había ido al infierno y había regresado, que lo de ella no era tan grave como lo de esos hombres, pero al final del día esos soldados y ella compartían un trauma en común, no ella no había ido a una guerra, ella no había peleado por su país, pero al final del día, ese soldado y ella se quedarían en una silla de ruedas por el resto de sus vidas, el como llegaron ahí no importaba, el resultado había sido el mismo.

Cuando Kaylee salió de esa sala sintió que volvía a respirar, avanzó en total calma por los pasillos aislados, no quería seguir en ese lugar y si veía a su hermano le pasaría la silla de ruedas por el pie hasta quebrarselo, entonces las puertas del ascensor se abrieron y ella entró, presionó el botón para ir a la recepción, esperó unos segundos y el ascensor se detuvo, ella salió sin mirar atrás. Las puertas automáticas le ahorraron la molestia de pedir ayuda a alguien para que las sostuviera por ella mientras salía, entonces comenzó a avanzar, habían unas bancas junto los árboles qué movían sus hojas con el viento,  el agua se veía tranquila, ella se detuvo colocando el freno de su silla.

Pasaron unos cuantos minutos cuando escuchó la voz de una señora de avanzada edad.

"No tardaré", señala la mujer.

"Mujer no tengo cinco años!", exclamó divertido el hombre a su lado, Kaylee debía suponer que se trataba de un matrimonio de abuelitos qué llegaban al hospital.

La mujer pone los ojos en blanco mientras ayuda a su esposo a tomar asiento, el hombre estaba apoyado en su bastón dejando gran parte de su peso en el, la mujer le da un beso en su frente.

"Por favor Abraham, hablo en serio. No quiero tener que ir a buscarte hasta el puerto", le reprochó y él hombre la miró desafiante.

"Entonces no tardes mujer, no me gusta quedarme solo", pidió el hombre con una dulce sonrisa, Kaylee no los miraba, el hombre se había sentado al otro lado de la banca, había un gran extremo que los dividia, pero escuchaba la risa de la mujer y lo mucho que su esposo parecía amarla.

"Solo iré por tus medicamentos. No tardaré", prometió ella antes de alejarse.

La mujer se alejó, entonces se quedaron en silencio.

"Es una vista maravillosa, ¿No te parece?", preguntó él, su voz era cálida y por un momento Kaylee pensó en su propio abuelo, giró la cabeza para mirarlo.

"Lo es", responde Kaylee con media sonrisa.

"¿También viniste al doctor y te escapaste?", preguntó el hombre, por alguna razón Kaylee pensaba que la advertencia de su esposa era porque el hombre huia cuando su esposa le quitaba los ojos de encima y la idea le hizo gracia.

"No, mi hermano es doctor y trabaja haciendo prótesis y esas cosas...", respondió ella. "Me trajó aquí para darme una lección de vida y yo escapé antes de que un soldado y yo comenzaramos a discutir sobre lo que es arriesgar la vida".

El hombre asintió con una cálida sonrisa, puso ambas manos sobre su bastón.

"Debió de hacerte enojar mucho si decidiste venir hasta aquí afuera tu sola antes de continuar con esa conversación..."

Kaylee suspira.

"Me molestó que me hiciera sentir que yo arriesgue de una manera muy tonta, porque si fue así... Él pelea por su país y queda en una silla de ruedas, yo solo fui estúpida", responde ella sintiendo un nudo en su garganta, entonces limpia una pequeña lagrima con la manga de su suéter de color rosa pastel.

"Oh vamos!", la animó el hombre recorriendo la banca para acercarse. "No es justo que digas eso de ti, de saber como van a resultar nuestras acciones todos nos quedaríamos en casa envueltos en una burbuja de plástico!".

Kaylee asintió con la cabeza.

"Es algo pasajero, lo prometo", prometió ofreciéndole un pañuelo que sacó de su abrigo, ella lo tomó y limpió lentamente sus lágrimas. "Es normal tener esa clase de pensamientos cuando pierdes algo, yo los tuve, no era más joven que tu... Pero los tuve".

"¿También fue a la guerra?", preguntó ella y el hombre asintió con orgullo. "¿Por qué la gente elige ir a la guerra?".

El hombre abrió los ojos y lo pensó.

"Después del ataque de Pearl Harbor  no se nos dio mucha opción, en ese entonces ir en representación de nuestro país era una medalla que muchos portamos con orgullo, uno nunca sabe en lo que se mete hasta que ya no hay vuelta atrás", recordó el hombre. "Fui enviado a la isla Wake, era piloto", aclaró él con ambas manos en la cabeza del bastón. "Llegue como refuerzo en un avión..."

Kaylee lo escucha a atenta, por alguna razón era la primera lección de historia que ella estaba interesada en escuchar.

"Mi avión fue derribado por el enemigo, una parte de la puerta se incrusto en mi brazo y parte del pecho, para ese entonces ya habíamos tenido demasiadas bajas, 120 hombres, yo formaba parte de los heridos, cuando nos sacaron de la isla nosotros éramos los únicos sobrevivientes, algunos se perdieron en acción y los 1537 restantes terminaron siendo prisioneros. Nos ocultamos bien, era difícil con tantos heridos, la mayoría de los que fueron capturados fueron civiles qué trabajaban en una compañía de la cual ya no recuerdo su nombre ".

El hombre suspiró.

" Cuando desperté en suelo americano pensé que había fallado, que yo le falle a este país al no tener una mejor táctica, no me sentía un héroe que volvía de la guerra qué apenas comenzaba, tampoco me sentí orgulloso de derribar en el aire a aquellos hombres que como yo solo cumplían con su deber... ", respondió él mirándola, apartó la mirada y volvió a enfocarla en el lago delante de ellos. " En 1945 pedí que se me volviera a poner en el campo, quizás quería demostrar algo, solo no quería quedarme en esa habitación de hospital pensando en que pude haber hecho más.."

"¿Volvió?"

El hombre asintió con la cabeza, una pequeña sonrisa se extendió por sus labios con nostalgia.

" El 11 de abril del 45 liberamos el campo de concentración en Buchenwald, liberamos a más de 20,000 prisioneros... ", recordó él. " En ese lugar presencié lo cruel qué es la humanidad con sus hermanos, habían pilas de cadáveres qué solo se echaban a perder en una esquina... Los prisioneros estaban algunos muy enfermos, algunos otros en muy mal estado de desnutrición. Ese día no me atreví a quejarme del dolor que sentía en el hombro, por un momento lo que yo había vivido no se comparaba en nada de lo que esos hombres habían estado pasado en los últimos años... ", le explicó. "Pero no tenía porque comparar... Todos sobrevivimos a una gran guerra y tu también lo hiciste".

Ella negó con la cabeza.

"Yo no salvé a nadie..."

"Te estas salvando a ti misma y para eso se requiere mucho valor. No tienes que ir a una guerra para luchar, llevas una lucha constante desde que elijes no quedarte en la cama", aseguró él.

" ¿Lo volvería a hacer? ", preguntó ella con media sonrisa.

" Sin pensarlo. Aunque preferiría que las naciones unidas hicieran su trabajo y resolvieran sus conflictos sin que los pueblos lloren sangre", añadió él haciéndola reír. "Me preguntaste ¿por qué ir a la guerra? Uno no se enlista para ir a una guerra, pero sentía que mi deber como ciudadano era defender a mi país, acababa de nacer mi muchacho cuando la guerra estalló, tenía una vida tranquila y cómoda, no solo luche por patriotismo, quería defender lo que era correcto, lo que era justo".

"Entonces, si tenía un hijo... ¿Por qué?", preguntó ella sin poder entender.

"Cuando mi pequeño nació me di cuenta que estaría luchando por algo mucho más grande que yo, tenía una responsabilidad con ese pequeño, yo quería asegurar que mi hijo y todos los niños de este país pudieran crecer en libertad. Ese sin duda fue el mayor sacrificio que todos los padres hicimos, pero cuando pienso en lo que pudo haber sido y en el mundo que quería para mi hijo, no me arrepiento de nada".

Kaylee sonríe hacía el hombre, y extiende su mano hacía él.

"Kaylee Newton".

"Abraham Pershing", él estrechó su mano con un apretón que permanecía fuerte y firme a pesar de la edad avanzada del hombre de cabello blanco.

Unos pequeños pasos advierten al hombre de la presencia de su esposa, él se gira a mirarla y Kaylee admira la forma en la que los ojos cansados de Abraham aún miran con un brillo a su esposa, quien era bastante baja de estatura y su cabello blanco era tan corto y rizado qué parecía algodón.

"Me alegra que hayas encontrado compañía", habló la mujer con calidez al ver a Kaylee.

"Kaylee ella es mi esposa, la mujer que me hizo el más afortunado del mundo!", presentó y la mujer chasqueo la lengua mientras negaba con la cabeza. "Mujer, ella es Kaylee Newton".

"Es un placer querida", saludó la mujer.

"El placer es mío señora Pershing", respondió Kaylee con una sonrisa.

"Bueno cielo, es hora de irnos. John nos está esperando en el auto", expresó ella y el hombre se puso de pie con su ayuda, apoyo su bastón con fuerza en el pavimento.

"Fue un verdadero placer conocerte Kaylee Newton",  remarcó el hombre con una sonrisa. "Recuerda Kaylee, tus limitantes no definen que tan lejos puedes llegar, no olvides el poder que tienes para hacer un cambio".

Esas fueron las últimas palabras que Abraham le regaló con una cálida sonrisa antes de que él y su esposa se alejaran lentamente por el estacionamiento, entonces Kaylee lo miró irse y por primera vez en mucho tiempo supo que todo estaría bien.






















Nota del autor.

Si, en algún momento los capítulos dejaran de ser deprimentes.

Efectivamente, el hermano mayor de Kaylee es el del gif.

Si, voten, voten, voten.

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