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Ser descendientes de los fabulosamente ricos tiene muchas ventajas. ¿Pero las desventajas?

Los padres muy exitosos no esperan menos de sus hijos. Y cuándo se trata de universidades, solo existen los mejores. Es más que entrar a la universidad. Es fijar un curso para el resto de tu vida. Y para los pocos que no son herederos, la presión no es menor.

Cuando los padres se han sacrificado por el futuro de sus hijos...¿qué joven quiere decepcionarlos?

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Cuando el coro termina ya todos estamos sentados para que empiece la asamblea. La directora del Constance Billard empieza a hablar.

—Buenos días, estudiantes. Les pido que muestren un poco de compasión por el tercer año. Casi terminan con la semana Ivy.

—Como ya es una tradición...las chicas del Constance Billard se harán cargo de la fiesta del viernes. Y los chicos del St. Jude proporcionarán escoltas para los representantes —continúa el director del St. Jude.

—Para los que sueñan con asistir a una de las mejores universidades...está fiesta es el evento más importante de sus vidas.

—Pero sin presión.

"Sin presión" Dile eso a mí padre que se la pasó toda la mañana educandome sobre que debo decir y hacer con el representante de Harvard. Tengo la cabeza dándome vueltas.

La asamblea acaba y todos nos retiramos.

—Te perdiste la asamblea, pero no importa. Brown no tiene la carrera de zorra —humilla Blair a Serena.

Ruedo mis ojos, me molesta que Blair la agarre en contra de Serena como si Nate no tuviera culpa también. Y aún así lo perdona.

—En Yale tampoco tienen la carrera de perra resentida —comentó uniendome a la humillación.

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Nótese: S llega bastante tarde y es humillada por B. Y B tiene un poco de su propia medicina dada por M.

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Ahora nos toca la clase de gimnasia y nos ponen a jugar hockey sobre césped. Me tocó en el equipo de Serena. Se la pasó a Serena y veo que Blair le hace una falta.

—Quiero pensar que fue un accidente.

—Entonces pensarías mal.

Suspiró. Esto ya no será un partido de hockey. Será una guerra entre Blair y Serena.

El juego continúa, tratamos de jugar lo más que podemos, pero las constantes faltas de Blair a Serena empieza a arruinar el juego limpio.

Blair llega y le hace una falta fuerte a Serena dónde la manda al suelo y se pega fuerte. El profesor le saca tarjeta.

—Se te acaban los colores, Blair.

—Y a mí la paciencia —Serena se levanta y encara a Blair —. Ya basta.

—Parare cuando yo quiera parar.

—Te estás comportando como una niñita, Blair —expresó y esta me mira mal.

—No te metas, Mackenzie.

El juego continúa y está vez es Serena la que le hace una falta a Blair que las lleva al suelo a ambas y empiezan a pelear. O si se le puede llamar pelear al berrinche que hacen.

—¿Tregua? —dice Serena.

Blair empieza a chillar con que le duele la pierna. Ruedo los ojos, esto ya es lo último.

—Serena, estás expulsada —le dice el profesor.

—¿Qué? ¿Por qué? Si claramente está fingiendo —comentó impaciente.

—Tu también estás expulsada, Mackenzie.

—¡Oh, vamos! —salgo de la cancha como si llevará un cohete en los pies.

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Upper East Side. Oímos que ya estalló la Tercera Guerra Mundial y fue usando calcetas.

Elijan su bando, o escondanse. Presiento que está será a muerte.

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Salgo del colegio para ir a tomar un café. Siento mucha presión por la fiesta de hoy y toda la semana. Llegar a mi casa es un tormento con mi padre. Ojalá se fuera de viaje y no vuelva en unos días.

—Mack.

Escucho que me llaman. Me doy vuelta y veo que es Serena.

—Quería agradecerte por lo de hoy.

—No te molestes, no lo hice por tí —no lo voy a ocultar, estoy algo molesta con ella.

—Si, lo sé, siento que estás molesta conmigo. ¿Es por lo de Nate?

Bufó.

—De hecho no estoy molesta, ni nada por el estilo —me encojo de hombros —. No eres lo suficientemente importante en mi vida para tener un problema contigo.

—¿Así que tú también me odias?

—Odiar es un sentimiento muy fuerte, Serena. Y ya te dije, no tengo problemas contigo.

No le doy tiempo de hablar cuando ya me estoy yendo dejándola sola.

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Tal parece que el recluta que quería Serena también pasó de ella. ¿Quien más sigue S?

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Estaba hablando con el representante de Harvard que si no lo hacía sabía que mi padre iba a ponerse a investigar para ver si realmente conversó conmigo.

Si, así de obsesivo es con este tema de mi futuro.

La parte buena es que con solo mencionar mi apellido ya lo tenía a mis pies y no tenía que esforzarme para agradarle.

Hasta que empezó a hablarme de un tal Claudio que terminó siendo mi abuelo por parte materna. Y yo ni enterada de que ese señor se llamaba así.

¿Quién le pone así a un hijo? Qué crímen.

Justo cuando estoy por ir a buscar algo de beber veo que entra Serena con su madre y hermano. Me voy a saludar a Eric.

—¡Eric! ¡Por fin te dieron de alta! —lo abrazó emocionada —. Me da mucho gusto verte aquí.

—Gracias, Mack. Pero en realidad aún no me dan el alta.

—¿A no?

—No, aún no me siento listo. Aunque Serena me dió la opción de venir y acompañarla hoy como para tratar de desenvolverme nuevamente.

—Ya entiendo. Bien si necesitas algo solo búscame.

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Interesante elección de invitados, B. ¿Coincidencia? No lo creo.

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La reunión continúa y tengo al representante de Harvard calentando me la cabeza con puras historias de mi familia. Según él, su familia siempre ha sido amigos de la de mi madre.

Le digo que me disculpé un momento y me voy a buscar algo de beber ya que anteriormente no fuí, me distraje saludando a Eric. Veo que el que está sirviendo es Dan.

—¿Así que vas a Harvard? —pregunta ofreciendo un vaso.

—Si bueno, es tradición familiar. Así que no tengo de otra —sonrió falsamente.

—¿Y a cuál te interesa a tí entrar?

—No sé, puede ser Columbia o Princeton. La verdad no lo he pensado bien —confieso —. Mi vida universitaria gira en torno a Harvard, no tengo otra opción que no sea Harvard.

—Creí que ustedes podían elegir por sí mismos.

—Te aseguro que somos los que menos tenemos derecho a elegir. Al ser hijos de padres tan exitosos, nos controlan y exigen el doble —bebo un sorbo del contenido del vaso —. No es tan divertido como se ve y sueña ser del Upper East Side.

Nate hace su presencia y noto a Dan bastante interesado.

—¿Y bien? ¿Cómo es él?

¿Así que Dan quiere entrar a Dartmouth?

—Es un profesor de literatura de Dartmouth con quien no tengo nada en común.

—Tal vez si leyeras más —digo dejando el vaso en una esquina de la mesa.

—Tal vez si me ayudarás más a leer no tendría estos problemas —contraataca.

—Te ayudaría, pero...apenas y puedo conmigo misma —soy sincera —. Buena suerte, Golden Boy.

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—¿Me podrían permitir su atención? —seguro ya va a anunciar a qué institución escogió —. Bienvenidos a la fiesta Ivy de las escuelas Constance Billard y St. Judes. Soy Blair Waldorf, directora del comité de ayuda comunitaria.

Chuck se acerca.

—Pon atención a lo que está por venirse, Mack —dice y no entiendo.

—Cada año, nuestras escuelas eligen apoyar a una institución local que beneficia a nuestra comunidad —continúa —. Este año, nuestras escuelas eligieron honrar al Centro Ostroff.

Mis ojos recaen en Eric que está con su hermana.

—Este semestre, nuestra elección fue muy personal porque el centro ayudó a uno de los nuestros —ya veo por donde va todo esto —. Fue gracias a su programación de ayuda a muchos jóvenes adictos y alcohólicos que una de nuestras estudiantes está limpia y sobria. El día de hoy al menos

Blair sin duda cruzó los límites.

—Por favor, Serena Van Der Woodsen, ¿puedes subir a este escenario?

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Sucedió en la fiesta de la semana Ivy: El último duelo.
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Serena sube sin problema al escenario. Siento lastima por ella, literalmente se está humillando ante los representantes y cerrando sus puertas para entrar a alguna universidad para proteger a su hermano.

—Hola, soy Serena Van Der Woodsen. Quiero agradecerle a mi amiga, Blair Waldorf por reconocer al Centro Ostroff y todas las cosas buenas que ellos hacen. Gracias, Blair —comienzan a aplaudir todos —. En el centro, una de las cosas que aprendemos es a perdonar y aprendí que para poder seguir adelante con tu futuro debemos perdonar a quienes nos dañaron en el pasado, y debemos pedir perdón a quienes dañamos. Sin ese perdón, personas inocentes son lastimadas.

—Muy bien, gracias Serena. Gracias, gracias.

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La honestidad puede ser la mejor política en algunas partes. Pero no en esta y no en esta semana.

Porque "yo fui una adolescente drogadicta" no es buen antecedente para las universidades.

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—¿Qué carajos fue eso, Charles? ¿Acaso tú la ayudaste? —pregunto molesta a Chuck.

—Si, ¿no fue genial? —se siente orgulloso y eso me da más rabia.

—No, no lo fué. Estás tan obsesionado con hacer mierda a las demás personas igual que a tí, que ni te das cuenta de las cosas que haces.

—¿Por qué de repente te importa tanto esa zorra? A ti igual te dejó —le dolieron mis palabras así que trata de voltear la situación.

—Porque esa zorra no es la que estaba en ese centro. Fue su hermano Eric porque tenía problemas depresivos e intentó suicidarse —no sabe qué decir, se queda inmóvil y sabe que la embarró —. Felicidades, Charles. Acabas de convertir a un niño en daño colateral solo porque no te has podido follar a su hermana.

Le pasó por un lado y lo dejo ahí y voy a encarar a Blair.

—¿Estás contenta ahora? Le acabas de arruinar el futuro a la que una vez fue tu mejor amiga por puro resentimiento.

—Lo que me hizo no tiene comparación a lo que yo le hice hoy —su tono me provoca más rabia —. Además te dije que no te metieras en esto.

—Es increíble como se te olvida que para tener sexo se necesita de dos personas y no solo de una. Si vas a joder a Serena deberías ser recíproca y hacerlo con Nate también —su cara me dice que sabe que lo que digo es cierto.

Me voy en busca de Serena, pero no la encuentro y como estoy recibiendo llamadas de mi padre decido irme. Luego habló con ella. Serena y yo no somos las mejores amigas del alma, pero no me gusta cuando las personas son injustas.

Siento que chocó con alguien a la salida y veo que es Nate. Ruedo mis ojos.

—¿Está todo bien? ¿Por qué esa cara?

—No. Y tú no me hables —le digo molesta. Nate se queda con cara de confusión.

Por suerte, Joe se quedó esperando a que la fiesta acabará y no se fue apenas me dejó.

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Otra bomba cae en el regazo de Blair. ¿La usará como munición? ¿O finalmente se rendirá y bajará sus armas?
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Anoche llamé a Serena para saber cómo estaba, pero no me contestó. Así que preferí darle espacio y tiempo.

Ahora estaba sentada en el sofá mirando una de mis series favoritas. Grey's Anatomy mientras desayuno.

No tengo pensado salir hoy. Por lo usual siempre pasaba con Chuck, pero como les dije sus verdades ayer no creo que quiera verme. Así que me puse ropa cómoda y decidí darme de baja de mi tormentosa vida este día.

—¿Qué tal te fue con el representante ayer? —es papá.

Pensándolo bien, creo que no podré relajarme hoy.

—Bien, dice que está dispuesto a recibirme.

Estoy lista para recibir toda clase de palabras llenas de decepción hasta que...

—Que bueno hija. Sabía que lo lograrías —se acerca a darme un beso en la frente —. Esa es mi chica, la niña más hermosa y sobre todo inteligente.

Luego de eso se va, dejándome sola y con la comida en la garganta.

No sé qué me impresiona más. Que crea que me esforcé o recibir nuestras y palabras de cariño de su parte.

Sin duda, la segunda.

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Sucedió en el Central Park: Dos banderas blancas ondeando. ¿Podría estar cerca un acuerdo de paz en el Upper East Side? ¿Qué será tregua o consecuencias?

Todos sabemos que una nación no puede tener dos reinas? ¿Qué va a pasar? Solo el tiempo lo dirá.

No olvidemos que tenemos una tercera reina, que por ahora juega del lado limpio.

XOXO Gossip Girl.
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Notita:

No olviden votar si les está gustando la historia.

Con amor, Fey.