❪𝟭𝟵❫ ; 𝗿𝗲𝗽𝘂𝘁𝗮𝘁𝗶𝗼𝗻.

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

ARC TWO; ANGELS LIKE HER❫
*╔═══❖•ೋ°🕊️°ೋ•❖═══╗*

CAPÍTULO DIECINUEVE;
REPUTACIÓN
❛la mamá de la TōMan❜


┍━━━━╝✹╚━━━━┑
©Shanxlabyx
━━━━━━━━━━━

BUSCAR MANERAS PARA DARLE UNA VIDA PLENA A SUS HERMANAS era lo que siempre hacía Kiyoko Masumi; era su deber desde que su madre falleció y su padre, en su propio duelo, dejó de lado a su familia, dejándola a ella con todo el peso y las responsabilidades sobre su espalda. ¿Qué si era complicado? Por supuesto que sí, teniendo incluso que madurar demasiado rápido a la par que cargaba con el dolor de la perdida de su madre al mismo tiempo, una de las peores etapas de su vida.

¿Qué pudo sobrellevarlo sola? Por supuesto que no, porque aunque haya querido bajo muchas maneras encargarse de su vida por si misma, aquellas personas que se terminaron convirtiendo en su familia fueron los mismos que la ayudaron a cargar con su peso, al menos un poco, por mucho que se negó.

—¡Kiyoko-san! —le llamó aquella adorable chica de cabello castaño mientras llegaba casi trotando a su lugar en donde terminaba de entregar unos postres a la mesa—. ¡Otra vez tienes visitas!

Su reputación podía variar demasiado, en un balance entre su naturaleza amable y dulce, donde todos creían que era un ángel caído del cielo, y donde era miembro en los altos mandos de una pandilla, siendo una de los cabecillas allí. Cualquiera que escuchara algo al respecto era algo dificil de creer, debido a que Masumi no tenía demasiada pinta de ser parte de una pandilla, y más encima, ser vicecapitana.

Si, quizás era inusual en ese tiempo ver a una chica con el cabello teñido en mechas blancas, o con pendientes, cualquiera creería que es moda. Pero ver como casi a donde sea que fuera llegaban personas bastante... intimidantes, dejaba mucho por pensar, sobre todo al ver el uniforme que casi siempre usaban.

—¡Tenshi-sama! —escuchó un pequeño coro de voces al momento que se acercó a la entrada de la cafetería mientras guardaba la libreta de pedidos en los bolsillos de su delantal. Sonrió al distinguir a varios individuos de la TōMan que la saludaban con cariño y admiración.

—Bienvenidos otra vez. ¿Cómo han estado todos? Me alegra verlos por aquí. —saluda con dulzura a la par que retiraba uno de sus cabellos atravesados de su frente a detrás de su oreja—. Pasen, pasen. Saben que pueden venir cuando gusten. —les hizo un pequeño ademán a que siguieran adelante, cosa que hicieron con gusto.

Era algo sorprendente observar como siempre tipos enormes o con apariencias casi aterradoras se dirigían con respeto y hasta cariño hacia la chica de los pendientes blancos, sobre todo su trato tan ameno hacia ellos, casi pareciendo una madre saludando a sus retoños. Eso era lo que pensaban casi siempre sus compañeras y compañeros de trabajo por la manera en la que los recibía y hablaba, observando las sonrisas y actitudes hacia ella.

Ver alguien con apariencia sencilla y al mismo tiempo dulce como lo era Masumi, conocida de igual manera como Tenshi, era casi irreal que siempre estuviera rodeada por tipos que tenían pinta de delincuentes, al menos una mayoría, y a pesar de eso, era una realidad.

—¿Recuerdas a los tipos que dijiste que estaban rondando mucho por estos lados? —dijo uno de ellos, teniendo los costados de su cabeza rapados, al igual que una de sus cejas. Y a pesar de verse algo intimidante, le daba una sonrisa hacia Tenshi quien asintió mientras cruzaba sus brazos, curiosa.

—¡Ya nos encargamos de ellos! —dijo otro con el cabello teñido de rojo, golpeando su puño con la palma de su mano y una sonrisa maquiavélica.

—Eran unos tontos de una pandilla del sector de Ueno, al parecer como se enteraron que nuestra Tenshi-sama trabajaba por aquí, quisieron hacerse los listos. —dijo otro de ellos con cierto fastidio pero al mismo tiempo orgullo al saber que se encargaron de aquellos intrusos.

—Ya puede estar tranquila, Tenshi-sama.

La de mechas blanquecinas sonrió agradecida hacia sus subordinados ante sus palabras y al mismo tiempo el favor que le habían hecho luego de que vio muy constantemente unos tipos de uniforme rondando por aquella zona de su trabajo. En otra situación no le daría importancia, pero ante el uniforme de pandilla y el hecho de que a veces se colocaban a observar la cafeteria desde afuera le dio mala pinta, agregando que varios clientes le dijeron que ya le han dado unos sustos cuando salían.

—Muchas gracias, chicos, se lo agradezco mucho. Lamento haberlos molestado con eso, aunque me alegra saber que no sólo era mi paranoía. —les da una sonrisa mientras le acariciaba la cabeza del que tenía más al alcance el cual no tardó en sonrojarse y colocar una sonrisa boba ante su gesto de cariño. Todos en la TōMan ya estaban acostumbrados a su actitud.

—No diga eso, siempre estamos para usted, somos sus fieles caballeros. —asintió el pelirrojo a la par que los demás, haciéndola sonreír al ver la seriedad con la que hablaron.

—Bueno, les invito las bebidas en agradecimiento. —colocó una de sus manos en su cadera mientras giraba y los veía con una dulce y amigable sonrisa, todos se entusiasmaron ante la idea.

—¡Gracias, Tenshi-sama!

Encaminándose hacia la barra donde anotaba un par de malteadas que irían de su parte, no tardó en sentir las miradas de dos de sus compañeras de trabajo que esperaban para llevar los pedidos, viendo como la de orbes rosáceos y mirada cansada colocaba la hoja en uno de los ganchos de los pedidos y volvía a guardar la libreta en su bolsillo.

—Si van a volver a decirme que ahora la cafetería tiene un setenta y cinco por ciento de clientes que parecen delincuentes y que parecen tener reuniones aquí, les voy a decir de nada por traer más clientela. —apoyando su espalda ligeramente en la barra, sonrió un poco divertida hacia las muchachas que rondaban los dieciocho y veinte años.

—Me callo. —alzó las manos una de ellas de manera derrotada.

—Al menos no están nada mal... —dijo la otra mientras miraba con atención al más robusto de ellos.

—Oh, si, tienen mi edad, como lo he dicho unas veinte veces cada vez que me preguntas sus números. —se cruza de brazos un poco acusatoria al ver a la más alta con una mano en su mentón, luego riendo al ver la forma en la que chasqueó su lengua.

—Siguen sin estar nada mal, podría mantener a alguno de ellos.

Masumi negó con su cabeza a la par que suspiraba con cierta diversión, dirigiendo su mirada hacia la barra una vez más para tomar la bandeja y colocar las bebidas con cuidado, yendo una vez más hacia ellos para entregarselas y recibir fuertes agradecimientos de ellos, teniendo sonrisas que nadie podía quitarles, algo que siempre provocaba con cualquiera de sus subordinados.

Le dio una palmadita en la cabeza al más robusto al ser el último a quien le dejó la bebida, deseándoles un «provecho» y sonriendo cuando comenzaron a sacarle conversación al comienzo sobre temas de la pandilla para pasar a cosas triviales de sus vidas, se veían realmente cómodos hablando con su vicecapitana, quizás con la que más se llevaban, sobre todo con el hecho de que Masumi siempre buscaba llevarse bien con el resto de miembros de la TōMan y los trataba como iguales, hasta cierto punto, porque parecía casi una mamá preguntándoles sobre su día a sus hijos.

No pasó mucho tiempo para que ellos se retiraran, no si antes despedirse de manera amena de su vicecapitana y dejar finalmente el local donde ya llevaba varios meses trabajando luego de una exitosa aceptación cuando fue a buscar el trabajo de mesera, y no está demás decir que le iba bien.

Observó la hora en el reloj de la pared, pasando un poco más de las cinco de la tarde, aún faltando para que cayera el anochecer y con eso las usuales reuniones de la TōMan, así que suspiró, observando como nueva clientela llegaba dónde una de sus compañeras los recibía, por lo que se encargó de limpiar las mesas para que cualquiera pudiera sentarse. Pasaba el pañuelo por la mesa cuadrada y levemente larga, tarareando una melodía de forma distraída mientras estaba en lo suyo.

—¡Bu! —Masumi dió un fuerte respingo cuando le hablaron en todo el oído, girando algo alarmada hacia atrás donde veía al más alto carcajearse y reírse de su susto.

—¡Kei-kun! —recriminó con su ceño fruncido hacia el moreno por haberla asustado así, este sólo la miró con burla—. ¿Qué te he dicho de hacer eso? Una vez te dí un codazo en el cuello por el susto. —habló con una mueca entre preocupada y a su vez molesta, recordando ese día donde Baji Keisuke casi se ahoga por ese golpe donde le quitó el aire.

—Oh, si, esa casi no la cuento. Agresiva. —la mayor lo miró con un poco de incredulidad por ser llamada «agresiva» tomando en cuenta que él era quien se lo decía, sobre todo con aquella sonrisa algo maliciosa y divertida.

Cerró sus orbes rosáceos con pesadez mientras colocaba sus manos en la cintura, negando con la cabeza. Tratar de que Baji Keisuke dejara de lado manías era algo difícil, sobre todo cuando se trataba de ella; todo el tiempo buscaba molestarla o asustarla, como justo ahora, a veces acercándose silenciosamente por detrás y picándole la cintura con sus manos, provocándole siempre un sobresalto junto con un grito. Cuando alzó sus largas pestañas, manteniendo aquella mirada cansada que ahora la caracterizaba, sólo pudo ver cómo él observó su alrededor con un poco de aburrimiento.

¿Cómo habían quedado las cosas con él luego de lo sucedido hace dos años? Pues, quizás igual que siempre, al menos por su parte Masumi lo trataba como siempre, quizás volviéndose un poco más sobreprotectora y tratando de estar al tanto para que no volviera a hacer una locura; a Keisuke hasta cierto punto le molestaba tanto cuidado de ella, pero no en el punto de enojo, si no de vergüenza. Sentía que estaba siendo cuidado por su madre, aunque aquella señora fuera alguien de carácter fuerte y quizás peor al suyo.

—Sólo deja de asustarme así. Ahora tienes como un tabú de hacerlo todo el tiempo, pero primero, ¿qué haces a... —suspiró para después quedarse en silencio cuando lo vio con atención, observando como su ropa estaba algo sucia y agregando que en su rostro tenía raspones. No tardó en cruzarse de brazos—. ¿Ahora por qué te peleaste?

—Tks, no me regañes. Si vine contigo para que mi mamá no me patee el trasero por llegar golpeado, esperé no ser reprendido aún así —se quejó de manera casi infantil haciendo una mueca, observándola desde arriba. La de largas pestañas continuó viéndolo fijamente provocando que bufara—. Sólo vine para que me cures las heridas y quizás comer algo. Vamos.

—Kei-kun... —lo llamó con cierta severidad para que le dijera en que problemas de metió, esperaba que no fuera por hambre porque eso significaría que habría quemado un auto en algún lado.

—Mira, tu jefe te va a regañar si no te apresuras.

—Keisu-... Ay. —suspira con pesadez a la par que lo agarraba del brazo y lo jalaba a los asientos más apartados para que los clientes no se fijaran en el hecho de que le estaba curando las heridas a alguien, aunque ya era costumbre, más bien era un milagro para Masumi que no la echaran, adoraba a su jefe—. Quédate aquí, quieto. No te pongas a pelear con nadie.

—Si, mamá Tenshi. —se burló entre risas mientras se dejaba caer sentado en el asiento.

Entre suspiros, Masumi se encaminó hacia la bodega que estaba detrás, pasando la puerta que daba a la cocina y la despensa, no tardando mucho en encontrar su mochila para llevarla consigo y volver con el chico de colmillos quien otra vez veía aburrido por el ventanal hasta dirigir sus orbes hacia ella, viendo la leve pesadez con la que se movía, más que nada por su preocupación ante la pelea en la que ahora se había metido. Por supuesto que ya era una costumbre, pero aún así se asustaba mucho por ellos.

Se sentó a su lado para poder estar lo suficientemente cerca, indicándole que se girara hacia ella y poder hacer las cosas bien, sacando una pinza con algodón y alcohol comenzó su rutinaria «sesión de curación a pandilleros» cuando Keisuke se inclinó hacia abajo para que pudiera tratarlo bien. Desde incluso antes de formar la TōMan se encargaba de curar a sus amigos cada que se metían en una pelea, y ahora no era diferente, ahora tenía a unos cien pandilleros bajo su cuidado.

Ahora con una mueca concentrada, comenzó a desinfectar las leves raspaduras en su rostro, dándose de cuenta que tenía una de sus cejas partidas, sangrando levemente. Le frunció el ceño a Keisuke cuando este siseó ante el ardor, como si le indicara que él se buscó terminar así, y aunque ese fuera el caso, estaba haciéndolo lo más delicada posible. Sólo suspiró observando el ceño fruncido del chico quien, a comparación de la actitud burlona cuando llegó, ahora se había puesto muy callado.

—Y... ¿Cómo te va en la escuela? —rompió el silencio cuando cambió el algodón por otro, teniendo ahora la atención de Keisuke se fijó en su rostro ante su pregunta—. ¿Algo nuevo?

—En lo que cabe, no. —responde sin mucha importancia, bufando y luego gruñendo sonoramente cuando sintió el ardor en su ceja—. Agh, cuidado.

—¿Quién te manda a pelear? —Masumi le sonríe con cierta diversión pero al mismo tiempo cariño, dando pequeños toquecitos para evitar que le ardiera demasiado—. Bueno, me alegra que todo siga bien en tu escuela. Mándale saludos a Chifu-kun y Yūki-chan de mi parte.

Keisuke hizo una mueca pero sólo bufó, absteniéndose a seguir aguantando el ardor del alcohol bastante bien a comparación de segundos atrás, aunque fue más bien por haber sido tomado muy desprevenido. Ahora se inundó de un silencio bastante tranquilo, a decir verdad. Estar con Masumi era estar en un ambiente tranquilo y relajado, era cómoda su compañía en varios sentidos. Así que, él suspiró dando un pequeño bostezo después, provocando que la mayor alejara sus manos momentáneamente de su rostro, hasta volver con su trabajo.

—¿Cómo están tus hermanitas? —cuestiona con la mirada baja, observando distraídamente el mandil oscuro con detalles dorados que ella usaba como parte de su uniforme.

—Bien... —dijo en voz baja al estar concentrada, dejando los algodones sucios en una bolsa para luego sacar unas pequeñas gasas, colocándolas con cuidado dónde debía—. Aki ganó en una competencia de relevos ayer, Yume es la segunda de la clase y Sumi está aprendiendo a coser gracias a Taka-kun.

Baji emitió un leve «mm» en asentimiento mientras formaba una sonrisa de lado al recordar a aquel trío de pulgas, como él las llamaba, a quienes inevitablemente les había tomado un cariño enorme, como si fueran sus hermanitas también. Suspiró un poco nostálgico, moviendo un poco su cuello cuando pudo enderezarse cuando Tenshi terminó con las gasas, y antes de decir algo, tomó sus manos y revisó inmediatamente sus nudillos, los cuales, cómo no, estaban lastimados. Sin decir nada más que negar con su cabeza, la de mechas blanquecinas suspiró y comenzó a curarlo con el mismo procedimiento de desinfección con alcohol y algodón.

—¿Y el viejo desgraciado e idiota de tu papá? ¿cómo está? —ahora es su turno de romper el silencio, hablando de manera algo sarcástica y al mismo tiempo molesta, teniendo una sonrisa de lado.

Masumi se queda en silencio y suspira profundamente cuando piensa en su padre, concentrándose en curar bien sus nudillos que estaban bastante raspados, algo que le indicaba quien fue el que llevó la peor parte, y claramente no había sido Keisuke. Con una expresión bastante tranquila, aunque un poco cansada, se encogió de hombros.

—Vivo.

—Que lastima.

Keisuke se rio de la mala mirada que la mayor le lanzó al decir aquellas palabras en concreto, sabiendo que, a pesar de la ahora complicada situación con su padre, no le gustaba mucho cuando decían cosas negativas al respecto a su padre, sobre todo cuando lo amenazaban o insultaban a muerte, por mucho que una y otra vez ella les dijera que no hablarán sobre eso y que todo estaba bien.

«—Y ENTONCES, AUNQUE ESTABA CON UN MUY lindo vestido, ¡ni siquiera me miró!» —chillaba Emma al otro lado de la llamada, escuchándose bastante frustrada—. «Casi me pongo a llorar.»

—¿El mismo vestido azul que viste en el centro comercial la semana pasada?

«¡Si, el ceñido! ¡Sólo me dijo que estaba muy corto!»

Masumi colocó una pequeña sonrisa de lado al escuchar el lloriqueo dramático de la más pequeña al otro lado de la línea, concentrándose lo mejor posible el coserle los botones a la camisa de Aki, pasando el hilo por la tela junto al botón para acomodarlo como debía. Luego de jugar de manera un tanto brusca con unas niñas en el parque, terminó reventando unos botones cuando se enredó con un árbol, algo que la asustó al pensar que había comenzado a inventar sobre subirse en uno. Claro que el regaño no se hizo esperar, justo antes de terminar arreglando la camisa y hablando con Emma sobre su intento fallido de seducción a Draken al colocarse un lindo y ajustado vestido, creyendo que la halagaría o dejaría boquiabierto. Para su pobre sorpresa fue el simple comentario de que estaba muy corto.

—Pues, eso cuenta con que si te miró como para señalar ese detalle. —trató de animarla mientras apoyaba su teléfono en su hombro y estiraba la camisa enfrente de ella para poder ver qué estaba llevando bien el patrón—. Ya sabes cómo es él... Es bastante... sutil.

«Lo dijo como si no le importara...» —se escuchó el sonido de un pequeño llanto fingido al otro lado del teléfono por parte de la rubia, quien hacía un enorme puchero—. «Necesito saber cómo rayos llamaste la atención de Mikey, se volvió loquito por ti casi al mismo tiempo que te conoció. También quiero hacer ese efecto en Draken.»

La chica casi se atraganta con su saliva cuando escucha la repentina (aunque realmente ya más de una vez se la ha hecho) pregunta hacia su persona, casi dejando caer la condenada aguja con la cual tanto había luchado en colocarle el hilo. Rápidamente procuró que aquello aún fuera cierto para suspirar, al menos no tendría que matarse la cabeza una vez más por no ver el hueco de la aguja.

—Eh, pues... —tosió un poco para tratar de recuperarse, dejando salir una pequeña risita algo nerviosa para suspirar, tomando su teléfono en mano—. Según él, por verme con una pierna lastimada en medio de su sala, le pareció inusual verme así y justamente en ese lugar, así que le causé mucha curiosidad o algo. Fue una rara forma de volverlo... loquito. —se sonrojo a la par que rio ante aquella palabras, de cierta forma no era mentira.

«—Oh, cierto.» —Emma hace una pequeña pausa, pareciendo pensativa—. «Bueno, si ya me partí la pierna cuando era pequeña una vez, hacerlo dos veces no será diferente.»

—Emma-chan, no.

«Ash.» —Masumi no evita soltar una pequeña risita ante la queja de Emma, negando con su cabeza—. «Okey, quizás sea aaalgo exagerado. Buscaré otra manera de que me vea con otros ojos, podría preguntarle a Cherry, ella debe saber mucho de...»

—Emma. —dijo con severidad y sin ningún honorífico de por medio, haciendo a la pequeña rubia de ojos miel quejarse.

«Le quitas la diversión a todo.»

—¿Que hablan de tu pierna qué?

Masumi suelta una pequeña risita cuando escucha aquella voz a la par que escuchaba el leve movimiento del colchón, alzando mirada hacia su cama donde Manjirō alzaba su cabeza de manera desorientada y con su cabello despeinado, teniendo una mirada confundida. Era más que claro que estaba dormido, cosa que vociferó al momento que entró a la casa y ella le dijo que estaba algo ocupada, diciendo las palabras «bueno, usaré tu cama para dormir mientras te espero», y apenas tocó el colchón, escuchó sus pequeños ronquidos.

Le dió una sonrisa cuando observó su atención en ella, arrastrándose de forma un tanto perezosa por la cama hasta la orilla, dejando caer su brazo y ligeramente su pierna mientras apoyaba su mejilla el el colchón, mirando las piernas cruzadas de la de orbes rosáceos y saber si se había lastimado la pierna al ser algo bastante vago que escuchó de la conversación, pero no vio nada fuera de lo común.

—Simplemente sigue siendo tú y verás que lo traerás loquito pronto, Emma-chan es suficiente siendo Emma-chan. —le aconsejó hacia su amiga de manera serena y a su vez sincera, dándole una sonrisa hacia el rubio en su cama que se disoció observándole la pierna—. Tú eres perfecta tal cual eres.

«Ay, no me digas eso que lloro». —Masumi podía jurar que ella estaba haciendo algún puchero enternecido, sobre todo con el tono de su voz—. «¿Y si dejas a Mikey y nos vamos a vivir juntas? Quizás es la solución a nuestros problemas.»

Tenshi no evitó carcajearse ante las palabras de la más pequeña, escuchándose alegre mientras terminaba de doblar la camisa de su hermana al rectificar que estaba cosido lo que debería, y aún así revisó los pantalones que usó para ver si no tenía algún hueco. Manjirō por su parte dió un enorme bostezo mientras se sentaba en un movimiento, teniendo sus ojos cerrados a la par que se levantaba y caminaba perezosamente hacia donde estaba ella.

La chica se sobresaltó un poco cuando sintió como de manera vaga el más alto apoyaba su cabeza en su hombro cuando se recostó en el espaldar de la silla donde estaba sentada mientras cosía, quedando él justo en el lado del teléfono donde se escuchaba la voz de Emma, como si hubiera buscado esa posición para escuchar, aunque no estaba en todos sus sentidos, y a pesar de eso, se acomodó lo suficiente para hablar.

—Emma, deja de intentar robarme a Mi Masumi. ¿No ves que por tus lloriqueos me quitas su atención? —la acusa como si hubiera sabido lo que había dicho Emma, la de ojirosa pestañeó un par de veces al sentirse en medio de una discusión.

«Ay, deja de quejarte tú. ¿No ves que estamos hablando de algo importante?» —le replicó ella de forma obvia y rodeando sus ojos desde su lugar, nada sorprendida de escuchar la voz de su hermano.

—¿Ya hiciste la cena? —y a pesar de todo, no evita cuestionar con cierta curiosidad, mostrándose atento, dejando un vago beso sobre el hombro de Masumi.

«Ni siquiera estás aquí. ¿Por qué me preguntas si hice comida?»

—¿Pero si está?

«Masumi-chan, tengo que terminar de servirle al abuelo y también comer.» —ignora de cierta forma su pregunta, dirigiéndose directamente hacia Masumi quien acomodó al lado contrario su teléfono, provocando una leve queja de parte de Mikey—. «Salúdame a tus hermanitas, te doy mi pésame por aguantar a Mikey.»

—Dale, linda Emma. Disfruta tú comida, hablamos después. —se despide entre pequeñas risas por la forma en la que Emma habló, terminando luego la llamada.

Dejó salir un largo suspiro una vez que acabaron la mirada, sintiendo luego el pequeño apretón que le dió Manjirō en forma de abrazo haciéndola reír levemente, escuchando el enorme bostezo que dejó salir, por un momento dándole la sensación de también querer bostezar, pero se aguantó. Aún tenía algunas cosas por hacer y no podía (en varios sentidos) dejar que el sueño la dominara, y aquello era claro, cargando todo el tiempo una mirada que detonaba cansancio, aunque quizás también era por genes; su mamá y Wakasa tenían la misma mirada.

—Me quedo hoy. —dijo el rubio de manera directa y bastante segura, parecía más una afirmación que una pregunta.

Masumi pestañeó un par de veces por su declaración dejando luego salir una pequeña risita mientras le daba unas pequeñas caricias a la cima de su cabeza, sintiendo sus enmarañados aunque suaves cabellos rubios enredarse entre sus dedos.

—Mi papá estará aquí hoy, así que preferiría que vayas a tú casa. Mansaku-san se va a molestar si sigues pasándote tanto tiempo sin llegar a dormir a tú casa. —habla de manera suave refiriéndose a su abuelo, provocando que Mikey inmediatamente frunciera el ceño y la mirara desde su lugar—. La última vez que estuvieron los dos bajo el mismo techo cuando llegó en su... ánimo, te tiró un florero y casi te agarras a pelear con él. —dice, refiriéndose a su padre.

Hmmp... Te agarró fuerte del brazo, ¿cómo no voy a querer golpearlo? Incluso te quedó rojita la piel. —se excusó con un puchero molesto al recordar aquel día.

Jura que vio rojo al ver la manera tan brusca en que Kaito jaloneó a la chica, agregando que estaba durmiendo en la habitación de Masu y fue despertado, colocándolo de malhumor. Si no hubiera sido por la voz de la chica, no se hubiera controlado para nada, además, sabía que le iba a provocar el doble de amargura y preocupación.

—Últimamente llega más dormido que despierto, sabes que puedo defenderme cuando sea necesario. —trató de convencerlo, provocando una retunda negación cuando agitó la cabeza, abrazándola con fuerza—. Además, mañana me tengo que despertar súper temprano y no te gusta porque terminas despertándote también.

—¿Qué tan temprano? —el más alto alza su cabeza con sus cejas fruncida y una expresión dudosa ante ese hecho. Era verdad, más de una vez donde la chica empezaba desde temprano su día, inevitablemente al no sentirla se terminaba despertando, por mucho que ella le dijera que siguiera durmiendo. Era como un bebé.

—Igual de temprano que siempre. —sonríe con un poco de diversión y comprensión haciendo al chico emitir un sonido dudoso, haciendo un puchero—. Tú abuelo te va a dar tremendo regaño, desde ayer que no regresas a la casa. Anda, no quiero que te metas en problemas.

Manjirō una vez más hace un puchero enojado, sabiendo que tenía razón, sintiendo los golpes en la cabeza de Sano Mansaku en su cabeza al llegar apenas a casa; puede que si, aquel viejo hombre le tenía una confianza inmensa a Masumi respecto a su nieto, sabiendo que estaría en casa de ella y al mismo tiempo en buenas manos, Mikey seguía siendo su nieto y era obvio que él tenía su casa a donde ir. Muchas veces lo regañaba diciéndole si se le perdió la casa.

Con un bufido resignado, asintió con pesadez mientras apoyaba su frente en su hombro, quedándose en silencio por varios segundos y volviendo a bostezar en señal de aún cargar el sueño encima, así que Tenshi, dándole un par de palmaditas en su brazo para que la soltara, se levantó para poder ir a la cocina, sabiendo que cargaría con el hambre como siempre cada que se despertaba. Puede que no explotaba en enojo por no tener comida luego de despertarse cuando estaba con ella, si terminaba de mal humor, aunque eran muy pocas las veces debido a que siempre tenía algún dulce encima, así como la paleta que se estaba comiendo.

El más alto no tardó en seguirla, claro, con pasos más perezosos y vagos, casi arrastrando los pies a comparación de la mayor quien si caminaba con normalidad, pasando por dónde estaban sus hermanas haciendo tarea, no alegando mucho cuando vieron al único chico allí presente. Casi siempre pensaban que era como si viviera ahí.

—Tengo sueño... —la de mechas rosáceas escucha perfectamente el sueño en su voz, sentándose en el tatami con pereza, viéndose casi como todas las mañanas al despertar.

Masumi le sirvió algo de ramen que quedó de la cena y se la colocó enfrente, luego arrastrándose detrás de él dónde sostuvo un liga entre sus dientes para peinarlo como debía, recordando como entre ella y Draken solían hacer eso cada mañana, casi como si se turnaran, aunque muchas veces, donde habría la oportunidad, Manjirō exigía que fuera ella quien lo peinara. Si, seguía siendo igual de caprichoso que un niño pequeño, sobre todo cuando se trataba de ella. Aunque no le molestaba, su cabello era bastante suave y agradable al tacto.

Terminó por hacerle el mismo peinado de siempre con la liga mientras él se abstenía a comer, sorprendiéndola cuando terminó atrapando sus manos y las jaló por sobre sus hombros, acción que la hizo pestañear varias veces al ver como hizo que lo abrazara desde atrás. Sus mejillas se ruborizaron y sólo sonrió un poco, para acomodarse sobre el tatami, detrás de él, y apoyar su cabeza contra su espalda, cerrando sus ojos debido al sueño que la mayoría del tiempo cargaba encima, pudo sentir una relajación enorme cuando estaba en su casa, ya con todos sus deberes hechos, y con Manjirō allí.

Era como un enorme alivio.

La sonrisa en los labios del rubio no se hizo esperar cuando sintió como la chica se relajaba e incluso se abrazaba un poco más, disfrutando con gusto el ramen que hizo de cena. El ambiente era bastante tranquilo y ameno, agregando de silencioso donde sólo se oían el pequeño choque del tazón de ramen contra los palillos cuando el rubio sacaba los fideos, con la compañía del otro, y también de las trillizas que se habían puesto a ver televisión al terminar la tarea.

—¿Qué haces? —Tenshi murmura abriendo uno de sus ojos, no evitando preguntar al sentir un poco más de movimiento en su cuerpo,

—Estaba sacando mi teléfono, le dije al abuelo que me quedaré a dormir hoy.

La cara de poker en el rostro de Masumi no se hizo esperar cuando escuchó su respuesta a pesar de que ya le había dicho que no era necesario que se quedará sabiendo que la razón principal respecto a dormir en su casa era la situación con su papá, donde tenía esa inquietud de que hiciera algo contra ella. No le molestaba su presencia, en absoluto, y no era que lo estaba corriendo o algo, pero ya varias veces el mismísimo Mansaku le había dicho que no lo consintiera tanto porque lo tendría como garrapata en su casa, alegando que no quería que estuviera molestando en casa ajena, aunque no negaba que le preocupaba la situación con Kiyoko Kaito.

Aunque ella siempre alegara que nunca ha tenido molestia alguna de que estuviera en su casa, el señor Sano, le insistía que Manjirō tenía su propia casa y quehaceres por hacer. Así que tampoco quería molestarlo.

Suspiró con una pequeña mirada recrimimatoria por su insistencia en quedarse, aunque un poco resignada ante ese tema, observando como se bebía lo que quedaba del caldo directamente del tazón, suspirando con satisfacción.

—¿Y que te contestó? —pregunta con curiosidad, suavizando su mirada con una sonrisa. A pesar de que le daba pena que él quisiera tanto quedarse en su casa, la verdad lo disfrutaba mucho.

—Que no se me olvide que tengo casa.

La carcajada de Masumi se escuchó debido a que había escuchado su voz en su cabeza junto con su postura molesta, dejando salir un largo «ay» al momento que respiró debido a que se había reído mucho por esa sola imagen, mientras que Manjirō se giraba sobre el tatami para estar frente a frente a ella, teniendo una sonrisa cuando se acomodó.

Ver el rostro sonriente de la más baja lo hizo sentirse más animado así que se arrimó más a ella, estirando sus piernas a sus lados, dejándola a ella en medio mientras la tomaba por la cintura para abrazarla bien, escuchándola reírse un poco más ante su agarre, colocando sus manos en sus hombros y viéndolo con un pequeño brillo en sus ojos cansados, riéndose más bajito cuando se sintió nerviosa.

—En serio nunca aceptas un no. —alega la de mechas blancas mientras dejaba sus manos sobre sus propios muslos al estar sentada sobre sus rodillas, viendo un poco divertida como Mikey negaba.

—No podrás librarte de mi tan fácilmente, Masu-chan. —se inclinó un poco hacia adelante, haciendo que sus nervios crecieran considerablemente por su cercanía. Nervios que nunca faltarían—. Ya te había dicho hace mucho que te acostumbrarás a qué te pidiera mucho amor, y yo soy muy avaricioso.

—L-Lo que digas... —rodea sus ojos un poco divertida aunque algo avergonzada, soltando una risita cuando de imprevisto Manjirō le dió una mordidita a su nariz—. Hey, ¿qué haces?

Manjirō sonrió ante su reacción y volvió a repetirlo, sacándole ahora una pequeña risa, para luego ser en un pequeño chillido cuando le mordió la mejilla dónde allí si trató de empujarlo, sabiendo a dónde iba eso. De manera maliciosa comenzó a darle pequeñas mordidas en sus mejillas mientras la abrazaba con fuerza para que no lo apartara, hundiendo su rostro en su cuello y repitiendo su acción, inmediatamente ganándose quejas de parte de Masumi.

—¡Ay, suelta! —decía entre risas y pequeñas quejas al sentir como mordió juguetón su cuello para luego abrazarla con fuerza contra él, casi haciéndola colocarse de rodillas cuando la reincorporó un poco, soltando una pequeña risa contenta.

—¡No se pongan tan melosos! —se escuchó la queja de Aki al oír las risas de su hermana mayor, quien se ruborizó notablemente al recordar a sus hermanas.

—¡Los escuchamos! —chilla a la par Sumi, escuchándose los «si, si, si» de Yume.

—Sólo están celosas porque su hermanita es toda mía. —se burló sin pena el más alto mientras veía el rostro ruborizada de la de colgantes, sonriendo de lado mientras rápidamente capturaba ahora sus labios en pequeños picos—. Mía. —un besito—. Mía. —y otro más, sacándole una pequeña risa—. Y mía. Me la voy a llevar para mí solo y no se las compartiré.

—¡Nooooo!

Tenshi volvió a carcajearse al escuchar la queja en coro de sus hermanas, siguiéndole el pequeño show que tenía con el rubio en una pequeña discusión infantil, sobre todo de parte de Mikey quien lo hacía más que a propósito sólo para molestarlas, algo que disfrutaba mucho. En serio, si no era molestar a sus hermanitas, era molestarla a ella y ahora tenía más de una manera de hacerlo, cosa que la colocaba de los nervios.

Soltando ahora un suspiro para calmarse al tener su respiración un poco agitada por haberse reído tanto y al mismo tiempo por la situación, observando la gran sonrisa que el rubio traía en su rostro, teniendo sus oscuros orbes con un peculiar brillo en sus ojos que le enternecía el corazón. Sonrió de lado y se inclinó para dejarle ahora un besito en su frente haciendo que sonriera un poco más y sus mejillas tuvieran un pequeño sonrojo.

Sin embargo, la que terminó sonrojándose fue ella cuando observó ahora la sonrisa maliciosa de Manjirō que puso mientras la veía fijamente, colocándose alerta por lo que sea que estuviera pensando. Y antes de reaccionar, él se inclinó por debajo de su brazo y su cintura para cargarla sobre su hombro como costal de papas, ganándose inmediatamente un chillido cuando se levantó y rápidamente se la llevó fuera de la cocina.

—¡O-oye! ¿¡Qué hac... —brincó cuando le dio palmada en el trasero, haciéndola chillar inmediato—. ¡O-Oye! ¡Quieto!

—¡Me la llevo! —soltó una vez pasó con ella en su hombro por dónde sus hermanas, quien al verla siendo cargada inmediatamente se alertaron.

—¡NOOO!

—¡Devuélvela!

—¡Nee-chaaaaan!

Bueno, así era su vida ahora.

¡Bienvenidos al primer capítulo del acto número dos de STILL WITH YOU y feliz navidad a todos!

Me alegra mucho ya haber llegado a esta etapa de la historia, sobre todo con todo lo que tenga que ver del anime, que puede que no se mencioné aún al Micchi, pero ya se vendrá.

Este capítulo fue una introducción a lo que vendría siendo la vida actual de nuestra mami Tenshi, en donde trabaja, su relación con los demás miembros de la TōMan y la relación con el Maiki. Se me hizo pequeño el corazón escribiéndolos sabiendo lo que vendrá 😭💕.

En fin, ¡preparadxs para todo lo que se viene!

Yyyyyyy

¡Miren! Bellisima ilustración hecha por natsukashiiv sobre nuestra querida Mami Tenshi, que la verdad me encantó mucho, plasmando perfectamente la apariencia de ella en este arco para que tengan una imagen a la hora de avanzar en la historia.

AMO EL HECHO DE LA MIRADA QUE TIENE, SE VE CANSADA PERO AL MISMO TIEMPO ME RECUERDA A WAKASA, ME DA COSA, PERO SE VE PRECIOSA

Mikey, tú y yo no somos amigos.

Oh bueno, pueden tú y Tenshi adoptarme, estoy bien con eso también.

Te amo mami Tenshi, se me hace tan preciosa en esa imagen, se ve exactamente como la imaginaba/cry

→S H A N X L A B Y X←

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro