❪𝟯𝟴❫ ; 𝘄𝗵𝗮𝘁 𝗼𝗻𝗰𝗲 𝘄𝗮𝘀 𝗵𝗮𝗽𝗽𝗶𝗻𝗲𝘀𝘀.

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❪ARC THREE; EVERYTHING FOR THE ANGEL
*╔═══❖•ೋ°🥀°ೋ•❖═══╗*

CAPÍTULO TREINTA Y NUEVE;
LO QUE UNA VEZ FUE FELICIDAD
❛Sano Mirai❜

📌 WARNING ; mención de drogas, secuestro y tortura.


┍━━━━╝✹╚━━━━┑
©Shanxlabyx
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PARA HANAGAKI TAKEMICHI, VER A ALGUIEN COMO LO ERA KIYOKO Masumi, en este futuro conocida como Sano Masumi, en aquel estado de por vida era algo sumamente triste y frustrante, de muchas maneras.

En el pasado, cuando la conoció, pudo destacarla como una chica dulce, amable, empatica, comprensible y madura, a pesar de su edad. En sí, era como un ángel caído del cielo, a pesar de estar en medio de personas que podrían ser consideradas demonios, que se suavizaban a su alrededor por su simple trato.

¿Cómo es que alguien tan buena como ella pudo terminar así? Secundaba sus palabras sobre Kisaki Tetta respecto a que él no tenía corazón, sobre todo a no sólo arrebatarle la luz a Mikey sólo para cumplir su maquiavélico plan, si no arrebatarle a una pobre e inocente niña lo que sería su familia.

Aún parecía procesar el hecho de que tenía enfrente a la hija de quien sería uno de los peores delincuentes en Japón actualmente, a quien no lograban encontrarle el rastro, y también de aquella dulce chica que actualmente estaba catalogada como loca y estaca internada en un hospital psiquiátrico. Al comienzo quizás no se lo creería, pero notar la cabellera rubia y rizada de la niña, junto con las largas y abundantes también de dicho color y los orbes oscuros lo callaba de una cachetada.

Era más que claro que Sano Mirai era hija de Mikey y Tenshi.

—¿Ya hiciste la tarea de lenguaje, Mi-chan? —hablaba Sumi sentada a un lado de la pequeña rubia quien estaba pintando un dibujo de lo que parecía ser un dinosaurio.

—Sip. Ya la hice. —sin quitar su mirada de su hoja. Takemichi no podía quitarle la mirada encima, dándose de cuenta de que, de alguna manera, incluso sus gestos le recordaban a Mikey y a Tenshi al mismo tiempo—. ¿A ti también te gusta dibujar?

El pelinegro parpadeó un par de veces ante la suave aunque dulce voz de la niña quien parecía no pasar de los cuatro años, quien había puesto su atención en él. Era algo bastante curioso ver como sus pestañas eran del mismo color de su cabello, rubias, agregando de que eran largas y rizadas, iguales a la de Masumi. Tragó algo de saliva y sonrió un poco nervioso.

—Pues, no soy muy bueno en eso. —habló Hanagaki aún algo tieso en su lugar—. ¿A ti si te gusta, Mirai-chan?

—A veces me gusta, pero suelo molestarme cuando no me sale un dibujo como quiero y sólo arrugo y rompo la hoja. —❛Y incluso se parece a Mikey-kun en su actitud, esto parece casi irreal❜ pensó Takemichi con una pequeña mueca un poco tensa, aún analizando a la pequeña infante—. Pero también trato de esforzarme a que me quede bien. Si tú lo haces, te quedaran lindo los dibujos.

❛También tiene aquella calidez de Tenshi-san❜ Takemicchi casi podría lloriquear en ese momento por lo tan dulce que era la niña, mostrando una sonrisa que le llegó directo al corazón. Tenía más que claro que era la hija de Masumi, no obstante, su expresión se suavizó y entristeció inevitablemente por pensar en el estado de aquella chica, sintiendo un pequeño nudo en su garganta.

Habían pasado tantas cosas ese día que su cabeza apenas estaba terminando de procesarlas, agregando del hecho de la hija de Mikey.

—Mirai-chan... —llamó inevitablemente con un tono de voz algo bajo, en donde la niña lo observó con curiosidad—. ¿Y quién es tú papá? —preguntó Takemichi con normalidad, tratando de parecer lo más casual posible.

—¡Oh, ya se los muestro! —la pequeña se levantó de su lugar y se fue. Takemichi se miró con Naoto con apremio al pensar que traería a Mikey por arte de magia, pero para no tanta sorpresa de ambos, regresó luego con un pequeño libro—. ¡Aquí está!

Takemichi suspiró con ligereza al momento que vio lo que parecía ser un álbum de fotos, sólo sonriendo y acercándose un poco más a la pequeña rubia de largas pestañas colocarlo en la mesa de vidrio y abrirla directamente desde la mitad, en donde rápidamente distinguió a Masumi y a Manjirō a lo largo de las hojas, incluso reconoció a Ken en lo que parecía ser una foto junto con la chica y de fondo a Mikey pareciendo estar en una crisis con una maquina de juegos, con ella asustada y él muerto de la risa.

Cuando todo aún era felicidad. Se notaba que no eran demasiado grandes al notar el cabello aún semi largo de Manjirō y las mechas blancas de Masumi.

—Draken-kun... —murmuró el chico con una mirada un tanto triste, dándose de cuenta que para ese entonces aún Draken no había sido condenado a muerte.

—Oh, ¿hablas del tío Ken-Ken? —Takemichi miró un poco confundido a la pequeña, pensando por un momento si el del tatuaje la conoció—. Llevo tiempo que no lo visito. ¡Pero sólo puedo verlo por un momento! Es muy injusto que casi no me dejen hablar con él.

Claro, sólo lo ha visitado en la carcel. Tiene sentido... y al mismo tiempo es triste.

—Miren. Aquí es donde mi papá fue con mamá a pasar unas vacaciones en no-sé-donde. —hizo un pequeño puchero, señalando con su pequeña mano lo que parecía ser una selfi—. Según mi tía Aki, desde jóvenes planearon ir para allá.

Takemichi se quedó en silencio, analizando lo que sería la primera imagino de Mikey y Tenshi en el futuro juntos; lo que parecía ser una selfi, estaban ambos jóvenes sonriendo hacia la cámara. El que pudo identificar como Mikey sonreía y tenía su mejilla apretada contra la de Masumi la cual de igual manera se encontraba sonriendo, por un momento sólo pudo ver a la pareja en el pasado de Manjirō y Masumi, claramente con imágenes diferentes en donde el rubio no tenía el cabello largo y la chica se encontraba más arreglada, porque ya se trataban de unos simples adultos viviendo su vida.

Ambos se veían tan felices y normales que lo hizo preguntarse como es que todo cambió de un momento a otro.

—Oye, Mirai-chan. —ahora fue el turno de Naoto de preguntar a la pequeña de rizos quien quitó su atención de las fotos y la puso en él—. ¿Has visto a tú papá en persona?

—Sólo lo he visto en fotos. —respondió con bastante simpleza la pequeña, pasando las páginas del álbum—. Me han dicho que trabaja muy lejos y no tiene tiempo para verme. También he visitado algunas veces a mi mamá... —la mirada de la niña se agachó y perdió en el suelo, aunque luego alzó la mirada hacia ambos—. ¿Por qué? ¿Lo conocen?

El corazón de Takemichi se apretujó ligeramente por escuchar sus palabras, al mismo tiempo que lo hacía preguntarse si alguna vez llegó a convivir como tal como Mikey o Tenshi, pero tomando en cuenta que la segunda llevaba por lo menos unos cuatro o cinco años internada en un psiquiátrico y Mirai parecía tener dicha edad, dudaba bastante si llegó a relacionarse bien con ella, así como con el capitán de la TōMan, a quien ya le había dejado más que en claro que, al parecer, nunca antes lo ha visto en persona. Era algo tan triste y frustrante, sólo pensando en el hecho de que Kisaki se atrevió a dejar al ángel de la TōMan de esa manera, habiendo una niña de por medio. Y ante eso, recordó las palabras de Draken.

«Kisaki quiere arrebatarle todo lo que aprecia a Mikey, sin importar quién sea»

Ahora tenía mucho más sentido. Aquel hombre parecía estar tan dispuesto en aquel plan que no le importó arrebatarle los padres a una inocente persona, quien ni siquiera parecía tener en claro el porque todo era así.

De alguna forma le sorprendía que Sano Manjirō abandonara de esa manera a su propia sangre, comprendiendo quizás un poco la parte de que su mujer había terminado en tal estado donde podría ni reconocerlo o sólo alejarlo, pero el hecho de parecer no dar la cara con lo que le quedaba de ella era algo un tanto decepcionante. Pero, tomándolo por el punto de que ahora era uno de los criminales más buscados de Japón era entendible al mismo tiempo. Quizás se trataba de aquella parte de Mikey que protegía a los suyos y lo hacía alejando a Mirai de ese mundo, alejándose de ella.

—Yo fuí amigo de él y de tú mamá cuando éramos adolescentes. —luego de tomar una pequeña respiración, Takemichi habló con una pequeña sonrisa, mirando el álbum de fotos y curioseando en las páginas—. Llevo... tiempo sin ver a tu papá, aunque no hace mucho visité a tu mamá.

❛Maldición, hablar de esta manera refiriéndome a Tenshi-san y Mikey-kun es tan extraño❜ por dentro, Takemichi estaba deshaciéndose en lágrimas al ver la inocente mirada de la niña, quien a pesar de tener los mismos ojos que Manjirō, tenía la misma mirada que Masumi. ❛Es demasiado fuerte este giro. Hace unas semanas hablé con ellos en el pasado y ahora resulta que tienen una hija❜

—¿En serio? —dijo la pequeña con curiosidad, colocándose a su lado. Takemichi sólo sonrió y vio con algo de nostalgia las fotos. Mirai lo observó fijamente al rostro—. Creo que a ti ya te he visto... —murmuró la ojioscura con una mano en su mentón, y para sorpresa de Hanagaki, ella llevó sus manitas a su cabello y echó su flequillo hacia arriba.

—Eh... —él parpadeó un par de veces por su acción tan repentina, tensándose cuando lo miró de cerca. Tuvo un deja vu de cuando conoció a Mikey.

—Mi-chan. —regañó Yume ante esa invasión de espacio personal.

—¡Si, ya te he visto! —con una enorme sonrisa, lo soltó y una vez más se fue corriendo, volviendo con otro álbum, abriendo y rebuscando entre las páginas hasta quedar en una página en específico—. Siii, no estaba loca. ¡Acá estás!

Takemichi sintió como su garganta se secaba al momento que vio su rostro del pasado, distinguiendo su cabello rubio, al igual que pudo distinguir no sólo a si mismo; estaba Mitsuya, a Pehyan, a Draken, a Mikey, Cherry, incluso estaban Emma y Hinata. Todas parecían sacadas en el 2005, o al menos eso quiso creer. Pero en sí sentía un nudo en su garganta al ver el rostro de Hina, incluso habiendo una de ellos dos tomada de imprevisto en donde se veía a si mismo sorprendido y a una Hina avergonzada, mientras en el pie de la foto estaba escrito un «que adorables son» junto con varios corazones.

—Soy... yo. —el labios inferior le tembló con ligereza al ver una foto donde parecía ser una tomada por alguien más, donde estaban él y Masumi, ella parecía reírse y él hacia una mueca tonta—. Tenshi-san tenía fotos de mi y hasta de Hina... —no pudo evitar no mostrarle a Naoto quien parecía más que nada analítico, aunque no evitó mostrar una triste sonrisa al ver el rostro de su hermana mayor en su adolescencia.

—A Masumi-chan le encantaba tomarle fotos a todos. Incluso cuando volví a Tōkyo, me tomó un millón de fotos. —reía Kira mientras cruzaba sus brazos—. Decía que le tomaba fotos a las personas o a lugares para poder apreciar ese preciso instante. Si todavía hay fotos tuyas por ahí, entonces debió apreciarte mucho.

Okey, eso no ayudaba a su pobre corazón.

—¿En serio? —susurró Takemichi con un puchero algo tembloroso en sus labios, recordando la desgarradora reacción de la chica al visitarla.

—Nee-chan era tan cursi a veces. Decía cosas como «hay que apreciar cada instante así como a las personas». —habló Aki con un puchero cómico en sus labios, inflando sus mejillas—. Llegaba a ser molesta a veces. A nosotras casi que nos tomaba fotos todos los días y casi se colocaba a llorar y a decir «cada día más grandes, no quiero».

—Aww, a mi me parecía tierno. —dijo Yume con cierta inocencia.

—Una vez nos tomó una foto a mi y a mí primer novio cuando nos besábamos con la excusa que necesitaba recuerdos de cada etapa de nosotras. —se quejó Sumi un poco avergonzada, aunque no evitó reír un poco—. Era a veces una masita penosa y otras veces molesta... Incluso nos tomó fotos cuando cocinamos nuestro primer arroz.

—Oh, recuerdo que se puso a llorar. —señaló la menor de las trillizas—. Había dicho algo como...

—Su primera comida hecha por ustedes. Basta, están creciendo muy rápido y me van a dejar solita. —dijeron las trillizas al mismo tiempo al recordar las palabras de su hermana mayor, sonriendo a la par.

—Era tan sensible y llorona... —susurró Sumi con cierta melancolía que Takemichi pudo notar al instante, apretando sus labios un poco.

—Lo ha sido desde que lo recuerdo. Era demasiado cariñosa con nosotras, con todos en realidad. —Yume sonrió con ligereza, observando unos segundos a Mirai quien parecía bastante absorta en las fotos del álbum que no le prestaba atención a la conversación.

—No entiendo porque decía que la íbamos a dejar sola. Tenía a Mikey-kun como garrapata. —rio una vez más Sumi, negando con su cabeza.

—¿Se acuerdan cuando él decía que la iba a tener para él solo y no la iba a compartir? —habló Yume con cierta diversión, mirando a la nada mientras ellas sólo recordaban.

—Agh, era un fastidio. Todo el tiempo lo decía. —Aki chasqueó su lengua, cruzando sus brazos.

—Pero tú te lo creías. Una vez le lloraste a nuestra Nee-chan que no querías que nos abandonara. —señaló Sumi con burla mientras la trilliza mayor se encrispara y las mirara con reclamo.

—¡Ya supérenlo! ¡Era muy pequeña! Ya tenía suficiente con que Kaito ni se apareciera por la casa. —bufó la de cabello corto, enfurruñándose en su lugar. Takemichi observó todo en silencio—. Prácticamente Nee-chan era como nuestra mamá. Era inevitable no tener miedo porque se fuera y nos dejara solas...

—Y nunca lo hizo, a pesar de todo... —murmuró Sumi con una triste sonrisa, entristeciendo de igual manera su mirada—. Aunque ahora ya no se siente así.

—Sabemos que ella sigue con vida y podemos ir a verla cuando sea, pero... —Yume hizo una pequeña pausa, en donde sus ojos inevitablemente se cristalizaron—. Es como si ella estuviera con nosotras y al mismo tiempo no.

Takemichi se quedó mirando a las trillizas en completo silencio, sintiendo como las ganas de llorar le entraban con sólo ver el estado de las tres, mirando unos momentos a Kira quien se encontraba en silencio, sólo mirando hacia el suelo. A pesar de que el ambiente en un principio era nostálgico y casi dulce, ahora se había teñido de tristeza, dándole a entender que, aunque su relación de hermanas era mejor que en el primer futuro, de alguna manera algo se había roto. En general, no sólo en su familia, si no con la TōMan.

Miró hacia Mirai que, como la niña pequeña que era, no parecía darse de cuenta de lo que sucedía, alzando sólo aquellos negros aunque brillantes orbes hacia él cuando sintió su mirada. Ella ladeó su cabeza y sonrió hacia él, haciéndolo sonreír de igual manera y a su vez sentir un pequeño nudo en su garganta, aunque para su sorpresa, ella se acercó y le agarró el cabello.

—¡Te ves mejor rubio! —soltó la pequeña, rompiendo el tenso silencio—. Así te ves demasiado triste y aburrido. Mírame a mi, tengo el pelo rubio y no me veo deprimente.

—¡Mi-chan! —regañó Yume una vez más, pareciendo haber roto aquel ambiente triste, sobresaltando a la pequeña quien infló sus mejillas.

—¡Pero es un consejo! —chilló esta mientras abrazaba del cuello a Takemichi, el cual se quedó tieso por algunos segundos—. Se ve muy aburrido y triste. No me gusta.

—Lo peor es que si.

—¡Aki-chan!

—Ay, Dios. —rio Kira luego de un rato al verlas discutir como niñas pequeñas, acercándose más a la escena y colocándose a un lado de Naoto—. A veces sucede momentos así y sólo hace algo para animar las cosas. —suspiró, riendo un poco al ver como ahora no quería soltar a Takemichi.

—¿Y de dónde se conocen, Tsuyumi-san? ¿Son familia? —preguntó Naoto mientras veía de reojo como ahora Mirai se le montaba encima a Takemichi sobre su espalda y este no sabía que hacer, quejándose cómicamente.

—¡Mi-chan, suéltalo! —regañaba Sumi a la pequeña rubia, sobre todo ver la expresión de desconcierto del ojiazul.

—¡No, déjame!

—No tenemos relación de sangre ni nada. —la pecosa negó con una de sus manos, riendo un poco. Luego suspiró, entristeciendo un poco su mirada—. La conocí cuando apenas era una chiquilla de como unos diez años. Por cuestiones de necesidad, estaba buscando un trabajo para ayudar a su familia. Me sorprendió bastante verla tan pequeña haciendo eso. Pero como conocía a su madre, ella aceptó pensando que sólo quería jugar, aunque sólo se trataba de una niña queriendo ayudar a su familia.

Takemichi, mientras cargaba mejor a Mirai y esta se abrazaba de su cuello, alzó la mirada hacia ella al escuchar aquel pequeño relato sobre Kiyoko Masumi. Recordó inevitablemente cuando la chica le mencionó que trabajaba en una cafetería en el pasado, no esperándose que de, aparentemente, tan joven parecía buscar establecerse en esa área.

—Tuve que mudarme de Tōkyo por cuestiones de familia y trabajo, aunque ambas seguimos en contacto. —relató con un poco de tristeza, sonriendo cuando vio a Mirai bajarse de Takemichi e ir hacia ella. Acarició su lindo y rizado cabello rubio—. La vi un par de veces antes de que Mirai-chan naciera, ya estaba casada con Mikey. Sinceramente sólo lo vi cuando era pequeño, y cuando volví unas cuantas veces... Ya cuando la volví a ver, ya estaba donde estaba.

—Entiendo... —murmuró con la mirada agachada, masajeándose la sien ligeramente.

—No sabemos dónde está Mikey-kun desde hace años. —dijo Sumi casi de inmediato—. Ni siquiera ha visto a Mi-chan desde que era una bebé. Simplemente se esfumó.

—Después de lo que le sucedió a nuestra Nee-chan, él sólo comenzó a alejarse hasta que no lo vimos más, pero juro que no hemos tenido contacto con él. —la voz de Aki sorprendentemente estaba temblorosa.

—Por favor no nos vaya a quitar a Mi-chan. —pidió Yume con cierto pesar y miedo, temblando en su lugar.

—Yo no tengo pensado hacer nada de eso. —negó rápidamente Naoto, sabiendo que lo decían por qué era detective—. Después de todo, ella no tiene la culpa de lo que haga su padre. Está más que bien bajo su cuidado, así que no se preocupen.

—¿Quién era Mikey? —preguntó la hija de este mismo aún siendo cargada por Takemichi—. ¿Hablan de Micky Mouse?

—No, pequeña. Son cosas de adultos. —Kira interviene, mostrando una pequeña sonrisa. Luego se levantó de su lugar y le extendió la mano—. ¿Quieres cenar algo especial hoy? Podemos ir a la tienda juntas.

—¡Siiii! —canturreó la pequeña, sacando cualquier atención que tuviera a la situación para dar un salto y tomarla de la mano, llevándosela fuera del lugar, en el pequeño plan de que ellos pudieran hablar con un poco más de comodidad.

Yume fue la que dejó un pequeño suspiro salir de sus labios cuando dejó de sentir la leve tensión por tener a su querida sobrina presente, incluso golpeándose a si misma en su cabeza por haberse dejado llevar por la impotencia que sentía del estado de su hermana al mencionar que no se llevaran a Mirai, enfrente de ella. Agradecía en parte que sea una niña que se distraía fácilmente y no prestaba mucha atención al mundo, porque lo menos que quería era asustarla, así como las otras dos trillizas que se quedaron en silencio en su lugar.

—Mirai-chan es muy adorable. —habló Takemichi luego de seguir con la mirada la pequeña estatura de cabellos rubios y rizados de la menor.

—¿Verdad? Se parece a Nee-chan. —sonrió Sumi de manera un poco más animada mientras la expresión de Aki a su lado se mostraba algo molesta.

—Lastima que también se parece al papá. —gruñó esta con cierto fastidio en donde la menor de todas le dio una pequeña palmada en su pierna—. ¿Qué? ¡Si ahora es un maldito criminal que no da ni la cara por su hija! En ves de ponerse a asesinar o yo-qué-sé debería haberse encargado de ella. Malnacido...

—Aki, cálmate. —susurró Sumi mientras se sobaba la sien, negando con su cabeza ante el resentimiento que finalmente salió a relucir apenas el retoño del chico de quien hablaba con tanto odio se fue—. Creo que es más que claro que quieren saber de Mikey-kun, ¿no?

—Si. —habló Naoto, mostrando seriedad—. Tanto respecto a Sano Masumi y Sano Manjirō. ¿Es toda la verdad respecto a que no han tenido ningún contacto con él? —preguntó de manera algo acusatoria, Takemichi sólo observó en silencio—. No es por juzgar ni nada, pero un lugar como este de renombre es bastante costoso. Que yo sepa, ninguna de ustedes tres tiene un trabajo lo suficientemente estable o de renombre como para costear un lugar así.

—Pues será por el prácticamente Sugar de Sumi... —habló Aki entre dientes mientras la aludida le golpeó.

—Pero cállate. Me dejas en vergüenza. —Sumi escapó de la mirada algo curiosa de Takemichi ante esa mención, haciéndola carraspear—. No es nadie relevante, ¿si? Además, trato en lo más posible que no se involucre con Mi-chan, así que no. No es por él.

—Pues... —murmuró ahora Yume, agachando un poco la mirada y apretando sus labios de manera vacilante—. Quizás si hemos tenido algo de contacto con Mikey-kun... ¡Pero no directamente! Es verdad sobre que no lo hemos visto o hablado con él.

—¿A qué te refieres, Yume-chan? —pregunta Takemichi algo confundido, ahora siendo turno de Aki de hablar.

—Por medio del dinero. —dice esta con seriedad y al mismo tiempo algo de dudas, suspirando—. Intermediarios, depósitos, ese tipo de cosas. Siempre era por medio de otras personas. Hasta hace poco un chico que era peluquero fue quien se encargaba de darnos eso, pero creo que falleció.

—¿Falleció...? —murmuró Naoto con cierta confusión, en cambio Takemichi si reaccionó, mostrando apremio.

—¿De casualidad ese chico se llamaba Sendō Atsushi? —casi se inclinó hacia ellas por la misma desesperación que le provocaba hablar de su ahora difunto amigo.

—¡Si, ese! —asintió Sumi varias veces.

El ojiazul sintió como su boca se secaba ligeramente por recordar la imagen de Akkun, así como la última vez que lograron verse a la cara. Apretó sus labios y agachó la mirada con cierta impotencia por pensar en que realmente si estuvo de alguna manera involucrado con la TōMan, aunque desde la última vez que se vieron aquello le quedó más que claro.

—¿Y que hay de su hermana? —preguntó una vez más Naoto luego de quedarse en silencio, analizando y anotando en su cabeza aquella información—. ¿Qué fue lo que pasó para que ella terminara de esa manera? ¿Cuándo sucedió exactamente y por qué?

❛Ya se metió en su papel de policía❜ pensó el ojiazul luego de sólo quedarse en silencio, observando la expresión concentrada y a su vez seria de su compañero. Miró un poco dudoso a las menores, sintiendo un pequeño nudo en su pecho por lo tan directo que era Naoto al preguntar, sobre todo tomando en cuenta que el estado de Kiyoko Masumi era algo delicado.

—Si no mal recuerdo, eso fue poco tiempo después de que Mi-chan naciera. Nosotras apenas íbamos en secundaria. —comenzó a decir Yume, agachando la mirada y apretando sus puños sobre sus rodillas—. Nee-chan había salido con Mi-chan a algo, no recuerdo bien exactamente de que trataba... Pero de un momento a otro no regresó a casa.

—Quien nos preguntó fue Mikey-kun, que si sabíamos algo de ella. —murmuró Aki con pesadez, frunciendo el ceño, tratando de recordar bien esa vez—. Creo que era más que entendible su preocupación; literal su esposa e hija desapareció en un dos por tres. Acudieron a la policía y todo, pero no encontraban absolutamente nada.

—Primero apareció Mi-chan como a la semana, al parecer un señor la encontró. La escuchó llorando en un contenedor de basura. —Takemichi frunció el ceño por las palabras de Yume, sólo atento a lo que decía—. El mismo señor la llevó al hospital porque tenía señales de hipotermia o algo así.

—Mikey-kun no se despegaba de Mi-chan apenas apareció, pero tampoco se detuvo de buscar el paradero de nuestra Nee-chan. —Aki rascó una de sus cejas, suspirando con cierta pesadez—. Supongo que desde ahí se fue desequilibrando, incluso Draken se metió y también buscó a quien sea que haya hecho eso. Todo fue un caos cuando Nee-chan desapareció.

Takemichi y Naoto se miraron entre si, pensando la pequeña casualidad de que Draken se haya involucrado en la búsqueda, pero antes de preguntar que pasó con él en ese entonces y si llegaba a tener relación del lugar donde él se encontraba actualmente, el mayor preguntó.

—¿Y qué pasó con Tenshi-san? ¿También apareció sin más?

—Pasaron como dos meses para que ella apareciera. —murmuró la menor, agachando la mirada—. Ella fue enviada al hospital luego de que unos hombres la encontraran. —Yume apretó ligeramente sus labios, agachando la mirada—. Su vida pendía en un hilo apenas apareció. No supimos muy bien quien fue, pero prácticamente la torturaron, la drogaron y vaya saber que más porque tenía heridas en todas partes, así como golpes, marcas en el cuello y así... Estaba en medio de una Sobredosis y estuvo a nada de fallecer.

—Desde entonces, es que ella está como está. No recuerdo muy bien exactamente que fue lo que le dieron, pero por la cantidad y mezcla de distintas drogas en su sistema le provocaron eso. —dijo Aki mientras apoyaba su mentón en la palma de su mano, frunciendo el ceño—. Puede que la Demencia suele ser hereditaria, pero eso fue generado por todo lo que le metieron al mismo tiempo. Estuvo a nada de morir, por suerte se salvó

Takemichi apretó sus puños con cierta fuerza sobre sus rodillas por recordar el estado, incluso los gritos de la chica en aquel sombrío hospital, el como lloró y suplico de alguna manera por su vida. Aunque fuera por la enfermedad provocada que ahora portaba, no sólo así como así diría algo como eso, en donde pareciera haber revivido el peor momento de su vida; y ahora con las palabras de las hermanas pequeñas de esta, estaba claro que en el tiempo que estuvo desaparecida la torturaron.

«Por algo Kisaki me dejó en este estado»

Y así como ella había dicho, aunque haya sido en un estado de delirio, pensó una sola cosa, sobre todo al recordar a la hija de Manjirō y de Masumi y el hecho de que de alguna manera le había arrebatado a su familia.

Ese tal Kisaki no tenía corazón.

AHORA SE ENCONTRABA CON DEMASIADO QUE PENSAR. ERA inevitable no sentir una pesadez en su pecho y a su vez una calidez al recordar el rostro de la pequeña Mirai. Era algo extraño pensar que hace sólo unas semanas había hablado con ambos en el pasado, y resultaba que en el futuro, en su presente, ambos habían llegado a tener incluso una hija. Era algo impresionante y triste a la vez, sobre todo en el estado de la chica y como el otro terminó descarrilándose.

No comprendía muy bien el porque parecía que Mikey había abandonado a Mirai, siendo alguien de su propia sangre y lo que de cierta forma sería una de las cosas que llegó a tener junto con Masumi. Pero, trataba de atar cabos con todo lo que le llegaron a decir las trillizas; todo fue un caos cuando Kiyoko Masumi desapareció, incluso Ryūguji Ken terminando por involucrarse. ¿Eso significaba que quizás él haya cometido asesinato a raíz de eso?

Suspiró mientras veia sus manos entrelazadas sobre sus piernas. Ya habían vuelto al departamento de Naoto luego de despedirse de lo que parecía quedar de la familia de Tenshi, casi sintiendo que iba a llorar cuando la pequeña Mirai lo abrazó como si lo conociera de toda su corta vida. Sonrió un poco pensando en ella, pero inevitablemente su mirada se entristeció.

—Sigo sin poder creer Draken-kun esté condenado a muerte y Tenshi-san esté en un hospital psiquiátrico. —rompió el silencio luego de un rato, mirando fijamente hacia abajo. Recordó inevitablemente las palabras de ambos, recorriéndole un escalofrío por todo el cuerpo.

«¡Mataría a Kisaki!

Draken era con odio y resentimiento, sea lo que sea que haya hecho provocó ese enorme odio hacia él. Pero, recordar a Tenshi sólo hacía que su corazón se apretujara con una enorme tristeza.

«Kisaki se deshace de las personas que tengan la mínima sospecha o duda hacia él. Es como si no tuviera corazón.»

«Kisaki quiere arrebatarle todo lo que aprecia a Mikey, sin importar quién sea»

—Naoto, ¿quién demonios es Kisaki? —cuestiona Takemichi con cierta impotencia en su voz, en donde Naoto parecía bastante pensativo, aunque no tardó en hablar, leyendo unos papeles.

Kisaki Tetta. Está entre los más importantes de la Tōkyo Manji actual. Es su comandante interino. —concluyó con seriedad, frunciendo el ceño y agachando la mirada—. Ha de ser él quien sigue matando a mi hermana. Si no se trataba de Kiyoko delirando otra vez, entonces decía la verdad respecto a que quiso deshacerse de ella, aunque no tengo en claro porque. —toma su mentón, recordando a la chica de orbes rosas—. En la Policía hacemos lo posible para investigarlo, pero no hay ni rastro de él.

Takemichi continuó mirando al suelo, apretando sus labios con ligereza al llegarle a la mente el fuerte ataque que había tenido la de orbes rosáceos en medio de su visita. Frotó un poco su rostro recordando todas y cada una de las palabras que dijo, no logrando imaginarse porque habrá sido por lo que pasó. Esta línea del tiempo parecía ser peor que la primera a pesar de que tanto Draken como Tenshi estuvieran respirando y con los ojos abiertos.

—Quizás Kiyoko pueda llegar a tener información o algo. Parecía que de alguna manera llegó a conocer lo suficiente a Kisaki para saber cuales eran sus intenciones. Pero es más que claro que en un estado así no podemos tener información segura. —mira unos momentos hacia la dirección del tablero en donde había terminado puesto una foto de la mujer, en donde se mostraba su rostro cansado—. Probablemente fue una de las razones por la que la dejó de esa manera.

—No lo he visto ni una vez en el pasado ni tenemos pistas para ir tras él. —dice Takemichi con cierta pesadez, cerrando sus ojos—. Naoto. Sólo puedo hacer una cosa. —murmura cabizbajo en donde su compañero lo volteó a mirar—. Me volveré el lider de la TōMan.

—¿Lo decías en serio? —respondió el menor con incredulidad.

—¡Pues si! ¿Por qué no me crees? —replico el chico mientras de levantaba de su lugar—. Como líder de la TōMan, podría detener a Kisaki y también proteger a Draken-kun, Mikey-kun, Tenshi-san y Hina. Incluso puedo proteger a Mirai-chan, quien a pesar de ser sólo una niña, ahora es parte de las personas que tengo que salvar, salvar de que se quede sola.

Naoto lo miró por varios segundos e hizo una pequeña mueca, pareciéndole un poco irreal lo tan dispuesto que ahora estaba se salvar a la hija de aquel criminal, que aunque no tenía nada que ver con ese mundo, el hecho de que al apenas conocerla ya haya decidido hacer algo al respecto lo sorprendía. Suspiró un poco, agachando la mirada hacia el suelo, pensativo y algo conflictivo.

—Lo que hemos estado haciendo no sirve. Lo abordaremos de raíz. —continuó con bastante seguridad, apretando su puño—. Lo estuve pensando. Primero, me haré capitán. Ahora que Pahchin no está, les falta un capitán para la tercera división. ¡Es mi oportunidad!

—Me parece un disparate. —respondió Tachibana con seriedad luego de pensarlo.

—Pero estoy seguro que esto es lo único que puedo hacer. —dijo una vez más el chico con una mirada impotente—. Incluso puedo evitar que Kisaki y Tenshi-san se relacionen. Estoy seguro que algo provocó que llegaran a entrelazarse entre si y que ella confiara en él.

—Ryūguji mismo dijo que ella es alguien que confía ciegamente en las personas y por eso es vulnerable. No estamos seguros que haya alguna razón para que terminé confiando a Kisaki. Puede que sólo sea su naturaleza.

—¡Ella misma lo dijo! Trató de verle su lado bueno, y acepto que diera su ayuda a la TōMan luego de que sucedió algo. Debo averiguar que es lo que pasó y evitarlo, porque si lo hago, ella ni la TōMan se verán involucrados con Kisaki.

Naoto una vez más se quedó en silencio ante su declaración, tomando su mentón con una de sus manos y mirando hacia sus pies por algunos segundos, analizando todas y cada una de las posibilidades de la misión que Hanagaki estaba más que dispuesto a cumplir a pesar de que realmente se escuchaba como una locura y algo casi imposible, sobre todo al decirlo así como así, aunque realmente parecía haber pensado muy bien. Así que suspiró.

—De acuerdo. —respondió con su mirada fija en él, levantándose de su lugar—. A pesar de todo, has tenido exito en tus misiones. Confio en ti. —declaró mientras extendía su mano hacia él.

Takemichi asintió con firmeza mientras repetía su acción, pensando en todo lo que había visto en tan sólo un día, enumerando cada una de los enigmas de aquel futuro así como las triste realidades. La imagen de Mirai llegó a su mente e inevitablemente apretó un poco sus labios, volviendo luego su mirada llena de determinación de poder arreglar el pasado para darle un mejor futuro, porque sabía que no haber conocido prácticamente a sus padres y que uno de ellos ni lo llegué a reconocer debe ser horrible.

Así que, estaba más que dispuesto a arreglar las cosas y encontrar un mejor futuro.

—Este viaje será uno de los largos. —Naoto sonrió con seguridad, provocándole un pequeño deja vu de la última vez que viajó al pasado. Pero sólo sonrió, extendiendo su mano a la de él.

—Si. —asintió con una sonrisa de lado, en donde el plan fue en marcha una vez hicieron aquel apretón de manos.

TARAREABA SUAVEMENTE MIENTRAS VEÍA POR LA ventana de su habitación, pasando sus dedos por entre sus hebras rizadas y pareciendo más que perdida en sus pensamientos, aunque sus ojos estaban fijos en lo que parecía ser la noche, notando a duras penas las estrellas debido a la fuerte iluminación de Tōkyo.

Agachó su mirada hacia sus manos, tratando de formar un intento de trenza en su cabello, moviendo aquellas hebras con sumo cuidado. Se quedó observando un momento las partes más descoloridas de sus cabellos, aunque no necesariamente de un color claro, si no más bien como si el tono oscuro de su cabello se hubiera aclarado. Tomó un mechón de cabello con cierta curiosidad y se tocó la cabeza, tratando de encontrar más de aquel color más claro.

—¿Me estarán saliendo canas? —murmuró un poco confundida, luego sintiendo luego como sus dedos tuvieron contacto con los largos pendientes que colgaban en sus orejas—. ¿Por qué tengo estos aretes puestos?

Continuó curioseándose de manera algo desconcertada, mirando luego la vestimenta que usaba que casi parecía ser un uniforme en conjunto, en donde ella usaba al parecer una camisa de mangas largas debajo de la de botones azules. Se quedó mirando por varios segundos una de sus manos en donde se encontraba el anillo en su dedo índice, girando luego su mano para ver el anular en donde se encontraba otro, que parecía ser más detallado que el primero. Duró mirando con una mirada algo perdida, como si tratara de analizar o de recordar la razón por la que lo tenía. Aunque su atención fue hacia otro lugar cuando escuchó la puerta de su habitación ser abierta.

—¿Quién eres? —preguntó luego de mirarlo por varios segundos, con una mirada un poco cansada y casi parecía demostrar tristeza, aunque luego se fijó en sus orbes que la veían con atención—. Tus ojos son como los que alguien que conozco.

La persona que se había adentrado con cuidado al lugar continuó mirando a la muchacha de ojos rosáceos, que parecían mirarlo casi con tristeza y a su vez de manera algo analítica. Él se quedó en su lugar y sólo se encaminó hacia ella en la silla que tenía enfrente de la ventana, luego agachándose para poder estar más a su altura en donde ella no hacía más que seguirlo con la mirada, ladeando un poco su cabeza. Pestañeando cuando el chico tomó sus dos manos con bastante suavidad, casi sobresaltándola ante aquel movimiento que no había llegado a esperar, aunque tampoco lo apartó.

—¿Te recuerdo a alguien? —preguntó el más alto con una voz grave en donde Masumi lo observó por varios segundos y asintió, notando como su expresión se suavizaba un poco—. ¿A quien te recuerdo?

—Mmm... —miró hacia abajo, observando los lustrados zapatos de aquel chico quien terminó tomando sus manos, fijándose en un anillo—. Oh, yo también tengo uno.

—¿En serio?

—Si, mira. —le enseñó su mano, a pesar de que anteriormente la estaba acariciando con tanta suavidad—. Oh, espera, tengo dos.

El más alto sonrió de lado por varios segundos ante la expresión de la de orbes rosáceos, casi asombrándose por darse de cuenta de que en su mano estaban dos anillos, uno el dedo anular y uno en el índice. Incluso parecía haberse sorprendido por ver aquellos accesorios y no haberse dado de cuenta que los tenía puestos. A pesar de que rato atrás parecía estar analizando el material de este.

—Este lo tengo de hace años... —murmuró la chica con cierta nostalgia—. Me sorprende que aún me quede.

—Es porque se ajustó al tamaño de tus dedos para que así lo sigas usando. —el rubio acarició una vez más el dorso de su mano, delineando sus dedos—. No querías dejar de usarlo.

—Es que es muy bonito... —puchereó con una mirada un tanto enternecida, escuchando una risa algo vaga en respuesta, pareciendo un suspiro.

—¿Y este no es bonito también?

—¡Si lo es! No digo que no. —replicó la de orbes rosáceos, observando el anillo en su dedo anular—. Es hermoso. Mira, tiene una piedra muy bonita y brillante.

—Bueno, ya te había dicho que te iba a dar la piedra más hermosa.

Masumi sonrió inevitablemente ante sus palabras, observando la piedra cristalina en aquel anillo dorado, ladeando la cabeza y volviendo su expresión en una enternecida. Observando por unos segundos las manos ajenas que sostenían las suyas se dió de cuenta que efectivamente tenía un anillo bastante similar al suyo, el cual tocó con su dedo con ligereza, dileneando con sus ojos el tamaño de estas, que eran muchos más rústicas y grande que las suyas, parpadeando cuando notó como las movió y las hizo subir a su rostro para colocarlas sobre sus mejillas, en donde lo vio cerrar los ojos y suspirar con profundidad.

Porque la única manera en la que Mikey podía tranquilizarse, era sentirla cerca.

Masumi, de manera algo inconsciente comenzó a acariciar sus mejillas, como si sus propias manos ya supieran que era lo que tenía que hacer o si de alguna manera reconociera de quién se trataba. Ladeando un poco su cabeza continuó mirando su rostro y luego su cabello oscuro, hizo un pequeño puchero y llevo una de sus manos a este, tocándolo con ligereza. Por alguna razón le fue familiar su tacto.

—Te pareces a mi novio... —susurró la ahora Sano analizando las facciones del chico de cerca.

—¿Mm? —musitó el chico con interés al ver la reacción y la atención de la muchacha.

—Aunque tienes el cabello negro y corto. También te vistes más formal. Al él no le gustaba vestirse así. Incluso la mayoría de veces estaba era en chanclas. Emma-chan siempre decía que no tenía sentido de la moda.

—Mm, tal vez sólo le gustaba estar cómodo y no matarse la cabeza porque vestirse.

—Siempre se lastima los pies cuando conducía su moto. Era su baby, según él. —hizo un pequeño gesto algo pensativo, queriendo recordar algo—. Su nombre era... Eh...

—Una CB250T.

—¡Si, esa!

Manjirō sonrió de lado ante la expresión de la chica, observando luego como parecía volver a perderse en su rostro por unos segundos. Era claro que algo en su pecho se removió y a su vez provocó que su mirada se oscureciera y perdiera en alguna parte del suelo. En su mente llegó el recuerdo de aquellos tipos que se habían atrevido a colocarle la mano encima y se encargó en el proceso, respiró por su nariz, no sintiendo realmente nada por ese recuerdo.

—Tienes un tatuaje. —señaló una vez la chica de mirada cansada, atreviéndose y llevando su mano al lado izquierdo de su cuello, en donde alcanzaba a ver la tinta negra sobre su piel—. Es un dragón.

—Tú también tienes uno. —el rubio alzó su mano y movió el cabello rizado que caía por su cuello, dejando ver mejor la tinta en su piel, en la zona de su clavícula, semi oculta por la misma camisa—. Justo aquí.

—¿Si? —murmuró ella, colocando sus dedos sobre los de él, buscando agachar su rostro—. ¿Y qué es?

—Un tigre.

—¿Un tigre...?

Una vez más se quedó callado, mirando inevitablemente aquella zona de su piel que la camisa dejaba ver, no evitando deslizar su pulgar lentamente y perderse en los trazos de tinta negra y a su vez la figura en específica que tenía. Masumi no hizo más que verlo por varios segundos al notarlo tan callado de repente, con su mirada perdida en algún punto y sólo concentrándose en su piel.

Pero, sin decir nada, movió más su mano por su nuca para poder atraerla hacia él, reincorporándose y dejando que su rostro se hundiera en aquella parte de su cuello que había descubierto, manteniendo sus orbes fijos en algún punto sin sentido. Sólo trató de concentrarse en el aroma suave que llegaba a desprender, recordando lo dulce que en el pasado podía percibirse cuando ella estaba a su alrededor. Movió su rostro y hundió su nariz en su piel, respirando con pesadez.

—¿Qué pasa? —preguntó la chica confundida por su cercanía, parpadeando un poco al sentir su respiración contra su piel.

—Sólo quiero quedarme así un rato. —murmuró el actual criminal, enredando sus hebras rizadas entre sus dedos—. Y poder sentirte cerca de mi...

¡BIENVENIDXS AL PRIMER CAPITULO DEL TERCER ARCO!

Me alegra mucho ya haber llegado a este punto, así como me pone ansiosa el hecho de que es el último arco de este libro😭

Después de como tres años para llegar aquí, ya era hora, Vero

Uyyyy, pero recuerden que apenas vamos como en el segundo arco del anime, así q está más que claro que habrá un segundo volumen de SWY😩

y aquí vamos abriendo también el arco de Valhalla y desde el cap 37 se quedó en claro que está fuerte

no es mentira, llore escribiendo la escena dónde recordaban a la mami Tenshi 😿😿😿

Mentira, estaba esperando este arco con ansias, uno de mis favoritos🤌🏻

Bueno, ¿que les puedo decir? En serio estaba muy ansiosa por llegar hasta aquí, sobre todo estos caps en particular del futuro. Díganme, ¿que pensaron de este futuro de mami tenshi? ¿Está más suave o peor que el primero?

¿RECUERDAN A KIRA?

En fin, Mirai it's ma baby y la de Takemichi a pesar de que no la volverá a ver hasta volver al futuro (si es q existe), pero es q Mirai es un sol y a su vez un diablillo

EN SERIO, ESPERABA ESCRIBIR ESTO MUCHÍSIMO

¿Q piensan del Mikey? al menos paga la pensión 💸💸💸

Pero cálmense, q no es un abandonico por q si

Les recuerdo que tengo un canal de difusión en dónde subo curiosidades de historias y personajes, incluyendo esta. Díganme y les pasó el link❤️

❪📚❫',·curiosity's zone

#Mikey se tiñó el cabello de negro por Masumi. (Y más adelante lo hará nuevamente, pero por una razón más triste)

#Mikey "abandonó" a Mirai para poder protegerla de que llegue a sucederle lo mismo que Masumi. Claro, Kisaki metió labia allí y hay que dejar en claro que cuando sucedió él estaba demasiado inestable mentalmente, así que le hizo caso.

#Sip, esta Masumi se hizo un tatuaje en la zona de su clavícula; un tatuaje de un tigre, el mismo que usaba Kazutora. Obvio, más pequeño que el de él, pero creo que ya deben entender la razón por la que se lo hizo.

→S H A N X L A B Y X←

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