━ chapter fourteen: superstition

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༻ 𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐂𝐀𝐓𝐎𝐑𝐂𝐄 ༺
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' SUPERSTICIÓN '
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20 DE MAYO DEL AÑO PRESENTE
Nueve días antes los sucesos de Berlín, Alemania
(Queens, Nueva York)
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PETER PARKER JAMÁS SE había sentido tan emocionado.

La sensación era extraña —por no decir completamente abrumadora—, pero a la vez agradable. Por alguna razón, aunque en miles de ocasiones durante el pasado había salido con Rae Williams, aquella tarde las cosas se tornaban más emocionantes para Peter.

Su corazón componía maravillosos ritmos contra su caja torácica mientras su estómago saltaba de un lado al otro, las manos le sudaban por los nervios y tenía una tonta sonrisa dibujada en los labios. No podía evitar pasarse los dedos por sus cabellos castaños cada treinta segundos, buscando que quedara tan peinado como lo había dejado la tía May antes de que hubiese salido de casa.

En las últimas dos horas, se había arrepentido varias veces de haber invitado a Rae a salir como ellos mismos, dejando a sus alter egos guardados en un cajón. Pero, ya en camino hacia la estación del metro, no podía esperar a verla, sin importar que fuese a hacer el tonto en algún momento, como era prácticamente inevitable para Parker.

Por Dios, tenía tantas ganas de impresionarla que hasta se había lavado los dientes más de cuatro veces luego de haber llegado a casa. Además, optó por vestirse con una sudadera que llevaba el logo de "Star Trek" solo porque era el universo ficticio favorito de la chica.

Estaba completamente prendado de Rae, y ni siquiera se daba cuenta.

Quizás había sido lo distraído que se paseaba por las aceras, o tal vez las miles de dudas que comenzaba a plantearse acerca de la impresión que le daría a Rae. Nunca tendría claro qué lo había llevado hasta allí, hasta el momento que alteraría a su vida incluso más de lo que ya lo estaba. Lo que siempre recordaría, sin embargo, sería la manera en la que lo jalaron por su capucha hacia un callejón desolado para después lanzarle un golpe que, afortunadamente, pudo responder.

Luego de una batalla a ciegas, terminó cara a cara con Elissa Monroe, cuyos cabellos pelirrojos caían salvajemente sobre su rostro debido al forcejeo que ambos jóvenes emplearon durante su pequeña batalla.

Peter, aún con los puños en alto, retrocedió un par de pasos por la sorpresa que se llevó al encontrarse con el rostro de la pelirroja.

Soltó un suspiro pesado mientras dejaba que sus brazos cayeran a sus costados como un peso muerto. Apretó los labios; Peter sabía que golpear a Elissa no había sido la mejor manera de continuar pasando desapercibido en la secundaria Midtown. Aún así, se dijo que debía mantenerse estable, puesto que no dejaría que ella —ni nadie— dañara el perfecto día que estaba teniendo.

—Mierda. —Bufó para sí mismo. Tendría que conformarse con llegar a la estación del subterráneo más tarde de lo que planeaba, por lo que podía ver—. ¿Qué quie-quieres?

Trató de actuar tal y como lo hacía cuando se ponía en el papel del Hombre Araña: firme, seguro; a veces un poco torpe, pero al fin y al cabo confiado. Sin embargo, necesitaba a su máscara cubriéndole el rostro para poder llenarse de al menos un poco de valentía.

El intento había terminado siendo más que lamentable, y la sonrisa burlona de Elissa no fue la única en afirmárselo.

—Hola, Parker —habló Elissa con un toque de sátira—. Necesito que me escuches.

Peter enarcó una ceja, asombrado: —¿O entonces qué?

—O te garantizo que no volverás a ver a Rae.

Peter tragó en seco; la severidad detrás de aquellas palabras resonando de manera molesta dentro de su cabeza. Enderezó la espalda, con sus sistemas de alerta activándose en cuanto el nombre de la castaña salió de los labios de Elissa.

Si algo había aprendido en los últimos meses, era que personas como ella no toleraban ser ignoradas.

Elissa era como el típico y predecible villano que aparece en las series televisivas de los ochentas y, a su vez, tan compleja como un rompecabezas de más de un millón de piezas. En algunas ocasiones podías adivinar cuál sería su siguiente paso: su nuevo cliché malvado, por llamarlo de alguna manera; en otras, en cambio, era mejor no arriesgarse a ser una de sus víctimas.

En ese momento, Peter no buscaba crear inconvenientes, y el solo hecho de pensar que Elissa podría hacerle daño a Rae si él escapaba era suficiente para revolver el contenido de su estómago.

—De acuerdo, te escucho.

Elissa asintió con una sonrisa confiada, cruzándose de brazos sin preocuparse por limpiar la sangre que uno de los improvisados golpes de Peter había dejado en su labio inferior.

Un suspiro de su parte, un bostezo que hacía denotar que verdaderamente no quería estar allí y una ceja enarcada fueron el inicio de algo que, sin dudas, Parker no esperaba escuchar.

—Bien —murmuró—. Desde el principio de los tiempos, ha existido una especie de explicación mágica para–

—Quieres decir una... una superstición, ¿no? —interrumpió el muchacho con una pequeña mueca.

—¿Puedes dejar de ser un maldito nerd por los próximos minutos, Parker?

—Oh, sí, lo siento. —Peter se aclaró la garganta para después sonreír con incomodidad.

«Maldición, Peter, ¿por qué no puedes dejar de comportarte como un sabelotodo cuando estás nervioso?», se preguntó silenciosamente.

—Como sea —murmuró Elissa mientras ponía los ojos en blanco—. Existe una superstición  —mencionó la palabra con más ímpetu, de manera burlona— que explica el porqué de la vida y la muerte de todos los seres humanos. No sé demasiado, solo he escuchado un par de cosas acerca del tema, pero es lo necesario.

El castaño frunció el ceño, sintiendo un escalofrío recorrerle la espalda.

Y Elissa ni siquiera había comenzado.

—Existen dos teorías —siguió la chica al ver que Peter no respondería—. La primera es explicada por el Big Bang y un par de cosas más, pero a mi parecer es la más aburrida, así que me decanto por la segunda a pesar de que ambas desencadenan en lo mismo. —Elissa se encogió de hombros—. Según algunos otros, se supone que el universo que conocemos hoy en día fue creado a partir de una entidad primordial llamada Némesis, conocida como la única conciencia del universo por aquel entonces —continuó, sin reparar en la expresión confundida de Peter—. Némesis prefirió terminar con su existencia antes que lidiar con la soledad. Al morir, el núcleo de su ser reencarnó en seis objetos, conocidos como las Gemas del Infinito, las cuales le dieron origen al universo actual. —Hizo una breve pausa—. ¿Que por qué Némesis fue tan idiota como para dejar todo su poder depositado en unas estúpidas rocas? ¿Qué son capaces de hacer, dónde están, cómo se llama cada una...? —Frunció los labios en un gesto intimidante que, por lo que había notado Peter, repetía bastante—. El misterio es demasiado grande como para ser manejado por simples mortales, pero lo único que sé es que son jodidamente peligrosas.

—Oye, en serio quisiera seguir escuchándote. La verdad es que todo eso de Némesis y lo que sea es... es mejor que un cómic, si te soy sincero. —Las palabras de Peter sonaban más como un balbuceo incoherente, y a pesar de que cierta parte de él insistía en que la historia de Elissa tal vez no era un disparate, solo podía pensar en que no llegaría a tiempo para encontrarse con Rae en la estación que habían acordado—. Pero se me está haciendo tarde, literalmente acabamos de golpearnos hace como dos minutos atrás y le has hecho daño a Rae así que... no debería hablarte.

Le dedicó a Elissa una falsa sonrisa de labios sellados. Se balanceó sobre sus talones, preguntándose por qué se le habían ocurrido excusas tan vagas que, aunque eran suficientes para él, parecían no haber complacido a la pelirroja.

Elissa rodó los ojos, mirándolo con aburrimiento: —¿Quieres o no quieres salvar a tu amiga?

Peter se ahogó con su propia saliva, obligándose a toser durante un par de segundos. Su corazón, que antes le latía alegre dentro del pecho, dejó de bombear sangre.

—¿Perdón? —preguntó con un hilo de voz.

—Que si quieres o no salvar a Rae —repitió con un gruñido frustrado—. Por ahora solo diré que quitarme mi gema no fue la decisión más inteligente que tomó. Corre peligro; y no es que me importe, simplemente necesito una excusa para conseguir tu ayuda. —Elevó las cejas con un aire de superioridad—. Y si tengo que usar la vida de esa chica a mi favor, entonces lo haré.

—¿A qué te re-refieres? ¿Corre peligro? —siguió preguntando con un tono de voz más agudo, más tembloroso y aún más nervioso de lo que pretendía.

—Entonces ahora sí estás interesado en escucharme —afirmó Elissa con una ceja enarcada. A pesar de que no era una pregunta, Peter asintió con lentitud—. Debí haberla mencionado a ella desde un principio. —Bufó para sí misma—. Tienes que escucharme si quieres entender la verdadera magnitud de lo que desató Rae. Así que, ¿te quedas o te vas?

Peter no tuvo que pensarlo dos veces.

—Me quedo.

—En fin, —Suspiró Elissa, mirándose las uñas con obvio desinterés—, el universo fue creado y lo primero que surgió del cosmos fue la naturaleza. Sin embargo, no fueron las gemas las encargadas de crearla, sino que de ellas surgieron cinco deidades, cada una representando un elemento de la naturaleza: Aequor, que fabricó todo lo relacionado con el agua; Legno, encargado de la madera; Terra, portador de la tierra; Metallum, creador del metal; y por último, Flammae, controlador del fuego, del caos, y el más peligroso de todos.

Cada nombre entraba por los oídos de Peter como un trabalenguas. Sentía que se estaba sumergiendo en una película, llena de misterios y cosas que no podía comprender. Aunque sus pensamientos negativos viajaban hacia la posibilidad de que Elissa simplemente estaba loca y solo buscaba alguna manera de acercarse a Rae para herirla, la curiosidad le ganó a Parker.

Continuó escuchando.

—En un principio, todo funcionaba de maravilla. —Elissa dibujó una sonrisa irónica—. Las cinco entidades habían logrado mantener un equilibrio perfecto en todos los planetas repartidos por la galaxia, no causaban problemas y escondieron las Gemas del Infinito por diferentes lugares del universo, solo para protegerlas. Sin embargo, todo comenzó a caer en picada cuando decidieron que debían crear un nuevo tipo de vida: a los seres humanos.

» Cada deidad creó una pareja formada por un hombre y una mujer a partir del centro de sus poderes; es decir, una gran roca que todas tenían incrustadas en el pecho. Las parejas poseían habilidades relacionadas con las de la entidad de la cual fuesen descendientes y, en un principio, todo había resultado bien; sobrevivían a partir de la naturaleza que les brindaron las entidades, convivían en armonía y, al reproducirse, sus genes "mágicos" —Hizo comillas con los dedos— se transmitían de generación en generación aleatoriamente, por lo que los siguientes humanos eran en una parte comunes y en la otra, sobrenaturales.

» El problema llegó cuando algunos humanos comenzaron a revelarse en contra de sus creadores. Nuestra naturaleza... —Se detuvo por un momento, como buscando las palabras adecuadas—... estúpida e ignorante nos llevó a buscar más de lo que necesitábamos. No hace falta decir que eso terminó mal. —masculló Elissa con una pizca de cinismo—. Unos cuantos idiotas decidieron que era buena idea arrancarle esta piedra de la que te hablé, la base de su poder, a Flammae específicamente, ya que pensaron que así conseguirían las mismas habilidades que él tomando en cuenta que es el más fuerte de todas las deidades. Y lo lograron, le arrancaron la piedra del pecho, pero no resultó como esperaban. —Prácticamente gruñó las palabras. Incluso Peter, quien en la mayoría de las ocasiones no podía comprender las reacciones de Elissa, interpretó su enojo a la perfección—. Los estúpidos no tenían ni idea de que acababan de romper la armonía del universo. La gema que controla los poderes de Flammae no era apta para cualquier otro ser que no fuese él, por lo que se rompió en millones de fragmentos que se repartieron alrededor de la Tierra.

» Desde entonces, cualquier ser humano que cuente con al menos una pizca de la herencia de Flammae tiene cierto plazo de tiempo para conseguir uno de esos fragmentos y devolvérselos, antes de que el tiempo se le agote y termine destruido. Es una obligación, no pueden negarse o de lo contrario Flammae los mataría antes de que se debiliten progresivamente, ya que la vida de estos herederos depende completamente de la de Flammae. —Suspiró. Hizo otra de esas pausas que tanto intrigaban a Peter, pero que a la vez le aterraban—. Por eso se dice que estas entidades controlan a la muerte, porque acaban con la vida de un humano en forma de venganza a lo que ellos le hicieron a Flammae; y manejan la vida, porque cada vez que deciden crear a un nuevo hombre es con el objetivo de conseguir a una especie de Mesías, o algo por estilo, que pueda cambiarnos la mentalidad de imbéciles con la que crecemos.

Peter se quedó callado. Decir que estaba más confundido que un inicio era completamente entendible. Cada cosa que decía Elissa sonaba más como un sueño que como una realidad pero, tomando en cuenta que él podía escalar paredes tal y como una araña y que Rae tenía la habilidad de controlar el fuego, las cosas comenzaban a encajar mejor en la mente del castaño.

Pero, ¿debía confiar en Elissa después de todo lo que le hizo a Rae? ¿Qué hacia ahí siquiera, parado frente a una chica que había dañado a una de las personas que más le importaban?

—¿Y por qué debería creerte? —preguntó Peter en voz baja, después de alargar el silencio por un par de segundos más—.
¿Qué tiene que ver todo esto con Rae?

—Porque soy una de los herederos de los que te hablé, y se supone que yo tenía que recuperar un fragmento del corazón de Flammae. —Elissa elevó una de sus manos, la cual había comenzado a emanar un par de llamas, para probar su argumento—. Y en cuanto a lo segundo, Rae tomó el fragmento que yo estaba encargada de entregarle a Flammae para seguir con vida, y ahora es parte de ella.

—Y eso... —Titubeó. ¿De veras quería saber la respuesta?— ¿Qué significa eso?

—Significa que Rae no solo se sentenció a morir, sino que a mí también.

En ese preciso instante, una tonelada de peso invisible cayó sobre los hombros de Peter. El mundo se había congelado a su alrededor, y la expresión seria de Elissa solo ayudaba a que la realidad continuase golpeando al castaño como un tren en movimiento.

La manzana de Adán de su garganta se movió notablemente mientras la saliva recorría su camino, cayendo como una pesada roca en la base de su estómago.

—Rae es una simple humana, su organismo no está preparado para soportar habilidades tan fuertes. —Elissa se recostó de una de las paredes de ladrillo que habían en el callejón. Sus largas uñas hicieron contacto con el material, tamborileando un molesto ritmo que solo estresaba a Peter—. Tarde o temprano, los poderes terminarán controlándola a ella y su sistema no va a poder soportarlos. Será progresivo, lento, pero al fin y al cabo, letal.

» Acabará con su vida, Parker.

Peter sacudió la cabeza. Se negaba a aceptarlo: —No puede ser cierto.

—Lo es —dijo Elissa—. Por otra parte, conozco a Flammae y sé que antes de matarme por no haber cumplido mi misión perseguirá a Rae. La asesinará con tal de recuperar lo que un principio era suyo, a pesar de que ya sea demasiado tarde; el fragmento ya está dentro de ella, los poderes y Rae son un solo ser, no pueden separarse.

—Tie-tiene que haber una manera de arreglarlo. Rae no puede morir, no así.

Trató de insistir, de no dejar que los pensamientos negativos nublasen su juicio, pero era una tarea demasiado ardua.

Elissa suspiró: —La hay —murmuró—, y para que ella no muera, necesito de tu ayuda.

La audición de Peter se agudizó más allá de sus sentidos arácnidos. Casi dejó escapar una sonrisa al escuchar que todavía habían posibilidades de salvar a Rae, mas la incertidumbre tenía presas a sus comisuras.

—Tienes que ayudarme a destruir a Flammae —prosiguió la pelirroja al observar el claro interés reflejado en los castaños ojos de Peter—. Es cierto que, si él muere, algo en la naturaleza se alteraría, pero no debe ser un cambio malo tomando en cuenta que Flammae está encargado de todo lo relacionado con el desastre.

» Será difícil, todos los herederos moriremos ya que dependemos de Flammae como si fuese oxígeno, pero Rae no, porque ella no proviene directamente de él. De esa manera ella perdería los poderes, sobreviviría, y ustedes dos podrían tener su mediocre historia de amor —escupió lo último con exagerada repugnancia—. ¿No es eso lo que quieres?

—N-no hay ninguna historia de amor. —Las defensas de Peter actuaron por sí solas, desencadenadas por la presión a la que se veía sometido—. ¿Pero por qué quieres ayudar a Rae después de todo el daño que le hiciste? ¿Por qué ahora, si tú morirías a cambio? —preguntó con el ceño fruncido.

—Me dejé llevar por la venganza, ¿de acuerdo? —habló Elissa, resignada. Peter fue espectador de la manera en la que su semblante se suavizaba—. No podía soportar el hecho de pensar que Rae me había quitado la única oportunidad de sobrevivir. —Se cruzó de brazos, apretándolos contra su torso en un mecanismo de defensa mientras intentaba ocultar las lágrimas que se acumulaban en el borde de sus ojos—. La odio, la sigo odiando, y se lo diré las veces que me dé la maldita gana, porque se lo merece.

» Pero me di cuenta de que moriré de alguna u otra manera, del mismo modo que mis padres: por no cumplir la misión de satisfacer a Flammae. —Tragó en seco, se encogió aún más contra la pared—. No me queda demasiado tiempo, así que quiero arrojarle toda mi rabia a ese maldito culpable.

La primera lágrima se deslizó por la mejilla de Elissa. Un malestar se instaló en el estómago de Peter; sintió empatía, pero no sabía cómo ayudar a la joven.

Elissa había hecho muchas cosas malas, cosas que Parker jamás le perdonaría, pero desde que tenía memoria lo habían criado con la creencia de que todos merecen una mano de la cual sujetarse, y un hombro sobre el que llorar.

Peter recordó a su tío Ben, las veces en las que le repetía que no debía dejar que el rencor lo cegara, y su corazón se ablandó.

Y no se vio capaz de ayudarla físicamente, pero la mirada que le regaló a Elissa, con un "lo siento" escrito en letras mayúsculas, fue más que suficiente.

—Acabaré con él —continuó Elissa después de un par de segundos; la impotencia altamente palpable en su voz—. Vengaré a papá y a mamá, y ya ni siquiera me importa si voy o no al mismo lugar que ellos; solo quiero ver morir a Flammae, y quién mejor para ayudarme que el famoso Hombre Araña.

Elissa sorbió su nariz. Limpió un par de lágrimas escurridizas con rapidez. Sin embargo, la famosa ironía que la caracterizaba al hablar no abandonó a sus palabras.

—¿Cómo sabes que soy–

—Eres demasiado obvio. —interrumpió, encogiéndose de hombros—. Los he visto a Rae y a ti, combatiendo al crimen como tontos que ni siquiera saben que salvar a Queens es inútil. —Rió sin gracia—. No van a lograr la maldita paz mundial, si eso es lo que creen.

Peter se obligó a no responderle. Se mantuvo fiel a sus principios e intentó ser lo más maduro posible, aunque eso le costase una barbaridad.

—¿Cuáles son las condiciones? —Ignoró deliberadamente las palabras de Elissa—. En un trato siempre hay normas.

—No puedes decirle nada a tu amiga. Querrá ayudar. Solo llamará la atención de Flammae y él acabará con nosotros antes de que podamos hacer nada —respondió—. Ah, y ni se te ocurra intentar atacarme si quieres salir ileso de esto.

—De acuerdo. —Peter asintió—. Pero entonces tú no puedes tocar a Rae. Si le haces daño yo... no te ayudaré —sentenció con la expresión más firme que pudo darle.

—Terminarás haciéndolo de igual forma, es lo único que la salvará. —Elissa puso los ojos en blanco—. De igual forma está bien, prometo no hacerle nada —susurró a regañadientes.

Peter escondió sus manos en los bolsillos de su sudadera. Recordó que Rae lo esperaba en algún lugar de los subterráneos de la ciudad. Pensó en enviarle un mensaje, sabiendo que, en vista de cómo se estaban tornando las cosas, no podría asistir a su inocente y pequeña cita; luego cayó en cuenta de que la batería del celular se le había agotado y que no tenía ni una moneda en el bolsillo, por lo que ni siquiera podría usar un teléfono público.

Una punzada de dolor le atacó el pecho al pensar en lo que le estaba haciendo a su amiga, pero mantuvo un semblante firme para Elissa.

—No me agrada ayudarte —habló Peter, aclarándose la garganta—. Lo hago por Rae.

—¿Y tú crees que me gusta la idea de que ella siga con vida después de lo que me hizo? —No esperó respuesta—. No, pero lo que verdaderamente me interesa es acabar con Flammae.

Peter asintió con lentitud. Elissa volvió a girar los ojos. Se miraron por un largo rato, pero Peter solo pensaba en Rae.

Aprendió ese día —a la par que Elissa Monroe lo arrastraba hacia una aislada cafetería para discutir los primeros pasos de su plan— que, si algo tenía que ver con la seguridad de Rae Williams, siempre se quedaría, sin importar lo que sucediera.

Y Elissa también lo comprendió.

Mientras tanto, en alguna otra parte de Queens, acurrucada contra las ventanas del subterráneo, Rae se preguntó por milésima vez qué le había sucedido a Peter Parker, y por qué demonios llevaba más de tres horas de retraso.

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❮ 𝗡𝗢𝗧𝗔 𝗗𝗘 𝗔𝗨𝗧𝗢𝗥𝗔❯
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¡Segundo capítulo del día de hoy! ¡Espero que lo hayan disfrutado!

Los dos capítulos que he publicado el día de hoy son más como un relleno, pero sumamente importantes para comprender el resto de la historia. Como se especifica al comienzo del capítulo, esto es una especie de "flashback", y por esa razón está escrito en letras cursivas.

¡Ya tenemos book trailer! Aún no puedo creerlo.
Pueden encontrarlo en el epígrafe, espero que lo disfruten.

Tengo unas especiales ganas de agradecerles por todo el apoyo que me han brindado. «Superstición» ya cuenta con más de doce mil vistas y casi dos mil votos, y créanme cuando les digo que nunca pensé que llegaríamos hasta aquí. Esto es gracias a ustedes.
No importa el reconocimiento, la fama, el hate (con el que ya me he familiarizado) ni cualquier otra cosa, sino el hecho de que aquí hay personitas sumamente buenas que se toman el tiempo de responder a mis preguntas, de comentarme sus opiniones acerca de esta historia, de decirme si la escritura está bien o está mal; eso es lo que más disfruto y aprecio de escribir «Superstition».

En fin, les diría millones de cosas más, pero entonces se haría demasiado largo. Como siempre, lo resumo con un gran "gracias".

Pregunta de este capítulo: En una escala del uno al diez, ¿cuánto le dan a la trama de esta historia, ya que ahora conocen bastante? ¿Por qué?
Que sepan que adoro leer sus respuestas ¡!

Eso es todo por el día de hoy. ¡Hasta la próxima!

¡Deseo de todo corazón que hayan disfrutado de esta pequeña sorpresa!

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