Rosé no sabe en qué momento todo dio un giro.

Sólo sabe que ha peleado con Jennie, que una vez más Yoorim era la causante de sus celos. Aunque ahora fuera una mujer casada, Jennie seguía desconfiando completamente de ella.

Sabe que empezaron a gritarse, sabe que pelearon físicamente pero no sabe en qué momento Jennie quedó inconciente sobre la alfombra.

- Jen... lo siento, lo siento.- decía con las lágrimas saliendo de sus ojos, un charco de sangre se formaba junto a la cabeza de Jennie.

Rosé llamó a una ambulancia, quienes también atendieron sus heridas. La mayor no tenía idea de que ella también estaba dañada hasta que un enfermero le preguntó sí estaba bien.

Claro que no lo estaba, casi asesina a su prometida.

Cuando Jennie despertó, Rosé estaba ahí, rogando que abriera los ojos y le dijera que la ama.

- Bebé...

Rosé la mira, pero no resiste, ella llora al ver que el amor de su vida a penas sí puede moverse.

- Lo siento mucho, Jen.

- Está bien, bebé. Me lo merezco.

Rosé vuelve a llorar cuando Jennie cierra los ojos de nuevo.

Jennie se siente cansada, mucho, sólo quiere dormir.

Sabe que no morirá, ella ya está muerta por dentro.