🦋Capítulo 20-Final🦋

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Mi nombre es Park Jimin, un empresario con una fortuna considerable. Durante más de una década, he dedicado mi vida al trabajo arduo y a la perseverancia para alcanzar el éxito que hoy disfruto. Recuerdo los días en que mi situación era precaria y muy pocas personas se acercaron para ofrecer su apoyo. Aquella experiencia me enseñó el valor de la solidaridad y fue la chispa que encendió mi deseo de abrir un bufete de abogados. En sus inicios, el propósito de mi firma era claro y noble: proporcionar asistencia legal a aquellos que se encontraban en situaciones vulnerables y no tenían los medios para defenderse.

Con el tiempo, nuestro compromiso y dedicación nos ganaron el reconocimiento y la confianza de la comunidad. Empezamos a atraer a clientes de mayor poder adquisitivo, quienes no dudaron en ofrecer sumas generosas por nuestros servicios. A pesar del crecimiento y la prosperidad que esto trajo a la empresa, nunca olvidé mis principios fundacionales. Es por eso que aún mantenemos una sección pro bono en nuestro bufete, donde el único requisito para recibir asistencia es demostrar una verdadera necesidad financiera.

En cuanto a mi persona, algunos podrían decir que soy vanidoso, ególatra e incluso narcisista pero la verdad es que simplemente tengo confianza en mi apariencia. Mi estética es una parte de mi identidad que cuido con esmero. La vida laboral, mi imagen, lujos y placeres era lo más importante en mi vida. Pero ahora, tengo como prioridad a mis hijos, y al amor de mi vida. Mi familia es el tesoro más valioso que pude encontrar.

El día de hoy es mi boda, decidimos casarnos en la playa. Una ceremonia sencilla con muy pocos conocidos como invitados, que por cierto la madre adoptiva de Jungkook asistirá.

Me gusta imaginar que Yoongi también estará presente en espíritu por eso tengo que hacer un buen papel, porque desde que me dio el relevo prometí nunca fallarle incluso a él.

Me miro en el espejo acomodándome los arneses blancos por debajo del traje del mismo color. A Jungkook le gustan, así que espero que en nuestra noche de bodas se lleve una grata sorpresa cuando me desvista.

Salgo del hotel caminando con seguridad hacia el lugar en el que ya están los invitados. Cuando me ven llegar, Chunhee y Chunmae avanzan por en medio de las filas hacia el altar que armaron los organizadores. Chunmae sostiene los cojines mientras que Chunhee lanza las flores detrás suyo, en su cuello cuelga una fotografía de Yoongi. Yo sonrío porque ellos deseaban que el tío fuera el hombre de las flores en este día especial.

Cuando terminan la caminata llega mi turno. Con el corazón acelerado al mil por hora pienso en todos los momentos vividos con Jeon, nuestra primera noche juntos en mi mansión, ese día que me ayudó a quemar la ropa de lujo de mi ex. Las travesuras que hicimos como lanzar pasteles a su casa, la mentira de que era mi amante. Los días enteros que pasamos follando en mi oficina en lugar de trabajar. Nuestros viajes, nuestros besos, los secretos. La intimidad y el valioso regalo de su amor. Su risa, sus ojos oscuros que a pesar de los años siguen siendo inocentes ante los míos. Sus abrazos, su hermoso corazón que supera por mucho la magnificencia de su belleza.

Estoy a un metro de distancia de mi futuro esposo cuando nuestros ojos hacen contacto. Él sonríe al mismo tiempo que yo y me toma de la mano, soy tan afortunado por tenerlo, por tener a un hombre que me ama con todo su corazón y que me ha perdonado a pesar de tantos años de ausencia.

—Estamos reunidos para festejar esta boda —dijo el hombre frente a nosotros y la ceremonia comenzó.

Nos colocan un lazo alrededor del cuello, nos dan unas monedas de oro, incluso nos piden leer un verso de la biblia. Pero al final nos ponen a decir los votos en voz alta, frente a los presentes que están siendo testigos de nuestro amor.

—Señor Park, usted primero.

Me aclaró la garganta antes de hablar, y luego de un suspiro inicio. No voy a mentir, tenía los votos planificados porque sabía que me pedirían decirlos.

—En este sagrado momento, frente a nuestros seres queridos y bajo la mirada del universo, te tomo a ti como mi compañero de vida. Prometo caminar a tu lado en cada aventura y desafío que la vida nos presente. Te ofrezco mi corazón como un refugio seguro, mi brazo como tu apoyo incondicional y mi alma como compañero eterno en este viaje que emprendemos juntos.

»Prometo escucharte con comprensión y hablar con honestidad. Me comprometo a reír contigo en los días de alegría y a consolarte en los momentos de tristeza. Seré tu confidente, tu aliado y tu mayor admirador. Juntos, construiremos una vida llena de amor, respeto y felicidad.

»Acepto no solo quien eres hoy, sino también quien decidirás ser mañana. Prometo crecer contigo y fomentar nuestro amor para que florezca con cada amanecer. En las buenas y en las malas, en la salud y en la enfermedad, te amaré y honraré todos los días de mi vida.

»Este es mi voto solemne, mi promesa eterna, mi amor incondicional por ti, mis ojitos de Bambi.

Ambos estábamos tomados de las manos y a punto de llorar pero nos contuvimos.

—Señor Jeon, es su turno de decir los votos.

Jungkook asintió, luego sonrió y comenzó a hablar:

—Con el corazón desbordante de amor y los ojos llenos de lágrimas de felicidad, acepto tus votos y te ofrezco los míos. Me entrego a ti con todo lo que soy y todo lo que espero ser. Prometo ser tu refugio en la tormenta, tu luz en la oscuridad y tu alegría en los días de tristeza.

»Me comprometo a construir contigo una vida de sueños compartidos y realidades entrelazadas. Seré tu compañero leal en cada paso, tu consuelo en la incertidumbre y tu celebración en cada victoria. Juntos, navegaremos los mares de la vida con confianza y coraje.

»Prometo amarte sin condiciones, apoyarte sin vacilaciones y respetarte sin fin. Aceptaré tus fortalezas y tus debilidades con igual gratitud, pues ambos forman el ser maravilloso que eres.

»Este es mi voto sagrado, mi compromiso eterno, mi amor inquebrantable por ti, mi amor, mi vida entera.

—Si hay alguien en esta tarde que se oponga al matrimonio de estos dos, que hable ahora o que calle para siempre. —Hay un largo silencio y después el hombre continua—. Si no hay ninguna oposición, yo los declaro finalmente esposos. Pueden firmar estos documentos y después de hacerlo pueden besarse.

Me acerco a la mesa delante del sujeto, firmando los documentos con rapidez. Jungkook hace lo mismo y cuando finalizamos me toma por la cintura, yo me pongo de puntillas y rodeo su cuello. Después los dos vestidos de blanco con anillos en mano nos besamos.

Un pacto eterno de un amor real, de un dulce amor.

Cinco años después:

Recuerdo que sentí náuseas, un terrible dolor de cabeza que me dejó desmayado en medio del pasillo de la mansión.

Cuando despierto Jungkook está a mi lado sosteniendo mi mano con fuerza. La habitación es blanca y frente a nosotros se encuentra una doctora de sonrisa amable. Ella se acerca a revisar mis signos vitales cuando nota que abro los ojos y mi hermoso esposo aprieta mi mano.

—¿Qué me pasó? —pregunto con voz cansada.

—Te desmayaste —dijo Jungkook en un susurro.

—Pero... ¿Por qué? —cuestiono de nuevo y la doctora sonríe pero Jungkook frunce el ceño.

—Bueno señor Park, lo que pasa es que está usted embarazado.

Abro los ojos sorprendido ante tal revelación. ¿Embarazado? ¿No se supone que soy estéril? Durante todos estos años Jungkook me poseyó de una y mil maneras vertiendo de su elixir en mi cuerpo sin contención alguna. Incluso en el pasado algunas de mis parejas sexuales lo hicieron y jamás llegué a concebir.

Por eso cuando Kim Ruyu me dijo que soy descendiente de los donceles Park, seres débiles a la hora de parir, no me preocupé en quedar embarazado, porque tenía la creencia de que era estéril.

—¿Esta usted segura de eso? —pregunto—. ¿Revisó bien?

La doctora asiente.

—Tiene tres meses de embarazo.

—¡¿Tres meses?! —pregunto en un grito—. Con razón por más que hago dieta no adelgazo...

—Y por eso te desmayaste seguramente —dice Jungkook—. ¿Cómo intervenimos el embarazo? Mi esposo es un doncel débil y no me gustaría que el parto resultara mal y...

—¿De qué hablar Jungkook? —Me enojo al instante—. Voy a tener al bebé, confío en la tecnología. ¿Puedo tener cesárea segura, verdad? —le pregunto a la doctora.

—Pues hasta ahora todo indica que el parto está avanzando de forma normal.

—Jimin, no quiero perderte...

—Y no me vas a perder.

—Piensa en nuestros hijos.

—El bebé que llevo en mi vientre también es nuestro, Jungkook.

—¿Estás seguro?

—Sí, de todos modos si algo se complica sabemos qué hacer porque la tecnología como bien dijo; es muy avanzada hoy en día —dice la doctora sembrando más confianza en Jungkook.

—Tenemos que pensar cómo darles la noticia a Chunhee y Chunmae —susurra jungkook.

—Cuando vengan de vacaciones esta navidad les diremos —digo, mi panza ya será notoria.

—Bien. —Jungkook no estaba convencido del todo.

Los niños ya tienen quince años. Ambos estudian en Estados Unidos porque nos pareció que les sería más fácil aprender inglés que es el idioma universal estando allá. Además Seúl les trae malos recuerdos, así que estar allá los hace olvidar los días oscuros que pasamos aquí.

Cuarto

Cinco

Seis

Siete

Ocho...

Nuestro milagro llega ocho meses después, pedí no saber el sexo hasta el día de su nacimiento y hoy al tenerla entre mis brazos me siento el hombre más feliz del mundo. Jungkook se encuentra a mi lado sonriendo orgulloso ante la belleza que creamos juntos y comienza a llorar, yo sé que lo hace porque está feliz, pero también lo hace porque recuerda el día de su parto.

Porque hoy podemos vivir un momento tan memorable como este juntos, ese momento que la vida nos arrebató hace quince años a causa de mentiras.

—¿Cuál es el nombre? —pregunta el pediatra.

—Jeon Park Mina, en honor a su tío.

Jungkook comienza a llorar porque no se esperaba eso, yo lo estuve pensando desde que cumplí cinco meses de gestación pero no quise decirlo hasta hoy.

Pronto comienzo a sentir un frío terrible, escalofriante y mis dientes tiritan de manera descontrolada. Los médicos se alarman, Jungkook comienza a gritar, yo veo borroso, escucho el llanto de mi hija a lo lejos, después veo una enorme luz blanca y todo se invade de calma.

Al abrir los ojos me encuentro en una habitación privada, frente a mi Jungkook cargando a Mina mientras que Chunhee y Chunmae la miran sin descanso alguno. Ese cuadro me invade de una felicidad inexplicable.

—Oh, despertaste —dice Jungkook trayendo a la bebé para que la cargue.

La tomo con cuidado colocándola en mi regazo.

—Creí que moriría.

—Fue la anestesia, pero estás bien. Por suerte porque te juro que si algo pasaba te reclamaría incluso después de muerto por dejarme otra vez.

—Prometí nunca dejarte y voy a cumplir esa promesa. —Jungkook sonrió.

—Oye papá, ¿podemos cargarla? —pregunta Chunmae.

—Pero es tan chiquita, mejor cuando sea más grande —dice Chunhee.

—Sí pueden, yo confío en ustedes —digo sonriendo y les ayudo a que carguen a su hermana.

—Le ahuyentaremos todos los novios —dice Hee.

—Estoy de acuerdo, nadie podrá merecer a esta pequeña bola de masa —contesta Mae.

—Lo hiciste bien, Jimin —dice Jungkook besando mi frente.

—Lo hicimos, amor. Lo hicimos bien —contesto.

Chunmae y Chunhee se hicieron cargo de ambas empresas al cumplir treinta años. Ese mismo año Mae se casó y Hee... Bueno, a él le gustaba la soltería.

Mina creció fuerte y hermosa pasando tiempo con ambos padres y contrajo matrimonio a los veinticinco.

Jungkook y Jimin recorrieron el mundo visitando las siete maravillas del mundo en incontables ocasiones.

Park Jimin cumplió su promesa de no volver a dejar solo a Jungkook...

Porque Jungkook murió primero a la edad de noventa y ocho años.

Y Jimin murió un año después.

Los dos se amaron hasta el último momento de su vida.

FIN

NO OLVIDES LEER LOS AGRADECIMIENTOS Y LA NOTA DE AUTOR

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