The End

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«—Hyung ¿podemos vernos en el parque?
Ahora»

De sus labios salió un suspiro tembloroso. Frotó sus brazos para tratar de entrar en calor, debió traer una chaqueta con él, pero cuando salió de su casa solo pensaba en su objetivo, confesarse de una vez por todas.

Aunque salió con la confianza por los cielos, ahora, sentando en una banca del parque, se sentía quizás demasiado nervioso. Tenía un nudo en el estómago y sentía que podía desmayarse en cualquier momento. La idea de regresar a su casa y olvidar todo este asunto parecía muy tentadora.

—No —dijo con firmeza—. Eres fuerte Renjun, puedes hacerlo. Tu puedes, claro que puedes.

Una cosa era decirlo y otra creerlo. Estabamos hablando de su corazón después de todo, y los asuntos del corazón no eran ningún juego.

«—Iré»

Fue todo lo que decía el mensaje cuando Mark contestó. Eso solo lo puso más nervioso, nunca recibió una respuesta tan... seca.

Mark era alguien que escribía largos textos junto con varios emojis, por eso el mensaje lo dejó inquieto.

«—Estoy en una de las bancas cerca de la fuente»

Después de eso guardó su celular en su bolsillo trasero, entonces intentó calmar su corazón que amenazaba con salirse de su pecho.

Pasaron alrededor de cinco minutos cuando lo vio. Estaba al otro lado, pasando la fuente buscándolo con la mirada. Al ver a Renjun no dudó en acercarse y sentarse a su lado.

—Hola —saludó.

Renjun no sabía muy bien que decir, las palabras se quedaban atoradas en su garganta, pero como pudo devolvió el saludo un poco torpe.

Entre ambos se creó un silencio incómodo, algo que nunca había sucedido en todos sus años de amistad.

—Hyung...

—Renjun...

Hablaron al mismo tiempo y luego callaron abruptamente.

—Usted primero Hyung —sonrió pequeño.

—Tranquilo, puedes hablar primero, después de todo fuiste tú quien me citó aquí.

Mark habló con seriedad sin romper el contacto visual en ningún momento poniendo al menor en un estado delicado. Pobre de su corazón.

Tomó una larga respiración para reunir el valor para hablar. Se suponía que iba a ir a confesar sus sentimientos por fin, pero por supuesto, estábamos hablando de Huang Renjun, y como olvidar que el pobre no actuaba bien bajo presión.

—¡Hyung quiero que me beses! —exclamó con todo su cuerpo temblando.

—Ren-

—¡Te pag...

Sus palabras fueron ahogadas cuando Mark unió sus labios en un sorpresivo beso. El color subió a las mejillas y orejas del pelinegro, quedando en shock a tal punto que no pudo corresponder, ni siquiera su cerebro procesaba nada. Ahora estaba más que claro que quedó completamente frito.

¿Dios? ¿Eres tú? ¿Ya estoy muerto? Esto no puede ser real.

El pequeño beso llegó a su final cuando el mayor se separó sonriendo por primera vez.

—¿Cuántas veces tengo que decirte que no puedes pagar por un beso? —rió con suavidad—. Los besos se roban.

Renjun quedó congelado, no se movía ni parpadeaba, sumando el color rojizo en todo su rostro fue suficiente como para preocupar a Mark.

—¿Renjunie? ¿Estás bien? —sus manos fueron hasta sus mejillas acariciándolas con sus pulgares—. Bebé respondeme.

Pero de su boca no salió ningún sonido, en su lugar sus ojos se llenaron de lágrimas las cuales empezaron a caer mojando su rostro. Mark se alarmó y trató de limpiar cada gota que caía de sus preciosos ojos.

—Bebé no llores, perdóname si hice algo mal pero ya no llores más —pidió en un susurró.

Renjun negó varias veces, tomó al otro de la camisa para empezar a apretarla.

—H-hyung... me gusta m-mucho —soltó entre sollozos—. En verdad me gusta mucho.

Cuando lo escuchó, Mark no pudo hacer más que abrazarlo. Lo apretó contra su pecho como si no quisiera soltarlo nunca. Nunca unas palabras lo había alegrado tanto, incluso sintió sus ojos humedecerse.

Aunque todo su cuerpo decía que no lo hiciera, se separó de Renjun para verlo a los ojos. Quería que supiera la sinceridad de lo que iba a decir.

—Tú también me gustas Junie, mucho —sonrió y agregó—: creo que incluso puedo decir que te amo.

Eso solo empeoró la situación del más pequeño causando que más lágrimas saliesen de sus ojos. A Mark solo se le ocurrió una idea para que dejara de sollozar.

Tomó su mentón para volver a besarlo. El efecto fue inmediato, Renjun se detuvo y esta vez si correspondió, con algo de torpeza al ser su primer beso. Bueno, su segundo en realidad.

Fue como si un interruptor que se mantenía apagado se encendiera de repente, como si hubiese miles de fuegos artificiales en sus estómagos, porque ya no eran mariposas lo que sentían, sus corazones latiendo con rapidez, llenos de una felicidad que no podían explicar.

¿Aquello era amor? ¿Cómo podrían saberlo? Eran inexpertos, pero no les importaba, se sentían demasiado bien como para pensar en ello.

Por fin todas las piezas caían en su lugar.

En toda bonita historia de amor siempre estaba aquel terrible enemigo. El aire.

Renjun jamás sintió la necesidad de odiar tanto algo.

Pero tampoco se alejó mucho, permaneció con sus frentes juntas simplemente mirándose, con sus sentimientos totalmente expuestos.

—¿Bebé? —llamó en voz baja, como si se tratara de un secreto.

—¿Si? —dijo en el mismo tono.

—¿Quisieras ser mi novio?

Risas. Eso fue lo que salió de los labios del menor. Sus manos rodearon el cuello del peli azul y sonrió ampliamente.

—No tienes que preguntarlo Hyung, estoy tan enamorado de ti que no creo poder decirte que no a nada —sonrió ocultando su rostro en el cuello contrario soltando pequeñas risas.

—¿Pero que dices? —Mark alzó su mano para pasarlas por el suave cabello de Renjun—. Tu me tienes en la palma de tu mano, haría todo lo que quisieras sin dudarlo.

Renjun se movió para sentarse en el regazo de su Hyung en una posición más cómoda, todo sin dejar de abrazarlo. En silencio, metidos en su propio mundo, se quedaron ahí por lo que parecieron horas. Pero no querían moverse, se sentían cómodos así, uno con otro.

Claro que no podía faltar aquel que interrumpía ese precioso momento. Toda la burbuja se fue cuando el teléfono de Mark empezó a sonar. Frunció el ceño y lo sacó de su bolsillo leyendo el nombre de su mejor amigo ahí.

—¡Lee Minhyung! —gritó dejando sordo al pobre chico en el proceso cuando atendió la llamada—. ¡Quiero saber si tengo que organizar una fiesta o ir a comprar helado y preparar las canciones tristes! ¿Lo lograste?

—Eres tan molesto Jeno —hizo un puchero—. No puedes interrumpir a las personas cuando están en una cita con su pareja.

El gritó que provino del teléfono fue tan fuerte que hasta Renjun logró escucharlo.

Está bien, está bien, cuando regreses me lo cuentas todo. De hecho, ¡Mejor no regreses! Quédate con Renjun-ssi y me cuentas los detalles mañana en la escuela.

—Si ajá ―Mark rodó los ojos ante la evidente emoción de su amigo.

Mandale mis saludos a mi lindo cuñado, adiós.

No pudo decir más porque ya había colgado. Renjun se movió hasta quedar parado enfrente de Mark. Éste último le sonrió y estuvo apunto de preguntarle si quería caminar por el parque, pero un beso repentino detuvo cualquier acción que estuviese por hacer.

Cuando se separaron Renjun sonreía en grande, dio unos cuantos saltitos en su lugar a la vez que movía sus brazos de un lado a otro.

—¡Le robe un beso a Hyung! —chillaba con alegría.

—En verdad que eres un bebé —Mark se había enamorado aún más de aquel tierno chico. Se levantó para entrelazar sus manos y robarle un pico en los labios—. Mi bebé.

—Yah~ Hyung —se quejó con las mejillas rojas.

—Vamos, daremos un paseo.

Ambos empezaron a caminar por el precioso parque donde varias personas caminaban con tranquilidad y con niños jugando de aquí para allá. Pero ellos estaban concentrados uno en el otro, robándose besos de vez en cuando.

Aquí solo hay una moraleja que Renjun aprendió a la perfección. Robar estaba bien, bueno, solo cuando se trataba de besos, sobre todo si se los robaba a un lindo chico peli azul, quien era bastante despistado, y por supuesto, que ahora era nada más y nada menos que su novio.

Pero esperen ¿quién dice que la estrategia del "te pago" no funciona también?

Solo cabe averiguarlo por uno mismo.

Fin.
¡ Gracias por leer !

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