—— DESAPARECIDO ——

Elara miró por cuarta vez el mensaje de Scott. Stiles había desaparecido, y ni ella ni su hermano eran capaces de rastrearlo, lo que suponía que donde estuviera él escondido era un sitio rodeado de hierro, pero lo que más la desconcertaba era no poder seguir su rastro. Sabía cómo era el de Stiles, y el de todos, pero no había rastro de él.

—¿Qué sucede?— Preguntó Scarlett acercándose a Elara.

—Stiles desapareció. ¿Qué haces aquí?— La morena la miró confundida. Aunque ahora Scarlett pertenecía al mundo sobrenatural, no quería involucrarla en los problemas que tenían o tendrían con el Nogitsune.

—Yo la he llamado.— Habló Alexander poniéndose al lado de las dos chicas. —Necesitamos toda la ayuda posible.— Le recordó el rubio con obviedad. Elara miró mal a su hermano. Mientras Scarlett se marchaba para poder ayudar a Logan.

—Scarlett es mi responsabilidad, Alexander. No la tuya. Si no la he llamado es por qué no quiero involucrarla en estos problemas.— Habló Elara con seriedad.

—Alguien debe de mostrarla que Beacon Hills no es ninguna ciudad pacífica.— Sentenció el rubio haciendo que Elara le mirase confundida. Alexander jamás había reaccionado así, y eso comenzaba a asustar a Elara, ya que una parte de ella sabía que la reacción de su hermano se debía al hecho de que no había dejado de practicar magia negra.

—¿Y vas a ser tu? Porque puedo oler, a kilómetros, lo que está haciendo la magia negra en ti.— Alexander volvió sus ojos dorados al mismo tiempo que lo hacía Elara con sus ojos, mostrando su particular y brillante color rojo.

—¿Crees que eres rival para mí, Elara? No voy a detenerme con la magia negra, y si intentas detenerme me veré obligado a hacerte daño y no quiero hacerlo.— Alexander desapareció, justamente cuando la morena veía acercarse a Scott con su moto.

—¿Algo?— Scott negó ante la pregunta de su amiga y ambos se dirigieron a la azotea, donde detectaban que el rastro de Stiles era más fuerte.

—No está aquí.— Les informó Derek al escuchar a ambos llegar.

—Estuvo.— Aseguró Elara detectando otro olor. Era parecido al de su mejor amigo, casi idéntico, pero era muy difícil de seguir, ya que rápidamente comenzaba a desaparecer.

—¿Percibes algo?— Preguntó esta vez Scott. Elara negó, mintiendo, claramente. No podía decirles lo que había "olido".

—¿Notáis lo fuerte que es el aroma aquí?— Preguntó Derek mientras los dos adolescentes se acercaban. —¿Habéis oído de las señales químicas?— El pelinegro miró a los dos Alfas, pero al ver la cara de confusión de ambos supuso que no sabían a que se estaba refiriendo. —Las señales químicas comunican emociones. El sudor puede trasmitir enfado, miedo o asco.— Les explicó. —Respirad profundamente, y decirme que percibis.— Ambos obedecieron e inhalaron para después percatarse del olor que predominaba en el ambiente.

—Estrés.— Respondieron Scott.

—Ansiedad.— Añadió Elara.

—¿Y que hizo aquí arriba?— Preguntó Scott confundido.

—No lo se, pero aquí hubo una lucha.— Ambos miraron a Derek confundidos.

—¿Con quién?— Preguntó la morena confundida.

—Consigo mismo.— Elara frunció al ceño mientras comenzaba a analizar lo que había pasado. ¿Y si ese olor similar al de Stiles, era y no era, al mismo tiempo, de su amigo? ¿Y si él era el Nogitsune?

Al pensar en aquella posibilidad, Elara apretó con fuerza su mandíbula. Si era cierto que el Nogitsune estaba dentro de Stiles, debía de haber una forma, no solo de sacarlo, sino de eliminar a la criatura. Pero primero debía de saber ¿quién había invocado al demonio? Y lo más importante, ¿como destruirlo para siempre?

***

Elara se detuvo frente al Nemeton, mientras le miraba fijamente. En vez de buscarle por el bosque, como les había dicho, iba a hacer algo mucho peor, tal vez mucho más peligroso. Desde que "aceptó" ser el Beskyttende, Deaton y Kiernan la habían estado ayudando, en secreto, a desarrollar esas peculiares habilidades que tenía. Su padre aseguraba que se parecían a las de una Banshee, pero Elara sabía que ella no era como Lydia, tal vez parecida, pero no era lo mismo.

La Alfa se quitó el collar de Heather y le dejó sobre el tocón de madera, para después subirse sobre él y tumbarse en el centro. Elara cerró los ojos para concentrarse, al principio solo escuchaba los sonidos normales del bosque, pero luego aquellos sonidos cambiaron, lentamente comenzaron a volverse susurros y lamentos. Fue en ese momento cuando Elara abrió los ojos, y miró a su alrededor, viendo, frente a ella cientos de cuerpos. Pero nada allí tenía sentido.

—¿Por qué crees que puedes entrar aquí?— Una estridente voz resonó en el lugar, haciendo que Elara se llevará las manos a los oídos adolorida.

—¿Quién anda ahí?— Preguntó Elara girándose buscando al dueño de aquella voz. Pero nadie más respondió, lo que hizo que se quedará confundida. Mantuvo su vista fija en los cadáveres, pero, de pronto, uno de ellos se levantó. Estaba completamente vendado, y llevaba ropa estilo militar. La morena frunció el ceño confundida mientras observaba que la "persona" caminaba hacia un furgón y mataba a los soldados que estaban ahí.

Elara se sentó sobre el Nemeton mientras volvía a ponerse el collar de su madre y fruncía el ceño confundida. Algo no iba bien.

—¿Lara?— La aludida alzó la cabeza viendo a Alexander. El cual mostraba varias heridas.

—¡Alex!— La morena se puso de pies de un salto y corrió hacia él para sujetarlo. —¿Estás bien? ¿Quién te hizo esto?— Le preguntó rápidamente, pero no necesito una respuesta pues solo la basto ver el dibujo de los Escorpión en su antebrazo para saber que ellos la habían encontrado.

Elara miró a todas partes asustada, mientras acomodaba a su hermano sobre ella para poder llevarlo a casa y poder curar sus heridas y que él descansará.

—Ellos te buscan, Lara. Saben que estás aquí.— Aseguró el rubio con miedo en sus palabras.

—No te preocupes, Alex. Me encargaré de ellos.— Aseguró.

Elara entendía, en parte, que fueran a por ella y que quisieran atacarla o herirla. Pero una cosa era ella, y otra ir a por su hermano o por cualquier otro. Sabía que lo que le habían hecho a Alexander, en cuestión de un par de horas, era una advertencia de lo que podían hacer, de la facilidad que ellos tenían para atrapar a cualquiera y para que Elara diera el paso en falso de atacarlos directamente. Pero la morena era más lista que todo ello, y Elara estaba dispuesta a matar si con ello erradicaba aquella amenaza. Ella no era un Alfa como Scott, no era un Alfa común ni mucho menos un sobrenatural promedio, por eso sabía que los Escorpión serían los primeros, de muchos, que iban a querer ver su cabeza clavada en una pica con cerval, aconito y muérdago alrededor.

***

Al llegar a casa, Elara subió a su hermano hasta la habitación de él y le ayudó a curar sus heridas, mientras se percataba de la existencia de unas finas y casi, inexistentes, venas negras en su cuello. Fingió no verlas, pero algo en ella la alertaba de que aquello era peligroso, y no solo por el extraño comportamiento de su hermano, sino por el mero hecho de que no había dejado de hacer magia negra. En algunas ocasiones estaba justificado su uso, en el resto lo hacía por mera diversión o por el hecho de que Alexander quería expandir sus conocimientos, y para Elara eso suponía que su hermano estaba arriesgando su vida en cosas innecesarias.

—No les digas sobres las venas, por favor.— Alexander miró a su hermana con la misma expresión que cuando eran pequeños y hacia alguna trastada y no quería que sus padres se enterasen.

—Nadie se enterará, te lo prometo.— Sonrió Elara mientras le mostraba una pequeña sonrisa intentando ocultar el miedo y la preocupación.

★★★

Se que es un capítulo cortó, pero es muy importante lo que pasa en él.

Desde la llegada de los Escorpión, los cuales tendrán mayor importancia en The Truth; hasta Alex haciendo magia negra, algo que ya se sabía; y el hecho de que Elara empieza a intuir quién es el Nogitsune.

Esta parte será muy importante para los primeros capítulos de The Truth, tenerlo muy en cuenta, porque el final de esto desarrollará el principio de la siguiente y última parte, algo que sigo sin creerme.

¿Qué os pareció el capítulo?

Os leo ♥