𝐭𝐫𝐞𝐢𝐧𝐭𝐚 𝐲 𝐝𝐨𝐬

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

────────────────────────
❛Llegará el día en que ya no estés.❜
────────────────────────
Gianna Jaeger
────────────────────────

Veía desde la puerta media abierta cómo Falco jugaba con Elian, entreteniéndolo junto a Gaby.  Me aleje un poco, caminando por aquel pasillo. Habíamos llegado al puerto, donde alistaban todo para partir próximamente. Todos los demás estuvieron afuera toda la noche. Dormir fue imposible, incluso cuando el amanecer llegó, todos continuaban preparándose para facilitar la llegada al retumbar. Respire hondo, muy hondo. Me sostuve del lavado, para así tambalear ante mis ideales. Era más importante salvar al mundo, que salvar a mi primer y único amor, ¿cierto? Maldita sea, no comprendía porque lo pensaba tanto, pero cada vez que lo hacía todo mi interior se quejaba más de lo que ya podía estarlo. Restregué mis ojos con agua fría, peinando así mi cabello en una alta coleta, donde no dejaba ni un flequillo afuera. Volví a restregar mi rostro con agua fría, intentando de mantenerme despierta. No iba detenerme, no podía quedarme sin hacer nada, tenía que seguir avanzando. ¿No fue eso lo que me enseñaste Eren?

Tan pronto salí del tocador, no tarde en dirigirme a la habitación donde descanse, donde dejé todos mis equipos allí. Apreté mis labios cuando coloqué mis correas encima del muslo donde yacía el vendaje, el peso del equipo ya no era uno que me molestara, después de todo, para eso me entrenaron en la base de reclutas. Para esto fue que el instructor, Keith Shadis se esforzó en hacernos soldados con vocación y dicción para tomar las mejores decisiones. Tenía que seguir avanzando, tenía que detener esto a como dé lugar. Yo era fuerte, era más que eso. Soy una Ackerman dispuesta a seguir luchando incluso aunque mi cuerpo no fuera invencible. Me coloqué una camiseta de botones manga larga de un azul demasiado oscuro, apretando aún más las correas en mis pantalones que pudieran seguir soportando el peso del equipo de maniobras tridimensionales. Respire hondo, saliendo del camarote para encaminarme fuera del barco, donde coloqué todo mi peso encima de esos barandales de madera. Todos estaban ahí afuera en el puerto, preparándose.

—Jamás había visto a Levi tan feliz.—me giré, observando de reojo como la comandante se posicionó aún lado de mi.

—Yo tampoco.—admití al verlo sentado en una caja y como Elian caminaba hacia él, era la primera vez que lo veía caminar y eso me emocionaba demasiado.

—Disculpa, no te encontré y decidí llevárselo. Se que no es una despedida, pero quería que Levi lo viera antes de partir.—anuncio ella, bajando la cabeza algo apenada.

—Es su familia. Lo único que tiene.—indique, quitándole la preocupación a ella, quien respiro hondo para así sonreír de lado.

—Recuerdo cuando te quedaste con Eren aquella noche, solo porque sabías que yo no dejaría de hablarle sobre los titanes.—esbozo, levantando su mirada para ver el cielo.—Me fui, pero creíste que no me quede un momento para oírte dirigirte a Eren por primera vez.—añadió, girándose para verme conmovida.—Desde ahí supe el vínculo que tendrían, pero jamás imaginé que llegarían a esto.—indicó, señalando a Elian quien yacía sentado en la falda de mi padre, siendo risueño con Connie y Jean.

—Tú creíste que no te respetaba, pero aunque me parecías insoportable, era por el hecho de que amaras tanto lo que eran los titanes sin saber que eran humanos. Siempre me sentí horrible por haber tenido que mentir.—expresé, notando los ojos de ella abrirse.—Para mi, eras la mujer más increíble de todas.—admití, apenada.—Y por eso me sentí humillada cuando me acorralaste delante de todos, realmente no te odiaba, es que quería tener tu aprobación.—musité.

—Vaya, me has quitado un peso de encima.—comentó, riéndose con demasiada pena en sus palabras.—Yo creí que realmente me odiabas. Y hasta incluso creí que Eren lo hacía, por todo lo que les obligué a pasar.—decía, llevando su mano hasta la cien.

—¿Qué?—le pregunté algo desconcertada por lo último que dijo, admitir el peso y la culpabilidad que sentía hacia mi, era demasiado.

—Gianna, te conocí cuando tenías quince años. Siempre me pareciste amargada y que por eso el único que te entendía era Levi, pero era más que solo un vínculo profesional. La sangre pesa demasiado, lo entendí cuando supe la verdad.—decía, mirando el mar.—Te juzgue mal. Lo lamento, estaba desesperada por descubrir la verdad de los titanes. Perdí a muchos en el camino y me aterré, esa fue la razón por la cual te acorralé ese día.—añadió, reflejando su disculpa ante las palabras.

—Lo entiendo. No estoy molesta, ya paso. Debo admitir que me sentí traicionada pero, es justamente lo que les hice a ustedes.—volví a decir, intentando de quitarle esa leve preocupación de sus hombros.

—Es solo que, no dejo de sentirme responsable por lo que ha hecho Eren.—recito nuevamente.—Yo fui quien lo senté toda una madrugada para hablarle sobre titanes junto a ti, yo fui quien también lo llamo la esperanza de la humanidad. No puedo culparlo, pero por eso quiero estar aquí y hacerme responsable de mis acciones, porque nunca me senté a preguntarle a Eren si quería ser la esperanza de la humanidad, solo tenía quince años.—añadía, impotente.—Puedo entender porque de repente me odio hasta agredirme en aquella celda.—contó, entristecida.

—¿Y si Eren tan solo quería que cambiaras las cosas? Quizás tenía miedo de lo que podía pasar, como si ya lo supiera.—comente, tan solo comente para verla sonreír y reír ante mi comentario tan ilógico.

—¿Eh? Eren no ve el futuro Gianna, pero eso tiene algo de lógica. Dudo mucho que Eren haya querido que viniéramos hasta acá, quizás tienes razón e intentaba de alejarme, pero no podía tan solo quedarme en el bosque y pensar huir con Levi.—respondió, para hacerme levantar una ceja por eso.

—¿Con papá?—le cuestione, para así entender el mensaje.—Vaya, que comprometedor.—añadí en un rodeo de ojos.

—¡Ah! ¿Si, verdad? No sé que cosas digo. Olvídalo, no era nada de eso. ¡Lo juro!—expresó ella, nerviosa y denegando.

—El amor viene de muchas maneras, lo he aprendido con el tiempo.—musité sin preocupación, para relajar el tenso ambiente que la abrumo.

—Ya no soy una niña adolescente para ocultar mis sentimientos. Pero, no creo que tampoco ya sea muy correcto poder asimilarlos.—indicó ella, rindiéndose cuando se aisló de mi.

—Hablas como si te despidieras.—expresé, mirándola detenidamente, su verdosa capa se levantó con el viento.

—Gianna, llegará el día en que ya no estés, siempre hay que decir adiós.—dijo, viéndome de reojo.—Y desde que me subí al barco, por alguna razón sé que no volveré.—artículo.

No dije nada. Me quede en silencio y la miré avanzar hacia adelante. Fueron unas palabras amargas, con un toque de realidad que me chocó. Me subí a este barco para buscar esperanza y si significaría perder a alguien, estaría dispuesta a bajarme de él, porque no soportaba el hecho de seguir viendo a personas morir, desde que tengo ocho años ha sido así, las personas a mi alrededor no han dejado de morir. Sea por mi culpa o no, dolía. Me encamine detrás de ella sin decir nada, bajando los escalones que me llevaron a pisar la madera del puerto donde todos estaban encaminándose. Pues en un círculo, podía ver a Annie conjunto a Reiner y Pieck, no dude en acercarme, reflejándolos cuando niños. La imagen me consternó, no de una mala manera, pero sin duda se apego demasiado a mi pecho sin dejarme respirar. Solo éramos nosotros cuatro, después de todos los que solíamos ser, éramos los únicos que quedaban de nuestra generación y eso me ponía demasiado melancólica, por el simple hecho de recordar los ojos de Berthold.

—¿Te despides sin mi?—le pregunté a Annie, colocándome frente a ella luego de rodearla para verla apenarse.

—¿Soy la única que huirá?—se preguntó aún con esa pena, de fondo se oía la voz de Connie hacerle gracia a Elian.

—Tú nunca has obedecido a Marley. No hay nada de lo que tengas que sentirte culpable.—comentó Pieck, alentándola a continuar.

—Reiner.—Annie se dirigió a este, creando un largo silencio entre ambos, mientras que mirábamos.—Quiero disculparme por lo qué pasó hace años, contigo y Berthold.—expresó, mirándolo, como él a ella.

—Ese día, todo comenzó porque yo insistí en que debíamos continuar con la misión. Si tan solo hubiéramos regresado un momento, tanto tú como Berthold y Marcel estarían con sus familias. No creo que merezca disculparme con ustedes.—respondió Reiner, en un tono penoso y apenado.

—Estoy de acuerdo. No puedo ni siquiera contar todas esas veces que pensé en asesinarte.—comentó ella, creando que sonriera de lado al igual que Pieck.

—Mereces un premio por contenerte, aunque yo también.—comentó Reiner para ver, cómo estos dos por primera vez en mi vista, se abrazaron fuertemente.

—Gianna.—me giré cuando oí la voz de Connie, viendo como Elian extendió sus brazos hacia mi, de fondo veía a mi padre mirar hacia acá, indeciso ante la idea de tener que dejar a Elian lejos de nuestro alcance.

—Cuida de ellos, por favor.—pedí cuando bese la mejilla de Elian, para así pasarlo hacia los brazos de Annie, quien lo acobijo.

—De Gaby y Falco.—esclareció Reiner, sujetando acariciando el cabello de Elian quien empezó hacer puchero cuando noto mi lejanía hacia él de momento.

—Gianna, se que puedes detener a Eren.—mencionó Annie y de manera sutil me acerqué a ella, para así abrazarla con fuerza.—Eres más fuerte de lo que crees.—añadió en mi oído, para así mis ojos humedecerse.

—Adiós Elian.—me despedí de él con tristeza, más aún cuando su llanto empezó de una manera demasiado chillona que rompió todo mi corazón cuando extendía sus brazos hacia mi.

—Vez, te dije que es un llorón como Eren.—mencionó Connie, para así ser golpeado bruscamente por Jean en la nuca, defendiendo la inocencia de mi hijo.

—Él estará bien.—afirmó Reiner, viendo a Annie subirse al barco nuevamente, sabía que lo estaría, pero no era eso realmente.

—Soy yo la que no estará bien sin él.—admití llorosa, bajando un poco la cabeza para reír.—Lo lamento.—me apene.

—Gianna, eres una excelente madre.—comentó Reiner, tocando mi hombro.—No puedo estar más orgulloso de ti. Mariela debe estarlo.—indicó, palmeando mi hombro para retirarse lentamente detrás de mi.

Me giré, mirando a mi padre sentado en esa caja, mirando sus equipos de maniobras tridimensionales. Aún con vendajes y su cuerpo mutilado, se atrevía a continuar con todo esto. He sido una buena madre, si, así ha sido. Pero no solo era eso, yo se que sin duda alguna, Eren también hubiera dado su máximo hacia su hijo e incluso ahora que no está podía saberlo. Eren estaba sacrificando su tiempo por el hecho de que su hijo pudiera vivir en paz miles de años en la isla donde él nació, donde creció y convivió, donde vio a todos morir y sacrificarse para que él viviera en ella. Me fui acercando hasta mi padre, los demás alrededor de él me miraron, pero yo lo miré a él para ver cómo agarraba la manga de la hoja con dificultad, los dedos más importantes que deberían estar ahí, ya no lo alcanzaban, pero él no tenía pena en lo absoluto por eso. Coloqué mi mano en su hombro para apretarlo fuertemente, hasta que oí un zumbido de disparos continuos que me hizo alarmar por completo como todos los demás.

—No. Quédate aquí.—el brazo de mi padre se interpuso contra mi abdomen de manera sutil, los demás avanzaron sin pensarlo dos veces cuando la situación se avecinó.

—¿Qué sucede?—me cuestione, viendo a todos los demás dirigirse allá, pero cuando la tierra empezó a tambalear, miré a mi padre con desesperación.—No puede ser.—articule, justo cuando Reiner sobresalió del establecimiento abierto para ver la situación.

—El retumbar está aquí.—anunciamos todos los que vimos la presencia horrenda de los titanes acercarse, mi corazón empezó a palpitar rápidamente y mis manos sudor en el pánico cuando noté a alguien tirado en el suelo en el interior de aquel establecimiento.

—Es Flotch capitán.—ubicó Jean cuando llegó hasta nosotros, agitado.—Nos alcanzó y le hizo agujeros a la avioneta, nos retrasara.—comentó, medio desesperado.

—Armin, ¿esto fue todo?—me quede atónica, aún lado de Armin y oyendo a Mikasa cuestionarse sin esperanza alguna.

—Ahora, no hay otra forma, deberé quedarme y ganar algo de tiempo.—afirmó Armin, igual de atónico que yo, pero reaccioné abriendo mis ojos grandemente para llevar mis manos hasta su camiseta con brusquedad.

—¡Armin, de ninguna manera!—me denegué, era el reflejo de mi cariño y confianza hacia él, Armin era mi amigo y también me importaba.

—No harás nada de eso, eres la última esperanza para detener a Eren, yo me encargaré.—solté la camiseta de Armin para fruncir el ceño ante las palabras de Reiner, todos nos veíamos desesperados en esta ardua situación.

—¡Ninguno de ustedes debe estar usando sus poderes titánicos, yo soy quien los trajo aquí, he matado a mis compañeros para poder hacerlo, tomaré la responsabilidad por esto!—nos quedamos en silencio cuando la comandante se nos presento adelante, amargamente.—Armin Arlert, te nombró la 15ºvo comandante de la legión de exploración. Las tropas necesitan esas habilidades que tú posees. En este momento, no hay nadie que sea más apto que tú para esto.—indicó, mirando detenidamente a Armin cuando se presentó ante él, firmemente.

—¿Es un chiste?—fue lo único que pregunté, en medio del amargo silencio que se esclareció.

—Así son las cosas. Entonces, adiós a todos.—expresó ella, tan risueña y tranquila que alteró mis nervios de inmediato.—Ahora puedes darle órdenes a Levi.—le aviso, pero fríamente la miré como todos, sin expresión.

—Oye, oye.—la detuve en seco, apretándole su brazo con fuerza, casi justo enfrente cuando iba llegar hasta mi padre, quien la esperaba.—Si fue una despedida.—afirme, sintiendo como se me iban los suspiros.

—Gianna, mi último peso en tu espalda no será mi muerte, es pedirte que hagas lo correcto.—musito ella.—Como tu comandante y persona que estima, te pido que sigas avanzando.—indicó, para así sonreírme.—No lo sé, pero los veo ahora como si tuvieran quince años otra vez. Se siente bien, recordar como los conocí y por eso, tengo que recompensar esto.—musitó, acercándose para darme un abrazo.—Necesitaba saber que podía irme sin que tú o Eren me odiaban, y ahora que lo sé, puedo irme en paz.—articulo, dejándome anonadada por el afecto que jamás recibí de ella.

Me soltó. Fue la primera vez que sentí una sensación amarga hacia ella. No era de odio, tampoco de resentimiento, fue como un tipo de abandono que me dolió cuando la vi darme la espalda y su capa verdosa se levantó en el aire. La brisa se sentía calurosa, llena de tristeza que me arropaba. Su rostro risueño se apareció en muchos recuerdos, donde venía a molestarme en el cuartel de la legión, donde buscaba una manera de que pudiera ser comunicativa con ella. Cuando oyó mi voz, cuando me veía matar titanes. Siempre estuvo ahí, como un reflejo de algún cuidado que necesitaba y no lo sabía hasta ahora. Ella se levantó en el aire, acercándose a la bruma de vapor que la calcinaría. Para así lanzar esos lanza relámpagos que ella misma preparó para nuestro beneficio propio en batalla con titanes. Pase mucho tiempo odiándola y por eso las lágrimas se me escaparon cuando me empujaron al interior de la avioneta, donde podíamos ser capaces de continuar viendo como ella derrumbaba titanes, titanes colosales que nosotros no habríamos podido detener.

Tanto tiempo, fue tanto el tiempo que de verdad desee haberla arruinado, por mi juicio nublado que nunca vi la realidad. Ella no me cuido como solo un miembro de su legión, me cuido como cuidaría una madre a su hija, porque a pesar de haber sido tan hostil con ella, Hange estaba ahí. Caí arrodillada, llena de culpa y arrepentimiento. Mis lágrimas sobresalían con desesperación en esta situación. Otra vez debíamos elegir el mundo, otra vez teníamos que elegir a aquellos que nos llevaron hasta aquí y dejar que personas a las que queremos salvar mueran para recuperar lo perdido. Cubrí mi rostro entre mis manos, mediante la tristeza y llanto de los demás, el sentimiento agonizante de mi padre yacía presente en su tristeza cuando la avioneta subió de altitud. Sin lugar a dudas, no podíamos detenernos y como ella misma me lo dijo, debo seguir avanzando y hacer lo que es correcto, incluso aunque eso implique matar a Eren, si debo hacerlo, lo haré. Si, ya lo tenía claro. Yo matare a Eren, incluso cuando nunca pueda perdonarme por eso.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro