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El menor sintió sus piernas temblar, el mayor había introducido ya un dedo en su interior. Sintió la calidez de aquel dígito y se sintió completamente apretado al dedo del contrario. Sentía su interior ser presionado por el falange del moreno, y comenzaba a abrirse.

—¿Soy digno de obtener todas tus piezas? —el blanco se había aferrado con su vida al cuerpo del hombre al que tanto amaba, así como un rey se aferraba a la idea de sobrevivir en un partido de ajedrez. Un segundo dedo entró en él y sus ojos lagrimearon por la presión ejercida de sus párpados sobre sus pupilas.

—Eres el único. —dicho esto, ambos chicos volvieron a unir sus bocas en un ansiado y húmedo beso. Las piernas de Kook flaqueando al sentirse estirado por aquellos dedos largos que se habían hecho camino dentro de él; sin embargo, los brazos de su mayor eran suficientes como para mantenerlo de pie.

TaeHyung se sintió en el cielo, y en el infierno simultáneamente, cuando saboreó esos labios hinchados y rojos del chico que lo sedujo en el juego de ajedrez. Llevó al menor a su cama lentamente y lo aventó a ella con fuerza.

Kook simplemente soltó un jadeo al caer sobre el colchón y las sábanas desordenadas que mantenían un exquisito olor a Kim TaeHyung; sintió el vacío que habían dejado los dedos contrarios al caer y gimió.

Ambos desnudos, con los labios hinchados y rojos, consumidos por la lujuria y observando sus exquisitos y excitantes cuerpos; sus penes erectos y urgidos de atención. ¿Había cosa más perfecta que esa?

Claro, a parte de una partida en la que, cualquier movimiento que realice tu oponente, lo pone en un eminente y amenazador jaque. Ambos se estaban haciendo jaque, pero no les importaba.

Jeon adoraba tener el control sobre todo, y cuando alguien se lo quitaba, solía desesperarse, pero por ese pequeño momento, simplemente le regaló todos sus turnos al castaño. Estaba dispuesto a ser suyo, a ser manejado por él y a dejar de pensar en el control que quería ejercer sobre todo.

Sintió de nuevo besos húmedos sobre su boca, besos que fueron bajando por su cuello y a sus clavículas, comiéndolo en vida. Los dedos del mayor ya entraban fácilmente por el orificio ya preparado del pequeño azabache.

Lo tenía gimiendo debajo de él, y eso a Kim lo volvía loco. Este último se veía tan sensual a los ojos del menor, y el simple hecho de ver en su perfecto rostro esas expresiones sensuales, lo hacían experimentar descargas eléctricas que viajaban por todo su cuerpo; se retorcía debajo del cuerpo contrario, tratando de avisar que su ansiado y oportuno orgasmo se avecinaba.

El glande del de cabellos largos comenzó a frotarse con insistencia contra el ano de JungKook; lo estaba torturando y sabía que si lo hacía desearlo de esa manera, Kook iba a terminar por meterlo todo de una. Era el control que le había arrebatado con palabras y besos al menor; el control que iba a ejercer sobre el sexo.

Pasó su mano a la erección contraria y la apretó con fuerza, logrando que Jeon gritara del placer y tomara las sábanas debajo de él, convirtiendo sus manos en puños.

Finalmente comenzó a entrar en él, pero sus movimientos con la mano nunca pararon; Kook sintió su interior ser estirado y a definición la polla contraria. Recorriendo un camino dentro de él, llenándolo por completo y dejándolo sentir cada vena, cada pliegue y el tamaño de aquella venosa verga.

Mordió su labio inferior cuando la cadera del mayor fue hacia atrás, sacando de nuevo su miembro del cálido interior y soltó un gruñido; Jeon encontraba a TaeHyung como el hombre más sensual del mundo.

Una estocada certera y fuerte fue dada por el mayor, arrancándole un grito al azabache y haciendo que su interior se sintiera mucho más húmedo. Kim había llenado su polla con lubricante para poder penetrar al menor a su gusto.

Las primeras penetraciones fueron lentas, entraba hasta la base y salía de nuevo hasta la punta; pronto, Kook se volvió nada más que gemidos. El mayor respiraba con dificultad y gruñía con su voz gruesa, música para los oídos contrarios.

El cabello suave del mayor comenzó a escaparse de la liga y cayó sobre su rostro de nuevo, JungKook se maravilló cuando abrió los ojos y pudo ver los preciosos ojos avellana del mayor a unos centímetros de los suyos.

Ambos estaban disfrutando del sexo, observando lo perfectas de sus facciones y el precioso cabello del mayor por sobre todas las cosas—. Tae~ —soltó Jeon al sentirse mucho más excitado.

Las estocadas se volvieron mucho más profundas, llegando a rozar ligeramente contra la próstata del ajedrecista menor y arrebatándole lastimeros gemidos.

Sus intimidades chocaban una contra la otra, encajando a la perfección y uniéndolos de la manera más profana posible. Besos eran regados por los hombros de Kim y caricias olvidadas sobre el cuerpo del más blanco.

La mano del mayor recorrió la cintura contraria, pasando por su perfecto trasero y hasta su pierna, la cual, fue jalada; la posición de la penetración se modificó un poco, y con sólo eso, el punto más dulce de JungKook fue atacado con insistencia.

Los gemidos agudos comenzaron a inundar la habitación del dueño de aquel departamento desordenado y con botellas de alcohol decorando el suelo.

Se encontraban completamente cegados por el placer, el pudor desapareció y ambos se sentían cerca; no era necesario mantener un ritmo bestial en sus embestidas, puesto que, para ambos, les funcionaba mejor la conexión que tenían. Las caricias, los besos, el ardiente tacto de la piel contraria contra la suya; eso era lo que los iba a hacer llegar a su clímax.

Jeon JungKook estaba soñando, estaba disfrutando al máximo de todas las sensaciones que lo hacía, TaeHyung, experimentar. Estaba criminalmente enamorado de ese chico que se abría camino en su interior, y lo llenaba por completo con su gran polla. Sólo quería ser suyo por siempre; mandó a la mierda todo, sólo importaba Tae.

Unos besos más, llenos de saliva, llenos de mordidas; la mano de Kim masturbando con rapidez el necesitado pene de su menor y la rapidez bestial —que fue adquiriendo con el tiempo y la excitación en aumento— con la que penetraba el pequeño orificio del contrario; fue lo que se necesitó para que Jeon se liberara con chorros de semen que salieron con fuerza de su uretra.

Sus manos bajaron por todo su cuerpo hasta los grandes testículos de su mayor, los cuales, se habían estado golpeando con insistencia contra su trasero, y los estrujó por unos segundos.

El gemido fuerte que liberó Kim fue suficiente como para avisarle al otro chico que estaba a segundos de venirse dentro de él. Y jadeó agudamente cuando sintió su interior ser llenado por la esencia del mayor.

—Mierda... —susurró el de piel canela, que brillaba gracias al sudor, cuando sintió la presión que se había formado dentro del culo contrario gracias al semen y al orgasmo. Su polla parecía ser succionada con fuerza.

Y ni siquiera se molestó en abandonar el interior del contrario, pues lo besó inmediatamente y al separarse, observó esos enormes ojos negros.

—TaeHyung~ —soltó el pequeño que había sudado contra las sábanas blancas de su mayor. El que había llenado la habitación de gemidos; el que había maltratado las sábanas con sus manos; y el que sintió el vacío en su interior cuando el mayor salió de él.

—Eres jodidamente perfecto, Jeon. ¿Lo sabías? —preguntó antes de soltar una pequeña risa, mientras observaba cómo el interior del blanco expulsaba su semen.

—Sí —contestó el otro, jugando con su mejor amigo, recobrando el aire perdido. Se podría decir que a ratos, se le había olvidado respirar;  pero, ¡vaya! ¿Quién podría, sabiendo que el hombre que lo vuelve loco lo estaba follando de esa manera?—. Tú también.

Ambos chicos cayeron sobre la cama, JungKook abrazando el cuerpo de TaeHyung y enrrollando sus preciosos rizos castaños en su dedito. El mayor mantenía sus ojos cerrados mientras acariciaba la espalda contraria.

—Koo —soltó, sus miradas se conectaron intensamente y sus cuerpos se sintieron demasiado cerca—, ¿tablas?

—Contigo, toda la vida.

Estrecharon sus manos y el de piel canela tomó el mentón contrario para depositar un suave beso sobre sus rojos labios. Aún sabían a alcohol, y eso era algo que había disfrutado demasiado durante su encuentro sexual.

Tal vez las adicciones iban a crecer mucho más ahora para ambos; no sólo sería la adicción a tener el control de todo, también la de el alcohol en sus organismos y el sexo con el contrario.

Pero había algo bueno, y es que ambos se rendirían ante el contrario toda la vida. Tablas en cada juego.

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