[Capitulo 29]

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"Sentimientos genuinos de corazones cálidos"

"..."

Caminando por la cocina, buscándo algo que comer. Se encontraba extrañada y confusa por las nuevas necesidades de su cuerpo. Por alguna razón, tenía mucha hambre, pero había pasado tanto tiempo desconectada del mundo real que no recordaba como cocinar.

Por suerte, encontró una caja de cereal de maíz arriba del refrigerador, la tomo estirando su brazo y se la llevo directo a la mesa. Una vez que estuvo bien sentada, abrio la caja y comenzó a comer el cereal sin molestarse en tener modales.

"Se siente muy bien estar de vuelta..." Dijo Nerissa mientras masticaba el cereal, disfrutando el sabor y sintiendo como su hambre se saciaba "Pero... le falta algo a este cereal..."

Nerissa se levanto de la mesa y fue hacia el refrigerador, donde saco un cartón de leche que vacío en la caja de cereal para que tenga mejor sabor.

No le importó ensuciar la mesa ni el piso, luego le pediría a su "hija" Ruby que limpie ese desastre. Lo unico que le importaba era saciar su hambre y recordar como se sentía comer algo delicioso.

Continuó devorando su cereal con leche, manteniendo una sonrisa extasiada en su rostro. Al terminar de tragar limpio su boca con su brazo y se quedó un momento pensativa, observando sus brazos azules.

"Este cuerpo... se siente muy pesado..." Pensó Nerissa, sintiendo como su piel era más fuerte pero más dificil de controlar "No creo que Agatha haya engordado, debe ser por la gravedad de este lugar..."

Luego de haber llegado a esa conclusión, Nerissa tomo de vuelta el cartón de cereal para terminar de comer lo que había dejado. Cuando de repente fue interrumpida por el sonido de la puerta sonando.

De la impresión termino soltando el cereal y manchando el piso, se puso nerviosa y rápidamente fue a fijarse quien tocaba la puerta.

Se acerco al portón, coloco su oreja cerca de ella y abrio sus labios para formular una pregunta.

"¿Quién es...?" Pregunto ella, tratando de sonar normal, pero su nerviosismo se notaba mucho.

"Mamá, soy yo, ya volví" Dijo Ruby del otro lado de la puerta.

Nerissa se tranquilizó un poco al saber que solo era su "hija" Ruby. Respiro profundo y puso su mejor sonrisa antes de abrir la puerta tranquilamente.

Pero esa tranquilidad no duro mucho, cuando vio como Chelsea y su otro "hijo" Sam venían acompañando a Ruby.

Nerissa no tenía palabras, no podía formularlas, estaba preocupada de estar actuando extraño y esa preocupación es justo lo que la estaba haciendo actuar de forma extraña y sospechosa.

"Buenas tardes, señora Gillman..." Dijo Chelsea ingresando de primeras a la casa.

"Buenas tardes, mamá" Dijo Sam ingresando segundo, yendo de forma rápida hasta su cuarto.

"Buenas tardes ma..." Dijo Ruby deteniendo su oración, ya que vio en el rostro de su madre algo que le pareció extraño "¿Mamá?, ¿estas bien?"

"Eh... si, estoy bien... ¿por que no lo estaría?" Pregunto Nerissa, mientras mantenia una sonrisa nerviosa en sus labios.

"Es que veo tu rostro rojo... y pareces que estas sudando... ¿tienes fiebre?" Pregunto Ruby un poco preocupada por su madre.

"¡No, claro que no bebita!" Exclamó Nerissa con una sonrisa aún más grande "¡Estoy perfectamente!" Llevo su brazo hasta la puerta, cerrandola de un tirón.

"Bueno..." Dijo Ruby sin estar del todo convencida, pero decidió mejor no darle mucha importancia a ese asunto. Llego hasta la sala y se encontró a Chelsea limpiando el desastre que había en el suelo.

Chelsea noto la presencia de Ruby, subiendo su cabeza para verla directamente.

"Solo... pense en limpiar..." Dijo Chelsea con una pequeña sonrisa "Encontré esto sucio, de seguro fue tu mascota la que hizo esto..."

"¡Si, fue ella!" Dijo Nerissa llegando detrás de Ruby "¡Voy a enseñarla buenos modales a esa pequeña molestia!"

"¿Nuestra mascota es una hembra?" Pregunto Ruby confundida y sorprendida.

"Eh... si... así es..." Dijo Nerissa temiendo que alguien la contradiga "¿Por que no dejan eso y se sientan?"

Chelsea estaba por tomar la palabra, pero Nerissa la tomo del brazo tanto a ella como a Ruby, llevándolas a que se sienten en el sofá.

"Gracias por limpiar el desastre, Chelsea. ¿No quieres quedarte a dormir?"

"¿Quedarme a dormir?" Pregunto Chelsea, sorprendida por la amabilidad que su suegra le mostraba.

"Si, no quisiera que te vayas a casa tu sola. Quédate y duerme junto a Ruby, ella de seguro estará feliz de que duermas con ella, ha estado preocupada por ti estos días" Nerissa agradecia que los recuerdos de Agatha la estén ayudando a seguir fingiendo que es la señora Gillman, sin ellos, seguramente estaría perdida.

"Bueno..." Dijo Chelsea con un pequeño sonrojo en sus mejillas "No estaría mal... gracias señora Gillman..."

"Puedes decirme Agatha, no soy tan vieja como para que me digas señora... o al menos no me veo tan vieja..."

Ese último comentario hizo confundir tanto a Ruby como a Chelsea. Pero no le dieron importancia porque el estómago de las dos hizo un ruido que demostraba la hambre que ambas tenían.

"¡Oh, es cierto!, ¡no has almorzado, Ruby!" Exclamó Nerissa fingiendo preocupación por la chica kraken.

"Es que... estuve ocupada haciendo..." Recordó todo lo que pasó el día de hoy, sintiendo una sensación extraña y nerviosa "Cosas de adolescente..."

"Te prepararé algo de comer" Dijo Nerissa yendo hacia la cocina "¡Y a ti también, Chelsea!, ¡solo denme unos minutos!"

Chelsea de verdad se encontraba confundida de la repentina amabilidad que Agatha le parecía tener. Pero no quería ser grosera con Ruby al hablar sobre eso.

Además, tenían algo más importante de lo que hablar.

Un asunto llamado... maternidad.

Y junto a eso, inevitablemente tendría que venir una conversación honesta sobre lo que Chelsea ha estado ocultando por tanto tiempo.

Tenia que ocurrir, Chelsea ya no encontraba formas de seguir ocultandolo. Y aunque así fuera, ya no quería hacerlo, porque sentía que cada vez se hundía más en un abismo de culpa y dolor.

Tal vez decir la verdad sea la mejor forma de salir de ese abismo y de que la culpa se vaya.

"Y bien... Chelsea..." Comenzó a decir Ruby, logrando que la pelirroja salga de sus pensamientos y le preste atención "¿Que era eso que querias decirme?"

"Oh, bueno... yo..." Chelsea formuló unas palabras en su cabeza, pero al momento de la verdad, todo lo que planificó se fue a la basura. Solo le quedó improvisar y hacer un intento por mantenerse firme "Verás... Ruby... primero quisiera que hablemos sobre lo que ocurrio hoy..."

"¿Te refieres a... Chelby?" Pregunto Ruby, como si no fuera ya bastante obvio.

"Si, ella" Dijo Chelsea con una expresion seria "¿Como fue que la conociste?"

"Fue cuando estaba en la escuela, choque con ella en el patio y se presentó conmigo como Chelby Van Der Zee..." Conforme más palabras decia, su voz sonaba más preocupada y temerosa "Ella... me dijo cosas horribles sobre ti... me dijo que tu me hechizaste desde el principio y que por eso es que tengo estos sentimientos por ti... ¿como puede alguien hacer eso?"

La culpa volvió a golpearla, de manera grave y concisa, haciendola sentir terriblemente mal. Pese a eso, Chelsea se esforzó para no ceder ante la culpa y comenzó a hablar.

"Sea lo que sea que te haya dicho, no debes creerlo... yo tengo mi propia versión de los hechos, y dudo mucho que vayas a creerle a ella siendo que recién la conoces..."

"Si... justo por eso mismo no le creó nada. Osea... ella apareció de la nada diciendo que siempre estuvo ahi, observandonos desde la sombras, me dijo que era media hermana de las dos y un montón de otras cosas que ya no recuerdo..." Dijo Ruby con una sonrisa algo inquieta e inocente "Pero... ella... si es tu hermana, ¿cierto?"

"Si... lo es... pero ya no la considero como tal, no desde que me abandono y me dejo a mi suerte" Contesto Chelsea con un sentimiento amargo en su pecho, junto a remordimiento y furia "Pero no sabía que ella era tu hermana... te lo juro, si lo hubiera sabido te lo hubiera contado"

Ruby sintio duda, no sabía si debía creer o no. Era tan dificil, tan extraño, tan complicado.

Era como vivir un infierno en carne propia.

"Chelsea..." Comenzó a decir Ruby, sintiendo miedo de sus palabras futuras "¿Puedo... confiar en ti?"

"¿Por que... preguntas eso?"

"Porque aunque no quiera... Chelby logró que comience a dudar de ti" El rostro de Chelsea se tenso preocupado al escuchar la declaración de Ruby respecto a la situacion "No quiero creerlo... no quiero pensar que todo este tiempo me has estado utilizando... que me has estado engañando... que me has hecho creer que te amo y que tú me amas..."

Ruby comenzó a sentir sus ojos amenazando con llorar, pero no quería hacerlo, no queria verse débil. Por esta vez, quería mantenerse fuerte, para afrontar lo que sea que Chelsea vaya a decirle.

"¿Puedes ser... muy honesta conmigo?" Pregunto Ruby, recibiendo un asentimiento de cabeza por parte de Chelsea "¿Serias capaz de engañarme de esa forma...?"

Chelsea tenia miedo, mucho miedo, tanto miedo que no pudo articular palabra alguna para responder la pregunta planteada por Ruby. Sabía perfectamente cual era la verdad, pero no se atrevia a decirla, tenía mucho miedo de lo que pueda pasar, de lo que pueda suceder luego de que todo salga a la luz.

Sabía que había cometido un error, lo sabia muy bien.

Y estaba muy arrepentida, pero quizás... ese arrepentimiento no sea suficiente para salvarla de su inevitable destino.

Ella... simplemente quisiera volver hacia atrás y jamás haber lanzó ese hechizo sobre Ruby. El haberle cantado de esa forma, con la entonación que te llevaba al infierno, sería algo que la atormentaria durante toda su vida.

Ruby se sintio mucho peor al ver que Chelsea no le respondia nada, ya no pudo contenerse y pequeñas lágrimas comenzaron a salir de sus ojitos.

"¿Por que no me respondes...?" Pregunto Ruby, fastidiada y aterrada "¿Por que no puedes decirmelo...?, ¿acaso es verdad?, ¿tú... me hechizaste?"

"¡Claro que no, Ruby!" Exclamó Chelsea, sintiéndose peor al estar mintiendo "¡No es lo que tu piensas!"

"¿Lo que yo pienso?, ¿y que importa eso?, lo único que importa es lo que tu recuerdas... porque si alguien sabe perfectamente lo que ocurrio... eres tú y nadie más..." La tristeza y el dolor de Ruby comenzó a transformarse en ira, lo que le dio el valor para ir acercándose a Chelsea poco a poco.

Chelsea retrocedio, sintiéndose intimidada, quedando hasta el límite del sofá, viendo como Ruby continuaba acercándose.

"Ruby..." Dijo la sirenita, con temor en sus labios, sintiendo como la peliazul ponía sus brazos sobre sus piernas, pasando por su cintura.

"Chelsea..." Dijo Ruby con un tono de voz que no solía usar, una forma de hablar que solo reflejaba amargura y seriedad "Mi dulce y linda sirenita... ¿por que no puedes responder mi pregunta?"

"Ruby... te juro que yo no hice nada de eso..." Dijo Chelsea, cada vez sintiéndose más acorralada y temerosa "Yo te amo... y ese amor es real... lo que haya ocurrido para que tu comiences a amarme da igual... yo solo acelere algo que inevitablemente iba a ocurrir..."

"¿Entonces... estas confirmandolo?" Pregunto Ruby, manteniéndose firme para no llorar ni gritar por el dolor que sentía en su corazón "¿Es cierto...?, ¿me hechizaste...?"

"¡De verdad lo lamen-!" Un shock, una impresión fuerte, un golpe en el vientre y su cuerpo reacciono con un intenso dolor que se extendio por todo su cuerpo.

Ruby era la responsable de ese golpe, lo hizo sin querer, pero no se arrepentia. Fue la forma de desquitarse y calmar un poco su ira.

Su brazo atacó por si solo, como si tuviera vida propia. Algo que ella no sabia, era que los krakens tienden a dejarse llevar por sus emociones fuertes, y ella no era la excepción.

Chelsea gruño adolorida, sujetando su vientre con sus manos. Ruby no lo sabia, pero ese golpe le había dado a alguien más que la misma Chelsea.

Ruby comenzó a sentirse mal por lo que hizo, pero su orgullo e ira eran demasiado fuertes como para demostrar esa debilidad suya. Estaba hecha un desastre, estaba molesta, tan furiosa que no le importaba nada más que obtener respuestas y desquitarse.

"Ruby..." Dijo Chelsea a duras penas, recuperándose del golpe "Tienes... que escucharme..."

Ruby relajo su expresion molesta, para mirar directamente a los ojos de la sirena.

"¿Crees que mereces que te escuche después de lo que hiciste?" Pregunto Ruby, llevando su mano hasta el rostro de Chelsea, haciendo que la pelirroja se sienta indefensa "Yo te amo... Chelsea..." Acariciaba su rostro con cariño, pero también con mucho dolor "Pero no se si ese amor que siento por ti es real o no..."

Ruby quito su mano del rostro de Chelsea, para ahora sujetar su cuello, pero sin hacerle daño, solo tocandolo con delicadeza.

"De verdad... lo siento..." Comenzó a decir Chelsea, finalmente dejando ver su verdadero rostro, dejando que su orgullo desaparezca y abriéndose por completo a Ruby "Jamás quise que esto pasara... solo quería divertirme contigo... pero no pensé que me llegaría a enamorar de verdad... ¡fui una tonta!, ¡lo admito!" Exclamó Chelsea, derramando unas pocas lágrimas cristalinas y saladas "¡Soy una estúpida!, ¡y ahora gracias a lo que hice algo nacerá producto de mi egoismo!"

Ruby reacciono confundida y extrañada, quitando su mano y dirigiéndose a Chelsea.

"¿De que estas hablando?" Pregunto la kraken.

"Ruby..." Chelsea tomo fuerzas y comenzó a acercarse a Ruby, manteniendo su rostro arrepentido y sus lagrimas recién salidas de sus ojos "Yo..."

Ruby intento detener a Chelsea, poniendo sus manos delante de ella, pero Chelsea fue más rápida y la detuvo colocándose encima de ella.

Ahora ambas estaban en una posición bastante comprometedora, si no fuera porque estaban discutiendo, seguramente se estarían besando justo ahora.

"¿Que haces...?" Pregunto Ruby, con un pequeño pero notable sonrojo carmesi en sus mejillas.

Chelsea llego hasta su oido, donde susurro unas palabras que quiso decir desde la primera vez que sintio a esa criatura nacer en su vientre.

"Estoy... embarazada..."

Las emociones de Ruby dieron un vuelco de confusión y caos, paso de sentirse molesta y exaltada, a sentir un pánico total y una incredulidad demasiado fuerte.

No se tragaba esas palabras, no podía creerselas, ¿como era posible un suceso como este?, simplemente no tenía sentido.

Además, ella ya le había mentido antes.

¿Quién dice que no está mintiendo de nuevo?

"Chelsea..." Dijo Ruby, sintiendo la pesadez en sus palabras "No puedo creer que hayas caído tan bajo como para decir una cosa como esa... solo para que te perdone todo lo que has hecho..."

Chelsea entendio, comprendió que Ruby no le iba a creer tan fácilmente. Ella misma se lo había ganado por haber mentido de esa forma, por haberla engañado de una forma tan vil y cruel.

"Puedes pensar lo que quieras de mi, Ruby... pero te juro por mi vida que esto no es una mentira, es real... estoy embarazada..." Continuó diciendo Chelsea, mientras Ruby de forma seca limpiaba las lágrimas que quedaban en su rostro.

"Aunque ese fuera el caso... no te perdonaría lo que me hiciste..." Dijo Ruby con una sonrisa divertida, pero esa sonrisa desaparecio en un instante cuando recordó un detalle importante "Espera... si estás embarazada... entonces... cuando te golpee... yo..." Ruby llevo sus manos a su boca, conmocionada y en un estado de shock.

El ver la mirada afligida de Chelsea solo la hizo sentir peor.

"¡Oh por Dios!, ¡lo siento!" Exclamó Ruby abrazando a Chelsea con fuerza, mientras una de sus manos acariciaban la zona donde ella dio el golpe.

Fue tan repentino este abrazo que Chelsea aún se encontraba procesandolo. Cuando termino de hacerlo, de inmediato se enternecio y le dieron ganas de volver a llorar, al ser conciente de que la chica que la abrazaba era la mejor cosa que le paso en la vida.

Esta muy agradecida de haberla encontrado.

Chelsea correspondió al abrazo, pasando sus manos por la piel azul de su kraken favorita. Comenzó a llorar como una bebé, cosa curiosa porque justamente tenía un bebé en su vientre.

"¡De verdad lo lamento!, ¡soy una estúpida!" Exclamó Ruby sintiéndose como una maldita desgraciada, toda su furia se había ido y ahora solo podía sentir culpa por lo que había hecho.

"¡No lo eres!, ¡yo lo soy!, ¡yo ocasione todo esto!, ¡tu no eres culpable de nada!" Dijo Chelsea entre lágrimas, reaccionando sorprendida al ver como Ruby besaba sus labios y su rostro desesperada.

"¡Lo siento!, ¡lo siento!, ¡lo siento!" Comenzó a decir Ruby mientras seguía llenándo de besos a la sirenita.

"¡Idiota, no te disculpes!, ¡yo soy la que esta mal!, ¡¿no lo entiendes?!" Exclamó Chelsea molesta de que Ruby sea tan pura, buena e inocente. Amaba el detalle de que Ruby se disculpe de esa forma, pero en esta ocasión la que estaba peor era ella no Ruby, de ahí viene su molestia.

"¡Eso da igual, Chelsea!" Exclamó Ruby con pequeñas lágrimas en sus ojos "¡No puedo creer esto!, ¡es demasiado para mi!, ¡¿como fue que pasamos de un tranquilo paseo por la feria a cosas como esta?!"

"Yo tampoco lo entiendo..." Dijo Chelsea con una pequeña sonrisa "Pero ahora... solo quiero estar junto a ti... tú me ayudas a no enloquecer y a mantenerme cuerda..." Confeso Chelsea con algo de pena y vergüenza "No quiero alejarme de tu lado... se que te hice mucho daño... pero te juro que jamás te volveré a defraudar..."

"Yo... tampoco quiero alejarme de tu lado..." Dijo Ruby con total seguridad en sus palabras, pero manteniendo el dolor que su corazón había sentido por la revelación tan cruda "Pero si queremos que esto funcione... no quiero más mentiras... solo te pido eso.."

Chelsea llevo sus manos hasta el rostro de la peliazul, acariciando con suavidad y cariño, recorriendo con dulzura, sintiendo su tacto.

"Lo entiendo perfectamente... cero mentiras a partir de ahora..." 

Los ojos de Ruby se abrieron esperanzados, con un brillo peculiar en ellos. Mientras seguía derramando lagrimas, la kraken miro los hermosos e hipnotizantes ojos de la sirena, de la chica más hermosa y fantastica que una chica como ella puede desear.

"¿Lo prometes?" Pregunto Ruby, manteniendo su esperanza, manteniendo la fe, todo por conservar este sentimiento que ya no sabía si era genuino o una fantasía.

"Lo juro con mi vida..." Afirmó Chelsea con una sonrisa que hacía juego con sus ojos tristes y llorosos.

Ruby no desperdicio más tiempo y cerro ese pequeño espacio que separaba sus labios con los de la pelirroja, uniendolos en un beso duradero, sincero y apasionado.

Las manos de Ruby recorrían la espalda de su chica, mientras que Chelsea disfrutaba de ser la que recibía el cariño y el amor. Pero tampoco se quedaba sin hacer nada, también hacia que sus curiosas e inquietas manos exploren y recorran la piel de su adorable novia kraken.

No muy lejos de ahi, más específicamente, en la cocina, se encontraba Nerissa observando como las dos tortolas pasaron de el odio al amor en tan sólo 5 minutos.

"Ugh, adolescentes..." Comento Nerissa con una sonrisa, volviendo a lo que estaba haciendo, mejor dicho, a su intento de cocinar "Que suerte que no estas aqui para ver esto... Agatha..."

Curiosamente, no le había tomado importancia al hecho de que su hija estaba embarazada.

¿O si lo hizo?

"..."

Ya había llegado la noche, tanto Ruby como Chelsea se encontraban recostadas en la cama, estando tapadas con las sabanas y abrazándose la una a la otra.

Ninguna había dicho nada más sobre lo que ocurrio, ya que, justo "Agatha" anuncio que la cena estaba servida y tuvieron que dejar el tema para después.

Ahora siendo las 9:00 pm, Chelsea se encuentra inquieta, pensativa, confusa y temerosa, pero más relajada ahora que Ruby sabía la verdad.

No obstante, seguía temiendo las consecuencias que esto podría traer a futuro.

Ruby por su parte, estaba hecha un desastre, luchando contra sus propios pensamientos y problemas, sin saber como sentirse con todo esto. Al final Chelby no le mintió, Chelsea si la había hechizado tal y como ella dijo.

Pero ahora que ya sabía eso, ¿había alguna diferencia?

¿Acaso era posible que con tan sólo saberlo pueda dejar de amar a Chelsea?

Ella pensaba que el hechizo seguía en pie, y que hasta que no se vaya el hechizo, su amor por Chelsea seguiría vivo, por más cosas horribles que la pelirroja haga.

Pero una parte de ella quería pensar que esto no era asi, y que su amor era genuino gracias a todo el tiempo que pasó junto a Chelsea. Gracias a tantos momentos compartidos, tantas experiencias, tantas caricias, tantos besos, gracias a todo lo que han vivido hasta ahora estos 30 días que llevan juntas como novias.

Algo mucho peor que cuestionar eso, era el otro tema.

Ser madre a tan corta edad, ¿podría con la responsabilidad?, siempre tendría que hacerse cargo, no iba a dejar sola a Chelsea con esto. Después de todo, fue su culpa por haber dejado su "tinta" tantas veces dentro de Chelsea.

Aunque también es culpa de su madre por nunca haberle dicho que su "tinta" era fértil.

En fin, su cabeza, su mente, todo en ella era un desastre. Pero aún con eso, se las arreglaba para no desmayarse por toda la presión acumulada. Estar junto a Chelsea y tenerla de consuelo le ayudaba mucho a mantenerse firme.

Ambas se apoyan mutuamente, sirviéndose como aquello que les da fuerzas para luchar, para seguir adelante y no darse por vencidas, con la esperanza de que haya una luz al final del túnel.

Seguramente el futuro que ambas tienen por delante sera bastante complicado, pero siempre que se tengan la una a la otra, podrán superarlo.

Porque nada es más fuerte que el amor...

El amor homosexual.

"Ruby..." Llamó la sirena, captando la atención de la chica kraken "¿Podrias... darme mi teléfono?"

"Oh... claro..." Ruby se levanto un momento de la cama, fue hasta donde reposaba su mochila y saco el dichoso celular de la sirenita "Aquí tienes..." Dijo Ruby entregándole el celular a su dueña.

"Gracias..." Dijo Chelsea con una pequeña sonrisa, tomando el celular con sus manos.

"Chelsea... quiero preguntarte algo..." Dijo Ruby sentándose a la orilla de la cama, evitando ver directamente a Chelsea por la vergüenza "¿Desde hace cuanto estas... embarazada?"

El rostro de Chelsea se sonrojo un poco, nerviosa y con vergüenza.

"Creo que... dos semanas..." Afirmó Chelsea, no muy segura de sus palabras.

Ruby hizo cuentas, recordando que justamente hace dos semanas fue la primera vez que lo hicieron.

¿En serio Chelsea se embarazo la primera vez?

¿Tan mala era su suerte?

"Oh... entiendo..." Respondió Ruby, forzando una sonrisa mientras sentía el sudor bajar por su frente.

"¿Quieres que te cuente más sobre esto?" Pregunto Chelsea, llegando hasta Ruby, tomando su cintura con sus manos "No tiene porque ser algo malo... ahora que ya no hay secretos entre nosotras, nuestro bebé ya no será algo nacido de un sentimiento falso..."

"No es eso..." Comenzó a decir Ruby, sintiendo los toques de Chelsea en su espalda "Tengo... miedo... no puedo creer lo que está ocurriendo. Hace un mes solo era yo intentando encajar entre los humanos, como una adolescente normal, ahora tengo que ir preparándome para ser madre..."

El rostro de Ruby reflejaba esa preocupación de la que tanto hablaba, Chelsea noto esto y llevo sus caricias hasta ese rostro tan preocupado.

"Ruby..." Comenzó a decir la sirenita "No tienes que hacer esto si no quieres..."

"¿Que...?" Pregunto Ruby, desconcertada ante lo que ella pensaba que sugería Chelsea.

"Puedo... ya sabes... abortar al bebé..."

"¡No, de ninguna manera!" Exclamó Ruby con temor y desagrado, sintiéndose mal de solo pensar en hacer algo como eso "¡Nunca quise decir eso!, ¡si quiero que tengas a nuestro bebé!, ¡es solo que no me siento lista...!"

Chelsea mostró su rostro afligido, deprimido y triste. Ella jamás haría algo como lo que sugirio, solo lo mencionó para saber que responderia Ruby. Pero ahora que conocía su respuesta, no sabía muy bien como sentirse.

Ruby noto el rostro deprimido de Chelsea y decidió actuar.

"Tranquila..." Ruby llevo sus brazos alrededor de la sirenita, en un abrazo suave y cálido "No voy a dejarte sola con esto... lo enfrentaremos juntas..."

Chelsea sintió los cálidos brazos de Ruby rodearla, haciendo que su cuerpo entre en calor, una sensación muy reconfortante.

"¿Lo prometes...?" Pregunto ella, aún teniendo sus dudas.

Ruby le beso la frente con cariño, un rápido y tierno beso que la hizo estremecerse.

"Lo juro con mi vida..."

Esas palabras también la hicieron estremecer, porque le daban mala espina. Eran las mismas palabras que ella uso hace rato.

Sí ambas juraban algo con su vida, ¿que puede significar?, ella esperaba que sea algo bueno.

Al dejar esos pensamientos de lado, esta vez fue ella la que se abalanzó sobre Ruby, dejándola recostada en la cama mientras ella besaba sus labios húmedos y carnosos.

Ya habia probado esos labios un sin fin de veces, pero jamás se cansaba de ese sabor tan único y especial que solo los labios de Ruby podían darle.

Era el manjar más exquisito que había probado, ningún postre, ningún dulce, ningún niño humano se comparaba al sabor de los labios de Ruby.

Mientras continuaban con el beso, Chelsea se aparto de repente, ya que recordó algo importante que tenía que decirle a Ruby, antes de que sea tarde.

"¿Que pasa?" Pregunto Ruby confundida por la repentina separación de Chelsea.

"Tengo algo que mostrarte..." Chelsea llevo su mano hasta debajo de su almohada, saco su celular y se lo entrego a Ruby.

La pequeña kraken tomo el celular, confundida y extrañada, esperando que Chelsea le diga que hacer.

"Intenta desbloquearlo..." Dijo Chelsea, manteniendo una actitud sería y serena.

Ruby deslizo su dedo sobre la pantalla, viendo el fondo que Chelsea usaba de bloqueo no pudo evitar sonreír enternecida. Pero esa sonrisa se borro cuando intento desbloquear el celular y de vuelta le pedían una contraseña de seis digitos.

"¿No puedes, cierto?" Pregunto Chelsea, recibiendo un asentimiento por parte de Ruby "Intenta escribir... Chelby como contraseña..."

Los ojos de Ruby se abrieron con sorpresa, rápidamente llevo sus dedos al teclado del móvil, escribiendo la palabra que Chelsea le dijo que ponga.

Su sorpresa fue aún mayor cuando vio que, al terminar de ingresar esa palabra, el celular se desbloqueo con éxito.

Vio la imagen de fondo, era una imagen muy linda de ellas dos. Pero ni esa imagen fue suficiente para distraerla de la sorpresa que le daba que la contraseña sea el nombre de aquella chica tan curiosa que conoció en la tarde.

"A pesar de todo... sigo amando a Chelby..." Confesó Chelsea con una expresion triste y cruda "Ella sigue con una parte de mi cariño, es lo único que tengo para recordar a mi madre... por eso tengo su nombre como contraseña..."

Ruby no dijo nada, ni una sola palabra, solo se quedo escuchando en silencio, curiosa y expectante.

"Vamos... busca todo lo que quieras en el celular..." Dijo Chelsea con una pequeña sonrisa "Ya no tengo nada que ocultarte..."

Ruby no entendio ese comentario, pero decidió obedecer. Fue hasta la galería, los contactos, el calendario y por último, una aplicación de notas.

Día 1.

Conocí a una chica muy graciosa en mi primer día de escuela en Oceanside High, actuaba muy raro y tenía la piel azul... ¡graciosa porque decia ser canadiense pero en realidad era una kraken gigante!, ¡ella es lo que he estado buscando!, ¡si logro destruir su espíritu podré hacer que se sienta tan vulnerable que me vea como la única persona en la que puede confiar!

Día 2.

Intente hacerme amiga de ella, pero sólo me evito, también descubrio mi secreto de que soy una sirena, pensé que con eso la lograría convencer de ser amigas pero no quiso. ¡Ya me esta cansando!, ¡si sigue sin aceptar me veré obligada a tomar medidas drásticas!

Día 3.

Paso otra cosa chistosa, postergaron el baile escolar por culpa del kraken gigante, dicen que es muy peligroso hacer un baile cuando hay un mounstro como ese suelto. Aunque yo no lo llamaría un mounstro, más bien... le diria un error de la naturaleza, un vulgar fenómeno.

Día 4.

¡Ha comenzado!, ¡mi plan sin fallas para destruir la autoestima de esa tonta adolescente!, empecé con burlas, insultos, bromas y difamación. No se si subiré el nivel, eso depende de que tan fuerte resulte ser Ruby Gillman.

Día 5.

¡Estoy sorprendida!, esta soportando todo, de verdad es fuerte... tal vez... lo suficientemente fuerte como para ayudarme a conseguir el tridente de Oceanus.

Es solo una idea al aire.

Día 6.

Hoy no la vi en todo el día... es sábado y pues... aún no se donde vive, pero pronto lo averiguare. Estoy ansiosa de que eso ocurra para llevar mi tormento hasta la comodidad de su hogar.

Día 7.

¡Tengo una grandiosa idea!, ¡no se como no se me ocurrió antes!, ¡voy a extorsionarla con su secreto para que haga lo que yo quiera!, pero aún no le pediré nada del tridente, primero debo ganarme su confianza... de otro modo... tal vez con un pequeño hechizo a largo plazo.

Así pasaban los días, continuando con los abusos, los maltratos, los insultos, las amenazas. La cabeza de Ruby se encontraba sufriendo ante tanta verdad, era muy dolorosa y cruda como para no llorar.

¿Como no sufrir ante todo esto?

Ruby lanzó el celular hacia Chelsea, la sirena lo atrapo con su mano, dejándolo a un costado suyo.

"¡¿Por que me mostraste esto?!" Pregunto Ruby confundida y dolida.

"¡Porque quedamos en que no habrían más secretos entre nosotras!, eso que has visto es todo lo que pensaba y planeaba de ti antes de que me enamorará de verdad..."

"¡¿Como puedo confiar en ti después de todas esas cosas horribles que hiciste?!"

"¡Se que te hice mucho daño!, ¡pero estoy arrepentida!, ¡por eso te mostré mis errores!, ¡porque quiero cambiar!" Exclamó Chelsea, desesperada e intentando que Ruby la comprenda.

"¡Es... dificil!, ¡duele mucho!, ¡me hiciste llorar sin falta todas las noches por un mes completo!"

Chelsea llevo su mano hasta el rostro de Ruby, pasandola por sus gotas de agua llorosas.

"Pero ahora soy la que limpia tus lagrimas..." Dijo con una sonrisa.

"¡Lágrimas que tú creaste!" Exclamó Ruby con una expresión molesta, viendo a Chelsea con rechazo.

"¡Por favor, ya te pedí perdón!, ¡¿que más quieres que haga?!" Chelsea quedo de rodillas en la cama, tomando a Ruby de las manos "¡De verdad lo lamento!, ¡fui una tonta por haberte lastimado tanto!, ¡por favor, perdoname!"

Ruby se impresionó de que Chelsea prácticamente le este pidiendo perdón de rodillas. La peliazul coloco una sonrisa pequeña en sus labios mientras llevaba su mano derecha a la cabeza de Chelsea.

"Solo una tonta te perdonaría por todo lo que hiciste..." Dijo Ruby, haciendo que Chelsea pierda las esperanzas de salir bien librada de esto.

Aunque todo cambio cuando Ruby se aproximó a su oido para susurrar unas palabras.

"Por suerte para ti... yo soy una tonta que cree en el poder del cambio..."

Esas palabras tan reconfortantes, hicieron que su corazón lata con fuerza, enternecido y cálido.

Mientras que Ruby, sin saberlo, ya había salido del hechizo que Chelsea lanzo en ella cuando dijo esa última frase.

La clave para salir del hechizo de una sirena, era experimentar muchas emociones fuertes que te lleven a una sola cosa.

La verdad y nada más que la verdad.

Ahora, gracias a esto, Ruby podía decir sin miedo a equivocarse que amaba a Chelsea de forma genuina.

Ya no había ningún maldito hechizo que nublara sus sentimientos.

Chelsea fue y la abrazo otra vez, mientras lloraba en su hombro, agradecida de haber obtenido el perdón de la chica que más amaba en este mundo.

Ruby la abrazo de vuelta, sintiendo por primera vez en mucho tiempo, como estaba actuando por cuenta propia, sintiéndose libre y auténtica, como una chica genuinamente enamorada de la sirena más hermosa de los siete mares.

Junto a esto, Ruby llevo su mano hasta el vientre de Chelsea, acariciando con cariño mientras veía como Chelsea recibía este contacto con mucho gusto y calidez.

No podía esperar a que ese pequeño o pequeña llegue a sus vidas... sería complicado, pero sabía que mientras esté junto a Chelsea y siga los consejos de su madre, podria superarlo.

Y ahora que ya todo se aclaro, ahora que ya no hay más secretos, más mentiras, ni molestias. Ahora que todo estaba resuelto, podían relajarse y disfrutar de este sentimiento tan hermoso como lo es el amor.

Porque ya no hay nada más que ponga en peligro su felicidad...

¿No es asi...?

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