⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀O17.

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—Alice. Barry. Walt. Edgar. Samantha...—llamaba Janson.

—Quiero saber qué hay detrás de esa puerta. —susurró Thomas, a mi lado.

—Ya habíamos hablado sobre esto. Dices que estaban cubiertos, no sabes qué viste. Pudo ser otra cosa. —habló Newt, estando a mi izquierda.

—Yo sé lo que ví. Eran cuerpos. Aris dice que llevan nuevos cada noche. —dijo Thomas.

—¿Y quién es Aris? —preguntó Minho, frente mío. Thomas señaló disimuladamente al chico encapuchado que llevaba una semana aquí, analizaba un pedazo de pan como si tuviera clavos incrustado por todos lados —. Ah, ya vi quién es.

—Y, para terminar, David. Gracias por su atención. Que disfruten su noche. —Janson se retiró junto a los demás chicos.

—Oye, hasta que no estemos seguro, debemos de ser muy discretos...e intentar no llamar la atención, ¿de acuerdo? —propuso Newt, pero Thomas le valió y se levantó de golpe de la silla y caminó hacia los guardias.

—¿Que está haciendo? —preguntó Sartén.

—Intentando llamar la atención. —contestó Newt.

El guardia detuvo a Thomas, intercambiaron unas palabras e hizo como si se diera por vencido, pero intentó pasar a la fuerza. Corrí hacia donde estaba Thomas siendo seguida de los demás.

—¿Cuál es tu problema? —exclamó Thomas, empujando al guardia y él se lo regresó.

—¡Atrás!

—¿Por qué no puedo ver a Teresa? —preguntó, siendo sujetado por los chicos para evitar un problema mayor.

—¡Controlen a su amigo! —exclamó el guardia, señalando enojado a Thomas, de un manotazo hice que dejara de señalarlo.

—Él no es ningún perro para tener que controlarlo. —gruñí, un poco más y el guardia y yo nos íbamos a mechonear. Estaba más que dispuesta a quitarle sus últimos tres pelitos cuando irrumpió Janson, la rata.

—¿Qué pasa aquí? —preguntó, separandonos —. Thomas. ¿Y la confianza? Todos aquí somos un equipo.

—¿En serio? —cuestionó Thomas.

Janson me dirigió una mirada corta, pero llena de desprecio, mientras yo lo reté con la mirada: —llévenlos a sus recamaras.

Me encontraba sola en la litera, pero no faltaba mucho para que llegasen las demás. Era muy aburrido estar sola, sin nadie a quién molestar o conversar.

Recosté mi cabeza en la almohada y sentí algo duro por detrás, al sacarlo ví el cuaderno. Anoche había avanzado unas cuántas páginas, todas estaban llenas de dolor y sufrimiento, algo que no era cómodo de leer. Pero aún así decidí leer otra página.

27 de Junio, 2024.

Ava Paige me pidió que fuera a un cuartel de su colega, para supervisar los avances con el proyecto. Al estar bajo la dosis (del que llaman A16P) acepté y fui armada, en todo el día me sentía fuera de mi cuerpo, mi mente se había apagado y no sentía absolutamente ninguna emoción. Al parecer le habían subido esa dosis.

Al llegar al cuartel me recibió un hombre canoso y grasoso, parecía ser un grano en el trasero, pero sí sentí satisfacción al ver cómo tembló al verme...admito que se sentía más que bien que me tuvieran miedo.

El hombre se llamaba Janson. Me enseñó los avances del cuartel, el cuál se trataba de la Fase Dos que enfrentarían los sobrevivientes del laberinto. No puedo decir mucho, ya que no me brindaron más información.

Solamente sé que los sobrevivientes sufrirán más de lo que sufrieron en la primera fase. Me salvé de no hacer parte de ellos.

El día de hoy no podré escribir mucho. Ava me dio la misión de matar a un ex ministro, creo que era el padre de uno de los niños que hace una semana capturé.

Cerré el cuaderno de golpe ahogando un grito.

—Okey, fueron muchas sorpresas por hoy —salté de la litera de arriba cayendo de pie sin dolor alguno. Gruñí, pero sentí cierta satisfacción al saber que siempre tuve la razón—. Ay, demonios. Ya sabía yo que esa rata inmunda se me hacía conocida.

Me agaché mirando debajo de las literas y encontré un ducto de ventilación por el que podría salir, de un tirón logré quitar la tapa. Entré y comencé a gatear en busca de la habitación de los chicos.

Una de las tapas de los ductos se encontraba suelta, por lo que al pisarla caí al suelo, me levanté un poco adolorida.

—Cielos. Llevaba tiempo sin sentir dolor por caída. —me quejé, pero a mis espaldas escuché cómo le quitaban el seguro a un arma, me volví lentamente y con las manos arribas.

Habían dos guardias apuntándome.

—Hola, ¿Qué tal? —saludé, agarré la pistola más cerca e impulsé al guardia que la sostenía dándole un rodillazo en el estómago. Enseguida soltó el arma y la lancé lejos de nuestro alcance.

Empujé al guardia contra la pared, dejándolo por unos segundos atontados por los golpes. Con el otro, esquivé una bala eléctrica, le di una patada a la pistola haciendo que la dejara caer, aproveché agarrarla y dispararle a los dos para darme más tiempo de escapar y encontrar a mis amigos. Una alarma y luces rojas comenzaron hacer presencia.

—Ja, hoy en día los entrenan muy débiles. —me burlé, antes de salir corriendo al escuchar pasos apresurados del otro lado del pasillo.

Me escondí detrás de una pared dispuesta a disparar, al escuchar que estaban cerca alcé la pistola y apunté a la cabeza de uno, pero él hizo lo mismo.

—¡Karma! —exclamó Thomas, con una sonrisa. Él sostenía la pistola, enseguida la bajamos al ver que no éramos el enemigo del otro.

Lo abracé feliz al saber que no los habían capturado.

—Les dije que Janson hacía parte de CRUEL. —dije.

—Lo sabemos. Lo ví hablando con Ava, quien, por cierto, está viva y nos quiere devuelta. —comentó Thomas.

—Ay, cariño, las hierba malas son las últimas de morir —bufé—. ¿Estás bien, lindo? Estás como que...despeinado.

Lo último lo dije totalmente confundida, Minho nunca se despeinaba. Podría caer a cientos de metros de altura y su cabello seguiría intacto. Minho enseguida lo acomodó.

—Tu novia le acaba de dar una increíble patada a un guardia, por eso tenía el cabello como un pavo. —me comentó Sartén.  Me acerqué a Minho y lo abracé.

—Me alegro que estés bien. Creí que ellos te habían capturado. —dijo, plantando un beso en mi cabeza.

—Bueno, bueno. Dejen sus cursilerías para después, hay que buscar a Teresa y salir de aquí. —dijo Newt.

La Doctora Clawford nos guió a una habitación, en realidad parecía un laboratorio. Thomas y yo entramos primero al tener las pistolas, le apuntamos a ambos doctores y a los enfermeros.

—¿Dónde está? —preguntó Thomas, señalaron detrás de una cortina. Thomas le pasó la pistola a Minho, ambos hicimos que los médicos se tiraran al suelo.

—¡Denme las manos! —ordenó Newt, ellos hicieron caso y Newt comenzó amarrar sus manos con unas vendas.

—Jamás podrán escapar. —dijo la Doctora Clawford.

—Ya cállese. —bufé.

—¡Oigan! ¡Aquí vienen! ¿Qué hacemos? —informó Sartén.

—¡A un lado! —Newt tiró la mesa de herramientas médicas y, entre él y Sartén, la colocaron en la puerta.

—¡Cubranse! —ordené, los chicos se colocaron detrás de Minho y de mí. Apuntamos a la puerta, que intentaban abrir a la fuerza.

Thomas y Newt rompieron la ventana con una silla. Los demás pasaron al otro lado mientras Minho y yo seguíamos apuntando, al ver que un hombre estaba por pasar le disparé, creando una gran descarga eléctrica que lo dejó insconciente.

—¡Pasa tú primero! —dijo Minho, le hice caso —. ¡Thomas!

Minho le tiró el arma. Al abrir la puerta, un hombre enmascarado obstruyó  la salida, Thomas sin dudar le disparó.

—Se siente bien, eh. —dije, haciéndolo reaccionar.

—Sí, digo no. Ya vámonos. —respondió.

Corrimos sin parar hasta llegar a nuestra salida. Thomas intentó abrir la puerta pasando la tarjeta, pero no respondía, lo intentó varias veces y siguió rechanzandola.

—¡Thomas! —La rata apareció, siendo respaldado por varios agentes. No dudé en apuntarle, él alzó los brazos y me sonrió.

—¡Abre la maldita puerta, Janson! —ordené, Thomas también le apuntó.

—No quieres que la abra, en serio. —dijo.

—¡Abre la puerta! —gruñó Thomas.

—¡Escuchenme! Intento salvarles la vida.  El laberinto es una cosa, pero no sobrevivirían un día en el Desierto —me miró—. Tú muy bien lo sabes, Karma. — Fruncí el ceño, sin saber a qué se refería—. Una de tus pruebas de supervivencia fue intentar sobrevivir en el Desierto, sola y sin suministros. ¿No lo recuerdas?

Sí, en ese preciso momento lo recordé. Pasé tres días en el Desierto, sobreviviendo sola, sin agua ni comida, a los cranks y matandolos solamente con una daga. Por poco muero, pero logré pasar la prueba.

—No quieres volver, ¿o sí? —no supe qué responderle.

—No le prestes atención, Karma. Te está manipulando. —escuché lo que dijo Minho.

—Solamente quiero lo mejor para ustedes. —admitió Janson. Reí por lo bajo.

—¿Porque CRUEL es bueno? —pregunté, borrando mi sonrisa de inmediato.

—Ustedes nunca van a salir por esa puerta. —dijo.

La puerta se abrió, todo gracias a Aris y a Winston.

—¿Qué decías, hijo de perra? —pregunté.

—¡Karma! ¡Thomas! ¡Vámonos! ¡Rápido! —gritó Newt.

—¡Las damiselas primero! —le dije a Thomas, él rodó los ojos y comenzó a correr mientras yo disparaba haciéndolos retroceder.

—¡Corre, Karma! —gritó Minho.

Al quedarme sin balas comencé a correr sintiendo la adrenalina envolver mi cuerpo, la puerta se comenzó a cerrar y Janson a perseguirnos. Thomas logró cruzar.

—¡Rápido, Karma! —me volvió a gritar Minho.

Me deslicé por debajo de la puerta, pero antes le saqué el dedo del medio a Janson. Minho me ayudó a levantarme y me abrazó preocupado.

—Estoy bien. Tranquilo, guapo. No te desharás tan fácil de mí. —besé su mejilla tranquilazándolo.



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