𝟎𝟑. a new beginning

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CAPÍTULO 03
❛un nuevo inicio❜

LA NOCHE HABÍA CAÍDO MÁS RÁPIDO DE LO QUE ESPERABAN. UN CIELO OSCURO Y ESTRELLADO LOS ACOBIJABA, mientras todos conversaban y jugueteaban alrededor de la fogata. Sartén se había dado la tarea de prepararles una deliciosa cena; carne de cerdo con patatas y zanahorias.

Todos estaban esparcidos en diferentes grupos, disgustando la deliciosa comida. Raine se encontraba con Alby, Winston, Newt, Chuck y Ben. Un grupo que desde el primer instante en que llegó, cuatro meses atrás, la había acogido –si había una manera de decirlo–. La llegada de Raine había causado mucho revuelo, puesto que era la primera mujer en tres años que llegaba a ese lugar. Alby y Newt, dado que eran los líderes, se encargaron de que Raine se sintiera cómoda, ya que algunos chicos la miraban como si fuera carne fresca, aunque no tardaron mucho tiempo en darse cuenta de que intentar algo en su contra, sería un gran error.

—Así que el parece conocerte, ¿no? —habló Ben, mientras observaba a Raine. La rubia giró la cabeza un poco por encima de su hombro para divisar a Thomas, quien estaba a unos metros de ellos, recargado en un gran tronco.

—No. —respondió ella, regresando su mirada a Ben, y dirigiéndose al resto del grupo—. Seguramente escuchó mi nombre entre la multitud y... se le hizo familiar o algo así.

—O sea, que te conoce —acusó Newt.

—¡No! —exclamó ella con frustración—. Ninguno aquí sabe nada del otro, ¿de acuerdo?. Solo debe estar confundido.

—A mi me parece bastante extraño, Raine. Tengo un presentimiento, el mismo que tuve cuando te vi subir en esa Caja por primera vez —habló Alby.

Raine jugueteo un poco con la poca comida que quedaba en su plato, y lo miró, soltando un quejido.

—Tú tuviste ese presentimiento por mi aspecto rudo y fuerte, con el cual estamos a un paso de encontrar la salida, lo que ustedes no lograron hasta antes de mi llegada —alardeó ella con sarcasmo, mientras se levantaba de su asiento y miraba decidida al grupo de chicos—. Ahora, iré a conversar un poco con el novato para que vean que no hay nada que nos una.

Ben la miró elevando una ceja ligeramente, y ella sonrió burlesca, acercándose a él, y dándole un beso en la mejilla.

—Sabes que no me agrada la idea de dejar a los novatos de lado.

—Claro. Lo sé.

Raine le dio una sonrisa apretada y se dio media vuelta, tomando un vaso de una bebida extraña que Gally creaba queriendo simular cerveza. Una bebida que era lo más asqueroso que Raine recordaba haber probado.

Se acercó al novato con pasos inseguros, sintiendo como sus piernas temblaban, tal como lo habían hecho más temprano en la mañana. Cuando finalmente llegó a donde el se encontraba, suspiro hondo, y tragó saliva con dificultad antes de hablar.

—¿Quieres un poco? —le preguntó, esperando que su voz no sonara tan débil como ella se sentía.

El nuevo pegó un sobresalto, volteando a verla un poco desconcertado. Se notaba rígido y alerta, como si esperara lo peor, pero en cuanto sus miradas se cruzaron, su atmósfera cambió a una más serena y cómoda.

—Oh, hola... —habló torpemente, a la par que Raine se sentaba junto a él en aquel tronco—. ¿Qué es?.

—Un extraño invento de Gally —dijo ella, extendiendo el vaso hacia él, y percatándose de que él se había quedado paralizado por un segundo—. Oh, no tiene veneno o algo así. Todos lo estamos bebiendo —dijo ella con dulzura.

El novato, por algúna razón sintió que podía confiar en ella. Le dio una sonrisa apretada y tomó el vaso, dándole un gran sorbo, que escupió enseguida al sentir el asqueroso sabor en su paladar. Raine soltó una carcajada muy ruidosa, que al nuevo no le pudo parecer más tierna a pesar de estar pasando un mal momento.

Él también comenzó a reír mientras limpiaba su boca con el dorso de su mano.

—¿Se supone que debería saber así? —inquirió él.

—No tengo idea. El presume que es una receta secreta —explicó ella, mientras el novato elevaba una ceja ligeramente y colocaba el vaso en la tierra.

—Pues eso no le quita lo imbécil —dijo él, haciendo reír a Raine nuevamente, con esas ligeras carcajadas que parecían tan genuinas, podría comenzar a acostumbrarse a ese lugar.

—Quizá... la manera en que lo hizo no fue la adecuada —comenzó a hablar Raine, ahora con un aire de seriedad completamente diferente al que tenía momentos atrás—. Te salvó la vida —demandó, mirándolo—. Créeme, el laberinto es un lugar peligroso. No querrías pasar una noche ahí dentro.

El novato se quedó en silencio unos minutos.

—¿Has estado en el laberinto?.

Raine tragó saliva con dificultad, tomando valor para responder su pregunta, dado que su experiencia dentro de esos muros sin salida no había sido en lo absoluto, agradable.

—Una vez. Hace unos meses. Si eres una chica y despiertas en un lugar desconocido rodeada de grandes muros y una población única de hombres, tu primer instinto es huir —explicó ella. El chico la escuchaba con atención, asintiendo con la cabeza y con una mueca de lástima—. En mi primer día aquí, salí al laberinto —confesó, sin mirar al novato, y sintiéndose ansiosa al recordarlo.

—¿Y cómo es?.

—Tétrico. Los chicos me dieron por muerta en el momento en que las puertas se cerraron. Daría lo que fuera por volver a ver sus caras de sorpresa cuando aparecí al día siguiente... viva.

El novato sonrió ligeramente de lado. Podía percibir que Raine no era una persona cobarde, y era muy amigable. Se había quedado tan cautivado por la conversación que mantenían, que casi había olvidado que estaba en una muy pésima situación.

—Estamos encerrados aquí, ¿no? —inquirió él, dándose a sí mismo golpe de realidad.

—Por el momento... pero —Raine hizo una pausa, mientras se giraba un poco sobre su lugar, volteando hacia atrás y señalaba a Minho, Ben y otros chicos, quienes eran los corredores—. ¿Ves a esos chicos? ¿Junto a la fogata?.

Él también volteó a ver hacia dónde ella le señalaba.

—Son los corredores. El tipo asiático de ojos pequeños es Minho. El líder de los corredores. Todas las mañanas, al abrirse esas puertas, ellos recorren el laberinto, trazan mapas, lo memorizan, buscan una salida —dijo ella, con tono esperanzador.

—¿Cuánto tiempo llevan buscándola? —le pregunto él.

Raine hizo una mueca y desvió la mirada, volviendo a la sombría y aburrida vista de los muros grises a unos metros frente a ellos.

—Tres años.

La esperanza que la voz de Raine le había dado a Thomas, se esfumó.

—¿Y no han encontrado nada?.

—No es tan fácil. El laberinto... cambia cada noche. Si prestas atención lo puedo escuchar.

Ambos se quedaron en silencio por un instante, distinguiendo los movimientos pesados a lo lejos.

—¿Cómo es eso posible? —dijo él, con asombro.

—Podrías preguntarle a quienes nos pusieron aquí, si algún día llegas a conocerlos —dijo ella con pequeño sarcasmo—. De todos modos, además de mi, nadie ha sobrevivido una noche fuera del área. Hay unas... —la voz de Raine se hizo temblorosa—, hay unas criaturas, horribles y... peligrosas. Las llamamos penitentes. Aunque la mayoría de quienes los han visto están muertos. Pero están allá afuera —declaró la chica rubia, apretando los labios.

—¡Raine! —exclamó una voz detrás de ambos. Raine volteó hacia atrás y pudo ver a Newt acercándose a ella—. Dejen de ser tan aburridos y dale un paseo al invitado de honor —dijo él. Raine sonrió ligeramente y se levantó del suelo, observando a Thomas.

—No, no, no.

—Vamos. Newtie te dará un recorrido —dijo Raine con una sonrisa, mientras extendía su mano hacia el novato, y este, la tomaba, ambos hicieron un pequeños esfuerzo y el chico se levantó del suelo.

—¿Yo? —habló Newt.

—Es tu turno —dijo ella, dándole una sonrisa quisquillosa y volteando a ver a Thomas—. Te veré luego —dijo con dulzura, y ese creciente sentimiento floreciendo nuevamente en su pecho.

Raine se apartó del grupo, volviendo a la mesa con Ben.

—¿Qué tal? —inquirió Alby.

—Curioso. Como todos el primer día —respondió ella inocentemente, segundos después, pudo ver como Newt y el chico castaño pasaban por un costado de ellos. Inevitablemente ella y el novato compartieron una mirada, que ambos mantuvieron hasta que el novato tuvo que prestarle atención a lo que Newt decía.

Pasaron unos minutos de relativa calma, Raine continuaba conversando con los chicos, hasta que un par de gritos de la multitud que rodeaba el pequeño club de lucha de Gally, comenzó a gritar:

—¡Novato! ¡Novato! ¡Novato! —exclamaban todos en coro.

Raine observó a Alby un instante, ambos sabían que si Gally incitaba a la multitud a llamar a Thomas para pelear con él, podía terminar en un problema mucho mayor. Raine se levantó sin previo aviso y se acercó a la multitud a una distancia considerable.

Los cuatro chicos que estaban sentados en la mesa, se levantaron siguiendo a Raine, y se hicieron un espacio junto a ella para observar la pelea.

—¡Tú puedes novato! —exclamó Chuck en muestra de apoyo.

—¿Qué dices, novato? Veamos si tienes agallas —le dijo Gally al castaño, mientras él dudoso, observaba como todos lo miraban expectante.

Su mirada se cruzó con la de Raine un momento, y de pronto sintió valor para enfrentarse al chico frente a él.

—¡Novato! ¡Novato! ¡Novato! —continuó gritando la gente.

Thomas dio pasos torpes hasta el círculo desprolijo trazado en el suelo.

—Las reglas son sencillas, novato. Yo intento sacarte del círculo, tú intentas durar más de cinco segundos.

—No seas muy duro con él —exclamó alguno de los chicos.

—¿Listo?.

Gally se abalanzó contra el novato, con los brazos estirados al frente, y lo empujó fuera del círculo en un segundo. Raine elevó las cejas ligeramente. Los chicos que estaban alrededor sostuvieron a Thomas, y lo empujaron de vuelta al círculo, haciéndolo caer sobre Gally, quien lo empujó al suelo ágilmente, haciéndolo tragar arena.

—Levántate, niño —exclamó Alby. Raine lo miró con una sonrisa burlona.

—Vamos, novato. Aún no terminamos —demandó Gally, mirándolo amenazante, poniéndose en una posición de defensa.

El novato de levantó del suelo, ahora con un aire de seguridad, mientras sacudía su camisa llena de arena.

—Deja de llamarme novato —repuso.

—¿Y cómo quieres que te diga? ¿Shank? —lo molesto Gally, creando que una ola de carcajadas se hiciera presente.

Raine reprimió una risa.

—¿Qué opinan, amigos? ¿Les parece que es un "shank"? —habló Gally.

Aquel comentario molestó a Thomas, creando que este corriera hacia Gally en un intento de sacarlo del círculo, pero Gally lo anticipó, y lo tomó con fuerza de los brazos. El novato forcejaba con agallas, pero Gally finalmente lo empujó al suelo una vez más. Las carcajadas del grupo nuevamente se escucharon.

Newt se acercó a Raine, dándole una mirada cómplice, y se posicionó a un costado de ella.

—Esto se pondrá interesante —dijo. La rubia solo sonrió de lado, sin apartar sus ojos de Thomas.

—¿Sabes que? Creo que sí te voy a llamar Shank —dijo Gally, burlón, manteniendo su postura de defensa.

Thomas se levantó del suelo y corrió hacia Gally una vez más, atacándolo por el abdomen y sosteniéndose ferozmente de él. Gally no le ganaba mucho en tamaño, pero era astuto. Se aferró a Thomas, utilizando toda su fuerza, y lo empujó hacia atrás dando pasos torpes y grandes. El novato aprovechó ese momento, y antes de que lo pudiera sacar del círculo, intento reincorporarse, empujando a Gally hacia el suelo con fuerza.

El chico rubio cayó al suelo, sorprendido y furioso por lo que el novato se había atrevido a hacerle. Las risas y abucheos de sus amigos lo hicieron enfurecer aun más.

Raine no pudo evitar que una sonrisa de orgullo se formara en sus labios.

—¡Eso es, novato! —lo celebró Minho, observándolo con interés.

El castaño, agachado al suelo por la fuerza que usó para empujar a Gally, no podía creer que lo había vencido. Se levantó del suelo, observó al chico que aún seguía tirado en la arena y respiraba ruidosamente.

—Nada mal para ser un novato... —las palabras del chico se quedaron atascadas en su garganta, cuando Gally se movió ágilmente en el suelo y golpeó a Thomas con su pantorrilla tirándolo al suelo, y provocando que se golpeara con fuerza la cabeza.

Raine soltó un suspiro de asombro, casi preocupada, pero culpándolo con una risa fingida.

El novato en el suelo se quedó atónito por unos minutos. Un flashback llegó a su mente. Era un recuerdo. Lucho por retenerlo, por que se quedara ahí, pero lo único que logró mantener, fue la suave voz de una chica llamándolo por su nombre: Thomas.

—Thomas —dijo, y se levantó del suelo eufóricamente—. Thomas. ¡Oigan! —exclamó para todos—. ¡Recuerdo mi nombre! ¡Soy Thomas! —exclamó con alegría.

Raine sonrió de oreja a oreja, intentando ocultar la extraña alegría, y los extraños sentimientos en general que aquel nombre, y aquel muchacho le generaban. Ben deslizó su mano lentamente por sus hombros, y acariciando su brazo izquierdo. Ella lo miró y le dio una cálida sonrisa.

—¡Thomas! —exclamó Alby, señalando al novato.

El resto de la multitud que momentos atrás pedía que lo golpearan, ahora celebraba que había recordado su nombre. Todos se acercaron a él, felicitándolo y haciendo bulla.

Raine y Ben se acercaron junto a sus amigos y Thomas la miró, sus ojos desprendían brillo. No comprendía porque ella le resultaba tan familiar, o porque razón fue capaz de recordar su nombre, pero no el suyo propio.

—Bienvenido, Thomas —le dijo ella, extendiendo su mano hacia él. Thomas sonrió con dulzura, y tomó su mano. Ambos sintieron una corriente disparada por sus cuerpos en el momento en que se tocaron. Sartén llegó a un lado de Thomas, tomándolo por los hombros con fuerza y casi haciendo que se cayera. Raine soltó la mano de Thomas enseguida y permitió que el resto se acercará.

—Bien hecho... Thomas —dijo Gally, acercándose él.

De pronto, la alegría y entusiasmo se vio interrumpida por un monstruoso rugido proveniente del laberinto. Las miradas de los habitantes se desviaron hacia aquellas paredes de piedra.

—¿Qué fue eso? —inquirió Thomas.

—Eso, amigo mío, fue un penitente —dijo Gally—. No te preocupes, estás a salvo aquí con nosotros. Nada atraviesa esos muros —repuso él, siendo extrañamente amable.

Thomas observó a Gally, mientras este se daba media vuelta y se marchaba, y no pudo evitar quedarse observando esos muros que se extendían hacia el cielo. Por un momento había olvidado la terrible sensación que invadía su lecho cada vez que recordaba que estaba atrapado ahí.








tercer cap gente, espero la próxima semana poder actualizar, ya que quería editar algunas cosas q no me gustaban (no fueron muchas xd), y por eso re subí los caps jejej, nos leemos luego, byeeeee 💗.

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