CAPÍTULO 1: CHANGE

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—— CHANGE ——

El hielo podía definirse como un elemento frío, un elemento sólido formado a raíz del agua. Pero la historia de como surgió es mucho más complejo, para su surgimiento hay que retroceder miles de años atrás en el tiempo. A pesar de ello, la historia de como surgió hay que remontarse un par de siglos atrás, cuando el mundo mágico del Otro Mundo comenzaba a consolidarse. En uno de sus reinos, una isla al norte del planeta se hallaba Otsana, un reino caracterizado por sus verdes y frondosos bosques, sus aguas cristalinas y sus criaturas. Podía decirse que era el reino más hermoso de todo el planeta, pero no todo era tan idílico.

El invierno en el reino, era el más frío. Todo era invadido por esa capa blanca, pero aquello no detenía nada. Los animales invernaban o cambiaban sus pelajes, y los habitantes se amoldaban. Pero nadie estaba preparado para lo que sucedió. Aquel mismo invierno, una bruja apareció, a pesar de la reputación que estás tenían, fue tratada como una invitada de honor por la familia real. A pesar de ello, el amor y cariño recibidos no ayudó, pues las intenciones de la bruja eran claras, maldecir al rey a su descendencia.

—¿Otra vez leyendo la misma historia?— Preguntó Roy entrando en la habitación de su hermana mayor.

—¿Qué quieres, hermanito?— Preguntó Malia mientras se levantaba de su cama y se apoyaba en el cabecero de ella.

—Bueno, mañana es el primer día...— Empezó a decir mientras caminaba por toda la habitación.

—¿Y qué te asusta? ¿Qué hablen de nosotros? ¿Qué comenten lo trágica que es nuestra vida? ¡Por favor, Roy! Debemos de dar ejemplo de quienes somos.— Alegó su gemela mientras se cruzaba de brazos.

—Lo dices por ti... Pero esto debe de ser peor para Nim. Piensa en ella.— Al escucharle Malia suspiró y se acercó a su hermano.

—Escúchame, Roy. Hicimos una promesa la noche en la que nuestras vidas desaparecieron, y fue volvernos los mejores para luchar por lo que es nuestro. No lucho por un trono, Roy, lucho por lo que mamá y papá nos enseñaron de pequeños. Además, debemos de darla su hogar a Nimue. Solaria nos ha acogido, la reina nos ha dado un hogar como si fuéramos parte de su familia. Pero este no es nuestro hogar, Roy. Nosotros no fuimos los únicos que perdimos todo aquella noche.— Le recordó Malia haciendo que Roy sonriera al ver que su hermana se parecía a su padre.

—Si crees que esto va a ser fácil...— Al escucharle, Malia encarnó una ceja divertida.

—Oh, vamos. Vas a estar sin vigilancia para estar con Asteria, así que no va a ser tan trágico.— Sonrió Malia haciendo que Roy la mirará de forma amenazante.

—La que necesita distraerse así eres tu, los amantes no se ven bien en una primogénita.— Contraatacó Roy haciendo que su hermana le mirará sorprendida.

—Me encantaría seguir tu consejo hermano, pero hay una reputación que me gustaría mantener. Además, cada vez pienso que todos los hombres o la mayoría, sois iguales y pensáis más con vuestro amigo que con las pocas neuronas que podáis tener.— Respondió sonriendo, haciendo que Roy pusiera una mueca de incredulidad.

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Aunque era cierto que Malia era conocida por ser la princesa con el corazón de hielo, ella prefería mantener esa perspectiva en los demás. La gustaba hacer creer que no la afectaba nada, pero aquello no era así. Pero, aunque su personalidad era muy diferente a la que la gente creía, ella tenía una reputación que debía de mantener y sabía perfectamente que los responsables de la muerte de gran parte de su reino y de sus padres y familia, eran testigos de lo que podía hacer. Por eso ella actuaba así, porque si les demostraba que era capaz de todo la tendrían el suficiente miedo como para no retarla, pero todos sabían que aún así lo haría. El poder era demasiado codiciado como para perderlo.

—¿Tienes todo listo?— Preguntó Stella a Malia mientras se sentaba a su lado.

—Lo llevo teniendo desde hace una semana.— Sonrió mientras dejaba a un lado su teléfono.

—Al fin puedes estar allí, lejos de todo.— Sonrió Stella.

A pesar de la reputación que Stella tenía, su amistad con Malia era como la de una hermandad. Ambas se habían criado juntas y habían recibido las mismas clases en Palacio, y ahí habían creado un vínculo. Era cierto que ambas tenían hermanos, y que se llevaban bien con ellos, pero al fin de cuentas ninguno de ellos tenía que superar las expectativas que se les imponía.

—¿Sabes cual será mi habitación?— Preguntó Malia confundida mientras sentía como sus manos se empezaban a enfriar a causa de los nervios que tenía.

—Sí, mi madre ha hablado con Dowling, la directora. Y la ha pedido expresamente que nos ponga en la misma habitación. Como yo estoy con las de primero, debido al incidente del año pasado... Creo que sería bueno, al menos habría una cara conocida.— Sonrió Stella mientras se ponía de pies y Malia imitaba su gesto para comenzar a caminar.

—Me gusta la idea. Por lo menos no deberemos de mantener la reputación de perras en todo momento.— Bromeó Malia con tranquilidad.

—La mayoría de estudiantes de Alfea conocen las instalaciones, incluso nuestros hermanos lo hacen. Aunque no es de extrañar donde está mi hermana esta tu hermano. Pero, Dowling me ha permitido que te enseñe la escuela junto a una nueva estudiante que será compañera nuestra. Se llama Bloom y es un hada del Primer Mundo.— Explicó sorprendiendo a la pelinegra.

—Vaya, es poco común.— Comentó sorprendida.

—Sí, bueno no importa. Lo importante es que vamos a estar juntas que es lo que nos debería de importar.— Alegó Stella sonriendo, pero sabiendo que Malia estaba nerviosa. Cualquiera que conociera a Malia sabía que desde pequeña soñaba con entrar en Alfea, y ahora que se había hecho realidad... Había algo extraño en aquellos sentimientos.

—Lía, Stella.— Las dos princesas se dieron la vuelta al escuchar la voz de la menor de los hermanos Alastair.

—Os dejo, mi madre quería que me encargara de supervisar las cosas de mi hermana.— Explicó Stella marchándose, dejando a las dos hermanas solas.

—¿Qué pasa, hermanita?— Preguntó Malia confundida.

—Mañana os vais...— Empezó a decir haciendo que Malia comprendiera lo que quería decir, ya que en seis años no se habían separado.

—Y tienes miedo a quedarte sola.— Asumió Malia sonriendo.

—No es miedo, Lía. Es solo... Hemos estado juntos siempre que es extraño quedarse sola. Lo bueno, es que podre veros en algún momento, al fin de cuentas en un par de años iré.— Sonrió Nimue mientras su hermana la devolvía la sonrisa.

—Ambas sabemos que entrarás antes, hermanita. Eres un hada muy habilidosa y de las pocas que quedan siendo hada de los animales con la capacidad de volverse uno.— Puntualizó Malia haciendo que su hermana pequeña sonriera ante su comentario.

—¡Oh, vamos! Ambas sabemos que no lo soy tanto como tú. Y si hablamos de hadas únicas... tu eres la única que existe siendo hada del hielo y la nieve. Eres como Elsa.— Rió, sabiendo que su hermana aborrecia que la hicieran bromas con la película de Frozen.

—Muy graciosa. Puestos ha hacer comparaciones tu eres como un hombre lobo.— Respondió de vuelta, mientras las dos entraban en el interior del palacio.

—Ahora enserio, estas en Alfea, como siempre habías querido.— Alegó su hermana haciendo que Malia sonriera, pensando en que ese sería, el único sueño que llegaría a cumplir. Ya que el hecho de ser princesa y más aún, la heredera al trono de Otsana la privaban del resto de sueños que pudiera tener.

Aunque era cierto que Malia tenía la libertad de hacer lo que quisiera, todo lo que ella hiciera tenía repercusiones. La vida de la realeza era muy aclamada en todo el Otro Mundo, y sobretodo si se trataba de los hijos de los fallecidos reyes de Otsana. Por eso, Malia mostraba una doble cara. La que le mostraba al mundo entero, inclusive a su familia; y la que reprimia creyendo que no debía de ser apta por una futura reina.

—Reina Luna.— Las dos hermanas se detuvieron al ver a la madre de Stella y Asteria.

—Me alegra veros a ambas, pero debo de hablar con Malia.— Sonrió la reina, haciendo que su séquito y Nimue se fueran, pero no sin antes las dos hermanas mirarse sabiendo que esa "charla", más que cordial iba a ser una especie de recordatorio de la representación que debía de dar y mostrar a todo el mundo.

—¿Qué sucede?— Preguntó Malia mientras ambas comenzaban a caminar por uno de los pasillos.

—Mañana asistirás a Alfea, el primer lugar al que Roy y tu iréis fuera de mi protección.— Empezó a decir, haciendo que Malia supiera que no debía de interrumpir a la reina. —Espero que en Alfea el comportamiento sea el que se espera de alguien próximo a ser reina.— Añadió sabiendo de las escapadas de la pelinegra para ir de fiesta.

—Mejor que nadie sabe lo mucho que quiero ir a Alfea.— La recordó, haciendo que la reina mantuviera su misma expresión. —Querer y deber son términos diferentes, Malia. Una reina y una heredera no quieren, su único objetivo es el deber. Debes de tener eso siempre presente.— La recordó haciendo que Malia mantuviera su misma expresión.

—Lo se. Mi deber es aprender todo lo posible, hacerme poderosa y recuperar Otsana. Tengo las cosas claras, y nadie va a detenerme nadie.— Respondió con firmeza sabiendo perfectamente que ella no tendría la vida que sus hermanos podrían llegar a tener.

—Eso espero. Ahora, vosotros sois los representantes de Otsana y de vuestro apellido, debéis de hacer justicia a quienes sois.— La recordó haciendo que Malia pensará, vagamente, en sus padres.

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Los últimos días de verano, en especial las noches, solían ser los momentos en los que la gran mayoría prefería aprovechar o para dormir o para disfrutar de esas horas de libertad. Pero para Malia no era el caso, para ella ir a Alfea sería como una huida hacia la libertad, allí dejaría de ser la princesa de Otsana, para convertirse en una alumna más con el objetivo de aprender pero también de disfrutar, y muy en el fondo, era lo que ella quería. Por supuesto, a ella como a Stella, se las exigía más, incluso Asteria estaba sometida a esas exigencias, pero a diferencia de ellas, Malia tenía la obligación de recibir un aprendizaje como especialista al margen del de hada, y eso era algo que sus padres, en especial su padre, había pedido expresamente cuando los gemelos eran pequeños.

—¿Nerviosa?— Roy abrió la puerta de la habitación de su hermana, observando que está estaba sentada sobre su cama mirando hacia el ventanal.

—No estoy nerviosa. Es solo... Por fin un lugar en el que no somos del todo los príncipes. Me gusta pensar que ya no hay tratos especiales.— Alegó la chica sonriendo.

—¿Crees que será diferente?— Preguntó confundido y extrañado.

—No lo creo, lo va a ser. ¿Y sabes por qué? Porque me voy a encargar de que así sea.— Respondió con firmeza, haciendo sonreír a su hermano.

—Me gusta que muestre a la Lía que eres, y no la que quieren que seas.— Sonrió mientras se sentaba a su lado.

—Bueno... Debo de aprovechar ahora que puedo divertirme y cometer errores. Después, no será así.— Murmuró haciendo que Roy la abrazara sabiendo lo poco que su hermana quería ser reina, pero sino renunciaba al trono era por el mero hecho de que de los tres hermanos, ella era la única capaz de afrontarlo sin ningún problema. Ella había nacido para ser reina, y eso lo sabía cualquiera que la conociera al ver el espíritu de líder que tenía.

★★★

Primer capítulo de la historia, se que es un poco extraño. Pero me encantaba la idea de hacer una especie de relación entre la protagonista y Stella, por el futuro drama que va a haber.

Hay sucesos que no voy a explicar todavía, y se que uno de ellos es ¿porque les adopta la reina de Solaria? ¿Y qué pasó en Otsana? Pero esos sucesos se irán sabiendo a lo largo de la historia, no es algo que sabréis como tal de forma inmediata.

Ahora bien, aclaro y afirmó que Roy y Asteria, la cual aún no conocéis, sí tienen una relación amorosa, pero la llevan en secreto.

Espero que esta introducción, de los tres personajes, por así decir, importantes os haya gustado.

Me encantaría saber que esperáis de esta nueva historia y que opinas de mis nuevos personajes, en especial de Malia.

¿Qué os parece el primer capítulo?

Os leo ❤

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