No necesito escribir una introducción para esto, solo lo hago porque mi mente ha dicho que es una buena idea y es una manera de dar inicio a algo, aunque yo no estoy seguro de querer iniciar ese algo.

     Desconozco la razón de estar aquí. Me gusta imaginar que varios pasos me trajeron hasta esta libreta y bolígrafo, tal vez para dejar prueba de que existo o existí, y tampoco tengo la seguridad de querer hacerlo. ¿Qué atribuye mi existencia a los demás o a mí mismo? Me lo he preguntado durante semanas cuando me di cuenta de que nuevamente me encontraba encerrado en mi habitación todos los días sin nada más qué hacer, solo ir y venir del trabajo, comer, beber agua y respirar; actividades que se volvieron tortuosas y sin sentido alguno. Un círculo que está repitiéndose sin yo quererlo.

     Claro, no espero que quien lea esto llegue a sentir lástima. Supongo que es una crisis normal a esta edad, el hecho de detenerte a pensar qué haces o qué objetivo tienes.

     Da igual. Esta libreta terminará acumulando polvo en una repisa cuando sus hojas ya no tengan vida para ser capaces de guardar los recuerdos de mi existencia. Sus hojas se harán amarillentas, la tinta se verá vieja y entonces mi nombre se volverá difuso en cada página.