~•𝓨𝓸𝓾 𝓻𝓲𝓰𝓱𝓽~•

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"Dicen que amar es bueno y hace bien. Entonces ¿Por qué no puedo amarte sin sentirme culpable?, Creo que la respuesta es bastante obvia y tienes razón, ya tengo a mi chico. Pero ¿está mal decir que te quiero a tí?"

───── ∗ ⋅◈⋅ ∗ ────

Un universo había en la mirada hipnótica de aquel joven por el que Jisoo sentía un gran afecto. Un universo que quería explorar a su lado. Un camino hacia lo desconocido que ella estaba dispuesta a tomar por él, y sólo por él. El chico que la hacia soñar despierta y que era capaz de congelar el tiempo y así mismo su corazón con tan sólo una mirada.

Jisoo era una chica sencilla, proveniente de una familia humilde, o bueno, hasta antes de que le arrebataran su libertad lo eran.

En ese entonces Jisoo era una joven de tan sólo diecisiete años, cuya voz fue apagada impidiéndole decidir sobre su propia vida. Y aunque era menor de edad, ¿No lo era también para casarse?
Pues sus padres sólo pensaban en los billetes que recibirían luego de que su primogénita, a la que tanto decían amar, se uniera en matrimonio a un completo desconocido.

Para Jisoo, una cárcel era mucho mejor que aquella celda invisible en la que se encontraba.

Un matrimonio arreglado la mayoría de las veces es sin sentimientos de por medio, y aunque esta vez no era la excepción, a Jisoo no se le permitía hacer su vida normal, en lo que respecta salir y tener amigos.
Su esposo decidía por ella. Él hombre, por cierto siete años mayor que Jisoo, salía y regresaba la mayoría de las veces embriagado al hogar que compartía con Jisoo.

Marcas se acumulaban en el cuerpo de la chica cuales lágrimas en sus pequeños ojos marrones.

Una realidad que debía soportar ella y muchas jóvenes al rededor del mundo.
Un infierno en el que se encontraban cautivas aquellas inocentes doncellas.

20 de diciembre de 1963

JiSoo se encontraba sentada en una banca frente al mar, la mirada serena perdida sobre el atardecer, sus heridas bajo las delgadas telas, pero una sonrisa no era capaz de aparecer. O al menos hasta que lo vio a él. El causante de sus suspiros y alegrías. El chico que quería en su vida por más que fuera imposible.

Él se había percatado de la presencia de la joven. Jisoo volteó a verlo y fue ahí cuando su corazón comenzó a latir rápido, más rápido cuando comenzó a acercarse.

Un saludo de aquella profunda voz fue suficiente para que Jisoo olvidara todos sus problemas y el infierno que estaba viviendo.

Su vista recorrió todo el cuerpo ajeno mientras este se sentaba a su lado.

-Tanto tiempo.

JiSoo giró a ver al chico quien parecía mirar atentamente el ocaso.

-Nueve años -comentó con cierta melancolía en su hablar.

Ciertamente a pesar de la distancia y el paso de los años, los sentimientos de JiSoo permanecían intactos, y aunque los mantuvo ocultos se sentía ansiosa y sabía que volverían a encontrarse.

-Así que estás casada.

-¿Acaso tú no lo estás?

-Te esperé -dijo recordando las noches que pasó en vela pensando en su futuro juntos, o el día en que vio a su novia en ese entonces entrando a la iglesia y en el final otro chico esperándola-. Creí que volverías, no pensé que te importara tan poco.

Lo decía con tanta calma que Jisoo era incapaz de molestarse con él.

-Me importas más de lo que imaginas, Taehyung, pero a veces hay ciertas situaciones que te impiden hacer las cosas que deseas.

-En estos años ni siquiera me buscaste.

-Lo hice -afirmó JiSoo muy segura recordando todas las veces que salió a las calles en busca de su dulce chico-, pero fallé en los intentos, no quiero que pienses mal de mí, yo-

-¡Volvamos! -exclamó entusiasmado, dirigiendo su mirada a JiSoo-, no importa lo que haya pasado, dejemos los recuerdos atrás y vivamos nuevos momentos juntos. Yo sé que tú también quieres eso.

JiSoo vio en los ojos ajenos la sinceridad de sus palabras. El chico tenía razón, aquello era lo que JiSoo más quería en su miserable vida, anhelaba estar a su lado, lo deseaba a él. Sus labios querían hablar, sintió los latidos de su corazón y lo dilatas que se encontraban sus pupilas. Pero su mente decía otra cosa y es que ser infiel era lo último que haría en su vida, a pesar de que no amó nunca a su esposo.

-No puedo, estoy casada. -Lágrimas se acumularon en sus ojos delicados.

-No te mientras a tí misma. Te conozco, JiSoo y se que tú tambien quieres lo mismo. -Taehyung no sé rendiría tan fácilmente, él estaba seguro se sus palabras y continuó insistiendo-. Déjalo y empezemos una nueva vida juntos. ¿O acaso me vas a decir que lo amas?

-No es fácil.

JiSoo prefirió omitir el hecho de que su esposo abusaba físicamente de ella, pero aún así, y con el pensamiento recurrente de que no podía ser infiel, era imposible ignorar todo lo que sentía estando cerca de Taehyung. Habían pasado tantos años y aún lo amaba, ese sentimiento de amor genuino que no se acaba de un día para otro y que es más fuerte que cualquier obstáculo.

-Bien, tienes razón -afirmó resignada luego de la insistencia de Taehyung. Él miró sus ojos y depositó toda la atención en sus palabras-, Te amo y nunca dejé de hacerlo a pesar de todos los años que han pasado, pero no puedo evitar sentirme culpable.

Taehyung sonrió satisfecho y recorrió la espalda de la chica con sus brazos.
Un corto abrazo pero llenos de sentimientos que habían reprimidos por tantos años.

Ambos volvieron su vista al ocaso. Aquel paisaje que era el protagonista de todas sus tardes juveniles.
Quien hubiera pensado que aquella bonita escena se vería interrumpida por los ensordecedores gritos de quién Jisoo odiaba con todo su ser.

Corría desesperado hacia el puesto de ambos jóvenes.

El corazón de JiSoo se aceleró e inconscientemente agarró con fuerza la mano Taehyung.
No se podía ocultar el miedo que sentía al estar cerca de su esposo. Ese hombre no hacía más que atormentarla a pesar de no tener ni una pizca de amor por ella.

-Así que eso haces mientras no estoy -espetó el hombre de gran tamaño en el tono que usualmente usa para inquietar a JiSoo-. Te juntas con otros a mis espaldas, ¡ya estoy harto de tus engaños!
No intentes hacerte la lista conmigo.

El hombre hablaba de JiSoo como si fuese lo peor, ignorando las veces que le mintió a su esposa, o todas las mujeres que metió a su cama. Pero como siempre el quería tener el control.

Taehyung permanecía en silencio y sin soltar la delicada mano de la mujer que amaba.

El más grande se acercó y agarró a Taehyung del cuello de su camisa. JiSoo por más que quisiera intervenir no era capaz de hacer nada.

Un golpe fue depositado en el rostro del castaño. JiSoo sólo pudo ver cómo el hombre que amaba estaba siendo lastimado. Ella miraba a todos lados pidiendo ayuda, y los pocos que pasaban por ahí preferían no intervenir y seguir su camino.

Taehyung intentó defenderse y uno que otro golpe logro direccionar al rostro del hombre, pero ya estaba débil, muy débil y ver a su amor llorar lo hacia sentir aún más frágil.

-No vuelvas a salir sin mi permiso .-Agarró el brazo de su esposa lastimando levemente su muñeca izquierda.
JiSoo se comenzó a llorar y a pronunciar febrilmente el nombre del hombre que yacía tirado en la banca, con la vista hacia el cielo, apenas conciente.

Ella era arrastrada en dirección contraria a Taehyung.

Otra vez lo estaba abandonando, quedando como una cobarde incapaz de defenderse de su esposo.

[☁️]

Una semana transcurrió desde la última vez que habló con Taehyung, y aunque ella no dejó de escaparse cada tarde hacia su pequeño espacio frente a los cálidos colores del firmamento, el castaño no daba señales de estar bien.

Sus cabellos oscuros danzaban al ritmo del viento y sus labios carmesí permanecían mudos ante la ausencia de su chico, en el pequeño asiento de madera frente al mar.

JiSoo no tenía un motivo para querer arreglarse, y simplemente lo atribuyó a la necesidad de estar cerca de Taehyung y que este en cualquier momento apareciera.

Y así fue.

Como si lo hubiera pronosticado el joven se apareció ante la extenuante mirada de su linda chica, que esperó con ansias su segundo reencuentro.

Un abrazo fue suficiente para explicar lo que sentía en ese momento. O al menos para ella así fue.

Taehyung por su parte tenía la vista perdida, tal vez en los colores, o en su linda chica, y en sus manos dos boletos.

--Escapemonos. -Entusiasmado tomó la mano de JiSoo, quien no se soltó del agarre y lo observó, con felicidad en sus ojos mas culpa en su corazón-. Empecemos de cero en otro lugar, construyamos nuestra historia, aún estamos a tiempo, mi amor.

Un pequeño "Sí" casi inaudible salió de la boca de JiSoo, acompañado de un asentimiento de cabeza.

Taehyung sonrío y abrazó a su linda chica con la que prontamente iniciaría una nueva vida.

-Hagámoslo antes de que me arrepienta -susurró ella en el oído del contrario.

Unas risitas escaparon de ambos labios y sus manos se vieron repentinamente entrelazadas. Sus miradas viajaron por última vez a su espacio y al hermoso cielo que acompañó esa tarde su segundo reencuentro.

Estaban listos y dispuestos a hacer lo que por tantos años esperaron.

-Llegó la hora, mi amor.

Fueron sus últimas palabras en el lugar antes de comenzar a correr dejando atrás la puesta del sol y así mismo sus antiguas vidas.

Porque ella tenía un chico, pero el causante de sus suspiros no era nadie más que el chico de los mil universos en sus bellos luceros, y aquel que la amaba más de lo que cualquiera podría, porque ellos estaban destinados a estar juntos.

[☁️]

Se encontraban felices, tomados de las manos esperando su tren. Una vez este se hizo presente no esperaron ni un segundo y subieron.

Todos los pasajeros se veían alegres y sin esperar buscaron sus asientos.

El tren comenzó a avanzar, cada vez estaban más cerca de su destino.

Bueno... lo estaban, porque nadie se esperó aquel fuerte estruendo que hasta a metros del lugar era capaz de escucharse, ni mucho menos que aquel viaje directo a sus sueños acabara se esa manera. Un trágico final para aquella joven pareja en busca de su felicidad.

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