Capítulo 44

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*Imagen Lady Abrahel*

San

Coloco ambos pies sobre la mesa sintiendo un terrible dolor de cabeza. Suspiro notando cuán cansada que me encuentro en este momento. Últimamente he tenido más trabajo de lo usual, supervisar las labores de todo el clan, que el negocio familiar siga andando, vigilar que otro enemigo no nos mate, y soportar el horrible carácter de mi progenitor las 24 horas del día. Son muchas cosas para una chica de apenas 18 años. Ser la hija predilecta del líder y cabeza del más poderoso clan de resistencia en toda Asia no es nada divertido. Ser parte de los Nephilim Septentrionalis el clan más rigente y con más fuerza en la actualidad conlleva una gran responsabilidad. No solo estamos a cargo de millones de vidas humanas y no humanas, sino que también debemos demostrar quién manda en estas tierras.

El clan Fujiwara están dividió en cinco familias reinantes, cada una comanda un territorio distinto y alberga su propia gente. Mi padre al ser el descendiente elegido por la familia Konoe se convirtió en líder supremo del clan a muy temprana edad. Los Konoe gobernamos todo el territorio norte y habitamos en la isla de Hainan, en donde más poder y control poseemos en sus habitantes. Pero, a decir verdad, el clan Fujiwara es tan grande que fácilmente controlamos gran parte de la economía de este país, incluso también somos dueños de una parte de China.

Nuestro clan no solo es la resistencia de Nephilim y otras criaturas oscuras más grande del continente, sino que también albergamos cientos de personas con habilidades extraordinarias que son de mucha ayuda al momento de adueñarnos de una cuidad o un pueblo junto con todas sus posesiones. Somos como el Pablo Escobar de Asia, reinamos el negocio del narcotráfico, armas ilícitas, extorción y el favorito de mi padre; la política.

Tener miembros de nuestro clan implantados secretamente en el gobierno nos ha brindado una ventaja muy alta a comparación de nuestros adversarios en la competencia. Podemos traficar y exportar cosas ilegales por todo el país y en el extranjero sin ningún problema.

Es lógico pensar que al controlar tantos mercados seamos las personas más ricas de todo el planeta tierra, viviendo en mansiones de lujos y pasando fines de semanas en yates de cinco pisos. Debería ser la adolescente más codiciada y envidiada por todos los de mi generación, pero mi realidad es muy distinta a la que muestran en las películas de narcotraficantes.

Es cierto, poseemos muchísimo dinero, tanto como para llenar un stadium de beisbol completo, pero la vida de un fugitivo de la ley es muy complicada. Ser tan poderoso conlleva tener un blanco en tu espalda todo el tiempo. No solo debemos escondernos como ratas de alcantarilla, sino que también debemos cuidarnos de los muchos enemigos que hemos ganados durante los años.

Aunque vivamos en una fortaleza impenetrable en las costas de Hainan siento que estoy en una prisión de oro. Ser escoltada todo el tiempo por algún guardia o no poder tener amistades verdaderas ni salir a fiestas como una chica de mi edad lo haría es muy frustrante. Toda mi vida me han dicho que seré dueña de todo este imperio algún día, que cuando menos me lo espere todo el peso de la responsabilidad de ser líder de un clan tan arrasador caerá en mis hombros y yo tendré que tomar las decisiones importantes respecto a nuestro linaje impecable de poder ilimitado.

De niña, en vez de jugar con muñecas me enseñaban a lanzar dagas directo a la cabeza de las personas. En vez de regalarme un oso de felpa mi padre me regaló una katana súper filosa de mango ligero en mi octavo cumpleaños. Aprendí a ser una asesina mercenaria desde muy temprana edad y nunca supe lo que era el verdadero significado del amor maternal, mi madre había muerto al darme a luz, solo éramos mi padre y yo contra el mundo. Matar, dominar y nunca confiar, ese es nuestro lema. Ser un Nephilim Septentrionalis conlleva dejar tus deseos a un lado para servir de por vida a tu comunidad. Nos apoyamos unos a los otros y obedecemos cualquier mandato de nuestro líder u otro maestro.

Por esa razón cuando mi padre tomo la decisión de inscribirme en un colegio público junto a otros humanos comunes para tener una educción "esencial", como él lo describió, me pareció muy extraño. No se suponía que la hija del más grande narcotraficante de toda Asia asistiera al colegio más nefasto de todo el país. Al menos me hubiese conformado con estudiar en uno de los institutos más prestigios de Tokio, no en uno que queda en el medio del pueblo más horripilante del mundo. La excusa de mi padre fue que mientras menos llamara la atención menos serían las posibilidades que me secuestrasen o matasen. Tuve que asumir una nueva identidad y mentirles a todos con la patética historia que viva junto a mi madre soltera —La cual contrataron para que se hiciese pasar por mi verdadera madre— y que mi única cualidad era que me gustaba estar en mi propio espacio a solas.

Durante mucho tiempo no supe que carajos hacía en ese lugar hasta que finalmente descubrí los verdaderos planes de mi padre. Todo ese teátrico de que anhelaba que su niña obtuviese un título eran puras patrañas, su única ambición era implantar a su hombre de más confianza —Ósea yo— como infiltrado para vigilar de cerca a un Nephilim de sumo valor para el Inframundo. Estuve estudiando a Auri por años, incluso tuve que fingir ser amiga de la hermana de uno de sus mejores amigos para obtener más información acerca de él.

Al principio, me acerque a Henai únicamente por interés. En realidad no me interesaba ser amiga de una chica que lo único que le importaba era qué colección de ropa saldría la siguiente temporada o qué personaje de Crepúsculo era más guapo. Fue una tortura escuchar su voz chillona durante años hablando de lo cool que era tener una madre diseñadora y sus quejas constantes sobre el por qué Auri no le daba ni la hora. Jamás imagine que existirá una persona más irritante y melodramática que mi padre hasta que conocí a Henai.

Nuestra amistad fue algo forzosa al comienzo, no podíamos ser más opuestas. Pero a medida que el tiempo transcurría y la fui conociendo más y más me di cuenta que Henai no era lo que aparentaba ser. Toda esa ropa cara y maquillaje impecable solo eran un escudo para proteger su verdadera personalidad. Henai era una chica dulce pero muy insegura, ansiosa por obtener la aprobación de sus padres... igual que yo. Me di cuenta que teníamos muchas cosas en común además de nuestro amor por la literatura antigua, me resultaba muy cómodo pasar mis tardes en su casa donde escuchábamos música y comíamos toda la cantidad de porquería que se podría imaginar.

Por primera vez en mi complicada vida tenía una verdadera amiga.

Cuando el desastre se desato y tuve de revelar mi verdadera identidad supe que sería un shock para todos. No solo les mentí acerca de quién soy realmente, sino que también los traicione y los conduje directo a una trampa mortal en la cual nadie saldría con vida.

Trate de mediar con Lady Abrahel respecto a nuestro trato, le propuse que le entregaría al Filius Tenebrae de Belcebú en sus manos si dejaba ir con vida a los demás miembros del equipo. Ni Henai, ni su hermano, ni Yurii tenían la culpa de estar relacionados con el descendiente de un maniático demonio príncipe del infierno. Le dije que podría hacer lo que quisiera con los seres alados, en realidad me importaba muy poco lo que sucediese con ellos. Pensé que teníamos un acuerdo, pero hacer tratos con un demonio nunca es buena idea, son seres malvados y codiciosos que no conocen el término lealtad. Solo les importa esparcir su red de veneno por el mundo y corromper a cuantos más humanos sea posible.

Cuando presencie esa terrible escena tan sangrienta algo dentro de mí se contrajo, un sentimiento que nunca pensé que llegaría a sentir jamás; Culpa. Ver a Henai a un paso de la muerte fue... desgarrador. Sabía que al negarme a matarla dejaba expuesto mis verdaderos sentimientos por ella. Era mi amiga y por muchos años la considere como una hermana, no podía siquiera imaginar en hacerle daño al propósito. Pero a Lady Abrahel le importo un culo nuestro acuerdo y decidido terminarlo por su cuenta.

Aún no puedo sacarme de la cabeza los fragmentos de cómo le arrebato su ojo izquierdo. Tanta sangre, tanto dolor, su grito desbastador, el llanto... Fue horrible.

Ahora que todo aquello ha concluido no puedo dejar de pensar en las repercusiones que sucederán después. Cumplí con mi parte del trato, les entregue al Filius en bandeja de plata, su única obligación era capturarlo y nada más, pero los muy neandertales no pudieron con tres malditos ángeles y cuatro inútiles adolescente con habilidades anormales. Patético.

No sé qué nos depara el futuro después de esa terrible derrota. Hacer tratos con seres oscuros es un arma de doble filo, siempre buscan la manera de embargarte o asesinarte. Una, la otra o ambas.

— ¡¿Eres sordo o que carajos?! —grita mi padre dándole un fuerte golpe a su escritorio —Te dije claramente que no voy aceptar más excusas de su parte. O le repites a Kendrick que salde su deuda conmigo en los próximos dos días o le recuerdas con que clan está tratando.

Su tono irritado me indica que está a punto de perder los estribos. A mi padre nunca le ha agradado que le desafíen ni mucho menos que lo defrauden cuando hay dinero de por medio, por eso es tan bueno en lo que hace. Es un mercenario, muchas personas hacen tratos con él porque saben que su reputación lo respalda. Siempre la ha gustado la puntualidad a la hora del pago, si cumples con tu trabajo él te recompensara con mucho placer y bonificaciones, pero si osas a no realizar tu parte del trato la muerte será una de tus menores preocupaciones. La lealtad es todo para nuestro clan y si llegas a romper tus votos de sangre experimentaras el peor dolor que jamás hayas sentido en tu vida. Nadie quiere tener al gran Regall Konoe enojado.

—Dale un recordatorio de mi parte —le dice a la persona a través del teléfono —Haz lo que tengas que hacer, mata a su esposa, degollad a uno de sus hijos, no me importa. Hazle entender que con el clan Fujiwara nadie se burla ¿Entendiste? —Guarda silencio para escuchar la respuesta de la otra persona —Ok, mantenme informado.

Corta la intensa llamada y deja caer su pesado cuerpo de un solo golpe en su silla de cuero italiano. Suspira con pesadez y masajea sus sienes con ambas manos mientras cierras los ojos. Luce cansado, incluso puedo confirmar que ha envejecido un poco. Solo es cuestión de tiempo para todo su cabello sea cubierto por una melena de fibras blancas y grises.

Mi padre siempre ha sido una persona autoritaria cuando se encuentra frente a sus seguidores. Ser responsable de las vidas de miles de Nephilim y otras criaturas de la noche no es una tarea sencilla. Debes transmitirle a tu comunidad seguridad, fuerza y confianza, si ellos piensan que nada puede derrumbarte entonces confiaran en tu criterio y acataran todas tus órdenes sin duda alguna hasta el final de sus días.

Ver a mi padre tan estresado nunca es una buena señal, algo muy malo debe estar sucediéndole.

— ¿Estás bien? —mi pregunta es capciosa. Miro fijamente en su dirección esperando oír una respuesta sincera de su parte.

Deja de masajear sus sienes para ponerse de pie y dirigir sus pasos al bar de su inmenso despacho. Abre una botella de Whisky Garioch Glen del 1958 la cual guarda como si fuese un tesoro. Regall ama beber, lo he visto tomarse cinco botellas de Rose sin siquiera pestañar. Cuando de beber se trata mi padre es todo un maestro.

—Trabajo, cariño. Trabajo.

Vuelve a su asiento sosteniendo un vaso lleno de Whisky con hielo. Toma un gran trago vertiendo casi todo el contenido en su garganta, deja caer el vaso a medio beber sobre el escritorio pata luego orientar su mirada cansada hacia mí.

—Creo que ha llegado el momento de que tomes las riendas del negocio familiar.

Suelta la bomba y mis ojos se agrandan sorprendidos. ¡¿Qué carajos ha dicho?!

— ¿Pero qué dices? —Exclamo enderezando mi espalda por completo —Todavía faltan muchos años para que te retires. Aún no estoy lista para asumir ser líder de un clan tan grande y cargar con toda la responsabilidad. No quiero hacerlo, padre.

—Me importa una mierda si estas preparada o no. Has entrenado toda tu vida para este cargo, conoces todas las reglas necesarias para dirigir nuestro imperio. Sabias de antemano que llegaría el día en que esto sucediera.

—Lo sé y aunque conozca todas esas cosas sigo sin tener porte de líder —contradigo tratando de hacerle entender mi punto de vista —Nadie va querer seguir a una adolescente de apenas dieciocho años sin experiencia alguna, se van a reír en mi cara cuando les dé una orden.

—Hija, te estás subestimando —gira y señala el retrato gigante de nuestro tarara abuelo Konoe Soo Man III. El retrato de su envejecido rostro y traje militar acapara todo el centro de la pared detrás de él —Nuestros ancestros construyeron este legado para nosotros, es nuestra responsabilidad continuar con ello y seguir creciendo. Nunca debes olvidar que la sangre real Konoe corre por tus venas, hija. Así no tengas experiencia dirigiendo masas ellos de todas formas te seguirán hasta el fin del mundo. Son leales a nuestra familia por ende a ti también.

Su argumento me hace replantear mejor las cosas. Soy la única hija de Regall por consecuencia todo su legado recae en mí. Mi madre murió durante el parto y mi padre tuvo que tomar la responsabilidad de criar a una niña de apenas meses en medio de su ajetreada agenda como líder de un clan. Por suerte contaba con la ayuda de nanas que velaron por mi seguridad y cuidado cuando él se iba a colonizar a más Nephilim para que se unieran a su ejército indomable. A pesar que en nuestra comunidad se establecen muchas familias y viven montones de niños yo nunca pude tener una infancia como la de ellos. Mi estatus como hija del jefe no permitía que nadie se acercara a mí sin estar autorizado primero por mi padre. Él siempre decía que los amigos son una distracción, que mi único objetivo era convertirme en el mejor Nephilim que haya existido jamás y exponenciar mi poder al máximo, así muchos creerían en mi liderazgo y podría continuar con el legado familiar.

Me he estado preparando toda mi vida para dirigir a los Nephilim Septentrionalis. Estoy más que capacitada para hacerlo, pero pensar que ese momento podría estar a la vuelta de la esquina me causa pánico.

—Tal vez debas trasladarte un tiempo a nuestro hogar en Er Wang Dong —anuncia después de unos segundos —Te nombrare jefe encargado de ese territorio y podrás empezar con tu labor allí. Pronto comenzaras a tener tus propios seguidores y ganaras más poder y presencia en el negocio. Cuando demuestres estar a la altura de tus antecesores te proclamare líder inminente del clan Fujiwara en representación de toda la familia Konoe.

Ruedo mis ojos y bufo con molestia. Lo último que me apetece en este momento es viajar al norte de China y transcurrir todo mi valioso tiempo dentro de una mugrienta cueva alejada de la civilización humana. Nuestro hogar se encuentra principalmente en Hainan, allí poseemos más poder que en otras regiones del país, pero también somos dueños de varias tierras en la región Wulong Karst. Odio ese lugar, no solo por lo húmedo y polvoriento que es, sino que también las personas allí actúan de manera mucho más alocada en comparación a las de aquí. Son salvajes e indisciplinados, imaginar que tengo que darles órdenes a una cuerda de inadaptados me pone de mal humor.

— ¿Tengo alguna otra opción? —pregunto conociendo la respuesta de antemano.

—No.

Me dejo caer en el respaldo del sillón cerrando con fuerza mis ojos. Detesto tanto no poder elegir mi propio destino. Por un momento solo desearía poder viajar hacia donde me plazca la gana y perderme un año en ese lugar, sin responsabilidades, sin preocupaciones, sin ataduras, solo yo y nadie más. Como desearía por un segundo dejar de ser la hija de un narcotraficante líder de un ejército de Nephilim y ser una chica normal.

Me concentro en mis pensamientos de odio cuando el sonido de una escandalosa discusión a las afueras del despacho interrumpe mi momento. Mis ojos se abren enseguida y mi ceño se frunce sin saber que carajos está sucediendo allá afuera. Mi padre luce igual de confundido que yo, un brillo de preocupación ilumina sus pupilas y la angustia de pensar que estamos bajo ataque enciende todas mis alarmas de supervivencia.

Sujeto el mango de mi pistola con fuerza fijando mi mirada en la estructura de la puerta principal del despecho. Mi pecho sube y baja con rapidez y mi cabeza no deja de imaginarse toda clase de atrocidades que podrían suceder si mis sospechas son ciertas.

¿Y si nuestros enemigos descubrieron nuestra ubicación secreta? ¿Y si vinieron atacarnos en nuestro propio territorio y quieren exterminar a todo nuestro clan? No es algo nuevo que un clan rival quiera quitar del camino al clan más fuerte para ellos yacerse con el poder y el domino total de nuestras tierras. No es descabellado pensar que hallaron la forma de burlar nuestra seguridad y ahora vayan asesinarnos a todos. Los nervios de no saber qué ocurre me matan por dentro.

Varias voces se escuchan en el pasillo que da al despacho principal de mi padre. Parece ser una discusión entre dos personas, no logro identificar quienes son hasta que su acalorada conversación se intensifica y se hace un poco más ruidosa.

—Ya le dije, señorita. No puede entrar a este lugar sin una autorización del jefe —dice la primera persona cuya voz puedo identificar como la de Jackson, el guarda espalda que siempre custodia la seguridad del despacho del jefe.

Por lo que capto a entender alguien quiere entrar sin previa invitación. Solo personal autorizado y hombres de plena confianza de mi padre pueden pasar sin ninguna objeción del guardia de seguridad, y obvio yo que soy su hija puedo hacer lo que me plazca la gana en este lugar. Los demás ciudadanos que conforman al clan deben tener una autorización para poder reunirse con el jefe de jefes.

Quien sea que se haya osado venir hasta aquí y demandar entrar al despacho del líder debe querer morir hoy.

— ¿Acaso no sabes quién soy, inútil humano? —contesta de mala gana la segunda voz —O te apartas de mi camino ahora mismo o lamentaras cada uno de tus días en este mundo. Tú decides.

La sangre abandona todo mi cuerpo enseguida al reconocer al dueño de aquella voz. Sudor frio comienza a correr por mi frente y los vellos de mis brazos se erizan. Esto debe ser una pesadilla, pensé que nos habríamos librado de ellos una vez que el trato se hubiera cumplido. Observo a mi padre y este me lanza una mirada de advertencia, sabe lo que se avecina no es nada bueno.

Que Lady Abrahel haya acudido el día de hoy hasta aquí son muy malas noticias.

—Lo siento, señorita. Tengo órdenes estrictas de no dejar a pasar a nadie a este despacho. Por favor, retírense por donde han venido.

No puedo ver lo que está sucediendo detrás de esa puerta pero casi puedo jurar que Lady Abrahel le debe estar sonriendo al guardia con ese encanto hipnótico que posee sobre los hombres. Su extrema belleza es motivo suficiente para hacerle perder la cabeza hasta el más sensato de los humanos de género masculino. Es toda una emperatriz del infierno.

—Si así lo quieres, está bien —su voz acaramelada es un claro indicio que algo terrible está a punto de suceder —Abigor, ya sabes que hacer.

El gruñido afirmativo de la inmensa bestia hace retumbar las paredes moviendo los retratos colgados en ellas de un lado a otro. Lo que ocurre a continuación solo puedo imaginármelo en mi cabeza.

Los pasos de la gigantesca bestia se hacen sentir seguidos por el grito helado de Jackson. Trato de agudizar mi audición para entender que sucede allá afuera pero no logro captar nada. De repente, el crujido de varios huesos ser desprendidos me paraliza, los gritos de Jackson cesan dejando una sensación de vacío después.

El silencio reina la estancia por eternos segundos hasta que el sonido de unos tacones altos seguido por el click de la perilla de la puerta al ser abierta nos pone alerta. La puerta se abre revelando detrás a Lady Abrahel seguida de cerca por su perro faldero Abigor. Ambos demonios entran al despacho con normalidad mientras que mi corazón late con ferocidad en mi pecho. Su presencia no me genera buena espina. Percibir sus oscuras y petulantes auras me hace querer vomitar. Retengo una arcada que amenazaba con salir de mi boca y trato de lucir calmada.

Lady Abrahel luce fabulosa como siempre, su larga cabellera platinada y sus kilométricas piernas le dan un aspecto a súper modelo. Lástima que sea una loca demoniaca.

— ¡Miladi! Que gusto verlos otra vez —saluda con falsedad mi padre poniéndose de pie para recibir a los demonios.

— ¿En serio Regall? —Levanta la ceja izquierda cruzando ambos brazos sobre su firme pecho —Teniendo en cuenta la manera tan mezquina en la que regresaron a Hainan uno pensaría que estaban huyendo de nosotros.

—Para nada, mi reina. Es solo que teníamos que volver inmediatamente a casa para resolver varios asuntos que requerían de mi atención. Como veras, ser líder de un clan no es nada sencillo.

—Tus miserables excusas son patéticas, Regall.

—Al contrario —sonríe revelando los hoyuelos en sus mejillas —Me alegra tanto ver que ya hallas recupero tu mano derecha, luce increíble.

Lady Abrahel deja al descubierto la nueva adquisición de su mano. Si mal no recuerdo perdió la mitad del brazo derecho cuando Light le lanzo una de sus esferas de luz, se la corto por completo. Lady Abrahel posee la estupenda habilidad de poder transformar y regenerar los huesos de su cuerpo a su antojo y conveniencia. Ser testigo de cómo de un momento a otro transforma toda su anatomía es algo que jamás he visto en otra parte, una cualidad asombrosa que solo ella es capaz de dominar.

—Como sea —toma asiento frente a mi padre de manera elegante al igual que una Miss —Por cierto, debes contratar una mejor seguridad para este lugar. El estúpido guardia que tenías antes no me permitiría la entrada, por ese motivo le dije a Abigor que se encargara de él. Lo siento.

Un escalofrío recorre toda mi columna vertebral al oír eso. Inclino un poco mi cuerpo hacia delante para poder echar un vistazo hacia el pasillo donde antes se generó todo aquel alboroto. Mi alma cae a mis pies al notar un bulto inerte sobre el suelo rodeado por un charco enorme de sangre.

Es Jackson.

Recorro todo su cuerpo con la mirada pasmada, sus pies; sus piernas; su pecho, pero al llegar más arriba todo mi ser se estremece. La cabeza de Jackson ha desaparecido, en cambio ahora solo quedan sesos cerebrales y mucha sangre que brota de su cuello abierto.

Llevo la mirada hacia el gigantesco demonio y noto como pasa su larga lengua por sus afilados dientes, hay sangre en ellos y en todo su rojo pecho. Una bofetada de realidad golpea mi rostro al ser consciente que sucedió hace minutos. ¡Se ha comido la cabeza de Jackson! ¡De un solo mordisco!

Agacho la mirada borrando de mi mente esa espantosa imagen. No es lo primera que presencio la muerte de una persona, los Konoe no tenemos la necesidad de mancharnos las manos ya que existen personas que hacen ese trabajo por nosotros. Pero a pesar de ese hecho no puedo evitar impactarme al ver tanta sangre correr sin necesidad.

— ¿A qué se debe tan grata visita, miladi? No me digas que ya extrañabas estar en mi presencia —bromea mi padre dejando de lado el hecho de que su guardia de seguridad ha sido aniquilado por un demonio rojo de dos metros de altura con cuernos gigantes saliendo de su frente. ¡¿Acaso estamos todos locos?!

—Deja tus jueguitos, Regall. Sabes perfectamente porqué estoy aquí —enrolla un mechón de su cabello en su dedo sin dejar de lucir neutral —Aún me debes un Filius.

Me tenso en mi asiento. Sabía que no se conformarían con nuestro acuerdo, nunca se debe confiar en un demonio, son la peste. Siempre tienen un truco bajo la manga. El trato consistía en que nosotros le entregaríamos al Filius Tenebrae junto con información vital de él a cambio de una generosa recompensa de su jefe a cargo. No sabemos con exactitud que pretenden al capturar a todos los Filius Tenebrae de los siete príncipes del infierno pero a mi padre tampoco es que le importa mucho que digamos, para él la cantidad exageraba con la cual pensaban pagarnos era suficiente para no hacer preguntas.

Ellos abonaron una parte del dinero por adelantado dando a entender que iban muy en serio y que podíamos confiar en ellos, pero algo dentro de mí siempre dudo. Cumplí con mi parte del trato, me infiltre en la vida de Auri y les hice creer a todos que yo no era una amenazaba. Mi plan estaba saliendo a la perfección hasta que esa maldita chica apareció. No solo complico más las cosas, sino que también llegaron más de ellos. Cuatro ángeles respirando cerca de mi cuello, si no me deba prisa era cuestión de tiempo para que descubrieran quien soy en realidad y cuáles eran mis verdaderas intenciones.

Tuve que improvisar, no se me ocurrió otra cosa que manipular la mente de Miracle, llevarlos al bosque y emboscarlos allí sin escapatoria. Pensé que sería sencillo capturar al Filius pero no conté con que esos miserables ángeles fuesen tan poderosos. Barrieron el suelo con nuestros rostros y destruyeron nuestros egos.

Cuando enviaron la señal sabíamos que sería nuestro fin si no huíamos de allí inmediatamente. Les di a Auri, traicione a mis amigos y les otorgue eso que tanto anhelaban. No fue mi culpa que el inútil de Abigor haya dejado escapar al Filius de sus inmensas manotas. Lo que tiene de temible también lo tiene de inepto.

—Pensé que eso ya formaba parte del pasado —comenta Regall en tono serio —Mi San se encargó de entregarles al Filius sano y salvo. Cumplimos con nuestra parte del trato por ende nuestro trabajo concluyo una vez que Abigor lo capturo. Punto.

—Veras, a mi jefe no le importa si tu pequeña hija cumplió o no cumplió con su parte, lo único que le interesa es obtener al Filius de Belcebú sea como sea ¿Y qué crees? El Filius sigue libre y mi jefe sigue con las manos vacías, por lo tanto aún siguen en deuda con nosotros.

Aprieto mis puños con irritación. Estos malditos demonios con sus malditos juegos, sabía que hacer tratos con ellos nos traería muchos problemas ¡Lo sabía!

—Disculpe, miladi —hablo por primera vez en todo lo que va de esta innecesaria conversación —Si no mal recuerdo nuestra parte solo implicaba darles a Auri y eso hicimos, no es nuestra culpa que no pudieran con un poco de pelea.

Mi comentario parece enfadarle mucho ya que me lanza una mirada cargada de ira acumulada. Las facciones delicadas de su piel se tornan duras y oscuras revelando su verdadera apariencia demoniaca.

—Te pedí específicamente que nos trajeras a un solo chico, no a tres ángeles que estuvieron a punto de matarnos —reclama elevando su tono de voz —Pero no he venido aquí a discutir las fallas cometidas por tu gente, Regall —vuelve a mirar a mi padre ignorándome descaradamente. Respiro hondo evitando ponerme de pie y arrancarle de un jalón toda su estúpida cabellera ¿Cómo se atreve echarme la culpa cuando claramente ellos fueron los incompetentes? Es increíble el nivel de cinismo que poseen estas criaturas.

—Si esa no es la razón de su visita entonces... ¿A que han venido?

Mi padre posa toda su atención en Lady Abrahel quien ahora posee una perversa sonrisa en sus carnosos labios.

—Mi jefe quiere proponerte otro negocio.

— ¿Otro negocio? —Los ojos de mi padre brillan con sumo interés, su lado avaricioso sale a luz — ¿Qué clase de negocio estamos hablando?

—El mismo de antes; darnos un Filius.

Frunzo el ceño sin poder evitar pensar que esta chica ha perdido la cabeza ¿Aún quieren capturar a Auri después de todo lo que sucedió la última vez? En serio que no piensan darse por vendidos con él.

— ¿Te refieres a capturar nuevamente a Auri? —pregunto negando sin poder asimilarlo del todo —Eso sería un suicidio, después de nuestra fallida captura lo más probable es que hayan triplicado su seguridad. Sería como ir a una batalla sin armas. Perderemos.

—Niña tonta. Obvio que sabemos que ir por el Filius de Belcebú ahora mismo sería una estupidez y una pérdida de tiempo. Seguramente tienen a toda una legión de ángeles cuidando de él —expresa lo obvio —Por esa razón pienso mandarles un mensaje.

— ¿Mensaje? Estoy confundido —mi padre arruga él entre cejo sin entender un carajo a que se refiere esta chica. Yo tampoco sé que insinúa con todo esto.

—Poseemos información vital sobre la ubicación de un Filius Tenebrae en Denver, Colorado —explica aclarando nuestras mentes —Se trata del Filius de Belfegor. Quiero que envíes algunos de tus hombres al sitio donde lo tienen retenido y lo maten.

Mis ojos se abren igual que platos al escucharla hablar. Ahora que conozco sus intenciones al acudir a nosotros el día de hoy no puedo evitar preguntarme cuál es su verdadero plan. ¿Qué ganan al capturar a estos Filius? ¿Por qué tanto interés en exterminarlos? Tengo tantas dudas en este momento que me provocan un fuerte dolor de cabeza.

—Haber si entendí —Regall irrumpe la explicación llamando la atención de todos los presentes — ¿Quieres que envié a mis hombres a EE.UU a matar a un Filius sin ninguna información útil sobre su vida o sobre a qué se enfrentaran una vez que estén allá?

—Eso mismo.

—Tú sí que estas demente, miladi —niega con la cabeza sin dejar de mirarla —No enviare a mis hombres a un país con altos controles fronterizos sin algún informe previo sobre la persona a la cual vayan a interceptar. ¡Es una locura!

Regall suelta una carcajada sarcástica desde lo más profundo de su pecho que se hace escuchar por toda la habitación. Lady Abrahel no parece verle el lado divertido al chiste por lo que decide cortar la diversión de raíz.

—No te estoy preguntando si quieres hacerlo o no, Regall —comenta en tono acido —Recuerda que no hace mucho decidiste unirte a la causa de mi jefe. Si quieres convertir a tu gente en el único clan con poder y autoridad en todo el mundo una vez que haya concluido la guerra te sugiero que hagas lo que se te ordena. ¿De acuerdo?

Mi padre guarda silencio pensando en las opciones que tiene para salir vivo de esta. Si no hace lo que Lady Abrahel le pide es probable que en menos de un segundo tengamos a miles de Skinwalker devorando nuestras entrañas y haciendo añicos a nuestro clan el cual luchamos por tantos años establecer. Ya han demostrado ser poderosos y sin escrúpulos, si nos rehusamos a cumplir sus exigencias me temo que no nos queda otra opción más que luchar hasta la muerte.

—De acuerdo, miladi. Lo haré —cede finalmente mi padre después de replantearse las ventajas y desventajas que conlleva enfurecer a una chica demoniaca desquiciada, a su perro faldero y a un jefe el cual todo el mundo desconoce su identidad. Es bastante claro que las desventajas se llevan el premio.

—Así me gusta, lindo y obediente —se inclina hacia adelante dándole una perfecta vista de sus jugosos pechos a mi padre. Asco —Enviare el dinero con la información hoy mismo. Te daré cinco días para que cumplas con la misión. Si el tiempo se aplaza y aún no has matado a ese Filius no está de más recordarte cuales serían las consecuencias ¿Cierto?

—Lo tengo muy presente, miladi.

—Está bien —se coloca de pie y comienza a dirigirse de vuelta a la salida — ¡Ah! Casi lo olvido —da un giro de ciento ochenta grados quedando cara a cara con el rostro mi padre —Es muy probable que un invitado especial se les una a su viaje, los mantendré al tanto.

Y como viento en primavera camina con fluidez hasta la salida seguida de cerca por el temible demonio con cuernos enormes sin mucho que decir. Ambos desaparecen de nuestra vista y una ola de confusión azota nuestros cuerpos dejándonos a la deriva.

¿Y ahora qué?

—San, prepara tu equipaje —mi corazón se acelera al oír su tono de voz. Esto no me gustara, lo presiento —Empaca tu abrigo y tu arma, parece que tu vuelo hará una pequeña escala en Denver.


Light

—Jaque mate.

Travis observa el tablero y seguidamente a mí una y otra vez. Su expresión es incrédula, aun no puede asimilar la gran jugada maestra que acabo de hacerle. Su boca está ligeramente abierta con mirada anonadada. No puedo evitar reír bajo por su cara de asombro. Es tan divertido que a veces me pregunto cómo es posible que no sea un famoso comediante de televisión, tiene mucho potencial para ser uno.

—Estoy sin palabras —dice sin salir de su asombro — ¿Estás segura que no habías jugado esto antes?

Niego con la cabeza sonriendo de lado a lado. Esta es mi primera vez jugando ajedrez con una persona, siempre quise probar los juegos didácticos con lo que los humanos se entretienen aquí en la tierra y pasan su tiempo. Recuerdo como muchas veces imaginaba como serian mientras leía libros que mencionaban algunos. Aunque siempre quise intentarlo nunca había tenido la posibilidad —O el tiempo— para hacerlo. Hacía mucho que no me sentaba tranquila y pasaba un rato agradable con una persona que no estuviese hostigándome todo el tiempo o a la cual tuviera que vigilar 24/7.

—No, nunca. Esta es mi primera vez jugando —admito cruzando mis piernas en posición de indio —Cuando vivía en el Reino Celestial siempre leía libros sobre esta clase de juegos de mesa. Memorice todos los patrones y todas las jugadas potenciales de cada ficha en el tablero pero nunca tuve la oportunidad de jugarlo en persona.

Mi confesión parece asombrar aún más a Travis que no deja de mirarme con curiosidad. Si no fuese consciente acerca de que los ángeles no podemos mentir creería que le estoy tomando el pelo.

— ¡Pero si acabas de patearme el trasero tres rondas seguidas! ¡Tres rondas! Es imposible que no hayas jugado al ajedrez antes.

Me encojo de hombros sin perder la sonrisa. Esto es muy gracioso.

—Suerte de principiante supongo.

—Suerte de principiante mis pelotas, esto es un complot —ahora si dejo salir una carcajada tan ruidosa que hace alterar a Alana. Travis se une a mí y ambos reírnos sin intensión de detenernos. Jamás me había reído tanto en toda mi vida, creo que voy a morir riendo si no paramos de bromear ahora mismo.

No sé por cuánto tiempo seguimos riendo pero ya empiezan a dolerme las costillas de tanto reír. Definitivamente debo parar. Travis es el primero en detener su ataque de risa y ponerse de pie, lo siguió con la mirada tratando de recuperar el ritmo normal de mi corazón.

— ¿Quieres té? —pregunta dirigiéndose a la cocina.

—Si, por favor.

Creo que me he vuelto adicta al té que prepara Travis, es tan esquicito que lo tomaría mil veces y aun así no me cansaría de él ¡Y lo mejor de todo es que no le hace daño a mi cuerpo! Nunca imagine que existiría algo tan rico y relajante que no lo devolviera a los segundos de haberlo consumido. ¡Me encanta!

Transcurren alrededor de cinco minutos cuando Travis vuelve sosteniendo dos tasas humeantes en ambas manos. Me entrega la mía llena de elipsis mágico que alegra mi alma. Soplo para enfriarlo un poco y prosigo a probar un sorbo, cuando el líquido caliente corre por mi garganta no puedo evitar gemir bajo por su divino sabor. Si este té fuese una persona no dudaría un segundo en pedirle matrimonio.

Travis quien se encuentra sentado frente a mí no deja de analizarme con la mirada, mira mi rostro en busca de algún signo de molestia del cual deba preocuparse o atender. Frunzo el ceño sintiendo como mis mejillas comienza a colorarse un poco ¿Por qué me sigo sintiendo tan tímida en su presencia? No debería sentirme de esta manera tomando en cuenta que tengo un novio maravilloso esperándome en casa en este momento. En realidad ni siquiera debería estar aquí, punto.

— ¿Estás bien? —me remuevo incómoda al oír su pregunta. ¿Realmente esto está bien? No estoy haciendo nada malo ni indebido pero me siento como la peor basura del mundo al dejar abandonado a mi protegido mientras que yo estoy aquí con un desconocido tomando el té. Soy el ángel guardián del año.

—Si —murmuro sin ánimos —Ya casi todas mis heridas han sanado y muy pronto podré volver a casa.

— ¿Estas emocionada por regresar? —la manera en la que su pregunta suena tan despectiva me hace pensar que la idea de mi pronta partida no le agrada ni un poco.

—Por supuesto, tengo un deber que cumplir y no puedo dejarlo de lado como si nada. No ahora —a pesar que el vínculo que me une a Auri se ha mantenido muy tranquilo y sin rastros de alerta no puedo evitar preocuparme por su bienestar. Necesito volver con él —Aunque debo admitir que no estoy muy segura si todavía me quieran allá.

— ¿Qué te hace pensar que ya no les agradas?

—Digamos que no me fui en los mejores términos.

Han pasado alrededor de tres días desde que desperté en casa de Travis sin ninguna orientación de donde me encontraba. De alguna manera él pudo convencerme de que no era la mejor de las ideas volar de regreso a casa en las condiciones tan deplorables en la que mis alas aún se encontraban. Ya han sanado un 70%, podría intentar volar una vez más pero el temor de volver a caer me genera mucho pánico y terror, no deseo volver a experimentar algo así en mi vida.

En todo el tiempo que he transcurrido junto a Travis ambos hemos podido conocernos más y más. La noche pasada me contó la historia detrás de su apodo. Resulta ser que hace muchos años cuando apenas se estaba adaptando a su nueva realidad como caído un viejo borracho le comento que le hacía recordar mucho a su hijo menor. Al parecer el señor había perdido a su hijo quien era soldado en la guerra y nunca pudo despedirse de él, por esa razón siempre iba al mismo bar de mala muerte ahogar sus penas en litros de alcohol barato.

De alguna forma Travis se conmovió con su historia y se hizo muy cercano al viejo humano. Ambos estaban solos y perdidos en un mundo repleto de maldad y personas ambiciosas. Ambos necesitaban la compañía de un alma en desgracia igual que las suyas que pudiera entenderlos. Todas las tardes se reunían en el polvoriento bar hacerse compañía mutua mientras bebían hasta muy altas horas de la noche. Cuando mi amigo tuvo que irse de ese pequeño pueblo supo que jamás olvidaría a ese viejo borracho que tantos consejos sabios le dio para sobrevivir en esta jungla llamada tierra. En su despedida le pregunto al viejo si le concedía la bendición de brindarle un nuevo nombre para su nueva vida como humano, él muy sorprendido por la proposición tan extraña le otorgo el nombre de Travis, el mismo con el que alguna vez llamo a su hijo menor al nacer. Travis se sintió muy honrado y desde ese entonces lleva con orgullo su nombre, para así nunca olvidar a su viejo compañero de tragos.

También me contó la historia de cómo él y Alana se conocieron. Es tan fascinante como puedes conocer la vida de una persona en apenas tres días. Yo también quise regalarle algo de información acerca de mi complicada vida, obvio, sin revelarle los detalles importantes como el hecho de ser hija de un Arcángel. Le conté como transcurrí la mitad de mi vida entre cuatro paredes mientras que los otros ángeles hacían lo suyo en el reino. Le conté sobre lo increíble que es la esencia tan pacifica de Miracle y como gracias a ella pude convertirme en un ángel guardián.

También le comente un poco sobre mi historia con Auri y como el hecho de que él sea un Nephilim complica tres veces más mi misión en la tierra. Que un protegido pueda ver a su ángel guardián no es algo que se haya presenciado antes en el Reino Celestial.

A pesar de todos estos días que viví junto a él han sido muy agradables sabía que llegaría el momento en que debía romper la burbuja y volver a mi vida real a enfrentar todos los problemas que deje al irme de casa. Solo pensar en tener que enfrentarme a Idol otra vez hace que se me revuelva el estómago y no quiera irme nunca.

—De seguro deben extrañarte mucho —levanto la mirada encontrándome con la suya. Su expresión es sincera y confiada, como si sus palabras fuesen más hechos que verdades.

—No lo sé, últimamente todo ha sido muy extraño.

— ¿A qué te refieres con extraño?

Trago saliva sin saber muy bien que decir ahora. Desde hace días un pensamiento no ha dejado de flotar en mi cabeza, la duda de saber si fue real o no ha estado en mi sistema por tanto tiempo que necesito decírselo a alguien si no quiero explotar internamente.

—Cuando estuve inconsciente tuve un sueño muy raro —revelo finalmente el nudo que sentía en mi estómago desde que desperté en este lugar —Se sintió tan real, como si ya lo hubiese vivido antes.

— ¿Un sueño? —frunce el entre cejo con mirada confundida —No es común que un ángel tenga sueños, no estamos diseñados para eso.

Una pequeña sonrisa cubre mis labios al oír eso último.

—Aún sigues refiriéndote a ti como un ángel.

Travis agacha la mirada con vergüenza dándose cuenta lo que ha dicho. Luce tan tierno así de tímido que provoca tomarle una foto e inmortalizar este único momento.

—Lo siento —se disculpa volviendo a mirarme —Creo que jamás podré aceptar la idea de ya no ser uno.

— ¿Te arrepientes? —pregunto al sentir la curiosidad de conocer su respuesta.

—No —niega con la cabeza de manera convencida —Siempre he creído que cada ser vivo en este Universo está destinado a un futuro específico desde el momento de su nacimiento. Tal vez mi destino no era ser un ángel guerrero. Tal vez mi verdadero destino este aquí en la tierra.

Asiento entendiendo cada argumento que sale de su boca. No es su culpa que la sagrada ACC lo haya condenado al exilio por un delito que él no cometió. Travis ha demostrado ser la persona más fuerte en todo el planeta, vivir un tercio de lo que él ha vivido y aun así seguir conservando sus votos sagrados es digno de admirar.

—Suficiente de mí —dice después de unos segundos en silencio —Cuéntame de que va ese sueño tan extraño que estuviste.

Respiro hondo recordando cada fracción del sueño. Se sintió tan real que por un momento creí que nunca despertaría.

—Fue tan confuso. Era yo pero en el cuerpo de una niña de siete años de edad humanos —inicio a relatar mi sueño sin omitir ningún detalle —Me encontraba en una habitación muy parecía a la mía en el reino pero con montones de juegues alrededor. En el sueño estaba dibujando algo, de repente todo el panorama cambio y ahora me encontraba en un largo pasillo escapando de un guardia que quería capturarme.

...Me escondí en los ductos de ventilación para que no me descubriera. Esos mismos ductos me condujeron a otra habitación la cual estaba muy bien ordenada y pulcra —recordar aquella habitación genera que los vellos de mis brazos se me ericen y un escalofrió corra por toda mi columna vertebral —Me encontraba muy entretenida admirado una pieza de cristal muy linda cuando la puerta principal se abrió y dos personas aparecieron.

— ¿Dos personas? —pregunta muy atento a mi relato.

—Dos ángeles —rectifico rápidamente —El primero tenía el peinado más ridículo que haya podido ver jamás. Lucía un poco mayor en comparación con el segundo chico, este último poseía un aura tan pesada que por un segundo creí estar en presencia de un ser oscuro —la imagen de chico pelinegro como el carbón y ojos muy familiares se reproduce en mi cabeza con claridad. Pensar en él es tan aterrador que no puedo evitar estremecerme —Me oculte. Recuerdo que el chico más joven estaba histérico, no dejaba de gritar cosas sin sentido, algo así como que todos nos arrepentiríamos de haberlo subestimado.

—Vaya —exclama Travis sorprendido — ¿Y qué más sucedió en tu sueño?

—Bueno, yo estaba muy asustada. El comportamiento tan errático del chico me hizo cuestionar si era un ángel o no. Él estaba tan molesto por alguna razón que desconozco. En todos mis años viviendo en el Reino Celestial jamás había sido testigo del comportamiento bestial de un ángel tan aterrador como aquel chico. Ni siquiera cuando enfrente a mi primer demonio me sentí así —recuerdo lo nerviosa que me encontraba al pelear contra esa manada de Grigori. Recuerdo la angustia y la preocupación que sentía de que alguna de esas terribles criaturas sin cuerpo lastimara a Auri. Mi mente estaba tan concentrada en exterminar a esos horribles demonios que todo lo demás pasó a segundo plano, no le di oportunidad al miedo que perjudicara mi batalla.

—Ese ángel era mil veces peor que un demonio, sus ojos cargados de odio y venganza generaron muchos sentimientos en mí que no había experimentado jamás —arrugo el ceño al recordar sus últimas palabras antes que me descubriera husmeando en su habitación —Él aseguro que tarde o temprano cada ángel lo respetaría y besaría sus pies mientras otros cantarían alabanzas en su nombre —miro al frente recordando su cara al decir esa promesa —Olivier.

Termino de narrar mi sueño sintiendo como un enorme peso es liberado de mis hombros. Hablar de aquel sueño por primera vez en voz alta me relaja un poco, ahora puedo aceptarlo y dejarlo ir para siempre. Fue un sueño estúpido, nada más. Estaba a punto de hacer alguna broma al respecto cuando me topo de frente con la expresión pasmada de Travis, luce como si hubiese visto un fantasma aterrador detrás de mí. Arrugo más el ceño sin entender que rayos le sucede ahora.

— ¿Qué pasa? ¿Dije algo malo? —estoy confundida. Imagine que la historia acerca de mi sueño le haría gracia, no que lo perturbara y lo dejara petrificado.

— ¿Estas cien por ciento segura que escuchaste ese nombre?

Asiento lentamente al percibir el terror en su tono de voz.

—Sí, jamás podré olvidarme de ese chico ni de su forma de actuar —expreso convencida de haber dicho el nombre correcto —Pero fue un estúpido sueño, nada de lo que deba volver a preocuparme.

Mis intentos por dejar el tema de lado fallan estrepitosamente. Travis no parece querer olvidar mi sueño, al contrario, parece aún más interesado que antes.

— ¿Cómo era él? Digo, físicamente —su insistencia es un poco sospechosa, algo me dice que Travis sabe más de lo que expresa.

—Alto, imponente, con la sonrisa más malvada que haya visto en mi existencia —hago memoria tratando de recordar cada detalle de su físico —De cabello negro como la noche y tez blanca como la nieve, y sus ojos... sus ojos eran de un color indescriptible, intensos como el fuego.

—Iguales a las tuyos ¿Cierto?

Lo miro fijamente atragantándome con mi propia lengua. ¡¿Qué demonios?! ¿Cómo rayos sabe Travis que sus ojos eran aterradoramente iguales a los míos? Esto ya comienza a perturbarme a mí también.

— ¿Cómo lo sabes? —pregunto sintiendo el miedo colarse por mis venas.

—Porque conozco a ese desgraciado —se pone de pie molesto y comienza a caminar de un lado respirando con ferocidad. Su actitud y ese último comentario me dejan helada ¿Cómo que lo conoce?

—Espera un segundo —digo tratando de unir todas las piezas en su lugar — ¿Cómo puedes conocer alguien que vi en un absurdo sueño? No tiene sentido.

Detiene sus pasos frenéticos para escanearme de pies a cabeza con su pesada mirada.

—Light, eso no fue un sueño. Fue un recuerdo, un recuerdo de tu pasado.

— ¿Un recuerdo? —exclamo aturdida —No puede ser... Recordaría haber conocido a una persona así, jamás olvido un rostro y menos uno que luce exactamente igual al mío.

Rasco mi cabeza teniendo miles de preguntas dentro de ella. Entonces... ¿Fue real? ¿Se trató de un recuerdo de mi niñez y no de un sueño al azar? Todo es sumamente confuso.

De repente a mi mente llegan imágenes de mi visita a Nagano, ir al templo Zenkoji y conocer por primera vez a un descendiente del más perverso y malvado ser de todo el Universo. Solaris nos revelo a Auri y a mí muchas verdades que preferiría no haber descubierto jamás. Ella me miro a los ojos y me aseguro que toda mi vida se ha basado en una mentira, que todo este tiempo me ocultaban de la civilización angelical para que ninguno descubriera mi verdadera naturaleza. Incluso se tomaron el atrevimiento de borrar mis recuerdos para que ni yo misma supiera quién soy realmente.

¿Y si ese sueño fue un recuerdo de mi vida antes de ser privada de la verdad? ¿Y si realmente conocí a ese chico de esencia maligna que estuvo a punto de lastimarme? No sería la primera vez que descubro que me han ocultado algo acerca de mi pasado, es posible que ese evento haya sucedido mucho antes de ser desmemorizada por completo.

— ¿De dónde lo conoces? —susurro sintiendo el peso inerte nuevamente en mis hombros. No me gusta ser la única que no sabe que sucede realmente conmigo.

Travis suspira luciendo agotado, eso me preocupa aún más. Tarda un tiempo en volver a tomar la palabra y revelar la fría verdad, hubiera preferido mil veces que se mantuviera en silencio antes de escuchar lo que dijo a continuación.

— ¿Recuerdas el chico que me incrimino y logro que me expulsaran del Reino Celestial? —Asiento con lentitud comenzando a percibir cual será la terrible revelación —El mismo se autoproclamó un nombre, como sabes eso está prohibido pero a él le importo un rábano saltarse ese regla y muchas otras. La cuestión aquí es que el nombre que decido otorgarse fue Olivier y nos exigía a todos que nos dirigiéramos a él como tal.

— ¿Quieres decir que conocí al culpable de toda tu desgracia? —una bola gigante de nieve golpea mi cuerpo aniquilando mi estabilidad emocional. La realidad me azota y la presión en mi pecho aumenta cada vez más —Esto es una mierda.

—Algo en ti me hacía recordarlo —su inesperada afirmación me entristece, que me compare con una persona tan maligna me hiere mucho. Agacho la mirada para que no se dé cuenta la expresión de desilusión en mi rostro —Preciosa... No es eso lo que quise decir, perdona —se acerca mi percatándose el daño que me ha hecho su comentario —Sus ojos pueden ser idénticos pero eres totalmente diferente a él. Contigo no me siento incómodo ni alarmado, sino todo lo opuesto. Me gusta mucho contar con tu compañía tan dulce y maravillosa, mirar tu bello rostro y escuchar tu tierna risa —acuna mi rostro haciendo que levante la mirada para conectarla con la suya. En sus pupilas puedo ver sinceridad y cariño, está sincerándose conmigo.

—A tu lado me siento feliz, hacía mucho que no me sentía tan gusto con una persona. No quiero que te vayas pero tampoco puedo retenerte para siempre aquí —sonríe con tristeza —Tal vez pienses que estoy demente pero no quiero alejarme de ti.

Su confesión me toma desprevenida. Mi corazón palpita rápidamente y mi pulso esta como loco. No sé decir a eso, me gusta pasar tiempo con Travis pero mi corazón y mi cuerpo ya le pertenecen a otra persona. Auri no merece que le haga algo así, él es la persona más increíble de todo el Universo y engañarlo con otro sería el peor castigo para mi conciencia. Además, mi naturaleza jamás me permitiría hacer algo tan vil como eso. Caería un millón de veces por tener una vida junto a Auri que pasar el resto de mi eternidad junto a otro caído.

Aunque suene maravilloso todo lo que Travis me está ofreciendo es momento de poner límites entre nosotros.

Me hago para atrás rompiendo el contacto de nuestra piel. Mi incomodidad es notable y él parece entender cuál es mi posición en toda esta situación. Retrocede varios pasos mordiéndose el labio inferior con nerviosismo. En todo el tiempo que llevo en este lugar nunca habíamos tenido un momento incómodo como este, siempre reíamos y nos sentíamos a gusto el uno con el otro. Ahora que me he dado cuenta cuáles son sus sentimientos hacia mí no puede evitar sentirme como una farsante. Nunca quise darle falsas esperanzas, es mi culpa.

—Tengo que volver —afirmo lo que tanto he postergado.

Travis asiente no muy convencido de mi decisión pero decide no decir nada al respecto lo cual agradezco mucho.

— ¿Cuándo? —pregunta apretando su quijada.

—Mañana.

Tengo que largarme de aquí lo antes posible si deseo seguir conservando esta linda amistad con él, si transcurro más días a su lado las cosas podrían tornarse muy extrañas entre los dos. Si me toca volver a Minō a pie entonces lo haré.

—Yo puedo llevarte —su proposición me toma por sorpresa, imagine que no querría saber más nada de mi después de la manera tan sutil de rechazarlo —Te diriges a Osaka ¿Cierto?

Asiento sin emitir ningún sonido.

—Estamos en Nara, Osaka solo queda a una cuantas horas de camino. Puedo llevarte en mi camioneta si eso deseas.

— ¿En serio? —recupero la ilusión sonriendo como niño pequeño en navidad.

—Pues claro, preciosa. Sería un enorme placer para mí llevar a esta bella damisela de vuelta a su castillo de cristal.

Rio sintiendo como el ambiente vuelve ser ligero entre los dos.

—De acuerdo, guapo caballero. Acepto su noble propuesta —me pongo de pie y hago una elegante reverencia hacia él siguiéndole el juego. Ambos carcajeamos volviendo a ser los mismos de antes. Me gusta así.

Me doy cuenta como una fugaz idea cruza por la mente de Travis y en una fracción de segundo soy testigo de cómo sale corriendo hacia un toca disco antiguo que se encuentra en una esquina de la amplia sala de estar. El toca disco es tan hermoso, como una pieza de colección antigua muy bien conservada. Detrás de él se encuentra un estante repleto de discos de vinilos, cada uno con distintos géneros y bandas musicales. Travis selecciona uno bastante sofisticado, en la portada del disco puedo leer el nombre de «Frank Sinatra». No logro identificar quien es el artista pero cuando la suave melodía comienza a sonar desde el antiguo toca disco no puedo evitar dejarme envolver por la fina música.

Travis vuelve a mí extendiendo su mano derecha en mi dirección. Miro unos cuantos segundos su palma extendida preguntándome que planea hacer ahora. Los nervios me invaden y mis inseguridades retornan haciéndome sentir estúpida.

— ¿Puede esta bella doncella concederme un baile? —pregunta como todo un caballero.

—No sé bailar —en realidad jamás he bailado. En el Reino Celestial no son muy fanáticos de la música y mi ajetreado tiempo en la tierra no me ha permitido experimentar cosas cotidianas como bailar.

—No te preocupes, yo te guio.

Sujeta mi mano con delicadeza y me lleva hasta el centro de la habitación donde la improvisada pista de baile nos espera. Él coloca una de sus manos en mi cintura mientras que con la contra sostiene con firmeza la mía. No sé qué debo hacer, estoy de pie frente a él más rígida que un tronco y mis palpitaciones no dejar de latir con frenesí.

—Pon tu otra mano sobre mi hombro —hago lo que me indica y vuelvo a mirarlo fijamente a la cara —Ahora solo debes dejarte llevar por la melodía de la música. Travis comienza a mecerse de un lado a otro llevándome a rastrar con él. Trato de seguirle el ritmo pero mis dos pies izquierdos son inútiles y lo piso sin querer. Agacho la mirada intentando observar cómo se mueven sus pies pero soy reprendida por hacerlo.

—No mires hacia abajo, solo debes mírame a mí —subo la mirada inmediatamente pisándolo una vez más.

—Es inútil, Travis. Soy pésima para esto —admito mi derrota dando un paso atrás.

—Tengo una idea —vuelve acercarme a su cuerpo sonriendo de oreja a oreja —Súbete a mis pies.

— ¿Qué? —lo miro incrédula.

—Confía en mí, ya verás.

Le echo una última mirada curiosa antes de subirme a sus pies. Él es mucho más alto que yo por lo que tengo que sujetarme con fuerza a sus hombros para no caer de trasero al suelo. Vuelve a colocar sus grandes manos alrededor de mi cintura y comienza a mecerse de lado a otro pero esta vez me lleva junto a él. Sonrió al ver como sus movimientos nos hacen bailar a ambos en un vals lento y algo torpe ¡Estoy bailando!

— ¿Ves? Sabes bailar.

—Me haces bailar, mejor dicho.

—Es lo mismo —me regala una sonrisa radiante sin detener sus movimientos.

Me abrazo a su cuello y recuesto mi cabeza sobre su pecho escuchando los latidos armónicos de su corazón. Cierro mis ojos atesorando este instante para siempre en mis recuerdos.

Mañana volveré a Minō y mi pequeña aventura habrá concluido. Tendré que enfrentar muchas cosas al regresar a casa y la sola idea de tener que afrontar más problemas me hace querer desear permanecer aquí toda la vida, en mi burbuja perfecta donde nadie pueda dañarme ni hacerme mal. En esta cabaña campestre muy cálida junto a Travis y mi serenidad. Nada más.


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¿Cómo están mis dreamers? ¿Qué tal estuvo su Halloween? 

Espero que la hayan pasado de maravilla. Estuve una semana desaparecida pero ya volvi. Les cuento que estoy desarrollando mi segunda historia, esta se aleja un poco del genero de fantasía y se centra más en una novela juvenil.

Estoy emocionada por mi nueva historia, poco a poco esta tomando forma y espero poder publicarla antes que termine el año. Eso no quiere decir que voy a dejar a un lado esta, seguire publicando más capítulos y ojala más personas la puedan disfrutar.

Me harian muy feliz si votan en cada capítulo y ademas me dejen un tierno comentario. Los amo

△NANY DREAMS

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