Capítulo 58

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Henai

Hoy ya cumplen seis días desde la misteriosa desaparición de la hija y heredera de la famosa diseñadora de modas Jelena Steele. Su hija, Mikoshiba Henai fue vista por última vez la noche del 13 de Marzo al salir de su residencia y nunca más volver. Las autoridades toman su desaparición con suma seriedad. Esto ocurre a solo días de haber encontrado la perturbadora escena de dos residentes muertos en la comunidad cercana a su hogar, según fuentes, se trató de un robo que resulto en fatalidad. La pequeña provincia de Minō cuya paz y tranquilidad es característica se ve sacudida por esta ola de crimines sin resolver. Los vecinos temen por su seguridad. 

Escuchar como la reportera narra la noticia de mi desaparición causa en mí un amargo estrago. Me cubro bien el rostro para que las personas que se han reunido alrededor para escuchar y presenciar el noticiero matutino no se percaten de mi verdadera identidad. 

Mikoshiba Henai, de tan solo dieciséis años de edad es buscada por su familia. Han establecido una elevada recompensa para aquel que tenga alguna información sobre el paradero de la chica. Si usted la ha visto, por favor llamar al número que se ve en pantalla. Cualquier información es de vital importancia.

Doy un paso atrás esquivando a las personas que se han amontonado en un semi círculo. Por el precio que ofrecen mis padres por descubrir donde rayos me he metido es más que suficiente motivación para que cualquiera me delate y me entregue al primer policía que se encuentre por la zona. Debo ser precavida si no deseo que eso suceda. He llegado muy lejos para que algo o alguien estropeen mis futuros planes, no puedo permitirme ningún error a estas alturas del juego.

Camino con tranquilidad mezclándome con la gente del puerto. Hay varios vendedores callejeros que me detienen solo para ofrecerme infinitos artículos que seguramente son robados. Con gratitud declino cada una de sus ofertas sumamente económicas para el bolsillo del cualquier turista que transite por el antaño lugar, sinceramente no he atravesado todo el mar de Japón solo para comprar una baratija y volver a casa como si nada.

Con decisión me dirijo hacia el muelle donde distintas embarcaciones se encuentran estancadas alrededor. Me acerco hacia un muchacho que no debe superar los catorce años de edad, observo en silencio como asegura su pequeño bote a motor en una viga de madera para que no se pierda en el mar. Él chico suda a mares por la asfixiante ola de calor que azota esta zona del país, por su ropa sucia y magullada puedo adivinar que se gana la vida transportando a turistas con sed de conocimiento cultural en su bote.

Es admirable presenciar como un pequeño adolescente tiene que trabajar desde tan temprana edad. Eso me hace recordar mi infancia. Siempre fui bendecida con privilegios desde que era una diminuta bebe. Nací en cuna de oro y mis padres siempre nos consintieron a mí y a mi hermano con todos los caprichos que queríamos. Si lo deseábamos lo obteníamos. Tuve una educación increíble, fui por así decirlo la más popular en la escuela primaria. Siempre con las mejores colecciones de ropa, los mejores maquillajes, equipos de último modelo, incluso contaba con mi propio chofer que me transportaba a cualquier parte que le indicase. Fui una niña muy mimada.

Pensarlo de esa manera me hace replantar si mis drásticas decisiones son las correctas. Desperdiciar toda mi vida, mi futuro, mi familiar, solo por tener mi conciencia limpia, un poco de paz mental. ¿Realmente lo vale?

Aunque por dentro desee dar media vuelta y volver a los brazos de mis padres no podrá continuar con mi vida como si nada. Hacer de la vista gorda mientras más gente inocente sigue muriendo no me hará sentir menos y más responsable. Es claro que alguien debe detener esta ola de matanzas y esa debo ser yo.

Tomo una honda respiración antes de dar un paso al frente estableciendo nuevas metas en mi cabeza. Toco el hombro del joven chico llamando su atención, este gira con el ceño fruncido al notar mi extraño aspecto. Tuve que desistir de mis usuales ropas de marca y usar algo que un lugareño luciría en esta provincia, para no llamar la atención y que alguien llegara asociarme con la chica desaparecida que muestran en la televisión. No tuve más elección que cubrir todo mi cuerpo con una túnica cerrada de color carbón y mangas largas, la capucha esconde mi rojizo cabello y el parche en mi ojo me hace lucir como una maleante salida de alguna secta satánica. Estoy segura que el chico frente a mí no está acostumbrado a ver una persona así por esta zona, debo haberle dado un susto de muerte.

— ¿Cuánto por llevarme a Hainan? —pregunto al notar que el joven no tiene la intención de iniciar una conversación conmigo. Lo observo tragar en seco antes de contestar a mi petición.

—Serian veintitrés mil yenes —responde a lo cual me deja sorprendida. ¡¿Veintitrés mil yenes?! Es un viaje un poco caro teniendo en cuenta las condiciones deplorables en las que tengo que viajar.

Me tomo mi tiempo para pensar si vale la pena pagar esa exagerada cantidad de dinero por un simple viaje de solo veinte minutos en bote. Suspiro al darme cuenta que no tengo otra mejor opción, esta es el único camino para abordar a mi lugar de destino sin levantar sospecha del algún guardia de la costa. Claramente podría comprar un pasaje en un bote mucho más bonito y cómodo, con desayuno incluido quizás, pero eso implicaría que debo dar mi identificación cosa que me dejaría al descubierto y sabrían que soy Mikoshiba Henai, hija de la más adinerada familia en Japón. En cambio sí pago un viaje en una línea mucho menos lujosa y barata no me solicitaran ningún documento, para ellos lo único que les interesa es que paguen el precio completo.

Teniendo eso en mente tomo mi decisión.

—De acuerdo. Ten —busco en mi cartera los veintitrés mil yenes en efectivo. El chico los toma con un brillo en su mirada y acto seguido comienza a desamarrar la cuerda que antes aseguraba el bote al muelle.

—En cinco minutos partimos —dice volviendo a su labor.

Mientras espero procuro dar un rápido vistazo alrededor viendo a las personas caminar sin ningún apuro en sus semblantes, para ellos es un día típico en el muelle, donde comercializan comida, ropa y artículos varios para tener algo de dinero que llevar a casa al final del día. En todos mis años de vida jamás pensé que conocería un lugar así, que vería con mis propios ojos cómo sobreviven las personas de bajo nivel de vida. Lo que yo puedo gastar un día comprando ropa y accesorios para mi uso personal para ellos les sería una cantidad de dinero que les tomaría un año poder recolectar. Y creer que antes veía el dinero como algo simple y banal, algo que eternamente tendría a mi alcance. Ahora que soy testigo de cómo algunas personas luchan cada día por obtener así sea unas simples monedas me siento más que agradecida por todas la bendiciones que antes podía permitirme. Ahora soy consciente de cuán ciega realmente estaba.

Por el rabillo de mi ojo periférico puedo notar como a lo lejos un oficial uniformado camina entre los puestos de baratijas supervisando la zona para que ningún maleante perturbe la paz y el movimiento fluido de este lugar. Un sudor frío comienza a descender por mi columna vertebral al presentir como cada paso que el oficial da en mi dirección es un paso más para ser hallada por él.

Miro al chico que continúa desamarrando las gruesas cuerdas y maldigo a mis adentros al notar como el oficial se acerca cada vez más.

— ¿Podrías darte prisa? Realmente necesito llegar lo antes posible a esa lugar —le pido mirando segundo por segundo al uniformado que se acerca a nuestra posición.

—Tranquila, señorita. No nos tomara nada de tiempo llegar a la isla, se lo aseguro.

Muevo mi pierna inquieta cuando miro sobre mis hombros y observo que el oficial se encuentra a solo dos metros de mí. Al verme acorralada decido no entrar en pánico y cubrir bien mi rostro con la capucha que la túnica posee. Intento disimular mi irregular respiración cuando siento su cuerpo caminar muy cerca del mío. El oficial sin inmutarse por mi presencia sigue de largo caminando hacia un puesto de calamares frescos recién sacados del mar. Miro con disimulo la trayectoria que ha tomado y solo cuando lo pierdo de vista es que puedo soltar todo el aire que retenía mis pulmones hace un segundo. Uff, eso estuvo cerca.

—Listo señorita. Ya puede abordar el bote más rápido del muelle —anuncia el chico señalando su más grande tesoro. En la parte trasera del bote se puede apreciar un nombre escrito en letras cursivas; Amelia. No puedo evitar elevar una sonrisa al notarlo, es obvio cuanto amor y cariño le tiene a su humilde bote.

Con cuidado arribo en la inestable estructura de madera tomando asiento en medio para equilibrar el peso. El chico también sube y le toma varios intentos poder encender el motor del vehículo flotante. Las hélices del motor comienzan a girar con velocidad causando que el bote de una fuerte sacudida, como un rayo me sostengo del borde de este para evitar caer de panzazo al mar. Escucho la carcajada del joven al ver la expresión de terror en mi rostro. Definitivamente odio los botes.

—Siguiente parada, Isla Hainan —anuncia con voz victoriosa para luego dar marcha al bote sobre el mar abierto.

Observo cómo nos alejamos rápidamente del muelle sintiendo como mi pulso se acelera a pasos agigantados. Me pierdo en mis pensamientos mientras observo la imagen del horizonte lucir como espejismos sobre el mar. Esa cálida escena me hace revivir todos los pasos que tuve que atravesar para llegar a este punto en específico de mi vida.


¿Qué te trae por aquí Henai? pregunto con visible curiosidad en su mirada.

—Disculpa por venir sin avisar con antelación, no demorare mucho tiempo —le dije mirando al sueloHe venido a solicitar tus nobles servicios de hechicero me puse cómoda con ambas piernas cruzadas frente a su escritorio de roble carísimo, trate de ocultar el nerviosismo que sentía en ese momento dentro de mi pecho. Intente elaborar una forzada sonrisa que me salió fatal, él no pasó desapercibido mi actitud sospechosa.

Se cruza de brazos evaluando cada una de mis expresiones corporales con sumo detalle. Claramente percibe que algo tramaba entre manos, de otra forma no estaríamos teniendo esta conversación.

¿Sabes? Cada vez que alguno de ustedes viene a mi departamento sin avisar y solicita mis servicios siempre trasciende en alguien muerto o herido de gravedad explica lo obvio. Yo trago nerviosa al sentir su imponente mirada sobre mí ¿Por qué querría yo mezclarme con ustedes una vez más?

Era cierto. Puedo entender su negativa de querer ayudarme en ese instante después de todo lo ocurrido con Star y Auri, pero estaba tan desesperada que ya no sabía qué más hacer aparte de venir e intentar obtener información valiosa para así dejar de sentir esa sensación de ahogamiento que cubría mi pecho desde que supe la muerte de los padres de Auri. Verlo desplomarse de esa manera me rompió en mil pedazos. Debo hacer algo para ayudarlo y debo hacerlo ahora.

Lo que voy a pedirte no tiene nada que ver con llamar a un caza recompensas ni socios del Inframundo le aclare Lo único que necesito es de tus dotes mágicos para localizar a una persona. Si lo que te preocupa es el dinero entonces tranquilízate, pienso pagarte muy bien.

Dicho eso abrí el cierre de mi bolso y acto seguido vacié todo su contenido sobre el escritorio frente a él. Desde su interior cayeron joyas de la más alta gama. Anillos, collares, pulseras bañadas en oro puro y con incrustaciones del más exquisito diamante. Eran las reliquias que más cuidado y aprecio poseía mi madre, todas guardadas baja llave en una impenetrable caja fuerte que yo misma abrí sin su consentimiento. Sabía que venir hasta aquí me conllevaría un alto precio y como era consciente que los seres oscuros no pueden evitar ser avariciosos con las cosas materiales supe enseguida lo que debía hacer. Robar a mi propia familia no me enorgullece, pero una vez cumplido mi objetivo devolveré cada una de estas piezas a su lugar, o en su caso, la mayoría.

El Sorcerer le brillaron los ojos al ver la cantidad exorbitante de joyas resplandecientes a solo centímetros de sus manos. Gimió con visible asombro y supe enseguida que ya lo tenía comiendo de mi palma. Todo ser oscuro cae ante la evidencia de dinero o valor monetario en sus bolsillos. No pueden evitarlo.

Mire como sostenía un collar de gemas de rubí frente a sus ojos y lo examinaba como si jamás hubiese visto algo tan hermoso. En su mente algo pareció hacer click y finalmente me devolvió la mirada con decisión en sus pupilas.

De acuerdo, me tienes ¿A quién deseas encontrar? dijo y posteriormente le revelé el nombre de la persona que deseaba hallar con suma urgencia De acuerdo. No pienso preguntar la razón de por qué intentas ponerte en contacto con un ser tan vil como ella, pero una cosa si te digo; mi ritual para localizar un ser en el mundo terrenal conlleva a que debo poseer alguna partencia física de esa persona. Algo que sea o haya sido de su propiedad.

Por eso razón vine más que preparada. Desde el fondo de mi bolso de mano saque a la luz una hermosa bufanda del más costoso lino violeta. Fue un regalo de mi parte en el último cumpleaños que pasamos juntas, vivimos tantas cosas que me pareció una buena idea regalarle esa bufanda y luego mostrarle el boleto de avión donde reflejaba una estadía de tres días seguidos en los Alpes Andinos con todo pago. Mi familia siempre le ha gustado vacacionar en grande y pensé que llevarla conmigo sería una gran experiencia de amigas. Ella con lágrimas en los ojos acepto gustosa el regalo y me envolvió en un amoroso abrazo que hasta el día de hoy puedo sentir en mí.

Le extendí el objeto a Eleazar entendiendo que muy en mi interior aún deseaba reconectar esa amistad que teníamos en el pasado. Mi mente sigue sin aceptar que nos haya traicionado de esa manera tan ruin y malvada.

Proseguiré a decir el ritual.

Saltaron chispas, humo negro y una canción en un idioma extraño. Yo observaba todo con sumo asombro. Luego de lo que pensé fue la más increíble muestra de magia pronuncio en voz arcaica el nombre del lugar exacto donde se encontraba mi antigua compañera de experiencias. Mi vieja amiga.


Dejo salir un suspiro al pensar que tal vez esté cometiendo un terrible error que probablemente me cueste la vida. Los motivos que me han trasladado a este inesperado viaje tal vez no sean suficientes como para abandonar mi perfecta existencia en Japón.

Supe en el minuto uno que no sería una travesía sencilla, existían tantos impedimentos que por un segundo creí que sería una tarea casi imposible de completar. Por supuesto no podía decirle a nadie cuales eran mis verdaderas intenciones, solo de imaginarme el regaño que me darían mis padres y en todas las posibles escenas de mi hermano mayor al enterarse hacia donde quería dirigirme fue suficiente motivo para quedarme callada. Lo más probable es que me encadenasen en mi alcoba y no me dejasen salir hasta que recapacitase. Por esa razón tuve que elaborar una forma de irme de casa sin que absolutamente nadie descubriera mi paradero. No podía comprar un boleto de avión y viajar en primera clase como si nada, quedaría en mi registro y en lo que menos que canta un gallo tendría a toda la policía rodeándome y llevándome nuevamente a casa.

Tuve que pensar en otra alternativa.

Viajar a otro país de forma ilegal fue una vivencia que pensé jamás viviría. Vendí algunas joyas de mi madre y con el dinero recolectado pague los servicios de un hombre que podía transportarme de la frontera a frontera sin que los retenes policiales supieran de mi existencia. Los oficiales en China me daban mucho miedo y si me encontraban con las manos en la masa era muy probable que me encerrasen de por vida en alguna de sus sucias prisiones.

Fueron días en los que transcurrí escondida dentro de un conteiner metálico que viajaba dentro de un barco que transportaba autos desde Japón a China. Conmigo viajaban dos familias que debido a los altos precios en Japón no tenían más opción que regresar a su país de origen donde a pesar de la mala represión del gobierno se podía vivir con bastante poco una vida normal. Por lo general suele ser al revés, los habitantes chinos viajan de manera ilegal a Tokio en busca del sueño de todas sus vidas.

Al llegar a tierras extranjeras supe que ya no me encontraba en la seguridad de mi país. Había venido varias veces a China con mis padres, siempre nos alojábamos en los mejores hoteles y visitábamos los más emblemáticos lugares, pero esta vez era diferente. No iba a China como una turista más, iba porque tenía asuntos pendientes que resolver cara a cara con una persona en especial.


¿Estás segura de lo que piensas hacer? me había preguntado el Sorcerer.

Se le notaba preocupado al enterarse cuales eran mis futuras intensiones después de descubrir cuál era el paradero exacto de la sede principal del clan más peligroso y poderoso del mundo. Lo entendía porque yo me sentía de la misma forma. En mí albergaban miles de preguntas y dudas al respecto de mis decisiones. No sabía que me aguardaba una vez que estuviese frente a ella.

¿Tengo alguna otra opción? lo mire en busca de alguna solución menos estricta para esta situación que perturba nuestras vidas Si no hago algo al respecto seguirán asesinando a más gente inocente como si nada. Debo enfrentarme a este problema yo misma. Debo ser yo que detenga sus planes malvados.

Estamos hablando de que iras a enfrentarte a un clan de sangrientos Nephilim. Tu sola.

Mi intención es hablar con ella. Pedirle que por favor convenza a su padre de anular el tratado que posee con los demonios y así evitar que se derrame más sangre suspire mirando al suelo Pienso evitar el conflicto lo más posible.

¿Qué pasa si no? deja salir la pregunta al aire observándome con gesto serio ¿Qué pasa si cree que tus argumentos no son válidos y decide degollarte la garganta?

Trague en seco. Esa posibilidad no la había pensado con claridad, en mi cabeza creía que solo hablar con ella bastaría para hacerle entender que sus actos no son los correctos. Que muy en su interior aún existía esa amable y sencilla chica que alguna vez conocí y llame amiga. Si por algún motivo mis suplicas no eran suficientes para convencerla no me quedaría otra opción más que batallar a muerte.

Cuando me entere que San y los suyos estaban detrás de la muerte de los padres de Auri fue como experimentar un despertar en mi interior. En el momento que lo vi atravesar el marco de su casa seguido por Light supe que algo no estaba bien, lo presentí. Cuidándome que ningún oficial siguiera mis pasos rodee la casa en buscada de alguna puerta o ventana que me ayudaran a observar que sucedía dentro de la casa. Desde el patio de su vecino visualice el balcón de la habitación de Auri a lo lejos, la puerta corrediza estaba abierta y no se veía a ningún uniformado cerca. Entendí en ese momento que si quería obtener respuestas debía subir a ese lugar.

No supe cómo pero cuando menos me di cuenta ya estaba escalando un árbol cercano al balcón. Sin importarme que tal vez con solo pisar alguna rama débil podría caer y matarme en seco seguí subiendo el árbol sin mirar abajo. Cuando me encontraba lo suficientemente cerca del barandal tome una honda respiración que me lleno de valentía y sin más miramientos salte. Mis pies resbalaron y si no fuese porque me sostuve a tiempo del barandal en ese instante seria puré de Henai.

Tome fuerzas de donde no sabía que tenía y finalmente pude arribar al balcón. Con la respiración entrecortada por el arduo trabajo que me costó llegar hasta allí mire por los cristales de la puerta en busca de alguna pista. Al principio no encontré nada más que una habitación vacía, pero en un abrir y cerrar de ojos visualice como Idol y Light entraban en la habitación con expresión de haber visto un fantasma. Ambos hablan de algo importante, se les notaba por sus semblantes que algo mala había sucedido. Sin perder tiempo me acerque al extremo de la puerta corrediza y agudice mi oído para poder escuchar a escondidas su conversación. La culpa me abrumo por un segundo al verme envuelta es esta situación, jamás había sido de las chismosas que oyen pláticas a escondidas, pero en ese momento no le vi como algo malo.

Como un balde de agua fría me cayó la noticia de saber que Lady Abrahel, San y su sequito de desquiciados eran los culpables de que en ese instante Auri sufriera la perdida de ambos padres. Mi corazón dio un vuelco cuando oí el contenido de la carta ser narrada en voz alta por Light.

Desde ese momento entendí que debía hacer algo al respecto. Algo que tal vez para muchos no fuera de su agrado.

Volví a mirar al Sorcerer dejándome embriagar por la tristeza y la pena que sentí alojarse en mis costillas en ese instante. Duele de solo pensar que toda la responsabilidad era mía y de nadie más.

Peleare dije con voz entrecortada.

Él me observo con una pizca de melancolía en sus ojos. No hace falta tener poder telepático para saber lo que está pensando sobre mí. Por más segura que me sintiera con respecto a mi decisión, una parte de mí sabía que no tendría oportunidad alguna contra alguien tan poderoso como ella, menos contra una habilidad tan grande como la de hacer sufrir a tus oponentes con solo mirarlos fijamente.

Una vez la enfrente y perdí mi ojo izquierdo.

Lo vi decir una maldición y levantarse a toda prisa hacia el estante de objetos místicos al final de la habitación que él mismo denomino como su «"Guarida"». Removió algunos tubos de ensayo y libros viejos hasta dar con el objeto que él buscaba. Regreso al escritorio y con un golpe seco dejo caer sobre la oscura mesa un frasco pequeño con líquido espeso y de color neón en su interior.

Fruncí el ceño al no entender que es eso que ha puesto frente a mí. El noto mi confusión y hablo desasiendo la niebla de duda que cubría mi cerebro.

Es un elipsis mágico que te ayudara a potenciar tu energía espiritual explico y yo seguía sin caer el veinte Bébelo si en algún momento crees que necesitas una fuerza extra. La necesitaras, créeme.

Sostuve el frasco entre mis manos entendiendo el trasfondo de sus palabras. Él sabía que por más que intentase mediar con alguien como ella era muy probable que fuese inevitable un enfrentamiento físico, más teniendo en cuanta que estaré dentro de su territorio Su hogar.

Gracias le agradecí al recibir tan útil obsequio.

No me lo agradezca hizo un ademan con la mano para quitarle importancia al asunto Puedo comprender por el parche en tu ojo que desde el revuelo contra Lady Abrahel tus poderes han disminuido en categoría ¿No es cierto?

Asentí sintiendo la impotencia correr por mis venas. Era cierto que desde que ese desgraciado demonio quiso culminar mi vida con sus propias manos mi visión no era muy factible que digamos. Lo que antes me hacía especial y diferente del resto de los humanos fue interrumpida por una avalancha de resentimiento y malos recuerdos. Ya no podía sentir el aura de un alma venir a varios kilómetros de distancia como antes. Me costaba mantenerme enfocado debido a las miles de voces del más allá que atormentaban mis pensamientos hasta el punto de hacerme enloquecer. Ya no podía contar con mi poder elemental. Ya no podía ser un Nephilim.

Eres un lector de almas, Henai oí su suave voz a través de la penumbra que cubría la habitación Tu poder es mucho más sorprendente de lo que crees.

Eso me hace hundir más el ceño.

¿Qué quieres decir? pregunté sintiendo una creciente curiosidad en mí interior.

Digo que un lector de almas no solo puede ver el interior de un humano, demonio o cualquier criatura cercana. Un lector de almas también es capaz de transformar la energía espiritual de su interior y materializarla a su atojo y gusto, robarla incluso explicaba sin dejar de observarme muy fijamente Es una habilidad que muchos matarían por tener. Existen muy pocos ángeles que adquieren ese don. Por esa razón Lady Abrahel quería tanto obtener tus ojos.


Desde esa impactante confesión mi vida dio un giro de 180º. Por mucho tiempo me cuestione las razones por las cuales yo había terminado con la pérdida de un ojo. Cuando presencié por primera vez mi poder elemental grite horrorizada por la imagen que vi de mí misma a través del espejo. Dos ojos de color neón muy brillantes, tal cual faroles alumbrando las costas de los muelles para que los barcos sepan donde se encuentran ubicados. Miracle decía que era una cualidad sorprendente, para mí era una maldición. Vivir el resto de mis días con ojos de color anormal era un martirio para mis futuros planes. ¿Cómo iría a la Universidad de esa forma? ¿Cómo encontraría al amor de mi vida y le explicaría que tengo mirada de alienígena? ¿Cómo podría hacerme un nombre en el mundo de la moda como mi madre si me veía como una mutante?

Para mi cargar con el peso de un poder tan grande era demasiado agotador. No quería tener un poder así, no deseaba ser un magnifico Nephilim si eso conllevaba a que mi visión fuese tan sobrehumana. Todos los demás poseían poderes increíbles y lo mejor es que a ninguno les había afectado físicamente, seguían luciendo iguales ¿Por qué yo era diferente?

Después de acabar en urgencias comprendí que realmente me habían maldecido. Jamás llegue a imaginar que terminaría de esa forma tan deplorable, si no fuese por el apoyo incondicional de mis padres y por mi hermano probablemente me hubiese lanzado desde el piso más alto de ese hospital. Mis esperanzas de seguir con vida fueron impulsadas con la idea de que Auri venía a visitarme cada día, sin falta. Él no tenía por qué hacerlo, yo seguía en cuidados intensivos y las visitas solo se limitaban a familiares cercanos, pero aun con esa restricción de normas él iba cada día esperando obtener noticias mías. Eso me motivo aún más para permanecer fuerte, recuperarme y avivar las ganas de vivir que alguna vez perdí.

En aquella habitación, mientras mirada el techo blanco sobre mi cabeza con mi único ojo sano me pregunte una y mil veces por qué Lady Abrahel había deseado tanto que me uniera su legión ¿Qué era lo que ella veía en mí que le ansiaba tanto tener un poder como el mío en sus tropas y que al negarme la ira le haya cegado tomando la decisión de matarme? Siempre tuve esa duda flotando en mi cabeza.

Nunca obtuve una respuesta hasta que algo en las palabras de Eleazar retumbó en mí despertando una posibilidad que antes no era capaz de apreciar. Mi poder era mucho más inmenso de lo que yo imaginaba, tanto que miles de demonios matarían por obtenerlo. Por esa razón cuando me negué a ser parte de su causa Lady Abrahel exploto de cólera y pago toda su frustración conmigo.

No sabía que en mi albergaba un poder tan genial. Miracle nunca me explico que un lector de almas era capaz de obtener energía espiritual de otros y utilizarlo para materializar cualquier cosa que este desease, ya sea un arma, una bomba o incluso un campo de energía. Jamás creí que yo podría alcanzar tan grande nivel de poder con solo imaginármelo. Con esa nueva habilidad desbloqueada y con un frasco de elipsis que Eleazar me había obsequiado me convencí a mí misma que podía lograrlo. Que pase lo que pase saldría victoriosa y finalmente San y los suyos culminarían su era de matanzas en Osaka y el mundo entero.

Esa era mi motivación.


Te imploro que no lo cuentes a nadie sobre cuales son mis futuros planes le suplique una vez que me había revelado la esencia de mi verdadero poder elemental Estoy muy segura que mis padres enloquecerán una vez que no regrese a casa. Llamaran a la policía, detectives ¡Inclusa la S.W.A.T! Pero pase lo que pase debes prometerme que no le dirás a nadie donde estoy.

Él medito por varios segundos no muy convencido de querer ser cómplice de mi locura magistral.

No lo sé, yo... dejo la oración por la mitad sin saber muy bien que decirme.

Eleazar, no te pido mucho comente como ultima jugaba para tratar de convencerlo Solo necesito que guardes silencio por unos días.

Volvió a pensarlo mirando hacia la nada.

De acuerdo accedió finalmente a lo que yo brinque de alegría Solo si me prometes que no harás tonterías y volverás a casa con tus padres, sana y salva.

Te lo prometo.

Sonrió satisfecho con mi respuesta. Yo hice un ademan para que se acercase un poco a mí y pedirle otro favorcito antes de poner mi plan en marcha.

Tengo que pedirte otra cosa él acorto la distancia que nos separaba con el ceño hundido en su frente.

¿Qué?

Necesito pólvora. Mucha pólvora.


Y así concluyo nuestra conversación en ese momento. Con su ayuda pude encontrar al hombre perfecto que me traería hasta China sin levantar sospechas, me aconsejo que la forma más fácil de no dejar rastro alguno sobre mi paradero sería comprando todo en efectivo y evitando usar mi identificación o tarjetas de créditos. Al llegar a China pude alquilar una habitación donde conseguí asearme y dormir en una suave cama luego de pasar días dentro de un contenedor oscuro y caliente por el sol que le azotaba encima. Una vez limpia y descansada repase una vez más el plan en mi cabeza y me prepare de pies a cabeza con armas y una que otra sorpresita que posiblemente necesitaría una vez que pida hablar con mi antigua amiga.

Si las cosas resultaban como debían de salir no tendría que usar mi plan de reserva, pero si algo raro ocurre claramente la paz nunca será una opción.

Con mi túnica cubriendo el armamento que tenía encima me dispuse a ir en trayectoria hacia la sede principal donde alberga el más grande poder de concentración de los Nephilim Septentrionalis. La isla Hainan al Sur de China. El lugar donde actualmente Regall Konoe es gobernante.

Enterarme que el verdadero padre de San es dueño de su propia isla y que además es legítimo gobernador de esa provincia me sorprendió muchísimo. Sabía que los Konoe poseían poder político tanto en China como en Japón, pero jamás creí que sería hasta tal punto de ser su propio líder. En definitiva los Nephilim Septentrionalis albergaban mucho territorio a nivel mundial.

Nos tomó alrededor de media hora llegar hasta el muelle de la isla, estaba tan alejada del mundo exterior que por un momento creí que navegaríamos hasta el otro extremo del océano. El chico detuvo su bote a orillas del muelle y como un experto descendió de un salto para asegurarlo en una viga cercana al bote. Un vez listo me ayudo a descender como todo un caballero, no me importo que sus manos estuviesen llenas con grasa de motor, para mí era un lindo gesto que me trajera hasta aquí y también que fuese tan amable a tan corta edad.

Le agradecí con una leve inclinación de cabeza y seguidamente mire el imperio desarrollarse frente a mi ojos. Un jadeo fascinante sale fuera de mi boca al ser consciente de tan increíble provincia. Es maravilloso.

Realmente se las ingeniaron para crear su propio epicentro de comercio y tradición en esta enorme isla. Aún anonadada recorro las pintorescas calles mirando todo con suma admiración. Es muy parecida a la capital, hay tantas personas alrededor que por un segundo me sentí como estar en mi ciudad natal en Tokio. Los locales son una mezcla de la más alta tecnología con el toque tradicional de la antigua China Occidental. La estructura de los edificios son imperiales, con sus característicos techos en forma de triángulo y ventanas de papel.

Es como haber retrocedido en el tiempo donde la era Edo reinaba nuestra nación. ¿El padre de San es dueño de todo esto? No lo puedo creer. Solo tuve la oportunidad de ver al señor Konoe una vez, para mí solo era un extraño que reconocía a mi ex mejor amiga como su hija, siempre creí que el verdadero padre de San había muerto en un accidente automovilístico y que ella y su mamá solo se tenían una a la otra. Cuando la verdad me exploto en la cara y supe que San me había mentido sobre el origen de su vida todo durante todo el tiempo que fuimos cercanas no supe cómo reaccionar. En un principio no lo acepte, me negaba a creer que estuvo viéndome la cara de estúpida durante la gran mayoría de nuestra amistad. Al verla ahí, de pie junto a ese extraño hombre, entendí que si me había mentido y yo había caído en su trampa.

Konoe Regall era un hombre poderoso, esta isla es un claro ejemplo de todo el poder y riqueza que posee su familia. Y pensar que siempre pensé que yo era la más privilegiada entre San y yo, a nivel económico. Cada vez que podía le invitaba a comer o simplemente le obsequiaba mis prendas que solo use una vez porque supuse que el trabajo de su madre falsa no era suficiente como para comprarle ropa bonita y a la moda ¡Ja! Que ingenua fui.

¡Es dueña de su propia puta isla!

Posee más lujos que el mismo presidente de EE.UU. Ahora que puedo apreciar con mis propios ojos el nivel de vida que tienen los Konoe me siento como una estúpida. En todos esos años creí que sabía lo que era vivir rodeada de lujos y cosas caras, pero mi casa ni la cuenta bancaria de mis padres se comparan con la inmensa fortuna de tener tu propio imperio y ser alabado por miles de personas que dependen de tu sabia guía.

Estoy sin palabra.

Camino por los alrededores dejándome envolver por el aura festiva que expresan los lugareños. Se les ve muy contentos comprando o compartiendo anécdotas de sus vidas en los bares al aire libre que se encuentran cerca. Todos aquí visten con ropa tradicional china, las mujeres de kimono y los hombres con sus hakamas. Es como entrar en un túnel del tiempo y caer en una época antigua, con la única excepción de que aquí la tecnología también forma parte de su día a día.

Me dirijo hacia el puesto de una señora mayor que vende adornos de arcilla como lindos obsequios de recuerdos. Miro la belleza y simpleza de cada figura y no puedo evitar querer comprarlas todas, realmente son geniales.

—Disculpe —digo llamando su atención. La señora voltea a mirarme y me regala una radiante sonrisa de bienvenida.

—Sí, dígame ¿Desea comprar un recuerdo de su visita a Hainan? —dice con amabilidad. Su conclusión hacia mi persona me descoloca un poco ¿Acaso...?

— ¿Cómo sabe que no soy local? —pregunto al verme expuesta de esa manera, en ningún momento le di a entender que no soy de aquí.

—Digamos que por tu acento y por el hecho de que pronuncias muy despacio las palabras puedo intuir que no eres de aquí. Hasta me atrevo a decir que no eres de origen chino ¿Japonesa tal vez?

Vaya. Sí que sabe leer a las personas.

En mi cabeza pensaba que gracias a mis años aprendiendo idiomas como el inglés, mandarín, francés y algo de alemán me ayudarían a pasar desapercibida entre las personas de acá. Mi mandarín no es el mejor del mundo pero puedo entender lo suficiente como para establecer una conversación con cualquier persona nativa. Claramente mis rasgos no son chinos pero tampoco son del todo japoneses. La forma de mis ojos son almendrados y la mayoría de las personas siempre suelen señalar que me parezco muchísimo a mi madre cuya descendencia efectivamente es angelical. Rubia natural, de ojos color verdes agua y una belleza sin igual. Mi madre es una preciosidad de mujer, que me comparen con ella es todo un alago para mí.

Presenciar cómo esta señora adivino mi verdadera descendencia es impresionante.

Claro mi garganta saliendo de mi estado de asombro anterior. No debo expresar señal de que me ha tomado por desprevenida su acotación.

— ¿Te comió la lengua el gato ahora? —dice al notar que no he vuelto hablar.

—Yo... —no sé qué decirle. Estoy muy nerviosa —Simplemente deseaba preguntarle donde puedo encontrar la residencia de los Konoe.

—Ah. Hablas del palacio real.

— ¿Palacio real? —repito adoptando una expresión atónita. No me esperaba eso como respuesta.

—Si —afirma segura —El palacio real, donde vive la familia soberana de esta nación. Todo residente de esta isla conoce y respeta a la familia Konoe, son nuestros reyes y gobernantes.

—Desconocía que los Konoe albergaran sangre real en sus venas —ese dato no estaba en su expediente. ¿Qué más secretos ocultan esa misteriosa familia? Su propia isla y ahora reyes. Definitivamente algo no encaja aquí.

—Es un secreto a voces —me aclara la anciana —Los antiguos residentes conocemos la historia en su totalidad. Se sabe que el tatarabuelo de Konoe Regall fue emperador de la antigua era. A pesar que luego se desvinculó de sus deberes como emperador y poco después pasó a la siguiente vida hemos trasmitido ese dato de generación en generación, por esa razón aún tratamos a nuestro gobernante como digno rey de este imperio que el mismo construyo y reformo.

Efectivamente puedo sentir el amor y devoción que le guardan los lugareños de la isla a la familia Konoe, los tratan como reyes, seres de alta jerarquía que merecen la pena besar el suelo donde pisan. Si lo que dice esta anciana es cierto entonces San podría convertirse en la futura reina soberana y heredera de todo el imperio Konoe.

Reina...

Estuve en presencia de una futura reina todo este tiempo. Una descendiente al trono. Creo que me va a dar algo.

Respiro llenando mis pulmones de aire controlando el repentino mareo que me azota de repente. Enterarme de esa manera que mi ex amiga será reina me ha desequilibrado un poco. Necesito recuperarme antes de siquiera volver hablar.

— ¿Dónde puede encontrar ese palacio? —le pregunto a la anciana que no ha dejado de observarme con curiosidad oculta.

—En el centro de la isla. A unos cuantos kilómetros de la plaza principal —me indica señalando un punto bastante lejano —Si sigues por ese camino no te tomara mucho tiempo llegar, aunque si yo fuera tú tomaría un Taximan.

— ¿Taximan?

—Ya sabes. Un taxi dominado por un chico e impulsado por un caballo. Son muy populares aquí.

—Disculpe mi ignorancia señora pero... ¿Es que acaso aquí no existen autos? —desde que puse un pie en esta isla no he hecho más que preguntarme si estaré en la época correcta. Todo luce tan fuera de lo ordinario, realmente no sé qué pensar.

La señora ríe por mi visible desentendimiento de lo que sucede aquí. Me siento como Alicia en el país de la maravillas; perdida.

—Por supuesto que existen autos ¿Crees que estamos en la era medieval? —acota a lo que yo me abstengo hacer algún comentario sarcástico —Es solo que por petición de nuestro rey se prefieren los transportes a cabellos que los autos que pueden dañar el ecosistema de esta isla. Nuestro señor se preocupa mucho por el bienestar de sus habitantes y por preservar la pureza que nos brinda este magnífico lugar que llamamos hogar.

Increíble. Simplemente insólito. Konoe Regall aparte de ser el líder de un poderoso clan de semi humanos, también posee sangre real y es ecologista en sus tiempos libres ¿Qué más me puede sorprender de alguien como él? ¿También es un actor ganador de un Oscar? ¿Un Grammy? ¿El Novel de la Paz? No lo entiendo.

Le agradezco por su atención a la amable señora y me encamino a encontrar alguno de esos Taximan que son tan reconocidos y solicitados en esta extraña isla. No me toma mucho tiempo dar con uno y efectivamente se trata de un sutil carruaje amarrillo conectado a un cabello bien entrenado. He travesado un portal a los años 20.

Le pago la tarifa que sorprendentemente es más accesible que un taxi común en la gran ciudad. Me gusta. Al decirle hacia donde me dirijo le ordena al caballo avanzar a paso constante hacia el centro de la isla.

Por varios minutos voy admirando la magnífica estructuración de esta isla. El ambiente se siente tan sereno y pintoresco, lleno de energía positiva. Creer que estos cimientos fueron construidos a base de dinero sucio me desilusiona mucho. ¿Cuántas vidas se tuvieron que sacrificar para construir esta isla? ¿Cuánta sangre inocente derramo para ser dueño de algo así? No sé si quisiera conocer la respuesta.

En mi cabeza se extiende una única cosa. Encontrar a San y terminar con todo esto. Si hablando no solucionamos todos nuestros problemas entonces no me quedara de otra que destruir su precioso reino. Quemarlo hasta las cenizas, así tenga que arder con él.

El carruaje se detiene frente a un enorme portón de extremos filosos como dagas doradas. A lo lejos se puede apreciar la elevación de un hermoso palacio imperial de varios pisos de altura. Este es el hogar de los Konoe. El hogar de San.

Desciendo del extraño vehículo y camino hasta dar con dos guardias que custodian la entrada principal del palacio. Al llegar a ellos me lanzan una mirada mezquina que eriza los vellos de mi nuca, realmente lucen intimidades con esos uniformes de guerreros a punto de atravesar a cualquiera con sus lanzas filosas. Trago saliva al percibir su pesada aura cerca de mí. Con mi vista periférica puedo percibir que no son humanos comunes, en sus almas rodea un circulo azul que me indican que son Nephilim, seres semi humanos con habilidades sobrenaturales.

Con ese dato en mente decido actuar.

—He venido hablar con Konoe San. Díganle que su antigua amiga quiere verle —anuncio con voz clara y segura, todo lo contrario de lo que siento en mi interior.

—Nadie puede venir y demandar la presencia de la princesa sin una cita previa —me informa uno de los guardias con cara de pocos amigos — ¿Tienes cita?

—No, pero...

—Entonces no puedes entrar —me corta de raíz.

Esto no va como yo lo esperaba. En mis planes no estaba reflejado que los Konoe fueran considerados reyes y mucho menos que albergaran tanta seguridad. Debo pensar en otra estrategia que me permita entrar al palacio. No puedo dar marcha atrás estando tan cerca del premio. No puedo.

—Créanme, ella querrá hablar conmigo. Si le dicen que Mikoshiba Henai está aquí de seguro ella...

— ¡Ya dije que no! —grita con dureza —Ahora vete andar si no quiere que te eche a patadas de aquí.

Genial. Absolutamente genial. Atravesé la mitad de mar, pase días encerrada en un contenedor mal oliente y escape de casa solo para venir hasta aquí y que no permitan ver a San. Todo esto es basura, única y exclusiva basura.

Pensaba aférrame al portón y comenzar a gritar el nombre de San cuando sorpresivamente el guardia que se encontraba dentro de la cabina a un costado de la entrada le hace señas al otro guardia que amenazo con patearme el culo. Ambos se dicen algo en susurros y en cuestión de un minuto el guardia vuelve a su posición inicial mirándome de arriba abajo con visible desprecio. Le caigo mal, eso es seguro.

—Nos acaban de notificar que tu entrada está permitida. Por favor pase adelante —mi boca cae al suelo. Definitivamente no esperaba que cambiase de opinión tan repentinamente con respecto a dejarme entrar. Que suertuda soy — ¡Puertas!

Exclama y en menos de un diez segundos tengo pase libre al interior del palacio real.

—Seguidme —me ordena y yo no hago más que obedecer.

A medida que recorro el increíble jardín de la residencia Konoe no puedo evitar jadear anonadada por tanta belleza. Lilas de todos colores, orquídeas y rosas son el epicentro de la atención visual. La gran escultura de una fuente que seguro cuesta millones de yenes se extienden por el costado derecho del camino principal. Puedo visualizar a varios jardineros hacer su labor matutina, no debe ser trabajo sencillo mantener una obra de arte como esta día a día.

Sigo al guardia subiendo con naturalidad los escalones blancos que dan hacia la inmensa entrada del palacio. Por un intercomunicador el guardia pronuncia un código y seguidamente ambas puertas de roble se abren para nosotros. El interior del palacio es muchísimo más asombroso que el exterior. Columnas altas como gigantes se extienden hacia el cielo donde un techo compuesto de vitrales hermosos ilumina toda la zona. En ella puedes apreciar varias formas geométricas que forman una imagen, son iguales a las que ves dentro de una iglesia. Atrapantes. Camino hasta el centro del vestíbulo el cual está decorado con diversas esculturas de mármol blanco. Estar aquí me recuerda a un museo, así de glorioso es su vibra. Realmente envidio la casa de San.

—Espera aquí —dice el guardia antes de desaparecer por un pasillo angosto.

Me percato que la estancia se encuentra desierta, cosa que no es muy común dentro de un palacio tan gigante como este. Uno pensaría que habría empleados por cada rincón del lugar, pero al parecer los Konoe les gusta la privacidad.

Sigo concentrada en mi trabajo examinando cada pequeño detalle del lugar cuando una voz grave y rasposa irrumpe mi acción.

—Vaya. Vaya. Vaya ¿A quién tenemos aquí? —escucho como las palabras retumban por las paredes haciendo eco.

Busco al dueño de esa ronca voz hasta que levanto la mirada y doy con nadie más y nadie menos que con el gobernante y rey de toda esta bella isla; el mismísimo Konoe Regall.

—No lo podía creer cuando vi tu imagen en las cámaras de seguridad de mi palacio. No soy de quedarme con la duda así que di el permiso de que entraras para verlo por mis propios ojos —sonríe de forma burlesca —La perfecta y siempre obediente Mikoshiba Henai, aquí, en mi territorio ¿No es irónico?

Su carcajada me genera repulsión. Debe pensar que se me zafo un tornillo al arriesgarme a venir a su propio territorio, rodeada de su gente y sin escape alguno. Desde un punto de vista lógico tengo todas las de perder al venir aquí sin refuerzos ni un plan de huida, pero un sentimiento en mi interior me asegura que esta era la única opción fiable para eliminar de una vez por todas sus deplorables acciones. Debo aniquilar a los Nephilim Septentrionalis de raíz.

Elevo ambas manos en modo de rendición. Ladeo una inocente sonrisa para hacerle creer que me tiene comiendo de sus manos.

—En venido en son de paz —digo fuerte y claro debido a la distancia que nos separa. Él se encuentra sobre un balcón interno del piso superior al mío, allí puede darse el lujo de obtener una vista completa de todo el salón principal, como un rey mira a sus súbditos —Comprendí que estaba del lado equivocado, por eso he venido hasta aquí, para rectificar mi error.

—Veo que al fin piensas con cordura —ríe inclinando todo su cuerpo sobre la baranda de metal que conforma el balcón —Pero eso sigue sin explicar que haces en mi isla.

—Sabias que estaba aquí mucho antes de que entrara a tu palacio ¿No es así?

— ¿Qué te puedo decir? —ríe nuevamente —Tengo ojos en cada lugar y espacio de esta isla, al fin y al cabo es mía.

—De eso me doy cuenta.

Doy un rápido vistazo alrededor al sentir como cientos de pares de ojos están fijos en mí. Sin darme cuenta varias personas han aparecido de la nada rodeándome por completo. La estancia que antes se encontraba desierta ahora es el núcleo de un grupo de personas vestidas con cuero negro y armadas hasta el cuello. Por las expresiones en sus rostros puedo adivinar que no les agrada la presencia de un extraño en sus aposentos.

Desde la sombras comienzan a salir uno a uno sosteniendo con fuerza sus artefactos de matanza que posiblemente utilizaran para cortarme en pedacitos muy pequeños. No puedo llegar a contar cuantos son en su totalidad pero me superan radicalmente en número ¿Cincuenta? ¿Setenta? ¿Todos ellos contra un pequeña e indefensa chica como yo?

Estoy frita.

Miro arriba donde puedo apreciar la sonrisa de oreja a oreja que Regall en este momento posee en sus labios. Lucen más viejo desde la última vez que mis ojos lo conocieron por primera vez, las bolsas moradas bajo sus ojos es un indicativo que ha estado ocupado o estresado con algo ¿Hay problemas en el paraíso?

—Como veras Henai, soy una persona muy ocupada, tengo toda una nación esperando por mis mandatos y no puedo hacerlo esperar por más tiempo, así que... di lo que tengas que decir y vete por donde entraste.

La forma tan hostil en la que me corre de su palacio se me hace algo muy grosero. ¿Así tratan a los invitados en Hainan? ¿Este es el amoroso y caballeroso rey que tanto aman? Que decepción.

—No me tomara mucho tiempo. Solo deseo hablar con su hija y después me retirare sin resistencia alguna.

— ¿San? —frunce el ceño — ¿Por qué quieres hablar con mi dulce princesa?

—Lamento decirle que eso es un asunto entre ella y yo. Así que si no es de mucha molestia podría llamarla por mí, por favor.

—No hace falta —dice un voz muy familiar para mis oídos —Ya estoy aquí.

Desde la puerta detrás de Regall aparece San en la escena. Trago en seco al verla después de tanto tiempo, para mis ojos sigue luciendo como la misma chica tímida que conocí en la biblioteca, aquella que no le dio miedo dirigirme la palabra y que a pesar de todos los rumores que circulaban sobre mí y mi familia se tomó el tiempo para conocerme y llegar a ser mi amiga.

Siento como si hubiese transcurrido siglos desde aquello. Ver como nuestra relación se rompió en un abrir y cerrar de ojos hace que mi corazón se contraiga. Si soy totalmente sincera, la extraño muchísimo.

—San —susurro su nombre con apenas un soplido.

Ella me observa desde su elevada posición sin inmutarse por mi inesperada presencia, eso o sabe muy bien como disimilar su sorpresa. En todo este tiempo ha aprendido a disfrazar sus emociones con facilidad, como una máscara invisible que cubre todas sus penas y secretos internos, pero puedo recordar que cuando estábamos a solas o salimos de compras juntas podía comportarse como la adolescente normal que siempre ha querido ser, la verdadera San. En ese preciso instante no existía el plan maligno de traicionarnos, ella no era heredera de una inmensa fortuna, no era hija de un aclamado rey ni pertenecía a la más grande corporación de Nephilim del mundo.

Para mí era San —que en ese tiempo se hacía llamar Misaki—, mi amiga.

— ¿Qué haces aquí Henai? —pregunta sin dejar de observarme.

Respiro hondo dejando a un lado los recuerdos del pasado. Debo concentrarme en mi plan y no hacerles pensar que tramo algo.

—He venido hacer las paces contigo —doy un paso al frente —Te explicare todo lo que sucede, pero a solas.

—Imposible —nos interrumpe su padre —Todo lo que tengas que decirle a mi más grande tesoro debes hacerlo bajo mi presencia. Es una norma que todos deben cumplir aquí.

Puedo notar la fría expresión en el rostro de San, eso me da a entender que esa acotación es cierta. Imagino que al ser heredera de todo este magnífico imperio debe vivir su vida bajo estrictas normas que debe cumplir a pie de la letra todos los días, nada de amigos ni fiestas ni nada. Debe enfocarse únicamente en la prosperidad de su clan y ganarse una reputación entre sus súbditos para que cuando ascienda al trono todos ellos la valoren y respeten su palabra como lo hacen con su padre.

Ahora comprendo por qué en ningún momento sentí que me estuviera mintiendo. Tal vez en un principio si nos conocimos por pura casualidad, pero a medida que paso el tiempo ella llego a ser ella misma, olvidándose de todas las responsabilidades que aguardaban una vez que regresará a su vida original. Por esa razón fue tan abierta conmigo y dolió como dolió su traición. Solo ella y yo podemos describir como fue esa sensación de abandono al romperse nuestro sagrado vínculo.

Al verme comprometida por no poder tener una charla a solas con mi antigua amiga decido jugar otra carta, una menos amable.

—De acuerdo —accedo sintiendo todas las miradas centradas en mí —San. Sé que no terminamos en los mejores términos y que por tu engaño casi pierdo la vida —hablo únicamente mirándola a los ojos, como si nadie más existiera en la habitación aparte de nosotras —Pero quiero que sepas que no te culpo. Soy consciente que no tenías otra elección más que esa, que la presión por enorgullecer a tu padre fue motivo suficiente para que eligieras tomar ese camino. No te culpo por nada de lo que sucedió en aquel bosque —percibo como su mirada se humedece un poco debido a la emoción que le provoca mis más sincero perdón, mis palabras parecen llegarle al corazón, puedo sentir como se quebranta la barrera que separa sus sentimientos de su deber como futura reina del clan —Fuiste una amiga increíble, no me alcanzara la vida para agradecerte todos esos momentos lindos que vivimos en el pasado. Y por esa razón sé que todas las muertes que has cometido desde entonces solo han sido porque te lo han ordenado. No fue porque tú lo deseases.

— ¿Cómo estás tan segura de ello? —dice con la voz entrecortada.

—Porque te conozco —mi simple respuesta parece sorprenderle —Conozco a la verdadera tú. No importa si tu nombre es San o Misaki, para mi seguirás siendo la misma chica que conocí en el pasado. Sé que aún existe bondad en tu corazón, por esa razón te pido, no, te suplico que frenes por completo esta ola de matanzas sin sentido. No tienes que matar a más personas inocentes para proseguir con tu plan de convertir a tu clan en una potencia mundial. Eso no es lo que quieres. Eso no es lo que dicta tu corazón.

Desnudo mi alma sin importar que cientos de espectadores piensen que estoy loca. Mi único objetivo es abrirle los ojos a San y que se dé cuenta de una vez por todas que lo que está haciendo está mal, ella no es así y no importa cuántas veces debo recordárselo, para mi es importarte traer de vuelta a la San sensata que alguna vez conocí. Aquella a la que le abrí las puertas de mi casa y de mi vida. Aquella que sabe todo de mí.

De repente, una mordaz carcajada irrumpe el gélido silencio que adueñaba la estancia segundos antes. Tanto San como Regall se desplazan a un lado, amontonándose uno contra el otro, dejando paso a alguien, o a algo mejor dicho. Al observar la expresión de infarto en los rostros de los líderes del clan apartarse del camino dejando espacio a una imponente sombra oscura que sobresale por encima de todos.

Mi instinto de huir fue un buen reflejo de supervivencia al ver a la persona que menos espere encontrarme aquí.

Lady Abrahel.

Sentí arcadas, la bilis me cosquilleaba en la garganta al tener a pocos metros de distancia a la única responsable de que mi vida se fuera a la mierda.

Luciéndose con unos tacones altos rojos y un bléiser color vino camina con la gracia de una modelo balanceando su larga melena platinada. Su rostro blanco pálido sin ninguna imperfección se hace visible entre las sombras hasta colocarse en el foco de atención en medio del aquel balcón. Sus perfectos labios se encuentran ladeados en una sonrisa y por el brillo de sus ojos puedo percibir que ha estado escuchando toda la conversación desde el minuto cero.

—Miladi —se reverencia Regall besando el torso de su mano con benevolencia. San también se inclina pero sin mostrarse muy receptiva a la presencia de la chica —No esperaba su visita el día de hoy ¿A qué se debe tan grata sorpresa? —dice con el entrecejo muy fruncido.

—Vine a supervisar que todo estuviese en orden antes de la luna sangrienta. Lo último que esperaba era encontrarme con una escena tan tierna como esta —mira en mi dirección e inmediatamente siento como los vellos de mi nuca se erizan —Que agradable verte otra vez, Henai. Veo que no te quedo ninguna marca a parte claro del parche en tu ojo.

Ríe burlándose de mi faltante globo ocular del cual ella misma se encargó de arrancar de un solo jalón. Mi estómago se revuelve al punto de querer sacar una arcada.

Con su presencia las cosas se complican mucho más. Lo que empezó como un plan de hacer las paces se ha tornado en la perfecta oportunidad de vengarme por todas las atrocidades que nos ha hecho pasar ese vil demonio. Si tan solo pudiese ahorcarla hasta dejarla morada sería más que gratificante para mí.

—Lady Abrahel —pronuncio su nombre con algo de asco en mi paladar —No puedo decir lo mismo de usted. Para mí es muy desagradable ver tu horrenda cara —suelto esperando hacerla enfadar, cosa que logro con éxito.

Su sonrisa burlesca se desdibuja siendo reemplazada por una mueca irritada. Se cruza de brazos sobre su pecho adoptando una posición de segura ante todos los presentes.

—Me dices a mi horrenda cuando la que gritaba clemencia cuando le arrancaba su preciado ojito eras tú —lanza el ácido comentario de vuelta causando la risa de las personas amontonadas alrededor.

Mi reacción fue afianzar los pies al suelo y elevar la quijada. No me causo gracia su comentario con respecto al dolor terrible que experimente en aquella ocasión, me indigno pero mi sentido de venganza es mucho más latente en mi interior. El plan había cambiado y ahora lo único que deseaba era ver calcinar hasta el más pequeño centímetro de su cuerpo. Ahora la que gritaría por piedad seria ella.

—Di lo que quieras. Ambas sabemos que no eres nadie sin tu demente amo —sonrió al notar como se ha quedado en shock por mi irrespetuoso comentario.

—Yo que tu tendría mucho cuidado al hablar del próximo rey supremo del Inframundo, si no quieres claro salir de aquí ciega del todo.

—Me importa una mierda tus amenazas —exclamo fuera de mí —Me quitaste todo lo que amaba, mi futuro, mi amor propio y mataste a los padres de Auri sin pensar en cómo él sufriría por ello. Eres un monstruo.

—Está en mi ADN, querida.

Sintiendo el peso extra alojado en mi cintura tomo la irrevocable decisión que probablemente toda mi familia lamentara que haya tomado. No tengo otra opción más que pasar a la acción. Si no puedo detener su rastro de muertes y sangre por medio de la comunicación entonces... no me queda de otra que destruir el centro de sus malévolas intensiones.

Pensaba solo asesinar al padre de San pero ahora con la presencia de Lady Abrahel las cosas se tornan más difíciles. Puedo erradicar de la faz de la tierra a las dos personas más malvadas del mundo o morir en el intento. Sea cual sea al resultado final alguien morirá aquí hoy.

—No me das miedo, Lady Abrahel —retomo la palabra sintiendo una creciente seguridad brotar de mis poros —Una vez ya me hiciste experimentar el peor dolor de toda mi existencia, ahora estoy vacía por dentro. No le temo a la muerte. No temo culminar aquí todo lo que comenzó en aquel bosque. Pero antes de que eso siquiera ocurra me asegurare de que tu reino del mal caiga con tu amo incluido. No permitiré que más personas inocentes mueran a costa de tus planes frustrados.

—O si no... ¿Qué? —pregunta mirándome con aires de superioridad.

Suspiro al darme cuenta que no queda de otra. Agacho la mirada dispuesta a revelar lo que desde el motel barato llevo cargando en mí. No solo me coloque esta túnica para despistar la atención de los guardias o policías en la zona, sino que también lo hice para ocultar las armas que Eleazar dispuso para mi seguridad y defensa persona. Sabía que no podía acudir al epicentro de los Nephilim Septentrionalis con las manos vacías, no soy tan ilusa como para creer que acatarían mi petición así de fácil, algo en mí me decía que no accederían a dejar su plan sin antes pelear por ello.

Sonrió ampliamente abriendo el borde de mi túnica negra dejando al descubierto a todos los presente la inmensa arma mortal que cuelga de mi cintura. Casi mil gramos de dinamita preparados para explotar y volar todo este palacio y más allá. Eleazar comento que estaba demente al pedirle que me dispusiera bombas del tamaño de bolas de billar lo bastante sutiles para ocultarlas bajo mi ropa sin llamar la atención pero con el suficiente poder para arrasar con toda una ciudad entero. Me costó bastantes joyas de mi madre conseguirlas, pero valió la pena cada inversión.

En combate cuerpo a cuerpo soy un blanco fácil de aniquilar, pero ahora con estas armas en mi poder ellos lo pensaran dos veces antes de intentar acercarse a mi posición y atacarme. Puedo convertirlos en parrilla de domingo con un solo movimiento de muñeca.

Con el detonador en la mano, doy un paso hasta colocarme en medio del amplio salón. Las reacciones no se hicieron esperar, escuche como varias personas jadiaban sorprendidas por mi osadía al venir aquí con bombas repletas de pólvoras. El semblante de Regall era blanco, su boca se encontraba ligeramente abierta y sus ojos no dejaban de fijarse en el cinturón alrededor de mi cintura en el cual cuelga las bombas, todas conectadas de forma inalámbricas al detonador manual en mi mano. Gracias a la magia del Sorcerer pudimos convertir el botón en un lector de huellas que únicamente se activa con mi tacto, nadie más puede usar este artefacto mortal, solo yo.

San agranda sus ojos como platos al intuir mis planes. Me conoce lo suficientemente bien como para saber que cuando se me mete una idea a la cabeza no existe nada ni nadie que me haga cambiar de opinión. Pero la reacción de Lady Abrahel fue la que más asombro me causo, en su semblante no había indicios de estar preocupada ni alterada por mi inesperado movimiento de fichas, todo lo contrario, su sonrisa se hizo más grandes y el brillo de su iris se iluminó con más intensidad. Parecía estar... ¿Gozando? Eso me descoloco un poco.

—Henai... —el susurro en la voz de San me hizo levantar la mirada hacia ella — ¿Qué...? ¿Qué estás haciendo?

—Exactamente lo que ves, San —levanto la quijada con pose segura —Pienso explotar todo este lugar desde sus cimientos. No me importara explotar también, con tal de matarlos a todos ustedes y acabar con sus malignos planes me basta.

—No sabes lo que dices ¡Eso es muy peligro!

— ¡Guardias! —grita Regall retornando a un estado alerta. Veo como varios individuos con cascos y lanzas afiladas corren a mí alrededor hasta encerrarme en un círculo sin escape. En perfecta sincronización orientan todas sus armas hacia mí con expresión implacable en sus semblantes —Les ordeno que la maten ahora mismo. Después denle su cadáver a los tigres y que no quede ni un solo hueso de ella ¿Entendieron?

Los guardias asienten comprendiendo las órdenes de su rey.

— ¡Si dan un solo paso más no dudare en pulsar este botón y hacerlos volar a todos! —amenazo dando un giro sobre mi talones mostrándoles la seriedad de mis palabras. Las bombas titilan luces verdes y el detonador se siente pesado al extender mi brazo hacia el frente. Regall palidece al caer en cuenta que no tiene escapatoria. Seguro maldice internamente por dejarme entrar a su palacio en primer lugar, jamás se esperó que tuviese un haz bajo la manga tan letal.

—Niña insolente ¡Nos mataras a todos! —exclama desesperado.

Sonrió al conseguir mi cometido, ahora no le quedara de otra más que acatar mis demandas si no quiere que su apreciado clan que tantos años le ha tomado llegar al poder muera bajo la mano de una adolescente como yo.

Noto una gota de sudor correr por su frente debido a la presión que debe sentir sus hombros en este momento. Él es el mandamás de toda una comunidad que él mismo construyo convirtiéndose en rey gobernante, en él recae la responsabilidad de que sus súbditos continúen una buena vida o todo se torne un infierno en plena tierra.

Me disponía hablar en voz alta cuando un cambio de roles me deja muda.

—No lloriquees más, Regall. Causas vergüenza —expresa con asco la chica a su lado. Cambia su dirección enfocando su mirada en mí —Debo admitir que me impresiona tu valentía, niña. Vienes aquí amenazando con volarnos a todos si no hacemos lo que pides. Una jugada digna de aplaudir para una insignificante humana como tú. Lástima que deba frenar tu show en este instante.

Antes de que pudiera preguntarle a que se refería con ese extraño comentario, se me puso la piel de gallina. Presencie la cosa más atónica que pudiese creer que sucedería. Vi como el cuerpo de Lady Abrahel salto por encima del barandal del balcón y cayó como un rayo al suelo atravesando la gigante altura que separaba la planta superior con la inferior. Como un gato cae de pie sin inmutarse por aún llevar esos altísimos tacones de cuero fino. Con la gracia de una dama peina los mechos largos que se han desacomodado de su lugar y los coloca detrás de sus hombros. Me quedo muda al tenerla a solos pasos de mi posición, me mira muy fijamente sin dejar su sonrisa ladeada. Trago en seco y siento como los nervios regresan con toda velocidad a mi sistema.

Ella señala hacia el cinturón explosivo que cargo encima mirándolo con oculta curiosidad.

— ¿Cuánto alcance tiene esa cosa? —pregunta con el ceño hundido.

—Tanto como para arrasar con este palacio y varios kilómetros a la manzana.

—Ya veo —dice sacudiendo su cabeza en afirmación —Entiendo que no solo has venido hasta aquí porque quisieras mediar un tratado de paz, en tu interior también deseas venganza por todo lo que yo y los míos te hemos causado ¿No es así?

— ¿A qué viene eso?

—Pues digo. Imagino que deseabas vengar el hecho de que ahora eres parcialmente ciega —cambia de peso hacia su otra pierna luciendo muy casual — ¿O es otra cosa? Ah ya sé. Quieres vengar la muerte de esos señores ¿No dijiste que eran los padres del Filius? Auri creo que era su nombre —la mención de los padres de Auri capta completamente mi atención y ella parece notarlo —Le atine ¿Cierto?

Me muevo intranquila por la fría forma en la que aborda un tema tan delicado para mí. Ella detecta como mi pulso arterial cambia dejando en evidencia cuanto me afectan sus palabras.

— ¿Quieres saber cómo sucedió todo? —sonríe de oreja a oreja —Fue muy fácil a decir verdad. El padre ni siquiera se dio cuenta qué lo mato, iba llegando a casa cuando uno de mis hombres le rebano el cuello —encoje sus hombros como si fuese un tema muy cotidiano de todos los días y no el relato de cómo asesino a dos personas inocentes —La madre fue mucho más divertida de torturar. No dejaba de gritar ni llorar mientras azotaban su rostro una y una vez contra el cristal. Escuchar como su cráneo se rompía en mil pedazos fue sublime. Música para mis oídos.

—Serás una... —detengo mi insulto al notar cómo me hierve la sangre. Ha logrado su cometido, me ha hecho enfadar muchísimo.

—Comprendo que desees tomar venganza por tus propios medios, pero amenazándonos con bombas no saciaras esa sed de sangre que tienes por dentro —añade borrando su sonrisa —Si tanto quieres matarme esta es tu oportunidad. Mano a mano. Tú y yo. Sin interrupciones ni caminos fáciles. Formalicemos este encuentro y batallemos hasta que una de las dos no respire más. Quiero luchar contra esa chica que se atrevió a lanzar una daga hacia mi nuca mientras le daba la espalda. Quiero ver ese fuego en tu mirada mientras te abalanzas contra mí.

Medito su propuesta sintiendo el trasfondo de sus palabras. Claramente Lady Abrahel es mucho más fuerte que yo, además, nada me asegura que sea una pelea justa y que ninguno de los guardias o lacayos intervengan a favor de ella. Podría fácilmente declinar su oferta y detonar las bombas, pero... ¿Es lo que realmente deseo hacer? Al venir aquí solo contaba con un plan de respaldo por si las cosas no resultaban a mi beneficio, en ningún momento me vi peleando contra la desgraciada que me ocasiono tanto dolor en el pasado. Ahora que tengo la oportunidad de matarla al alcance de mis manos no sé qué hacer ¿Me dejo consumir por el odio que siento por dentro o me voy por la vía sencilla? De todas formas es muy posible que no salga con vida de aquí ¿Qué importa si muero batallando o explotando en mil pedazos? De igual manera las bombas se activaran una vez que pulse este botón.

Busco en el bolsillo trasero de mi pantalón el frasco con elipsis mágico que Eleazar me regalo. Miro el brillante contenido preguntándome que sucederá si bebo todo de una solo golpe ¿Me hará lo bastantemente fuerte como para hacerle frente a un demonio de la categoría de Lady Abrahel? ¿O convulsionare hasta que mi boca bote espuma debido al fuerte efecto de la medicina? Ya ha demostrado ser implacable al momento de atacar pero... ¿Alguna vez enfrento a un lector de almas en su máxima potencia? En aquel bosque se le veía muy interesaba con que me uniera a sus tropas, dijo que una persona con mis habilidades sería muy útil para su jefe. Si tanto quería que aceptara su propuesta y se tornó una persona completamente diferente cuando le rechace hasta el punto de perder la cabeza entonces quiere decir que muy dentro de ella teme enfrentarse con un ser tan poderoso como yo.

Con mi mente más despejada tomo mi decisión.

—Acepto —oriento todo mi cuerpo hacia ella —Solos tu y yo. Nadie más debe interponerse o si no lo vuelo todo ¿De acuerdo?

—Esplendido —sonríe aún más.

Los espectadores se reúnen alrededor atentos a la futura batalla que está a punto de desempeñarse frente a sus ojos. Es casi como ver el Super Bowl en vivo y en directo. Doy un rápido vistazo hacia el piso superior captando la expresión de preocupación en el rostro de San, su padre por el contrario se encuentra complacido con el show, le pide a uno de los asistentes que le busque una silla para apreciar todo con mayor comodidad, solo le faltan las palomitas de maíz. 

Me quito la túnica que me impedirá moverme con facilidad y comienzo a trazar un plan en mi cabeza que me dé la ventaja en esta difícil situación en la que yo misma me he metido. Lady Abrahel posee la habilidad de modificar las huesos de su anatomía a su atojo y gusto, será una tarea dura poder acercarme lo suficientemente a ella como para cortar su cabeza. Sus huesos son tan duros como el acero, una daga no podrá hacerle más que un simple rasguño. Con todo eso en contra no me queda de otra más que esquivar sus ataques y agotarla hasta el punto de poder tener un hilo de espacio que me permita acercarme a su cuello y así derrotarle. En mi cabeza se comienza a proyectar todas las enseñanzas sobre combate que aprendí de Miracle; como atacar cuando el contrincante es mucho más fuerte y alto que tú, como usar tu poder para tomar la ventaja, como esperar el momento exacto para dar el golpe final. Todo eso se hace presente en mí y empiezo a entusiasmarme poco a poco.

Amarro mi cabello en una cola alta dejando el camino libre para mi escaso punto focal. Debido a que no poseo mi vista periférica izquierda tendré que moverme rápido y cubrir con mi ojo derecho todo el panorama frente a mí. Lo demás se lo dejo en manos de mi instinto.

Sintiendo como la presión del momento me consume guardo el detonador en el borde de mi pantalón de fibra flexible para luego destapar la tapa el frasco que luce como vomito de unicornio «A la mierda todo». Sin más miramientos ni arrepentimientos bebo todo su contenido sintiendo un amargo sabor a limón bajar por mi garganta. Toso y todo mi cuerpo se sacude al percibir el poder correr por mi torrente sanguíneo. Experimento el mayor cambio de aura que jamás creí sentir. Mi cerebro colapsa al ser embriagado con la intensidad de mil Red Bull, mis cinco sentidos se agudizan y mi poder elemental se transforma en uno más fuerte y poderoso.

Y de repente... lo puedo ver absolutamente todo.

Lo que antes se me hacía imposible ver retorna a mí con mayor ímpetu. Con los sentidos a flor de piel hecho un vistazo alrededor llevándome la sorpresa de que puedo ver el alma y la energía espiritual de todos los presentes en esta habitación. Es como presenciar un show de luces violetas y azules. Sus auras son fuertes pero son nada comparadas con el poder que albergan Regall y San cuyas auras resplandecen sobre el resto. Giro en dirección a la chica frente a mí y efectivamente puedo captar el aura roja emerger de su interior, sin alma o algo que le haga ser humana, solo el poder del odio que cubre su corazón.

Sonrió complacida al notar los pequeños pero alcanzables puntos de chacra que se alojan por todo su cuerpo. Cada ser, ya sea humano o no, posee un punto débil de energía escondido en su interior, solo basta con romper el torrente de energía que lo alimenta para acabar con un enemigo en pocos segundos. Viendo como ahora es más que evidente su punto débil puedo sentirme extasiada nuevamente. Mi poder ha vuelto, y con más fuerza que nunca.

No soy la única en percatarse ya que Lady Abrahel frunce el ceño al presenciar la transformación del aura en mí. No se me pasa desapercibido su nerviosismo al sentir el cambio de energía brotar de mi interior.

—Tu iris cambio, ahora es de color rosa neón —acota con la voz tensa.

— ¿Lo notaste? —río al percibir su miedo. Nunca espero que algo así ocurriese —Me quitaste mi ojo izquierdo pero nunca contaste con que podía despertar mi tercer ojo —digo elevando una sonrisa ladeada —Una vez me dijiste que me uniera a ustedes ¿Realmente me querías tener en tu ejército o simplemente temías que me revelara en ese instante porque sabias lo que era capaz de hacer alguien con mi poder?

Recompone su postura enfocando su mirada en el color de mi ojo.

—En realidad no me interesaba tenerte cerca —se sincera —Pero sabía que mi jefe se contentaría con albergar a un ser tan grandioso como un lector de almas en su equipo.

— ¿Así que lo hiciste por compromiso? —dejo salir una carcajada seca sin gracia —Siempre me has temido. Temes que pueda ser capaz de ver tus puntos débiles en este momento, por eso explotaste de cólera cuando me negué a ir con ustedes —señalo mi marche —Dijiste que si no podías adueñarte de un poder como el mío me lo quitarías a la fuerza, por eso ahora no puedo ver por mi lado izquierdo, solo porque temías que llegase su momento despertara el poder que llevo dentro de mí y te aniquilase de uno solo golpe ¿No es así?

Su respuesta tarda varios segundos en llegar.

—Siempre velare por el bien de las intenciones de mi amo, aunque no esté del todo de acuerdo —se despoja de sus tacones y truena su cuello de un lado a otro —Puedo sentir el poder emanar en ti, es mucho más fuerte del que sentí en aquella ocasión —acota haciendo referencia a nuestro encuentro en aquel bosque —Teniendo eso en cuenta no me dejas otra opción que ir en serio contigo. En esta forma jamás venceré a un lector de almas, soy un blanco fácil para tu habilidad de ver a través de la energía que corre por mis venas. Debo recurrir a mi forma original si deseo vencerte.

— ¿Forma original? —frunzo el ceño confundido.

Ella eslava una sonrisa maliciosa y acto seguido el blanquecino de sus ojos se convierte en posos oscuros como el petróleo. Su rostro se torna pálido y venas verdosas comienzan adornar cada centímetro de su piel. La fibra de su cabello se vuelve grueso como alambres tiesos y quebradizos, los hombros se les agrandan al punto de parecer que lleva hombreras y su mandíbula se torna muy cuadrada.

Gracias al traga luz que conforma gran parte del techo sobre nuestras cabeza puedo apreciar como el lindo clima cambia a uno desastroso avecinando lo que está a punto de ocurrir. Afuera había estallado de repente una tormenta, la clase de tormenta que derriba árboles y casas. No había ningún rayo de sol o centímetro de cielo, sólo relámpagos que iluminaban todo con fogonazos de luz. Estaba lejos de la costa de la isla pero por mis sentidos agudizados podía oír las olas de siete metros batiendo contra las dunas como artillería pesada.

—Disfruten el show —había dicho con voz de ultratumba dejándome petrificada en mi posición.

Entonces ocurrió la cosa más rara del mundo. Los ojos empezaron a brillarle como carbones en una barbacoa, se le alargaron los dedos y se transformaron en garras, su bléiser se derritió hasta convertirse en enormes colas del grueso de un tronco. Su mandíbula se alargó como boca de cocodrilo y por el brillo en su interior pude captar una irregular hilera de dientes totalmente afilados como tiburón... Me quedé estupefacta. Había dejado de ser una mujer para transformarse en una criatura horripilante con forma de dragón sin alas, zarpas y la boca llena de colmillos amarillentos, y quería hacerme trizas... De pronto, las cosas se tornaron aún más extrañas; fue entonces cuando una tremenda llamarada iluminó el salón deslumbrándolos a todos. Ahora sí me había llegado la hora. La bestia verdadera estaba saliendo de Lady Abrahel y la cosa se iba a poner muy fea. Los ojos del demonio brillaron como las blancas luces de un coche a medida que su cuerpo se desgarraba y transformaba en una bestia horripilante. Un ser espantoso ocupó su lugar, con sus huesos relucientes y sus garras acuchillando el aire.

Era horrible.

Cuando toda su alucinante transformación a bestia hubo terminado, la criatura soltó un aullido tan fuerte que los vidrios de las ventanas explotaron en mil pedazos, los que se encontraban cerca taparon sus oídos para evitar que estos sangrasen. La matanza era inminente. No había esperanza para que en ese momento me arrepintiese de mi decisión y huyera corriendo lejos de ese monstruo. Mi respiración se tranco al sentir la amenaza de sus palabras brotar desde su garganta.

—Prepárate para morir, mocosa.

En ese corto instante se abalanzó sobre mí a toda velocidad. Sin tiempo para procesar lo que había visto desvaine la katana que ocultaba en mi espalda y apunte hacia delante. Respire hondo llenándome de la energía espiritual que me concedía la naturaleza y vi como en cámara lenta como Lady Abrahel venia hacia mí con una mirada asesina. Mis rodillas parecían de gelatina y las manos me temblaban tanto que casi se me cae el arma al suelo, pero reaccione y como pude me firme sobre mis dos pies y con el impulso de un rayo arremetí contra ella.


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Hola personas hermosas!! I AM BACK!! 

Gracias por la espera, he intentado ser lo más puntial posible pero creo que esa palabra no se me da muy bien XD

Pero de todas formas gracias por todo el apoyo y el amor que semana trás semana le dan a mi historia. 

Acaban de anunciar que los Premios Wattys son en Julio y de verdad estoy muy ilusionada con participar, creo que de aquí allá ya la historia estará más que terminada. Los mantengo al tanto de lo que pase

△NANY DREAMS

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