Hobi dormía en el pecho de Jimin, abrazando al mayor y a la pequeña que también dormía en el lugar. Yoongi rio bajito, tomando a la pequeña en brazos ya que comenzaba a moverse, dando indicios de que pronto despertaría y quería ayudar a Jimin en todo, dejándolo descansar después de tener a la bebé y de todos los días cansados en el hospital, también por los primeros días con la pequeñita.

Recién se cumplía una semana desde la llegada de la pequeña Hayoon, todavía no se acostumbraban al nuevo cambio en sus horarios de sueño, pero estaban totalmente enamorados de ella.

Y es que era inevitable no enamorarte de ese rayito de sol, del milagrito que había llegado al mundo apenas hace unos contados días.

La pequeña se tranquilizó en los brazos de su padre, sus ojitos cerrados y sus manitas en puños, su cuerpo era tan pequeño y delicado, fácilmente podía tenerla en brazos sin cansarse.

Lentamente caminó hasta la cocina donde tomó un biberón pequeño, completamente limpio y esterilizado, para comenzar a a servir el agua con una mano mientras en la otra arrullaba a su niñita.

Logró arreglárselas para cerrar el agua especial para bebés con una mano, para después destapar la fórmula y servir la medida que el doctor les había indicado. Dejó todo en su lugar y cerró el biberón con un poco de dificultad para después caminar hasta el sillón más cercano donde la recostó entre sus piernas y su brazo, asegurándose de que el agua estuviera a buena temperatura y que la leche fluyera bien por la mamila.

Al obtener buenos resultados comenzó a darle la leche. La pequeña boca de la menor se aferró a la mamila, succionando con rapidez. Yoongi sonrió lleno de vida y felicidad, los labios hinchados y rojitos de la bebé parecían no tener intenciones de soltar la mamila hasta obtener la última gota de leche.

Así fue como esperó a que la leche se gastara para retirar el biberón con cuidado y dejarlo a su lado, después la cargó hasta dejarla en su pecho donde comenzó a palmear su espalda.

Ella estaba satisfecha y durmiendo en el pecho de su papi Gigi.

No pasaron más que algunos minutos para escucharla eructar satisfecha. Yoongi rio completamente enamorado y feliz.

Nuevamente la regresó a sus brazos, mirándola de frente. Y en ese momento se perdió en ella, era la décima vez en la semana que se perdía en su pequeña hija, completamente enamorado de ella y orgulloso porque esa bebé significaba mucho para Jimin, para él y para el amor que tanto se tenían.

Escuchó pasos, pero siguió admirando a la pequeña que era tan parecida a él, pero también a Jimin.

Sintió una mano en sus hombros, después escuchó su voz en un susurro adormilado, pero preocupado.

—Pensé que la había dejado caer —Jimin chilló, todavía asustado.

—Lo siento, amor, ya era su hora de comer y estaba por despertar. Además, te veías muy cansado, yo se que estás cansado y es por eso que quiero hacerme cargo de ella, tú tuviste toda la responsabilidad de Hobi por mucho tiempo y yo no ayudé en nada, ahora quiero que sepas que siempre te ayudaré, porque cuando te ofrecí ese anillo te prometí siempre ser tu soporte y juntos encargarnos de los niños, de la casa, de la familia tan linda que estamos haciendo crecer en nuestro cálido hogar.

Jimin asintió completamente feliz y enamorado, rodeando el sillón para tomar lugar junto a Yoongi.

Su cabeza descansaba en uno de sus hombros mientras su mano se dirigía a la pequeña.

Ella tomó el dedo de su padre, sin planes de soltarlo pronto. Jimin rio enamorado, acercándose para besar su pequeña y blanquita mano.

—¿Hobi sigue dormido? —preguntó después de algunos minutos.

—Despertó cuando me levanté, pero le dije que iría por agua y que él podía seguir durmiendo tranquilo pues tú estabas cuidando de su hermanita.

—Es tan protector con ella... Estoy tan agradecido con Hoseok por darme a un niño tan inteligente y con sentimientos tan bonitos, el amor que expresa cada día por su hermana o por nuestra familia es simplemente maravilloso.

—Hobi es un niño maravilloso, de eso no hay duda. No sabes cuanto lo amo.

—Claro que lo sé, cariño. Es por eso que te amo tanto, amas a mi hijo como si fuera tuyo y ahora que nuestra pequeña nació, nada ha cambiado con él, sigues amándolo como el primer día que lo conociste, sigues cuidando de él y protegiéndolo como cuando recién aprendía a caminar y estoy seguro de que ella crecerá con el mismo amor que le entregaste a mi hijo —sonrió, acercándose para buscar sus labios y dejar un pequeño beso en la zona.

Jimin le sonrió, abrazándolo para besar sus mejillas, ambos amándose en ese momento mientras ella dormía tan tranquila y ajena a lo que sucedía con sus amorosos padres.

Así siguieron, solo mirándola, pero los ojitos de Jimin comenzaban a cerrarse, luchaban contra no dormirse, pero por cada segundo que pasaba era más difícil. Yoongi lo notó, muriendo de ternura.

—Vamos amor, tienes que descansar mucho, dentro de los próximos meses y años dormiremos menos, tenemos una boda que planificar y a una bebé ver crecer y volverse rebelde con las papillas o la escuela, incluso a un adolescente quejoso.

—Cariño, todavía falta mucho para todo lo demás que no sea nuestra boda —rio risueño.

—Es solo que no me quiero perder nada de eso —confesó.

Jimin se acercó, besando sus labios una última vez antes de ponerse de pie. Ambos padres caminaron de vuelta a su habitación.

Hobi seguía dormido así que con mucho cuidado entraron a la cama, Jimin lo alzó lo suficiente para dejarlo nuevamente en su pecho, abrazándolo como si estuviera abrazando al peluche más suave de todos. Yoongi guardó la imagen en su memoria, acomodando a la pequeña en su pecho y después de asegurarse de no dejarla caer o lastimarla de algún modo, volvió a dormir, teniendo tantos sueños bonitos con su familia.

Uno de sus sueños se había cumplido y dormía en la misma cama que sus padres y hermano mayor, ahora seguía cumplir el sueño compartido y buscar otro y otro, cumpliéndolos uno a uno y siendo tan felices como pudieran.

La vida de Jimin había obtenido un nuevo amor que cuidar y otorgar, siendo tan fuerte y tan valiente por su bebé y claro, por Hobi, que siempre lo recibiría con los brazos abiertos, como si fuera su propio hijo.

Tuvieron su milagrito, lo habían logrado.

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