21 ※ Juicio ※

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𝑨 𝑳𝑰𝑭𝑬 𝑭𝑶𝑹 𝑼𝑺

>>>


¿Piedad?

No.


¿Dolor?

Sí.


¿Arrepentimiento?

Jamás.


[...]


Aquella joven rubia esperaba pacientemente a la llegada de su superior, permaneciendo sentada en un viejo sofá de la habitación, sin embargo, la ira, los recuerdos dolorosos, y más sentimientos inundaban su pecho, siendo como una fuerte presión que le desesperaba sentir y al mismo tiempo obligaba a querer actuar.

No podía cruzarse de brazos.

Ese hombre que habían traído hasta el hotel era responsable de lo que había pasado en el hospital hace tres meses. No podía quedarse impune.

Casi pierde una parte importante de ella.

Casi pierde a su padre.

Abby no podía soportarlo más.

Flashbacks de aquel día inundaban su mente. La angustia y dolor de ver a su padre recostado en aquella cama de operaciones siendo intervenido de emergencia, mientras el poco personal médico de las luciérnagas que aún quedaban con vida lo atendían y hacían todo lo posible por salvarlo.

Aquel inmenso miedo de perder a su familia, de no poder hacer nada para ayudar, y esa ansiedad tan horrible que carcomía su interior cada vez que veía como tiraban al suelo una gasa ensangretada junto al resto.

Abby solo podía llorar y golpear con fuerza el cristal que daba vista a la sala de operaciones.

Ella quería hacer pagar al que había hecho eso.

Bruscamente se levantó del sofá y miró con asco el cuerpo del hombre, el cual, desde que llegó y lo metieron a dicha habitación en el piso 4, permanecía inconsciente y encadenado, teniendo ambas manos elevadas al techo a la fuerza, tal como si se tratara de un prisionero de la edad media, dejando su torso vulnerable.

Abby con sus ojos buscó por el lugar algo que pudiera serle útil como arma, clavando rápidamente su mirada en una bolsa recargada en el lado derecho del viejo armario en la habitación, con dos palos de golf dentro. Totalmente nuevos pero opacados por el paso del tiempo.
Esto inconscientemente la hizo esbozar una sonrisa.

Con cautela se acercó a la bolsa y sacó uno de aquellos palos, tomándolo con firmeza en ambas manos observándolo mejor, pero después, dirigiendo su vista al intruso, llegando rápidamente más recuerdos de hace meses.


[...]


¡Papá! ¡Papá por favor!

¡Déjenme ayudar!

¡No no no no! ¡No te mueras!

No me dejes... no me dejes...


[...]


No iba a esperar más tiempo.

Por lo tanto, agarró con fuerza el mango del palo con ambas manos y lentamente se acercó a Joel, elevandolo poco a poco conforme se acercaba.

A pesar de su delgado cuerpo por su corta edad, logró golpearlo fuertemente del lado derecho del torso justo en las costillas sucesivamente durante algunos segundos, intercalando los golpes en ambos lados y en la cadera del hombre.
Quería lastimarlo al igual que él lastimó a su padre.

Por ahora.

Dichos golpes y dolor ocasionado en su abdomen hicieron que Joel despertara desconcertado y se moviera inconsistemente para evitar ser nuevamente golpeado.

- ¡Eres un puto demente!- Gritó con pudor y desprecio la joven chica, quién seguía golpeándolo en el estómago

Aquel traumático momento pasaba por su mente una y otra vez. Esa escena cuando encontró a su padre en el suelo junto a un charco de sangre siendo atendido por los enfermeros, y cuando Abby intentó ayudar en vano, solo llenándose las manos y su ropa de sangre.

Joel frunció su rostro y se quejó del fuerte dolor tratando de zafarse del agarre de las cadenas, pero realmente era complicado por la posición en la que estaba. No tenía muchas opciones más que intentar moverse para minimizar el impacto y el dolor.

Mientras más golpes daba Abby, más perdía la cabeza, ahora deseando ver a ese sujeto muerto y su sangre manchando el suelo, sin embargo, esta fue arrebatada de su trance al oír una voz y sentir su tacto.

- ¡Abby detente!-

Rápidamente el hombre se acercó a ella por detrás, y antes de que esta pudiera nuevamente soltar otro golpe, tomó sus manos justo cuando estas estaban elevadas listas para atacar con el palo y las inmovilizó, obligando a Abby a detenerse y mirar a su superior.

En efecto, Abby logró volver a la realidad y parar unos segundos para recuperar el aliento y la noción de su entorno. La sed de venganza que venía acumulando desde hace meses era demasiada.

Bajó sus manos y aligeró el agarre. Su respiración estaba agitada, y una pequeña gota de sudor resbaló por su sien mientras su pecho subía y bajaba constantemente.

- Cariño tranquila, te pedí que lo vigilaras, no que lo mataras- Le recordó el hombre con calma bajando las manos junto a las de Abby, enseguida ella soltó el palo de golf al suelo el cual emitió un ruido corto tras el impacto

- Por poco y lo hace- Bromeó sarcásticamente en voz baja uno de los dos hombres guardaespaldas que habían entrado a la habitación junto al padre de Abby

Jerry Anderson al oírlo detrás de él volteó inmediatamente.

- ¡Andrew!- Llamó su atención con molestia, rápidamente el mencionado bajó la mirada y aligeró el agarre de su arma, apenado por el regaño de su superior

El hombre de cabellera clara y complexión ligeramente redondeada miró unos segundos al guardaespaldas con unos ojos fulminantes, pero sintió como Abby soltó sus manos de las suyas y se separó unos pocos pasos de él mientras lo observaba espectante, recordándole a Jerry el motivo del porqué estaba ahí.

Finalmente, después de todo lo que había organizado y ordenado hacer para ese tan ansiado encuentro.

Un encuentro que Jerry esperaba y el cuál sabía que sería clave para sus planes.

- Joel Miller...- Enunció el hombre con satisfacción levantando ligeramente sus manos al verlo

Joel estaba encandenado y no tenía opción, por lo que con su cuerpo adolorido giró un poco elevando su rostro y miró a aquel que había dicho su nombre de esa manera tan natural y confianzuda, como si ese tipo ya lo conociera desde antes.

- ¿Quién eres?- Preguntó Joel con su tono de voz apago y molesto, tratando de no verse vulnerable, aunque claramente lo estaba

Jerry se limitó a sonreír de oreja a oreja y acercarse con lentitud dos pasos hacia su invitado especial, colocando sus manos detrás de su espalda y poniéndose en una posición firme frente a él.

Joel se veía confundido y algo perdido por la situación, cosa que Jerry disfrutó ver en el rostro del hombre.

- Hace tres meses, el mundo pudo tener una vacuna... una cura. Pero, tú Joel, un hombre insensible y demente, lo impidió, asesinando a todo miembro de las luciérnagas, y  llevándose a Ellie del hospital Saint Marry.-

Jerry pausó unos segundos para mirar la expresión facial de Joel determinadamente, disfrutando de cada segundo de inquietud interna que le estaba generando a aquel bastardo.

- Tú en tu locura e impulsividad por poco me matas, pero, para mi suerte, el equipo de enfermería quirúrgica logró salvarme... Justo a tiempo antes de perder la cantidad necesaria de sangre para matarme-

Joel enseguida asimiló las cosas y abrió sus ojos completamente ante el impacto, recordando todo lo sucedido esa ocasión hace meses...

Era él.

El hombre parado frente a él con esa aura siniestra y vengativa que emanaba, era aquél cirujano que iba a realizar la operación para crear una vacuna.

Era el cirujano al que Joel había disparado.

Pero ahora, más determinado que nunca.

Jerry notó cómo Joel había unido las piezas y no pudo evitar reírse entre dientes, al mismo tiempo que enderezaba su postura y plantaba bien los pies en el suelo de la habitación, listo para revelar algo que anciaba y le emocionaba. Aunque antes, aclaró su garganta para asegurarse que el bastardo lo escuchara bien.

- Escucha, Joel. La verdad no te tengo aquí encadenado por gusto, si no, porque quiero ofrecerte algo, una oferta donde ambos salimos ganando.-

Una ganancia mutua no sonaba bien para Miller en ese momento, sabía que había algo más involucrado como para que aquel cirujano estuviera tan seguro de sí.

- Sabemos que tienes a Ellie resguardada y oculta de nosotros. Así que lo que yo te ofrezco es que nos digas dónde está ella, y a cambio, no infectaremos a tu compañera con el cordyceps...-

Joel inmediatamente movió su cuerpo inútilmente para intentar zafarse, ya que el hecho de que Jerry hubiera mencionado el nombre de su compañera lo hizo reaccionar y sentir un miedo y adrenalina enorme en su pecho. Lo que más temía en ese momento parecía que era verdad.


Blaire estaba en peligro. La habían encontrado.


- Bien, por tu agresiva reacción puedo asegurar que sí la conoces-

- ¿Cómo sé que no me estás mintiendo solo para decirte dónde está Ellie?- Joel preguntó molesto y con un tono de voz alto. Se negaba a decir cualquier cosa antes de saber si lo que Jerry decía era cierto o era un intento de manipulación

El hombre ligeramente robusto volteó a ver a sus secuaces e hizo una seña para que se le diera algo, uno de sus hombres se acercó para entregarle una radio de comunicación que sacó de su cinturón. Anderson encendió la radio y emitió una orden.

- Tráiganla-

Esa única palabra, pronunciada con satisfacción, se dibujó en los labios de Jerry mientras fijaba la mirada en Joel. Era evidente que quería provocarlo y hacerle sentir una ira descomunal, y disfrutaba sádicamente cada momento.

- Hijos de puta- Joel los insultó con rabia en sus palabras

- Si, cuando tienes soplones dentro de Charlestown es más fácil enterarse de todo.- Jerry habló con naturalidad, como si fuera algo de rutina y nada nuevo para él, entregándole la radio nuevamente a su hombre

La tensión en el aire era palpable e indescriptible, el odio entre los dos hombres era casi tangible. Parecía seguro que, si Joel no estuviera encadenado, ambos se estarían matando de formas inimaginables. De repente, la puerta de la habitación se abrió, revelando a dos personas armadas que arrastraban a Blaire, con las manos atadas y cinta adhesiva en la boca. Uno de ellos la empujó bruscamente de los hombros, obligándola a arrodillarse en el suelo, justo frente a Jerry y Joel, quien quedó completamente helado al verla.

Era verdad, la tenían, la habían encontrado.

Blaire estaba llorando en silencio mientras veía a su amor encadenado y herido, se sentía temerosa por la vida de ambos y por lo que estaba pasando, ya que ella solo tenía vagos recuerdos de haber sido golpeada fuertemente en la casa donde se habían quedado en el condado de Charlestown y haber despertado en lo que parecía ser un sótano donde se guardaban productos de limpieza o reemplazos de mobiliario hotelero.

Lo más certero es que había sido secuestrada por las luciérnagas cuando Joel salió, y al igual que él, fue llevada a ese gran y viejo hotel. Sin embargo, la identidad sobre quién era el soplón y cómo sabía específicamente a quién dañar seguía siendo un misterio.

- Aquí está tu prueba Miller.- Dijo Jerry con burla mientras se hincaba a la altura de Blaire y la miraba, colocando su mano en su hombro izquierdo

Aquel hombre tras el paso del tiempo se había vuelto alguien siniestro, alguien obsesionado con sus intereses, tanto que no le importaba cruzar lo moralmente correcto para llegar a conseguir una vacuna.

- ¡Quítale tus manos de encima!- Le ordenó Joel con molestia forcejeando con las cadenas

Jerry lo miró y, con lentitud, apartó su mano de ella. Elevó la otra mano, mostrando las palmas abiertas, y se levantó despacio, tomándose su tiempo.
Definitivamente esa "orden" imperativa no le había gustado para nada, sin embargo se reservó sus ganas de estrangular a Joel.

- Bien, como gustes...-

Él al estar nuevamente de pie, miró unos segundos a los hombres que habían traído a Blaire y con solo mover su cabeza indicó que se la llevaran.
Blaire inmediatamente al sentir como era obligada a levantarse intentó moverse e intentó gritar con fuerza, pero la cinta adhesiva en su boca suprimió considerablemente el ruido, siendo que lo único que pudo oírse fue su garganta forzarse.

- ¡Blaire!-

Joel solo pudo seguir moviéndose y forcejeando en vano mientras veía y escuchaba como Blaire era sacada de la habitación en contra de su voluntad mientras seguía gritando, aparentemente el nombre de su compañero con desesperación.
Antes de que se la llevaran, ambos se miraron una última vez, pero el momento fue breve y Blaire desapareció de su vista cuando la puerta se cerró de golpe.

Abby y el resto de guardaespaldas en el lugar permanecieron callados y atentos a la escena. Especialmente la joven, quien veía cada acción de su padre.

El corazón de Joel dolía y latía con fuerza. No podía dejar de mal decirse así mismo internamente al sentir que todo esto era su culpa.

Por su parte, el doctor sacó del bolsillo de su pantalón un cronómetro y con cuidado lo programó, dejando su dedo pulgar listo para pulsarlo.

- Te daré dos minutos para que pienses mi oferta. Danos a Ellie o de lo contrario..., infectaremos a Blaire con Cordyceps enfrente tuyo... El tiempo empieza


Ahora


Dicho esto, Jerry presionó el boton y el tiempo del cronómetro pasó de marcar dos minutos exactos, a marcar un minuto con cincuenta y nueve segundos, los cuales iban disminuyendo conforme el tiempo pasaba.

¿Qué debía hacer?

La vida de dos personas importantes en su vida corrían riesgo y dependían completamente de él.

Una gota de sudor resbaló por la sien de Joel al sentir tanta presión y responsabilidad sobre sus hombros, su respiración era agitada y un malestar estomacal estaba invadiéndolo debido a su creciente malestar causando por el mar de emociones que había en su interior, a pesar de que lograba ocultarlo perfectamente para no verse vulnerable frente a las luciérnagas presentes en la habitación, y especialmente, frente a ese doctor que se había vuelto adicto a la venganza.

No le iba a dar el placer de verlo sufrir con aquello que Joel amaba.

Blaire Allen, aquella mujer con entusiasmo y ojos azules vivos que ayudó a Joel a conocer una nueva faceta en su vida y a liberarse del peso de su pasado, al mismo tiempo que había despertado en él alegría, entusiasmo y amor. Un sentimiento que durante años creyó extinto debido a la pérdida de su pequeña Sarah y a los fuertes problemas con su hermano Tommy. Esa mujer la cual, se había prometido proteger a toda costa, ya que ella haría lo mismo por él.

Ellie Williams, aquella niña con personalidad fuerte y llena de coraje que a pesar de los maltratos y desgracias a su alrededor, conectó con Joel formando un fuerte vínculo de compañerismo, que al poco tiempo le hicieron ver al hombre que podía tener a alguien de apoyo y también, una hija. No biológica, pero sí de sentimiento, la cual se prometió a sí mismo proteger y evitar tener una perdida nuevamente, ya que ella haría lo mismo por él.


¿Ellie?... ¿Blaire?... ¿Quién?


Simplemente era imposible, no podía arriesgar a ninguna, ambas eran lo más importante en ese momento.

Joel respiró profundo y miró al techo con desesperación en busca de una señal divina, rogándole internamente a Dios que le ayudara a saber qué hacer, o mínimo iluminarlo y darle sabiduría.
Cualquier cosa iba a ser aceptada por él en ese momento.

- Un minuto- Comentó el doctor Anderson mientras veía el cronómetro con desinterés, pero con la clara intención de ejercer presión

"- Maldito hijo de perra, cállate-" Pensó Joel.

El tiempo pasaba demasiado rápido, pero tenía que tener una decisión hecha en menos de un minuto.

En este momento Blaire era la más vulnerable y expuesta, y viendo la clara intención de Jerry de querer lastimarla para lastimar a Joel, era un hecho que no habría escapatoria para ella.

En el caso de Ellie, ella estaba segura y protegida en Jackson, pero algo en el interior de Joel sabía que si mentía sobre esto las cosas terminarían aun peor.

Perfectamente podría mentir sobre la ubicación de la joven y enviar a las luciérnagas a morir a un sitio peligroso, aunque existía la posibilidad de que si no la encontraban inmediatamente mandarían matar a Blaire.

Otra opción era que escoltaran directamente a Joel hasta el sitio, y al no ver rastro de Ellie, ordenarían acabar con su pareja, y Joel en ese caso no podría verla o despedirse.

Cada nueva idea u opción que a Joel se le ocurría terminaba con una de las dos muerta.


- Diez segundos-


Joel quería morir en ese momento, daría lo que fuera con tal de que su sacrificio dejara en paz a Blaire y Ellie para siempre.

Pero si Joel moría no sería suficiente para Jerry, la determinación y su obsesión por vengarse y poder crear una vacuna.


- Cinco...-


Si Joel moría Ellie estaría siendo buscada toda su vida por las luciérnagas, e inminentemente algún día, lo lograrían dentro de Estados Unidos.


- Cuatro...-


Si Joel moría Blaire no sería infectada, directamente se le inyectaría plomo justo en su frente, ya que el propósito de infectarla es únicamente para herir al hombre.


- Tres...-


Si Joel moría en ese momento, no volvería a ver a Ellie y a Blaire jamás, no podría abrazarlas y decirles cuánto las quiere...


- Dos...-


Si Joel moría en ese momento..., Ellie y Blaire jamás se conocerían y no podrían ser una familia los tres...

- ¡Uno!- Enunció con emoción el hombre castaño claro y ligeramente robusto mirando a uno de sus secuaces para pedirle la radio alzando su mano

- ¡Jackson!- Gritó Joel repentinamente ante la desesperación y adrenalina que invadió su ser justo en ese suspiro de segundo

El pitido del cronómetro se escuchó dentro de la habitación, indicando que el tiempo había finalizado.

Jerry miró a Joel y levantó sus cejas sorprendido quedándose quieto unos segundos en su lugar, pero fue solo cuestión de nada para que esboraza una gran sonrisa satisfecho.
Este bajó su mano y se acercó a Joel, quedando ahora ambos hombres cara a cara.

- Te escucho-

¿Qué había hecho Joel?

Abrió las puertas para condenar a todos.


Justo cuando él iba a hablar para intentar arreglar su desastre el sonido de una fuerte detonación se escuchó unos pisos abajo en el hotel, seguido del continuo sonido de disparos de armas de fuego.

Andrew, uno de los hombres de Jerry y que había sido regañado por este anteriormente, con rapidez se asomó por la ventana del cuarto que daba hacia el bosque, pero en un abrir y cerrar de ojos una bala atravesó su cabeza, y su cuerpo inerte, cayó al suelo.

- Mierda, nos encontraron, ¡Retirada!- Ordenó rápidamente el doctor Anderson sacando su pistola de su funda y acercándose con prisa a su hija para abrazar su espalda y protegerla con su cuerpo

Abby asustada se aferró al cuerpo de su papá y vió como abrieron la puerta, siendo ellos los últimos en salir siendo protegidos por aquella escolta de luciérnagas, dejando a Joel complemente solo en esa habitación.

El tiroteo se detuvo y Joel reaccionó tratando de romper las cadenas jalandolas con brusquedad del techo, pero fue inútil, cualquier forma de liberarse solo fallaba y fallaba, terminando lastimándose un poco por el sobre esfuerzo.

Sin aviso, el fuerte ruido de otra detonación lo aturdió unos segundos haciéndolo escuchar un pitido inteso, junto a la sensación de que el suelo temblaba demasiado y del techo caía tierra vieja, siendo una señal de lo inestable que era el viejo hotel en cuanto a infraestructura, y lo propenso que era a derrumbarse si las detonaciones continuanban.

- Ojalá ustedes también fueran así- Se quejó Joel refiriéndose a las cadenas intentando desprenderlas del techo, comenzando a cansarse y a bajar la intensidad

Sin embargo, de reojo el hombre logró ver una silueta aparecer en el pasillo, justo a unos cuantos metros de la habitación acercándose a la puerta. Esto parecía ser una esperanza o la ayuda divina por la que Joel rogó, pero, esa silueta tenía lo que parecía ser una escopeta en manos y la elevó lentamente.

Apuntando fijamente a Joel.


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