Seventeen:«ᴄɪᴇʀᴛᴀꜱ ᴄᴏᴍᴘᴀᴛɪʙɪʟɪᴅᴀᴅᴇꜱ»

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- Bueno, te esperaré aquí. - anunció HoSeok, deteniéndose a una cuadra de la casa del castaño. - Te doy máximo una hora para que ¿Te alistes? - dijo medio dudoso, para luego hacer una casi imperceptible mueca debido a la interrogante y fija mirada del más bajo. - Sí lo que sea.

JeongGuk soltó un jadeo sintiéndose indignado.

- ¿Por qué sigues mirándome? Corre a tu casa y... - frunció el ceño, pensando en lo que diría a continuación. -...bueno mejor no, no es necesario que lo hagas para un simple amigo ¿Verdad? Mejor vámonos así. - intentó tomarlo de la mano pero el omega se lo impidió bruscamente.

- ¿Qué, es en serio? ¡Ni siquiera sé de qué hablas! - le dio un manotazo en el pecho, haciendo que el alfa casi sonriera por lo tierno que se veía estando enojado. - Iré a hacer las cosas que tenga que hacer y tú puedes largarte a tu propia casa. - se cruzó de brazos.

- ¡Wow! - fingió sorpresa. - ¿Y así dicen todos que eres el omega más lindo y adorable del instituto? - alzó una de sus comisuras, mostrando una sonrisa plenamente burlona. - También eres muy mal educado, niño. Somos tal para cual.

- ¡Eso no es cierto! - refunfuñó, casi emitiendo un suave gruñidito. - No sé qué hago escuchándote, me voy. - le lanzó una última mirada amenazadora y dio media vuelta.

El pelirrojo rió levemente y gritó: - ¡No demores mucho! - sus carcajadas fueron más sonoras cuando vio que el omega hacia cantaleta con ambas manos. JeongGuk en verdad no quería que el mal humor que HoSeok le causaba hiciera efecto en él justo en la misma tarde que vería a SeokJin. No, debía tener paciencia. Él simplemente se preocuparía por verse muy bonito y presentable como siempre. Soltó un largo resoplido, abrió la puerta de su hogar y se adentró rápidamente a alistarse, tampoco quería ser impuntual.

Habían pasado casi cuarenta minutos, el alfa tenía las manos en los bolsillos de sus jeans, pateando vagamente una piedra pequeña mientras esperaba a JeongGuk. No era ningún tipo de broma, él iba a acompañar al omega. Ciertamente no entendía el porqué de todos sus actos, pero su lobo se removía enojado al tan solo pensar en JeongGuk siendo abrazado y rodeado del aroma de aquel tonto alfa de anchos hombros.

- No hay jodida forma. - balbuceó, intentando dejar de imaginar alguna escena como esa.

Realmente le desesperaba la manera en cómo JeongGuk se adueñaba de su mente a cada instante y lograba removerle unas ganas de querer su atención solo para él. ¿Qué se supone que estaba pasando?

Frotó su áspera y pequeña mano en todo su rostro, intentando no entrar en una agobiante exasperación ante la falta de respuestas. Debido a esa extraña ansiedad, ni cuenta se dio que había caminado en pequeñas medidas y ahora mismo se encontraba al frente de la casa de JeongGuk, esperándolo.

Fue suficiente percibir el sonido de la cerradura siendo manipulada para alzar su vista. Mirándolo fijamente mientras sentía que la saliva se le acumulaba en la garganta. Su sinapsis perdió conexión, realmente no sabía qué hacer. Mierda, eso nunca le había pasado en toda su etapa divertida de chico casanova.

El omega simplemente estaba ahí, con el cabello sutilmente ondulado y un par de mechones cayendo por su frente. Sus finos labios brillaban a causa del labial rosa y llevaba unos jeans rasgados junto a una de sus inmensas poleras de lana, haciéndolo lucir aún más dulce y adorable.

Pudo haber seguido admirándolo "discretamente", hasta que el regaño de JeongGuk resonó en sus oídos y aturdió su cabeza.

- ¡¿Aún sigues aquí?!

HoSeok recién pudo pasar saliva al notar como el omega se acercaba a él sin dejar de reclamarle, pero su concentración estaba fija en cómo esos delgados pero tentadores labios se movían una y otra vez.

- ¿Me estás escuchando? - frunció el ceño. - ¡Jung! - lo tomó del brazo para sacudirlo.

El alfa hizo un movimiento brusco para que dejara de tocarlo. - Sí, maldita sea, te escuché. - mintió con descaro. - Ahora vamos, no hay tiempo que perder.

- No, no - avisó el castaño al ver las intenciones que HoSeok tenía al tomarlo de la muñeca. -, sin nada de toques a partir de ahora. - le sonrió maliciosamente, restregándole con la mirada lo pésimo que le estaba cayendo su actitud. - Tengo casi la misma edad que tú, puedo caminar y lamentable tengo que dirigirte hacia dónde iremos.

El pelirrojo evitó gruñir y tan solo rodó los ojos restándole importancia. - Da igual, avancemos entonces.

- Muy bien, así me gusta - el omega sonrió nuevamente, esta vez mostrando su pequeña y blanca dentadura. -, que seas un cachorro obediente.

HoSeok acarició su mejilla interna izquierda con su lengua, observándolo con neutralidad para esconder la conmoción de su lobo al ver el tierno gesto de JeongGuk. - ¿Podemos irnos ya? - casi amenazó con la pregunta. A veces el omega lograba sacarlo de sus casillas fácilmente con cualquier tipo de actitud que este tuviera.

Era claro, ambos sabían cómo jugar y fastidiar al otro. Tenían ciertas compatibilidades y ninguno quería quedarse atrás.

- Ush - arrugó su naricita sobresaliente, burlándose. -, al parecer alguien ya cambió de humor. ¿Sabes Jung? Eres más bipolar que un omega en cinta.

- El omega en cinta será otro sino te callas ahora mismo. - respondió rápidamente, mirándolo con atención. El comentario sorprendió e indignó a JeongGuk, logrando también avergonzarlo. - ¿Qué pasó? - se acercó más al cuerpo del castaño, apreciando como de pronto la tersa piel estaba ligeramente ruborizada. Ahora se sentía triunfante, posando sus manos en la diminuta cintura que era cubierta por la gruesa tela de la polera.

JeongGuk estaba perdido, el atrayente aroma del alfa junto a ese tacto tan suave y delicado, le hacía pensar a veces que era alguien irreconocible.

Se acercó a su oído y le habló con su característico acento satoori natal. - ¿Ya te lo imaginaste? - sintió el leve estremecimiento del cuerpo adverso.

Pero al pensarlo, el omega alejó su rostro del cuello del pelirrojo. Reaccionando a las palabras y separándose velozmente como si las manos del alfa quemaran.

- ¡No digas eso! - le reprochó. - Eres asqueroso.

- ¡Oh vamos! - le sonrió ladino, victorioso. - Segundos atrás no parecías del todo disgustado.

- Eres un gran tonto.

- Auch, eso dolió. - aclamó con sarcasmo, llevando su mano al pecho.

- Agh - intentó no halar su sedoso cabello, su paciencia empezaba a agotarse -, mejor camina. No quiero llegar tarde y menos por tu culpa.

- Bien, ve adelante. - se encogió de hombros. - Yo solamente te seguiré.

JeongGuk le lanzó una última mirada con desconfianza. - Mantengamos distancia, realmente espero que no generes discusiones y me enseñes las supuestas propuestas para el proyecto.

- No prometo nada.

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