8 años después.

(Al teléfono)

—No creo llegar a la boda de mañana, tengo que tomar un vuelo hacia Corea dentro de dos horas y todavía no salgo del trabajo, llegaría muy justo de tiempo. Sí, diles que haré todo lo que esté a mi alcance por llegar, pero el albergue sigue recibiendo pacientes y si pierdo este vuelo tendré que tomar uno más tarde y cuando llegue todo habrá terminado.

La llamada se terminó. Jimin dejó el celular en cualquier lugar para regresar hasta la entrada, donde una extensa fila de personas y mascotas esperaban para ser atendidos. Sonrió para el niño que llevaba un becerro junto a él, entonces lo invitó a seguirlo por el albergue.

Ocho años eran mucho tiempo, pero era feliz. Era un hombre pleno y alegre. Después de terminar con su terapia por cinco largos años, decidió darse una segunda oportunidad, todo había quedado atrás junto al dolor en su pecho y corazón.

Ahora era muy feliz, había entendido por completo que todo lo que le sucedió no fue su culpa, aprendió a perdonar y su vida era diferente.

A sus treinta y tantos años podía decir que había llevado una buena vida después de todo el dolor y tristezas de la juventud, sanó todas sus heridas y decidió recorrer el mundo para cumplir con su profesión que tanto amaba. Era veterinario y no había nada más feliz que su vida entre todos los pequeños pacientes que conocía a diario. Claro, algunas veces eran situaciones tristes, pero lograba seguir con su trabajo, ayudando a los animalitos que lo necesitaban.

Miró al pequeño antes de preguntar sobre el problema de la vaquita. El menor le explicó, entonces comenzó con su trabajo.

Sus compañeros iban y venían con todo tipo de pacientes, desde los animales domésticos más comunes como un perro, hasta animales exóticos como un León de uno de los zoológicos cerca del lugar.

Su misión era ofrecer ayuda a los animalitos, le iba muy bien. Antes de tomar una decisión importante en su vida, frenó la planeación de su propia veterinaria para viajar por el mundo a los lugares más necesitados donde ofreció sus servicios médicos para los animales que sus familias no podían costear la consulta. Un mes estuvo por Tailandia, otro mes en China, luego en Francia, buscando en cada rincón a algún paciente que lo necesitara. Ahora cumplía su misión en la campaña de consultas y esterilización gratis en un lugar entre la frontera de México y Estados Unidos. Hasta donde había llegado por su amor a los animales.

Habló un poco español, las pocas palabras que sabía, por suerte le entendían. Le avisó al niño que la pequeña vaca necesitaría de algunos cuidados más exigentes. Dejándole una medicina y la muestra de cómo hacerlo.

—Hey, Jimin —lo llamaron.

Pronto giró al escuchar la voz de uno de sus compañeros. El chico llevaba en brazos un Chihuahua mientras caminaba en su dirección.

—Escuché que tienes un compromiso en Corea y... —Jimin iba hablar así que el chico lo detuvo antes que siguiera—. Solo escucha —rio un poco—. Desde que comenzamos este proyecto has estado comprometido con el y nos alegra mucho, conocimos buena gente, tenemos un gran equipo de trabajo y todo es gracias a ti y tus locas ideas. Nos va excelente y tenemos ayuda de los gobiernos, todos queremos agradecerte y creemos que podemos cubrirte para que tomes ese vuelo a Corea —sonrió.

—No, no podría, tenemos muchos pacientes, estoy seguro que todos entenderán que no pude asistir.

—Lo que decía es que no te estamos preguntado —dijo sonriente—. Corre ahora al hotel por tus maletas y no vuelvas que nosotros iremos por ti, es hora de que vuelvas a poner en marcha ese centro médico para mascotas y todos iremos contigo a Corea para ser tus ayudantes.

Jimin lo miró alegre, sin poder creer la nueva familia que había ganado de todo ese gran viaje. Se lanzó a los brazos de su compañero con mucho cuidado de no sofocar al perrito para después correr por su celular y su pequeña mochila donde llevaba algunas cosas necesarias.

Cuando lo notó, ya estaba tomando un avión con destino a Corea, solo esperaba no llegar demasiado tarde a la boda, tenía planeado incluso cambiarse en el baño del avión para colocarse su traje adecuado y ahí mismo arreglar sus cabellos y apariencia.

A eso de las ocho de la noche había llegado a Corea después de diecisiete horas en avión. Corrió tan rápido como pudo mientras buscaba sus llaves de casa. Un taxi lo dejó en la puerta del lugar. Solo abrió la puerta para lanzar su maleta y su bolso dentro, ahora regresó al taxi. Dio la dirección y esperó su llegada, notando que sí, estaba llegando tarde a la boda.

El taxi hizo su segunda parada, pagó por el servicio y corrió dentro del lugar. Podía escuchar la música por todo el lugar, en la entrada había unas "N&S" en grande y en color dorado, siendo armonioso con las decoraciones del lugar.

La gente apareció en su campo de visión, el nerviosismo recorrió su cuerpo, hacia dos años que salió de Corea y no regresó por cumplir su misión. Necesitaba mirar un rostro conocido.

Tomó su celular con la intención de enviar un mensaje cuando escuchó su nombre en un grito de felicidad a metros de él. El chico corrió hasta él para lanzarse a sus brazos.

—¡Llegaste! —gritó entre sus brazos.

—Te dije que haría todo lo posible por venir, Hobi —le sonrió.

Y Hoseok lo volvió a refugiar en sus brazos. Hacía dos años que no veía a su amigo y lo extrañaba con todas las fuerzas del mundo. Desde que las heridas en Jimin se curaron, algo cambió en él, claro, todo para bien, se veía más deslumbrante, más alegre, brillaba con fuerza y eso los volvía felices.

El siguiente grito que escuchó fue el de la voz de Jungkook, para sentir sus cálidos brazos a su costado siguiente donde Hoseok todavía lo abrazaba. A él también lo extrañó demasiado.

Una tercera voz se escuchó, pero esta era chillona debido al grito. Y al notarlo, estaba envuelto en un gran abrazo entre Hoseok, Jungkook y Hyuna. Todos estaban completamente felices de verlo de nuevo, era real cuando decían que el gran cambio en Jimin se notaba.

—Te extrañamos demasiado, amor —Hyuna dejó mil besitos en su mejilla, seguramente dejándole el rostro lleno de labial rojo intenso. Podrían pasar los años, pero algunas cosas simplemente no cambiaban.

—Yo los extrañé a todos ustedes —sonrió con sinceridad.

—Vamos, los novios estarán felices de verte —Jungkook tomó uno de sus brazos para tirar de él.

Entonces los nervios regresaron a él, las personas del pasado regresarían a su vida y aunque estaba completamente calmado con eso, había una espinita en su pecho y no, no era algo malo, solo esperaba no encontrárselo por el momento, aunque sabía que ahí estaría, él más que nadie estaría felicitando y celebrando con los novios porque eran sus mejores amigos.

—¡Jimin está aquí! —gritó Hyuna cuando llegaron al lugar indicado.

Los novios le sonrieron felices antes de ponerse de pie y caminar hasta su encuentro. Los abrazos llegaron, reconfortando a su alma y corazón. Fue feliz, pertenecía en ese lugar con todos ellos.

—Llegas tarde, Park Jimin. Namjoon y yo esperábamos verte en primera fila festejando nuestro matrimonio y lanzándonos esos jodidos granos de arroz a la cara después de escuchar el "Puede besar al novio" —Seokjin le reprochó en un tono cómico.

Una pequeña carcajada escapó de sus labios antes de regresar a los brazos del moreno y su esposo.

Sí, Seokjin y Namjoon, nadie se lo esperaría, pero ahora estaban jodidamente casados, sin importarles nada, solo ellos y su amor tan mágico y fuerte que había sobrepasado las amenazas de los padres de Seokjin y toda la mierda que los rodeaba antes de siquiera poder confesar que estaban malditamente enamorados del otro, pero que tenían miedo de salir dañados por todo lo que ocurría a su alrededor.

Todo era confuso mirándolo desde ese momento, pero esta es la historia entre los Kim y Jimin... En cuanto Jimin terminó su terapia se encontró con todos ellos, con Seokjin y Namjoon tenía un pequeño problema debido a lo que había sucedido con Yoongi, pero lograron hablar y solucionar los problemas, ahora todo había quedado atrás y eran muy buenos amigos, tanto que seguían en contacto y claro, había sido invitado a la boda del año.

—¿No hay abrazos para Taehyung? —su gruesa voz sonó a sus espaldas.

Jimin escapó del abrazo de los recién casados para girar y encontrarse con un alto y guapo Taehyung junto a Hoseok, esperándolo con los brazos abiertos. El ahora castaño corrió a sus brazos, siendo feliz de verlo a él también después de lo que fueron algunos años lejos de todos ellos.

Taehyung rio alegre, dándole un cálido abrazo. Quien diría que los abrazos de Taehyung serían los más cálidos y reconfortantes.

Había una historia detrás de ello también. Taehyung lo buscó primero, Jimin temió un poco, pero como su psicóloga dijo, le tenía que dar una oportunidad para disculparse y entonces soltaría los momentos amargos después de ello. Ahora eran amigos, se llevaban muy bien y tampoco habían perdido la comunicación, lo mismo con Hoseok, Hyuna y Jungkook, seguían tan unidos a pesar de que cada uno vivía su vida a su manera.

—Jimin —soltó un suspiro en el abrazo, hablando muy cerca de su oído—. Estás tenso y yo sé que es lo que te mortifica... Se fue hace algunas horas, pasaron los años y se volvió tan amargado, odia las fiestas —rio un poquito.

—No era eso... —le dijo de la misma forma en el abrazo—. Pero me alegra saberlo ¿Él está bien?

—Le costó, pero ahora está muy bien, es un Yoongi diferente, la terapia le ayudó demasiado, se perdonó por completo y ya no hay culpa cuando el aniversario de sus padres llega, al contrario, vuelve a Daegu a dejarles flores y a contarles sobre lo bien que va su vida.

Se alejaron al fin para mirarse sonrientes por unos minutos.

—Muchas gracias por decirme esto, Tae —le agradeció con un nuevo abrazo que duró menos que el anterior.

—Jimin ya está aquí, que empiece la fiesta.

Y Hyuna le entregó una bebida para juntos comenzar a festejar a Seokjin y Namjoon por su boda.

Lejos de la celebración, Yoongi se encontraba llegando a su hogar. Su vida cambió, claro que sí, era más maduro, más feliz (aunque no lo pareciera), se perdonó por todo lo que le sucedió a sus padres, después de terapias intensivas con su psicólogo, comprendió que la muerte de sus padres no fue culpa más que del chico que los asesinó por tomar un dinero que no le pertenecía. Y sí, dolía la muerte injusta de sus padres, pero la culpa ya no era suya, su alma y corazón se sentían menos pesados, podía respirar aire fresco y seguir su vida en busca de lo que tanto necesitaba; un lugar donde fuera completamente feliz, más feliz de lo que ya era.

Se sacó su corbata para dejarse caer al sillón de casa, inesperadamente tenía una sonrisa en el rostro, su corazón palpitaba tranquilo, pero había una sensación de felicidad en su estómago. Estaba feliz por sus mejores amigos, años atrás todos eran un desastre, pero ahora todo era diferente, todos habían salido adelante, soltando las sombras negras que los retenían en la oscuridad y siendo plenamente felices. Seokjin y Namjoon habían tenido un bonito final, incluso ahora eran esposos. Taehyung logró curarse, rehabilitarse y volver a ser el buen chico que siempre fue, junto a él iba de la mano Hoseok, el que nunca lo dejó caer y estuvo a su lado en cada terapia, en cada desintoxicación y en cada logro en su vida, eran un buen equipo y no era sorpresa que serían los próximos en caminar al altar si decidían juntar sus vidas por completo. Luego estaba Jungkook y Hyuna, nadie lo esperó de ellos, pero al notarlo, ya compartían besos debido al flechazo que habían tenido al conocerse por primera vez, era bueno, ya todos conocían la historia de Hyuna y ella la historia de Hoseok, Taehyung, Jungkook y aquel triángulo amoroso que solo duró algunos meses, pero ahora había quedado en un recuerdo divertido del que nunca se cansarían de cotillear cuando se sentaban a hablar de todas las cagadas que hicieron de jóvenes.

Y luego estaba él, completamente curado, completamente libre de todos los errores que cometió en el pasado. Se graduó y comenzó su vida adulta, consiguió un empleo digno, nada ilegal, no había peleas, no había más hierba ni cigarros electrónicos en sus bolsillos, no habían folladas de un solo día, era un Yoongi completamente diferente. El Yoongi jugador, asesino y estúpido quedó atrás, él mismo lo había enterrado junto a la tumba de sus padres, prometiéndoles ser el Yoongi que siempre esperaron, el Yoongi que se ganaba la vida dignamente y no en peleas ilegales.

Su proceso de curación tardó un poco más, había muchas mierdas que lo retenían en la oscuridad, pero cuando la esperanza se sembró en su cerebro y corazón, entonces todo mejoró más rápido de lo que imaginó, ahora solo esperaba que el destino no sea un hijo de puta con él y le diera una última oportunidad para corregir el error más grande en su vida.

"Cuando el destino nos vuelva a juntar corremos a los brazos del otro y estaremos completamente curados"

Se repetía una y otra vez en su cabeza. El destino era bueno dando segundas oportunidades y tenía un gran plan para dos corazones que fueron pisoteados, pero que supieron como sanar las heridas y volver a recuperarse.

Pasaron algunos meses en Seúl, todo fue increíble, solo por un pequeño detalle, tal vez la vida no quería que Yoongi y Jimin cerraran el ciclo por completo pues en todas veces que se habían juntado con sus amigos nunca lograban encontrarse, entonces ambos entendieron que no había oportunidad de soltar aquello y aunque lo olvidaran, los seguiría de cerca, esperando la oportunidad perfecta para recordarles que necesitaban hablar de frente, perdonarse y soltar por completo lo que hubo en el pasado.

Jimin tomó su té helado para caminar por el lugar, los planes de su veterinaria seguían en marcha y muy pronto podría comenzar con la construcción de este, sus padres lo seguían ayudando con aquel sueño y aunque se había negado, ellos no pudieron evitar darle una sonrisa con arrugas antes de pedirle que los dejara ayudarlo. No se pudo negar, recibió la ayuda de ellos y todo iba muy bien, dentro de poco podría tener su propia veterinaria.

Al alzar la mirada se encontró en un lugar que reconocía por completo. Ahora estaba cambiado, los columpios y los juegos infantiles tenían un nuevo color, también había algunos juegos nuevos y ¿Eso era una pista para patinetas, patines y bicicletas? El lugar cambió mucho, pero el sentimiento seguía siendo el mismo.

Caminó hasta los columpios, un recuerdo apareció en su memoria, Yoongi estaba en el columpio siguiente mirándolo completamente alegre por él meciéndose feliz y como un crio emocionado por la altura del columpio. Una sonrisa se formó en sus labios mientras tomaba lugar en el columpio que una vez sostuvo su cuerpo y lo hizo divertirse.

Bebió un poco de su té helado, su brazo rodeaba la cadena que sostenía el columpio, sus pies se movían levemente, el aire golpeando en su rostro y sus cabellos bailaban al mismo tiempo que eran soplados por el mismo viento.

Estaba tan perdido en sus pensamientos que no notó a la otra persona que tomó lugar en el columpio junto a él. El grito de los niños jugando y divirtiéndose llegaba a sus oídos, los podía mirar corriendo, a otros en patinetas y todos parecían alegres. Soltó un suspiro relajado, nunca antes se había sentido tan tranquilo y relajado, no había dolor, no había penas.

—Cuando el destino nos vuelva a juntar correremos a los brazos del otro y estaremos completamente curados —citó sus propias palabras, mirando al frente, sin mecerse más de la cuenta en el columpio.

Jimin regresó hasta él para mirarlo con ojitos grandes y asombrados. Sus ojos estaban levemente aguados, pero lo que más le sorprendió es que no había ninguna clase de dolor, no había nada, solo una alegría profunda de ver a un sonriente Yoongi a su lado. Sus cabellos seguían siendo negros, pero ya no había ninguna pinta de chico malo, solo era Yoongi y ya, un Yoongi completamente cambiado, maduro.

Entonces se puso de pie, Yoongi lo siguió. Sus miradas chocaron, sus ojos brillaron y sin esperar tanto corrieron a los brazos contrarios. Jimin se aferró a su pecho, Yoongi lo abrazó de su cintura, ambos sonreían grande. No había dolor, era lo único que pasaba por su mente y corazón.

—Necesitamos hablar —Yoongi fue el primero en romper el silencio.

Jimin se alejó entonces, volviendo al columpio, siendo seguido por Yoongi.

—Preparé un discurso para este momento, pero todo desapareció de mi cabeza en cuanto te tuve frente a mí... Así que seré completamente sincero y hablaré desde mi corazón, ya no será nada preparado, hablaré y lo haré con la verdad.

Yoongi lo miraba tranquilo, Jimin sonrió un poco antes de asentir.

—La verdad es que no sé por dónde comenzar, hay muchas cosas que quiero decir... —suspiró—. ¿Cómo estás? —preguntó.

Jimin lo miró tranquilo antes de darle un sorbo rápido a su bebida y hablar.

—Estoy muy bien, Yoongi —sonrió—. ¿Y tú?

—Me alegra que así sea, yo estoy increíble, la terapia ayudó demasiado.

—Eso es bueno, Yoongi. Yo terminé la terapia hace algunos años y, a decir verdad, mi salud mental ha mejorado.

Yoongi asintió sonriente antes de buscar la mirada de Jimin.

—No le daré más vueltas al asunto. Quiero disculparme por todo lo que te hice, y lo digo en serio. Cometí tantos errores, pero el que más me destrozó fue jugar contigo, con nosotros...

—Y acepto tus disculpas, Yoongi, comprendí que yo no soy el problema, comprendí que no debía cambiar nada en mí, comprendí que siempre pasarían cosas malas en el camino, pero es mi decisión seguir sufriendo por ello o soltar y aprender a curarme de la mejor forma... Así que acepto tus disculpas. También quiero disculparme, usé tu dolor para dañarte, no fue bueno, nos dañamos demasiado y no debió ser así. Ahora entiendo muchas cosas y no quiero seguir cargando con la culpa de las acusaciones horribles que dije sobre ti.

—Es un alivio tener tu perdón porque en tus ojos puedo ver que lo dices de verdad, es como que las últimas cadenas cayeran de mi cuerpo y ahora puedo ser completamente libre —sonrió—. Y acepto tus disculpas, ya me perdoné y acepté que toda la mierda que pasé no me define como persona, que soy mucho mejor que un Yoongi matón, que soy mucho mejor que un Yoongi asesino y que soy mucho mejor que un jodido Yoongi que jugó con algo tan delicado como una apuesta estúpida y el amor de un chico tan increíble como lo eres, Park Jimin.

Entonces sonrieron, las cadenas finales cayeron, sus pechos se llenaron de paz y tranquilidad. El perdón llegó y lo aceptaron, estaban completamente serenos y tranquilos.

—No sé qué sucederá a partir de ahora, pero quiero que sepas que el antiguo Yoongi se fue y no regresará nunca porque él descansa junto a sus padres, el Yoongi que ves aquí es una nueva persona que lucha por una buena vida.

—Ahora lo sé, Yoongi —sonrió—. Y me alegra conocer al nuevo Yoongi, también quiero que conozcas al nuevo Jimin y que te alegre... Pero antes de eso debes saber que el ciclo está cerrado al fin para nosotros.

Yoongi asintió con lágrimas en los ojos, su sonrisa seguía en sus labios. Jimin también dejó una lágrima brotar de sus ojos.

Ambos se pusieron de pie para abrazarse una última vez. Se tomaron su tiempo, sonrieron, lloraron, se perdonaron y dejaron todo atrás, el pasado ahora era eso, el pasado que nunca más los perjudicaría en el presente y futuro.

Lentamente se alejaron, sus manos siguieron juntas hasta que solo sus dedos se sostenían, pero en algún punto estos dejaron de tocarse y caminaron en direcciones contrarias.

Sus pechos se llenaron de aire fresco, una nueva oportunidad llegó a ellos, ahora sí, todo había sido enterrado para siempre, comenzarían de nuevo en ese sentido, con un ciclo cerrado y el dolor lejos de ellos.

Ahora serían felices, tal vez no juntos, pero la felicidad seguiría y vivirían cada día con dicha y alegría.

¡Hola!

¿Cómo están?

¿Qué les pareció?

¿Qué creen que les depare el destino? ¿Creen que en el futuro Yoongi y Jimin puedan volver a estar juntos? 💜

Este es el final de esta historia, espero les haya gustado muchísimo ❤

El yoonmin al fin se disculparon y soltaron todo lo que los seguía sujetando al pasado 🥺

Pero no se disgusten que tendremos un extra 🥺❤

Lean la letra de la canción que les dejé al inicio, me recordó al Yoonmin de esta fic 🥺🤧

¡Adiós!