⊱ ❝O36 | 𝑷𝒓𝒐𝒑𝒖𝒆𝒔𝒕𝒂❞

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—¿Por qué tienes esa sonrisa? —le pregunta Juliette a Alice que lucía bastante emocionada.

—Edward y tú tendrán la casa para ustedes solos —le explica la vampiresa de corte pixie.

—¿Solo nosotros? —pregunta la rubia en un susurro, sintiéndose nerviosa repentinamente.

—Sí —asegura Alice—. Iremos de cacería, preparación para la batalla.

Juliette asiente lentamente y le da una ligera sonrisa a su cuñada.

—¿Edward fue a cazar? —pregunta la mitad inmortal y ve como Alice asintió sin perder su sonrisa—. Bueno, lo esperaré en mi habitación.

Juliette se despide de Alice y comienza a subir las escaleras para poder entrar a su recámara, cierra la puerta e inmediatamente se da cuenta de que debajo de sus pies hay una fina capa de nieve.

La chica maldice en voz baja y comienza a caminar por toda la habitación dejando diversos rastros de nieve.

—Snow, por favor —ruega en voz baja Juliette al ver como sus manos comenzaron a sacar pequeños copos de nieve junto a una densa neblina blanca que conocía a la perfección—. Solo me estás poniendo más nerviosa.

Ella sigue por su camino en toda la habitación ignorando los caminos de nieve que deja a su paso, se da cuenta de que las paredes de la habitación comenzaban a congelarse poco a poco, logrando ponerla todavía más ansiosa.

Maldice internamente y se sienta en la orilla de su cama para intentar tranquilizarse.

—Tranquila, solo es una noche —susurra para sí misma—. No es como si no hubieran estado juntos antes.

Es la primera vez que tienen la casa solo para ustedes, cariño —recuerda Snow entre los pensamientos de Juliette.

La rubia agita su cabeza ligeramente e intenta alejar esas ideas, sigue caminando por su habitación y deja su mente en blanco unos cuantos segundos, hasta que dio un pequeño salto en su lugar al escuchar como su teléfono comenzó a sonar.

Se acerca a este y contesta con el temor de congelar su celular.

—¿Sí? —pregunta en un susurro la mitad inmortal.

Hija —habla Jolie al otro lado de la línea—. Acabo de hablar con Alice.

Juliette cierra los ojos fuertemente sabiendo la razón por la que su madre decidió llamarla.

—Supongo que ya te dijo que me quedaré con Edward a solas —susurra la rubia y siente como sus mejillas se calentaron de repente.

Snow había hecho que Juliette comenzara a imaginarse en diversos escenarios para nada tranquilos e inocentes junto a Edward.

Más que nada me dijo que ellos irían de cacería mientras Edward se quedaba contigo —explica Jolie algo divertida.

—Mamá, estoy muy nerviosa —confiesa Juliette en un susurro antes de acercarse a su cama para sentarse en la orilla de esta—. Sé que esto no significa que vayamos a hacer algo, pero es la primera vez que nos quedamos solos.

Princesa, no tienes por qué estar nerviosa —asegura la mujer al otro lado de la línea—. Puede que llegue a pasar algo entre ustedes, pero si no te sientes segura, no estás obligada a hacerlo.

Juliette se muerde el labio inferior y escucha con atención las palabras de su madre.

Tienes que sentirte confiada y segura de tu decisión antes de dar ese paso con Edward —asegura Jolie con tranquilidad.

—Lo sé, pero es que mi cabeza comenzó a hacer diferentes escenarios —admite la mitad inmortal tras poder tranquilizarse un poco—. Luego los pensamientos de Snow me pusieron más nerviosa de lo que estoy.

Juliette mira su habitación y ve como este va regresando a la normalidad poco a poco.

Hija, Snow es como tu consciencia —le explica Jolie—. Es una parte de ti que jamás te atreverás a mostrar ante los demás.

¿Ves? —habla la platinada en los pensamientos de Juliette—. Tu mamá sí me entiende.

La rubia no evita sonreír ligeramente al reconocer su voz.

No te preocupes, cariño —pide la mujer al otro lado de la línea—. Edward no es como los chicos de ahora, él está chapado a la antigua.

Juliette se ríe un poco por las palabras de su madre que había reído junto a ella.

—Tienes razón —acepta la mitad inmortal y sonríe tontamente al recordar a su pareja—. Edward no es así.

Me encanta la relación que tienes con él, ambos se entienden perfectamente —asegura Jolie con emoción y sintiendo una calidez en su pecho—. Tienen una química inexplicable, su amor es tan puro que cualquiera quisiera tener una relación como la de ustedes.

—Edward me ha ayudado bastante, mamá —confiesa Juliette—. Siempre se preocupó por mí, estuvo conmigo cuando más lo necesitaba, me ayudó a tener más confianza en mí misma.

El corazón de la rubia palpita con rapidez al recordar todos los tiernos momentos que ha pasado junto a su castaño.

Edward es el hombre indicado para ti, princesa —afirma Jolie con emoción—. Aunque, ahora que lo pienso, es el que la mayoría de las mujeres queremos.

Madre e hija se rieron un poco por ese último comentario.


La noche con más rapidez de la que Juliette esperó, ella se encontraba junto a Edward en la sala mirando una película mientras que los demás miembros de la familia fueron de cacería tal y como lo dijo Alice.

Después de finalizar la película, la pareja decidió ir a la habitación del castaño para pasar el rato mientras los demás llegaban.

—Juliette —la mencionada regresa su mirada hacia Edward al escuchar su voz.

Este le dio una media sonrisa a su rubia, mostrándole un hermoso collar de plata con un dije en forma de copo de nieve que tenía pequeños diamantes incrustados en el centro.

—Es hermoso —susurra Juliette encantada—. Muchas gracias.

La chica se da la vuelta para darle la espalda a Edward y hace su cabello a un lado para que este pudiera ponerle el hermoso collar, tras colocarlo, el vampiro no evita dejar un casto beso en el costado del cuello de su chica que se mordió el labio inferior.

Los dos entrelazan sus manos y retoman su camino hacia la habitación de Edward, al momento de estar en la habitación, Juliette se encaminó hacia el sofá de la recámara para poder sentarse.

—¿Puedo preguntarte algo, amor? —pregunta la rubia con curiosidad mientras comenzaba a jugar con el dije de su nuevo collar.

—Lo que quieras —responde Edward al sentarse a su lado y tomar sus manos con delicadeza.

Juliette duda un momento antes de tomar el valor para acercarse a Edward y dejar un pequeño beso en sus labios, este deja una de sus manos en la pierna de su rubia y va subiendo por toda esta hasta tomarla de la cintura con algo de fuerza.

La mitad inmortal deja sus manos en el cuello de su pareja y disfruta de la manera en que este alargó el beso, tras unos cuantos minutos, Juliette se aleja de los labios de Edward con la respiración agitada.

Ambos se miran fijamente durante unos segundos antes de que volvieran a besarse con necesidad, Edward va recostando el cuerpo de Juliette hasta quedar con una parte de su cuerpo arriba de ella.

Juliette pasa sus manos por el pecho de su pareja hasta que sintió como Edward mordió su labio inferior, la chica no evita soltar un bajo gemido que hizo que el agarre en su cintura por parte de su pareja se hiciera un poco más fuerte.

El beso se vuelve cada vez más profundo, pero los dos se alejan al caer en cuenta en lo que podría terminar.

—Está bien —susurra Juliette con un ligero sonrojo en sus mejillas—. No te preocupes.

—Te deseo, Juliette, pero quiero estar casado contigo antes —admite Edward al dejar su frente junta a la de ella.

Ambos se reincorporan segundos después y quedan sentados el uno junto al otro.

—Me siento como si fuera alguien mala que quisiera robar tu virtud —confiesa Juliette avergonzada.

—No es mi virtud la que me preocupa, dulzura —admite Edward con una pequeña sonrisa en su rostro—. Es simplemente una regla que no quiero romper.

Juliette asiente lentamente ante esas palabras y comprende lo que quiere decir.

—Yo vengo de otra era, todo era menos complicado —susurra el vampiro—. Si te hubiera conocido en ese entonces, te hubiera cortejado.

La rubia no evita sonreír al escuchar las palabras de Edward y comienza a imaginarse junto a él en ese escenario.

—Pasearíamos con chaperones, tomaríamos té en el patio, te hubiera robado uno que otro beso —sigue hablando el vampiro antes de levantarse de su lugar y quedar enfrente de Juliette que lo miraba con atención—. Pero, después de haberle pedido permiso a tu madre, me habría arrodillado y te hubiera ofrecido un anillo digno de ti.

Edward se hinca frente a Juliette teniendo en una de sus manos una pequeña caja de terciopelo azul oscuro, toma con cuidado la mano de su rubia y deja sobre su palma dicha cajita, dejando que esta pudiera ver el hermoso anillo de compromiso de oro rosado con un zafiro incrustado que le estaba ofreciendo.

Juliette admira el anillo que se dividía en dos partes haciéndolo único.

—Era de mi madre —confiesa Edward por lo bajo.

Los ojos de la mitad inmortal comenzaron a llenarse de lágrimas, pero fijó su mirada en Edward que la miraba con adoración.

—Juliette Lombard Denali, prometo amarte cada momento de nuestras vidas —sigue hablando el vampiro con una pequeña sonrisa en su rostro—. ¿Me concederías el extraordinario honor de ser mi esposa?

Esa pregunta fue suficiente para que la rubia derramara las primeras lágrimas de felicidad.

—Sí —susurra Juliette ilusionada—. Acepto.

Ambos sonríe tontamente y, segundos después, Juliette es tomada de la cintura por su pareja.

Edward abraza a su ahora prometida y esconde su rostro en su cuello mientras daba unas cuantas vueltas con ella, la deja en el suelo con cuidado y toma sus manos para poder mirarla fijamente.

—Te amo, Juliette —susurra Edward mientras secaba con delicadeza las lágrimas que derramo esta.

—Y yo te amo ti —responde Juliette por lo bajo con una radiante sonrisa en su rostro.

Los dos juntan sus labios y forman un tierno beso que los hizo sonreír, Edward se aleja de ella minutos después para acercarse a la pequeña caja con el anillo de compromiso que le ofreció a Juliette que había quedado en el sofá.

El vampiro queda enfrente de su rubia y toma su mano izquierda con cuidado, desliza el guante que tiene está, dejando al descubierto su pálida piel, acaricia sus nudillos delicadamente antes de comenzar a deslizar el hermoso anillo de compromiso en su dedo anular izquierdo.

—Mi prometida —susurra Edward ilusionado.

Juliette sonríe tontamente y ve como su futuro esposo acercó su mano izquierda a sus labios para dejar un delicado beso en sus nudillos.

Edward vuelve a tomar las mejillas de Juliette para poder besarla una vez más.


¡Me encanta escribir escenas de pedidas de mano! Les juro que estoy sonriendo como si fuera yo la que se fuera a casar, jajajaja.

Para las hermosas personitas que no lo saben o que no han leído mi otro libro de Edward Cullen, quiero aclararles que sí me gusta el anillo original de la madre de Edward, pero siento ya esta muy usado.

¿Qué quiero decir con esto? Como mencioné en el tercer libro de Insieme, en la mayoría de las historias que he leído de Edward (NO EN TODAS) tienen el mismo anillo.

Esto no significa que odie el anillo de la madre de Edward porque se lo dio a Bella o algo así, de hecho, me parece un anillo precioso y único, pero quiero que en mis historias tengan ese distintivo.

Para los anillos de compromiso de esta historia y en la de Insieme, me baso más que nada en el personaje principal, en este caso Juliette y me pareció que este anillo queda perfectamente con su personalidad.

Espero que haya quedado este punto y que les haya gustado el capítulo.

Nos vemos hermosas personitas❤️

🌹𝐌𝐎𝐀𝐍𝐀🌹


Esta es una historia original de Wattpad, actualmente igual se encuentra disponible en Inkitt y en Booknet, si la lees en otra plataforma se debe a un virus y una copia sin mi permiso.


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