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(Escuchar con Butterfly de BTS para mejor experiencia)

Una inmensa tristeza invadió el pecho de Taehyung, no quería soltar la mano de su amado, Jungkook también se resistía a la idea de que se fuese.

Resignado, se colocó frente a Jungkook, aunque casi no podía ni mirarlo, y con un tímido beso le dijo adiós.

Comenzó a caminar en dirección a aquel guardián, pero a mitad de camino se detuvo, volvió corriendo sobre sus pasos y abrazó con todas sus fuerzas a Jungkook.

"No puedo hacerlo... No quiero dejarte..." Decía entre sollozos.

"Por favor no llores Taehyung... sabés que es lo único que puede herirme..."

"Pero... de sólo pensar que no volveré a verte siento mucho dolor..."

El ángel lloraba sin consuelo, Jungkook se sentía culpable por aquella situación, pensaba que si no lo hubiese buscado, si no lo hubiese ilusonado desde un primer momento, Taehyung no tendría que pasar por todo eso.

Fue entonces cuando decidió tomar una drástica decisión, había una sola cosa que podía hacer para ayudarlo. "Mirame Taehyung..." Le dijo con una voz serena y lo besó apasionadamente. "Si algún día mi recuerdo regresa a tu corazón estaré aquí... esperándote." Sonrió él

"A que te refieres?" Intentó preguntar.

Derepente Jungkook besó su frente, haciendo que cayera inconciente en sus brazos.

El guardián quedó atónito ante esa acción "Pero que les has hecho?!" Preguntó indignado a aquel demonio que lentamente se acercaba a él cargando a Taehyung para luego entregarselo

"Él está bien, sólo borré de su mente todos los recuerdos que tenía conmigo..." Explicó

"Quieres decir que él no recordará ni siquiera haberte conocido...?"

"Exactamente." Respondió y comenzó a alejarse.

"Te conozco, tu eres Noré, tercer príncipe del infierno."

"Así es."

"¿Como pudiste posar tus ojos en un ángel?... Acaso te divertiste robando el corazón de un ser tan puro?..."

"¿Dices que yo lo robé?" Sonrió. "Esa criatura que cargas ahí es quien se lleva en sus manos para siempre mi corazón." Dijo señalandolo.

El ángel quedó en silencio por un momento. "Me resulta difícil de creer tu benevolencia." Dijo.

"Estás en lo cierto, si por mi fuese hubiese arrasado con la mitad de ustedes sólo para que nos dejasen en paz. Pero sé que él no quería que nadie saliese herido por nuestra causa."

"Eres muy arrogante al afirmar algo así."

"Claro que lo soy, soy un Diablo."

"¿Por qué haces esto?"

"... Porque lo amo. Algún día cambiaré las reglas del juego y será mío para siempre, pero hasta ese entonces esto es lo mejor para él. Todo es por su bien." Dijo por último Jungkook y desapareció en la oscuridad.

El ángel miró a Anaciel que aún permanecía inconciente y murmuró para si "Quien diría que un ángel tan joven sería capaz de domar a una de las peores bestias del infierno..." Y regresó al paraíso.

Tal como aquel Diablo prometió, Taehyung no recordaba nada de lo sucedido, prácticamente hasta su llegada al palacio, ni siquiera de sus viajes al mundo humano.
Sus superiores decidieron que lo mejor era no mencionar el tema y todo quedó como si nada de eso hubiese existido.

El tiempo pasó y la curiosidad de él por la música humana despertó, haciéndolo regresar a esa tierra, esta vez seguido a escondidas por un guardián. Pero al constatar que no había rastros del Diablo lo dejaba ir en soledad por el bosque.

Una extraña sensación abrazaba el cuerpo de Taehyung, como si hubiese olvidado algo que era muy importante, pero por más que lo intentaba no podía recordarlo.

Al igual que antes de que todo comenzara, cuando la música del pueblo llegaba hasta donde él estaba bailaba solo entre medio de los árboles, o quizás no tan solo, si no en compañía de un pequeño y hermoso pájaro de color violeta que siempre estaba rondandola en el lugar, llegando incluso a posarse en sus manos.

Taehyung, siquiera aquel guardián, podían imaginar que esa ave era Noré que, cumpliendo su promesa, cada noche esperó su regreso. Pero esta vez para amarlo desde la distancia, en silencio.

Verlo sonreír era suficiente para él, por ahora. Porque lo amaba tal cual era, con sus hermosas alas, no quería que las perdiese por estar a su lado, no necesitaba que él hiciese un sacrificio por amor, pensaba que no era justo que sufriese de esa forma.

El Diablo era un Diablo pero cuando amaba lo hacía de verdad, sin egoísmo. Aquel ángel se había llevado su corazón, estaba dispuesto a hacer cualquier cosa por su bien, y en ese momento sintió que aquello era lo mejor, hasta que llegase el día en pudiesen estar juntos.

A veces amar de verdad significa dejar en libertad, y la libertad en algunas ocasiones implica tener que olvidar.

Fin

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Autor : #Sofía_Reynoso

¿Quieren un extra?

Se les quiere💜

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