◾26◾"Tómame"

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Ardoroso emplazamiento se sucede justo en este preciso momento... En donde dos cuerpos atrapados ante la erótica demanda del otro tratan de sobrellevar la situación de la mejor manera que pueden elaborar en lo más recóndito de sus retorcidas mentes.

Un humano condenado a la exacerbación de cada uno de sus más bajos instintos y un vampiro entregado a cada gemido reclutado bajo su frío tacto.

Dos amantes errados en el camino del contrario, que se promulgaron camelados de la dermis del otro.

Usando solo sus habilidades más desarrolladas como el sentido del tacto, para dejarse llevar por lo que dictan sus adentros. Percibiendo a fuego lento como el vehemente deseo es inviable de ocultar por más que luchan contra la marea y a contracorriente.

"Mírate humano, abre tus ojos y observa tu reflejo mientras me sientes... Mírate como se pone tu cuerpo al sentirme con cada fragmento de tu soma, niégame de frente que no caliento cada parte de tu sistema".

Fue expedido en un erótico suplicio desde los gélidos labios del no muerto y a las espaldas de un joven rubio que se estremece de pies a cabeza.

Y que aún estando aturdido, y otro poco más confundido, se deja llevar sin poder racionalizar lo que piensa cuando la onda expansiva de su acrecentado libido lo atraviesa. Así que jadeando y sonrojado sigue meneando su cadera hasta que decide, con la efímera consciencia que lo resta, que ya es hora de -finalmente- abrir sus ocelos.

Lo impacta primero, ver el reflejo de su agónico cuerpo que proclama que bajo ningún aspecto esto sería de algún modo incorrecto. Pero más lo impacta luego, el sentirse caliente, deseado y tocado dónde ve que nada le devuelve el espejo.

—Eso es... Concéntrate en cómo te ves —murmura el vampiro emitiendo un bajo y ronco susurro sobre el lóbulo de la sensible oreja del rubio.

Estremeciendo de pies a cabeza al joven humano que se deja llevar por el dominio de las sombras, mientras una incrementada lascivia domina al hombre bestia que clama por controlar sus más bajos instintos y no enterrar con presteza sus afilados colmillos en la nívea piel de esa delicada garganta.

Y mientras la agónica danza que promueve el entregado rubio sobre la pelvis del no muerto no hace más que descontrolar -con creces- al hombre bestia a sus espaldas (llevándolo a grados de inimaginable temperatura y calentando su gélido cuerpo en el proceso) el joven humano recita como un mantra en su cabeza: "Debo dejarme llevar por lo que siento..."

Creyendo que -de algún modo- creará coraje para poder entregarse a la bestia por completo, dejando atrás etiquetas de formalidades o preceptos y percibiendo solo lo que su cuerpo le clama con unas vesánicas ganas de satisfacerlo.

¿Cómo puede ser que de la noche a la mañana, él solo quiera ser profanado por las difusas sombras que toman forma en su condenada cabeza?

Entonces, el rubio revisa de nuevo cada fragmento que le devuelve el espejo. Y viéndose capaz de aceptarlo todo y dejando caer finalmente sus pseudos barreras, se inclina hacia adelante machacando con sus glúteos la entrepierna del contrario en un intento por calmar su intenso deseo de ser devorado.

Y de manera repentina, es avasallado por dos grandes manos que amasan a su antojo y sin piedad alguna sobre cada una de sus sensibles nalgas, separando sus glúteos en el proceso de afirmar una firme vara que quema como las brasas del condenado infierno.

El ruborizado humano, jadea descontrolado al percibirse exaltado en cada fibra de su soma. Y cuando quiere atreverse a tener miedo, lo sorprenden con la aprensión de sus regordetes labios. El inminente atraco de dos gélidos ribetes que se transforman en calientes cuando se pasean por el interior de su boca.

—¡Maldición bonito! —susurra ronco y bajo el no muerto a medida que se interna en las profundidades de las fauces del contrario.

Degustando cada rincón de esa aterciopelada boca que se estremece cada que sus lenguas se rozan. Y generando luego, una divina plegaria que se encuentra teñida de abundantes miedos y perdones. Invocando -principalmente- al frenesí que los envuelve, para que no se esfume como por arte de magia.

Miedo y valor se fusionan como reflejo de ese acto tan íntimo mientras el joven rubio, asustado producto de los actos desmedidos del hombre bestia, no hace otra cosa más que dejarse llevar por sus más bajos instintos. Procurando un permiso sin palabras para tocar más allá de su ropa.

Una inquieta mano que recorre como conquistador de nuevas tierras y un cuerpo que se deja a la merced de las sombras.

Una ansiosa bestia que controla a sobremanera su insana naturaleza para no desgarrar el cuerpo de su presa como venado de caza y un humano que jadea ante cada arremetida sutil de cadera de aquel que pide indulgencia a base de firmes roces.

Una viveza infinita se subleva frente a un espejo que solo devuelve una pieza de ambas partes del juego... Pieza que quema ante cada gélido e invisible toque, como si aquel espectro posara una magna brasa encendida sobre su necesitada dermis.

—N-ne...cesito... —sale ahogado y entre cortado desde las resecas fauces de un rubio que jadea elevando su cabeza y revoleando sus ojos con sus piernas desnudas y bien abiertas.

—Dime humano.... ¿Qué necesitas? —cuestiona el no muerto avasallante a sus espaldas mientras que, con su hábil mano, masajea la punta roma del lloroso falo de su magnífica presa. Y con la otra, le mantiene en el lugar la indulgente cadera —. ¡Habla! —exige talante en impronta.

—¡Tómame! —sale como una indigente plegaria -que de credo tiene poco- desde la jadeante boca del joven rubio.

Provocando que la bestia gruña a sus espaldas, incapaz de mantenerse quieto y destruyendo toda pseudo barrera que el vampiro se había impuesto para no enterrarse presto como un maldito animal en celo.

Y ahí... en ese deshabitado pasillo, con el espejo como único testigo del ilícito, en donde reina la obscuridad absoluta y en dónde el único sonido que se escucha es el de sus respiraciones conjuntas; se entregan en su forma más íntima.





























































Omaigad humano, has perdido el invicto, heterorabioso😏🤣

Gracia por leer, comentar y votar🥰

Los amito mucho♥️

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