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capítulo catorce.

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Hayami se encontraba cruzada de piernas en una de los cojines usados como asiento en el club de origami con sus audífonos puestos mientras se reproducía la canción “teenage dream” de Olivia Rodrigo, disfrutando escuchar la voz de una de sus cantantes extranjeras favoritas. Su gusto musical estaba lleno de mucha variación, desde cantantes japoneses, estadounidenses, coreanos y ¿por qué no? hasta algunos latinos. Podría estar horas con sus audífonos puestos escuchando una larga playlist de doce horas y jamás se iba a aburrir, es cómo si a través de la música pudiera escapar unos instantes de la realidad y se transportaba a un nuevo mundo. Amaba tanto la música, era una especie de lugar seguro donde nadie era capaz de hacerle daño y era consolada por las melodías.

En su mesa de trabajo tenía varios pedazos de papel de diferentes colores y texturas, a la vez tarareando suavemente la letra de la canción sumergida por completo en su labor de hacer pequeñas estrellitas de papel, las cuáles usaría más tarde en una decoración que se le había pedido al club. Tomó una hoja  de la colorida pila de papeles, siendo una de un bonito color fucsia la que le llamó mucho la atención tras observar un rato. Llegó a una conclusión, la página era casi del mismo tono del cabello de Saiki, de tan sólo recordar al muchacho de gafas verdes le era imposible no sonreír al instante, seguramente él también se encontraba en su club cumpliendo con sus respectivas actividades.

Una vez quiso visitar el club de Saiki por mera curiosidad, siendo persuadida por él al instante advirtiéndole sobre lo rarito que se podía volver dicho club por las personas que lo conformaban. Hayami al contrario de la reacción promedio esperada, estalló en risas por la embarazosa escena que se encontraron esa vez, mientras Saiki maldecia haber despertado ese día y por lo tanto sus pobres ojos haber sido testigos de ver Toritsuka practicando sus besos junto al trapeador con una cara de chica dibujada y dos globos simulando ser un pecho.

Los momentos junto al de cabellos rosas eran tan impredecibles y al contrario de fastidiarle como solían hacerlo las cosas fuera de su control, le resultaba entretenido y hasta divertido.

Suspiró, tomando las tijeras y comenzando a recortar nuevamente.

En clases casi no tuvo la oportunidad de interactuar con él más allá de saludarse cómo de costumbre. El día estuvo lleno de quehaceres y cuando llegó el momento de hacer un trabajo en parejas, Hayami justo iba a elegir a Kusuo, pues los dos conectaban muy bien y con una sola mirada se entendían al instante, sin embargo, su prima se le adelantó acaparando por completo al muchacho, nadie puede negarse a Teruhashi Kokomi, ni siquiera Saiki Kusuo. Lo que Hayami no sabía es que él lo hizo por presión social, si rechazaba a Kokomi quedaría en la mira de todos y ser el centro de atención era lo que menos anhelaba.

Hayami no se molestó por la elección del chico, en cierta parte lo comprendía, después de todo Kokomi fue la primera en hablarle a Saiki, la primera en acercarse, la primera en conocerlo, la primera en ponerle el ojo e interesarse por él, ella siempre iba ser la primera en todo y eso Hayami lo sabía mejor que nadie.

Al final terminó por trabajar con Kaido quién se ofrecó voluntariamente a ser su pareja de trabajo. Siendo honestos, trabajar con Kaido no estaba mal, cuando no tenía sus ataques de delirios sobre la unión oscura era muy buen estudiante, concentrándose en su labor, trabajando de maravilla con Hayami y siendo de los primeros en entregar el trabajo. Quedaron orgullosos de sus resultados, chocando sus puños con satisfacción después de haber recibido todos los puntos y sobre todo teniendo el permiso de salir primero a la hora del almuerzo.

Aunque, en sus deseos interiores, a Hayami le habría gustado trabajar con Kusuo. Tal vez se estaba acostumbrado demasiado a su presencia o algo por el estilo, le resultaba extraño ese impulso suyo por querer pasar más tiempo de lo normal junto a él, no solía apegarse mucho a alguien que no fuera Sun o Keiji, a decir verdad ahora también le tenía cierto cariño a Kaido, Nendo y Aren.

Algo que rondaba en sus pensamientos desde la hora del almuerzo era que antes de salir del salón, en ese momento cuando dirigió sus singulares orbes amarillentos hasta los asientos dónde Kokomi y el pelirosa seguían trabajando, se dió cuenta que el chico tenía su mirada puesta en ella y cuando él se percató que había sido descubierto como un ladrón encontrado en la escena del crimen, regresó su mirada a su cuaderno rápidamente en un intento fallido por disimular, dejando a Hayami con unas enormes ganas de reír por lo adorable que se vió.

Anteriormente, Hayami casi nunca le prestaba atención a sus compañeros de clase, prefería enfocarse en sus propias cosas y evitar involucrarse con ellos, fue hasta que ese inesperado día fue de compras con Kokomi para celebrar su cumpleaños, sin previo aviso se toparon con el de gafas verdes. Si la memoria no le fallaba él se sentaba a unas cuantas sillas de su lugar, nunca habían hablado así que iba a ignorarlo como lo hacía con cada estudiante de su misma institución que se encontraba de sorpresa en la calle.

Entonces Hayami llevó su bebida hasta su boca y se detuvo a analizar unos segundos la situación, Saiki era alguien callado y tranquilo, no tenía razones para sentir desagrado. Él era todo lo contrario a la mayoría de sus bulliciosos compañeros, se estaba planteando si saludarlo por educación o pasar a su lado como si nada. Kokomi por su parte se adelantó y los saludó con su característico tono dulce y amigable, Hayami se pegó mentalmente en la frente, ahora definitivamente tendría que saludarlo, ya era demasiado tarde para fingir demencia, aunque cuando se trata de Kokomi cualquiera pierde la razón y enfocan toda su atención en lo irreal de su belleza, no sería la primera vez que ignoran su presencia, mientras su prima exista ella sería una sombra.

Vaya sorpresa se llevó cuando él la trató con total indiferencia, sin tener alguna reacción exagerada o postrarse a sus pies con adoración y embeleso, casi se le cae su bebida al suelo. La actitud desinteresada del chico proyectó un gran impacto en ambas Teruhashi, más cuando el muchacho también saludó a Hayami.

Desde entonces, Hayami tenía su ojo encima suyo, obviamente observando con prudencia. Su yo de hace unos meses atrás jamás hubiera pensado que ahora tenían una amistad tan sincera y bonita, el cómo se fueron acercando lentamente, coincidiendo en varias opiniones y disfrutando de las mismas cosas.

Ese fue el comienzo de su historia junto a Kusuo.

Aún había mucho más camino por recorrer.

«¿debería darle una estrellita a antenitas? me están quedando muy bonitas, también le daré una a sunni y otra a kei»

Sin dejar de sonreír, recortó el papel en varias tiras y en vez de crear estrellitas del mismo modelo que estaba haciendo con anterioridad, hizo corazones.

─¡Por Dios! ¡Estás sonriendo, hay que pedir un deseo! ¡¿Qué día es hoy?! ¡¿Ganaste un viaje a Hawaii?! ¡Dimeeee! ─gritó Keiji colocando ambas manos a los costados de sus mejillas, demostrando una exagerada mueca de sorpresa. Asustando a Hayami que pegó un brinco en su lugar; cayendo sus audífonos de sus orejas hasta la almohada que tenía a la par. Desde hace rato estaba sola y de la nada que alguien llegue a gritarle rompiendo su concentración era suficiente para tomarla desprevenida.

─Kei, hijo de tu santa madre ─llevó una de sus manos hasta su pecho, sintiendo su corazón palpitar rápidamente. En otras ocasiones le hubiera dado un buen golpe en la cabeza, sin embargo, no tenía ganas de hacerlo, prefiriendo acomodar correctamente sus en sus hombros─, me acabas de pegar tremendo susto.

─Uy, así de sucia tienes la conciencia ─bromeó llevando una de sus manos hasta su boco, sonriendo con picardía─. Leer tantas cochinadas te están corrompiendo el cerebro.

─Y tú la tendrás más limpia ─replicó, levantando una de sus cejas ante el descaro con el cual estaba siendo acusada, conocía tan bien a Keiji y él tampoco se acercaba al prototipo de ser un santo y puro samaritano, era más un creativo e inteligente demonio hormonal con cara de ángel que no rompe ni un plato.

─Tan limpia como agua cristalina.

─Ya quisieras. ¿Pasó algo?

─Eso deberías decirme tú ─toqueteo la frente de Hayami con su dedo índice─, pareces infiel recién perdonado por sonreír tanto.

─Tampoco es delito sonreír ─rodó sus ojos por la exageración, cruzándose de brazos mientras acariciaba uno de sus anillos─. Lo hago de vez en cuando, no soy un monstruo sin corazón.

─Ok ─Keiji tomó asiento en el suelo, apoyando sus codos en la mesa, observando atentamente a su mejor amiga en un intento de averiguar qué cosas escondía. El azabache había notado pequeños pero nuevos comportamientos en Hayami, su instinto le decía que algo estaba pasando con ella. Los ojos de Hayami tenían pequeñas chispas brillantes, su cabello se veía menos desordenado, su piel menos seca y hasta podía sentir el olor de un nuevo perfume, debía haber un motivo oculto para tanto cambio que al final tenía un impacto positivo en ella por cuidar más de sí misma─. ¿estafaste a alguien?

─No.

─¿Cancelaron las clases por un mes?

─No.

─¿Encontraste un cupón para no hacer fila en aquella pizzería que tanto te gusta?

─No, aunque sí quisiera.

─¿Sacaste un 100 en matemáticas?

─Tampoco hay que pedir milagros.

─¡Ay, no lo sé! ─cerró sus ojos fingiendo molestia al no poder adivinar. En su cabeza tenía una vaga idea de lo que podría estarle sucediendo, podría estarse muriendo por saber pero no iba a presionar a su amiga para que se lo diga tan directamente─. Dame una pequeña pista.

─No hay ninguna pista porque ni siquiera yo lo sé ─un suspiro cansado salió de sus labios, Keiji no era la primera persona en notar cambios en ella. Hace dos días atrás Kokomi también le dijo que se veía más animada. Estiró sus brazos hacia arriba provocando el crujir de sus huesos al haber estado en la misma posición durante mucho tiempo─. A veces las personas andan de buen humor y ya, sin motivos de por medio.

─Voy a decir que te estoy creyendo ─con cierto recelo en su mirada, se puso de pie acomodando su uniforme─, pero mi instinto me dice que hay otros motivos para tu estado de buen humor. Hoy has sido demasiado amable.

─Vaya masoquista, si te trato bonito te quejas, te hacen falta algunos escobazos en la cabeza ─bromeó lanzando una pequeña bolita de papel al hombro del azabache─. Ahora habla, sé que no sólo viniste a chismear sobre mi vida.

─Aaaaw, me conoces tan bien. Nada más te digo que ve preparando esas manos porque van a ser sobreexplotadas laboralmente hasta tener callos ─de inmediato la tomó del brazo hasta llevarla con los demás miembros del club, los cuáles ya se encontraban en un círculo sentados cada uno en un cojín.

Hayami tomó asiento a la par de una chica de primer año, la cual se sonrojó hasta las orejas al verla, dejando a Hayami algo desconcertada. Bueno, ella no leía mentes para saber que pensaba, optando por prestarle atención a las palabras de su mejor amigo.

─Los reuní a todos para darles la siguiente noticia ─carraspeó su garganta─. Estoy reuniendo ideas para hacer una nueva actividad que inspire a más personas a unirse a nuestro precioso club o para generar más ingresos ¿tienen algo en mente?

Hayami al instante levantó su mano.

─No Hayami, no nos vamos a tirar de un quinto piso con paracaídas hecho a mano con un enorme cartel pegado en el edificio diciendo “el que sobreviva paga la cuenta de hospital y el funeral” con personas apostando al ganador.

─Entonces ya no tengo una solución. Soy mucho ambiente para un aguafiestas como tú ─cruzó sus brazos, sacando una bolsa de doritos y comenzando a comerlos, esperando escuchar las ideas de los demás, claro, si estos se dignaban a hablar. A veces se sentía extrovertida a la par de los otros miembros del club o tal vez era porque Keiji sacaba su lado hablador y bromista.

─No te queda bien decirme aguafiestas
─Keiji le sacó la lengua mientras que Hayami le enseñó su dedo medio. Los demás integrantes del club no se sorprendieron, aquello era tan normal como sacarle punta a un lápiz─, ignorando las terribles ideas de esa descerebrada, soy todo oídos.

─Po-podemos crear nuevos anuncios.

─Po-odriamos hacer cartas de amor.

─Deberíamos hacer u-un sorteo.

─Opino que ha-agamos figuras de arcilla.

─¿Y si hacemos piñatas? ─la chica sentada a la par de Hayami levantó su mano, expresando con timidez su idea al tener la atención puesta en ella─. Siempre hay cumpleañeros y podríamos hacer realidad la figura que quisieran, así las vendemos y mejoramos nuestras habilidades… o mejor no, es una idea tonta, los demás dijeron cosas más bonitas, olviden lo que dije.

─¡Es una idea increíble, Takagi-chan! ¿Qué opinan los demás? ─la mayoría de presentes asintieron emocionados mientras Hayami se limitó a alzar su pulgar afirmando estar de acuerdo.

Para decidir quién iría de compras y así reabastecer el inventario de materiales, entre todos los miembros jugaron un amistoso juego de piedra, papel o tijera. Hayami terminó perdiendo y por lo tanto le tocaría ir a comprar la larga lista de materiales necesarios para construir las dichosas piñatas después de clases. Los demás creyeron que iba a quejarse o patear el suelo molesta por tener que salir, vaya sorpresa se llevaron al verla tomar el dinero con total calma y volver a su puesto, continuando con su trabajo anterior a la espera del sonido de la campana indicando la hora de salida para ir de compras.

─Para la próxima ponle "el club de sobre explotación laboral" y no "el club de origami"

─Deja de quejarte, sé lo mucho que disfrutas hacer manualidades ─colocó su mano en la coronilla de Hayami, despeinado un poco su cabello─. ¿Vas a necesitar compañía para que te ayude a cargar los materiales? ─preguntó Keiji sentándose a su par.

─Nah, pagaré un taxi o algo. No te preocupes ─respondió relajada, sonriendo al ver como había creado otra estrella de color rosa fucsia.

─Después no quiero escuchar tus quejas diciendo “no soy su burro de carga” “todo me lo dejan a mi como si fueran inválidos” “voy a morir de cansancio y les voy a jalar los pies en la noche”

─Vas a ver qué no, cumpliré con mi obligación.

«teru-chan se encuentra de buen humor ¿es el fin del mundo?»

«si teru-chan está feliz ¿significa que voy a tener buena suerte?»

«teru-chan me da más miedo cuando está feliz»

«¿teru-chan se habrá enamorado?»

«teru-chan se ve tan bonita sonriendo»

Satou Hiroshi es un chico con un rostro bastante común, notas que no eran tan malas ni tan buenas, se acopla fácilmente a su entorno. Satou llevaba una vida perfectamente promedio, sin resaltar entre la multitud, pero sin pasar desaparecido ante las personas con quién compartía si día a día, un equilibrio fascinante ante los ojos de cierto psíquico deseoso de poder lograr ese nivel de promedio en su vida.

Hayami nunca pensó que se lo iba a terminar topando.

Por otro lado, Satou conocía a Hayami simplemente de vista o por algunas conversaciones de sus compañeros dónde también mencionaban a la prima hermosa y perfecta de la chica; Teruhashi Kokomi. También la veía cada vez que iba a visitar a Nakano Sun o cuando se la encontraba por casualidad en los pasillos a la hora de entrada y salida, hasta el momento nunca se habían hablado o saludado. Era la primera vez que se la encontraba fuera de la academia P.K, ya que por azares de la vida tuvieron la casualidad de estar a punto de entrar a la misma tienda de discos y cd’s.

A pesar de que Hayami es poseedora de una cara de pocos amigos con esa aura pesada sumando sus ojos amenazantes de querer matarte si la haces enfadar, logró no espantar al azabache, quien al contrario de tener una reacción negativa o de rechazo, decidió saludarla después de un pequeño debate interno. Su subconsciente lo llevó a una conclusión racional, ella nunca le hizo algo para creer que le hará daño o lo va maldecir, al fin y al cabo ella seguía siendo una chica normal. Por su lado, la de cabellos azulados no tenía algo en contra de Satou, Sun se lo había mencionado una vez, catalogado como alguien agradable para entablar una amistad, y si Sun lo aprobaba es porque era verdad, por lo que le devolvió el saludo tranquilamente.

«de cerca creí que iba a darme miedo, pero al fin y al cabo ella sigue siendo una adolescente de mi edad, es tonto que le tenga miedo»

«¿le está pidiendo permiso a sus pies para caminar o qué? apúrese mijo que no tengo tu tiempo»

Satou se dió cuenta que estaba demasiado ensimismado en sus pensamientos, notando la desesperación de Hayami por querer entrar al escucharla mover su pie contra el suelo en un acto repetitivo. El chico abrió la puerta de la tienda y le concedió el paso a Hayami extendiendo amablemente su brazo indicando que entrara, algo extrañada por la acción caballerosa decidió cambiar su expresión a una más tranquila, bajando su cabeza en agradecimiento y así entrar al establecimiento.

La tienda era grande con varios estantes con pequeños letreros dividiendo los géneros de cada disco. En el interior de la tienda se notaba un  estilo retro ochentero con un rockola al fondo reproduciendo algunos clásicos del mundo del rock. Tal vez era por la hora que el lugar tenía pocas personas comprando lo cual Hayami agradecía, lo menos que quiera era hacer una larga fila.

«me gusta este lugar, podría traer a sun y kei… también a antenitas» pensó Hayami mientras recorría los estantes, perdiéndose entre tantas opciones de buena música.

A unos cuantos metros en las afueras de la tienda, se encontraba cierto psíquico que por azares del destino también se encontraba en la misma zona que Hayami y Satou.

La persona que Saiki admiraba por ser su ejemplo a seguir y la persona que más le agradaba se encontraban juntas en el mismo lugar, bajo el mismo techo, caminando codo a codo. Ambos sumergiéndose entre los muchos estantes con diferentes discos y cd's de una gran variedad de géneros musicales, ofreciendo tanto artistas nacionales e internacionales para el consumo público.

─Uuuuy ¿qué tanto miras, Kusuo? ─la voz curiosa de Aiura resonó en los oídos del chico, cambiando su rostro emocionando a una mueca de fastidio.

Nada que te importe ─respondió en un tono tajante, lo menos que quería era involucrar a la de cabellos verdes con la normal convivencia que estaban teniendo Hayami y Satou.

─Ahora me interesa mucho más ─la curiosidad la invadió por completo, no todos los días veía a Saiki interesado en algo y como su gran amiga debía estar al tanto de todo. Sonriendo ampliamente, se recargó en el hombro del chico─, debe ser algo muy especial para que te pongas tanto a la defensiva.

¿Ya terminaste de comprar? ─preguntó en un intento de distraerla─. Vámonos de una vez, prometiste dejarme en paz tres días si te acompañaba.

─No seas aguafiestas.

Es mi especialidad.

─Las chicas necesitamos tomarnos nuestro tiempo para comprar nuestras cosas, a veces se encuentran productos de mejor calidad por un menor precio. Nunca entenderías la satisfacción de…

La voz de la morena se hacía cada vez más lejana, Saiki prefería seguir prestando atención a lo que aquél par de adolescentes hacían. Deseaba tanto poder estar con ellos y disfrutar de una amena charla de adolescentes normales. Al notar como una sonrisa se formó en los labios de Hayami, la curiosidad le ganó y usando sus poderes fue capaz de escuchar la conversación. Pero hay que aclarar que Saiki no es un chismoso, si se tratara de otras personas le daría completamente igual sobre lo que hablaran.

─Sabes mucho acerca de música, Teruhashi-san ─alabó el azabache mirando con admiración a la chica mientras sostenía un cd con cien canciones de los éxitos más grandes del J-rock.

─No me digas así o siento que le hablas a Kokomi ─arrugó su nariz con desagrado, si bien ya estaba acostumbrada a ser comparada con su prima, si podía frenar a la persona de hacerlo no
dudaría en decirlo.

─Lo siento, Teru-chan.

─Eso suena mucho mejor ─expresó satisfecha por hacerle caso a su petición, aunque no lo parezca esas pequeñas acciones dicen mucho de alguien─. Y no es que sea una experta en música, simplemente sé cosas que la mayoría no les presta mucha atención. Además desde niña he sido una amante de la música, solía poner a todo volumen y luego mis padres recibían quejas de los vecinos por ruidosa, nunca me arrepentí de nada. Hasta mi papá me felicitó por fastidiar a esa señora que le caía mal por ser demasiado quisquillosa y entrometida mientras mi mamá reía a carcajadas cuando los policías le llamaron la atención por hacer más de diez llamadas en menos de una semana ─sonrió al recordar aquellos buenos momentos de su infancia que ahora eran tan lejanos, borrando su sonrisa al instante cuando se dió cuenta que en la actualidad las cosas eran tan diferentes a esos días.

Sacudió su cabeza en un intento de hacer desaparecer todos sus pensamientos, acomodando su cabello y reprimiendo la molestia que la estaba invadiendo, no iba a desquitarse con el chico por algo que su propia mente le hizo recordar. Las cosas que pasaban en su vida personal no debían ser la carga de alguien más.

«en lo único que son buenos es en estar frente a una cámara por horas» pensó Hayami con amargura y algo de resentimiento hacía sus progenitores, mordiendo el interior de su mejilla.

─¿P-puedo decirte algo? ─dijo Satou con cierta timidez por el estado ensimismado en el que Hayami se encontraba.

─¿Eh? Ah, sí. Adelante ─respondió, prestando atención al azabache.

─Al principio tenía mis dudas sobre ti, hasta te tenía un poquito de miedo ─admitió mirando hacia abajo avergonzando por juzgarla a base de rumores sin haber utilizado antes su propio criterio─. Eres muy diferente a como te describen los demás. Dicen que eres alguien grosera, envidiosa, mecha corta o un cero a la izquierda sin importancia… ¡No te vayas a enojar con lo que estoy diciendo! ¡Desde mi punto de vista no eres así! ¡En realidad eres muy agradable! ─movió sus manos nervioso y preocupado por ser malinterpretado, recibiendo una suave palmada en la espalda.

─¿Por qué me enojaría? Tranquilo ─volvió a darle otra palmada acompañada de una sincera sonrisa. Satou le había caído bien y su intento para aligerar el ambiente había funcionado, sintiéndose más relajada─. De las opiniones ajenas no vivo, si le hiciera caso a cualquier comentario malo que hicieran sobre mí ya habría enloquecido. Agradezco que seas honesto y digas de frente lo que piensas.

─Tienes razón ─asintió energético,
cerrando sus ojos con sus mejillas levemente sonrojadas, le hacía muy feliz el poder llevarse bien con ella, el miedo que anteriormente sintió fue cambiado por una clase de admiración, realmente le gustaría ser tan genial como ella, en su lugar jamás sería capaz de aguantar tantas habladurías, críticas y comparaciones sin salir con la autoestima hecha añicos.

─Siempre la tengo ─expresó orgullosa, haciendo reír al azabache.

─Nakano-chan no se equivoca en lo que dice. Primero se debe conocer a una persona antes de juzgarla porque algunos dependiendo del trato que reciben ese es el que dan.

─Mi Sunni es tan linda. Gracias a ella he sabido controlarme mejor, es ese tipo de amiga que es una curita para el corazón.

─Eso no lo pongo en duda. En el salón siempre me saluda antes de tomar asiento, realmente le hace honor a su nombre, apenas entra ilumina a todos justo como lo hace el sol.

Hayami sonrió nuevamente al escuchar al chico hablar tan bien de su querida amiga. Era casi imposible no poder encariñarse con ella, para Hayami era demasiado importante al igual que Keiji, si ellos dos no estuvieran en su vida las cosas serían muy difíciles de enfrentar.

─En fin, ya no tengo nada más que comprar aquí, así que iré a pagar ─se detuvo en el mismo punto, pestañeó repetidas veces incrédula de lo que estaba viendo, de un momento a otro había una pequeña fila de  personas esperando su turno para poder pagar. Hace unos momentos no había nadie y ahora estaba lleno, ya se le hacía extraño el tener un día tan tranquilo y perfecto. Ahora su única petición al universo era no terminar con un dolor de cabeza.

─¿Pasá algo? ─Satou se percató de la mala cara que tenía Hayami, y al notar el desagrado producido por la fila a la chica,
como todo un caballero debía hacer algo para subirle los ánimos o por lo menos sacarle una sonrisa─, si quieres puedo hacer fila por los dos, puedes esperarme afuera o seguir recorriendo la tienda.

─Es lo más lindo que me han dicho en la vida. ─juntó sus manos tapando su boca mientras sus ojos brillaban como un par de luceros, agradecida por ser compadecida de esa forma─. En agradecimiento iré a comprar algunos refrescos.

En la parte más profunda del interior de la tienda se encontraban dos máquinas expendedoras de dulces y refrescos. Hayami ingresó el dinero y compró una soda con sabor a limón, la destapó para darle un trago y deleitarse con el exquisito sabor.

«¿de qué sabor debería llevarle? olvide preguntarle cuál refresco le gusta»

⟨compra el té de melocotón⟩

─¿Té de melocotón? ¿Habrá eso? ─examinó el contenido de la máquina, y en efecto habían varias botellas con el nombre “té de melocotón” impreso en la etiqueta─. Bueno, a veces hay que hacerle caso a la voz que resuena en tu cabeza ─introdujo otro billete a la máquina, comprando la bebida y de paso dos bolsas de papas fritas.

Cuando llegó nuevamente al mostrador, notó que la fila avanzó rápido y Satou ya se encontraba pagando las compras de ambos. Después de haberlas guardado en una bolsa, Satou le entregó a Hayami los que le pertenecían, al mismo tiempo la chica recogió los materiales que compró para el club y le entregó al chico el refresco junto a la bolsa de papas.

─Muchas gracias por las recomendaciones, Teru-chan, sobre todo muchas gracias por el té de melocotón, es mi bebida favorita.

«las voces de mi cabeza no se equivocaron, punto para ellas»

─Esta noche me la pasaré entretenido escuchando todo este nuevo contenido.

─No hay de que. Ve con cuidado.

─Igualmente, Teru-chan. Aunque, ¿estás segura que no necesitas ayuda con tus compras?

─Segurísima, esto no es nada. ─el chico se despidió aún dudoso por dejarla sola, Hayami movió su mano en forma de despedida, viendo como la figura de Satou iba haciéndose pequeña hasta desaparecer de su panorama.

«ahora a hacerle de burro y llevar todas estas cosas»

Hayami cargaba cuatro bolsas en su mano derecha y tres en la izquierda, tal vez exageró un poco con las compras pero mejor que sobren materiales a qué vayan a faltar, además no se arrepentía de también haber comprado algunos discos nuevos, a penas llegue a su casa lo primero que va hacer es reproducir el disco en el tocadiscos mientras se encuentra tirada en su cama disfrutando de un buen sándwich, la comida jamás podía faltar en sus planes.

«tal vez si necesite un poco de ayuda… shut up bitch ¡esto no es nada! ¡puedes llevar cincuenta bolsas en un solo viaje si te lo propones! ¡estos brazos no son fideos! ¡ánimo mugrosa! ¡¿dónde están los putos taxis cuando se necesitan?! ¡no le voy a dar la razón a kei, yo puedo sola!»

Saiki aún se encontraba en el mismo lugar de antes, al escuchar los pensamientos de Hayami sintió la necesidad de ayudarla y de paso acompañarla hasta su casa, como buen amigo era lo menos que podía hacer. Además era una buena excusa para escapar de las garras de Aiura que parecía no tener fin su energía para andar de tienda en tienda.

Oye, ya me voy, debo ir a otro lado.

─¡No! ¿Por qué te dejaría irte? Estuve hablando un buen rato  y no escuchaste una sola palabra ─acusó sumamente ofendida por la actitud indecorosa del psíquico, más de lo normal─. Aún falta otra tienda a la que quiero ir antes de regresar a mi casa ¡hoy es día de ofertas y por supuesto voy aprovechar al máximo!

Te haré otro favor cuando quieras si te vas en este momento. Cualquier cosa que pidas te la voy a cumplir sin protestar.

La expresión de Aiura cambio rápidamente a una emocionada, ahora tenía a su mano el pedirle cualquier favor a Saiki y este no podría negarse. Guiñando su ojo izquierdo y lanzando un beso al aire aceptó la petición.

─Nos vemos mañana Kusuo-kun, espero te vaya bien en lo que sea que vayas hacer.

Bueno, fue más fácil de lo que pensaba, ahora ya no tenía ningún impedimento o retraso para saludar a Hayami. Sabía que Aiura y Hayami se llevaban bien desde aquella tarea en grupo, no era las mejores amigas del mundo pero eran del agrado de la otra, sin embargo, prefería estar a solas con ella sin nadie jugando a la tercera rueda molestando el ambiente acogedor que se creaba cada vez que estaban juntos.

Aceleró sus pasos en un intento de alcanzar a la chica, al ya estar a una distancia más cercana iba usar su telepatía para hablarle y así no tomarla desprevenida.

Por otro lado, los sentidos de Hayami se alertaron cuando escuchó el resonar de unos pasos detrás suyo hacerse más cercanos, desconfiada al no saber de quién se trataba y algo fastidiada por tener que lidiar con alguien a último momento, detuvo su andar y dejó sus bolsas en el suelo. Si se trataba de algún pervertido no dudaría en defenderse, de manera sutil y silenciosa se agachó y sacó un cutter de una de las bolsas, en rápido movimiento se puso de pie y se dió la vuelta quedando en una pose ofensiva con la cuchilla del cutter a unos cuantos centímetros de la otra persona.

La mirada de Hayami se suavizó, no había nada de qué temer. La otra persona era de lo más inofensiva —según ella— agradeciendo al cielo que el chico tuviera buenos reflejos y pudo esquivar su ataque saliendo ileso.

«solo es antenitas, por un momento me asusté bien feo, no me hubiera perdonado lastimarle su hermoso rostro»

⟨mi culpa, perdón… esperen un segundo ¿eso fue otro halago?⟩ Saiki nunca iba a escuchar halagos en los pensamientos de Hayami, sintiendose nervioso por alguna razón desconocida.

─Dios mío, debes tener más cuidado, a estas horas camina gente peligrosa ─guardó el objeto cortopunzante en la bolsa.

─Lo tendré presente.

⟨esa gente peligrosa debe tenerte miedo a tí⟩

─¿Y ese milagro que andas por estos rumbos? ─cuestionó curiosa. Honestamente a Hayami le alegraba verlo, no se lo diría en voz alta pero ya se había acostumbrados a sus charlas en horas libres o que en el almuerzo sus grupos de amigos se juntaran.

Vine a hacer un mandado, pero ya lo terminé. Te ví caminando sola así que quise saludarte.

─Bueno, siempre es un gusto verte ─admitió, recogiendo las compras del suelo.

Déjame ayudarte y acompañarte hasta tu casa ─se ofreció tomando una de las bolsas.

─¿De verdad? ─Saiki asintió─, ¡Gracias! Estaba despertándome porque ningún taxi había pasado y me duelen un poco los brazos.

─¿Estás cosas son del club?

─Sí, vamos hacer piñatas para recaudar fondos y de paso practicar un poco nuestras habilidades en otras áreas.

─¿Alguna vez hiciste una?

─Nop, una de dos, me sale bien o me sale terrible. Ya puedo ver a un montón de niños llorando al ver que su perrito adorado de los paw patrol parece que tiene rabia.

─Vas a recibir denuncias de sus padres por traumatizarlos.

─Gracias por lo ánimos, te quiero mucho ─le dijo Hayami en tono sarcástico mezclado con un cierto aire bromista, cerrando sus ojos y sacándole la lengua a lo que Saiki rodó sus ojos fingiendo estar ofendido, la verdad es que también se estaba comenzando a divertir, realmente Hayami tenía un efecto positivo en él.

Las luces de los edificios y los letreros luminosos de las diferentes tiendas iluminan la calle, creando un espectáculo de colores brillantes que contrastan a la perfección con el cielo oscuro. El bullicio era más ligero al que había cuando el sol alumbraba, por eso a ambos les gustaba mucho más la noche, la atmósfera era tranquila, relajada y calmada, de vez en cuando se escuchaba el susurro de una suave brisa nocturna abrazándolos.

Saiki escuchaba atentamente a Hayami contarle acerca de los discos que había comprado, hablando sobre los cantantes y el significado de las canciones junto al nombre del álbum al cual pertenecían, le parecía increíble cuanta historia podría haber detrás de un disco al igual que en la creación de una canción. A Hayami realmente le encantaba hablar sobre música casi al mismo nivel de cómo amaba escucharla, todos sus conocimientos fueron adquiridos por medio de documentales o en páginas de fans, sonriendo genuinamente en todo momento.

Tanto el día de Hayami como el de Kusuo concluyó de la mejor manera.































★ 𝐝𝐚𝐧𝐢'𝐬 𝐧𝐨𝐭𝐞

no le presten mucha atención al hecho de que el anime de saiki se ambienta como en el año 2018 y yo ando poniendo canciones de olivia xd, es que siento que hayami sería muy fan de ella JAKAKSK

uuuuy, parece que alguien está cayendo de picada en los encantos de nuestro amado psíquicoooo. ahora nomás falta que la pendeja se dé cuenta de sus sentimientos, para eso tiene a sus mejores amigos que le van a dar un empujoncito pq es media lenta. 😋
(se cayó de chiquita y por eso le falla el cerebro, nobromis)

y no solo ella está cayendo, saiki también comienza a tener sentimientos por nuestra malhumorada. 🙏🏼

me da risa que satou admira a hayami, hayami admira a saiki y saiki admira a satou.

la verdad me gustó mucho la interacción que tuvo hayami con satou, pero sin dudas quien más lo disfrutó fue kusuo, tuvo un verdadero bi panic al ver a sus amorcitos juntos.

me di cuenta que los nombres de ambos empiezan con h (hayami y hiroshi) tienen el cabello oscuro y los ojos claros, ya sabemos los gustos de kusuo. 😽

el próximo capítulo les va gustar, va ser muy lindo ya que se van acercar aún más que antes, ya verán ;)

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