༉‧₊˚✧꒰𝓒𝐚𝐩𝐢𝖙𝐮𝐥𝐨 𝟎𝟏.*・。゚

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❝enorgullecete de ti❞

❛;no hay razón para sentir vergüenza de quien eres o del lugar que vengas, vive siempre con la frente en alto.੭ೃ༉

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Una niña de cabellos cortos; azabaches como la misma noche, se encontraba vagando por las pintorescas calles de Yokohama observando con asombro los gigantescos edificios construidos a su alrededor, algunos llevaban años en cambio otros estaban empezando a ser construidos por lo que le parecía bastante interesante. Se supone que debería estar en la escuela, sin embargo el autobús se había averiado a medio camino por lo tanto; la oportunidad perfecta para explorar un poco la ciudad en que vivía la cual desconocía bastante, raramente salía de su hogar, de su barrio para ser más concretos, solo conocía este mismo, cada rincón de él y donde por nada en el mundo debía estar. Su madre trabajaba la mayor parte del tiempo por lo que hasta en los fines de semana tenía que estar sola, algunas veces salía a jugar con los niños de su cuadra, pero muchas veces su madre le llamó la atención diciéndole que era peligroso, podían ser familiares de algún delincuente o mafioso, el lugar donde vivía no tenía muy buena fama. Aunque algunas veces se dió sus escapaditas como todo ser que busca estar en libertad.

Ya se había acostumbrado a la rutina, buscaba la manera de distraerse con diversas cosas, su barrio no solo era mal visto, sino que también era uno de los más pobres. Los adultos tenían la opción de trabajar más duro para poder vivir o irse por el camino erróneo de la mafia. La niña no tenía problema con aquello, sabía el sistema del lugar, intentaba lo más posible no meterse en problemas, todo iba bien hasta que un día su madre cambió para mal. Siempre que regresaba a casa llegaba totalmente borracha hablando incoherencias, muchas veces le llegó a dar miedo el salvaje comportamiento que ella adquiría a través de la bebida, quería ayudarla pero cada vez intentaba hacer algo un golpe o un insulto era lo que recibía, no era capaz de odiarla, por medio de el alcohol era como su madre se desechaba por un momento de todos los problemas que la atormentaban, ya que en sus cinco sentidos era una mujer bastante amorosa.

Perder un día de clases no sería tan malo, lo más seguro es que su progenitora ni le importaría por lo borracha que llegaría por tercera vez en la semana, a veces deseaba poder hacer algo para ayudarla, ya estaba cansada de no poder hacer nada. Ladeó su cabeza intentando alejar cualquier mal pensamiento, podría reponer sus clases si se lo proponía. No todos los días tenía la oportunidad de aventurarse por las extravagantes tiendas Yokohama, se había encontrado unos cuantos yenes tirados en la calle cuando el autobús dejo de avanzar; no se los había robado, pues cuando preguntó si le pertenecían a alguien nadie dijo "yo", por lo que ahora le pertenecían y podía comprar algo en alguna tienda que llamara su atención.

Bingo, una repostería llamó su atención, un pedazo de pastel no le vendría mal o algún dulce, con el dinero que tenía a mano le ajustaba para más de una rebanada pero no lo iba mal gastar todo en un solo día como si lo tuviera de sobra, lo ahorraría para disfrutar más a menudo de un rico bocadillo.

Al entrar a la tienda el olor de pan recién hecho inundó sus fosas nasales despertando su apetito con ganas. El lugar era muy hermoso por dentro, las paredes tenían dibujos de dulces, pasteles y licuados, no era una gigantesca tienda, sin embargo se sentía bastante acogedora. Llevó su vista vitrina cubierta por un cristal donde se exhibían los postres a los clientes, todos se veían realmente deliciosos, sin poder evitarlo se le hizo agua a la boca, limpió un poco de baba que manchaba su labio inferior con la manga de su suéter y con seguridad se acercó a un hombre de ya avanzada edad que atendía el lugar.

──Buenos días señor ──saludó educadamente haciendo una reverencia al mayor, siempre había tenido gran respeto y admiración por las personas ancianas──. Me puede dar dos rollos de canela, por favor.

El anciano sonrió ante la amabilidad que la niña había usado para pedirle el producto, con un asentimiento de cabeza se marcho a la cocina para traerle uno de los más frescos. La niña en son de espera siguió observando con deleite cada postre, todos tenían diferentes formas y tamaños, de tan solo imaginarse el sabor se le volvía a llenar la boca de saliva.

──Aquí tienes pequeña ──le entregó su pedido en una bolsa de papel que a la infante le pareció hermosa, tenía dibujado ─más bien impreso─ un espléndido cielo azul con una paloma volando a través de él. Saco el dinero de su mochila para luego intercambiarlo por los rollos de canela.

──Muchas gracias, que tenga buen día
──le sonrió al mayor, el cual le movía la mano de un lado a otro en forma de despedida.

Ya afuera del local, sacó un pedazo del rollo metiéndole a su boca, si el olor que emanaba era espléndido el sabor lo era aún más. No recordaba cuándo fue la última vez que comió algo tan dulce, lo estaba disfrutando como no tienen idea, seguramente degustó algo así fue cuando su abuela le regaló una caja de galletas preparadas por ella misma para su cumpleaños número cinco, aunque eso sucedió hace cuatro años.

Aún sintiendose en las nubes por aquél exquisito postre, no notó que estaba a punto de chocar contra alguien. El impacto hizo que cayera al suelo de trasero por ende, solo pudo cerrar sus azulados orbes, abrió uno de ellos para ver quién era y disculparse porque en cierta parte era su culpa por andar distraída en la calle. Por su apariencia era un chico de algunos 12-13 años que venía acompañado de otros dos más. "Que peinando más raro" fue lo que pensó la pequeña al ver como tenía un copete sobresaliendo con sus costados raspados.

──Discul... ──su disculpa se quedó en el aire cuando el otro habló de forma brusca, sorprendiendola un poco.

──¡Fíjate por dónde vas estúpida! ──se quejó el chico parándose con ayuda de uno de sus dos acompañantes, más que una queja fue un insulto, no hacía falta tanta brusquedad en sus palabras, con que aceptara sus disculpas era más que suficiente.

──¿Acaso eres ciega o simplemente querías jodernos el día? ──le replicó con un tono salvaje otro chico, nuevamente un uso innecesario de un vocabulario como aquel, más al ser unos mocosos que apenas están entrando a la adolescencia.

──No es necesario que me traten de esa forma, estaba a punto de disculparme
──no dejaría intimidarse por las groseras palabras que aquellos chicos le transmitían, como dice un dicho: a palabras necias oídos sordos. Tomó del suelo su pequeña bolsa sintiéndose aliviada de que estuviera intacta e iba a continuar con su aventura, su día no se iba a arruinar por un trío de chicos groseros.

Iba, ya que una asquerosa mano la sujeto de manera brusca de su delgado brazo; haciendo que soltará un pequeño quejido y cerrara su ojo, volteó su cabeza hacia atrás y en efecto el dueño de la mano era el chico con el que había chocado ¿acaso no se cansaba de molestar? otro hubiera sido seguiría su camino como si nada pasará, tenía que ser un estúpido de primera.

──¿Crees que te dejare ir así? Después de haberme faltado el respeto. Te enseñare cual es tu lugar, las mujeres están hechas para servirles de manera sumisa a los hombres y es momento de lo vayas aprendiendo ──soltó con superioridad. ¿De dónde había sacado aquellas palabras tan retorcidas un simple mocoso? Tal vez de la televisión o de alguno de sus familiares. Estaba preparado para darle un golpe y quitarle lo que traía en su mochila en pago al haberle quitando su tiempo, fácil ¿no? Era solo una niña indefensa que jugaba con muñecas y estaba a la espera de un príncipe, que equivocado estaba.

Tras haber soltado aquellas crueles palabras la sangre de la pequeña comenzó a hervir como la lava de un volcán que está a punto de hacer erupción, arrasando con todo aquello que se interpusiera en su paso. Aquellos eran unos bravucones y eso no lo iba a permitir, hoy podía ser ella y mañana alguna otra persona que no podría defenderse, por lo cual la única opción sería humillarse para no llevarse una golpiza.

El puño del chico fue esquivado en un movimiento rápido que lo llegó a confundir, lo siguiente que sintió fue un zapato estamparse con fuerza sobre su rostro provocando que su nariz sangrara a causa del impacto, manchando con un par de gotas la grisácea acera, el golpe no fue tan grave como para llegar a quebrarla; pero si lo suficiente para que sangrara. Los otros dos se miraron entre sí sin poder creer lo que sus ojos habían especulado, era una mujer, debía ser indefensa, para colmo era menor que ellos ¿Por qué tenía esa fuerza?

──Una cosa es chocar por accidente y otra muy distinta es hablarme como si valiera menos que tú ──con su dedo pulgar trono uno por uno sus demás dedos provocando un crujido bastante similar a los huesos siendo quebrados──. No soy perra, no soy estúpida, no soy mierda, mucho menos valgo menos que ustedes, tengo nombre y apellido. No tenía la intención de arruinar mí día pero ustedes no me dejaron opción.

Dió unos pequeños pasos hacia atrás para tomar impulso, cerró sus ojos inhalando para que sus pulmones se llenarán de aire y se apresuró a correr en su dirección, dió un salto levantando su pierna la cual venía con potencia; similar a una pistola disparando una bala, impactando contra el rostro del chico que la había llamado estúpida, con la diferencia que esta vez había quedado inconsciente con su cara llena de sangre por dos dientes que habían salido volando.

Los otros dos se dieron cuenta que serían los siguientes, la niña que parecía débil hace unos segundos ahora desprendia un aura que hizo que un escalofríos recorriera sus cuerpos, estaban en desventaja, podrían ser idiotas pero no estúpidos. Se echaron a correr con su amigo en brazos, no querían quedar chimuelos, es más, no querían testigos ya que ser derrotados por una niña solo les traería ser la vergüenza del lugar, solo eran un par de engreídos que querían aparentar ser delincuentes para ganarse el respeto de todos.

──No puedo creer que con ese vocabulario y ese grosero compartiendo besen a sus abuelas.

La azabache saco un pañuelo de su mochila, limpiando unas pequeñas gotas de sangre impregnadas en su zapatilla. Movió la cabeza con desaprobación ante sus acciones sin mucho sentido, en alguna de tantas se podrían meter con quien no debían y sufrir de la peor manera las consecuencias de sus actos.

Ella no había nacido con esas habilidades de pelea; en cierta parte aún era una novata con todo lo que le faltaba aprender, mucho menos era una dotada que un día común se levantó con un cuerpo súper fuerte, todo aquellos geniales movimientos fueron gracias a cierta mujer que comenzó a ver como un modelo a seguir, más que eso; la veía como a una segunda madre, la cual le enseño a creer más en si misma, le mostró que a pesar de ser mujer podría defenderse y mantener su cabeza en alto como un hombre, podía gritar a los cuatro vientos llena de orgullo que ella era;

Amaya Sasaki.
























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❪ଽ ୭̥ 𝐝𝐚𝐧𝐢'𝐬 𝐧𝐨𝐭𝐞 ҩ°❫

#mikeymiamor.

;; empezamos con el primer capítulo, que emoción¡!.

;; aunque manjiro no hara su aparición hasta el capitulo tres así que paciencia, como dije antes no solo habrá romance, existe una historia detrás de Amaya, para que la entiendan deben conocerla primero, porque actúa de "x" manera, entre otras cosas. también se dará a conocer el como aprendió a pelear, para que vean que no le salen powers ups del qlo jajsj.

;; perdón si los caps son algo largos, aveces me emociono escribiendo y me pasob con la cantidad de palabras xd.

;; muchas gracias por darle una oportunidad a mí historia, te iloveyou <3.

sayōnara 🦋🌾.

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