Introducción (I)

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Se dice que hay un campamento donde muchachos extraños habitualmente visitan todos los veranos sin excepción, es un secreto a voces pero para muchos desconocido, y es misteriosamente disimulado perfectamente en un simple campo de fresas de buena calidad cabe mencionar. Sin embargo es importante que no le cuentes a nadie de la colina mestiza, probablemente si llegaste hasta aquel lugar y eres capaz a lo lejos de divisar el árbol a la lejanía, es mejor que corras hacía dentro de la barrera que protege a el campamento, por supuesto si no quieres ser comida.

De quien preguntas?

Monstruos, había que ser exactos, de todo tipo y colores, una gran variedad de especies sin embargo no precisamente hermosas. Muchos de ellos van a perseguirte constantemente con la intención de que te conviertas en alimento. Si no eres capaz de verlos, felicidades, eres un ser normal y corriente, no sabes cuanta envidia podrían llegar a tenerte los semidioses, sin embargo si eres perfectamente capaz de oír o ver cosas extrañas, te conviene sin lugar a dudas correr e intentar por todos los medios sobrevivir el poco tiempo que te queda, no debe ser mucho.

En el poco tiempo que leas vas a aprender muchas cosas, tal vez leas historias maravillosas de personajes increíbles, tal vez ames a unos, y sientas el ferviente y casi incesante deseo por odiar a otros. Sin embargo relájate, no hay motivo para preocuparse ahora, es mejor que sientes a admirar el panorama. El campamento está abierto, el campo de flores y uvas te embriaga y al poco tiempo no tardaras en acostumbrarte a la extraña presencia de adolescentes con poderes y parte de un supuesto mito.

Caerás rendido ante las garras de la muerte y entre las aguas de un inmenso más furioso y tormentoso. Pero no te preocupes, te acostumbraras.

Pero recuerda, y ten en mente, que un final feliz, jamás es para siempre.
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Nymeria Grey

La primera vez que Nym vió con sus propios ojos  él denominado "dell'anima" quedó bastante horrorizada. Era un basurero. La muchacha podía recordar perfectamente haber soltado un jadeo cuando el auto en el que iba atravesó el portón de metal oxidado con dos columnas blancas que tenían dos gárgolas pintadas de un color gris y unos ojos rojos rubí.

Las columnas y la reja tenían enroscadas enredaderas muertas y retorcidas como las raíces de los árboles viejos o incluso como las vids de las bonitas haciendas italianas que me gustaba ver en las revistas, pero esta, a diferencia de las revistas no era ni hacienda ni mucho menos bonita.

Era un gran edificio blanco y desgastado. Por las paredes podrías ver el color del óxido y la mugre bajando, casi que dándole un aspecto teatral como esas casas de los sustos en las ferias de los pueblos. Sin embargo, esta no era una feria. Pudo ver que no había nadie en el patio delantero, estaba desierto.

Sus ojos se posaron en las ventanas en silencio, eran un par de ojos vacíos, sin aparente alma. Había juncos quemados y troncos con marcas en un mismo punto, como si alguien hubiera encontrado satisfactoria la actividad de golpearse así mismo contra aquel trozo de madera.

Más allá, sobre la entrada al establecimiento habían dos hombres—y los únicos—vestidos en batas blancas tan brillantes que parecían dos focos. Tenían la misma altura quizá 1.90 o incluso más, y la misma cara —gemelos tal vez—cadavérica y afilada. Tenían los ojos hundidos y rodeados de grandes ojeras. El cabello oscuro les caía ensortijado hasta los hombros, dándoles un aspecto más inquietante.

Uno de ellos—el de lado derecho—llevaba en sus manos una bitácora y una caja desgastada. El otro, llevaba una bandeja con lo que se veía eran dos vasos de vidrio, estando a tan corta distancia pude ver que hasta el agua parecía estar sucia.

Edgar, el padre de la chica, detuvo el viejo Lincoln sobre el camino de piedras frente a los hombres. A la chica se le hacía difícil de creer que en ese carro había visitado playas, museos, parques... Ahora simplemente se había detenido frente a la puerta de un psiquiátrico. La respiración temblorosa de la niña y el repiqueteo de sus dedos en el volante era lo único que se oía y lo único que llenaba el hueco de aquel ambiente tenso. Por el rabillo del ojo vio cómo apretaba los labios y cerraba los ojos, como si de verdad estuviera sintiéndose mal por esto.

Ella no era capaz de mirarlo sin que temblar ligeramente, desde sus manos  hasta toda su posible humanidad, sus ojos comenzaban a temblar y cosquellear debido al miedo igualmente, por lo que evidentemente y visiblemente afectada no pudo más que guardar silencio.

━━━Nymeria━━━ Llamó. Y aunque su tono fue sereno, aún sin mirarlo, Nym sabía que su expresión estaba contraída por la pena.━━━, yo no quería traerte a este lugar. Sabes que siempre te di oportunidades pero...esto se nos fue de las manos.

La chica era perfectamente consciente de que era una molestia, sin embargo fué inevitable sentir un nudo instalarse en su garganta.

━━━Si...por supuesto, no querías━━━ murmuró con voz mortalmente baja. Después de un largo silencio la pequeña tuvo el valor para levantar la vista y mirarle directamente.━━━ Papá ¿En verdad me quieres?

Lo observó apretar con fuerza la mandíbula.
━━━Te seré sincero, Nymeria, tu nacimiento ha sido mi mayor vergüenza. Pero nunca dejé ni dejaré de amarte.

Por primera vez en toda su corta vida le habían roto el corazón. Por primera vez ella sentía lo que era ser insuficiente. Nymeria solo apartó la mirada de él porque sabía que diría algo más y se conocía lo suficiente para saber que si lo seguía viendo terminaría llorándole y pidiéndole perdón por algo que no era su culpa.

━━━Tu nacimiento fue producto de mi mayor debilidad.━━━prosiguió━━━ Me he avergonzado de eso toda mi vida. Pero no de ti. Nunca de ti. Te amo, Nymeria. No lo dudes.

En un momento de debilidad él había dicho y hecho lo que durante mucho tiempo había intentado evitar. La miró y su expresión le confirmó que vio el dolor en los llorosos ojos de su hija. La de cabello oscuro suprimió bastante bien las ganas repentinas de darle un último abrazo

"La verdad duele"

━━━¿Que pasó con mamá? ¿No la amaste lo suficiente?━━━preguntó la chica con la voz temblorosa haciendo caso omiso a sus últimas palabras.

Él permaneció en silencio por un largo rato, y me pregunté si él me respondería.

━━━Es... Mucho más complicado de lo que crees, pero digamos que tu "madre".━━━Destacó la palabra madre y la soltó con suma dificultad.━━━No podía quedarse conmigo, ni contigo.

Edgar se llevó las manos al cabello y se masajeo las sienes un par de veces, respiró hondo y luego hizo una pausa nuevamente. Su cuerpo estaba tenso y estaba visiblemente incómodo.
Ella entendía porqué estaban aquí. Era de casi todos los días cuando Nym le decía que veía cosas y él—como siempre- la miraba de forma cansada. Entendía cual era su rechazo, él no había esperado una hija loca e indirectamente le dijo que no me quería aunque dijera que si. Él soltó otro suspiro ruidoso, y la pequeña niña solo pudo mirar a cualquier lado menos a él.

━━━Se está haciendo tarde. Tienes que irte.

La pelinegra le dió una sonrisa alzando las cejas impresionada por sus palabras y el poco cariño con el que se había atrevido a hablarle.

━━━ Wow ¿si piensas dejarme aquí? Pensé que este lugar te haría decir ¡mierda, este lugar apesta. No puedo dejar a mi hija aquí! ━━━dijo con suma ironía. Se había esforzado bastante para no sonar irritada o aterrada, que era como verdaderamente se sentía━━━¿Este lugar está tan siquiera aprobado? Quiero decir, mira las paredes.

Señaló el punto más alto de la parte frontal por el que sobresalía un tubo blanco de cañería y caía un chorro de agua negra, seguramente pestilente debido a que era la tubería de un baño. E incluso hasta a ella el simple ambiente le hizo experimentar un sentimiento de interminable desesperación y tristeza combinada con el asco.

Edgar hizo una mueca.
━━━Este lugar es bueno.━━━ dijo, sin embargo su tono era tan vacilante que había sonado más bien a que intentaba convencerse más a si mismo que a su propia hija.━━━ Aquí trajimos al abuelo Tom cuando...cuando..

"Cuando se puso loco."

La niña sintió el sabor del desayuno en la garganta. Ante el punto de vista de la pequeña de verdad estaba loca.

La menor apretó las manos y las uñas hasta tal punto que le rasgaron la piel. No era un hábito común en ella, pero solía ocurrir inconscientemente cuando se encontraba furiosa.

━━━ El abuelo Tom está muerto.━━━ aclaró Nym en voz alta está vez, sin embargo las palabras no carecían de rabia alguna. ━━━Y mi madre, viva o muerta estoy segura que no habría accedido a esto.

Nym guardó silencio luego, no se atrevió a decir nada más, porque no podía de hecho. Abría la puerta del carro y el aire denso le rodeó. Era invierno así que durante ese mes caracterizado como frío, oscuro y desagradable, las nubes se ponían más pesadas, descendían de su altitud normal para poder cubrir hasta los rascacielos más grandes, incluso el color del cielo era tan oscuro que fácilmente parecía que era muy tarde en la noche, a pesar de que Nymeria era bastante consciente que eran las tres de la tarde.

Caminó sobre un pasillo de rocas y musgo guiada por el sonido de las olas golpeando la orilla. A lo lejos la chica  pudo ver un arco de piedra y dos árboles greñudos que tapaban la mitad del nombre en donde se leía "Internado de salud mental Dell'anima". El corazón de Nym comenzó a batir con mucha más fuerza, la sensación llegaba a los oídos y hasta en la garganta, era miedo pero no quería aceptarlo. A lo lejos, quizá de entre las sombras, un grito desgarrador salió de aquella dirección. Era un grito tan profundo, tan limpio y escalofriante que casi al instante, los ojos de Nymeria se llenaron de lágrimas silenciosas. Dio un traspié pero antes de caerse de lleno al piso dos manos huesudas le detuvieron por los hombros.

Al darse la vuelta, la chica tuvo más miedo que nunca antes, al darse cuenta al instante que era uno de los hombres que estaban en la entrada.

━━━Tengo que llevarte adentro.━━━ habló con voz gélida y sin ninguna expresión. 

Lo vio alzar una jeringa. Para cuando intentó reaccionar la aguja ya se había clavado en su cuello y ella sufrió el leve adormecimiento al instante, lo que sea que hubiera sido le había dormido las piernas. Se sentía como una sensación de calidez que cambiaba al ardor, Nym sentía como el líquido le recorrió las venas casi como un río furioso. No tardó demasiado en pensar seriamente que tal vez todo esto si se lo merecía, y si ella no estuviera loca, si ella no viera criaturas grandes similares a los monstruos de los cuentos y esas cosas tal vez la pequeña no estaría en aquel lugar.

Tal vez la locura del abuelo Tom era hereditaria después de todo y Nym había sido la única estúpida en heredarlo. Pensó que tal vez en ese sitio, papá no le molestaría su "enfermedad" mental.

La chica se dejó llevar por el entumecimiento, los ojos (que trataba por todos los medios de mantener abiertos) comenzaron a cerrarse y antes de darse cuenta, su cuerpo estaba cayendo, y lo único que sintió fue la superficie fría del suelo recibirla y ella entrar en un sueño profundo.

○ ━━━━━━━━━━━ ◦●◦

Dos años después.
Dell'anima, 03:00am

━━━ Uno, dos, tres, cuatro...

La voz de Nymeria contaba las goteras que caían del grifo frente a ella. Eso era lo más interesante que había. O si no, se ponía a alimentar con pequeñas migajas de pan que se robaba a las ratas y ratones que paseaban por su habitación; le habían asignado un cuarto vacío y triste que se reducía a solo un cubo sin ventanas, con una camilla de enfermería igual de oxidada que ella, en la esquina un lavamanos de aluminio igual de sucio que todo y del techo colgaba una cruda luz amarilla.

Hacia dos años que su padre la había abandonado en aquel apestoso lugar ahora ella tenía doce. Y hacía dos años precisamente que había descubierto lo que era estar internada. Los pacientes eran prisioneros de sus propias enfermedades. Algunos, lo más molestos, eran llevados al arco de piedra y no regresaban. Y otros eran ingresados a las alas 3B...el pabellón para los electro-choques.

Nymeria se tiró de lleno a la vieja cama que rechinó y le saltaron algunos resortes. El sabor del metal le subió a la garganta, sabía lo que venía; se levantó corriendo para empinarse al lava manos y vomitar lo poco que había comido. La cabeza le dolió tanto que tuvo que tirarse al suelo de forma fetal y cubrirse los ojos. En dos años había cambiado drásticamente. El cabello oscuro que antes le llegaba hasta la cadera había sido cortado a los hombros, había perdido su brillo a falta de las vitaminas. Su piel se puso tan pálida y grisácea que parecía un fantasma, y había perdido peso de una manera anormal. Ahora era ella la que se parecía ese personaje de las películas de Tim Burton.

No podía vivir así, Nymeria sabía que no tenía tanto tiempo de vida, lo único que la mantenía estable eran unas semillas que aparecían en el suelo mohoso. Esa noche era el momento en el que debía irse. Algo se lo decía en sueños.

La puerta de su propia habitación se abrió y dos enfermeras robustas y poco amables entraron para dejar la bandeja de comida y el cambio de ropa, eran precisamente las dos viejas idiotas que Nymeria odiaba. Ya de tantas veces que había intentado escapar de ellas tenía los dedos en carne viva y había marcas de sangre en la pared.

━━━Levántate mocosa━━━ dijo la enfermera uno━━━, tienes que comer o comerás a la fuerza.

Ambas se acercaron a levantarla pero la joven Nymeria abrió los ojo.
━━━ No quiero tus porquerías ━━━ respondió ella.

━━━ No me importa. La que se va morir eres tú ━━━ le dijo. El aliento de aquella mujer estaba tan apestoso y tan cerca de Nymeria que la hizo tener arcadas.━━━, y tu papi no estará para ayudarte. Bueno, con decirte que se olvidó de ti. ¿Sabías eso?

La enfermera dos chasqueo y se puso detrás de Nymeria. La levantó del suelo con fuerza. La otra jaloneo su brazo y lo inspeccionó, susurró un ligero "ya casi" y la soltó.
Nymeria tenía la ira atorada en la garganta. Levantó la mirada y se tiró encima de la que sabía tenía las llaves de su celda. Las uñas de Nymeria le rasguñaron la cara a la mujer y sus patadas sonaban estridentes contra la pared.

━━━¡La jeringa!━━━ gritó la mujer desesperada.━━━¡Dámela!

━━━¡Mantenla quieta!━━━gritó la otra.

Nymeria le arrancó un pedazo de piel con las uñas, agarro la bata y empezó a sacudirla tanto que terminó arrancándole un pedazo, el sobrante—inteligentemente—lo tiró debajo de su cama. Lo otra mujer robusta preparó la medicina y, una vez más, la sedaron. Sin embargo, la enfermera dos no se fue ilesa, antes de caer dormida, Nymeria le dio un puñetazo en la nariz.

Las siguientes cuatro horas se la pasó despierta pero entumida. No sentía las manos ni mucho menos las piernas. Sus ojos recorrían su habitación de manera aburrida, eso era bueno, no la habían llevado a otro lado.

La fría luz blanca del pasillo le daba a entender que era de noche, no sabía que hora exacta pero era capaz de no oír a nadie afuera.
Si era sincera debía decir que jamás, en toda su juventud, había sentido un dolor tan crudo y sedante como aquel que había sentido un par de minutos atrás, ella lo describiría como "arrancarte la piel mientras sigues vivo"; había descubierto que el sedante que les daban era una toxina que dormía los sentidos, algo que poco a poco se comía los tejidos del cuerpo hasta matarlos. Se sentía como un animal.

Apoyó las manos en el filo de la superficie fría de la cama y con fuerza levantó el tronco del cuerpo hacía adelante, el cual, se le durmió a tal grado que casi se caía.
Tras gruñir y golpearse las piernas para que se le despertaran ella sintió como el hormigueo disminuía. Bajó sus pies desnudos al suelo y los apoyó para buscar equilibro. La temperatura tan fría contra su piel hizo que un escalofrío le recorriera la espalda hasta el cuello.

Se tiro al suelo y con la mano empezó a tantear hasta que sacó la tela rota. Sus dedos buscaron con desesperación la llave de metal que abría su jaula.

Al encontrarla soltó un grito de emoción. Abrió la reja y corrió a través del pasillo hasta el final. Corrió y corrió. Todavía sentía el piso frío debajo de sus pies pero también sentía como era libre. La gran puerta de la salida estaba desierta, no había nadie haciendo guardia, eso es porque habían ido al arco de piedra, pensó. Empujó la puerta y el viento del exterior la hizo sentir tan esperanzada que tumbarse a llorar se le hizo adecuado. Sin embargo, no era el momento.

Bajo los escalones dando traspiés. Las piedras filosas se le enterraron el la planta de los pies pero poco le importó. Corrió carretera abajo y se metió entre el follaje de los árboles húmedos. Las ramas le cortaban la piel, los músculos de las piernas le ardían y el miedo la recorría. Pero la adrenalina era más que el dolor. Con sus manos lastimadas quitaba lo más que podía de ramas. Se detuvo a respirar, sabía que si se exigía mucho terminaría desmayada. Miró a su alrededor pero no conocía nada, por donde quiera que mirase el bosque se extendía siniestro por todas partes.

No iba a llegar tan lejos.

Tenía miedo.

No creía en Dios pero se encontró rezando.

Caminó unos cuantos metros más entre los árboles. Cuando el viento soplaba ella sentía que le hablaba pero al mismo tiempo sentía que alguien la seguía. Ahora, estaba de pie junto a una carretera la cual era la que pasaba frente al internado. Por lo que recordaba si iba de lado derecho regresaría a aquel lugar pero si iba al izquierdo se alejaría. Cruzó la calle y comenzó a caminar sin mirar atrás. Y mientras se alejaba su corazón no podía hacerse el fuerte por más tiempo, terminó por quebrarse y ella acabó llorando sin remedio.

¿Qué tan miserable tenía que ser para estar llorando en una carretera desierta? Quizá demasiado.

El cielo brilloso, con cientos de estrellas la hicieron sonreír. Podía contar con los dedos las veces que la habían dejado ver el cielo. La lluvia le cubrió la cara y le mojó el cabello mal cortado. Detrás de ella el sonido del motor de un carro deteniéndose hizo que se diera la vuelta. Quedó frente a frente con el conductor y con su acompañante, una mujer de no más de treinta años que al verla se tapó la cara luciendo horrorizada...

"¿Tan mal me veo señora?" pensó la muchacha. La pareja se bajó del auto, le hablaron con cuidado, le preguntaron seguidamente algo que no pudo entender pero Nymeria no dijo nada. No tenían ni siquiera la fuerza para abrir la boca. Lo único que hizo fue mirarlos suplicantes. Con ellos tenía una salida. Eran ellos y nadie más. Definitivamente no tenía otra opción.

━━━Pueden... Ayudarme?━━━les pregunta ella en voz baja, la pareja pareció ligeramente sobresaltarse ante el masacrado sonido de la voz de Nymeria, esta se detuvo por un instante corto, para luego abrir la boca de nuevo y decir.━━━Necesito, llegar a la cuidad, a la mas cercana.

Se miraron entre ellos, se imagino que probablemente estaban pensando seriamente en llamar a una ambulancia o en el peor de los casos a la policía, sin embargo y por suerte para la chica, aquella mujer parecía haber visto la real desesperación en sus ojos por lo que, al compadecerse del alma de la chica y se acerco para abrazarle por los hombros y sin dudar la llevo hacia la camioneta, bajo la atenta mirada del conductor que no dijo o menciono nada para llevarle la contraria a la mujer. Con su ayuda entro a la parte trasera de la camioneta, y no tardaron demasiado en avanzar por el camino desconocido.

Sin embargo, cuando ya la camioneta había avanzado, el hombre no pudo evitar preguntarle.

━━━Chica, como has llegado aquí? en medio de la nada.

Pero Nymeria de alguna forma evito contestar, la mujer se asomo silenciosamente antes de observar que la chica se había quedado dormida, y así fue durante el resto del largo camino que a pesar de su sueño, pareció eterno.

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