Su corazón latía de manera desenfrenada, a la vez que su cabeza daba bruscos giros a su alrededor, alerta de que ningún animal se acerque más de la cuenta, sentía las vibras tensas que emanaban los gorilas que lo rodeaban, viéndolo como una amenaza.

Su asustada vista se detiene en el rostro del único hombre en el lugar aparte de él, nota como este le observa con suma curiosidad y asombro. Su antes grande e increíblemente blanca sonrisa ahora era simplemente el indicio de una mueca graciosa.

Sintió su pecho arder en rabia, cómo es que este hombre estaba burlándose de él en tal situación, escucha como una rama es quebrada a su espalda, dando un salto enrolla sus largas piernas y brazos alrededor del cuerpo del contrario, su cuerpo tenso se aferró con ahínco al de la otra persona, buscando protección.

Jungkook sin saber qué ocurría con esta criatura lo sostiene gentilmente, colocando sus fuertes brazos en la parte inferior de los muslos del castaño, dando un estable soporte, siente como el menor se retuerce encima de él y aprieta más juntos sus cuerpos, colocando su rostro entre la curvatura de su cuello y hombro.

Ahora el azabache puede comprender la situación, quizás esta criatura era un cachorro asustado, gracias a su atemorizante manada que no lucían amables en lo absoluto.

Así que con cariño Jungkook tomó al "cachorro" más cerca, brindándole seguridad, alzó la vista y conectó mirada con su madre, quien con angustia buscaba acercase, pero fue frenada por su hijo.

—Yo me encargo.

Dijo Jungkook a su manada y se fue con el cuerpo casi dormido del castaño aferrado a él como un bebé perezoso. Jungkook se balanceaba ágilmente por la jungla, como si el castaño adherido a él no pesara nada, sus fuertes brazos sostenían ambos cuerpos y se desplazaban por las lianas, hasta la pequeña cabaña en la montaña.

El viaje fue más corto de lo que se pensaba, en poco minutos ya podía visualizar la montaña brillando en un verde oscuro debido a la luz directa del sol, el cuerpo encima de él se agita y Jungkook no hace más que apretarlo más contra su pecho.

Sube la montaña sin prisas y con pasos firmes, la luz con tonalidades naranjas del sol que poco a poco se iba escondiendo detrás de la delgada linea entre el mar y el cielo, le iluminan la espalda y parte de su rostro, el cuerpo aferrado a él se siente cálido y blando, la tenue respiración de este le acaricia la piel de su cuello, erizandole los vellos del cuerpo.

Pronto sus descalzos pies pisan el tableño suelo de la cabaña, entra a esta sin prisas, pasa de largo hasta la habitación donde se encontraba una especie de nido, sábanas y almohadas amontonadas en ese espacio. Con cuidado deposita el cuerpo dormido sobre la suave superficie.

Sin embargo el castaño apretó el agarre apenas sintió que lo separaban de aquella agradable calides y seguridad. Frunciendo el ceño y la nariz, el azabache pensó por un momento antes de posarse boca arriba sobre la superficie de sábanas con el cuerpo encima de él.

Se acomodó de mejor forma y observó desde la habitación el atardecer, hasta que el sueño le ganó, cayendo ambos en  brazos de morfeo.

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• Taetae_de_Jeon •