𝐗𝐈𝐗

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•༻῭❃༼𑁍༽❃῭༺•

El amanecer comenzó a asomarse, los primeros rayos de sol se filtraron a través de las hojas, pintando la cabaña con tonos cálidos y dorados. Taehyung despertó lentamente, sintiendo su rostro cálido y su cuerpo bien descansado. Notó la suavidad de las mantas a su alrededor y el cuerpo rígido a su lado. Se incorporó con cuidado, sus ojos encontrando a Jungkook aún sumido en el sueño.

La expresión tranquila en el rostro del mayor transmitía una sensación de serenidad que Taehyung no pudo evitar admirar. Aunque su conexión era aún un misterio, el castaño se sentía agradecido por la presencia reconfortante de Jungkook en este momento de su vida.

Se colocó de pie y decidió explorar la cabaña antes de despertar al azabache. Tomó una respiración profunda y observó a su alrededor mientras se movía entre las sombras de la habitación con la poca luz del amanecer. Notó un objeto curioso en una esquina: un papel enrollado. Se acercó procurando no hacer demasiado ruido, tomó el papel y lo desenrolló. Era un mapa viejo, y supuso que debía representar la zona en la que se encontraba. Pudo identificar la cabaña en la que estaba en ese momento, y el mapa estaba marcado con lugares misteriosos y anotaciones intrigantes. Taehyung, mordiéndose el labio inferior, decidió quedarse con el objeto, sintiendo que en algún momento le podría servir de ayuda.

Doblando cuidadosamente el papel y guardándolo en su bolsillo, se dio la vuelta, dispuesto a regresar con el azabache. Sin embargo, se sorprendió al ver que Jungkook ya estaba despierto detrás de él, lo que provocó que diera un salto asustado.

—D-dios mío, ¡Me asustaste horrible! —Exclamó Taehyung, colocando su mano sobre su pecho agitado.

Jungkook solo lo observó por un momento, ladeando la cabeza mientras trataba de comprender qué le pasaba al contrario. Al notar cómo Taehyung sostenía su pecho, pensó que tal vez nuevamente estaba hambriento.

Taehyung solo miró cómo esos profundos ojos lo evaluaban de arriba abajo, sintiéndose nervioso.

—¿Qué? —Preguntó a la defensiva, pero se sintió estúpido después de recordar que el hombre no le entendía.

Jungkook solo le brindó una sonrisa antes de tomarlo del brazo y jalarlo hacia la salida de la cabaña.

—¡Espera! ¿A dónde me llevas? —Preguntó Taehyung en vano, dejándose finalmente llevar por Jungkook.

Al quedar expuestos a la luz de la mañana, Jungkook tomó a Taehyung y lo cargó sobre su espalda sin dificultad, cruzando el puente que conectaba la cabaña con el resto de la selva. Una vez en la jungla, Jungkook, utilizando su fuerza se impulsó y comenzó a balancearse por las ramas de los árboles. Taehyung solo gritaba y cerraba fuerte los ojos, sintiendo su estómago revolverse de una forma que no era natural y su cabeza agitarse frenéticamente.

—¡J-jungkook! ¡Bájame!... No me siento muy bien... C-creo que voy a vomitar —Exclamó Taehyung, sintiendo la bilis subir por su garganta.

En ese momento, el pelinegro aterrizó, dejándolo tocar el suelo con cuidado. Taehyung sentía que el mundo le daba vueltas, tambaleándose avanzó hasta caer sentado sobre un tronco. Jungkook se acercó, mirándolo con preocupación. Para él, balancearse por la jungla era algo normal, pero para Taehyung era la primera vez, o bueno, de hecho era solo la segunda vez que sentía tanta adrenalina junta.

Taehyung, aún recuperándose del mareo, alzó la mano en un gesto de afirmación débil.

—Estoy bien, s-solo necesito un momento para recuperarme —Comentó Taehyung, llegando al la conclusión de que a pesar de que Jungkook no le entienda, hablará con él, o si no terminará volviendose loco en ese lugar. Pasó su mano por la frente para secarse el sudor frío que se acumuló, dando una larga calada de aire.

Cuando alzó la mirada, se quedó sin palabras al contemplar el entorno. Se encontraba en algún punto de la selva y podía ver una cantidad increíble de lo que adivinó eran nidos, similares a los que su padre había anotado en su cuaderno de trabajo. Era asombroso; prácticamente lucían como camas, con hojas de palma y algodón, ofreciendo una apariencia bastante cómoda a su parecer.

Se estremeció cuando miro hacia los arboles. Los mismos gorilas que días atrás habían intentado atacarlo estaban observándolo en ese momento, de una manera que no parecía muy amistosa, que digamos.

El corazón de Taehyung comenzó a latir con fuerza cuando se dio cuenta de la presencia de los gorilas. Aunque habían compartido un encuentro hostil anteriormente, ahora parecían observarlo con una intensidad diferente. Los grandes primates se encontraban sentados en las ramas, sus ojos fijos en Taehyung de una manera que despertaba su curiosidad y también cierta inquietud.

Jungkook pareció notar su preocupación, así que dándose la vuelta, observó a su familia y sonrió alegre por volverlos a ver, dejando a Taehyung estupefacto. En ese momento, una gorila mayor se acercó un poco indecisa hacia ellos. El castaño retrocedió con miedo palpable, causando que se cayera del tronco y provocara un ruido sordo.

Los gorilas se crisparon inmediatamente y comenzaron a hacer ruidos fuertes y amenazantes, golpeando agresivamente sus patas hechas puños contra sus fuertes pechos. Taehyung, desde el suelo, pudo ver cómo el azabache trataba de calmarlos, literalmente hablando con ellos, comunicándose con aquellos animales. Taehyung tragó grueso; ¿Qué tipo de espectáculo estaba presenciando? Todo esto aún parecía irreal para él.

Jungkook, con gestos y sonidos que Taehyung no podía comprender, trataba de apaciguar a los primates. La gran gorila fue la que más llamó la atención de Taehyung; ella fue la única que tuvo la presencia de ánimo de acercarse con paso cuidadoso, y se podía percibir en su rostro preocupación mientras intercambiaba su mirada entre Jungkook y Taehyung. Se detuvo justo frente al pelinegro, quien no dudó ni un segundo en abrazarla; un abrazo cariñoso y maternal que la gorila correspondió envolviéndolo en sus enormes brazos, arrullándolo mientras emitía pequeños sonidos que Jungkook parecía comprender en su totalidad. En ese momento, Jungkook se volteó, y le dirigió una mirada.

Taehyung tragó fuerte, Jungkook se acercó a él y le extendió una mano, ayudándolo a ponerse de pie. Aunque el castaño tembló por un momento al ver que el pelinegro lo estaba acercando al animal, no pudo evitar sentir miedo. Sin embargo, Jungkook colocó su mano sobre su espalda baja y le brindó una mirada cálida. Así que Taehyung respiró hondo y confió en él.

Al quedar frente a la gorila, esta inmediatamente invadió su espacio personal, olfateándolo y tomando sus brazos para inspeccionarlos. Al parecer, quedó atónita al ver el parecido que estos tenían con los de su hijo. Jungkook observaba atentamente, esperando con ansias que su madre aceptara que Taehyung realmente no era una amenaza; sino que era como él.

Con suavidad, Jungkook movió su mano, dirigiéndola hacia la del contrario para entrelazar sus dedos. Taehyung, atónito, observó cómo Jungkook unía sus manos y acercaba su cuerpo al suyo, en un acto de compañía. El pelinegro, con atención, miró a la gorila y le brindó una mirada transparente. La gorila lentamente comprendió, y su expresión pasó de la preocupación a una especie de comprensión. Emitió sonidos suaves y finalmente soltó a Taehyung, pareciendo aceptar su presencia y reconociendo de alguna manera la conexión entre él y su hijo.

La gorila, en su última mirada a Taehyung, conectó sus profundos charcos negros con los del castaño, quien en ese momento pudo apreciar un sentimiento que no percibía directamente desde hacía años. Aquel animal lo miraba de una manera que lo desequilibró; en ella, vio a su madre. Aquella mirada compasiva y dulce que solo una madre puede brindarle a su hijo. Taehyung sintió su pecho encogerse, sus ojos comenzaron a lagrimear, y pudo comprender que ella solo necesitaba estar segura de que su hijo estaba a salvo. Ellos eran su familia; estos salvajes gorilas eran todo lo que aquel hombre de cabellera larga tenía, y tenían miedo de que Taehyung pudiera hacerles algún daño.

Taehyung suavizó su mirada y trató lo más posible de hacerle saber al animal que él realmente no buscaba causar ningún daño. Él simplemente naufragó hasta esa isla remota y dio la casualidad de que se reunió con aquel hombre de piel tostada y cabellera larga que prácticamente ha sido su héroe desde que llegó allí.

La gorila logró leer su rostro y, moviendo su pata con delicadeza, acarició la suave mejilla del castaño. Fue un acto cariñoso y de aceptación que tomó por sorpresa a todos los que se encontraban en el lugar. Jungkook brincó feliz y abrazó a su madre antes de jalar a Taehyung por el brazo y unirlo al abrazo.

Los tres compartieron un momento especial, abrazados bajo el dosel de la selva mientras el sol seguía ascendiendo en el horizonte. La gorila liberó a Taehyung y a su hijo del abrazo maternal y, con una mirada de complicidad, se alejó de ellos para enfrentar ahora al grupo de gorilas que muy quietos observaban la escena.

Jungkook, con una sonrisa radiante, se dirigió a Taehyung y, tomándolo del brazo, le indicó que lo siguiera. Sabía que su madre podría lidiar con ellos un rato. Así que rodeando a Taehyung con sus brazos sobre su cintura, lo alzó, tomando una de las tantas lianas que colgaban por el lugar y, con impresionante habilidad,  se elevó por los aires. Escuchó los gritos renovados del menor detrás de su oreja, causándole un poco de gracia.

—¡Oh, por Dios, no otra vez! —Exclamó Taehyung, apretando sus ojos y aferrándose al hombre con todas sus fuerzas. Sus piernas rodearon la cadera del mismo, y sus brazos se anclaron al cuello de este, pegando sus cuerpos sin dejar nada de espacio entre ellos.

Jungkook movio su mano desocupada colocándola en la espalda baja del castaño, brindándole más soporte y apoyo, continuando su balanceo por las lianas con agilidad, disfrutando de la adrenalina que aquel acto le daba a su cuerpo. El paisaje pasaba rápidamente frente a ellos, con el sonido de la selva como telón de fondo. Jungkook llevó a Taehyung a través de los inmensos arboles, sintiendo la brisa fresca y disfrutando del olor a vegetación que inundaba el aire.

Finalmente, Jungkook comenzó a disminuir la velocidad de su balanceo al escuchar el sonido fuerte y abrazador de una cascada, aquel ruido haciéndose cada vez más intenso. Fue entonces cuando el pelinegro aterrizó suavemente en una inmensa roca cerca del río. Taehyung, aún aferrado a él, abrió los ojos y se encontró con la vista impresionante de aquella cascada que caía sin parar, continuando su recorrido por un hermoso río que se extendía hasta el infinito de aquella isla. Fue algo verdaderamente impresionante. 

— Oh... mi Dios~ E-esto es... increíble, J-jungkook. De verdad es muy hermoso — Taehyung no pudo evitar que una gran sonrisa se apoderara de su rostro. No podía contener el sentimiento de alegría y asombro que aquella vista le brindó. Sus piernas estaban un poco temblorosas debido a la adrenalina de balancearse por los aires, pero aún así logró bajar de aquella roca, despojándose de sus zapatos y doblando la basta de sus pantalones hasta las rodillas y, sin poder contenerse más, metió sus pies en aquella agua cristalina — ¡Ou~ Está helada! — Exclamó, sintiendo cómo el frío del agua se filtraba por las plantas de sus pies y le recorría todo el cuerpo.

Con una sonrisa, alzó la mirada y encontró a Jungkook todavía en la cima de la roca, su rostro igualmente iluminado por una sonrisa antes de dar un brinco y tirarse al agua con un chapuzón que empapó en su mayoría al castaño, quien, con un sonido furioso, mostró su enojo.

— ¡Joder! No me quería mojar — Exclamó Taehyung, observando su húmeda ropa con una mueca — Conociendo las noches aquí, parece que hoy moriré de hipotermia — Murmuró más para sí mismo que para el contrario. Caminando hacia la orilla nuevamente, comenzó a despojarse de la ropa mojada, de espaldas al río. Volteó el rostro un momento, viendo sobre su hombro y pudo notar que Jungkook ya había dejado de sumergirse. Estaba todo empapado, su larga cabellera echada hacia atrás, sus abundantes pestañas húmedas, al igual que aquella barba incipiente, sus hermosas y perfectas cejas fruncidas dejando caer pequeñas gotas cristalinas de agua. La mitad de su cuerpo estaba sumergida mientras mantenía su torso desnudo al aire. Ahora, este lo evaluaba con una mirada penetrante que lo hizo sentir desnudo, más de lo que ya estaba quedando — ¿Qué? No me veas así, no quiero que mi ropa termine absorbiendo toda el agua del río — Dijo el castaño en tono alto, volteando nuevamente el rostro hacia adelante. Aunque sabía que el otro no lo entendería, de todas formas se lo recalcó —Igual ya necesitaba un baño urgente—.

Quedándose solo en ropa interior, regresó al río, sintiendo la mirada intensa del otro hombre sobre él. En parte era entendible; quizás era la primera vez en mucho tiempo que Jungkook había visto a otra persona que no fuera él mismo, por lo que podía comprender aquella curiosidad. Los vellos de su cuerpo se erizaron al sentir el agua fría tocar sus muslos, recorriendo su estómago hasta finalmente frenar en su pecho. Sintió cómo sus pezones se erizaban al contacto del líquido frío, sin embargo, decidió ignorarlo.

Con un suspiro de satisfacción, comenzó a enjuagar las partes de su cuerpo, disfrutando de aquel baño más que nada; se sentía refrescante. Dando una larga calada, aguantó el aire y de manera rápida hundió todo su cuerpo, empapando su cabello y rostro, volviendo a la superficie segundos después por aire. Se echó sus hebras castañas, ahora un poco más oscuras, hacia atrás, despejando su rostro húmedo y goteando agua, cayendo en cuenta de que Jungkook también estaba allí; se le había olvidado por un momento que no estaba solo.

Volteándose, se encontró con los profundos charcos negros que no le pertenecían; aquellos lo miraban atónitos como si fuera la primera vez que presenciaban algo así en su vida.

Muy probablemente sí lo era.

— ¿Jungkook? — Llamó el menor, observando cómo Jungkook parpadeó aturdido. Y como si hubiera salido de una ensoñación, le brindó una sonrisa tonta antes de volver a sumergirse como si nada hubiera pasado. 

Taehyung se quedó observando mientras Jungkook se ensimismaba disfrutando del agua con una naturalidad sorprendente. El azabache se sumergió una y otra vez, moviéndose con gracia y destreza en aquel río, como si estuviera en su elemento natural. La imagen del agua deslizándose por su cuerpo y su cabello mojado resaltaban su figura, creando un cuadro que dejó a Taehyung sin palabras.

Sin embargo, la expresión de asombro en el rostro del castaño se desvaneció cuando una sensación de frío y realidad le recordó que estaba parado en medio de un río a mitad de la selva, con tan solo su ropa interior como barrera. Sintiendo que el aire fresco y la mirada fugaz que le brindó Jungkook un momento lo envolvían, Taehyung se sintió un poco cohibido y vulnerable.

— Bien, creo que ya es suficiente por hoy — Murmuró Taehyung para sí mismo, sintiendo que necesitaba alejarse de esa situación incómoda. Decidió dirigirse nuevamente hacia la orilla para recoger su ropa que gracias al sol ya se encontraba un poco más seca, comenzó a vestirse intentando no mirar demasiado a Jungkook mientras lo hacía.

Se volvió hacia Jungkook, cuando terminó su tarea, el mismo apenas emergía del agua con su torso desnudo goteando, y al llegar a su lado le ofreció una sonrisa tímida, que Taehyung sinceramente no sabía cómo devolver, así que solo se dio la vuelta y comenzó a caminar, quizas el nido de los gorilas no estaba tan lejos para llegar caminando. Atrás de él escuchó los pasos apresurados de Jungkook, hasta que sintió como este se posaba a su lado, comenzando a caminar juntos. A medida que avanzaban, Taehyung comenzó a admirar con maravilla la fauna y flora única que decoraba la isla. Mariposas de colores vibrantes revoloteaban alrededor, aves exóticas cantaban melodías desconocidas, insectos raros pero curiosos brincaban de aquí para allá y plantas exuberantes se alzaban majestuosas. La isla parecía un paraíso oculto, lleno de maravillas desconocidas para él.

Siguieron caminando; Taehyung la mayoría del tiempo se distraía con el entorno, sin embargo, eso no evitó que con el pasar de los minutos le diera hambre. Podría jurar que los gruñidos de su estómago se escuchaban hasta la luna. Así que, dando una mirada alrededor, encontró un gajo de guineo exquisitamente maduro un poco más arriba en un tallo cercano. Su estómago rugió hambriento, por lo que con un poco de vergüenza se volvió hacia Jungkook, quien se había mantenido callado junto a él durante la mayor parte del camino. Su aspecto mojado ya no estaba; su cabello se había secado casi perfectamente, y su torso ya no estaba tan manchado como antes, ahora podía apreciar un color un poco más claro y limpio, observando su piel como en realidad era.

Alzó la mirada y vio que Jungkook lo observaba atento, así que apuntando con su dedo señaló el gajo que colgaba más arriba. Jungkook siguió su dedo y comprendió inmediatamente su petición. Agradeciendo aquello, Taehyung observó cómo Jungkook se alejaba en grandes zancadas hasta que, de un momento a otro, estaba trepado en la cima de aquel tallo, arrancando agresivamente el gajo de guineo. En un abrir y cerrar de ojos, estaba de nuevo en suelo firme, el gajo colgando como si nada sobre la espalda ancha del pelinegro, mientras sostenía unas cuantas bananas y se las entregaba a Taehyung, quien aceptó más que gustoso con una sonrisa en la cara.

— ¡Gracias! — Exclamó el castaño, pelando rápidamente una de las bananas y devorándola con gusto.

Jungkook, sonriendo enternecido, copió la acción. Él también estaba hambriento, pero no quería separarse del menor en ningún momento, por lo que iba a esperar hasta llegar al nido. Agradecía que fuera Taehyung quien hubiera interrumpido la caminata para comer.

Ya con el estómago lleno, continuaron su camino. Taehyung ahora se arrepentía un poco; pensaba que el nido quedaba más cerca, pero se había equivocado enormemente. Dios, le dolían los pies como nunca antes. Ya no sabía qué hacer. Dio la vuelta y observó cómo Jungkook avanzaba como si nada. Bajó la mirada y vio sus pies descalzos caminar sobre aquel suelo pedregoso y se preguntó, ¿Cómo era acaso posible? Literalmente, él llevaba zapatos y sentía que las piedras se le estaban incrustando en la planta del pie, pero Jungkook hacía que todo pareciera tan fácil.

No supo cuánto tiempo estuvieron caminando; lo único que notó fue que el sol comenzaba a descender. Ahora comprendía por qué Jungkook se desplazaba por la selva volando en lianas o corriendo por los troncos de los árboles; de verdad, esta travesía parecía infinita. Lo peor de todo es que él no quería que Jungkook notara el lamentable estado en el que se encontraba, por lo que cerró su rostro en una expresión neutra, mientras por dentro literalmente agonizaba.

Caminaron y caminaron, hasta que Taehyung por fin pudo reconocer aquel tronco con el que horas antes se había tropezado cuando se reunió con la manada de gorilas. Así que, prácticamente llorando de felicidad, usó la poca fuerza que le quedaba en las piernas para llegar y desplomarse contra aquel tronco con los ojos cerrados. Soltó un suspiro de alivio cuando al fin sus pies descansaron de llevar su peso.

—¡Dios~! ¡Qué día más largo! — Exclamó Taehyung en una queja, abriendo los ojos al sentir que la luz del atardecer era obstruida por una sombra, dándose cuenta de que era Jungkook parado frente a él con una mueca divertida plasmada en el rostro — ¿Acaso te estás burlando de mí? — Preguntó indignado, observando cómo el contrario alzaba una ceja y ladeaba la cabeza, antes de dejar el gajo de banano a un lado e inclinarse sobre él, tomarlo por las piernas y cargarlo como saco de papas — Oh~ por Dios, siento que ya viví esto — Murmuró el castaño, sosteniéndose de la espalda de Jungkook y tratando de no marearse.

Jungkook, sin decir una palabra, comenzó a caminar con pasos seguros hacia el centro del nido de gorilas, llevando a Taehyung sobre sus hombros. El castaño, a pesar de estar agotado y comenzando un poco a marearse, no pudo evitar reír ante la situación peculiar en la que se encontraba. La verdad, nunca imaginó que su vida tomaría un giro tan extraordinario cuando decidió embarcasre en aquel barco tiempo atrás.

Pronto, llegaron al nido central de los gorilas, donde la familia del pelinegro los recibió con un poco de hostilidad y curiosidad; parecía que la madre de Jungkook no logró convencerlos completamente, pero el hecho de que no quisieran atacar al menor era un gran avance. Jungkook avanzó un poco más, subiendo unos troncos hasta llegar a un nido un poco más apartado que el resto. Parecía casi escondido, entre abundantes hojas en lo alto de un árbol. Allí estaba, parecía tan suave, con esponjosos algodones cubriéndolo y grandes pencas que le daban forma. Jungkook depositó con cuidado a Taehyung sobre el nido, asegurándose de recostarlo bien en él. Cuando supo que estaba cómdo, se incorporó, observando cómo el castaño le sonreía, agradecido por el gesto.

La gorila mayor, la madre de Jungkook, apareció de algún lado y se acercó a ellos. Taehyung se sintió un poco nervioso, pero se calmó al ver cómo esta abrazaba a su hijo y le hacía mimos; era algo fascinante. Separándose, ella se acercó a Taehyung y lo miró con calma. Parecía aceptar su presencia después de la experiencia anterior. Taehyung, agradecido, se reincorporó sentándose. La gorila emitió un pequeño ruido y sacó algunas frutas que traía consigo, entregándoselas a Taehyung, quien aceptó el gesto, marcando así un momento de conexión entre ellos.

Jungkook, observó la interacción entre Taehyung y su madre, se sintió satisfecho y aliviado. Había logrado integrar a Taehyung en su mundo, en su manada, le gustaba esa idea. 

La noche envolvió la selva, y la madre de Jungkook se retiró a su propio nido, dejándolos solos y comenzando una atmósfera tranquila en el ambiente. Jungkook, se quedó junto a Taehyung, este había partido algunas de las frutas que la gorila mayor había traído y compartió con él. A Jungkook se le hacía fascinante ese ser, era tan agradable de ver que simplemnte no podía apartar la mirada de él, se sentía extraño, era algo que nunca había sentido, no sabía qué era, pero aún así, le gustaba.

Comieron en silencio, y cuando terminaron, la oscuridad ya se apoderaba del lugar, el cielo se iluminó con estrellas y una brillante luna que proporcionaba una suave luz. La helada brisa del océano soplaba, erizando la piel de ambos. Jungkook de por si nunca dormía solo, debido a su piel escasa de pelaje, constantemente buscaba el calor en su familia, por lo que siempre dormía acompañado. Por lo que para él no fue raro tumbarse junto al castaño y rodearlo con sus brazos, uniendo sus cuerpos en un abrazo apretado y cálido, tratando de exudar calor para no congelarse en lo que quedaba de la noche.

Taehyung se tensó por un momento, sintiendo la acción un poco inesperada, pero al final se relajó, reconociendo que era lo más sabio si no quería pasar la noche congelado. Soltó un suspiro y se dejó envolver por la cálida aura de Jungkook, quedándose dormido con la idea de que al día siguiente tendría que ir a buscar su equipaje y algunas de sus pertenencias para al menos sobrellevar un poco más facil esta nueva vida.

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Holaaa, sigo viva!

Les traigo un cap un poco más largo en compensasion por el tiempo que demoré en subirlo, I am so sorryy :( 

En el proximo cap, verán un poco más del POV de Jungkook y su manada. Ya la relacion entre Tae y Jk va avanzando, igual no la voy hacer tan larga... Bueno eso espero.

Nos leemos, chaitooo, los TQM  ♡

™𝚃𝚊𝚎𝚝𝚊𝚎_𝚍𝚎_𝙹𝚎𝚘𝚗•㈥

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