𝐓𝐖𝐎. The blood of teenage girls

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DOS
La sangre de chicas adolescentes
🩸
tw: lenguaje fuerte, sangre, menciones de muerte, menciones de drogas, y menciones de consumo de alcohol 


STRANGER THINGS
(temporada 4, cap 1)
segunda parte


         FINLEY NO SABÍA SI creía del todo en el amor romántico. Creía que sólo podía acabar en desamor o tragedia. Como Billy y Flora o su madre y su padre. Muerte. Divorcio. En sus ojos, el amor realmente no duraba. Además, todos acabamos muriendo al final de todas formas.

Por eso odiaba ver parejas en los pasillos. Parejas de enamorados como Jason y Chrissy. Pero en el fondo ella sentía que sería bueno tener amor, especialmente en este momento. No un rollo, sino amor verdadero. Si es que existía. Por mucho que odiara los abrazos, a veces, cuando se despertaba después de una pesadilla, deseaba que hubiera alguien a su lado. Alguien que la abrazara y le dijera que todo iba a salir bien. Su padre siempre estaba allí, pero no era lo mismo.

Las palabras se repetían en su cabeza. «Sabes que estoy aquí, ¿verdad? Para lo que necesites.»

Finley estaba delante de su taquilla y la música ahogaba las voces a su alrededor. Sintió ojos sobre ella. Odiaba esas miradas, siempre las recibía desde que había vuelto al instituto. Si le echaras un vistazo, pensarías que era una chica normal. Una antisocial. Pero aquí, en este pequeño pueblo de mierda, era conocida como la última mujer Sullivan que quedaba en pie a pesar de que su madre seguía viva y a kilómetros de distancia de ella.

Supuso que se debía a que había abandonado la concentración de baloncesto, pero no era así. Giró la cabeza hacia la derecha y cruzó la mirada con Eddie durante un segundo, antes de que este apartara la vista y siguiera hablando con Gareth. Finley enarcó las cejas y se volvió para coger su libro de historia.

Un dolor agudo le atravesó la nuca y la hizo gruñir. Inclinó la cabeza hacia abajo, lo que permitió que el fluido rojo goteara en la taquilla. Todo lo que pudo oír fue un doloroso zumbido. La sensación desapareció lentamente y sus ojos, fuertemente cerrados, se abrieron. Se encontró con una gota de sangre a escasos centímetros de sus libros. Estaba pasando otra vez.

—Mierda —Finley suspiró antes de llevarse la manga a la nariz, limpiando el carmesí contra la chaqueta azul marino que se pegaba a la parte superior de su cuerpo. Lo que acabó creando una mancha oscura. Finley estaba visiblemente molesta y su migraña que ahora volvía no ayudaba en absoluto.

Cogió rápido el libro de texto y lo metió en su mochila. Ni siquiera se dio cuenta de Chrissy Cunningham acercándose a ella.

—Hola, Finn —saludó la chica en voz baja.

Finley levantó la vista hacia ella mientras cerraba la puerta de su taquilla.

—Hola, Chris —Hacía meses que no hablaban, así que Finley se sorprendió un poco.

—Sólo quería disculparme por lo que dijo antes Jason en su discurso. No creo que su intención fuera esa, pero a veces puede ser un poco... —empezó a decir Chrissy antes de que Finley la interrumpiera.

—Gilipollas.

Una pequeña sonrisa se dibujó en la cara de la chica.

—Sí, algo así.

—No eres tú quien tiene que disculparse conmigo, Chrissy —Finley dejó escapar un suspiro.

Chrissy sabía que a Jason no le importaría lo suficiente como para pedirle disculpas a Finley, así que se sintió obligada a hacerlo en su nombre.

—Sí, lo sé. Hablaré con él, ¿vale?

—Gracias.

Finley pensó que la conversación había terminado, pero durante la última semana, Chrissy había estado buscando algo que le hiciera la vida más fácil de lo que era ahora. Y hacer estas preguntas podría ayudar.

—Em, tú conoces a Eddie Munson, ¿verdad?

—Sí. . . ¿por qué? —Nunca pensó que alguien como Chrissy le haría esa pregunta.

Chrissy respiró hondo.

—¿Es verdad que es traficante de drogas? —Finley se limitó a asentir con la cabeza, todavía confusa— Es sólo que he estado teniendo estas pesadillas últimamente y estaba pensando que tal vez la hierba podría ayudar

—Nunca la he probado personalmente pero estoy bastante segura de que puede. ¿Quieres comprarle?

Chrissy se encogió de hombros.

—Bueno, si es segura.

—No parece el tipo de persona que encaje su hierba a menos que quieras eso. Estarás bien —Finley le dedicó una sonrisa tensa.

—Vale, gracias. Luego hablamos —Chrissy se despidió con la mano antes de girar sobre sus talones y alejarse.

—Adiós.


          DECIR QUE FINLEY despreciaba la cafetería era quedarse corto. El cliché de las pandillas del instituto todas en una misma zona. Ella tenía que llegar a la oficina de la señorita Kelly de todos modos por lo que, era una situación de entrar y salir. Tenía una mano metida en el bolsillo mientras con la otra sujetaba una manzana verde, con la cabeza gacha como de costumbre. Ahora odiaba mirar a la gente a los ojos, porque todos la miraban exactamente igual.

Una voz atronadora hizo que sus pasos se detuvieran por completo.

—Pero si estás en la banda. —La cabeza de Finley se giró hacia la derecha, viendo a Eddie caminando a través de su habitual mesa del almuerzo. Estaba montando una escena, típico de Eddie— Te va la ciencia. . . las farras. ¡O los juegos de meter bolas en cestas de la ropa! —Su voz se hizo más fuerte cuando desvió la mirada hacia el equipo de baloncesto.

Jason se levantó enseguida, fulminando a Eddie con la mirada.

—¡¿Qué te pasa, bicho raro?! —Finley no pudo evitar reírse cuando Eddie le puso su famosa cara de demonio. La lengua salía de su boca mientras apoyaba ambas manos a los lados de su cabeza, con los dedos puntiagudos sobresaliendo. Siempre había fotos suyas en el anuario haciendo exactamente la misma pose.

Los dos se miraron fijamente durante unos segundos, con una sonrisa aún dibujada en los labios de Eddie.

—Capullo —murmuró Jason poniendo los ojos en blanco.

Eddie hizo su camino de vuelta a su asiento, caminando de nuevo a través de la mesa.

—Es el conformismo. Eso es lo que. . . ¡está matando a la juventud! —gritó mientras saltaba de la mesa, haciendo chillar a la chica que tenía delante. La sonrisa aún permanecía en la cara de Finley mientras se acercaba a él. Siempre admiró cómo Eddie era siempre él mismo sin pedir disculpas a nadie y la forma en la que se la sudaba la opinión de los demás. Las opiniones que no eran las suyas no le importaban. Ella deseaba ser así, en cambio, siempre se escondía en las sombras— Señorita Sullivan —Eddie se inclinó ante ella una vez que la tuvo a la vista.

—Vaya, gracias. Y oye, buena suerte con la campaña esta noche.

—Sabes, deberías venir. Puedes ser mi amuleto de la buena suerte —ofreció Eddie. Mike y Dustin se miraron. Una mirada que decía, «¿por qué no son pareja ya?»

—Tentador, pero por desgracia tengo que ir al partido. Pero si puedo librarme, entonces supongo que ya veremos. Adiós, Eddie —comenzó a caminar lentamente junto a él antes de echar un vistazo al club Fuego Infernal—. Chicos —les sonrió. Y con eso, desapareció en el resto de la multitud.

Eddie se hurgó el interior de la mejilla con la lengua mientras mantenía la sonrisa. Una vez volvió la vista a la mesa, todos se le quedaron mirando.

—¿Qué? —Su cara se arrugó antes de sentarse de nuevo, agarrando la bolsa de pretzels.

—Tu cuelgue por ella empieza a ser patético —dijo Gareth en voz alta.

Parecía que le estaba mirando el alma.

—Silencio —Eddie sacó un par de pretzels de la bolsa y se los metió con fuerza en la boca a Gareth. Lo que casi hizo que se atragantara.


         ODIABA SENTARSE EN ESTA SILLA. Finley estaba sentada frente a la señorita Kelly en silencio mientras ella escaneaba aquel papel con sus notas. Al principio, Finley sentía que no necesitaba un psiquiatra. Si tu madre te dejó y tu hermana murió en tus brazos, estabas destinado a estar deprimido, así que ¿cuál es el problema? Sentía que hablar no ayudaría a que los sentimientos desaparecieran. Se quedarían pegados a ella como sanguijuelas para siempre.

—Bueno, tus notas son mejores de lo que esperaba. Todo sobresalientes y un par de notables. Una gran mejora desde el año pasado, has vuelto al buen camino.

Finley jugueteaba con el anillo que siempre llevaba en el dedo corazón. Su anillo a juego con el de Flora era uno sencillo de plata con una F grabada. Flora estaba enterrada con la pareja del suyo.

—El trabajo escolar es una distracción bastante buena.

La señorita Kelly la miró.

—¿Distracción? —preguntó ella.

—Si no estoy distraída empiezo a pensar en. . . eso. —La muerte de Flora, por supuesto.

—Entiendo —la señorita Kelly asintió. Finley odiaba oír esa frase. Nadie podía entender realmente lo que sentía—. De lo que experimentaste lleva mucho tiempo recuperarse, pero sabes que no puedo ayudarte a seguir adelante como debes si no me dices la verdad.

Finley nunca hablaba mucho durante estas sesiones, sólo respuestas vagas y cortas.

—Sí, eso ya lo sé.

—¿Cómo han sido tus pesadillas? —sacó su bloc de notas.

La chica respiró hondo.

—Supongo que más... intensas que de costumbre. Parecen más reales. Y más aterradoras —Finley se agarró el mechón de pelo del lado izquierdo de la cabeza que le caía delante del ojo y tiró ligeramente de él. Recordaba la pesadilla de la noche anterior. Gritaba el nombre de Flora mientras se acercaba a la puerta de su habitación. Cuando la abrió, Flora yacía en el suelo, cubierta de sangre, con la misma ropa con la que murió. Segundos después se incorporó y empezó a toser sangre. Luego miró lentamente a Finley repitiendo las palabras «esto es culpa tuya». Su voz se volvió excesivamente más oscura y su cara se estaba convirtiendo en algo de aspecto inhumano. Como si se estuviera pudriendo.

—¿Qué hay de tus migrañas?

—Básicamente lo mismo. Ni mejor ni peor —contestó ella.

La señorita Kelly se quedó mirándola.

—Y además de tus pesadillas, ¿qué tal duermes?

—Mejor. He estado tomando estas pastillas que me ayudan a conciliar el sueño —Finley se dio cuenta rápidamente de que decirle a la orientadora escolar que estaba tomando drogas probablemente no era la mejor idea, así que se corrigió rápidamente—. Son sólo pastillas para dormir como las del supermercado, nada ilegal. Me las dio un amigo.

—Hablando de amigos, veo que has hecho uno nuevo —anotó rápidamente sus respuestas mientras hablaba.

Finley levantó la mirada de sus manos.

—Eh, ¿qué?

—Acabo de verte en los pasillos con Eddie Munson. ¿Sois amigos?

Se quedó callada unos segundos.

—Em, sí, lo somos.

—¿Él ayuda? —Finley enarcó una ceja, confundida por su pregunta— A distraerte —aclaró la señorita Kelly.

Finley bajó la mirada a su regazo.

—Sí —asintió—. Sí, ayuda.

La señorita Kelly le dedicó una pequeña sonrisa.

—Bueno, eso está bien —Finley miró el reloj de pared, que marcaba las 12:19—. También quería preguntarte por la concentración de baloncesto. He oído que te fuiste. ¿Por qué?

Finley volvió a mirarla. Un ligero ceño se frunció en sus labios al volver a pensar en aquel momento.

—¿No crees que el discurso de Jason fue insensible?

—Esto trata de lo que sientes tú. No de lo que siento yo. —Esas palabras hicieron que Finley pusiera los ojos en blanco— Entonces, ¿tú crees que fue insensible?

—Sí, ya lo creo —respondió rápidamente—. No debería usar una tragedia como esa para emocionar a la gente con un estúpido partido de baloncesto.

—Creo que podría ser más que eso —la señorita Kelly se reclinó en su silla—. Finley, te agradecería mucho que hablaras de aquella noche.

—¿Qué noche? —se hizo la despistada. Finley haría cualquier cosa para evitar volver a hablar de aquella noche. Si hablaba de ella, también la revivía.

La señorita Kelly suspiró.

—La noche que Flora murió. —Fue como si todo volviera a su mente. Los gritos, la imagen de Flora cayendo al suelo y, por supuesto, sus últimas palabras. Te quiero. La débil voz de su hermana invadió sus oídos— Estaría bien que no te lo guardaras más. —Cuanto más pensaba en ello, más ansiosa se sentía. Empezó a sentir como si todo el aire del mundo desapareciera sólo para que ella pudiera sofocarse. Finley se agarró con fuerza al brazo de la silla mientras intentaba recuperar el aliento— Finley, ¿estás bien?

Finley levantó la vista hacia ella.

—No estoy preparada —habló frenéticamente entre jadeos.

—Vale, sin presiones. Déjame traerte un poco de agua.


         EL PARTIDO ESTABA EMPEZANDO y Finley se paseaba fuera del gimnasio. Quería ir por Lucas, pero después de lo que había pasado aquella mañana no quería volver a entrar en aquel gimnasio. Lucas supuso que ella no vendría y no esperaba que lo hiciera. Pero, ella no tenia quien la llevara a casa a menos que mirara y se fuera a casa con Steve. Pero aquí viene su salvador.

—Hey —oyó una voz familiar. La voz de Eddie.

Finley se dio la vuelta.

—Hey.

—¿Qué haces? —Eddie se cruzó de brazos, mientras la gente pasaba junto a ellos, entrando en el gimnasio.

—Sólo pensando si debería entrar o no.

Los ojos de Eddie se movieron entre ella y la puerta abierta.

—Hm —tarareó, sus labios rodando en una línea delgada—. No sé, podrías tener flashbacks del TEPT —sacudió la cabeza haciendo que algunos mechones de su larga cabellera le golpearan en la cara.

Finley esbozó una pequeña sonrisa.

—Pero no tengo elección. Mi transporte está ahí dentro.

—Puedo llevarte yo a casa para que no tengas que sufrir —ofreció Eddie.

—No tienes por qué hacerlo.

—Hay tiempo antes de que empiece el juego —argumentó—. Y no ese —Eddie señaló hacia el gimnasio—. El que en realidad es interesante.

Finley sonrió.

—Gracias.

—No hay problema. Vamos.


         LA CANCIÓN HEAD OVER HEELS sonaba a todo volumen en la furgoneta. No era exactamente del gusto de Eddie, pero Finley puso su mixtape antes de que él pudiera elegir su propia cinta. Mientras sonaba la canción, Finley se puso a vocalizar las letras. Tenía la ventanilla bajada para que entrara la brisa. Aunque Eddie detestaba absolutamente la canción, se alegró de que Finley no estuviera allí sentada sin emoción, como siempre. Esa canción siempre la ponía de buen humor, le recordaba todas las veces que bailaba con Flora en su cuarto cada vez que sonaba en la radio. Eddie pisó el freno y se detuvo frente a la casa de Finley. La mano de Finley se levantó para abrir la puerta del coche antes de que Eddie la agarrara del brazo. Finley giró la cabeza hacia él y sólo vio su sonrisa.

—Permítame —habló con un acento extraño haciéndola reír.

Eddie salió corriendo del coche y corrió a abrirle la puerta.

—Vaya, qué caballero —Finley levantó la mirada hacia él antes de salir.

—Lo intento —Eddie sonrió pero entonces, algo. . . cambió. Para Eddie, Finley sólo estaba mirando a la nada. La rubia oyó el susurro de su nombre otra vez y fue entonces cuando miró hacia allí, esperando que hubiera alguien ahí. Finley. Cuanto más lo pensaba, más se convencía de que sólo era el equipo de baloncesto metiéndose con ella. Es decir, siempre han sido unos gilipollas—. Finn —Eddie chasqueó los dedos delante de su cara haciéndola parpadear rápidamente.

—¿Qué? —ella volvió a mirarle.

—Nada, sólo que. . . se te fue un poco la olla.

—No, sólo me pareció oír algo —volvió a mirar hacia la carretera vacía y Eddie se limitó a enarcarle una ceja. Él también recordaba lo que había pasado en clase. Oyó que la llamaban por su nombre y miró hacia él, preguntándole si le había dicho algo. Nadie le había dicho nada. ¿Quizás lentamente se estaba volviendo loca?— Estoy bien —le miró otra vez. Estaba mintiendo.

Eddie había tenido la corazonada toda la semana de que a Finley le pasaba algo y ahora que sabía por lo que estaba pasando empezaba a pensar que podía ser algo más que pesadillas. Se quedó mirándola un segundo antes de volver a hablar.

—Nos vemos luego, ¿vale? —Finley respondió con una inclinación de cabeza. Puede que fuera algo en el aire pero, por alguna razón, no podían dejar de mirarse.

Cuanto más la miraba, más ansiosa se sentía Finley. Eddie bajó involuntariamente la mirada hasta sus labios, con la mente en otra parte. Deseó estar en una realidad alternativa en la que ella supiera el "estúpido" cuelgue que sentía por ella. Una realidad en la que la estuviera besando. Una dosis de miedo se inyectó en el torrente sanguíneo de Finley cuando se dio cuenta de dónde se encontraban los ojos de Eddie.

—Adiós, Eddie —su voz lo sacó de su ensoñación y pudo ver que ella ya estaba caminando a la casa.

Eddie se dio la vuelta y la vio subir las escaleras que conducían a la puerta principal.

—Sí, adiós —levantó la voz para que ella pudiera oírle. Finley le miró durante un segundo antes de sacar las llaves del bolsillo y abrir la puerta. En ese momento, Eddie sólo quería golpearse la cabeza contra una pared—. Mierda —murmuró antes de dar la vuelta a la furgoneta y abrir la puerta del asiento del conductor.

Una vez que Finley entró, Leo ya estaba saltando sobre ella. Levantó la mano para acariciarle detrás de las orejas y miró a su derecha, viendo a su padre junto a la ventana. Le sorprendió que aún no se hubiera desmayado. En realidad, Donny estaba disgustado porque no pasaba mucho tiempo con Finley. Dejaba que el hecho de haber perdido a su primogénita y a su amiga de la infancia el mismo día lo consumiera por dentro. Pero Finley siempre lo entendió. Pero él no podía vivir así para siempre.

Donny vio cómo Eddie se alejaba a toda velocidad antes de mirar a Finley.

—Hola, papá. . . —Finley se quedó callada.

—Hola, Finn. ¿Quién era ese? —preguntó Donny, refiriéndose a Eddie. Ya lo había visto una vez. Acababa de despertarse y Finley no estaba allí. Estaba a segundos de llamar a la comisaría antes de que apareciera la furgoneta de Eddie.

—Sólo un amigo —declaró Finley.

Donny se limitó a parpadear.

—Este amigo te ha traído a casa ya dos veces. Y lo que acabo de ver no parecía muy amistoso. Será mejor que venga a la puerta la próxima vez. —mencionó, haciendo que Finley se tensara. Se quitó rápidamente los zapatos y se quitó la mochila de los hombros— ¿Estás bien, Finley? Quería hablar contigo.

Ella ni siquiera le miró a los ojos.

—Estoy bien, papá.

Pero, Donny conocía a su hija como la palma de su mano.

—Llevas desde el viernes pasado despertándote gritando. —Las pesadillas de Finley siempre seguían el mismo tema. Torturándola con Flora. Pesadillas tan reales que se despertaba gritando como una loca. Su padre siempre se despertaba casi de inmediato y corría por el pasillo para ver si estaba bien. Esta fue la razón por la que comenzaron las sesiones con la señorita Kelly. Además, sus profesores se dieron cuenta de que casi se quedaba dormida en clase y de que su nariz manaba sangre de forma aleatoria sobre los pupitres. Parecía más al límite esta última semana.

Como aquellas pesadillas eran cosa de cada noche, Donny acabó durmiendo en el pequeño sofá de la habitación de su hija no mucho después de que ella se fuera a la cama.

—Estoy bastante segura de que la señorita Kelly ya te lo ha contado todo —Finley suspiró.

—Sabes que no se le permite hacer eso —Donny negó con la cabeza. Finley lo miró con ojos tristes—. Mira, sé que yo tampoco he sido yo mismo últimamente pero sé que no puedo actuar así cuando te tengo a ti. He tirado todo el alcohol que tenía —sus palabras no trajeron más que un shock para ella—. Sólo háblame cuando estés preparada.

Donny empezó a caminar por el pasillo antes de que Finley hablara.

—Papá —levantó la voz. Donny se quedó quieto y giró la cabeza para mirarla—. Siento no. . . haberte hablado como solía hacerlo. —Antes, Finley siempre le contaba todo a su padre. Nunca se había llevado tan bien con su madre como con él. Ahora, cada vez que él llegaba a casa y le preguntaba por su día, ella siempre decía que estaba bien. Donny no sólo bebía porque dos personas importantes en su vida habían muerto. Era porque Finley era todo lo que le quedaba, e incluso sentía que la estaba perdiendo. Así que no tenía nada.

—No te disculpes. Nada de esto es culpa tuya —Donny se acercó de nuevo a ella y la atrajo hacia su pecho. Las lágrimas le quemaban los ojos. No importaba cuántas veces le dijeran eso, ella nunca lo creía porque nadie sabía lo que había pasado esa noche excepto ella. A sus ojos, fue culpa suya. Alguien a quien quería con todo su corazón estaba en peligro y ella simplemente se quedó mirando. Y ahora, tenía que vivir con ello.


KARISSA ( boyburns ) HABLA !!

Odio este capítulo
finley se sienta en el regazo de eddie durante las partidas de d&d y eso es canon
me estoy cagando en los pantalones pensando en el vol 2
pensando en tener a finley dándole una bofetada a jason en el vol 2 ya sabes solo por diversión (:

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