BONUS CAPÍTULO

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Billy miró a Mary Jane con su mano entrelazada con la de ella. Su sonrisa destelló bajo la brillante luz de la luna, haciendo que una pequeña luz lo golpeara. Él notó sus defectos, notó las cosas más pequeñas, notó todo. Estaba en trance cuando la miró fijamente. Poco a poco se fue enamorando de ella cada vez más.

—Deja de mirarme fijamente, cretino —bromeó Mary Jane. Ella lo miró mientras él se reía, acercándola más a él. Mientras se sentaban en el capó de su auto, Mary Jane se sentó a su lado. Ambos estaban asombrados mientras miraban el cielo oscuro, estrellas fugaces brillando bajo sus ojos brillantes y felices.

—Sólo admirando la belleza, —Billy le besó la mejilla mientras se reía un poco, —vamos a llevarte a casa. Se está haciendo tarde.—

—¿Podemos ir a ver a Max? —Ella lo miró con sus ojos color avellana y él no pudo decirle que no, ya que se dio cuenta de que le rogaba con ellos.

—Bien —suspiró, levantándose. Sacó su mano, ayudando a Mary Jane a bajar. —Las cosas que hago por ti.—

—Oh, por favor —comenzó Mary Jane, se paró frente a él, —tienes un punto débil por tu hermana.—

—Hermanastra —refunfuñó Billy.

—Tienes un gran cariño por ella —le sonrió Mary Jane. La miró a los ojos, mirándola juguetonamente.

—Mary Jane —le murmuró Billy. Ella tarareó. —Por favor, cállate.—

—Cállate amablemente —se burló de él. Se rió, llevándola hacia su lado del auto. Abrió la puerta en lo cual Mary Jane inclinó ligeramente su cabeza, agradeciéndole de esta manera un toque sutil.

Antes de que pudiera entrar, Billy la detuvo. La agarró de la cintura, dándole la vuelta para que ella lo enfrentara. Ella le sonrió y él le sonrió suavemente.

—Oh, lo que me haces sentir, Mary Jane —la besó lentamente. Se alejó mientras Mary Jane le sonreía, sus mejillas eran de un color rosado.

—Sabes —empezó Mary Jane, —otra parte de mí habría dicho que no hace un par de horas.—

—Oh, ¿en serio? —Levantó una ceja.

—Sí —asintió, —pero entonces recordé el momento en que me protegiste y me defendiste contra esos idiotas.—

—De nada —dijo él.

—Y cómo me hiciste sentir mariposas —continuó, —esa sensación de nerviosismo en mi estómago cuando estoy cerca de ti. Entonces todos pensaron que eras peligroso y malo, pero eres un sentimental. —Giró los ojos juguetonamente. —Nunca esperé estar aquí contigo hasta el amanecer.—

—¿Qué estás tratando de decir? —Billy tarareó.

—Voy a disfrutar de esta relación, Billy —le murmuró. —Esta es mi primera relación, así que considérate un perdedor afortunado.—

—Me sacudes el mundo —le susurró. Ella resopló, —no de una manera sucia, Mary Jane. Pero si quieres que sea así, por mí está bien.—

—Eres tan cursi —se rió ella.

—Lo intentaré.—

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