La pelea

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

-ˋˏ ༻❁༺ ˎˊ-
— Déjalo Olive, ¡Te haces daño! —


Dahlian se entretenía mirando las manchas que había en el techo blanco, las posibles marcas que se habían quedado de las peleas, las humedades o los disparos, aunque no había ninguna marca de estos últimos.
Un guardia pasó por su puerta y se quedó mirándola. Olive le dirigió una mala mirada, por haberla distraído de sus entretenidas conjeturas sobre cómo se habrían dejado esas suciedades y alzó una ceja.

— ¿Qué? — preguntó borde.

— Han venido a por usted, señorita — le informa, para después abrir la celda.

La azabache se levantó rápida y limpió un poco su ropa, para después empezar a andar moviendo las caderas sensualmente, dando un pequeño guiño al oficial mientras salía.

Al encontrarse a Christine en la puerta no pudo estar más contenta, por lo que una sonrisa se instaló en su rostro.

— No me mires así, quita esa sonrisa, el dinero de la fianza ha salido de tu sueldo, bonita — se burló Chris, comenzando a andar hacia el coche, seguida por la neoyorquina.

— Eres una aburrida Chris — rodó los ojos. — ¿Me trajiste un sándwich?

— No, vine corriendo a sacarte de la cárcel, y a que me explicaras como demonios llegaste ahí — frunció el ceño, abriendo la puerta de piloto de su coche.

No era un coche caro, más bien lo contrario, era normal, quizá algo antiguo para la época, rojo y simple, excepto por cierta potencia especial que llevaba el motor. Cortesía de Christine.

— Te dije que tenía hambre, quería algo de comer — la hizo un puchero, montando de copiloto. — además ya sabes por qué me metieron allí, lo pone en el informe.

— Si, ya, la versión falsa — arrancó girando la llave, pasándole una bolsa con brusquedad a la ojiazul — Ahora me explicas la verdad — salió del parking y comenzó a conducir hacia Nueva York.

Olive sonrió agradecida al ver un sándwich en la bolsa que Chris le había lanzado — Gracias Ricitos — dijo, y sacó la comida — emm, bueno conduje rápido y por eso me detuvieron — dió un mordisco.

Christine le echó una mala mirada para después mirara a la carretera de nuevo — Olive… — advirtió.

— Chris… — se burló, pero notó que a Letchs no le parecía gracioso — me colé en un sitio, me persiguieron y para huir tuve que conducir rápido — suspiró.

— ¿Cómo que te colaste..? ¿Qué sitio, no..? — preguntó la menor, frunciendo el ceño.

— Espera — la interrumpió Olive, terminando su sándwich — antes tengo que decirte algo, contarte algo — inspiró y exhaló fuerte, tomando valor para decírselo.

Iba siendo hora de que Christine supiese un poco de sus líos y problemas, por mucho que no quisiera sobrecargarla con ellos, pero tampoco quería mentirla por más tiempo, la azabache necesitaba alguien en quien, pudiera dejar su hombro.

— Tengo, sueños raros y magia, también tengo poderes — Olive la miró de reojo, solo para ver cómo Chris la miraba estupefacta, parpadeando lento, luego siguió con la misma cara, pero mirando la carretera — por eso me viste con los ojos brillando aquella vez, mis sueños me llevan a sitios y cosas que me dan poderes, sin poder evitarlo — admite, nerviosa. Quizá no le había sido del todo sincera porque sus sueños no la obligaban a ir allí, ella iba porque la gema la llamaba, o eso sentía. Nunca había intentado no hacerle caso.

— Emm, estoy — Christine frunció el ceño, titubeando — estoy intentado comprenderlo — tragó saliva, madre mía, como si no le sobraran líos en los que meterse — tienes poderes, vale, sueños premonitorios, que bueno, es raro pero va con los poderes supongo, entonces, ¿Eres mutante? — alzó una ceja.

— No, soy, una humana alterada, no soy mutante — aclara al notar la duda de Chris — quería decírtelo antes de que te fueras pero, bueno, fue todo muy rápido.

— Si, lo entiendo — le da una mirada conciliadora —no te preocupes no pasa nada, está bien, gracias por contarmelo — la sonríe — ahora tengo más con lo que lidiar — suspira, mirando la larga carrera que se extendía frente a ellas.

— Ah sí, lo de tu nuevo amigo-novio — se burla Olive — ya sé lo que te ocultaba — deja caer.

— ¿Qué, qué? — Chris frunce el ceño, si Olive tenía esa sonrisa de suficiencia no era bueno.

— Tu amiga, Brooklyn Edwards, la tenían secuestrada, Hydra — la informa, poniéndose seria, no le había gustado el estado en el que había visto a la canadiense. — Una rubia la ayudó a salir, aunque si no hubiera llegado no lo cuentan — añade.

La cara de Chris palidece y tiene que recordarse como respirar, sentía rabia porque Steve se lo hubiera ocultado y a la vez un terror insano se extendía por su cuerpo al pensar en si su amiga estaba bien ahora.

— Tengo que llamarla — contesta a Olive. A lo que ella asiente.

Unos minutos más tarde, el coche paró en una gasolinera. Christine salió del vehículo, dándole a la ojiazul una indicación para que repostara mientras ella se ocupaba de aquello.

Revolvía su pelo nerviosa y angustiada, buscando el contacto de Natasha en su nuevo teléfono, ya que suponía que Brook no estaba en posesión del suyo y Steve había roto el último. Pulsó el contacto y llevó el celular a su oreja.

— Contesta por favor, contesta — susurraba, sin poder estarse quieta en un mismo sitio, observando el campo verde que se abría delante suya, con el sol decorando el cielo.

—¿Quién habla? — la voz que contesta no es la voz de Steve, o Natasha, o Brooklyn.  De hecho, estaba muy lejos de ser la voz de alguna de esas tres personas.  Era severa y algo tosca, con cierta desconfianza

La azabache frunce el ceño ante la voz desconocida, pero daba lo mismo, necesitaba respuestas de cómo estaba su amiga, fuera quien fuera.

— Christine Letchs, ¿Quién es usted? — paró, al recapacitar que podría ser alguien de Hydra quién hubiera contestado su llamada.

—Ah, usted   —la voz ajena a ella calma su tono por uno más calmado, incluso aburrido—.  María Hill

— Supongo que de SHIELD entonces — habla la chica, refiriéndose a la afiliación de la mujer, de un lado para otro — ¿Cómo está Brooklyn? Estoy desenterada de todo lo que les está pasando — pide amablemente explicaciones, incluso algo desesperada, no podría soportar que algo le pasara a Brook y no estar con ella para reconfortarla o ayudarla, o lo que demonios fuera. Aquello ya la estaba sobrepasado de más.

—Desconozco el paradero o el estado de Edwards, siendote sincera   —María suspira, con la preocupación filtrándose a su tono—  Cuando rescaté a Rogers, Romanoff y Wilson ella no estaba con ellos. ¿Usted no debería estar encerrada? —.

— ¿Qué? — sus pupilas se dilataron, era tal y como recordaba en el reformatorio, Brooklyn quién sabe dónde, herida, y ella con taquicardias — ¿Y por qué debería estar encerrada? — se pasa su mano por el pelo, buscando soluciones a lo de la menor canadiense.

—La Marshall informó una captura en Nueva York. Asumimos que fue usted —simplificó la Agente—. Aunque... Ahora que sé que usted está bien, creo que me atreveré a pedirle un favor.

— Adelante, dígame — masajeó sus sienes, cansada e intranquila, si  ellos pensaban que estaba capturada, también lo pensaría Steve, y entre él, Brook, y las nuevas noticias de Olive, estaba segura de que en menos de unas horas habría perdido la cabeza, definitivamente.

Cuelga la llamada después de unos minutos de charla con la agente de SHIELD y vuelve al coche. Dahlian estaba ahora de piloto y había comprado una bolsa de picoteo para ambas.

— Oh, no, baja de ese asiento — le dice Chris, intentando bromear para calmar su continuo estrés.

— No lo haré, por tu cara noto que tenemos prisa y yo conduzco más rápido que tú — Olive la guiña un ojo.

Christine se monta con un suspiro — por eso mismo te detuvieron — la mira mal, con una sonrisa burlona en sus labios.

— En la vida hay que arriesgarse — alzó los hombros, le dió una sonrisa y pisó con fuerza el acelerador. A la vez que Letchs se ponía desesperada el cinturón de seguridad.

[...]


Pocas horas después, en plena tarde, cada azabache se encontraba en su cuarto, lidiando con sus propios asuntos.

Christine estaba a punto de tirar la toalla con todo aquello, la habían disparado, mentido, perseguido y hace unas horas, secuestrado a su amiga. Deseaba acabar con todo aquello antes de que no pudiera más. En ese justo momento, desde su cama y portátil en mano llevaba a cabo un exhaustivo hackeo a industrias Stark, por petición de María Hill, debía avisarles y que echaran una mano. Escuchó la voz de Jarvis, la inteligencia artificial advertirla de lo que estaba haciendo para que se retirara, sin embargo Christine, lo echó a un lado, continuando con su misión, en los segundos siguientes se le permitió comunicarse, y la voz de Anthony Stark no tardó en escucharse.

— Me parece que se ha equivocado de sistema al que hackear — se escuchó su ironía y egocentrismo.

— En absoluto señor Stark — la de ojos avellana sonrió — Christine Letchs, un placer; Tengo una misión para usted, ¿Tiene tiempo libre? — le informa, ladeando la cabeza, sonriente.

Mientras la de rizos se ocupaba de ayudar a sus queridos amigos, Olive Dahlian se encontraba entre un maremoto de papeles que investigar, había demasiadas palabras e informes que debía analizar letra a letra para que no se le escapara nada.

Suspiró, recogiendo su pelo en una coleta mal hecha. Volvió a pasar al otro lado de la cama, en la zona de informes de lugares, los había clasificado por gente, objetos y lugares, y tras encontrar que la gema amarilla de su sueño, llevaba en manos de Hydra desde que Nueva York fue invadida por Loki en 2012, decidió centrarse en el extraño castillo.

Tarda unos minutos en hallar la imagen, y en el momento en el que ve la fortaleza, una visión aparece en su cabeza.

El logo de Hydra incrustado en la roca, las paredes de piedra, altas y robustas, tras bajar unas escaleras y abrir una puerta, hay algo. Un cetro, el cetro de Loki, con su piedra brillando de un fuerte amarillo, varios científicos a su alrededor, animales de prueba a las órdenes de aquél objeto. La gema brilla, los científicos vuelven a apuntar en sus cuadernos y uno de ellos la toca, cayendo en su encantamiento.

Olive parpadea rápidamente procesando la información que acababa de llegarle, la gema estaba allí y estaban haciéndole pruebas, jugando con ella como si no fuera peligrosa. Tenía que infiltrarse en Hydra, debía ir a por esa gema y conseguirla, o al menos, tocarla, como había hecho con la gema que guardaba el Éter.

Pasó a la parte de gente relacionada con ese lugar y vió si había alguna vacante o identidad que pudiera suplantar. Al parecer, había un puesto, pero no alguien a quien robar la identidad. Le tocaría hacerse una, y conocía a alguien que podría proporcionarle una, luego solo debería cambiar la realidad de su aspecto con su humo rojo.

Salió de su cuarto cuando pudo recoger un poco los archivos, ordenó su pelo correctamente y tocó la puerta de Christine. Esta le abrió con una sonrisa.

— ¿Necesitas mi ayuda? — supone bromista, estaba preparando sus cosas para ir a Washington de nuevo, esta vez en muy poco tiempo, cogería un helicóptero o un avión.

—Si — Olive le pone ojitos, toma su mano y la lleva al salón, donde tiene preparado el ordenador — necesito que me crees una ficha de currículum o algo así de toda una identidad falsa.

— Oh, vale — Chris se sienta, riendo por lo espontáneo del asunto.

Empieza a teclear el aspecto y necesidades que Dahlian se va inventando sobre aquella nueva identidad, dictándole a Chris cómo iba a ser, el pasado que tenía y demás información.

— y… ¿para qué lo quieres? — pregunta, terminando de guardar el documento con el ceño fruncido, al principio parecía una broma, pero ahora era raro, muy raro.

— Para colarme en un sitio, necesito algo que hay por allí — la sonríe inocente, tomando ahora ella el ordenador, para pasar esos archivos a un pendrive.

— Olive…¿ dónde? — suspiró Chris, cansada de todo.

— En una base europea de Hydra — soltó, guardándose el pendrive en su pantalón.

— ¿¡Hydra?! — Christine se levantó impactada, mirándola — ¿Vas a ir a meterte en una base de Hydra?

— Si, Chris, voy a ir, lo tengo que hacer — admite, levantándose como ella.

— ¿Te das cuenta de la estupidez que estás diciendo? Es un mal sitio, una organización malvada, por dios Olive, y tú quieres ir a ayudarlos por intereses propios — frunce el ceño la rizada, incrédula ante aquello.

— No es ninguna estupidez, no soy como ellos, solo tengo que ir a por eso, a pesar de lo malos que sean, no quiero ayudarlos — replica Olive, negando con la cabeza, no iba a ser una agente de Hydra, fingiría para conseguir su gema.

— Si te metes allí tendrás que hacer cosas tan malas como las que ellos hacen, incluso matar a alguien, Olive, te das cuenta de que no es buena idea, por mucho que quieras eso que tienen, no… no puedes hacer eso — Chris busca sus ojos intentándola hacer entrar en razón.

— Tal vez, y tal vez las haga — los ojos de Dahlian se encendieron débilmente, estaba empezando a enfadarse — y puedo hacerlo porque ya soy mayorcita y no te necesito como una madre preocupándote por todo lo que hago — ataca.

Chris abre la boca, atónita — solo intento ayudarte a ver que no es una buena idea, no siempre puedes tener todo lo que quieres Olive — dice, con las manos en sus caderas.

— Yo no necesito que me ayudes, si fallaste en proteger a tu querida amiguita no la pagues ahora conmigo, no soy Brooklyn — le devuelve, cerrando sus puños.

— Dios, Olive — Chris agachó la cabeza — sé que no eres Brook, y sé que no pude protegerla todo lo que debía pero no te estoy intentado ayudar por eso, es que no puedes comportarte como una niña que quiere todo para ella, no puedes tenerlo todo, hay consecuencias — explica, levantando su mirada a los ojos de la azabache.

— Claro que si lo haces por eso — habla, terca en su idea —lo tendré si veo necesario tenerlo, aunque deba hacer cosas malas para conseguirlo — resopló.

— ¿Vas a matar por ello? ¿Eso harás? ¡Es demente Olive! No puedes ir matando a gente… — Chris paró incrédula ante la actitud de su amiga.

— Tú hiciste lo mismo, es hipócrita que porque ahora yo quiera algo te comportes así — los ojos de Olive brillaron.

— Yo protegía una vida, tú lo haces por poder — frunce más el ceño — ¿No eres capaz de ver que las cosas tienen un límite moral?— la cuestiona.

— Ya hablas como ellos — bufa Olive — te ha faltado poco para darme la espalda y jugar a los superhéroes ¿no? — devuelve.

— Solo estás diciendo tonterías
Olive, te comportas como una celosa porque haya estado con Brooklyn y estás enfadada porque me llevo bien con gente que tú no, ¿Qué demonios te pasa? No eres así — observa sus ojos brillantes y sus puños cerrados.

— La gente se cansa de que la ignoren — frunce el ceño — te pasaste un mes entero jugando con tu querida amiga del reformatorio a las hackers, ayudando a prófugos vengadores y hasta te dispararon ¿y yo tenía que estar aquí aguantando eso, sola? ¿Preocupándome y obviando tus excusas? No. Puedes irte con la asesina de tu amiga y el grupo multicolor — sus ojos se tornan azul oscuro.

Chris negó de nuevo con la cabeza, Dahlian no actuaba con claridad cuando estaba enfadada — Ella no es una asesina, me protegió — hizo una mueca triste, entendía que Olive se sintiera así por haberla abandonado todo un mes pero, podría haberlo hablado con ella.

— ¿Y yo no lo hice? ¿Dónde estarías ahora de no ser por mí? ¿Yo no hice nada? Siempre son los demás los que se llevan la gloria, ahora, de no ser porque yo te ayudé no serías más que una… — se acercó a ella.

— No lo digas — la interrumpió asustada por las últimas palabras de qué hubiera sido— deja de remover el pasado Olive, las dos me importais por igual, es solo que ella.. ella.. me necesita más — ladeó la cabeza, triste.

— ¡Pues vete con ella si tanto te necesita! — gritó, haciendo temblar los utensilios de su alrededor, a la vez que Chris daba un paso hacia atrás — Si sigue tan rota como la encontré en aquel sótano seguro que requiere de la gran Christine Letchs. — hace aspavientos con las manos — Eso sí, que no se te olvide contarle en ese caso lo que hiciste por ella, porque no lo sabe ¿verdad? — ataca, con una sonrisa maligna en su cara. El rostro serio y los ojos aguados de Letchs se lo confirman — y no sé lo dirás, porque sabes que si lo dices, si le cuentas eso en lo que la has mentido, a lo mejor te aleja para siempre y tienes miedo a que haga eso—amedrenta.

— Para ya Olive, déjalo, te vas a arrepentir como sigas diciendo esto — la habla — no se lo conté porque tengo mis razones, igual que tu padre no sabe por qué entraste en el reformatorio — le contrataca.

La mención de su padre hace a Olive flaquear y extiende sus brazos levemente, dejando ver cómo unas ondas azules iban a donde estaba Christine, a la vez que alrededor explotaban algunos jarrones y vasos. Chris traga al ver los poderes de Dahlian ir a por ella y coloca sus manos delante de su cabeza en una pose defensiva.

Las ondas de poder llegan a las manos de Christine y en un segundo un escudo plateado se forma desde el techo hasta el suelo, protegiéndola, al mismo tiempo que sus ojos se vuelven de un brillante dorado. Las olas azules se funden con la pared plateada y después salen de ella en un segundo, más grandes y poderosas yendo ahora a por la mayor.

La de rizos abre los ojos al escuchar el jadeo de Olive al momento en el que le llegan sus propias ondas, pero mucho más fuertes. Christine intenta obviar la magia que ve en esos instantes, y que fluye de ella, dando vida al escudo plateado.

— Déjalo Olive, ¡Te haces daño! — observa a la chica, que cerraba los ojos por el dolor que su propia magia multiplicada por el escudo-espejo de Christine le hacía.

La azabache baja las manos, quedando de rodillas en el suelo, sus ondas eran tan horribles como las había supuesto de ser, te calaban hasta los huesos, y a tu cerebro, creandote un dolor desesperante, como si ardieras por dentro, como si clavaran agujas desde dentro de tu piel.

Christine relaja su postura, y toda la magia se desvanece de la habitación. Se acerca a Olive y toca su hombro, va a hablar pero la ojiazul se le adelanta.

— Vete — pide, con la voz temblando, pero firme.

— Olive, no te hagas esto déjame.. —.

Dahlian apartó su mano — Que te vayas, vete como te has ido todo este tiempo — reprocha, dolida, e intenta levantarse.

— No, Olive pero… — Chris se queda a su lado. Sin saber aún que la había hecho explotar a su amiga así.

— Entonces me iré yo — amenaza, toma fuerza y entra en su cuarto, cerrando la puerta y echando el pestillo detrás para que Christine no pasara.

Recoge rápidamente todo lo básico que necesita y vuelve a salir, encontrándose con Letchs esperándola.

— Olive, no te vayas, no seas así, podemos hablar, ¿Por qué has hecho eso? — pregunta refiriéndose a atacarla con su magia.

La azabache niega, reteniendo sus lágrimas, y abre la puerta de la casa.

— ¡Olive! — Christine la mira triste e intenta agarrar su brazo, pero ella se suelta.

— Mi padre murió hace dos semanas, cuando tú estabas con tus nuevos amigos — admite, cerrando rápidamente la puerta al notar como una lágrima caía por su mejilla, y echó la llave, dejando a Chris encerrada dentro.

Escuchó como aporreaba la puerta gritando su nombre junto con disculpas y luego un pequeño sollozo. Ella reprimió el suyo y bajó por las escaleras, borrando las lágrimas que bajaban por sus mejillas, volvería a por lo que le faltaba para irse a Europa cuando Chris se fuera a Washington a ayudar a los Vengadores.

El tiempo que tenía hasta ese momento, podría usarlo para pensar en qué diablos había hecho, porque ya no le valdrían los arrepentimientos.

                 -ˋˏ ༻❁༺ ˎˊ-

Penúltimo capítulo, la cuenta atrás se acaba.

¿Qué tal os ha parecido? ¿Fuerte?

Decirme vuestras opiniones

Darle love 💣❤️

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro