⟣ 𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟎𝟐 ⟢

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El temor de ser juzgada por el pueblo por ser maldita la llevó al extremo de suplicarle a alguien que odiaba a todo el mundo, incluso el pueblo mismo. Pero sin importarle aquello, le suplicó, rogó, y lloró con el fin de que le ayudará. Pero no logró nada más que la repulsión de aquella persona.

Su desesperación se le notaba, su miedo de ser rechazada por el hombre que amaba fue enorme.

Todo por no concebir hijos.

⸻Amina. ⸻Yeray llamó al nombre de su hermana, pero al ver un vestido volar directamente a su cara le hizo reaccionar agachándose con los nervios de punta. ⸻¡Amina! Tranquila, debe estar por aquí.

⸻¡No Yeray! Aquí debería estar si así fuera.

Amina buscaba por todos los lugares de su habitación, aunque el ático le sentaba un poco mal como una pieza.

Pero poco le importaba donde dormía en esos momentos, lo único que le importaba era encontrar su tan preciado libro, el libro de su historia, el libro que una voz le dictaba que escribiera.

Era un desastre el ático, vestidos maltratados, pero limpios por todos lados, la cama revuelta con el colchón fuera de su lugar y ni se diga el pequeño escritorio improvisado. Yeray estaba ayudando a encontrar el cuaderno, aunque su hermana le llamara libro. Esos dos intentaban buscar el objeto, aunque uno con más desesperación que el otro.

Pronto los nervios comenzaron a subir por la espalda de la niña, sintiendo un ligero dolor en el pecho y el frío inminente, haciéndola temblar. Raras sensaciones la volvieron un manojo de nervios, la ansiedad comenzó atacar, haciéndola ver cosas que no había ahí realmente.

Niños por todos lados, señalando su lugar y ver como uno de los tantos niños lanzaba una piedra hacía ella. Del espanto gritó, su hermano con temor fue tras ella para evitar que cayera de golpe al suelo, y aún sin darse cuenta ella intentó correr, ya que de alguna manera algo la había impulsado a correr tras la piedra que le habían tirado, pero en su imaginación cayó en sus pies de un extraño, uno que jamás había visto en su corta vida.

⸻¡Devuélveme mi libro! ⸻Gritó pensando que ahí estaba enfrente.

Su movimientos intentaron liberarse de los brazos protectores de su hermano, pero la ansiedad le hacía llorar por conseguir aquel dichoso libro; no quería que nadie mirara sus escritos pues eran personales, y una voz dentro de ella le decía que no debía permitir que nadie lo leyera.

⸻¡Amina! ¡Ahí no hay nadie!

Y la voz de su hermano la hizo entrar en razón.

Sus ojos parpadearon, sintiéndose débil, teniendo en mente la voz extraña como recuerdo y percibiendo que había sido solo una alucinación. Una donde nada de lo que vio era realmente real, una jugada sucia de su mente. Así que se calmó dejándose caer en los brazos protectores de su hermano.

⸻Amina...

Aquella voz de Yeray le hizo estremecer, girando a verlo con un semblante de miedo y terror. Pronto el miedo se apoderó de ella, su corazón palpitaba fuerte, sintiendo las ganas de salir corriendo sin rumbo alguno.

⸻Yeray, debo encontrar ese libro...

Su hermano asintió al verla con los ojos hinchados, llenos de lágrimas y un temblor notable en su cuerpo; con delicadeza limpiaba sus lágrimas, besando su frente con cariño y sonreír de lado con simpatía.

⸻Vamos a encontrar ese libro. Te lo prometo. ⸻Habló confiado de su palabras, intentando darle confianza a su hermana.

⸻¡YERAY! DEJA A TU INÚTIL HERMANA Y VEN AHORA.

Yaray rodó los ojos con exasperación, sintiendo asco por la forma en la que trataban a su gemela, y aunque ella también notaba lo molesto que se ponía cuando la llamaban así, dudaba en su interior si así es.

Yeray se aferró más a ella, con la intención de no hacer caso y quedarse al lado de la niña, pero ella por la incomodidad de su pensamientos lo alejó con disimulo y le sonrió.

⸻Estaré bien...ve hacerle caso a mamá.

⸻Pero...⸻Fue interrumpido por otro grito de su padre. ⸻Ahg...Vendré tan pronto como pueda. ⸻Le da un beso rápido en su frente. ⸻No tardó.

Se levantó y con calma se despidió con la mano hacía su hermana, con pasó lento desapareció del ático, bajando las escaleras hasta perder la cabellera rubia de su hermano.

Cuando lo perdió de vista, rápidamente buscó su capa para salir.

Ella tenía prohibido salir de casa sin una capa, una que oculte muy bien su cara y su cuerpo.

Aquello no le desagradó por completo, usándolo como ventaja y pasar desapercibida del pueblo y de sus padres, aunque estaba en contra Yeray.

Tomó su mochila pequeña, colocándola en su cintura y asegurarse que no se caería por la carrera que tomaría una vez pisara fuera de su "casa". Dejó una nota en la cama desordenada, y se puso las botas para correr si lo necesitaba y de último guardó un lápiz y su pañuelo.

Tomó aire y salió del ático sin llamar la atención de nadie, o eso creyó cuando su padre la tomó de la capucha de la capa y la jaló bruscamente obligándola a verlo. Sus ojos verdes, destellando en asco y enojo, pasándolos y analizando su rostro afligido y asustado.

⸻¿Donde crees que vas, pequeña mierda?

Aquello lo escupió con odio absoluto, casi dejándola paralizada del temor a que le pegaran.

⸻A-A la biblioteca...⸻Tartamudeo presa del pánico.

Luego de eso la soltó bruscamente, empujando lejos de él y verla con semblante serio.

⸻Vete entonces.

La niña asintió y salió despavorida de aquel lúgubre lugar al cual obligadamente llama hogar.

Eran las seis de la tarde, por lo que el sol comenzaba a ocultarse, dejando sus últimos rayos de sol en el cielo observando un hermoso atardecer naranja, rosado y azúl. Pero ahora poco le importaba.

Su misión ahora era buscar el libro en la escuela, y con su singular agilidad no le costaría nada entrar y salir.

Un esqueleto sabía que debía volver al lugar que debe de cuidar, aunque estaba en la biblioteca por la ayuda que le habían pedido. Mover cajas cargadas de libros grandes y pesados, aunque a él no le costaba casi nada mover aquello.

Su fuerza era muy bien recibida en aquel lugar, elogiando sus agallas y su amabilidad.

Pero su vista se quedó congelada en uno de los estantes que un niño había pasado, dejando un libro tirado en el suelo.

⸻¿Dream? ⸻Masculló al ver que el mencionado ya no estaba haciendo lo que le habían pedido.

Aquel soñador camino hasta el libro, notando pequeños diseños en plata y cuero negro, no tenía nombre, mucho menos el nombre del autor. Pero era muy llamativo el libro. Lo abrió y se dio cuenta que estaba escrito a mano, y su letra era hermosa, una caligrafía impecable.

Dream pronto sonrió al tener una idea maravillosa con aquel pequeño libro.

⸻Señora. ¿Me lo puedo quedar?

Aquello le fue una sorpresa a la encargada del lugar, tomando el libro que le había extendido el esqueleto. Lo investigó por encima y aunque se dio cuenta que no era del lugar, le sonrió y asintió.

⸻Claro Dream. Es tuyo si lo quieres. ¿Quieres otro libro?

El esqueleto sonrió emocionado.

⸻¿Puedo tomar otros libros prestados?

⸻Son tuyos Dream, como agradecimiento por tu ayuda. ⸻Le entregó el libro al soñador con una sonrisa amable. ⸻No sabía que te gustaba leer.

Él soltó una risa divertida. ⸻Mi hermano los lee para que duerma.

Aquello le llenó de ternura el pecho a la señora, sonriendo con amabilidad y dejando que el pequeño soñador eligiera los libros. Pero ninguno de los dos se había dado cuenta que aquel niño que dejó el libro sonrió con malicia.

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