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23 de diciembre

Kim SeokJin:

Hola, SeokJin. Tal vez lo primero que te preguntes al sacar esta hoja de papel del sobre y descubrir la imagen que te dejé, sea: ¿Quién demonios es este chico?

La respuesta, puede que no te parezca muy coherente o que te sea decepcionante. Sin embargo, escribí esta carta precisamente para eso, para decirte quién soy y qué es lo que siento por ti.

No estoy muy seguro de que sepas mi nombre o de que puedas reconocerme en la escuela, no obstante, te lo diré. Mi nombre es Kim NamJoon, y estamos en el mismo salón desde que entraste a la escuela.

Para darte una explicación más clara de quién soy, te diré que soy el chico que casi nunca se rodea de amigos; soy un solitario, pero no por elección. Exactamente, soy el chico moreno que se sienta detrás de ti en cada clase. No creo que antes de leer esto supieras mi nombre, pero a lo largo de esta carta, te explicaré más acerca de mí.

Quería comenzar diciéndote que ésta no es la primera vez que me siento en el escritorio de mi cuarto frente a la computadora a escribirte una carta. Te podría decir que ésta es la carta número doce que te escribo en todo el tiempo que llevo de conocerte. ¿Qué ocurrió con las demás? Bueno, podría decirse que la mayoría de las veces las escribía cuando me sentía frustrado por no poder confesarte mis sentimientos. Las rompí.

Hubieron demasiadas veces en las que me puse a escribirte mis sentimientos, era una manera de hablar contigo sin que me oyeras. ¿Qué puedo decir? Funcionó por un tiempo.

Cada carta escrita por mí, terminaba hecha pedazos y en el bote de basura que está a mi lado. Y la verdad es que estoy harto de no poder darte ni siquiera una carta diciéndote todo lo que siento por ti.

Ésta vez, después de haberlo pensado por mucho tiempo, decidí que te la daría de verdad. Porque lo peor que podría pasar, que sería que no me hablaras más, ya está pasando. Creo que no recuerdo ni una sola vez en la que de verdad hayamos intercambiado palabras. Al menos no recientemente.

Pero llega un punto en el que ya no aguanto más, quiero decírtelo todo. Mi corazón me exige que te lo diga en persona y lo grite a los cuatro vientos, pero cada que te veo, no puedo evitar sentirme diminuto y dar un paso atrás.

Porque cada vez que te veo, mis ojos se llenan de lágrimas, siento una presión enorme en mi pecho y un nudo en el estómago. No puedo mirarte a los ojos, no podría sostenerte la mirada aunque te fijaras en mí.

SeokJin, eres muy especial para mí. Desde la primera vez que te ví, sentí que eras la correcta definición de: perfección. Porque desde la primera vez que te apareciste en mi campo visual, no pude despegar mis ojos de tu perfecto rostro.

Es que el simple hecho de ver tus preciosos ojos hace que me sienta conmovido a más no poder y mis ojos de cristalicen. Quiero decírtelo, quiero gritártelo, porque he llegado a la desesperación. Necesito decirte que eres perfecto, eres como un ángel para mí.

Me sorprende que no tengas unas hermosas alas blancas en tu ancha y perfecta espalda. Me sorprende de verdad el hecho de verte caminando por los mismos pasillos que yo. Quiero saber si estoy soñando, entonces me pellizco, y me doy cuenta de que de verdad existes, y que jamás te fijarías en alguien como yo.

Porque eres tan especial y yo... soy un idiota. Yo soy un don nadie. Tú eres la persona más hermosa que he visto en mi miserable vida. Eres como un ángel, de verdad te lo digo.

Desearía ser especial, tú lo eres demasiado. Pero no soporto el hecho de que yo soy nadie, soy una persona extraña. Ni siquiera yo sé qué demonios hago en este mundo, sufriendo por alguien que en su vida me haría caso.

Siento que no debería estar en el mismo planeta que tú, mucho menos respirando tu mismo aire. He estado en esta situación miles de veces, en la que te escribo todo esto y al final me arrepiento y pienso que... aunque tú llegaras a leerlo, no te importaría quién agarró el lápiz y se sinceró escribiendo.

Pero justo ahora no me importa si duele, quiero decírtelo todo. Y puedes tirar la carta si quieres. Lo único que quiero es poder estar a tu altura, ser tan especial como tú. Demonios, ¡desearía ser tan perfecto como tú!

Desearía tener un cuerpo perfecto como el tuyo, unos labios tan rosas y suaves como los tuyos. Desearía que mi sonrisa fuera tan linda como la tuya, o que mi alma fuera la mitad de deslumbrante que la que tú posees.

SeokJin, estoy desesperado porque sepas que existo. Muchas veces desearía poder tomar el control de la situación y acercarme a ti. Quiero poder acercarme y presentarme correctamente, verte sonreír amablemente y que te intereses en mi persona; en mi pobre e insignificante persona. Estoy frustrado porque notes cuando no estoy y cuando sí.

A veces veo tu sonrisa y lo único que pasa por mi mente es la fantasía de que esa magnífica sonrisa tuya sea dirigida hacia mí. Pero sé que no puedo pedir eso cuando ni siquiera me atrevo a acercarme a ti.

Y no sabes cuánto duele estar en mi lugar, porque quiero hacer lo posible porque me notes, porque quiero que alguien tan especial como tú me note y esté conmigo.

Jin... te amo desde el primer momento en el que te ví. Y mi corazón y vista están adoloridos cada vez que te veo pasar frente a mí sin siquiera darte cuenta del maldito amor que siento por ti.

Tengo la certeza de que no te acuerdas de tu primer día en la secundaria, del día en que nos conocimos. El día en que caminabas con una inseguridad que ya no existe más, ese día te recuerdo usando lentes negros y con miles de libros sobre tus manos.

Unos chicos te empujaron y caíste al suelo, estoy seguro de que te raspaste las rodillas. Y también estoy seguro de que no te acuerdas del chico de cabellos negros que te estiró una mano y te ayudó a levantarte. Ese era yo. Recuerdo que ví un libro acerca de animales y te lo pasé, me sonreíste y no pude evitar enamorarme perdidamente de ti.

Soy el mismo chico que te regaló rosas rosas el día de San Valentín el año pasado. Estoy seguro de que al abrir tu casillero pudiste encontrarlas, y pude ver tu gran sonrisa cuando las tomaste en tus manos y las oliste.

Cada que te veo sonreír o escucho tu peculiar risa, me siento vivo, me siento completamente feliz. Es casi automático; ver esos hermosos labios estirarse en una sonrisa cuando ves algo que te gusta o te sientas en el campo de la escuela a observar las nubes, me hace sonreír de la misma manera.

Y muchas veces me he preguntado qué es en lo que piensas cuando ves las nubes. La verdad es que no tengo ni una mínima idea de qué es lo que pasa por tu brillante mente. Pero sí sé que adoro observarte, aún cuando estás con otros chicos y les sonríes a ellos.

Porque te amo, y sé que si algo te hace feliz, me hará feliz a mí también. Porque eres la persona más importante en mi vida, y lo único que quiero hacer en este momento, es poder mirarte a los ojos y decirte que te amo.

Eres el ser más perfecto que he visto, y muchas veces me pongo nervioso con sólo mirarte o escuchar que estás cerca de mí. Porque siempre he preferido quedarme en las sombras antes que hablarte; tengo miedo de arruinar todo.

Y antes de que pienses que soy un acosador, te diré que no estoy seguro porque no soy Aristóteles o Epicuro, pero sé que si a alguien le gusta alguien o algo, va a querer verlo todo el tiempo. Aún cuando el hecho de ver a esa persona duela.

Y no puedo ser egoísta, porque aunque quiera ser feliz junto a ti, quiero que tú estés feliz junto a quien tú quieras. No podría soportar que tu sonrisa desapareciera, y como siempre, se me rompe el corazón cuando te veo triste o decaído.

Soy alguien que te ama en secreto. Soy ese chico al que le encanta tu cabello, no importa las veces que te lo pintes o te quejes por la manera en la que está peinado. Pero a pesar de que lo niegues, para mí, te ves mucho más guapo con el cabello peinado a hacia arriba.

Desearía poder estar a tu altura para decirte todo lo que siento por ti, pero soy un fenómeno. No te fijarías en mí ni aunque fuera tú última opción en el mundo.

Y perdóname por esto. Perdóname por sentir todo esto, pero no puedo evitarlo. De verdad, verte en mi día a día me ayuda a no sentirme tan adolorido todo el tiempo. Y no hay nada que me pueda ayudar; el del corazón, es un dolor que no se cura ni rápido ni fácil. Y mucho menos cuando somos adolescentes.

Necesito confesarte que muchas veces me encierro en mi cuarto y escucho música triste, mientras pienso en que jamás seré suficiente para ti y me hundo en mi propia miseria.

Siento que todo mi alrededor está oscuro, no hay nadie que me pueda ayudar a salir de esto. Y tengo un corazón roto, un corazón roto que he intentado curar sin éxito. Lo lamento SeokJin, soy patético.

Te amo. Te amo. Te amo.

Escribirlo se me dificulta, decírtelo... sería mil veces más difícil. Pero es la verdad, y lo hago como no tienes idea. Lamento también las marcas de agua sobre la hoja, son lágrimas que no pudieron evitar salir de mis adoloridos ojos.

Es tan difícil decírtelo... es tan difícil siquiera acercarme a ti. Tengo miedo de lo que vayas a pensar de mí, estoy aterrorizado por la posibilidad de que no quieras ni conocerme y que sólo tires esta carta a la basura; estoy casi seguro de que lees miles de cartas de este estilo a la semana.

Muchas veces, siento que no pertenezco aquí. Pero aún tengo esperanzas de que llegues hasta esta parte de la carta y te des cuenta de que hay alguien que te ama con todo el corazón, y que haría cualquier cosa por ti. Incluso escribiría una carta diciéndote todo lo que siente por ti y te la daría al siguiente día en la escuela.

Kim SeokJin, estoy perdidamente enamorado de la persona que eres. De esa persona que se preocupa por los demás a su al rededor y que aprecia los detalles de la vida; que juega videojuegos con sus amigos todos los viernes y deja la tarea para el último momento. Del chico que adora a los animales y siempre ve la manera de ayudarlos. Adoro la manera en la que cuidas a tus amigos, y cómo te sacrificas antes que todos para que puedan seguir adelante.

No soy ni la mitad de perfecto que tú. Tampoco soy una persona tan hermosa ni cariñosa como tú, pero puedo intentar sacar lo mejor de mí. Sé que soy un fantasma para ti, alguien que ni siquiera existe y que sólo se queda en las sombras a observar. Pero la esperanza es lo último que muere, y no tengo nada que perder en este momento.

Te amo, te amo demasiado.

Te amo hasta el punto de querer entregarte mi alma y de poder darte todo lo que desees para mantenerte feliz. Porque no quiero que jamás te falte nada o sufras por algo o alguien.

Me cuesta escribir esta carta, mucho más sabiendo que ésta vez, te la daré el día de mañana, y con suerte, la leerás.

Espero que hayas llegado a esta parte de la carta sin tirarla a la basura o ignorarla. Pero si lo hiciste y en el remoto caso de que quieras conocerme, la foto que venia dentro del sobre es mía. Si te interesa, puedes buscarme y entonces sabré que la has leído completa.

De verdad estoy agradecido de que te hayas tomando el tiempo de leer todo esto y... si quieres conocerme, búscame.

Siempre tuyo, Kim NamJoon.

Era lo que decía el papel que estaba dentro del sobre que tenía escrito:

𝒫𝒶𝓇𝒶: 𝒦𝒾𝓂 𝒮𝑒𝑜𝓀𝒥𝒾𝓃
𝒟𝑒: 𝒦𝒾𝓂 𝒩𝒶𝓂𝒥𝑜𝑜𝓃, 𝓊𝓃 𝒸𝑜𝓇𝒶𝓏𝑜́𝓃 𝓇𝑜𝓉𝑜.

El chico moreno, escritor de la carta, caminaba con inseguridad y pensamientos de arrepentirse hacia el chico de cabellos grises que estaba sentado en el campo de fútbol mientras leía un libro. Casi todos los días iba ahí a la misma hora, sacaba sus lentes negros y comenzaba a leer sus historias favoritas.

Respiró antes de acercarse mucho más, y apretó en sobre en su mano.

—SeokJin... —habló el moreno lo suficientemente fuerte como para que el blanco de hombros anchos lo volteara a ver. Conectaron miradas y, tal como decía en la carta, NamJoon se sintió nervioso hasta los huesos.

—¿Sí?

—Ésta carta es para ti. —Jin mostró su grande sonrisa y se levantó del pasto, metió su libro a su mochila y colocó esta última sobre su espalda.

—Muchas gracias. —NamJoon le estiró el sobre y notó en sonrojo del mayor en sus mejillas, se sintió completamente enamorado.

El de cabellos grises le sonrió antes de guardar el sobre en su mochila e irse de ahí. El moreno se sintió desmayar, en realidad, lo único que le quedaba era esperar a que el otro sí leyera su carta.

—¡NamJoon! —el chico que caminaba por los pasillos con los ojos llenos de lágrimas —por pensar en lo deslumbrante que era el ser de SeokJin—, volteó y vió al chico de sus sueños correr hacia él.

Sonrió. Porque al final, sí había leído la carta, lo conocía, y sabía su nombre.

—Jin... —el de cabellos grises se mostró algo inquieto.

—NamJoon... perdí la carta que me diste hace dos días. No pude leerla, pero supongo que me puedes decir el contenido. —habló apresurado. Tal vez era una pequeña mentira y sí había leído la carta. Se sintió tan conmovido y a la misma vez entusiasmado por el contenido que quiso escucharlo de él.

NamJoon sintió ese nudo en el estómago. Entonces... ¿SeokJin no había leído la carta? En consecuencia, no sabía de sus sentimientos aún... no se sentía capaz de decírselo en persona.

"¿Por qué eres un jodido cobarde, NamJoon?" Se preguntó a sí mismo y decidió que no le diría la verdad.

—Oh, decía: Feliz Navidad, SeokJin. —el mayor sintió su sonrisa desaparecer y sus ojos picaron al observar la sonrisa y los hermosos hoyuelos del moreno.

Mientras leía la carta una y otra vez en su cama, pensaba en lo feliz que lo hacía saber que sus sentimientos eran correspondidos. Pero al parecer, Kim NamJoon no tenía las agallas para decírselo en persona.

Antes de continuar con su camino y reunirse con el novio al que tenía planeado terminar en cuanto NamJoon le dijera la verdad, agradeció y se despidió con el corazón adolorido.

—Gracias, igualmente.

Fin.

©𝚄𝙽𝙶𝙺𝙿𝙾𝙿𝙻𝙾𝚅𝙴

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Sι тe ɢυѕтó, ɴo olvιdeѕ voтαr, coмeɴтαr y coмpαrтιr. Dαтe υɴα vυelтα por мι perғιl.

Brιɴdeмoѕ porqυe el NαмJιɴ ѕeα reαl.

Noѕ leeмoѕ.

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