Iraq

Druig sonrió ante la evidente mirada de Gale hacia él. Sabía que un simple cambio de ropa a una chaqueta de cuero, unos jeans marrones y unas gafas de sol bastarían para atraer toda la atención de su amante. Eso hizo que su corazón diera un salto y apretó un breve beso en los labios de Gale, que seguían siendo tan suaves y dulces como siempre. Fue respondido con una risita antes de que Sprite los volviera invisibles y siguiera al resto del grupo.

Los arqueólogos que excavaban las ruinas de la zona levantaron el cuello y dejaron caer sus herramientas. Sus ojos brillaron y se dirigieron involuntariamente a sus vehículos, alejándose de su campamento de investigación. Sprite agitó los brazos y todos los Eternos volvieron a ser visibles, continuando su camino con bastante frialdad. Las gafas de sol les hacían sentir más seguros.

Phastos detuvo sus pasos y sacó su dispositivo mostrando una versión en miniatura de la nave espacial triangular. La energía zumbó y Gale agarró la mano de Druig cuando el suelo se hundió un poco más. La nave espacial levitó del suelo y Karun lo filmó todo, boquiabierto.

―......El Domo.....―

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―Una atmósfera inquietante llena el aire. Una inquietante quietud ahoga nuestros pulmones. ―susurró dramáticamente Kingo mientras el grupo se abría paso por los pasillos de la nave que no habían pisado en años.

―¿Qué están haciendo? Sabes que nos estás asustando. Lo sabes, ¿verdad? ―espetó Phastos.

Un objeto estalló de repente, haciendo eco en los pasillos vacíos. Un escalofrío recorrió todas las espinas dorsales, pero el resto mantuvo la compostura. Phastos y Gale ya habían saltado, agarrándose con fuerza el uno al otro. ―¡Oh, Dios mío! Mantén la calma, T, por favor! ―Gritó el inventor y le siguió el estruendo de un trueno bajo.

―Oh, mi hermoso, precioso cariño, ven aquí. ―Druig susurró y rió, encontrando a su amante demasiado adorable y lo acercó. También le disgustaba que Phastos y Gale estuvieran demasiado cerca a pesar de saber que los dos preferirían morir antes que sentir algo el uno por el otro.

Phastos se desahogó con alivio y se agachó para recoger una bolsa verde de patatas fritas sin aire de debajo de los pies de Thena. ―Papas fritas. ―Se rió nerviosamente: ―Sólo son papas fritas.―

―Como puedes ver, ser un Eterno no te impide tener emociones humanas como la cobardía. ―Kingo se enfrentó a la cámara una vez más y habló, consiguiendo una expresión de ofensa por parte de los dos Eternos cobardes.

Todos jadearon al entrar en el otrora pulcro laboratorio. Gale vio a su amiga sentada frente a una silla tipo trono colocada sobre la mesa. La Eterna leía rápidamente el libro que tenía en la mano, terminando un libro entero antes de que él pudiera siquiera captar una palabra. Todo el lugar estaba desordenado y lleno de libros y objetos de todo tipo.

―¿Qué ha hecho? ¿Es eso un sarcófago en mi laboratorio? ―Phastos entró en pánico, escaneando su precioso laboratorio.

―Se trata de Makkari. ¿O debería decir la señorita Havisham? Hace siglos que no la vemos. ―Presentó Kingo y Makkari sonrió, dejando su libro en el regazo.

―Hola Relámpago. ―Ante el saludo de su amigo, se aceleró y lo envolvió en un breve abrazo recibiendo una carcajada de Gale.

Saludó con la cabeza a los demás. ―¿Listos para ir a casa? ―Dijo por señas, ignorante de todo lo que ocurría. Suspiró ante las miradas tímidas que recibió de sus compañeros que la juzgaban.

Mientras Phastos empezaba con algunas de sus cosas de ciencia y Kingo ponía al día a Makkari de todo, Gale se paseaba mirando todos los objetos que sus amigos habían recogido a lo largo de los años. Sonrió ampliamente y recogió una tablilla de color esmeralda. Llevaba más de siglos esperando tener en sus manos la rara tablilla que se creía mítica.

Aunque el manipulador del tiempo se distrajo en medio cuando vio a Thena agitando una afilada espada de plata. ―Oye, Blueberry, por favor, mantén esto a salvo por mí. ―Se lo acercó a la desconcertada Ikaris, que suspiró.

Sprite bajó el pergamino que estaba leyendo para echar un vistazo. ―¿Es esa la hoja de ébano? ―Preguntó Gale, curioso.

―Excalibur. ―Thena sonrió con satisfacción continuando a agitarla en el aire.

Gale soltó una risita. ―Arturo siempre estuvo enamorado de ti. ―Recordó.

Mientras tanto, Druig también buscaba intrigado en el montón de objetos. Tomó una caja de bocadillos humanos al azar y la agitó llamando la atención de Ikaris, que había estado mirando fijamente la tableta que Gale le había acercado. Los ojos de ambos se posaron en los objetos del otro y compartieron una mirada cómplice. Ikaris miró a Gale, que estaba hablando con Thena y Sprite, pero decidió que dársela a la amante del cabello rizado no le haría ningún daño. Así que, en silencio, intercambió sus objetos sin ver la sonrisa de la ojiazul.

Gale se giró al sentir un dedo que le tocaba el hombro y sonrió a Druig que le sonreía ligeramente. Levantó una ceja en señal de sospecha al ver qué travesuras estaba tramando de nuevo su amante.

―Entonces, ¿cómo has acabado consiguiendo esta tableta de esmeralda? ―La puso a su vista y Gale miró ligeramente a Ikaris antes de intentar arrebatársela. Fracasó y, en cambio, sólo se acercó a la cara de la amante, lo que provocó un sonrojo para él y una sonrisa para la otra. ―Mi bello, hermoso, cariño. ―Terminó y su tono de voz bajó octavas, el acento hizo más difícil que Gale siguiera mirándolo.

―Idiota jugador de mentes. ―Refunfuñó y finalmente se lo arrebató de las manos, los ojos se abrieron de par en par cuando Druig le impidió desviar la mirada tomándolo suavemente de la barbilla e inclinando la cabeza hacia abajo ya que era más alto.

―Entonces, ¿realmente me extrañaste? ―Susurró sabiendo ya la respuesta pero queriendo burlarse de su encantador amante. El más alto se mordió el labio, asintiendo tímidamente y los dos soltaron una risita de vértigo.

―Lo siento, ¿qué estamos viendo? ―Phastos arruinó el momento como siempre, ―Porque esto... ―su dedo señaló entre los dos.

―¿Esto es nuevo? ―cuestionó Kingo y los dos se preguntaron si realmente habían sido tan sutiles. ―Porque lo odio.―

―Los voy a electrocutar a ustedes, Blast y Wiz. ―Amenazó Gale juguetonamente y eso fue suficiente para que retrocedieran en sus comentarios.

―Phastos, necesito controlar la mente de un Celestial. ―Dijo Druig.

―Bien, prepárate para ello. ―El hombre habló por señas para que Makkari lo entendiera y mostró en el aire un conjunto brillante de pequeños objetos redondos.

Se hizo el silencio durante unos segundos y todos compartieron cejas levantadas y expresiones de desconcierto, Phastos claramente frustrado por su falta de comprensión.

―¿Nos has hecho brazaletes? ―preguntó Kingo, asombrado.

―Así que, aquí hay un poco de Celestial 101. Los celestiales son los generadores de energía más poderosos del universo.―

Mientras Phastos daba otra larga y aburrida explicación, Druig dio un suave codazo en el hombro de Gale, que se giró y se rió ante la sonrisa del primero. Puso los ojos en blanco y entrelazó los dedos, y le pareció divertido que el controlador mental volviera a darle un codazo cada pocos segundos.

―Cuando Arishem nos creó, nos imbuyó de energía cósmica infinita para que nuestros cuerpos se regeneraran. Los brazaletes, en teoría, cierran nuestro proceso de regeneración. Y una vez que eso ocurre, nuestros cuerpos acumulan energía cósmica extra.―

El labio inferior de Gale se hundía entre los dientes inferiores y asentía de vez en cuando fingiendo entender aunque lo único que su cerebro entendía era nada. Su mente estaba en blanco. Y Druig se rió al notarlo.

―¿Para qué? ―preguntó Sersi.

―Bueno, si los Desviantes pueden absorber nuestra energía, ¿y si nosotros también podemos absorber la energía de los demás?. ―El inventor devolvió la pregunta.

―Ahora lo entiendo. ―susurró Gale.

―¿Lo entiendes? ―firmó Makkari, captando su cara de revelación.

―Un poco. ―Admitió.

―Si puedo encontrar una forma de conectarnos a todos, uno de nosotros podría volverse inmensamente poderoso, tirando de la energía acumulada del resto, formando........ ―Los brazos de Phastos controlaron las espirales doradas en el aire para que todas se conectaran en un círculo en el centro. Hizo una pausa dramática y todos quedaron impresionados. Hasta sus siguientes palabras. ―Una UniMente. ―Aplaudió y sonrió con orgullo.

Se produjo un silencio incómodo, en el que todos se preguntaron por qué habían pensado que Phastos podía parecer genial durante más de un minuto. Gale y Makkari se apoyaron el uno en el otro, muriéndose de risa silenciosa mientras el inventor comenzaba a explicar de nuevo.

―Uni significa "uno", "mente" significa "mente".―

―Oh, no, te hemos oído la primera vez. ―Afirmó Kingo.

―Terrible nombre. ―Comentó Sprite con un movimiento de cabeza decepcionado.

―Vamos a hacer una tormenta de ideas......, ―se interrumpió el actor y exclamó con orgullo: ―¡Una tormenta de ideas!. ―Miró al resto. ―¡Ese es un nombre mucho mejor!―

―No, lo he inventado yo. Así que lo llamaré como quiera. ―replicó Phastos.

Gale formó a propósito un viento helado para detener su discusión, lo que consiguió, además de hacer que todos se estremecieran. ―Así que, supongamos que el Controlador de la Mente puede poner a dormir al Bebé Alien (su nuevo apodo para Tiamat, entreteniendo a los demás), ―se interrumpió, ―¿Entonces qué?―

―Encontramos a los humanos un nuevo hogar en otro planeta. contestó Sersi como si fuera algo sencillo de hacer.

Sprite esbozó una sonrisa falsa. ―¿También vamos a construir una gran nave? ―Preguntó con sarcasmo: ―¿Llevar un par de cada animal?.―

―Bueno, ¿sabes lo que nunca ha salvado el planeta? ―Phastos contraatacó, igual de sarcástico que el anterior: ―Tu sarcasmo.―

―La colonización del espacio podría llevar décadas. ―Una frase lógica salió realmente de Sprite.

―Puede ocurrir rápidamente con nuestra ayuda. ―Sersi estaba decidido.

―¿Y si acabamos matando accidentalmente a Tiamut? ―Kingo seguía dudando del plan. ―Podríamos ser responsables de que miles de millones de vidas no sean creadas en todo el universo. ―Señaló a Ikaris, que tenía los ojos bajos: ―Jefe, ¿tengo razón?.―

Ikaris permaneció en silencio, sumido en sus pensamientos y eso molestó al pequeño Sprite que tenía cerca. ―Di algo, Ikaris. No crees que debamos hacer esto.―

Todas las miradas se clavaron en el miembro más fuerte que tenía los brazos cruzados y la mente aún sumida en sus pensamientos. ―Ajak eligió a Sersi para liderarnos. Sersi debe decidir. ―Finalmente se expresó verbalmente.

Gale y el resto chasquearon la cabeza hacia la mencionada Eterna en el lado opuesto mientras ella permanecía inmóvil, congelada y sin palabras.

―Olvídate de a quién eligió Ajak. Tú eres la más fuerte. Tú deberías tomar esta decisión. ―Incitó Sprite pero se encontró con el silencio y no era la respuesta que deseaba. ―Bien. Sigue mintiéndote a ti mismo.―

Y con eso, se marchó ignorando la llamada del hombre por el que tenía una afición unilateral. Ikaris suspiró y salió también, Phastos se burló de Kingo que la siguió.

―Sí. Diversión. ―Refunfuñó Gale, apoyando su cabeza en el hombro de Druig, los dos machos se quedaron en la esquina con la compañía del otro en un cómodo silencio de rara paz.